sábado, 29 de abril de 2023

Ligadura de trompas y Reencarnación

    INQUIETUDES  ESPÍRITAS

1.- Entre el médico y el enfermo

2.- Ligadura de trompas y Reencarnación

3.- Obsesión en la mediumnidad

4.- Despertar

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ENTRE EL MÉDICO Y EL ENFERMO

     Alguien, en cierta ocasión, preguntó a un gran filósofo cómo conceptuaría al sabio y al ignorante, respondiendo el filósofo afirmando que consideraba a uno y a otro, respectivamente, como el médico y el enfermo.
     Sin embargo, agregamos nosotros: entre el médico y el enfermo está el remedio.
     Si el enfermo guarda la receta en el bolsillo y desobedece la instrucción indicada, de nada valdrán las indicaciones del clínico o del cirujano que se afirman en su saber para servirlo.
     Que la obsesión es una afección del alma, es cosa que no se la puede negar.
     La persona carente de un conocimiento superior se rinde indefensa ante la influencia perturbadora, como una planta sin protección es invadida por la plaga destructora, surgiendo así los dolorosos enigmas orgánicos que, muchas veces, culminan en la muerte.
     Con todo, disponemos en la Doctrina Espírita, a la luz de las enseñanzas de Cristo, de una verdadera ciencia curativa del alma con recursos propios para la solución de cada proceso morboso de la mente, alejando al obsesor del obsedido mediante el adoctrinamiento, es decir, suprimiendo la causa de la molestia. al igual que el agente químico o la intervención operatoria anulan la enfermedad en el paciente, siempre que los interesados se sometan a las prescripciones necesarias.
     Si traes el problema de una obsesión y tienes la lucidez suficiente para comprender tu verdadero estado, no desconozcas que la compañía espiritual inferior que te acompaña depende de tu propia renovación.
     Oirás indicaciones nobles, señalándote rumbos.
     Recogerás, de aquí y del Más Allá, consejos justos y precisos.
     En suma, encontrarás en los principios espíritas, enseñanzas ciertas y exacta orientación.
     No obstante, como el caso de la receta formulada en tu favor por le médico abnegado y responsable, la lección del Evangelio consuela y esclarece, da valor y honra a aquellos que la reciben, pero, si no fuera usada, no servirá de nada.

Espíritu Emmanuel
Médium Francisco Càndido Xavier.  

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           LIGADURA DE TROMPAS, VASECTOMÍA Y REENCARNACIÓN

    La vasectomía, proceso por el que se busca interrumpir el flujo de espermatozoides  de un hombre hacia el exterior, sigue igualmente la misma línea de razonamiento que aquí se expone.

   Hay sin duda, indicaciones médicas bien definidas y claras en lo referente a la ligadura de trompas. Situaciones donde el riesgo de una nueva gestación es bastante elevado, pudiendo causar el óbito de la mujer.. Se reservan aquí los casos en los que una pseudo-situación es creada consciente o inconscientemente, tanto por el profesional como por la mujer, que en realidad busca una razón que justifique la decisión previa.

   El porcentaje más expresivo de las ligaduras de trompas, es sin duda por motivo de la planificación familiar. Se observa una creciente permisividad en las indicaciones, cada vez más precoces y con menor número de hijos. No nos referimos específicamente a un país o región, sino al contexto planetario, donde la situación es preocupante.

   Las lesiones o mutilaciones aceptadas por nosotros o todavía consentidas y estimuladas por el cónyuge han de traer repercusiones a medio y largo plazo. El cuerpo espiritual registra las alteraciones y automáticamente, surgirán las consecuencias en esta o en otras encarnaciones. Fragilidades orgánicas, predisposición a patologías y dificultades en el área de la fertilidad, podrán ser algunas de las situaciones observadas en aquellas/aquellos  que en el pasado optaron por esta intervención.

  Es importante también, que cada caso sea de por sí analizado pensando en los numerosos factores implicados. No hay como colocar en un mismo grupo, situaciones diametralmente opuestas desde el  punto de vista socio-económico-cultural o ético.

  La ligadura de trompas, efectuada preventivamente en una mujer que sistemáticamente aborta al quedarse embarazada, y afirma que abortará siempre que se quede embarazada, no podrá tener el mismo nivel de consecuencia kármica que otra que simplemente dice al médico que no desea tener más hijos, por el placer de convivir exclusiva y egoístamente con su compañero. Hay circunstancias de miserabilidad, patologías mentales, y otras de naturaleza diversa, en madres de prole numerosa, que reducen el efecto desarmonizador de la ligadura de trompas.

   No pretendiendo legitimar ni estimular las intervenciones quirúrgicas en este área, tenemos nos obstante, el deber de resaltar que el libre albedrío siempre será respetado como un derecho del ser humano. 

  En lo tocante a los grados de débito kármico, es importante tener en mente que la mínima o grave consecuencia, estará relacionada a la intencionalidad que mueve a todos los implicados en el proceso.

- Prof. Ricardo di Bernardi-

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OBSESIÓN EN LA MEDIUMNIDAD                              


    En el número de los escollos que presentan la práctica del Espiritismo, es preciso colocar, en primera línea, la obsesión, que quiere decir el imperio que algunos espíritus saben tener sobre ciertas personas.

