viernes, 30 de noviembre de 2018

La existencia del Periespíritu

    
  Temas de lectura para hoy  :
  1.-Las grandes religiones del pasado
  2-´El suplicio de los suicidas ( Continuación)
      Frase de Víctor Hugo
 3.- La unidad religiosa ( verso)
 4.-¿Dónde podemos encontrar la Verdad de la Vida?
 5.- La existencia del Periespíritu





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LAS GRANDES RELIGIONES DEL 

PASADO


LAS PRIMERAS ORGANIZACIONES RELIGIOSAS
      Las primeras organizaciones religiosas de la Tierra han tenido, naturalmente, su origen entre los pueblos primitivos de Oriente, a los que enviaba Jesús, periódicamente, a Sus mensajeros y misioneros.
      Dada la ausencia de escritura, en aquellas lejanas épocas, todas las tradiciones se transmitían de generación en generación, a través de las palabras. Aunque, con la cooperación de los desterrados del sistema de Capela, recibieron sus primeros impulsos los rudimentos de las artes gráficas, comenzando a florecer una nueva era de cono-cimiento espiritual, en el campo de las concepciones religiosas. Los Vedas, que cuentan con más de seis mil años, ya nos hablan de la sabiduría de los “sastras”, o grandes maestros de las ciencias hindúes, que les antecedieron en dos mil años, aproximada-mente, en las márgenes de los ríos sagrados de la India. Se puede observar, pues, que la idea religiosa, nació con la propia humanidad, constituyendo el aliciente de todos sus esfuerzos y realizaciones en el plano terrestre.

LAS RAZAS ADÁMICAS
      No podemos, sin embargo, olvidar que Jesús había reunido en los espacios infinitos a los seres proscritos que se habían exiliado en la Tierra, antes de su reencarnación general en los alrededores de las planicies de Irán y Pamir. Obedeciendo las determinaciones superiores del mundo espiritual, nunca habían podido olvidar la palabra salvadora del Mesías y sus divinas promesas. Las bellezas del espacio, aliadas al paisaje maravilloso del plano que habían sido obligados a abandonar, vivían en el centro de sus recuerdos más queridos. Las exhortaciones confortantes de Cristo, en las vísperas de su dolorosa inmersión en los fluidos pesados del planeta terrestre, cantaba en su interior los más hermosos himnos de alegría y esperanza.
      Por eso aquellas civilizaciones antiguas poseían más fe, situando la intuición divina por encima de la razón puramente humana. La creencia, como íntima y sagrada adquisición de sus almas, era la fuerza motora de todas las realizaciones, y todos los exiliados, con el más santo entusiasmo en su corazón, habían hablado de Él y de Su infinita misericordia. Sus voces llenan todo el ámbito de las civilizaciones que habían pasado por los siglos sin fin, y presentado con mil nombres, según las épocas, el Cordero de Dios fue guardado en la comprensión y memoria del mundo, con todos Sus rasgos divinos y, además, como la propia cara de Dios, según las modalidades de los misterios religiosos.

LA GÉNESIS DE LAS CREENCIAS RELIGIOSAS
      La génesis de todas las religiones de la humanidad tiene sus orígenes en Su corazón augusto y misericordioso. No queremos, con nuestra exposición, divinizar, dogmática-mente, la figura luminosa de Cristo, y sí aclarar Su gloriosa ascendencia en la dirección del orbe terrestre, ya que cada mundo, como cada familia, tiene su responsable supremo, ante la justicia y sabiduría del Creador.
      Sería un craso error considerar bárbaros y paganos a los pueblos terrestres que todavía no han conocido directamente las enseñanzas sublimes de Su Evangelio de redención, ya que Su desvelada asistencia acompañó, como acompaña en todo tiempo, la evolución de las criaturas en todas las latitudes del orbe. La historia de China, Pérsia, Egipto, la India, los árabes, israelitas, celtas, griegos y romanos, está iluminada por la luz de sus poderosos emisarios. Y muchos de ellos, también lo hicieron, en cumplimiento de sus grandes y benditos deberes, que fueron tenidos por Él mismo, en reencarnaciones sucesivas y periódicas de Su divinizado amor. En el Manava-Darma, encontramos las enseñanzas de Cristo, en la China, en Fo-Hi, Lao-Tsé y Confucio. En las creencias del Tibet, está la personalidad de Buda y en el Pentateuco encontramos a Moisés. En el Corán tenemos a Mahoma. Cada raza recibió Sus instructores, como si fueran Él mismo, viniendo del resplandor de Su gloria divina.
     Todas ellas, conociendo intuitivamente la palabra de las profecías, han archivado la historia de Sus enviados, en los moldes de Su venida futura, en virtud de los recuerdos latentes que habían guardado en el corazón, desde Su palabra en los espacios, llena de esclarecimiento y amor.

