sábado, 18 de marzo de 2023

¿ Existen los Espíritus ? (3)

   INQUIETUDES  ESPÍRITAS

1.- La Reencarnación

2.- En las fronteras de otro mundo  (3)

3.- ¿ Existen los Espíritus? (3)


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                  LA REENCARNACIÓN
                            

     El estudio de este tema, nos ayudará a comprender la realidad de la Reencarnación; cómo se lleva a cabo la evolución del Ser espiritual y al profundizar en el mismo, comprenderemos cómo esta realidad, más allá de ser una teoría, es una gran verdad que ha sido deformada por las religiones, las supersticiones, el materialismo y la ignorancia  popular, de modo que para evitar su desaparición, ha tenido que permanecer ocultada en occidente hasta  hace pocos años, cuando han comenzado a salir a la luz tantas verdades ocultas que han hecho tambalearse  tantos dogmas religiosos, y filosóficos.
      El estudio y comprensión de la Reencarnación, nos da las claves y las respuestas a tantos problemas del Ser humano, pues comprenderemos cómo en ella actúa constantemente la Ley de Causa y Efecto que la regula.
      Pero, ¿Qué es la Reencarnación ?
      El tema es bastante complejo y amplio, porque rellena muchas lagunas que quedan  vacías sin él, y se puede abordar desde muchos puntos de vista y actitudes.
      Para poder tratar este asunto, necesariamente antes hay que asumir la realidad de la existencia de un alma inmortal  que, en esencia, es lo que somos cada ser humano y que es  nuestra misma esencia existencial que se enmarca dentro de un proceso evolutivo. Esta Esencia, a la que llamamos Alma o Espíritu,  es una  Creación Divina inmaterial, pero tan real como reales son los rayos de luz aunque no los veamos sino cuando inciden sobre un cuerpo sólido al que iluminan.
      Existimos en un universo en donde todo es energía en diversos grados de vibración o frecuencia.  Todo cuanto vibra en el Universo, por ley de Afinidad, es atraído hacia lo que le es semejante, sintonizando en una misma frecuencia de ondas vibratorias, y según sea este nivel de  vibración, el Espíritu también es atraído al plano físico para renacer; este proceso  depende  en primer término de su  sintonía magnética con el medio adecuado para su adelantamiento y según sean sus merecimientos que desde vidas anteriores han forjado su propia  vibración espiritual.
      La Reencarnación o Ley de vidas sucesivas,  es una  Ley Natural que tiene la función de cumplir y realizar la Ley de Evolución, y que rige para todo el mundo por  igual, así como para todos los mundos que existen en el Universo.  Por ella comprendemos como cada  vida humana viene a ser como un eslabón de una larga cadena que le une hacia atrás y hacia delante solidariamente con eslabones distintos o existencias  humanas diferentes, pasadas y futuras, referidas todas ellas a un mismo Ser espiritual. Supone el paso del Espíritu humano a través de múltiples y variadas existencias en las vidas por  los mundos físicos, a fin de superar diversas pruebas y situaciones que le permitan obtener las necesarias experiencias  para poder  evolucionar, creciendo en inteligencia y en Pureza espiritual, lo cual conlleva el crecer en ciencia, sabiduría y Amor, que son atributos Divinos .
    Para llevar esto a cabo,  en cada una de esas vidas utiliza  un nuevo cuerpo físico con el que nace de nuevo cada vez, a veces como hombre y a veces como mujer,  y que le otorgan  en cada vida  una nueva personalidad  humana con todo el acervo de lo aprendido y experimentado anteriormente en vidas pasadas.  
  En cada vida humana, el Espíritu reemprende el camino de su perfeccionamiento y evolución con su nuevo cuerpo y su nueva personalidad humana.  Este camino que no interrumpe la muerte del cuerpo, continúa  más adelante con otra nueva  existencia humana, que  reinicia partiendo desde el  punto en que finalizó la anterior ,en lo que se refiere a niveles de experiencia y evolución espiritual alcanzados anteriormente.
Se podría decir que cada vida humana es para cada uno de nosotros, como un nuevo capítulo  de la existencia del Ser, que es  eterna e inmortal. Y lo bueno de nuestra historia como Seres espirituales, es que esos capítulos que son cada una de nuestras existencias los escribimos nosotros mismos, con nuestras experiencias y comportamientos.
Para comprender el mecanismo de la reencarnación, se podría comparar al  Ser espiritual, con la  llama encendida de una vela que se va consumiendo  en cada vida humana con el paso del tiempo, y cuando finalmente se consume del todo, vemos que la cera se ha quemado, pero la llama no se apaga, porque sigue encendida en una nueva  vela que incluso suele dar  más luz que la anterior.
Cada persona  en realidad somos un Alma o Espíritu  que tenemos un cuerpo físico para esta  existencia física, pero que como Seres espirituales, tenemos un pasado y un futuro, y   en cada vida nueva, revestimos  un nuevo cuerpo físico con el que nacemos, y una nueva personalidad con identidad propia, compendio de todas  nuestras anteriores personalidades.   Tras reencarnar nuevamente, seguimos  siendo el mismo Ser que hemos sido siempre, pero  con otra nueva identidad humana que puede ser absolutamente diferente de la anterior, en cuanto a su entorno, nivel social y cultural, sexo, etc.
Por último, lo que se transmite con la reencarnación a nuestra nueva personalidad en cada vida humana que vivimos, es nuestra identidad espiritual, con nuestro bagaje de virtudes y defectos, con nuestras experiencias y niveles de aprendizaje grabadas en la conciencia, pero nunca heredamos nuestra identidad humana anterior, ni menos aún el cuerpo físico que tuvimos, que finalizó su existencia con la muerte.
Lo hasta aquí expuesto son consideraciones filosóficas, pero se podría abordar este tema desde un punto de vista histórico y también científico, pues ha sido largamente comprobada por diversos hombres de ciencia, pero eso será tema para otro artículo.

