jueves, 31 de octubre de 2013

Diversidad de razas humanas y pluralidad de mundos, según el Esppiritismo.


IV.- Diversidad de las razas humanas 
52.¿De qué provienen las diferencias físicas y morales que distinguen a las distintas razas de hombres existentes en la Tierra? 
- Del clima, la vida y los hábitos. Lo mismo sucede con dos hijos de una misma madre que, educados lejos uno del otro y en forma diferente, no se asemejarán en nada, en lo que respecta a lo moral. 

53.El hombre ¿apareció en varios puntos del globo? 
- Sí, y en diversas épocas. Es esta una de las causas de la variedad de las razas. Después los hombres, al dispersarse y establecerse en diferentes climas, mezclándose con otras razas, han formado tipos nuevos. 

53 a. Esas diferencias ¿constituyen especies distintas? 
- Por cierto que no: todos son de una misma familia. Las diversas variedades de un mismo fruto ¿le impiden acaso pertenecer a una misma especie?

54.Si la especie humana no procede de un solo individuo, ¿deben los hombres dejar de considerarse hermanos? 
- Todos los hombres son hermanos en Dios, por cuanto se hallan animados por el Espíritu y marchan hacia un mismo objetivo. Vosotros queréis siempre interpretar las palabras literalmente. 

V.- Pluralidad de los mundos 

55.¿Todos los globos que giran en el espacio están habitados? 
- Sí, y el hombre de la Tierra se halla lejos de ser –como cree- el primero en inteligencia, bondad y perfección. Sin embargo, hay seres humanos que se consideran muy grandes e imaginan que este pequeño globo es el único que posee el privilegio de tener seres racionales. ¡Orgullo y vanidad! Piensan que Dios creó el Universo para ellos solos…

Dios ha poblado los mundos con seres vivientes, todos los cuales concurren al objetivo final de la Providencia. Creer que los seres vivos se hallan confinados al único punto que habitamos nosotros en el Universo equivale a poner en duda la sabiduría de Dios, que nada inútil hizo. Él debió asignar a esos mundos una finalidad más importante que la de recrear nuestra vista. Por otra parte, nada, ni en la posición, ni en el volumen, ni en la constitución física de la Tierra, puede razonablemente llevar a suponer que sólo ella posea el privilegio de estar habitada, con exclusión de tantos millares de mundos similares. (negritas)

56.Los diversos cuerpos celestes ¿poseen una misma constitución física?
- No. No se asemejan en modo alguno. 

57.Visto que la constitución física de esos mundos no es igual en todos, ¿se deduce de ello que los seres que los habitan tengan una organización diferente? 
- Sin lugar a dudas, así como, entre vosotros, los peces se hallan constituidos para vivir en el agua, y los pájaros en el aire. 

58.Los mundos que se encuentran más distantes del Sol ¿están privados de luz y calor, ya que el Sol se muestra a ellos sólo con la apariencia de una estrella? 
- ¿Creéis, entonces, que no existan otras fuentes de luz y calor que el Sol? ¿Olvidáis por completo la electricidad, que en algunos mundos desempeña un rol que desconocéis, harto más importante que en la Tierra? Por lo demás, no se ha dicho que todos los seres sean iguales a vosotros y con órganos conformados similarmente a los vuestros. 

Las condiciones de existencia de los seres que habitan los diferentes mundos deben ser adecuadas al medio en que son llamados a vivir. Si nunca hubiéramos visto peces no comprenderíamos que ciertos seres pudieran vivir en el agua. Lo mismo ocurre en los otros cuerpos celestes, que poseen sin duda elementos que nos son desconocidos. ¿Acaso no vemos en la Tierra las prolongadas noches polares, que son iluminadas por la electricidad de las auroras boreales? ¿Es por ventura imposible que en ciertos globos la electricidad abunde más que en la Tierra y represente en ellos un papel general cuyos efectos no podemos comprender? Así pues, tales mundos pueden contener en sí mismos las fuentes de calor y de luz necesarias a sus habitantes. (negritas)

Allan Kardec ( El Libro de los Espíritus)


                                    DISCUSIONES Y DESAVENENCIAS
         

Herencia de la naturaleza animal que predomina en el ser humano, la tendencia a la discusión, a competir, a la desaveniencia, se tranforma poco a poco en agresiva y sórdida, con esa característica del primitivismo del cual no se liberó.