La mediúmnidad ejercida con responsabilidad jamás conduce a la obsesión.

La obsesión, casi siempre, es un problema Karmico que la mediúmnidad bien orientada auxilia a resolver.

Cuanto mayor es el valor de la tarea que un médium desempeñe en el mundo, mayor será la persecución que las huestes invisibles de las tinieblas le moverán, tanto mayor también será la tutela que los Benefactores Espirituales le consagrarán.

El medianero al servicio de Cristo no tendrá razón de sentirse apenas a merced de los adversarios de la tarea ennoblecedora que ejecutan: los Mensajeros del Bien no lo abandonan y permanecen tomando las providencias necesarias a fin de ampararlo en el cumplimiento del deber cotidiano.

La falta de vigilancia del médium abre brechas en sus defensas, haciéndolo más accesible a las influencias negativas, porque todo es simplemente una cuestión de sintonía. Los Espíritus Amigos carecen del concurso del médium para obrar en beneficio del propio médium que necesitan socorrer. Cuando el médium no les ofrece siquiera, una mínima condición de sintonía, a través de la oración, del pensamiento elevado o de la voluntad de mejorar, es como alguien llamado a remover un pesado obstáculo, sin manos para efectuarlo…

Llevando en las manos el foco resplandeciente de la mediúmnidad, el médium, donde estuviera, se sentirá rodeado por las tinieblas del preconcepto y de la incredulidad, del escarnio y de la tentación que habrán de tramar siempre para eclipsar la Luz de que se hace emisario.

No obstante es imprescindible perseverar.

¡A pesar de todas las luchas que encare, el médium no debe retroceder, convencido de que, iluminando caminos, terminará por iluminarse a sí mismo!

“La obsesión presenta caracteres diversos que es necesario distinguir, y que resultan del grado de obligaciones y de la naturaleza de los efectos que producen.”

La obsesión cármica es un laberinto que solamente el tiempo conseguirá deshacer.

Compararíamos la obsesión temporal a la invasión de moscas atraídas por una herida sin ninguna condición de asepsia. Pero la obsesión cármica, cuyas causas tienen raíces en las experiencias pasadas, se asemejaría a una herida pustulosa necesitando cuidados específicos para cicatrizarse.

 Casi todos somos víctimas de procesos obsesivos esporádicos, oportunistas, que permitimos se instalen en nosotros por nuestra falta de vigilancia cotidiana, pero, igualmente, no somos pocos los que padecemos obsesiones cárnicas, alimentadas por el odio secular de los que hicimos mal en otras existencias, plantando en sus almas los espinos con que ahora nos hieren.

todo y cualquier proceso obsesivo, por más extraña que nos parezca semejante afirmación, es un proceso pedagógico natural, y casi inevitable, que la Vida nos lleva a cambiar valores, fortaleciéndonos mutuamente – obsesores y obsesados – en el caldo hirviente del sufrimiento que jamás es unilateral.

Todo obsesor, por más endurecido que se revele, sufre con el mal de que se hace agente, tanto como todo obsesado, por más compasión que nos inspire, sufre las consecuencias de su propio desatino en el dolor que haya esparcido alrededor de sus pasos.

 La obsesión kármica, propiamente considerada, no es extraño que se arrastre por siglos y envuelva una serie de factores que no pueden ser menospreciados. Todo proceso obsesivo que así se caracterice, engloba en su contexto un grupo de almas que se mueven como piezas en un tablero de ajedrez… reaccionando psíquicamente, nada hay que afecte a uno de sus integrantes que no repercuta sobre los demás; por eso la solución de un problema de obsesión kármica requiere un trabajo que abarque más, casi siempre relacionando componentes más allá de los que directamente se revelen envueltos en la trama.

La obsesión kármica es una “victoria prometedora” que, bajo pretexto reclama un rescate en los tribunales de la Divina Justicia, la cual ordena la revisión del proceso que la desencadenó. Y esto sólo se hará posible por la inversión de los polos emotivos, o sea: odio convertido en amor, mal en bien, orgullo en humildad…

Una obsesión temporal puede transformarse en un caso de obsesión kármica, ya que el karma no es solamente el de ayer es el de hoy también. Si cogemos lo que plantamos, no podemos olvidar que continuamos sembrando lo que inevitable segaremos.

La obsesión simple tiene lugar cuando un espíritu malhechor se impone a un médium, se inmiscuye, de mala forma, en las comunicaciones que recibe, le impide comunicarse con otros espíritus y sustituye a aquellos que son invocados.”

Todo médium, en la tarea a que se dedique puede sufrir interferencias de carácter obsesivo, empañándole el brillo. La interferencia obsesiva a que nos referimos, en muchos medianeros ocurre de forma intermitente, o sea, en crisis más o menos periódicas, quitándoles la confianza indispensable junto a los compañeros.

El médium que, del punto de vista emocional y doctrinario, hoy esté bien, y mañana no está, no inspira confianza en los comunicados de los cuales se haga intérprete por parte de los Mensajeros de la Vida Mayor. Podrá hasta operar con relativa desenvoltura, intermediando espíritus infelices, pero no siempre estará apto para reflejar el pensamiento que proviene de las Esferas Superiores.

