viernes, 30 de junio de 2023

Resurección de los muertos

 INQUIETUDES  ESPÍRITAS

1.- Estudiando la mediumnidad (2 de 2)

2.- Papel del Periespíritu en las enfermedades

3.-El Espiritualismo religioso y el filosófico

4.- Resurección de los muertos

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ESTUDIANDO LA MEDIUMNIDAD ( 2 de 2)

                                                                                  

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   El alma encarnada posee en el cerebro físico los centros especiales que gobiernan la cabeza, el rostro, los ojos, los oídos y los miembros, conjuntamente con los centros de la palabra, del lenguaje, de la visión, de la audición, de la memoria, de la escritura, del gusto, de la deglución, del tacto, del olfato, del registro del calor y del frió, del dolor, del equilibrio muscular, de la comunión con los valores internos de la mente, de la conexión con el mundo exterior, de la imaginación, del gusto estético, de los variados estímulos artísticos, y tantos otros, como son las adquisiciones de experiencias atesoradas por el Ser, que conquista la propia individualidad, paso a paso y esfuerzo a esfuerzo, enalteciéndola por el trabajo, constante en pro de la sublimación integral, frente a todas las vías de progreso y perfección que la Tierra pueda ofrecer.

     No se puede realizar ningún estudio de las facultades mediúmnicas sin estudiar correlativamente la personalidad. También es necesario e importante considerar los centros cerebrales, ya que son las bases donde operan el pensamiento y la voluntad ya que influyen de un modo comprensible en todos los fenómenos mediúmnicos, desde la intuición hasta la materialización ostensiva. Esos medios, que merecen la defensa y el auxilio de Entidades sabias y benévolas para realizar sus tareas de amor y sacrificio junto a los humanos, en muchas ocasiones pueden ser ocupados por Entidades inferiores o embrutecidas, que son motivo de los lastimosos procesos de obsesión.

     Las realizaciones espirituales del presente son como pequeños destellos sobre las pirámides de sombra del pasado. La tarea mediúmnica, considerada como la, herramienta para el trabajo de las Inteligencias Superiores, no es fácil llevarla a buen término, pues sobre el canal aun frágil que se brinda al paso de la luz acometen las ondas pesadas de las tinieblas y de la ignorancia que se agitan, compactas, a nuestro alrededor.

     Las entidades enfermas, suelen ser almas perturbadas mentalmente que acompañan a parientes, amigos o enemigos a las reuniones mediúmnicas, de quienes se desligan cuando los encarnados se renuevan con las ideas salvadoras expresadas por las palabras de quienes imparten la enseñanza doctrinaria. Modificado el estado mental de aquellos que vampirizan, esas entidades se encuentran como si hubiesen sido despojadas de su casa, pues al alterarse los pensamientos de aquellos a que estaban unidos, experimentan súbitos y radicales cambios en las posiciones falsas que habían tomado. Algunos de ellos, rebeldes huyen de los lugares de oración, desdeñando temporalmente, la ayuda y tramando nuevas persecuciones a sus víctimas, a las que buscan reencontrarlas. Otras, tocadas por las lecciones recibidas permanecen en el local de tales servicios en ansiosa expectativa hambrientas de mayor esclarecimiento.

     El hombre que no cultiva una vida digna, le es sumamente difícil capacitarse para la muerte libertadora. El alma desencarna comúnmente sin despojarse de sus pensamientos enraizados en personas y cosas de la Tierra. Por eso la mente sigue prisionera a los intereses inferiores del mundo, momificados y enfermizos, ante cuadros inquietantes creados por ella misma. De ahí el valor del culto religioso noble, que aporta un ambiente para la ascensión espiritual y con indiscutibles ventajas, no solo para los espíritus encarnados que a él asisten con sinceridad y fervor, sino también para los desencarnados que aspiran a su propia transformación. Todos los santuarios durante sus actos públicos están muy concurridos por almas necesitadas que se presentan en ellos, sin el vehículo denso, sedientas de confortación.

     Los expositores de la buena palabra pueden ser comparados a técnicos electricistas, provocando el desligamiento de mentes por medio de principios libertadores que vierten en la esfera del pensamiento.

     Las Entidades vampirizadas operan en contra de los agentes, muchas veces envolviéndolos con fluidos entorpecedores que les produce el sueño, a fin de demorar su renovación y progreso. Esas entidades llevan grabados en su periespiritu los sufrimientos que padecen. Traen consigo, individualmente, el estigma de los errores deliberados que cometieron. La enfermedad, como resultado del desequilibrio moral, sobrevive en el periespiritu alimentada por los pensamientos que la engendraron, cuando esos pensamientos persisten después de la muerte del cuerpo físico.

     En las reuniones mediúmnicas, asimilan ideas nuevas, con las cuales van renovándose, aunque lentamente, mejorando la visión interior y estructurando, así, nuevos destinos. La renovación mental es la renovación de la vida.

     Muy pocos en la Tierra se capacitan y conceptúan de que llevamos en nosotros las evidencias de nuestros pensamientos de nuestras actividades y de nuestras obras, y que la tumba no es otra cosas que el baño revelador de las imágenes que escondemos en el mundo debajo de las vestiduras carnales…

La conciencia es un núcleo de fuerzas en torno al cual gravitan el bien y el mal generados por uno mismo.

    En cualquier estudio mediúmnico no debemos olvidar que la individualidad espiritual, en el cuerpo físico, mora en la ciudadela atómica carnal que está formada por recursos tomados provisoriamente del ambiente del mundo. Sangre, encéfalo, huesos, nervios, piel y músculos son elementos materiales que se aglutinan entre sí para la manifestación transitoria del alma en la Tierra, constituye una vestimenta temporal, según las condiciones y pruebas que tiene que pasar.

    Cada recipiente recibe conforme a su capacidad. Los mundos actúan los unos sobre los otros por las irradiaciones que despiden, y las almas se influyen mutuamente por intermedio de los agentes mentales que producen. El campo de la mente ofrece un amplio panorama para el estudio de sus combinaciones… pensamientos de crueldad, rebeldía, tristeza, amor, comprensión, esperanza o alegría, tiene una naturaleza diferente con características y pesos propios, haciendo más densa al alma o utilizándola, además de poderse definir sus cualidades magnéticas… La onda mental poseerá determinados coeficientes de fuerza, tanto en la concentración silenciosa como en el verbo exteriorizado o en la palabra escrita…

     Comprendemos con esto, que somos víctimas o beneficiarios naturales de nuestras propias creaciones, según las corrientes mentales qué proyectamos, nos esclavizamos a compromisos contraídos por el equívoco de nuestras experiencias o liberamos con el bien hacia el progreso, según nuestras determinaciones y obras en armonía o desacuerdo con las leyes eternas…

     Casi todos los hechos mediúmnicos son ejercidos por el fenómeno de la perfecta asimilación de corrientes mentales. El organismo es como un aparato receptor donde se condensan los pensamientos y la voluntad con profusiones de rayos que alcanzan el campo interior del médium, primeramente por los poros, que son como miríadas de antenas sobre las cuales esa emisión adquiere el aspecto de impresiones débiles e indecisas. Esas impresiones se afirman en los centros del cuerpo espiritual, los que funcionan a modo de condensadores y alcanzan de inmediato los enlaces del sistema nervioso desempeñando el papel de preciosas bobinas de inducción, acumulándose allí en un instante y reconstituyéndose automáticamente en el cerebro, en donde poseemos centenares de centros motores semejantes a un milagroso teclado de electroimanes ligados los unos a los otros. En esos núcleos dinámicos se procesan las acciones y las reacciones mentales que determinan vibraciones creativas a través del pensamiento o de la palabra, considerándose el encéfalo como una poderosa estación emisora y receptora y a la boca como un valioso auto parlante. Tales estímulos se expresan también a través del mecanismo de las manos y de los pies, o por las sensaciones de los sentidos y de los órganos que trabajan al igual que elevadores y conductores, transformadores y clasificadores bajo el comando directo de la mente.