Muchas veces, disentir es una actitud saludable cuando no se está de acuerdo por una u otra razón. Entre tanto, transformar la discrepancia en un motivo de litigio es injustificable, sólo comprensible porque se trata de un remanente de la inferioridad moral de la personalidad del opositor.

Con el fin de mantener su punto de vista, el litigante generalmente, urde mecanismos de violencia y recurre a la calumnia, a la infamia, a la agresión injustificable.

Vestigio de las fases iniciales de la evolución en la lucha por la vida, el ser racional permanece, cuando se encuentra así, en actitud de autodefensa en razón de la inseguridad que posee, y se inclina por la agresividad, por el litigio perturbador en el cual el ego predomina y se satisface.

A medida que el adversario ve el triunfo del otro, de aquel a quien combate, se torna más despiadado, y recurre a actitudes de desmoralización ante la imposibilidad de superarlo a través de los valores del espíritu.

Ayer se utilizaba la emboscada, el duelo o el combate físico para satisfacer las pasiones inferiores.

Hoy, guardadas las proporciones, aún se valen de recursos equivalentes, en forma solapada, con el pretexto de defender nobles ideales, para librarse de los peligrosos enemigos que son aquellos a los cuales se combate.

Los litigios son reminicencias del pasado, señales para la identificación del atraso en que permanece un gran número de miembros de la sociedad humana.

- jUANA DE ANGELIS-
                                                           ************************
                         

                                  CAPÍTULO II
                     MI REINO NO ES DE ESTE MUNDO


La vida futura. – La realeza de Jesús. – El punto de vista.
– Instrucciones de los Espíritus: Un reinado terrestre. 1. Pilatos, volviendo a entrar en el pretorio, y llamando a Jesús dijo: ¿Eres tú el rey de los Judíos? Jesús le respondió: Mi reino no es de este mundo. Si mi reino fuese de este mundo mi pueblo habría combatido para impedir que cayese en manos de los Judíos; pero mi reino no es de aquí. Entonces Pilatos le dice: Luego ¿eres rey? Respondió Jesús: Vos habéis dicho que soy rey, pero yo no he nacido, ni he venido a este mundo sino para dar testimonio a la verdad; todo aquel que es amante de la verdad, escucha mi voz. (San Juan, cap. XVIII, v. 33, 36, 37).

LA VIDA FUTURA
2. Con estas palabras Jesús designa claramente la vida futura, que presenta en todas las circunstancias, como el término hacia donde tiende la Humanidad, y como debe ser el objeto de las principales preocupaciones del hombre sobre la Tierra; todas sus máximas se dirigen a este gran principio. En efecto, sin la vida futura, la mayor parte de sus preceptos de moral no tendrían ninguna razón de ser; por esto aquellos que no creen en la vida futura, imaginando que sólo habla de la vida presente, no los comprenden o los encuentran pueriles. Este dogma puede ser considerado como eje de la enseñanza de Cristo; por eso está colocado como uno de los primeros en esta obra, porque debe ser el blanco de todos los hombres; sólo él puede justificar las anomalías de la vida terrestre y concordar con la justicia de Dios.