Hasta cierto punto, la interferencia obsesiva es normal en casi todo medianero aun en lucha con las propias imperfecciones, pero cuando ella se demore o se vuelva, digamos, repetitiva, la facultad mediúmnica “enferma” y reclama tratamiento.

El tratamiento del médium cuya mediúmnidad se encuentra “enferma”, a semejanza del lecho del río repleto de piedras revolviendo las aguas, debe empezar con el propio médium, concienciándose de la necesidad de la “suspensión temporal” de sus facultades, a fin de que la sintonía establecida con los espíritus perturbadores se deshaga…

Como escribió Kardec, la obsesión propiamente dicha se caracteriza por la tenacidad del espíritu obsesor que, en síntesis, se encuentra obsesado por la idea fija del mal.

“Se puede, pues, estar engañado sin estar obsesado; la obsesión está en la tenacidad del espíritu del cual no se puede desembarazar.”

La obsesión, por tanto, no es algo pasajero, es una situación persistente, como una molestia que exige un prolongado tratamiento.

El médium, sin que esté obsesado, puede ser molestado por espíritus adversarios del ideal que abraza o por espíritus ociosos y livianos que a él se aproximen, sin una causa definida.

¡Existen, más allá de la tumba, espíritus necesitados que se apegan a los encarnados, sobre todo a los médiums que, no es de extrañar, pasan inclusive, a admirar, experimentando una agradable sensación en su compañía! Esos espíritus, que aun no consiguieron emanciparse de la psico-esfera del planeta, se sienten seguros al lado de los médiums y, casi siempre, sin la autocrítica necesaria, quieren participar de sus actividades doctrinarias, entrometiéndose en la “sintonía” que los compañeros de la mediúmnidad, a su vez, no logran establecer de manera imperturbable con los canales superiores de la Espiritualidad…

Esos espíritus, solícitos, imaginándose investidos de una condición espiritual que están lejos de poseer, pueden presentarse a través de nombres pomposos o incluso como venerables figuras de la Historia que ellos mismos crean haber sido.

Semejantes comunicaciones, cuando ocurren, no deben ser despreciadas por los estudiosos de la mediúmnidad, porque encierran una gama preciosa de lecciones sobre la personalidad del comunicante, aumentando sus conocimientos en torno del universo psicológico de las almas.

Es prácticamente imposible meter en un libro todas las emociones del espíritu, esté él en el cuerpo físico o fuera de él; por eso, todo lo que se refiera a la Vida Espiritual, por más absurdo que parezca a los hombres, no debe ser considerado o tomado como ficción, por cuanto las condiciones de existencia que imaginamos en las otras dimensiones no son siquiera un pálido reflejo de la diversidad infinita que la vida se desdobla en las múltiples moradas del Padre.

Estamos envueltos en un proceso de educación reciproca en el que somos, al mismo tiempo, maestros y aprendices uno de otros.

No hay nadie sin alguien a quien deba extender las manos, en el auxilio de que igualmente se revele necesitado.

¡Benefactores de hoy – obsesores de ayer, obsesores de ahora – benefactores de mañana! Pensemos así, y las dificultades que enfrentemos serán reducidas a sus dimensiones reales.

Espíritu Odilón Fernández- Médium Carlos A. Bacelli

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                                         DESPERTAR             

«Es necesario que haya un despertar de los valores del espíritu eterno, a fin de que el hombre logre la identificación consigo mismo y con el bien»                                                                  Divaldo P. Franco – Libro: «Despierte y sea Feliz»

Cuando hablamos de despertar, en el sentido espiritual, son muchas las definiciones o enfoques que podemos establecer en función de los propósitos o significados que demos al alma inmortal respecto a sus objetivos principales aquí en la Tierra.

El hombre del siglo XXI, adormecido al respecto de las responsabilidades espirituales que le competen como alma reencarnada con un propósito y objetivo concreto, tarda un tiempo en descubrir el significado existencial y profundo de su vida.

Son principalmente los valores materiales los que ocupan su mente, sus deseos y sus prioridades, y por ello se entretienen en la ilusión de alcanzar conquistas externas, en el deleite que el placer efímero les proporciona, creyendo erróneamente que son inmunes al sufrimiento y que nunca la aflicción llegará hasta ellos.

Su pensamiento y emoción viven de espaldas hacia la armonía interior, pues dedica la práctica totalidad de sus energías y esfuerzos hacia la consecución de metas exteriores: fama, notoriedad, riqueza, poder, etc.

Suponen equivocadamente que estas situaciones se mantendrán permanentemente en el tiempo sin percatarse de que, desde el transcurso del tiempo, con el inexorable cambio biológico que lleva a la decrepitud, la vejez, la enfermedad y la muerte, hasta los sucesos inesperados que aparecen en el transcurso de la vida para hacerles despertar mediante el sufrimiento serán del dominio de todos y cada uno de los que habitamos la Tierra.

