viernes, 24 de marzo de 2023

Consideremos que : .....

   INQUIETUDES  ESPÍRITAS

1.- Sufrimientos voluntarios

2.-Preguntas sobre los otros mundos

3.- Consideremos que:.....

4.- El Alma                                          

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          SUFRIMIENTOS VOLUNTARIOS

Hay de hecho personas muy extrañas en este mundo. Hay personas que les gusta ser infelices. Ellas hacen de todo para sufrir. Si mirásemos psicológicamente, a esas criaturas serian clasificadas, algunas, como hipocondríacas, aquellas que siempre enferman. Ellas tienen de todo. Si alguien habla que está sintiendo una cosa, ellas están sintiendo también; si alguien dice que tiene tal dolencia, ellas también lo tienen y si alguien habla que el grado de la dolencia fue mayor, de ellas fue superior. Hipocondríacas. Percibimos que hay criaturas así. Pero, hay otras que, formalmente, les gusta sufrir. Ellas van siempre en busca de alguna situación que las lleve al dolor, a lágrimas, a frustraciones.
A veces encontramos personas que se están preparando para un determinado concurso y ellas dicen así: Yo lo voy hacer, pero sé que no lo voy a pasar. Ellas ya establecieron sobre las energías cósmicas lo que ellas quieren, y ellas hicieron de todo para probar su tesis: Yo sé que no voy a pasar. Lo hago por hacer. Y, cuando sale el resultado en que fueron suspendidas, dicen victoriosas: ¿No dije que yo no pasaría? Hay otras criaturas, una muchacha, por ejemplo, que está buscando pareja, está queriendo alguien para relacionarse. Ahí le aparece un muchacho bonito, un Adonis, alguien encima de la media y ella será capaz de decir: Es mucha arena para mi camión. Yo no lo merezco. Veamos qué cosa paranoica. La propia criatura que dice estar buscando una situación agradable, prefiere la situación desagradable. Encontramos mucha gente que, en las diversas situaciones de la vida, en varios momentos de la existencia tiene para consigo ese auto-desamor, o esa autoestima baja, o esa baja autoestima. ¿Cómo es que ella quiere que su estrella sea buena, si hace de todo para atraer la mala estrella? Observamos cuanta gente le gusta sufrir en el mundo, como si el sufrimiento hiciese con ellas que fuesen observadas, calmadas.
Ese tipo de criatura que se impone sufrimientos para estar apenada, se desprecia porque la vida fue hecha para que pudiésemos alegrarnos, ser felices. Nos dijo Jesús que cada día tiene su mal, cada día tiene sus luchas. No tenemos que inventar cosas para sufrir. ¿Cuántas son las personas que comienzan a desconfiar de otras? Fulano no es mi amigo. Beltrano debe estar hablando de mí y, encima de esas desconfianzas, montan un castillo de desgracias y de sufrimientos, hasta descubrir que no es verdad, que nadie está hablando de ellos, que nadie tiene nada en contra ellos y que las personas los ven agradables. Es ese auto disgustar que hace que se imagine que las otras personas no les gustamos. ¿Por otro lado, quien es que dice que las personas tienen obligación de gustarles la gente, si no nos sentimos obligados a que nos guste todo el mundo? No estamos obligados a que nos guste nadie ¿Por qué todo el mundo tiene que ser unánime en gustar a la gente?
En la medida en que vamos madurando nuestra visión del mundo, nuestra visión en el mundo, vamos entendiendo que hay espacio para que la gente sea feliz, sin buscar sufrimientos voluntarios. Cuando alguien comienza a usar drogas, sea el cigarro, sea el alcohol, sea lo que sea, está procurando sufrimientos. No son pocas las personas que son amputadas, sufren cirugías crueles, por causa del tabaquismo. Poca gente sabe que el tabaquismo lleva mucha gente a las amputaciones, a enfisemas pulmonares, a dolencias cardiovasculares, por el placer patológico de expulsar el humo. Cuantas lesiones neurológicas son detectadas por la medicina por causa del alcoholismo. Cuantos disturbios neurológicas, cuantas disturbios sociales, separaciones, muertes, homicidios y suicidios, huérfanos, viudez por causa del alcoholismo. Los individuos que cogen un coche, toman la dirección con un vehículo alcoholizados: que ellos tiene disgusto por la vida, tienen desamor para sí mismos y para los otros, que desconsideración. Todo esto son sufrimientos que la persona se impone sin ninguna necesidad. Bastaría un poco de respeto a sí mismos, bastaría un poco de auto amor, de auto estima un poco más elevada, para que supiera la importancia de no coger un vehículo, después de haber bebido alcohol. Ya no sería de buena orientación alcoholizarse y, aun después de eso, coger un vehículo.
Allan Kardec preguntó a los Inmortales en el Libro de los Espíritus, sobre la condición del alcoholizado que cometiese un desatino, si él tendría culpa, ya que estaba embriagado. Y los Espíritus responden al Codificador que tiene culpa doble. Primero, porque se alcoholizo, eso es contra las leyes de la naturaleza. Después, porque alcoholizado, cometió el delito. Es por esto que no tenemos que buscar sufrimientos para nosotros. De repente, alguien va a un banquete, a una cena y come más allá de lo que puede, sabiendo que no puede, conociendo el funcionamiento de su hígado, de su estómago, de sus riñones y, en el otro día, la criatura esta enferma, por causa de aquello que comió en la víspera. No podía perder la oportunidad de atiborrarse, de comer en exceso, de comer en demasía. ¿Mas, con qué placer, si al día siguiente estará enfermo? Esas son las complicaciones de la mente humana, las paradojas humanas, principalmente en la vida de aquellos que buscan sufrimientos voluntarios. Hay aquellos que resuelven hacer ayunos interminables. Hay aquellos que se tornan anoréxicos y acaban muriendo por inanición. Jóvenes, o no, preservemos nuestras vidas. Dejemos para que la vida nos imponga cualquier tipo de sufrimiento que esté en nuestra pauta de necesidades. Por lo demás, busquemos lo mejor para la vida, amándonos, amando y siendo felices.
Raúl Teixeira
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    Preguntas sobre los otros mundos