3. Los Judíos sólo tenían ideas muy inciertas en cuanto a la vida futura; creían en los ángeles, a quienes consideraban como los seres privilegiados de la Creación, pero no sabían que los hombres pudieran ser un día ángeles y participar de su felicidad. Según ellos, la observancia de las leyes de Dios era recompensada con los bienes de la Tierra, con la supremacía de su nación y las victorias alcanzadas sobre sus enemigos; las calamidades públicas y las derrotas eran el castigo de su desobediencia. Moisés no podía decir otra cosa a un pueblo pastor e ignorante que debía conmoverse, ante todo, por las cosas de este mundo. Más tarde vino Jesús a revelarles que hay otro mundo donde la justicia de Dios sigue su curso; éste es el mundo que promete a los que observan los mandamientos de Dios, y donde los buenos encontrarán su recompensa; ese mundo es su reino; allí es donde está en toda su gloria y a donde regresará al dejar la Tierra.

Sin embargo, Jesús, conformando su enseñanza al estado de los hombres de la época, no creyó deber darles una luz completa que les hubiera deslumbrado sin iluminarles, porque no la habrían comprendido; de cierto modo se limitó a anunciar en principio la vida futura como una ley natural a la cual nadie puede escapar. Todo cristiano cree, pues, forzosamente, en la vida futura; pero la idea que muchos hacen de ella es vaga, incompleta y por lo mismo falsa en varios puntos; para un gran número, sólo es una creencia sin certeza absoluta; de ahí se siguen las dudas y la misma incredulidad.

El Espiritismo vino a completar en este punto como en muchos otros, la enseñanza de Cristo, cuando los hombres estaban maduros para comprender la verdad. Con el Espiritismo, la vida futura ya no es un simple artículo de fe, una hipótesis; es una realidad material demostrada por los hechos, porque son testigos oculares los que vienen a describirla en todas sus fases y con todas sus peripecias, de tal modo que no sólo no es posible la duda, sino que la inteligencia más vulgar puede hacerse una idea de su verdadero aspecto, como si se imaginase un país del cual se leyó una descripción detallada. Ahora, esta descripción de la vida futura es tan circunstanciada, y las condiciones de existencia feliz o infeliz de los que se encuentran en ella son tan racionales, que podemos decir, a pesar de eso, que no puede ser de otra forma, y que está allá la verdadera justicia de Dios.