     El pensamiento que nos pertenece con exclusividad, fluye incesantemente de nuestro campo cerebral, al igual que las ondas magnéticas   calóricas que nos son peculiares y lo utilizamos normalmente accionando los recursos de que disponemos.

     En los asuntos de este orden es imprescindible tener mucho cuidado para juzgar, porque si se basa el criterio sobre la medida de expresión terrena, se posee una vida mental parasitaria y restringida, ya que ocultamos la onda de pensamiento que nos es propia para reflejar y actuar con los preconceptos consagrados o con la pragmática de las costumbres preestablecidas, que son cristalizaciones mentales producidas en el tiempo. Basta que se ejerza la meditación, al estudio edificante y a la vocación de discernir, para comprender con nitidez cual es la calidad de nuestros pensamientos y poder identificar claramente a las corrientes espirituales que asimilamos.

     La mediúmnidad es un don inherente a todos los seres, al igual que la facultad de respirar, cada criatura asimila las fuerzas superiores o inferiores con las cuales se halla en sintonía. Por eso mismo el Divino Maestro nos recomendó la oración y la vigilancia para no caer en las sugestiones del mal, porque la tentación es la corriente de fuerzas vivas que irradiamos nosotros y que, llegando hasta los elementos afines, tejen entre sí, alrededor de nuestra alma, una espesa red de fuerzas impulsivas que se tornan a veces irresistibles.

     Estudiemos trabajando. El tiempo utilizado en el bien de nuestro prójimo es una bendición que atesoramos para siempre en nuestro propio provecho. Hay espíritus que conservan la mente cristalizada por la fuerza de su propio egoísmo. No perciben nada, exceptuando los cuadros interiores creados por ellos mismos, convirtiéndose en unos vampiros inconscientes de almas reencarnadas. Se encuentran reducidos a una extrema ceguera, por estar desequilibradas en el cuerpo periespiritual las facultades de la visión.

     Cuando acuden a alguna sesión mediúmnica, solo pueden hacerlo con la supervisión de los mentores de la casa. No deben temerse los fluidos de naturaleza deletérea, pues retroceden instintivamente ante la luz espiritual que los neutraliza o desintegra. Es por eso que cada médium posee un ambiente propio y todo grupo se caracteriza por una corriente magnética particular de preservación y defensa. Nubes infecciosas de la Tierra son diariamente extinguidas o combatidas, por las irradiaciones solares, y formaciones fluídicas, deletéreas, son aniquiladas en todo momento o barridas del planeta por las energías superiores del Espíritu. Los rayos luminosos de una mente orientada hacia el bien inciden sobre las construcciones del mal, semejando a descargas eléctricas.

     El médium debe tratar de ser un instrumento pasivo exteriormente, procurando tener en las profundidades de su ser cualidades morales positivas pues estas hacen su conquista inalienable, impidiendo con ellas cualquier manifestación deshonesta.

     La mediúmnidad sonambúlica psicofónica, tiene lugar sin la necesidad de ligarse la corriente nerviosa del cerebro mediúmnico a la mente del huésped que la ocupa. La espontaneidad de la misma es tan grande en la cesión de recursos a las entidades necesitadas de socorro y de cariño, que no tiene dificultad para desvincularse de manera automática del campo sensorial, perdiendo provisoriamente el contacto con los centros motores de la vida cerebral. El médium en estos casos es de extrema pasividad, revelándose el que se comunica con su propia personalidad. Al lado del cuerpo que le pertenece el médium actúa generoso, auxiliando al enfermo que por el se expresa como si fuera un protegido de su bondad. El espíritu desdichado, cuando es inmensamente inferior al médium, puede estar agresivo, pero está controlado en sus menores expresiones , porque la mente superior del Médium controla siempre a los que están por debajo suyo, en los dominios del Espíritu. Por esta razón el huésped experimenta con videncia el dominio afectuoso del médium que le brinda su amparo asistencial. Impelido a obedecerle, recibe sus energías mentales constringentes que le obligan a permanecer en respetuosa actitud, pese a su estado de rebeldía.

     El sonambulismo puro, cuando está en manos falsas de idoneidad, puede producir bellos fenómenos pero es de poca eficiencia en la construcción espiritual del bien. La psicofonía inconsciente en quienes poseen méritos morales suficientes para su propia defensa pude ser motivo de posesiones perjudiciales, y de ello son una muestra los casos de obsesos que se encuentran entregados a las Entidades vampíricas.

     Cuando el manifestante es un espíritu intelectualmente superior dominando mentalmente a la médium, entonces la médium seria controlada. Si el comunicante fuese, en tal hipótesis, una inteligencia degenerada y perversa, la fiscalización correría por cuenta de los mentores de la casa, y tratándose de un mensajero con un elevado patrimonio de conocimiento y de virtud, la médium se mostraría pasiva con satisfacción, por cuanto serian mayores las ventajas del trabajo con su presencia, tal como la tierra y el río seco se benefician con las lluvias que caen de lo alto.

     Los dones mediúmnicos valiosos, no se improvisan. Como todas las edificaciones preciosas, reclaman esfuerzo, sacrificio, voluntad, tiempo… Y sin amor ni dedicación, no será posible la creación de grupos de mediúmnidad meritorios para las tareas de intercambio.

     Penetramos indudablemente, en el infierno que creamos para los demás, a fin de experimentar, el fuego con el que atormentamos al prójimo. Nadie puede eludir a la justicia. Las reparaciones pueden ser prorrogadas en el tiempo, pero siempre son fatales.

     El acaso no interviene en los designios superiores. No nos acercamos unos a los otros sin alguna razón. La asimilación de principios mentales renovadores determina más altas visiones de la vida. Todos los dramas oscuros de la obsesión se generan en las mentes enfermizas. Aplicándose con devoción a las nuevas obligaciones de que nos envestimos, y perseverando en el campo de la consoladora Doctrina, sin duda acortaremos el tiempo de expiación en el que nos hallemos sujetos, al convertirnos al bien, modificamos el estado mental del adversario, quien se verá arrastrado a su propia renovación por los ejemplos de comprensión y renunciación, humildad y fe.

     Con el esfuerzo de la voluntad es posible alcanzar la solución de muchos enigmas y reducir muchos dolores. Las simientes de la luz jamás se pierden. Los médiums que sufren hoy tremendas pruebas, si persisten en el cultivo de mejores destinos se transformaran en valiosos trabajadores en el futuro, el que a todos nos depara benditas reencarnaciones de engrandecimiento y progreso…

     El problema consiste en aprender sin desanimarse y servir al bien constantemente.

     La vida corpórea es la síntesis de las irradiaciones del alma. No hay órganos en armonía sin pensamientos equilibrados, como no hay orden sin inteligencia.