LA UNIDAD SUSTANCIAL DE LAS RELIGIONES
      La verdad es que todos los libros y tradiciones religiosas de la antigüedad guardan, entre sí, la más estrecha unidad sustancial. Las revelaciones evolucionan en una esfera gradual de conocimiento. Todas se refieren al Dios impersonificable, que es la esencia de la vida de todo el universo, y en el tradicionalismo de todas palpita la visión subli-me de Cristo, esperado en todos los puntos del globo.
      Los diversos pueblos del mundo traían de muy lejos sus conceptos y esperanzas, sin hablar de las grandes colectividades que florecían en América del Sur, que en aquel tiempo estaba casi unida a China por las tierras de Lemuria y de América del Norte, que se unía a la Atlántida. Pero no es nuestro propósito en estas pequeñas anotaciones hablar de otros temas que no se refieran a la superioridad de Cristo y la ascendencia de Su Evangelio.
     Citando todos los pueblos antiguos del planeta, estamos obligados a recordar, igualmente, las grandes civilizaciones prehistóricas, que aparecieron y desaparecieron en el continente americano, de cuyos cataclismos y destrucción quedaron vestigios en los incas y los aztecas que, como todos los otros grupos del mundo habían recibido la palabra indirecta del Señor, en su marcha colectiva a través de augustos caminos.

LAS REVELACIONES GRADUALES
      Hasta la palabra sencilla y pura de Cristo, la humanidad terrestre vivió etapas graduales de conocimiento y posibilidades, en la senda de las revelaciones espirituales. Los milenios, con sus experiencias consecutivas y dolorosas habían preparado los caminos de Aquel que venía, no solamente con Su palabra, sino principalmente con Su ejemplo salvador. Cada emisario trae una de las modalidades de la gran enseñanza que se ofreció en la humilde región de Galilea.
      Por eso numerosos colectivos asiáticos no conocen las enseñanzas directas del Maestro, pero saben del contenido de Su palabra, en función de las propias revelaciones de su ambiente, y, si la Buena Nueva no se dilató en el transcurso del tiempo, por las calles de los pueblos, es porque los pretendidos misioneros de Cristo, en los siglos posteriores a Sus enseñanzas, no supieron cultivar la flor de la vida y la verdad del amor y de la esperanza, que Sus ejemplos habían implantado en el mundo: ahogándola en los templos de una falsa religiosidad, o encarcelándola en el silencio de los Claustros, la planta maravillosa del Evangelio fue sacrificada en su desarrollo y contrariada en sus más genuinos objetivos.

PREPARACIÓN DEL CRISTIANISMO
      Las enseñanzas de Palestina han sido, de esta forma, precedidas de una larga y meticulosa preparación en la intimidad de los milenios. Los sacerdotes de todas las grandes religiones del pasado creyeron tener, en sus maestros y más altos iniciados, la personalidad del Señor, pero tenemos que estar de acuerdo en que Jesús fue inconfundible.
      A la luz significativa de la historia, observamos muchas veces, en Sus auxiliares o instrumentos humanos, las características de las vulgaridades terrestres. Algunos han sido dictadores de conciencias, enérgicos y feroces en el sentido de mantener y fomentar la fe. Otros, traicionados en sus fuerzas y despreciando los compromisos sagrados con el Salvador, lejos de ser instrumentos del Divino Maestro, han abusado de la propia libertad, prestando oídos a las fuerzas subversivas de las tinieblas y perjudicando la armonía general.