De El Evangelio según el Espiritismo-

miércoles, 30 de octubre de 2013

PAPEL DEL PERIESPÍRITU EN LAS ENFERMEDADES


En los envoltorios sutiles, reside la verdadera causa de las enfermedades. Somos herederos de nuestras acciones pasadas, tanto buenas como malas.
El Karma o “cuenta del destino creada por nosotros mismos” está impreso en el cuerpo causal. Esos registros fluyen hacia los demás cuerpos y terminan determinando el equilibrio o el desequilibrio de los campos vitales y físicos.
No todos los desequilibrios físicos, sin embargo, son originarios de cuentas kármicas (pasadas); aunque reflejen el estado espiritual del individuo, son generados por su conducta actual. Los vicios de la mente, conocidos como egoísmo, orgullo, vanidad, tiranía, pereza, etc., son causas de múltiples dolencias, porque constituyen el móvil de nuestras acciones.
El Benefactor Espiritual Clarencio resalta: “Cuando nuestra mente, por actos contrarios a la Ley Divina, perjudica la armonía de cualquiera de esos soportes de fuerza de nuestra alma, naturalmente se esclaviza a los efectos de la acción desequilibrante, obligándose al trabajo de reajuste.
Tal sea el vicio del pensamiento, tal será la desarmonía en el centro de fuerza, que reacciona en nuestro cuerpo, a esa o aquella clase de influjos mentales”.
Según los Instructores Espirituales, hay dos dolencias que pueden acometer al periespíritu y que están en la base de muchas patologías psicofísicas:
• La Adinamia es la hipotensión en el movimiento circulatorio de las fuerzas que mantienen el cuerpo espiritual; resulta del remordimiento.
• La Hiperdinamia es el estado de hipertensión en el movimiento circulatorio de fuerzas; resulta de los delirios de la imaginación.
Existen muchas otras, pero, para nosotros, aún es un campo prácticamente desconocido.
Cuando sean descubiertas las tecnologías que nos posibilitarán el examen profundo de los envoltorios sutiles y de los chacras, la Medicina cambiará radicalmente, porque trabajaremos mucho más de forma preventiva, evitándose, así, las intervenciones quirúrgicas alargadas, muy invasoras, que son realizadas en el presente, aun los grandes progresos ya alcanzados en esa área.
Los médicos tendrán la oportunidad de conocer, con detalles, la fisiología transdimensional, comprendiendo mejor el modo como se mezclan los varios envoltorios, para auxiliar mejor en la manutención de la higiene mento-física de sus pacientes.
Vamos a dar algunos ejemplos prácticos, correlacionando dolencias congénitas o de la primera infancia con la desarmonía de los cuerpos sutiles: Conforme vimos hay ejemplos prácticos que correlacionan dolencias congénitas o de la primera infancia con la desarmonía de los cuerpos sutiles
Prácticamente todas las molestias tienen sus raíces en el periespíritu. Aún que esté aparentemente saludable, una persona puede traer, en sus Centro de Fuerza o Chacras, disfunciones latentes, adquiridas en esta o en otras vidas, que, más tarde o más temprano, surgirán a la superficie en el cuerpo físico, bajo la forma de dolencias más o menos graves, conforme la extensión de la lesión y la posición mental del deudor.
El Profesor Ian Stevenson, de la Universidad de Virginia, EUA, presenta en dos volúmenes del libro Reincarnation and Biology, entre los 2.600 casos investigados, los de las marcas de nacimiento y defectos congénitos, elucidándolos con el estudio de las vidas pasadas.
Para comprender mejor el porqué de las dolencias y del sufrimiento humano, busquemos las lecciones del Instructor Clarencio:
“Las molestias conocidas en el mundo y otras que aún escapan al diagnostico humano, persistirán por mucho tiempo en las esferas torturadas del alma, conduciéndonos al reajuste.
El dolor es el gran y bendito remedio. Nos reeduca la actividad mental, reestructurando las piezas de nuestra instrumentación y puliendo los envoltorios anímicos de que se vale nuestra inteligencia para desarrollarse en la jornada hacia la vida eterna.
Después del poder de Dios, es la única fuerza capaz de alterar el rumbo de nuestros pensamientos, compeliéndonos a indispensables modificaciones, con vistas al Plano Divino, a nuestro respecto, y de cuya ejecución no podemos huir sin graves perjuicios para nosotros mismos”.
- Dra. Marlene Nobre- El Alma de la Materia


LA POBREZA 
"Cuanto menos poseemos, más podemos dar. Parece imposible, pero no lo es. Esa es la lógica
del amor." -Madre Teresa
                                                  ******************


LA PAZ


                                              Si la provocación te aflige
                                              Dios te conceda la paz-

                                              Si el cansancio te pesa
                                              Dios te sostenga en paz.

                                              Si te falta la esperanza
                                              Dios acreciente en tí la paz

                                              Si alguien te ofende o hiere
                                              Dios te renueve en paz.

                                              Bajo las sombras de la noche
                                              El Cielo fulgura de paz

                                             Ama, sirve y confía
                                             que Dios te mantiene en paz.

.***Emmanuel ***

sábado, 26 de octubre de 2013

La creencia en la reencarnación por el Judaísmo y en el Cristianismo



En el capítulo V de El Libro de los Espíritus Allan Kardec subraya la antigüedad del dogma de la reencarnación, que el Espiritismo no inventó, y añade muy juiciosamente que «el Espiritismo que es una ley de la naturaleza, debió existir desde el origen de los tiempos». La finalidad de este artículo es mostrar que se puede encontrar rastros de esta creencia en las dos grandes religiones monoteístas que son el Judaísmo y el Cristianismo. No entramos en ello de modo exhaustivo, aconsejándole para esto al lector trasladarse a las obras citadas en la bibliografía.