     El suplicio hoy tiene sus raíces en las sombras del ayer. Los templos espíritas están repletos de dramas conmovedores vinculados con el pasado remoto y el inmediato.

     El Poder Divino no nos acerca los unos a los otros sin fines justos. En el matrimonio, en el hogar o en el centro de servicio, nos buscan por nuestras afinidades, de manera a satisfacer a los imperativos de la Ley de Amor, ya sea en la siembra del bien o en el rescate de nuestras deudas, resultantes de nuestro deliberado ejercicio el mal.

     La mediúmnidad torturada es la que atraviesa un aflictivo proceso saldando sus deudas, demorada por algún tiempo en su condición de enferma necesita de cariño y de amor. Las redes fluídicas que la envuelven por el adversario demente, se purifica por medio del dolor y las secuelas de su estado sonambúlico torturado. Cuando la porta algún médium de un grupo, suele ser un instrumento para poner a prueba la voluntad del conjunto de trabajadores y necesita ser ayudada fraternalmente.

     Es necesario observar en este problema, que hay que evidencias los imperativos del trabajo y la tolerancia, de la comprensión y la bondad para construir la mediúmnidad eficiente en el mundo. Los médiums surgen por todas partes, sin embargo son raros los que están liberados del pasado sombrío para servir al presente a la causa común de la humanidad sin los aconteceres tortuosos del camino. Y como no se avanza con la serenidad necesaria sin pagar los tributo que se deben del pasado, hay que ser tolerantes y ayudar, edificando el bien…

     Con criterio consciente, estudia, trabaja y sirve, recordando que hasta el propio Jesús, que se movilizaba con facilidad entre las más diversas vibraciones, muchas veces durante Su ministerio, después del ejercicio de la caridad, buscaba la oración y el silencio para hablar con el Padre y retornar luego a la convivencia con los hombres, a fin de sacarlos del pantano de las sensaciones terrestres y elevarlos hacia las cumbres de las emociones celestiales.

 

Trabajo realizado por Merchita


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PAPEL DEL PERIESPÍRITU EN LAS ENFERMEDADES

Por la Dra.  MARLENE NOBRE

 

  

En los envoltorios sutiles, reside la verdadera causa de las enfermedades. Somos herederos de nuestras acciones pasadas, tanto buenas como malas.

El Karma o “cuenta del destino creada por nosotros mismos” está impreso en el cuerpo causal. Esos registros fluyen hacia los demás cuerpos y terminan determinando el equilibrio o el desequilibrio de los campos vitales y físicos.

No todos los desequilibrios físicos, sin embargo, son originarios de cuentas kármicas (pasadas); aunque reflejen el estado espiritual del individuo, son generados por su conducta actual. Los vicios de la mente, conocidos como egoísmo, orgullo, vanidad, tiranía, pereza, etc., son causas de múltiples dolencias, porque constituyen el móvil de nuestras acciones.

El Benefactor Espiritual Clarencio resalta: “Cuando nuestra mente, por actos contrarios a la Ley Divina, perjudica la armonía de cualquiera de esos soportes de fuerza de nuestra alma, naturalmente se esclaviza a los efectos de la acción desequilibrante, obligándose al trabajo de reajuste.

Tal sea el vicio del pensamiento, tal será la desarmonía en el centro de fuerza, que reacciona en nuestro cuerpo, a esa o aquella clase de influjos mentales”.

Según los Instructores Espirituales, hay dos dolencias que pueden acometer al periespíritu y que están en la base de muchas patologías psicofísicas:

• La Adinamia es la hipotensión en el movimiento circulatorio de las fuerzas que mantienen el cuerpo espiritual; resulta del remordimiento.

• La Hiperdinamia es el estado de hipertensión en el movimiento circulatorio de fuerzas; resulta de los delirios de la imaginación.

Existen muchas otras, pero, para nosotros, aún es un campo prácticamente desconocido.

Cuando sean descubiertas las tecnologías que nos posibilitarán el examen profundo de los envoltorios sutiles y de los chacras, la Medicina cambiará radicalmente, porque trabajaremos mucho más de forma preventiva, evitándose, así, las intervenciones quirúrgicas alargadas, muy invasoras, que son realizadas en el presente, aun los grandes progresos ya alcanzados en esa área.

Los médicos tendrán la oportunidad de conocer, con detalles, la fisiología transdimensional, comprendiendo mejor el modo como se mezclan los varios envoltorios, para auxiliar mejor en la manutención de la higiene mental-física de sus pacientes.

Vamos a dar algunos ejemplos prácticos, correlacionando dolencias congénitas o de la primera infancia con la desarmonía de los cuerpos sutiles: Conforme vimos hay ejemplos prácticos que correlacionan dolencias congénitas o de la primera infancia con la desarmonía de los cuerpos sutiles

Prácticamente todas las molestias tienen sus raíces en el periespíritu. Aún que esté aparentemente saludable, una persona puede traer, en sus Centro de Fuerza o Chacras, disfunciones latentes, adquiridas en esta o en otras vidas, que, más tarde o más temprano, surgirán a la superficie en el cuerpo físico, bajo la forma de dolencias más o menos graves, conforme la extensión de la lesión y la posición mental del deudor.

El Profesor Ian Stevenson, de la Universidad de Virginia, EUA, presenta en dos volúmenes del libro Reincarnation and Biology, entre los 2.600 casos investigados, los de las marcas de nacimiento y defectos congénitos, elucidándolos con el estudio de las vidas pasadas.

Para comprender mejor el porqué de las dolencias y del sufrimiento humano, busquemos las lecciones del Instructor Clarencio:

“Las molestias conocidas en el mundo y otras que aún escapan al diagnostico humano, persistirán por mucho tiempo en las esferas torturadas del alma, conduciéndonos al reajuste.

El dolor es el gran y bendito remedio. Nos reeduca la actividad mental, reestructurando las piezas de nuestra instrumentación y puliendo los envoltorios anímicos de que se vale nuestra inteligencia para desarrollarse en la jornada hacia la vida eterna.

Después del poder de Dios, es la única fuerza capaz de alterar el rumbo de nuestros pensamientos, compeliéndonos a indispensables modificaciones, con vistas al Plano Divino, a nuestro respecto, y de cuya ejecución no podemos huir sin graves perjuicios para nosotros mismos”. 


El Alma de la Materia Adaptación: Oswaldo E. Porras Dorta



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EL ESPIRITUALISMO RELIGIOSO Y EL FILOSÓFICO                                   


 El problema de la existencia del alma en el ser humano ha sido y es un tema muy discutido, habiéndosele tratado en diversas formas y bajo muy variados puntos de vista, con mayor o menor profundidad. Y la disparidad de opiniones no ocurre solo entre los que niegan su existencia y los que la sostienen, sino que entre estos últimos es grande la variedad de conceptos con que se la reconoce y pretende explicarla.

Es bien sabido que todas las religiones existentes y las que han existido desde los más remotos tiempos, que datan de muchos siglos anteriores a la fe cristiana, han sostenido que el ser humano no está solo  constituido por el cuerpo, sino que tiene algo inmaterial e inmortal, o sea, un alma, lo que es ya un factor histórico de gran importancia que no debe desdeñarse o descartarse, cuando se trata de dilucidar el problema, puesto que  proviniendo todo efecto de una causa, esas ideas también deben haber sido generadas por una causa. Pero hay más aún, y es que anterior a las religiones constituidas formalmente, la idea del alma se ha hecho presente donde quiera que haya existido un ser humano, como lo prueban los vestigios antropológicos que ofrecen informaciones relativas a las costumbres y hábitos de las más antiguas razas que poblaron el mundo, así como en todos los parajes del globo, por más que se hayan encontrado aislados de los demás habitantes de la Tierra.