CRISTO, INCONFUNDIBLE
      Pero Jesús señala Su pasaje por la Tierra con el sello constante de la más augusta caridad y del más abnegado amor. Sus parábolas y advertencias están impregnadas del perfume de las verdades eternas y gloriosas. El pesebre y el calvario son enseñanzas maravillosas, cuya claridad ilumina los caminos milenarios de toda la humanidad y sobre todo, sus ejemplos y actos constituyen el camino de todas las finalidades gran-diosas, en el perfeccionamiento de la vida terrestre.
      Con esos elementos, hizo una revolución espiritual que permanece en el globo hace dos milenios. Respetando las leyes del mundo, aludiendo a la efigie de César, enseñó a las criaturas humanas a elevarse hacia Dios, en la amplia comprensión de las más santas verdades de la vida. Remodeló todos los conceptos de la vida social, ejemplificando la más pura fraternidad. Cumpliendo la ley antigua, su organismo estaba pleno de tolerancia, de piedad y amor, con sus enseñanzas en la plaza pública, delante de las criaturas disolutas e infelices, y solamente Él enseñó el “Amaos los unos a los otros”, viviendo la situación de quien sabía cumplirlo.
      Los espíritus incapacitados para comprenderle pueden alegar que Sus fórmulas verbales eran antiguas y conocidas, pero ninguno podrá contestar que Su ejemplo fue único, hasta ahora, sobre la faz de la Tierra. La mayor parte de los misioneros religiosos de la antigüedad se componía de príncipes, sabios o grandes iniciados, que salían de la intimidad confortable de los palacios y los templos, pero el Señor de la siembra y la cosecha era la personificación de toda la sabiduría, de todo el amor, y su único palacio era el taller humilde de un carpintero, donde enseñaba a la posteridad que la verdadera aristocracia debe ser el trabajo, lanzando la fórmula sagrada, definida por el pensamiento moderno, como el colectivismo de las manos, aliado al individualismo de los corazones, síntesis social hacia la que caminan los colectivos de los tiempos que transcurren y que, despreciando todas las convenciones y honras terrestres, prefirió no poseer ninguna piedra donde reposase el pensamiento dolorido, para que aprendiesen sus hermanos la gran enseñanza de “Camino de verdad y vida”.

 TOMADO DEL LIBRO "A CAMINO DE LA LUZ"  DICTADO POR EL ESPÍRITU DE EMMANUEL
MÈDIUM:Francisco Cândido Xavier          
       
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           EL SUPLICIO DE LOS SUICIDAS

                         (Continuación del anterior)

Múltiples son los relatos recibidos de almas que por ignorancia de las leyes de la Vida, han tomado el desviado camino del suicidio, y que sería prolijo referir aquí.

   No obstante, vamos a referir algunas frases:

- "¡¡¡ Escuchadme !!!  : ¡ El suicidio es el mayor engaño del que pueden ser víctimas quienes esperan la nada después de la muerte !.
   Yo también fui engañado por esa ilusión, y en vez de muerte me encontraba vivo, en medio de una oscuridad siniestra, con un terrible dolor  en la cabeza. Entonces recordé que me había disparado un tiro en el cielo de la boca."

- Otro.- ........ " Cuando suponía que ¡ por fin !, el descanso, terrible decepción al comprender que no había muerto, que la vida continuaba, y que los aspectos más horribles me esperaban."

- Otro.-......." Me sentía perseguido por seres perversos........

- Otro.-...... "Pensaba encontrar la paz en la muerte, y en vez de paz, me encontré con el más      trágico   sufrimiento"......

- Otro.-...... " Me atormentaban escenas retenidas en la mente en el momento del suicidio".....

-Otro.- ......... " Me sentía vivo ante el cuerpo putrefacto, teniendo que soportar en la sepultura el  olor fétido del cuerpo en descomposición"..........

-Otro.-........" Me sentía unido al fardo carnal, que se iba pudriendo"........

-Otro.-.......... "Gritaba para que me sacaran de allí, pero nadie me hacía caso."...............

      Por todo lo expuesto, fácil es comprender que el suicidio es una ilusión.
      Todos los relatos de las víctimas de tal desvarío coinciden en la descripción de los sufrimientos  horrendos que esperan al suicida, en concordancia con el motivo y la modalidad de la muerte escogida.