Es precisamente cuando llegan las desgracias y nos sorprenden, al no estar preparados ante las contingencias, cuando nos sumergimos en la amargura, la depresión, la rebeldía o las fugas espectaculares (drogas, alcoholismo, adicciones varias, etc.) a fin de evitar aceptar la realidad que ha llegado de improviso a nuestras vidas y con las que no contábamos en absoluto.

Comprendiendo la inmortalidad del alma y su trascendencia antes y después de la muerte, aceptando la realidad de nuestro espíritu inmortal y del compromiso que asumimos antes de venir a reencarnar a la Tierra, e impulsados por la necesidad de la ley del progreso que nos impela a mejorar y adelantar intelectual y moralmente cada vez que tomamos un cuerpo físico, nos vemos en la necesidad de despertar a los valores esenciales de nuestro espíritu inmortal, a fin de lograr la identificación con nosotros mismos (somos un espíritu con un cuerpo y no un cuerpo con un espíritu) y con el ejercicio del bien.

La pérdida del sentido existencial hoy día es la gran “pandemia moral” de millones de personas en todo el planeta, y además supone la falta de significado en la vida que conduce muchas veces al suicidio.

Es preciso, pues, recordar que todas estas personas que vagan sin rumbo, embriagadas por el placer momentáneo de los sentidos y sin aspiraciones superiores en la vida, intentan mantenerse y embriagarse de estas actitudes que generan frustración e infelicidad a la larga mediante la huída de sí mismos y de los compromisos asumidos con aquellos otros con los que han venido a la Tierra a saldar débitos del pasado, o simplemente a progresar y adelantar de forma conjunta.

Todo esto se traduce en una exacerbación de los sentidos, exagerada con frecuencia para presentar una felicidad ficticia que no es real y que dura apenas instantes de notoriedad, fama o placer, pero que, al no permanecer en el tiempo, generan frustración en las personas cuando cesan.

Esto último demuestra la falta de armonía y equilibrio de los seres humanos que optan por esta futilidad de la “buena vida” en vez de la “vida buena” de la que hablaban los filósofos estoicos.

Comprender la necesidad de recuperar los valores espirituales del alma inmortal e incorporarlos como propósitos y objetivos de nuestra vida diaria, nos permitirá alcanzar el equilibrio y armonía que necesitamos, pues esa y no otra es la llamada que nuestra alma inmortal nos hace constantemente desde nuestra conciencia.

Al mismo tiempo, discernir cuáles son esos valores que nos ayudarán a despertar a la “verdadera vida” (la del espíritu inmortal milenario que somos) nos conduce inexorablemente al código moral más perfecto del que tenemos conocimiento: las enseñanzas del Maestro Jesús, sin distorsiones.

 Conocer y vivir estas enseñanzas en nuestro interior de forma plena es la mayor lección de equilibrio y armonía que podamos concebir. Es principalmente una lección de amor poco vivenciada y ampliamente repetida.

Solamente esta cuestión, la vivencia de estos valores superiores que Jesús explicó, bastarían para modificar y alterar el programa moral de los seres humanos de la Tierra, proporcionándoles la auténtica felicidad que anhelan y despertándoles a la vida auténtica del espíritu inmortal rumbo a la dicha y la plenitud a la que están destinados.

 - Redacción2023, Amor, Paz y Caridad

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viernes, 28 de abril de 2023

Los Espíritus de bebés y niños tras su muerte

  INQUIETUDES ESPÍRITAS

1.- Los Espíritus de bebés y niños tras su muerte

2- El corte de Bachelard

3.- En el tema del suicidio: Enseñanza sobre el dolor

4- Fatalidad

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LOS ESPÍRITUS DE BEBÉS Y DE NIÑOS                          TRAS LA MUERTE               

   Con frecuencia recibo preguntas de padres o familiares de bebés y niños, que buscan conocer qué es de estos seres queridos tras su muerte. Es curioso lo poco que hay escrito acerca de este tema, de manera que me parece muy necesario compartir en este artículo lo que conocemos de la post-vida de los más pequeños, y resolver así las principales dudas que este delicado tema plantea.

 El viaje tras la muerte

     Cuando un bebé o un niño desencarna (muere físicamente), el recorrido que realiza es exactamente igual al que hace un adulto: en primer lugar acceden al plano astral, donde permanecen el tiempo necesario hasta desintegrar ese cuerpo y, posteriormente, continúan ascendiendo hasta el plano mental (también llamado Mundo Espiritual). Aunque este recorrido es similar al de los adultos, sí hay ciertos aspectos que lo hacen diferente y de los que vamos a hablar a continuación.