Por definición y tomando en cuenta la acepción ontológica más generalizada, el espiritismo abarca el conjunto de sistemas religiosos y filosóficos que reconocen la existencia del espíritu, colocándose, por consiguiente, en contraposición al materialismo. Todas las religiones son variantes del pensamiento espiritualista, tanto como cualquier otra formulación filosófica que acepte el dualismo materia-espíritu. Así, tenemos un espiritualismo religioso y un espiritualismo filosófico. Pertenecen al espiritualismo religioso o teológico el brahmanismo, el budismo, el taoísmo, el islamismo, el judaísmo, el cristianismo, y otras religiones de menor extensión. Siendo todas ellas concepciones espiritualistas, se diferencian entre sí por sus dogmas o las modalidades específicas que presentan la idea del alma o espíritu, en cuanto a su origen o devenir. Son parte del espiritualismo filosófico todas las doctrinas que afirman la existencia del espíritu como realidad fundamental, y que independientemente de los matices específicos que distinguen a cada una, conservan como afirmaciones esenciales, la existencia de un Dios, independiente del mundo, y de un alma inmortal, independiente del cuerpo.

El espiritualismo es una noción tan genérica, amplia y extensa, que no se circunscribe a una escuela definida, sino que es la denominación común de todas las filosofías, religiones o creencias, que reconocen un factor espiritual y por eso se pueden incluir dentro de su contexto, desde el espiritualismo antiguo de los griegos y los romanos, el neoplatonismo, el taoismo o espiritualismo escolástico, el dualismo cartesiano, el monismo panteista spinoziano, el intuicionismo bergsoniano, hasta las corrientes esotéricas, iniciáticas, hermetistas, ocultistas, y naturalmente, el Espiritismo. Este último se deferencia del espiritualismo en que mientras el primero ha formado un cuerpo de doctrina completo y definido, de carácter científico, filosófico y moral, el segundo es, indeterminado, y tiene apenas como base general, la existencia del espíritu.

Espiritualista lo es el cristiano, el budista, el musulmán, el judío, el teósofo, el rosacruz, y naturalmente, el espiritista. Claro es que todo espiritista es espiritualista, pero no todo espiritualista es espiritista.

Desde los albores del pensamiento helénico, hasta sus momentos de máximo esplendor y decadencia, las concepciones espiritualistas cautivaron a la gran mayoría de sus artistas, escritores y filósofos. Bastaría mencionar a pensadores tan lúcidos como HERÁCLITO, EMPEDOCLES, PITÁGORAS, SÓCRATES, PLATÓN Y ARISTÓTELES, y entre los latinos a CICERÓN, APULEYO O SÉNECA.

El neoplatonismo fue un movimiento filosófico casi contemporáneo del naciente cristianismo, que se propuso la extraordinaria tarea de reunir y fundir las mejores tradiciones religiosas e iniciáticas del mundo antiguo. Enmarcados en una postura ecléctica, combinaron ideas del misticismo oriental con las del cristianismo, la cábala hebrea y las enseñanzas pitagóricas y platónicas, fundaron escuelas por toda la cuenca mediterránea, auténticos faros de cultura, como la de Alejandría, Siria, Antioquía, Roma y Atenas. Entre sus figuras más sobresalientes se cuentan AMMONIUS SACCAS, FILÓN, HYPATIA, PORFIRIO, JÁMBLICO, PROCOLO Y PLOTINO. Del neoplatonismo surgió la corriente filosófica conocida como Gnosticismo.

Los neoplatónicos conocían y predicaban la supervivencia espiritual tras la muerte, la reencarnación y la comunicación con los espíritus. Influyeron decisivamente en la Patrística o pensamiento de los Primeros Padres de la Iglesia cristiana, tales como CLEMENTE DE ALEJANDRÍA, ORÍGENES Y AGUSTÍN DE HIPONA.

Durante la Edad Media, la presión religiosa oficial sofocó muchos movimientos espiritualistas, reprimiéndolos, persiguiéndolos, y a veces exterminándolos. Sin embargo,  florecieron otros bajo diversas formas y denominaciones. Se formaron las Guildas o corporaciones de artesanos, las cuales preservaban sus conocimientos por medio de símbolos. De ellas surgió la corporación de los masones ( Macons, del francés albañil), que fue la base de este importante movimiento que es la Masonería Universal.  Los Cátaros (puros) o Albigenses    ( de la región de Albi, al sur de Francia) constituyeron un grupo religioso, severo en sus costumbres, austero, rígidamente vegetariano, que predicaba la elevación del alma y el desprecio al cuerpo. Admitían la reencarnación y rechazaban los cultos del catolicismo.

Los Templarios, agruparon numerosas y cultas personalidades del Medioevo, que a semejanza de los neoplatónicos, tenían variadas influencias cristianas, judías, islámicas, griegas y orientales. También fueron brutalmente reprimidos. Fue la Edad Media el periodo de esplendor de los Cabalistas. Cábala es una palabra hebrea, cuya raíz QBL, significa tradición oral; se refiere a un conocimiento iniciático, esotérico, que se transmitía en forma oral para preservarlo de personas ajenas. Posteriormente algunos rabinos y cabalistas judíos lo llevaron a la escritura, dando así origen al Libro de Zohar y el Libro de los Sephirots, obras repletas de simbolismos, interpretaciones numerológicas y de análisis sobre las relaciones entre los números y las palabras. Desde sus orígenes se encuentran dos vertientes en la Cábala: la Operativa o Práctica, y la Especulativa o Teórica; la primera contiene numerosas fórmulas de mentalismo y la segunda abarca una teoría acerca del hombre ( microcosmos) y del Universo (macrocosmos).

La Edad Media conoció el auge de los alquimistas. La palabra alquimia es de origen árabe y se refiere al limo o tierra negra que se forma a orillas del río Nilo. La alquimia fue inicialmente practicada por los árabes y llevada por ellos al mundo occidental donde se transformó en una visión filosófica y científica de gran transcendencia, además de ser la precursora de la química moderna. Para entender la alquimia, debe profundizarse en el sentido simbólico de sus concepciones, escapando de interpretaciones literales o simplistas. Alquimistas como PARACELSO, el célebre médico suizo, practicaban el magnetismo personal y aplicaban terapias naturales, dentro de una visión del cuerpo humano como un sistema interrelacionado con el espíritu. Tales ideas revolucionarias fueron asumidas como denominador común por los más importantes estudiosos de entonces y en el fondo, se mantendrían hasta la actualidad, mimetizadas bajo diversas expresiones. Abriendo el Renacimiento, GIORDANO BRUNO, otro mártir como HYPATIA, defendió con heroísmo y exaltación poética, la doctrina de la infinitud del Universo, con multiplicidad de mundos habitados, y la transmigración del alma.


- Jon Aizpurúa-


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      La Resurección de los muertos

                                                            



Los Evangelios hablan de la resurección de Jesús, pero no dicen que fuese con su cuerpo carnal martirizado y cadáver, sino que resucitó su Espíritu en un cuerpo “glorioso”, o lo que es lo mismo: Un cuerpo espiritual susceptible  de materializarse, (su Periespíritu), tal como hizo apareciendo después de tres días de haber desencarnado en la cruz.