 ¿Qué grado de confianza puede haber en las descripciones que los Espíritus hacen de los diferentes mundos?
"Esto depende del grado de adelantamiento 'real' de los Espíritus que dan estas descripciones; porque          vosotros comprendéis que los Espíritus vulgares son tan incapaces de daros noticias con respecto a esto, como un ignorante entre vosotros para describiros todos los países de la Tierra. Muchas veces dirigís preguntas científicas sobre estos mundos a Espíritus que no las pueden resolver; si son de buena fe, hablan
de ellos según sus ideas personales; si son Espíritus ligeros, se divierten dándoos descripciones extravagantes y fantásticas, tanto más que estos Espíritus que no están desprovistos de imaginación en la erraticidad como en la Tierra, sacan de esta facultad la narración de muchas cosas que nada tienen de real. Sin embargo, no creáis en la imposíbílidad absoluta de tener sobre estos mundos, algunas aclaraciones, los mismos Espíritus buenos se complacen en describiros aquellos que ellos habitan, a fin de serviros de enseñanza para mejoraros, y convidaros a seguir el camino que puede conduciros a ellos; es un medio de fijar vuestras ideas sobre el porvenir y no dejaros en la vaguedad."

¿Qué comprobación puede haber para la exactitud de estas descripciones?
"La mejor comprobación es la concordancia que puede haber entre ellas; pero acordáos que tienen por objeto vuestra mejora moral y que por consiguiente podéis ser informados mejor sobre el estado moral de sus habitantes que sobre el estado físico o geológico de estos globos. Con vuestros conocimientos actuales,  aun no podríais comprenderlo; este estudio no serviría para vuestro progreso en la Tierra, pero cuando estéis allí tendréis toda la posibilidad de hacerlo."

EL LIBRO DE LOS MÉDIUMS

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CONSIDEREMOS QUE :

La existencia en la Tierra es un libro que estás escribiendo...

Cada día es una página...

Cada hora es una afirmación de tu personalidad, a través de las personas y de las situaciones que te buscan-

No menosprecies la oportunidad de crear una epopeya de amor alrededor de tu nombre.


EMMANUEL


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EL ALMA

La información más importante que el hombre puede recibir en toda su existencia, es el conocimiento de la realidad del alma, pues innumerables personas desconocen que, aparte del cuerpo físico, cada uno tiene un alma inmortal que dirige sus actos.

El ser humano está formado de cuerpo y alma, y participa en la vida humana y se manifiesta por el pensamiento, por la inteligencia, por el sentido de responsabilidad, por el carácter, por la consciencia, por la voluntad, por el libre albedrío, por la intuición y por el anhelo, muchas veces oculto, de ser útil a los semejantes.