 PREVENCIÓN CONTRA LA TENDENCIA AL SUICIDIO


Si bien es cierto que toda mente es receptiva, en mayor o menor grado, esta receptividad puede y debe de ser  dirigida.
   La primera condición preventiva contra la tendencia al suicidio es, conocer las consecuencias del mismo.
   La segunda es no dar nunca cabida a esa idea, y mantener la mente ocupada con pensamientos de optimismo, constructivos, realizadores; con lo que la persona podrá desarrollar una energía mental que imposibilita la entrada a pensamientos depresivos que suelen entrar en la mente del individuo, cuando mira el lado feo o negativo de la vida.
  Toda persona que mantenga una vigorosa actitud mental de confianza en sí mismo, y con la fe puesta en un Dios que es Amor, Sabiduría y Poder, no dará cabida en su mente a pensamientos depresivos y los rechazará en el momento mismo en que puedan llegar a su mente.
   Y por fuertes que sean las circunstancias adversas o dolorosas, toda persona tiene en sí, en su mente, el poder suficiente para superarlas, cuando se hace uso de ese poder. Esto es ley divina.

  Mis queridos lectores: Os lo pido ¡ Por amor !, ayudar a quienes estén pasando por momentos aflictivos y difíciles, que puedan llegar a acariciar la idea del suicidio, aunque no lo digan. Démosles ánimos, y con delicadeza, démosles también a conocer la verdad de lo que es el suicidio, para evitar que caigan en esa trampa de sufrimientos horrendos.

  Si así lo hacéis, podréis salvar una vida, y con ello saldar una deuda contraída con la Ley, por otra vida que hayáis eliminado en el pasado.

¡ Que la Luz Divina ilumine vuestra mente, a fin de realizar el objeto de vuestra actual existencia humana !.
    Con sentido amor fraterno: 
    - Sebastián de Arauco -

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"El Amor es una parte del alma misma, es de la misma naturaleza que ella; como ella, es una chispa divina; como ella, es incorruptible, invisible, imperecedera."
                                            - Victor Hugo-

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LA UNIDAD RELIGIOSA 

(No hay más que un Dios) 


Ha tiempo que he buscado con incesante anhelo 

al Dios de la justicia, al Dios de la verdad; 

al Ser Omnipotente, sin límite y sin velo, 

aquel que fue increado, y que es la eternidad. 


El alma de los mundos, el fuego de la idea, 

la esencia de la vida, el germen del amor, 

la fuente inagotable, la luminosa tea 

que con su luz esparce eterno resplandor. 





¡Oh!, si; siempre he buscado la irradiación suprema, 

en donde yo encontrara la causa del por qué; 

sin árboles prohibidos, ni estigma ni anatema, 

que a imbéciles historias jamás he dado fe. 






Porque los inventores
 de fábulas sagradas 

tuvieron a fe mía tan pobre inspiración, 

que sólo hallan en ellas las almas razonadas 

de absurdos y sofismas extraña confusión. 



Revisten a su antojo al Ser Omnipotente 

con odios y rencores, ¡oh, inicua ceguedad…! 

¿La gota de rocío se igualará al torrente…? 

¿Podrá la densa sombra prestarnos claridad? 



El hombre, átomo errante, es célula embrionaria, 

de osada inteligencia, que va de un algo en pos; 

y sólo, puede y debe alzar una plegaria, 

mas nunca darle formas ni definir a Dios. 

Dios es indefinible, apreciación no tiene, 

y son las religiones, utopías nada más, 
que el lucro y el comercio tan solo las sostiene; 
por eso el culto externo no aceptaré jamás. 

Los cristus espirantes, las vírgenes hermosas, 
los templos de granito, reliquias y oropel, 
los miro con tristeza, y digo pesarosa: 
¿Qué vale este homenaje si el corazón no es fiel? 

A imágenes de cera las visten con brocado 
y lluvia de diamantes les ofrecen con fervor, 
y el infeliz mendigo, sucumbe abandonado, 
sin lecho, sin abrigo, en medio del dolor… 

¿A quién le hará más falta el santo donativo? 
¿A la figura helada, o al mísero mortal? 
¿Al ser que lucha y gime por el pesar cautivo 
o a un símbolo sin vida, y sin valor real…? 

Cuando Jesús el bueno apareció en la tierra, 
¿qué les pidió a los hombres? un limpio corazón; 
y con los sacerdotes sostuvo cruda guerra 
anatematizando su falsa ostentación. 