Al respecto, en el Evangelio de Mateo,Cap. 28, 1-8, se cuenta como dos hombres que vestían unos “vestidos resplandecientes”, se presentaron ante las mujeres que al día siguiente del entierro  visitaban la tumba de Jesús.

Hago notar aquí, que el evangelio no dice “ángeles resplandecientes”, sino “hombres”.

En el Evangelio de  Lucas, Cap. 24, vemos como en el camino de Emmaus, Jesús les sale al encuentro a las mujeres y a sus discípulos y estos en principio no le reconocen. Sin duda su aspecto era totalmente distinto al que su Maestro tenía en vida y que ellos tan bien conocían, por lo que esto confirma la idea de que se trataba de un Ser espiritual materializado, capaz de adoptar transitoriamente mediante su cuerpo espiritual, una apariencia física real y tangible, con la apariencia que Él quiso que tuviese antes de  la ocasión de sorprender y alegrar a sus discípulos con su sorprendente  presencia física .  Continúa el relato diciendo que “después de comer con ellos, desapareció de su presencia”, lo cual confirma más aún si cabe, que Jesús estuvo entre ellos con su cuerpo espiritual materializado, pero capaz  de aparecer y de desaparecer  instantáneamente, demostrando así, de paso, la realidad de que existe otro plano de existencia, además de nuestro plano de existencia material. Esto  no sería posible hacerlo en  un cuerpo material, sin romper las sabias Leyes Naturales implantadas por el Creador desde  el principio de los tiempos, por las cuales la materia sólida no cambia de forma instantáneamente ni se desvanece o aparece de repente.

Tengamos en cuenta que si hoy en día se conoce bastante poco sobre el periespíritu y sus propiedades, mucho menos aún era lo que se sabía de este tema en aquella época .  El Cuerpo Espiritual  o doble etérico, es una exacta réplica del cuerpo físico, cuya función primordial es mantener al Espíritu unido a la materia del cuerpo, y cuando se ve libre de esa materia, es susceptible de cambiar a voluntad de propiedades, aspecto, forma y tamaño, así como de traspasar cualquier obstáculo solido , o bien de desvanecerse ante los ojos de quienes en este mundo nos llamamos vivos.

El concepto de la resurección del cuerpo carnal que sostiene  el Cristianismo, también se debe, aparte de la ignorancia de la existencia del “Cuerpo Espiritual”, al relato evangélico que afirma o da a entender, que el cuerpo de Jesús desapareció de su sepulcro, en donde se presentó desplazada la enorme piedra circular que sellaba  su entrada después de su “resurrección”. La cuestión es que no vieron una figura de Jesús vaporosa, sino con un aspecto de solidez normal y palpable como cualquier ser normal de este mundo; y es que el Periespíritu con sus propiedades no se conocía ni se conoce aún, salvo en algunas religiones que hablan de él como “Cuerpo Espiritual”, tal como lo definió Pablo de Tarso, o más concretado y mejor definido en el Espiritismo por Allan Kardec, que le llamó “Periespíritu”.

En  cuanto a la desaparición del cadáver de su sepulcro, caben  varias hipótesis :  Una podría ser la de que, sencillamente, los discípulos robasen el cadáver;  para ello pudieron narcotizar previamente a los soldados guardianes del sepulcro, de los que el Evangelio  relata que los encontraron en medio de un pesado sopor, por lo que mientras tanto pudieron  aprovechar  para robar  el cadáver y enterrarlo en otra parte. Otra hipótesis podría ser la de que los espíritus muy evolucionados y de bastante  elevación (y Cristo era un Espíritu elevadísimo con gran poder de dominio sobre  la materia), tienen la facultad de realizar lo que se conocen como fenómenos de aportes, desmaterializando  primero  y materializando a continuación ciertos objetos sólidos que así pueden aparecer en cualquier lugar remoto o desaparecer en nuestro plano físico, por lo que el Espíritu de Jesús una vez desencarnado  pudo, tal vez,  realizar esta operación con su propio cuerpo carnal.  Evidentemente, este fenómeno de aportes, no se conoce todavía como lo llevan a cabo ciertos Espíritus que tienen esa capacidad. 

Otra hipótesis  también podría ser la de que aquel cadáver fuese desintegrado por medio de alguna extraña y potente irradiación exterior, aún desconocida por nuestra  Ciencia contemporánea, pero que se produjo desde "dentro" hacia "fuera" del cuerpo, lo cual podría haberse llevado a cabo por la irradiación tan potente que debió de recibir el cadáver, quedando reflejado en el sudario que envolvía su cuerpo donde quedó grabado en él, como si fuese el negativo de una fotografía.   Esta “operación”, podría haber sido efectuada  tal vez por aquellos hombres que también aparecen en el relato evangélico como  “hombres de vestidos resplandecientes”, (“ángeles”)

Claramente entramos aquí en la hipótesis de una  posible presencia extraterrestre que en elevada misión, actuó acerca de Jesús con la función de asistirle y con el cual estaban relacionados. Esta hipótesis permite pensar que estos “ángeles”, tal vez para desintegrar aquella materia muerta pudieron usar alguna avanzadísima y desconocida tecnología aún en nuestra época actual. Esta es una tesis que queda avalada por la existencia de la “sábana santa”, así como del “santo sudario”, claramente irradiados extrañamente, y que los científicos han investigado larga y repetidamente, quedando testimonio de su autenticidad por  las huellas del cuerpo con sus heridas y la faz de Jesús, impresas en tres dimensiones, apareciendo las fibras de estos lienzos como “chamuscadas” superficialmente formando una imagen tridimensional en lo mas íntimo de las fibras de estos lienzos que muy probablemente tuvieron esa relación con  el cadáver de Jesús de Nazaret. Que nadie se escandalice ante esta hipótesis, pues sabemos que a lo largo de la historia bíblica y del mismo Jesús, intervinieron en muchos momentos y pasajes, pero no como extraterrestres, sino como ángeles o con otros nombres.

De lo hasta aquí expuesto deducimos una vez más lo siguiente:

1.- Tal como avala la ciencia y el sentido común, un cadáver es un cuerpo cuyos lazos vitales con el ser espiritual que lo ocupaba, se deshicieron e, invariablemente, pasa a descomponerse y sus elementos pasan a reintegrarse a la tierra.

2.- La auténtica resurección, no es por tanto la del cuerpo físico, sino la del Espíritu con su cuerpo espiritual, una vez que finaliza el proceso del tránsito al plano espiritual o "desencarnación" tras la muerte del cuerpo físico.

En síntesis: Si lo que llamamos "muertos" se refiere a la persona que fallece y cuyo espíritu desencarna. sí, resucitan y despiertan estos espíritus en el plano espiritual que les corresponde, pero si por "muerto" nos referimos al cadáver, al cuerpo carnal ya fallecido, está claro y es evidente que no hay tal resurección, porque siendo materia que ya cumplió su función para con el Espíritu y ya no le sirve más, regresa a la materia de la tierra en donde se integra. Los "muertos" resucitan en el plano espiritual o "más allá", pero los cadáveres no resucitan, solo se funden y reintegran en la tierra.