- Jose Luis Martín -

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“ Creo que cada vida humana no es mas que un capítulo dentro de la infinita historia del Ser, y cada vez que como ser humano muere, esto no es más que un descanso o entreacto entre dos capítulos contiguos, o como una noche de sueño que separa una jornada de otra...”
- León Denis -
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EN LA FRONTERA DEL OTRO MUNDO (3)

                La fuerza psíquica             

                                                                            

Los magnetizadores del pasado siglo admitían la existencia en el organismo humano de un fluido que llamaban magnético, cuyo origen está en el fluido universal que lo anima todo, modificado por la naturaleza del hombre; este fluido puede ser emitido al exterior bajo el imperio de la voluntad e invadir otros cuerpos vivos o inertes.

El fluido en cuestión es el mismo que preside a todos los fenómenos de la vida; en el acto de magnetizar a un enfermo hay un verdadero contagio de vida; y la primera condición que ha de tener un magnetizador es una excelente salud.

Algunos modernos hipnotizadores sostienen la misma opinión.

«Mis hipnotizados -dice el doctor Sánchez Herrero- cobran bienestar y fuerza a costa de mi fatiga y extremo cansancio. Ya sé que esto parece cuentos de vieja, pero yo sólo digo en su apoyo al lector: experimenta, estudia y no me juzgues hasta después».

En ideas parecidas está fundada la Gerokómica, que, según el doctor Hufeland, «consiste en proporcionar nuevas fuerzas, en rejuvenecer una persona achacosa y gastada, manteniéndola dentro de la atmósfera vital de otra persona que se halle en todo el vigor de la juventud».

Los efluvios vitales o magnéticos puede ponerlos de manifiesto la placa fotográfica, y, según el doctor Baraduc, cada hombre está rodeado de una nube fluídica que se modifica con sus sentimientos y pensamientos.

El doctor Barety ha consagrado un voluminoso libro al estudio de lo que él llama fuerza néurica radianteque tiene por asiento el sistema nervioso y puede irradiar fuera de los límites del cuerpo.

Un sabio alemán, Reinchenbach, llama a este fluido od o fuerza ódica. Dice que hay personas sensitivas que, en la oscuridad, pueden percibir como el od se desprende del cuerpo del hombre y del de los animales, que se hacen para ellas perceptibles en forma de vapores luminosos.

El doctor Luys comunicó a la Sociedad de Biología experimentos suyos, hechos sobre sujetos dormidos por medio del imán, y que han dado resultados parecidos a los descritos.

«La mayor parte de los sonámbulos -dice el magnetizador Deleuze- ven un fluido luminoso que rodea a su magnetizador y sale con más fuerza de la cabeza y las manos».

El fluido magnético se acumula en gran cantidad en el agua, que lo absorbe con mucha facilidad. De aquí el que los baños prolongados y los climas húmedos los debiliten. Son curiosos los experimentos del célebre magnetizador La Fontaine, que regó con agua sola o con agua magnetizada diferentes plantas, notando en el segundo caso un crecimiento más rápido y mayor lozanía.

Esta fuerza es probablemente idéntica a la que pierden los médiums de efectos físicos, después de una larga sesión.

«Después de haber sido testigo del penoso estado de postración en que algunos experimentos han dejado a Mr. Home (el médium), tendido en el suelo, pálido y sin voz, apenas puedo dudar de que la emisión de la fuerza psíquica no vaya acompañada de un consumo proporcional de fuerza vital». William Crookes.

El Dr. P. Gibier, dice:

«He tenido ocasión de ver varias veces en sujetos bien dotados el desprendimiento de esta fuerza y su condensación en pleno día. Yo caracterizaría su aspecto comparándolo al estado vesicular que precede al estado líquido del gas ácido carbónico».