Diciéndoles que eran sepulcros blanqueados; 
¡y cuán bien aquél sabio los supo definir… ¡ 
Gusanos insaciables en ellos encerrados: 
han ido destruyendo del hombre el porvenir. 
Poniendo ante los ojos la impenetrable venda 
del torpe fanatismo, que ahuyenta toda luz, 
que compra redenciones por medio de la ofrenda 
y que ha desconocido la historia de la cruz. 

Si aquél que murió en ella los dioses no acepaba. 
¿Por qué ídolo le hicieron, cuando él los derribó? 
diciendo. Que a Dios mismo Jesús representaba, 
que por salvar al hombre al mundo descendió. 

¡Espíritus pequeños! atrevimiento loco, 
es creer que el Ser eterno, pudiese aquí encarnar, 
pues desgraciadamente valemos aún muy poco 
para que entre nosotros pudiera Dios estar. 

Es Dios mucho más grande, que cuanto hemos creído, 
ningún hombre refleja su eterno resplandor; 
ni Sócrates el sabio, ni Cristo. el elegido, 
pudieron demostrarnos la esencia del Creador. 

Porque eso es imposible, al menos en la tierra; 
¡si estamos bajo cero respecto a la moral…! 
Si nos despedazamos en fratricida guerra, 
si no se agota nunca el llanto universal! 

Por eso yo no acepto la fábula divina, 
y en Cristo miro al hombre cual éste debe ser; 
que muera si es preciso y salve su doctrina, 
que en pró del adelanto no hay límite al deber. 

En Cristo miro al genio que nos mostró el camino 
para llegar al puerto de luz y de verdad; 
mas no personalizo al Hacedor divino: 
para no ser deicida cual es la humanidad. 
Es Cristo el arca santa del eternal progreso, 
tras de su noble huella debemos ir en pos, 
grabando en nuestra mente el bíblico suceso, 
mas no empequeñecerle diciendo que fue Dios. 

Como hombre fue muy grande, cual Dios no lo sería, 
que la razón medite y empiece a analizar. 
¡Dichosos de nosotros si como Cristo un día 
podemos resignados morir y perdonar! 

Buscando del Eterno las indelebles huellas 
no en templos suntuosos ni en pobre reclusión; 
sino en los miles mundos que aquí llaman estrellas, 
y en todas las bellezas que encierra la creación. 

Busquemos al Ser justo sin darle forma alguna, 
sin tiempo, sin medida, pues Dios no tuvo ayer, 
que la materia eterna de los planetas cuya 
esencia es condensada del infinito Ser. 

Por eso si el eterno está constantemente 
prestándonos su aliento, su vida y su calor, 
¿a qué simbolizarle forjando nuestra mente 
quiméricos fantasmas, parodias del Creador? 

En la naturaleza descrita está su gloria, 
en sus múltiples hojas se encuentra la verdad, 
el génesis divino, la legendaria historia 
del Dios, que por herencia nos dio la eternidad. 



1871 
Amalia Domingo Soler 
Extraído del libro “Ramos de Violetas”

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¿En dónde podemos encontrar la Verdad  de la Vida?