- José Luis Martín-      

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Nadie viene a hacer el bien

 INQUIETUDES  ESPÍRITAS

1.- Los dos elementos del Universo

2.- Estudiando la mediumnidad (1 de 2)

3.-¿ Por qué a veces se tarda en abandonar el cuerpo tras la muerte?

4.-   Nadie viene a hacer el bien

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  LOS DOS ELEMENTOS DEL UNIVERSO

     Dos elementos, o si se prefiere, dos fuerzas gobiernan el Universo: el elemento material y el elemento espiritual. De la acción simultánea de estos dos principios nacen aquellos fenómenos especiales cuya naturaleza es inexplicable si se hace abstracción de uno de los dos, tal como ocurriría si se sustrajera uno de los dos elementos que constituyen el agua: el oxígeno y el hidrógeno.

     Al demostrar la existencia del mundo espiritual y sus relaciones con el mundo material, el Espiritismo nos brinda la comprobación de una infinidad de fenómenos incomprensibles que son considerados, por tal motivo, inadmisibles por ciertos pensadores. Estos fenómenos abundan en las escrituras, y en razón del desconocimiento de la ley que los gobierna, los tratadistas de ambos bandos antagónicos han girado sin cesar en el mismo círculo de ideas: unos omitiendo los
descubrimientos positivos de la ciencia, y otros ignorando el principio espiritual, de modo que no han podido llegar a una solución racional y convincente.

     La solución se encuentra en la acción recíproca del espíritu y la materia, y, de tal manera, se libera del carácter sobrenatural que se atribuía a la mayor parte de los fenómenos. Pero, ¿ qué es más positivo: admitir los hechos como resultantes de las leyes de la Naturaleza o rechazarlos totalmente?

     Su desestimación absoluta lleva a la destrucción de la base misma de todo edificio, mientras que su aceptación, aun limitada, no suprime más que lo accesorio, dejando intacta la base. Esa es la causa por la cual el Espiritismo induce a mucha gente a aceptar verdades consideradas antes meras utopías.

     Esta obra es, entonces, como ya lo hemos dicho, un complemento de las aplicaciones del Espiritismo desde un punto de vista especial.

     El material estaba listo, casi elaborado, desde hace mucho, pero el momento adecuado para su publicación no había llegado. Era necesario, en primer término, que las ideas que debían servir de apoyo madurasen, y además, había que esperar el momento propicio. El Espiritismo no tiene misterios ni teorías secretas, todo debe esclarecerlo para cual pueda juzgarlo con conocimiento de causa, mas cada cosa debe llegar a su tiempo para ser comprendida. Una solución a la ligera, prescindiendo de la elucidación completa de la cuestión, sería más un motivo de retraso que de adelanto.

. El Génesis- Allan Kardec

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   ESTUDIANDO LA MEDIUMNIDAD          (1 de 2)

Por Mercedes Cruz Reyes                            

     El ser humano comprende, poco a poco, que la tumba es una puerta hacia la renovación, como la cuna es el acceso a la experiencia, y observa que su permanencia en el planeta es un viaje con destino a las estaciones del Progreso Mayor.

     Y en esta gran peregrinación, todos somos instrumentos de las fuerzas con las cuales estamos en sintonía. Todos somos médiums dentro del campo mental que nos es propio, asociándonos a las energías edificantes si nuestro pensamiento fluye en dirección a la Vida Superior, o bien a las fuerzas perturbadoras y deprimentes, si nos sometemos a las sombras de la vida primitiva o torturada.

     Cada ser, con los sentimientos que caracterizan su vida íntima, emite rayos específicos y vive en la onda espiritual con la que se identifica.

     Tales verdades no permanecerán semicultas en nuestros santuarios de fe. Se irradiarán de los templos de la ciencia como ecuaciones matemáticas.

     La mediúmnidad es un problema de los más sugestivos en el mundo actual. El hombre de la Tierra se va acercando a la Era del espíritu bajo la luz de la Religión Cósmica del amor y de la sabiduría y, ciertamente, precisa de cooperación a fin de favorecer su comprensión.

     Debemos considerar que la mente es la base de todos los fenómenos mediúmnicos.

     No ignoramos que el universo, que se extiende en el infinito con millones y millones de soles, es la exteriorización del pensamiento divino, de cuya esencia participamos en nuestra condición de rayos conscientes de la sabiduría eterna y dentro del límite de nuestra evolución espiritual.

     Desde la superestructura de los astros hasta la infraestructura subatómica, todo está sumergido en la sustancia viva de la mente de Dios, como los peces y las plantas acuáticas están contenidos en el inmenso océano.

     Hijos del Creador, de Él heredamos la facultad de crear y desarrollar, nutrir y transformar.

     Naturalmente limitados a las dimensiones conceptuales en que nos encontramos, y reconociendo la insignificancia de nuestra situación comparada a la gloria de los espíritus que ya alcanzaron el estado angelical, podemos irradiar la energía activa del propio pensamiento, estableciendo, en torno a nuestra individualidad, el ambiente psíquico que nos es particular.

     Cada mundo posee el campo de tensión electromagnética que le es propio dentro del grado de fuerza gravitacional que mantiene su equilibrio, así como cada alma se ubica en el círculo de fuerzas vivas que tienen afinidad con su “hálito” mental, es decir, en la esfera de criaturas a las que se une según sus necesidades de ajuste o evolución espiritual.

     Cada planeta hace sus revoluciones en la órbita que le es asignada por las leyes del equilibrio sin exceder las líneas de gravitación que le corresponden, así como cada conciencia evoluciona dentro del grupo espiritual que condiciona su actuación.

     Somos, pues, un enorme conjunto de inteligencias sintonizadas en un mismo grado vibratorio de percepción, integrando un Todo constituido por algunos miles de millones de seres que forman, por así decirlo, la humanidad terrestre.

     Formando, así, sólo una humilde familia en el infinito concierto de la vida cósmica, en el que cada mundo alberga a una determinada familia de la humanidad universal, conocemos, por tanto, las limitadas expresiones de la vida que nos tocan más de cerca, limitados por el grado de conocimiento que hemos podido alcanzar.

     Dependiendo de nuestros semejantes en nuestra trayectoria hacia la vanguardia evolutiva y a la manera de los mundos que se desplazan en el espacio influenciados por los astros que les rodean, actuamos y reaccionamos unos sobre los otros a través de la energía mental con la que nos renovamos constantemente creando, alimentando y destruyendo formas y situaciones, realizaciones y cosas en la estructuración de nuestros destinos.

     Nuestra mente es, de este modo, un núcleo de fuerzas inteligentes generando un plasma sutil que, al exteriorizarse incesantemente fuera de nosotros, ofrece recursos de objetividad a las figuras de nuestra imaginación, bajo la dirección de nuestros propios designios.

     La idea es un “ser” organizado por nuestro espíritu, al que el pensamiento da la forma y la voluntad imprime movimiento y dirección. Del conjunto de nuestras ideas resulta nuestra propia existencia.

     Como es fácil de deducir, todos los seres vivos actúan en la onda de psiquismo que les es peculiar dentro de las dimensiones que les son características o en la frecuencia que les es propia. Ese psiquismo no depende de los centros nerviosos, de modo que, fluyendo de la mente, es quien condiciona todos los fenómenos de la vida orgánica en sí misma.