La adquisición de ese conocimiento puede traer un enriquecimiento de su ser, advirtiéndole para el reconocimiento de la unidad de la Creación y de la responsabilidad de su propia existencia, y el amor que debe dispensar a todos los seres de la Naturaleza y, especialmente, a las criaturas humanas, independientemente de su edad, raza, condiciones sociales, económicas y de su propio estado físico.

Todo ser humano es un alma viviente que se identifica por sus atributos propios y no por su apariencia física o por sus adornos exteriores.

El alma es un ser de constitución energética que presenta la forma del ser humano, amoldándose a su edad, sexo y a las características del cuerpo al cual imprime su vitalidad. Tiene la individualidad y la grandeza que le da vida plena, cuando se encuentra en la espiritualidad, o en la condición de estar dando vida a un organismo biológico, participando en la constitución del ser humano. En esa situación, el alma comanda todas las actividades de la vida humana.

Alma es la denominación dada por Allan Kardec al Espíritu encarnado, como está en El Libro de los Espíritus, ítem 134. Esa denominación es simplemente didáctica, visto que alma y Espíritu designan la misma entidad, respectivamente, cuando está encarnada o cuando se encuentra en el mundo espiritual.

En el Evangelio de San Marcos, hay una observación sobre la conducta de las personas que, desviadas del bien pueden ser dañinas a la propia alma, aconsejando el desapego de los valores transitorios de la vida, diciendo: «Porque ¿qué aprovechará al hombre, si granjeare todo el mundo, y pierde su alma?» (Marcos 8, 36).

Ese mensaje de San Marcos no hace pensar que si el ser humano pasa por la vida entretenido en preocupaciones frívolas, su alma tendrá que enfrentar las consecuencias de una vida desperdiciada.

Los diferentes caracteres psicológicos, que cualifican al ser humano, no son determinados por las peculiaridades de sus órganos físicos, de su apariencia y constitución, sino por los atributos del alma, que participa en todos los actos de la vida.

De ese modo, una persona no se hace científica porque recibió hereditariamente circunvalaciones cerebrales diferencias en ese sentido, sino porque su alma está dotada de las cualidades de científico.

Ese concepto está de acuerdo con lo que enseña Allan Kardec en El Libro de los Espíritus, ítem 370: «El Espíritu tiene siempre las facultades que le son propias, y no son los órganos los que producen las facultades, sino que éstas determinan el desarrollo de los órganos».

Siendo el alma responsable del pensamiento, por el libre albedrío, por la conducta de las criaturas, es natural que pueda ejercer influencia no tan solo en su comportamiento, sino también sobre las células del organismo, condicionando sus estados de salud o de enfermedad.

De ese modo, el alma es un ser actuante que puede actuar continuamente sobre el organismo, vivificándole las células, promoviendo la salud y el bienestar.

El alma ejerce, todavía, una importante contribución a la vida humana por contener, en el periespiritu, el archivo de la memoria de los hechos ocurridos en vidas pasadas y que se suman a los adquiridos en la presente existencia.

En virtud de su naturaleza espiritual, y en la condición de estar dando vida a un organismo biológico, el alma realiza, en cada criatura, el encuentro entre lo humano y lo divino.

Como espíritu encarnado, el ser humano tiene su dignidad y debe ser respetado, no obstante la situación en que pueda encontrarse y las faltas que haya cometido. Es un ser en fase de evolución, camino de su perfeccionamiento, aunque esté pasando por situaciones menos dignas.

En la práctica, cada persona puede conducir libremente su vida, procurando practicar el bien y disfrutar de condiciones progresivamente mejores, u optar por una conducta menos edificante para sí misma, con relación a los demás seres humanos.

Lo importante es que, delante de esos acontecimientos, el alma participa, consciente o inconscientemente, de todos los actos de la vida, y las acciones buenas o malas que haya hecho quedan registradas en el archivo periespiritual y se encuadran en la ley de reciprocidad o de causa y efecto y sus consecuencias, respectivamente, buenas o malas retornan para el mismo ser, en esta vida o en vidas futuras, porque las existencias son solidarias unas con las otras. Las buenas acciones regresan bajo la forma de alegría, salud y bienestar, y, las malas, como diferentes modalidades de sufrimientos.