Diferencias en cuanto a los adultos
El plano astral es el primer lugar al que vamos tras la muerte física. Como hemos hablado en otras ocasiones, ese espacio está interconectado con el mundo físico, de manera que compartimos los mismos espacios, sólo que en vibraciones diferentes, lo que nos hace imposible poder ver a quienes se encuentran ahí, aunque con frecuencia sí podemos sentir su presencia o recibir sus señales. Cuando un adulto llega al plano astral, la duración de su estancia dependerá de su nivel vibratorio y del apego que tenga a la Tierra: quienes han acumulado emociones o pensamientos densos o negativos estarán más tiempo en el astral que aquellos cuya vibración era más elevada; esto se debe a que para poder acceder al mundo espiritual necesitamos desintegrar el cuerpo astral, de manera que cuanto más denso es, más tiempo lleva esta liberación.
Los bebés no tienen una acumulación emocional densa o negativa, todo lo contrario, son personas prácticamente puras. Este hecho hace que cuando un bebé desencarna pase muy poco tiempo en el astral, prácticamente lo atraviesa sin llegar a pararse en él, ascendiendo casi directamente al mundo espiritual.
En el caso de los niños, y dependiendo siempre de sus experiencias individuales, el tiempo que pasan en el plano astral puede ser más o menos breve. Los niños más mayores ya han adquirido apego a la Tierra (a sus padres, familiares, amigos, posesiones materiales, etc.), por lo que muchos niños querrán quedarse cerca de sus seres queridos durante un tiempo antes de continuar su camino hacia el plano superior. Además también han comenzado a acumular emociones y pensamientos densos que afectan a su vibración y de los cuales tienen que deshacerse en ese lugar. Con todo, la estancia en el plano astral de los niños siempre es mucho más breve que la de un adulto.
Otra de las diferencias fundamentales tras la muerte de bebés y niños es el recibimiento que se les hace en el plano astral. Cuando un adulto desencarna, puede ser recibido por su Guía espiritual, por algún ser querido o sencillamente por nadie; pero para un adulto esto no supone ningún problema, ya que es capaz de desenvolverse solo por ese lugar. En cambio, los bebés y los niños siempre son recibidos por Seres espirituales encargados de esta labor. Tal y como vimos en el libro una vida infinita, cuando estamos en el plano mental todos tenemos diferentes trabajos que realizar; uno de estos trabajos es, precisamente, el de recibir a bebés y niños en el plano astral, cuidarlos y acompañarlos al plano mental.
Con respecto a esto, me gustaría compartir con vosotros el fragmento de una regresión espiritual que realice a una mujer y en la cual pudimos ver que su trabajo en el mundo espiritual consistía precisamente en recibir y acompañar a niños que acababan de desencarnar en la Tierra.


  • Joaquín: ¿A qué te dedicas en el mundo espiritual, cuál es tu trabajo ahí?
  • Carmen: He hecho muchas cosas… toda mi familia [espiritual] se dedica a la arquitectura… crean cosas, paisajes, árboles, y eso me gusta. Yo también lo he hecho durante mucho tiempo, pero ahora dedico casi todo mi tiempo a otro trabajo.
  • ¿Qué haces ahora?
  • Cuido a los niños que llegan.
  • ¿Qué llegan a dónde, al plano astral?
  • Sí, claro. Me ocupo de recibirlos y estoy con ellos todo el tiempo, hasta que pueden subir aquí.
  • ¿Y qué haces con ellos?
  • Les ayudo a entender dónde se encuentran, los calmo, les doy mucho amor. Y sobretodo jugamos. Les creo escenarios muy bonitos y jugamos mucho, se divierten.
  • Cuéntame un caso que recuerdes de cuando haces eso.
  • Sí… estoy ahora con dos niños, son bastante pequeños. Sé que les encanta la naturaleza, los bosques, así que he recreado un bosque y estamos jugando en él. Nos estamos divirtiendo. Luego paseamos y vemos animales que les gustan.
  • ¿Y tú qué aspecto tienes?
  • He tomado la forma de una mujer joven, parecida físicamente a su madre, para que me sientan más familiar y no tengan miedo. Ellos saben que no soy su madre, por supuesto, pero es importante que tomemos una forma que les resulte conocida para que puedan sentirse seguros.
  • ¿Soléis tomar esas formas siempre?
  • Depende de cada niño. Hay algunos que toman forma de un superhéroe porque saben que a ese niño le encanta, otras veces se toma la forma de un animal, una princesa de cuentos o incluso de un dibujo animado. Siempre nos adaptamos a lo que sea más favorecedor para el niño.
  • ¿Y cuidas a muchos niños a la vez?
  • Me suelo ocupar de uno o dos a la vez, más no, necesitan mucha atención.
  • ¿También te encargas de los bebés?
  • Yo siempre estoy con niños. Hay otras almas que se encargan de los bebés, es un trabajo más sencillo porque los bebés están muy poco tiempo en el astral.
  • ¿Los niños están mucho tiempo ahí?
  • No, muy poquito. Cuanto más pequeños son más rápido ascienden.
  • Y los niños con los que estás, ¿pueden ver a sus padres o seres queridos de la Tierra ahí?
  • Depende del caso. Si consideramos que es necesario sí, les acompañamos a verlos y a que comprueben que están bien, pero si creemos que eso le va a aumentar su apego o su malestar, entonces no. De todos modos, en cuanto se vayan del astral podrán verlos siempre que quieran. El astral es solo de paso, mi trabajo aquí consiste en que se sientan lo mejor posible, que se diviertan y que pronto puedan ascender.
Como podemos ver en este fragmento de regresión, los bebés y los niños (incluso los adolescentes) nunca están solos en el plano astral, todos cuentan con la ayuda de seres espirituales encargados de acompañarlos en todo momento hasta su llegada al mundo espiritual.