     Examinando, pues, los valores anímicos como facultades de comunicación entre los espíritus, cualquiera que sea el plano en que se encuentren, no podemos perder de vista el mundo mental del agente y el del receptor, ya que, en cualquier acto mediúmnico, la inteligencia receptiva está sujeta a las posibilidades y a la coloración de los pensamientos en que vive, y la inteligencia emisora queda sometida a los límites y a las interpretaciones de los pensamientos que es capaz de producir.

     Un hotentote desencarnado, comunicándose con un sabio terrenal ligado todavía a su envoltura física, no podrá ofrecer a éste otros informes que los de las formas triviales en que se desenvolvían en el mundo sus experiencias primitivas; así como un sabio, sin la vestidura carnal, entrando en relación con el hotentote ligado a su “hábitat” africano, no conseguirá brindarle su cooperación inmediata sino en el trabajo embrionario en el que éste tiene fijadas sus preocupaciones mentales, como ser el auxilio a un rebaño bovino o la cura de males del cuerpo material.

     Por ello, el hotentote no se sentiría feliz en la compañía del sabio, y el sabio, a su vez, no se detendría con aquél por falta de ese alimento, casi imponderable, al que podemos denominar “vibraciones compensadas”.

     Es por ley que nuestras mayores alegrías son recogidas al contacto de aquellos que, al comprendernos, cambian con nosotros valores mentales de cualidades idénticas a las nuestras, así como los árboles ofrecen un mayor coeficiente de producción si se les coloca entre compañeros de la misma especie, con los cuales intercambian sus principios germinativos.

     En la mediúmnidad, igualmente, no podemos olvidar el problema de la sintonía.

     Atraemos a los espíritus que tienen afinidad con nosotros, de la misma manera que somos por ellos atraídos, y si es verdad que cada uno de nosotros solamente puede dar conforme a lo que tiene, es indiscutible que cada uno recibe de acuerdo con lo que da.

     Encontrándose la mente en la base de todas las manifestaciones mediúmnicas, cualesquiera que sean las características en que se expresen, es imprescindible enriquecer el pensamiento incorporándole los tesoros morales y culturales, los únicos que nos posibilitan fijar la luz que desciende hasta nosotros de las esferas más altas, a través de los genios de la sabiduría y el amor que supervisan nuestras experiencias.

     Acertaron aquellos que compararon nuestro mundo mental a un espejo.

     Reflejamos las imágenes que nos rodean y dirigimos en dirección de los demás las imágenes que creamos.

     Y como no podemos escapar al imperativo de la atracción, retrataremos solamente la claridad y la belleza si nosotros establecemos la belleza y la claridad en el espejo de nuestra vida íntima.

     Los reflejos mentales, según su naturaleza, favorecen nuestro estancamiento o nos impulsan a ir adelante, puesto que cada criatura humana vive en el cielo o en el infierno que edificó para sí misma en los rincones internos del corazón y de la conciencia, independientemente del cuerpo físico, y dado que, observando la vida en su esencia de eternidad gloriosa, la muerte vale únicamente como transición entre dos tipos de la misma experiencia, en el “hoy imperecedero”.

     Encontramos la mediúmnidad en todos los tiempos y en todos los lugares en que se desarrolló el género humano.

     Misiones santificantes y guerras de destrucción, tareas nobles y obsesiones pérfidas tienen su origen en los reflejos de la mente individual o colectiva, combinados con las fuerzas sublimes o degradantes de los pensamientos que las nutren.

     Sepamos, pues, cultivar la educación, perfeccionándonos más cada día.

     Todos somos médiums, sea cual fuere la actividad que desempeñemos.

     La fuerza psíquica, en muchos niveles de expresión, es peculiar a todos los seres, pero no existe perfeccionamiento mediúmnico sin la purificación de la individualidad.

     Es contraproducente, por tanto, intensificar el movimiento de la energía sin disciplinar sus impulsos.

      Es peligroso poseer sin saber usar.

     El espejo sepultado en el lodo no refleja el esplendor del Sol. El lago agitado no refleja la imagen de la estrella que titila en el infinito.

     Elevemos nuestro caudal de conocimientos con el estudio bien llevado y perfeccionemos la calidad de nuestras emociones con el ejercicio constante de las virtudes superiores, si queremos recoger el mensaje de las Grandes Almas.

     La mediúmnidad no basta por sí sola.

     Es imprescindible saber qué tipo de onda mental asimilamos, para conocer la calidad de nuestro trabajo y juzgar acerca de la dirección tomada.

     Un ilustre estudioso de la fenomenología espírita a fines del siglo pasado intuitivamente se refirió a un aparato, al “psicoscopio” se destina a la observación del alma y puede definir las vibraciones de ésta, a la vez que para realizar estudios acerca de la materia. Funciona con electricidad y magnetismo, utilizando elementos radiantes análogos en su esencia a los rayos gamma. Está constituido por lentes de aumento con posibilidades para la microfotografía.  Se puede con él clasificar sin dificultad las perspectivas de los distintos grupos de servicios psíquicos que existen en el mundo. Analizando la psicoscopia de una persona o de un equipo de trabajadores, es posible deducir sus posibilidades y calificar la categoría de su condición. Según las radiaciones que proyectan, planificamos la obra que puedan realizar en el futuro.

     Estamos sujetos todos a los exámenes de los planos superiores, aun quienes investigamos ahora los planos que están situados debajo del nuestro. Si el espectroscopio permite al hombre investigar la naturaleza de los elementos químicos que se hallan a enormes distancias, analizando la onda luminosa que emiten, con mayor facilidad identificaremos los valores de la individualidad humana por los rayos que ésta emite. La moralidad, el sentimiento, la educación y el carácter son conocidos con claridad mediante una breve observación.

     ¡El hombre es un generador de fuerza electromagnética, con una oscilación por segundo que es registrada por el corazón! Todas las sustancias vivas de la Tierra emiten energías encuadradas en la gama de las radiaciones ultravioleta. Para mayor claridad de la definición llamémosles rayos ectoplásmicos, uniendo así nuestra designación a la nomenclatura de los espiritistas modernos.

      Esos rayos son peculiares a todos los seres vivos. Con ellos la oruga realiza sus complicadas demostraciones de metamorfosis, y es también en base a ellos que se efectúan todos los fenómenos de materialización mediúmnica, por cuanto los sensitivos encarnados por quienes se procesan aportan y liberan esas energías con más facilidad. Todas las criaturas, pues, les conservan en sí mismas, emitiéndoles en una frecuencia que varía en cada una, según las tareas que el plan de la vida les ha asignado.

     El estudio de la mediúmnidad se afirma sobre las bases de la mente y su prodigioso campo de radiaciones. La ciencia de los rayos potenciará, en breve, una gran renovación en los diversos sectores culturales del mundo.

     Para conseguir alcanzar en un grupo mediúmnico la devoción a la fraternidad, el correcto desempeño de los deberes, y fe ardiente, es necesario que exista una onda de comprensión y buena voluntad esa debe ser su característica. Por el amor en que desempeñemos la tarea seremos un instrumento fiel de los benefactores desencarnados, quienes encuentran en nuestra mente un espejo cristalino que reproduce sin distorsión alguna, sus instrucciones.

      Así como en la Tierra la ciencia cataloga los elementos químicos que entran en formación de la materia densa, en el plano espiritual es posible analizar el tipo de fuerzas sutiles que son propias a cada Ser.

      Una ficha psicoscópica determina, en especial, la naturaleza de nuestros pensamientos, por lo que es fácil, conocer, a través de semejante registro, acerca de nuestros méritos y de nuestras debilidades.