La fuerza magnética, ódica, psíquica, no se halla limitada por el cuerpo, sino que forma una atmósfera fluídica alrededor de él. Probablemente se debe a esto el fenómeno de pensar de pronto en una persona que encontramos, un momento después, y el fenómeno de que una persona que vemos por vez primera nos sea simpática o antipática.

Curso de Espiritismo por Salvador Martín ( Continuará)

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¿ EXISTEN LOS ESPÍRITUS ? ( 3 )

Si a estas preguntas:

¿Crees en Dios?
¿Crees que tienes un alma?                                             

¿Crees en la supervivencia del alma después de la muerte? si él responde en forma negativa, o incluso si contesta simplemente: No sé, desearía que fuese así, pero no estoy seguro –lo que a menudo equivale a una negación encubierta con cortesía, disimulada bajo una forma menos categórica para evitar un choque brusco con lo que denomina prejuicios respetables–, será inútil seguir adelante, tan inútil como pretender demostrar las propiedades de la luz a un ciego que no admite que la luz existe.

Porque, en definitiva, las manifestaciones espíritas no son otra cosa que efectos de las propiedades del alma.

Por lo tanto, si no queremos perder el tiempo con semejante interlocutor, tendremos que seguir un orden de ideas muy diferente.

En cambio, si la base es aceptada, no como una probabilidad, sino como algo probado e indiscutible, la existencia de los Espíritus se deduce de ahí con la mayor naturalidad.

Resta ahora la cuestión de saber si el Espíritu puede comunicarse con el hombre, es decir, si puede intercambiar ideas con él.

¿Por qué no? ¿Qué es el hombre, sino un Espíritu aprisionado en un cuerpo?

¿Por qué un Espíritu libre no podría comunicarse con un Espíritu cautivo, de la misma manera que un hombre libre se comunica con el que está prisionero?

Dado que admitimos la supervivencia del alma¿será racional que no admitamos la supervivencia de los afectos?

Puesto que las almas se encuentran por todas partes, ¿no será natural que creamos que la de un ser que nos ha amado durante su vida se acerque a nosotros, desee comunicarse con nosotros, y se sirva para eso de los medios que estén a su disposición?

Mientras se hallaba vivo, ¿no ejercía una acción sobre la materia de su cuerpo?

¿No era él quien dirigía sus movimientos?

Así pues, ¿por qué causa no podría, después de su muerte, mediante un acuerdo con otro Espíritu que esté ligado a un cuerpo, valerse de ese cuerpo vivo para manifestar su pensamiento, de la misma manera que un mudo puede servirse de una persona dotada de habla para darse a entender?

Dejemos de lado, por unos instantes, los hechos que a nuestro entender hacen indiscutible esa cuestión, y admitamos la comunicación de los Espíritus como una simple hipótesis.

Ahora solicitamos a los incrédulos que nos demuestren, no mediante una simple negación, ya que sus opiniones personales no pueden tomarse como ley, sino por medio de razones concluyentes, que eso no es posible.

Nos ubicamos en su propio terreno, y puesto que desean evaluar los hechos
espíritas con la ayuda de las leyes de la materia, les pedimos que extraigan de ese arsenal alguna demostración matemática, física, química, mecánica o fisiológica, y prueben, por a más b, siempre a partir del principio de la existencia y la supervivencia del alma:

1.º, que el ser pensante que existe en nosotros durante la vida, no debe pensar más después de la muerte;

2.º, que si continúa pensando, no debe pensar más en los que ha amado;

3.º, que si piensa en los que ha amado, ya no debe querer comunicarse con ellos;

4.º, que si puede estar en todas partes, no puede estar a nuestro lado;

5.º, que si está a nuestro lado, no puede comunicarse con nosotros;

6.º, que por medio de su envoltura fluídica no puede actuar sobre la materia inerte;

7.º, que si puede actuar sobre la materia inerte, no puede hacerlo sobre un ser animado;

8.º, que si puede actuar sobre un ser animado, no puede guiar su mano para hacer que escriba;

9.º, que si puede hacer que escriba, no puede responder sus preguntas, ni trasmitirle sus pensamientos.

Cuando los adversarios del espiritismo nos hayan demostrado que esto es imposible, por medio de razones tan patentes como las que empleó Galileo para demostrar que no es el Sol el que gira alrededor de la Tierra, entonces podremos decir que sus dudas tienen fundamento.

Lamentablemente, hasta el día de hoy toda su argumentación se resume en estas palabras: No lo creo. Por consiguiente, es imposible.

Sin duda, nos replicarán que nos corresponde a nosotros probar la realidad de las manifestaciones. Pues bien, les damos esa prueba mediante los hechos y mediante el razonamiento.

Si no admiten ni una ni otra cosa, si niegan incluso lo que ven, a ellos les corresponde demostrar que nuestro razonamiento es falso y que los hechos son imposibles.

Bibliografía: El Libro de los Médiums, Nociones Preliminares, Primera Parte – Capítulo I

Curso de Espiritismo ( SEDE)

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