La creencia en la reencarnación en el Judaísmo

La creencia en un renacimiento después de la muerte es una creencia tradicional del Judaísmo que se encuentra en sus tres sectas principales: los Fariseos, los Samaritanos, y los Esenios (1). Su concepción de este tema nos es conocida gracias al historiador judío Flavius Joseph, quien, en el Siglo I después de Jesucristo le consagró varias reseñas en el seno de sus obras. Así en la Guerra de los judíos escribe que para los Fariseos, sólo el alma de los buenos puede reencarnarse: «los Fariseos, que son famosos por el vigor con cual explican las leyes, dicen que toda alma es incorruptible y que solamente la de los buenos pasa a otro cuerpo (2)». En lo que concierne a los Esenios, afirma que creían en la preexistencia del alma, pero no se puede afirmar categóricamente que creyeran en la reencarnación. La creencia en la reencarnación se encuentra también en los Samaritanos donde la doctrina del «taheb» enseña que un alma preexistente fue dada a Adán y por encarnaciones sucesivas en Set, Noé y Abraham, reencontrándose en Moisés.

Las modalidades de este renacimiento no parecen haber sido definidas claramente y parece que varias concepciones hubieran coexistido simultáneamente en el seno del Judaísmo.

Para algunos, este renacimiento consistía en una vuelta a la vida del cuerpo: es el dogma de la resurrección. Los Judíos tenían sólo nociones vagas e incompletas sobre el alma y sobre su enlace con el cuerpo, así como sobre la manera en la que debían revivir. También pudieron pensar que este renacimiento debía ser acompañado de una resurrección del cuerpo humano. Esta concepción se apoyó en ciertos pasajes del Antiguo Testamento donde la resurrección de los cuerpos se afirma distintamente: «y los huesos se acercaron ajustándose uno a otro. Vi que había sobre ellos nervios, que una carne se había desarrollado y que una piel se extendía encima (3)». La resurrección estaba considerada como una infracción que Dios hacía a la ley de la naturaleza con el deseo de recompensar a los elegidos. Dios devolvía la vida a sus fieles al final de los tiempos con el fin de que recibieran la recompensa de sus obras:

«Aquellos de vuestro pueblo que se ha hecho morir vivirán de nuevo; los que hubieran muerto por mí resucitarán. Despertad de vuestro sueño y cantad las alabanzas a Dios, vosotros que vivís en el polvo: porque el rocío que cae sobre vosotros es un rocío de luz (4)».

Así, el sacrificio de los niños de Israel si no recibe su recompensa en esta vida, la recibirá al final de los tiempos. Los malos también resucitarán, pero para ser castigados: «Aquellos que duermen en el polvo del suelo despertarán, unos para una vida eterna, otros para ser objeto de ignominia eterna (5)».

Esta concepción del renacimiento está muy alejada de la reencarnación tanto por la forma que toma como por su significado. En efecto, la reencarnación no presupone más que la supervivencia del alma, mientras que la resurrección es un estado puramente escatológico, que se produce únicamente a finales de los tiempos y que fija la suerte de todos para siempre, después de un juicio final. Estamos muy lejos del concepto de reencarnación que implica la pluralidad de las existencias terrestres y la transmigración del espíritu en cuerpos nuevos con el fin de progresar y de mejorar moralmente. Es en el Apocalipsis judío donde esta concepción está más desarrollada. El apocalipsis designa el conjunto de la literatura que pretende conocer los secretos del final de los tiempos y cuyo contenido fue revelado por una visión. Se desarrolló entre el año 200 a.C. y el 150 d.C., sobre todo en los medios Esenios.

Existía otra concepción del regreso a la vida en el seno del Judaísmo. Algunos admitían, en efecto, que este renacimiento implicaba sólo al alma y que esta última, en diferentes épocas, volvía sobre la Tierra revistiendo un cuerpo nuevo. Esta doctrina de la transmigración de las almas o de la metempsicosis, como era llamada en aquella época, está también presente en el Antiguo Testamento: «Pero, una vez muerto el hombre, cuando su cuerpo separado del Espíritu se consume, ¿En qué se convierte? ¿Qué se hace de él? Una vez muerto el hombre, ¿puede renacer de nuevo? En esta guerra en que me encuentro cada día de mi vida, espero a que llegue mi cambio. (6)». En el Libro de la Sabiduría, nacido en el Judaísmo Alejandrino, se introdujo una distinción muy profunda entre el alma y el cuerpo, incluso se considera una supervivencia del alma independiente al cuerpo después de la muerte.