     En todos los proceso medianímicos la maquina cerebral es el órgano de manifestación de la mente. En la vida intra-craneana, es donde están asentadas las llaves de comunicación entre el mundo mental y el mundo físico.

     El aparato encefálico reúne a millares de células, que desempeñan funciones específicas, como si fueran trabajadores en un orden jerárquico dentro de la armoniosa estructura de un Estado.


---//...  ( continuará en la siguiente publicación)


                                  

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¿POR QUÉ A VECES SE TARDA EN ABANDONAR EL CUERPO TRAS LA MUERTE?"
La muerte física y la desencarnación no ocurren simultáneamente. El individuo muere cuando el corazón deja de funcionar. El Espíritu desencarna cuando se completa el desligamiento, lo cual demanda algunas horas o algunos días.
Básicamente el Espíritu permanece ligado al cuerpo mientras son muy fuertes en él las impresiones de la existencia física.
Suele ocurrir en individuos materialistas que hacen de la jornada humana un fin en sí; que no aspiran a objetivos superiores; que cultivan vicios y pasiones; estos quedan retenidos por más tiempo, hasta que la impregnación fluídica animalizada de que se revisten sea reducida a niveles compatibles con su desligamiento.
Ciertamente .los benefactores espirituales pueden hacerlo de inmediato, tan pronto como suceda el colapso del cuerpo. Sin embargo no es aconsejable, por cuanto que el desencarnante tendría dificultades mayores para ajustarse a las realidades espirituales, Lo que aparentemente sugiere un castigo para el individuo que no vivió una existencia de acuerdo a los principios de la moral y de la virtud, es apenas una manifestación de misericordia, No obstante el constreñimiento y las sensaciones desagradables que venga a enfrentar en la contemplación de sus despojos carnales en descomposición, tal circunstancia es menos traumatizante que el desligamiento extemporáneo.
Con respecto a la muerte hay concepciones totalmente distanciadas de la realidad. Cuando alguien muere fulminado por un infarto violento, se acostumbra decir: "¡ Qué muerte maravillosa!, no sufrió nada!".
Sin embargo es una muerte indeseable.
Falleciendo en plena vitalidad, salvo si él está altamente espiritualizado, tendrá problemas de desligamiento y adaptación, pues serán muy fuertes en él las impresiones e intereses relacionados con la existencia física.
Si la causa de la muerte es el cáncer después de prolongados sufrimientos con dolores atroces, con el paciente muriendo lentamente, descomponiéndose en vida, se dice:
"¡Que muerte horrible!, ¡ Cuanto sufrimiento!"
Y sin embargo, paradójicamente, es una buena muerte.
La dolencia prolongada es tratamiento de belleza para el Espíritu. Los dolores físicos actúan como inestimable recurso terapeútico, ayudando a superar las ilusiones del Mundo, además de depurarlo como válvulas de caudal de las impurezas morales. Es de destacar que el progresivo agravamiento de su condición torna al enfermo doliente más receptivo a los asuntos de religión, a los beneficios de la oración, a las meditaciones sobre el destino humano. Por eso, cuando la muerte llega, él está preparado y hasta la espera sin apegos y sin temores.
Algo semejante ocurre con las personas que desencarnan en edad avanzada, cumplidos los plazos concedidos por la Providencia Divina, y que mantuvieron un comportamiento disciplinado y virtuoso. En ellas la vida física se extingue mansamente, como una vela que parpadea y se apaga, enteramente gastada, proporcionándoles un retorno tranquilo, sin mayores contratiempos.

Libro: "Quien tiene miedo a la Muerte"- Richard Simonetti

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NADIE VIENE A HACER BIEN





Está muy arraigada la creencia de que los grandes benefactores de la Humanidad, son espíritus que han sido destinados para ello.

 

Se les ha escogido con la finalidad de:

 

1) Traer nuevos conocimientos, que aceleren la evolución de los espíritus encarnados.

 

2) Participar en acciones, que conduzcan a cambios, los cuales al final, significaran un progreso para la Humanidad. Esto generalmente en condición de líder.

 

3) Realizar obras benéficas con el fin de aminorar las penalidades y sufrimientos, que padece el ser humano, en su tránsito como encarnado.

 

En el primer caso,  se trata de un espíritu que ha sido escogido:

Porque pertenece a un nivel de evolución superior, al existente en nuestro mundo y posee conocimientos que en este preciso momento, le son necesarios a la humanidad.

Su tarea es impartir esta enseñanza y dejar instalado el procedimiento, para que este saber, llegue a otros seres humanos.

Estos son espíritus, los cuales al terminar su tarea, vuelven al nivel de evolución, en  donde se están desarrollando.

En la mayoría de las religiones, se nos habla de la existencia de estos espíritus misionarios.

 

El segundo caso, trata de espíritus capaces de comandar acciones determinadas, que la misma dinámica social requiere, en forma indispensable, para la continuación  de la evolución humana.

 En muy pocos de estos casos intervienen los espíritus misionarios.

La mayoría de los puestos de liderazgo, son cubiertos por reencarnados, que habitan en los escenarios del acontecimiento y los cuales poseen los conocimientos y las aptitudes necesarias para dirigir y llevar a buen fin esta misión.

En la historia de la humanidad, en  los procesos libertarios, avances sociales y culturales, abundan este tipo de actores.

 

El tercer caso, corresponde a aquellas personas, las cuales desarrollan constantemente actividades en favor del bienestar de la humanidad, en la lucha contra el hambre, las enfermedades, el maltrato a los seres humanos, conservación del ambiente, etc.

Ellos  dedican gran parte  de su existencia en favor de esa lucha, generalmente  sin recibir ninguna retribución por su labor.

Existe la creencia errada, de que estos espíritus fueron escogidos con anterioridad a su reencarnación, para luchar contra las adversidades y necesidades, que padece el ser humano.

Nada más errado; nuestra evolución se desarrolla mediante la lucha contra esas adversidades y necesidades que nos acompañan en la vida. Mal podría Dios, eliminar esos problemas, que resultan ser como el combustible necesario, que impulsa nuestra evolución.

Estos espíritus que realizan trabajos de ayuda al prójimo, simplemente están cumpliendo con la ley de “Causa y efecto”.

Están compensando el daño o maltrato por ellos  realizado; generalmente, en vidas anteriores a sus semejantes y así van disminuyendo su carga negativa, mediante buenas acciones y ayuda al prójimo, en la vida actual.

Todo esto se basa, en la preparación que hace nuestro espíritu, con la espiritualidad que nos acompaña, antes de cada  reencarnación. En ello se incluye los aspectos en los cuales debemos avanzar en nuestra evolución, en los aprendizajes que nos toca obtener, pero también, en la disminución de los daños causados por nuestras acciones, a nuestros semejantes.

Nos relata la hermana Amalia Domingo soler en unos de sus libros, de un caso en donde una persona murió a la edad de ciento cincuenta años, en Rusia.

 Preguntada la Espiritualidad, sobre el motivo por el cual esta persona había vivido tanto, respondió que era el deseo de ella, tener el mayor tiempo posible para cancelar; por medio de las buenas acciones que realizaba en esta vida, el daño que había causado a la humanidad en vidas anteriores  y así iniciar una nueva reencarnación, en mejores condiciones que la actual.


Oswaldo E. Porras Dorta

 

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