El plano mental de niños y bebés
En el mundo espiritual no existe la edad tal y como la percibimos en la Tierra, de modo que una vez que los bebés o los niños abandonan el plano astral y ascienden al plano mental, vuelven a tener una consciencia adulta, la misma que tenían antes de haber encarnado en la Tierra. Por tanto, su vida en el mundo espiritual es exactamente igual a la que experimenta alguien que muere en la Tierra siendo adulto.
Almas viejas
Como hemos visto  existen unas almas más evolucionadas espiritualmente que otras, almas que han realizado mayores aprendizajes al haber tenido más reencarnaciones y a las que solemos llamar “almas viejas”. Es muy frecuente que alguien que reencarna en la Tierra y muere a una edad muy temprana, siendo un bebé, un niño o un adolescente, pertenezcan a este grupo de almas viejas. Se trata por tanto de almas que han venido a terminar de aprender algo muy concreto y, una vez que lo han realizado, se marchan. Pero también es muy frecuente que estas almas hayan venido a ayudar a evolucionar a sus padres u otros seres queridos durante el tiempo que han estado y, especialmente, tras su marcha.

Dudas frecuentes sobre este tema
¿Se olvidan los bebés o los niños de sus seres queridos de la Tierra? No, en absoluto. Cuando llegan al plano mental y tienen ya la conciencia como alma adulta que son, los recuerdan perfectamente, los visitan e incluso les envían señales para hacerles entender que se encuentran bien. Estas señales a veces son recibidas por los seres queridos y otras no, dependiendo del estado emocional en el que los familiares se encuentren, pero habitualmente intentan consolarlos y hacerles entender que siguen vivos.
¿Vuelven a reunirse sus padres con ellos? Sí, por supuesto. Como sucede en todos los casos, los lazos que nos unen no se pierden nunca. Una vez que los padres desencarnan y llegan al mundo espiritual, sus hijos están ahí para recibirlos.
Si un bebé muere y la madre vuelve a quedar embarazada, ¿es posible que sea la misma alma, la misma persona? Existe esa posibilidad, sí, pero todo depende de la intención y los pactos de las almas implicadas. Por ejemplo, un alma puede haber encarnado en ese bebé con la única intención de morir rápidamente para ayudar a sus padres a aprender y evolucionar a través del duelo; si esta era la única intención de esa alma, el único acuerdo que tenía con sus padres, no volverá a encarnar con ellos. Sin embargo, si además de ese acuerdo también habían planeado que después volvería a encarnar en un siguiente embarazo para seguir junto a ellos, entonces sí, será la misma alma en ambos embarazos.
¿Qué sucede con los nonatos? El caso de los nonatos (embriones o fetos que no llegan a nacer, o que nacen sin vida) es completamente diferente a la muerte de un bebé o un niño. Puedes encontrar información detallada sobre este tema en las páginas 166-168 y en 186-188 del libro “Una vida infinita”.

Por Joaquín Camara
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                 El corte de Bachelard             


Para muchos, la ciencia, a diferencia de la opinión, es todo conocimiento que incluye, en cualquier forma o medida, una garantía de su propia validez, es decir, es un conocimiento demostrativo.

El sentido común, a su vez, es un conjunto de información no sistematizada que aprendemos a través de procesos formales, informales y en ocasiones inconscientes. Esta información es, en la mayoría de los casos, fragmentaria y puede incluir hechos históricos, doctrinas religiosas, leyendas, principios ideológicos, información científica divulgada así como experiencia personal acumulada. Cuando expresamos opiniones, nos basamos en este acervo de cosas de la forma que nos parece más apropiada para justificar nuestros argumentos.

La ciencia se diferencia, por tanto, del conocimiento vulgar o del sentido común al añadir a este tipo de conocimiento criterios metodológicos, rigor y mayor capacidad predictiva, aunque también, de forma trivial y asistemática, descubre hechos, formula explicaciones y desarrolla teorías. Fue el sentido común basado en “datos” el que creó las teorías de la tierra plana, de la tierra como centro estático del Universo, de seres vivos creados instantáneamente e inmutables desde entonces, del hombre sin conexión original con otros seres vivos, etc. La ciencia ha cambiado todo esto aunque los datos no han cambiado, su interpretación sí. Si las cosas fueran como parecen, no se necesitaría de la ciencia para sacar la interpretación correcta de los hechos de lo que está oculto.

Cuando el profesor Rivail se encontró con los fenómenos que dieron origen al Espiritismo, su naturaleza inquieta, investigadora, percibió la necesidad de examinarlos con criterios metodológicos ajustados a las características insólitas de los mismos, no sometiéndose así a la apreciación superficial sugerida por el sentido común.

Gracias a esta mirada distinta, inteligente, que trascendió las apariencias, fue posible extraer de aquellos hechos las consecuencias filosóficas y morales que iluminan nuestro camino, cambiando drásticamente la forma en que se percibe al hombre y al mundo. Los hechos, sin embargo, no eran nuevos, siempre habían existido. Sin embargo, fueron interpretadas por el conocimiento común como manifestaciones sobrenaturales, divinas o demoníacas sin ninguna relación racional con las supuestas causas asociadas a ellas.