La Verdad personal  asumida por cada uno, constituye una minúscula parcela de la Verdad Total que se debe de seguir buscando dentro de sí mismo, en el Yo interior; por eso, el encontrar la Verdad supone el esfuerzo individual de cada persona , y esto no se logra antes de haber adoptado una mentalidad limpia, abierta y libre de preconceptos y de prejuicios.
Encontrar una verdad a veces exige método, y tal vez uno de los métodos más eficaces y resistentes al tiempo, sea el de la Meditación que nos lleva a intuir verdades que así nos llegan desde otras mentes desde el  plano Espiritual, o también el adoptado por S.Tomás de Aquino. Este analizaba frases de autores consagrados y las analizaba y contestaba con todo rigor hasta llegar a nuevas verdades, sin importarle si estas agradarían o no, a cristianos o paganos, griegos o árabes, etc. Su único deseo y fundamento era detectar la Verdad fuese cual fuese.
    También exige esta búsqueda , el que pongamos en duda las conclusiones de la sabiduría popular que a veces están impregnadas de supersticiones y de errores, así como con las afirmaciones precipitadas que a veces la Ciencia o los razonamientos filosóficos nos presentan.
    A quienes buscan la Verdad y el sentido de la vida, yo les sugiero  que comiencen  por documentarse previamente del modo más amplio posible, adquiriendo un conocimiento lo más profundo posible sobre el tema, leyendo , estudiando , y comparando temas científicos, filosóficos y espirituales de modo que puedan meditar estas lecturas con fundamento, poniendo a funcionar la mente analítica para seleccionar y asimilar lo que se lee, de modo que se pueda aceptar libremente lo que se comprenda, o bien descartar lo que no  encaje en nuestra razón y conciencia, aunque sin desechar ni negar nada en principio, sino reservándolo aparte por si acaso mas adelante nos encaja como la pieza que faltaba en nuestro “puzzle” particular .Es necesario que se piense y se argumente con la mayor objetividad y nobleza,olvidando ciertos  preconceptos mas propios de la Edad Media.
      Se deben relacionar los aspectos de la cuestión que se analiza y medita, con otros aspectos dentro del contexto en que se presenta. Si no se actúa así se corre el riesgo de llegar a defender como verdad absoluta algo que si acaso es tan solo una verdad sesgada.
    Un punto muy importante a tener en cuenta, es el saber que siempre tenemos cerca, en nuestra área de influencia psíquica y mental, a nuestro Guía espiritual, que por la vía de la intuición, nos puede hacer llegar con frecuencia, aquellas idéas que vemos surgir en nuestra mente, sin saber de dónde vienen; o sea, que siempre que meditemos en un tema, debemos pedir ayuda a ese Guía que todos tenemos y solicitarle su intuición y apoyo para alcanzar el fin propuesto.
     Parece tarea difícil, pero es tan fácil como  el admitir solamente lo que se compruebe, se comprenda,se sienta o se intuya como verdadero, dejando lo demás en “cuarentena” como dudoso. Esto supone el estar dispuesto a sustituir si llegara el caso, los propios conceptos que tenemos adquiridos por otros nuevos que se puedan ajustar más a nuestro íntimo sentido de la lógica y de la Verdad, sin aferrarse fanáticamente a viejos conceptos muchas veces heredados de tradiciones o propios de la sociedad en donde vivimos, pues la experiencia de cada día nos enseña que muchas veces las cosas que un día creímos de un color, luego descubrimos que lo eran de otro y tenemos que rectificar por ello los conceptos anteriores para seguir siendo fieles a nosotros mismos en nuestra particular búsqueda de la verdad. 
      Debemos desnudar el alma de tantos dogmas y conceptos que hemos heredado de la sociedad humana, que son tenidos como verdades inamovibles y que terminan siendo creencias tradicionales admitidas solo por eso y en las que no se entra a cuestionar, pero que nada tienen que ver con la verdad . Los dogmas de fe, sean de la clase que sean, solo son barreras mentales que debilitan la capacidad de razonar y de comprender de quienes los aceptan o mantienen.
        La Verdad cuando al fin se encuentra, nos causa una sensación de satisfacción íntima . Las teorías sobre conceptos de Verdad, son necesarias para clarificarnos a nosotros mismos , pero no sigamos creyendo encontrarla en tal religión , ni en un libro, ni en ninguna otra doctrina, sino que finalmente la encontraremos en nuestro interior cuando estamos predispuestos a entregarnos a los demás, ayudando a quien lo necesite ; cada cual deberá buscarla principalmente en la práctica de bien, del trabajo y de la entrega a los demás, de nuestras intuiciones, y así  encontraremos cada uno finalmente  nuestra gran Verdad que da sentido a nuestra existencia..
        La Meditación, como ya se ha señalado,  nos pone en contacto con la Verdad, la Oración nos aproxima a su Esencia y la práctica de la Caridad nos facilita su vivencia; la virtud de la Humildad nos abre la puerta del corazón para que penetre la Verdad, y la fe nos facilita el que la incorporemos en nuestros sentimientos.
- Jose Luis Martín-


 “Buscad leyendo y hallareis meditando”
S. Juan de la Cruz-

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         LA EXISTENCIA DEL PERIESPÍRITU

Testimonios de los médiums y los espíritus en favor de la existencia del periespíritu 

Hemos comprobado que ciertos sonámbulos, sumidos en el sueño magnético, pueden ver a los espíritus y describirlos fielmente. Pero esta facultad se da también en personas no dormidas a las cuales se les ha dado el nombre de médiums videntes.












Gabriel Delanne
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