El reconocimiento de la inmortalidad del alma puede dar, a cada uno, un incentivo para las diferentes actividades de la vida, llevando al ser humano a utilizar su libre albedrío para realizar positivamente la vivencia del amor, la práctica de buenas acciones.

Por falta de perfeccionamiento espiritual, los seres humanos todavía no comprendieron el significado de la vida y la oportunidad que disfrutan de realizarse como almas vivientes, para alcanzar planos progresivamente más elevados en la escala de la evolución.

La vivencia de la realidad del alma se caracteriza por la valoración de los bienes espirituales y por el desprendimiento de las preocupaciones hacia los bienes transitorios de la vida.

El amor es el recurso para que el ser humano pueda vivir la realidad del alma, requisito esencial para que pueda alcanzar la vida plena como ser viviente.

La primera fase para alcanzar el conocimiento de la realidad del alma, consiste en admitir su existencia, como parte integrante del organismo humano, responsable de sus atributos psíquicos y espirituales, y por los actos de la vida diaria.

El Alma  o Espíritu Según Allan Kardec son los seres inteligentes de la Creación y se caracterizan por su individualidad, creada simple e ignorante, el alma o espíritu  tiene la oportunidad de evolucionar y de volverse perfectos.

El pensamiento, la inteligencia, las cualidades morales y la consciencia, son atributos del alma.

Las almas son los espíritus encarnados. Forman parte de la constitución de los seres humanos temporalmente, para purificarse y esclarecerse y fuera de ellos, como espíritus, pueblan el mundo invisible.

El espíritu está revestido por un envoltorio de naturaleza electromagnética, el periespiritu, que en el organismo humano constituye la unión entre el alma y el cuerpo físico, y después de la separación, que se realiza en el desenlace, el periespiritu también se desprende del cuerpo y se mantiene unido al espíritu.

Si los espíritus, como seres encarnados procedieran de modo contrario a la Ley de Dios, recibirán, como retorno, en esta vida o en vidas futuras, las pruebas correspondientes a sus faltas, bajo la forma de sufrimientos físicos o psíquicos, o dificultades en los diferentes sectores de la vida.

Los atributos de la individualidad humana son los del espíritu encarnado. Así, un hombre de bien es la encarnación de un espíritu bueno y un hombre perverso es la encarnación de un espíritu impuro, ignorante.

Los seres humanos que cometen faltas, que agreden la Ley, no retroceden espiritualmente.

Se mantienen estacionarios y si no tuvieron la oportunidad de reparar, en la misma existencia, las faltas cometidas, tendrán que retornar, en encarnaciones futuras, cuantas sean necesarias, y enfrentar diferentes modalidades de sufrimientos, que constituyen formas de reparación de sus faltas, y la oportunidad de rehacer la existencia no aprovechada, para alcanzar algún progreso espiritual.

Los espíritus sufren, tanto en el mundo corporal como en el espiritual, las consecuencias de sus imperfecciones.

Para los espíritus la encarnación puede ser un acto de expiación o de misión que ellos aceptan con placer, con el fin de ayudar a los seres humanos a alcanzar más rápidamente el progreso en los diferentes sectores de la vida. Son almas primorosas que pueden reencarnar aisladamente, o en grupos, y se identifican por sus ideales de amor a los semejantes, procurando incentivar el progreso y el bienestar de los seres humanos en las diferentes áreas de actuación, motivando la evolución de la consciencia humana en los ideales de paz, fraternidad y progreso.

La evolución anímica o espiritual constituye la adquisición más importante que puede ser deseada tanto por las criaturas encarnadas como desencarnadas.

Ella se realiza paulatinamente, a través de las generaciones, mediante esfuerzos basados en la práctica del amor fraterno. El grado de evolución espiritual caracteriza la posición alcanzada por las criaturas en su andadura a través de los tiempos.

En la práctica, la evolución espiritual se manifiesta por diferente atributos como la bondad, la sabiduría, la comprensión, el desprendimiento de los bienes materiales, la sinceridad en el trato con los semejantes, la vivencia de pensamientos positivos y la anulación de los pensamientos negativos como los de la ira, celos, traición, falsedad, odio, agresividad y de toros de la misma naturaleza, que deberán ser exiliados del planeta Tierra, que habrá alcanzado un nivel elevado de vibración espiritual en el albor de la nueva era que se aproxima, donde los hombres serán buenos y se amarán unos a otros.

 (Extraído por Merchita del libro Enfermedades del Alma del Dr. Roberto Brólio)

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