Al interpretar racionalmente esos hechos, es decir, el fenómeno mediúmnico, el profesor Rivail provocó lo que el filósofo francés Gaston Bachelard (1884-1962) denominó una “ruptura epistemológica”, es decir, una revolución conceptual, una ruptura con el conocimiento superficial e ingenuo existente. hasta ahora sobre el tema. Las consecuencias de esta revolución aún no se han evaluado completamente.

Esta posición “discontinuista” del Bachelard francés no es generalmente aceptada. Los pensadores británicos Bertrand Russel (1872-1970) y Karl Popper (1902-1994) admitieron la existencia de una continuidad entre la ciencia y el sentido común, en el sentido de que la primera emana del segundo, sólo que teniendo mayor sofisticación, es decir, la la ciencia es sólo sentido común o conocimiento vulgar, ilustrado, educado.

En cualquiera de estas visiones, sin embargo, podríamos decir que, siendo una filosofía espiritualista y teniendo una interfaz evidente con la religión (lamentablemente hipertrofiada entre nosotros), el Espiritismo es para las religiones lo que la ciencia es para el saber común. En ambos casos se trata de esferas cognitivas diferentes, aunque pueden referirse a la misma realidad.

El Espiritismo se presenta, por tanto, en el panorama de la cultura humana como un nuevo modelo conceptual de base racional, despojado de lo sobrenatural, de la superstición, de la idolatría, sin renunciar, sin embargo, a un tipo particular de especulación que va más allá de la ciencia, completándola. prematuramente en un intento de explicar los enigmas de la vida. Es una forma totalmente nueva de “pensar la realidad a partir de la exigencia de que la vida tenga sentido” (Rubens Alves), es una teoría nueva y viril destinada a “hacer vivir y actuar” (E. Durkheim).

- Maurice Herbert Jones - ( CEPA )

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               EN EL TEMA DEL SUICIDIO:

Enseñanza sobre el dolor

Recopilación de experiencias
El suicidio sería un caso de dolor con origen interno y externo simultaneamente, donde la causa del dolor es el acto inmundo de quitarse la vida pero su origen es debido a no haber soportado las pruebas de la vida. El dolor producido al desencarnar es prácticamente físico y desgarrador con daños terribles en el periespíritu. Poco a poco la conciencia se va abriendo paso hasta impulsar al espíritu a mirar hacia lo alto, reconocer el error y pedir ayuda. En ese momento es socorrido por hermanos espirituales, el dolor casi físico se va reduciendo con las atenciones de auxilio, pero despierta el dolor moral al comprender el terrible error cometido. El desarrollo de la conciencia hace menos necesario el dolor físico mientras que la reparación de los errores nos aleja del dolor moral asociado a la culpa.

Muchos accidentes trágicos tienen como finalidad el despertar de la conciencia. Existen miles de testimonios de superación y crecimiento personal después de un accidente. También pueden ocurrir para evitar seguir cometiendo errores desperdiciando el don de la vida evitándonos mayores sufrimientos futuros.
Convalecientes de largo recorrido pueden traspasar el velo de la vida y la muerte apenas sin darse cuenta. Su inconsciencia de la vida espiritual les impide ver las diferencias y se despiertan en la otra vida pensando simplemente que han cambiado de hospital manteniendo muchos de los dolores, ahora inexistentes en el cuerpo pero presentes en su mente en base a sus creencias. Conforme despierta su conciencia de la vida espiritual van sanando sus dolores y poco a poco van recuperando sus energías preparándose para futuras reencarnaciones.
El abuso de las Leyes Naturales siempre genera dolor. Muchos son los desencarnados fruto del abuso, alcohol, tabaco, drogas, glotonería, etc., que al entrar en la vida espiritual sufren por la ausencia de sus sustancias deseadas. Los lazos materiales que forjaron les impiden levantarse hacia lo alto y muchos ansían volver a la Tierra para satisfacer sus vicios. En este punto sienten el dolor de haber herido a su periespíritu, su cuerpo espiritual, y conforme son ayudados van viendo una posible salida mediante la elevación de sus pensamientos y sentimientos, despertando la conciencia sanadora que les impulsará hacia el trabajo edificante en el bien.
Las falsas creencias también son motivo de dolor en el plano espiritual. A veces el creyente en falsas ideas siente una terrible decepción cuando el más allá se le descubre de pronto diferente a lo que le habían inculcado. Las obligaciones y leyes superficiales carecen de mérito en el mundo espiritual. Cuando despierta la conciencia a la realidad espiritual comprende todo el tiempo y las oportunidades que ha perdido y un gran dolor moral le inunda al ver que ha desperdiciado todos los favores recibidos.
Egoístas de todo tipo inundan el mundo espiritual. Egoístas aislados los hay porque sufren por no merecer tener trato con nadie. No escuchan a sus deudores porque puede que no hayan hecho mal pero tampoco ningún bien. Egoístas por apego sufren por no poder satisfacer sus deseos materiales. Egoístas por robo sufren al ver pasar a su lado a sus antiguas víctimas recriminándoles su comportamiento. Egoístas por inacción sufren por todo el bien que dejaron de hacer.
Conclusiones
Todo ello nos lleva a reflexionar sobre la inexistencia del llamado castigo divino y la excelsitud de la Ley de Amor por la cual toda la Creación se ordena en base a la Ley de Unión para traernos en cada momento justamente aquello que más necesitamos, en la justa dosis en que lo necesitamos. Es la llamada Providencia Divina actuando para la elevación de todas las conciencias, empezando por las más escondidas víctimas del orgullo y el egoísmo. Nunca sufrimos por tanto más de lo necesario pero nosotros nos encargamos de ir ampliando el límite con nuestros nuevos errores. El orgullo retrasa el despertar de la conciencia prolongando nuestros sufrimientos por miedo al dolor que supone la llegada del sentimiento de culpa. El miedo del orgullo es una debilidad psicológica causada por la inseguridad de uno mismo de verse desposeído de artilugios externos mostrándose al mundo tal como se es realmente.
Nuestros sufrimientos futuros vendrán por aquello que ahora no tengamos conciencia. Reflexionemos sobre nuestros dolores e investiguemos sobre nuestra falta de conciencia. Desarrollemos nuestra conciencia y reparemos nuestros errores para no perpetuarnos en el remordimiento y sobrepongámonos a los sentimientos de culpa sembrando buenas acciones correctivas.
El tiempo de graves caídas ha pasado para muchas conciencias, que despertando todavía, rechazan directamente el mal. Sin embargo todavía nos queda mucho por recorrer. No estamos libres de futuros sufrimientos ligados a la falta de conciencia por no esforzarnos en hacer el bien. Todavía nos queda mucho camino de auto-transformación, practicar la Caridad, implicarnos socialmente por los demás, vivir de forma sostenible, ecológica, sin generar sufrimiento al prójimo, grande o pequeño, como dice "El Libro de los Espíritus": "Sed caritativos,... sed indulgentes para... vuestros semejantes,... Sed dulces y benévolos con todo lo que os sea inferior. Proceded igual con los seres más ínfimos de la Creación, y habréis obedecido a la ley de Dios." (4)
José Ignacio Modamio
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FATALIDAD

851. ¿Existe una fatalidad en los acontecimientos de la vida, según el sentido que se da a esta palabra? Es decir, todos los sucesos que se producen ¿son determinados de antemano? En tal caso, ¿qué es del libre albedrío? 
- La fatalidad sólo existe por la elección que ha hecho el Espíritu, al encarnar, aceptando afrontar tal o cual prueba. Al escogerla, se traza una especie de destino, que es la consecuencia misma de la situación en que se encuentra. Estoy hablando de las pruebas físicas, porque en lo que toca a las pruebas morales y a las tentaciones, el Espíritu, al conservar su libre albedrío respecto del bien y el mal, es siempre dueño de ceder o resistir. Un Espíritu bueno, viéndole flaquear, podrá acudir en su ayuda, pero no puede influir sobre él de manera de adueñarse de su voluntad. Un Espíritu malo, esto es, inferior, mostrándole y exagerándole un peligro físico puede conmoverlo y espantarlo. Pero la voluntad del Espíritu encarnado no deja por ello de estar libre de todo impedimento. 

852. Hay personas a quienes parece perseguir una fatalidad, independientemente de su manera de obrar. ¿Está la desgracia en su destino?

- Se trata quizá de pruebas que deben soportar y que han elegido. Pero una vez más achacáis al destino lo que casi siempre es sólo una consecuencia de vuestra propia falta. En medio de los males que te afligen; trata de que tu conciencia sea pura y te sentirás casi consolado.

853. Algunas personas se salvan de un riesgo mortal para caer enseguida en otro. Pareciera como si no pudiesen escapar a la muerte. ¿No hay en esto una fatalidad?

- Sólo es fatal, en el genuino sentido de la palabra, el instante de la muerte. Cuando ese momento ha llegado, bien sea por un medio o por otro, no podéis sustraeros a ella. 

Las ideas, justas o falsas, que nos formamos acerca de las cosas nos hacen  triunfar o fracasar, según nuestro carácter y posición social. Encontramos más sencillo y menos humillante para nuestro amor propio atribuir nuestros fracasos a la mala suerte o al destino antes que a nosotros mismos. Si la influencia de los Espíritus contribuye a ellos en ocasiones, podemos siempre sustraernos a ese influjo rechazando las ideas que nos sugieran, cuando éstas sean malas. 

853 a. Así pues, cualquiera fuere el peligro que nos amenace, ¿no moriremos si no nos ha llegado la hora?- No, no perecerás. Y tienes de ello miles de ejemplos. Pero cuando la hora de tu partida haya sonado, nada podrá impedirla. Dios sabe por anticipado con qué clase de muerte te irás de la Tierra, y con frecuencia lo sabe también tu Espíritu, porque le es revelado cuando opta por tal o cual existencia. 

854. De la infalibilidad de la hora de la muerte, ¿se podrá inferir que las precauciones que adoptemos para evitarla sean inútiles?

 - No, por cuanto las precauciones que tomáis os son sugeridas con miras a evitar una muerte que se cierne sobre vosotros. Constituyen uno de los medios para que no ocurra.

- El Libro de los Espíritus- Allan Kardec-
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