Ciertos pasajes permiten también sugerir que el alma preexiste al cuerpo. Esta preexistencia, siendo el fundamento de toda creencia en la reencarnación, no hace ninguna alusión a la resurrección: «fui un niño naturalmente bueno y tuve en el reparto una alma buena; o más bien, como era bueno, vine en un cuerpo sin mancha». (7) Y: «el cuerpo corruptible hace más pesada al alma y el envoltorio terrestre entorpece al espíritu con múltiples preocupaciones». (8).

No se puede conocer con precisión hasta qué punto la creencia en la transmigración de las almas fue difundido en el Judaísmo, ni en qué momento exacto apareció, (¿X-IX siglos antes de Cristo?) pues esta doctrina no está desarrollada sistemáticamente en ninguna parte de los textos judíos, incluido el Antiguo Testamento. No encontramos en ellos más que alusiones. En todas partes donde aparece tácitamente se considera como bien conocida y no se da ninguna explicación con mayores detalles.

Ciertos indicios nos inclinan a pensar que esta creencia debía estar bastante difundida entre el pueblo. En efecto, en el Nuevo Testamento aparecía que el regreso de los profetas era esperado de forma unánime. Es lo que resalta en particular en Mateo 16, 13-14: «habiendo venido de la región de Cesarea de Philippe, Jesús interrogaba a sus discípulos diciendo: «¿Quién dice la gente que es el hijo del hombre?» Ellos dijeron: «para unos Juan el Bautista; para otros Elías; para otros Jeremías o uno de los profetas.» Y en Mateo, 17, 10-13 (9): «los discípulos preguntaron a Jesús: «¿ Por qué los maestros de la Ley dicen que primero debe venir Elías?» Jesús les respondió: «Es verdad que Elías debía venir para volver a ponerlo todo en orden; sin embargo os aseguro que Elías ya vino y no le reconocieron, sino que le trataron como quisieron». (10) Todo el mundo esperaba la vuelta de Elías (11) y el profeta Malaquías en el siglo IX había anunciado su vuelta: «el sol de la justicia se levantará y con sus rayos os curaran… Os enviaré al profeta Elías antes que llegue el día de Yahvé, el gran y terrible día». (12) Los discípulos de Jesús comprendieron entonces sin dificultad que Elías ya regresó como Juan Bautista.

La creencia en la transmigración de las almas está presente también entre los autores judíos de los siglos I y II. Véase lo que escribe el historiador Flavius Joseph, en su obra ya citada: La Guerra de los Judíos: «los cuerpos, por supuesto, son mortales entre los vivos y están constituidos por una materia corruptible, pero el alma es para siempre inmortal y vive en los cuerpos como una parcela de Dios …

¿No sabéis vosotros que aquellos que llevan la vida según la ley de la naturaleza ... ganan una gloria eterna; ... que sus almas quedan puras y caritativas, que obtienen el lugar más santo del cielo de donde, gracias al ciclo de las edades, regresan para vivir de nuevo en cuerpos santos? Pero para los que tienen la locura de levantar la mano sobre sí mismos, un Hades más sombrío recibe sus almas». (13)

El filósofo de Alejandría, Philon el Judío, escribió sobre si mismo: «el aire, como una ciudad rica en hombres, contiene en lugar de los ciudadanos las almas incorruptibles e inmortales, tan numerosas como las estrellas. Entre estas almas, unas, mostrando por la Tierra y la materia una gran atracción, descienden para ligarse a cuerpos mortales, las otras remontan habiendo sido juzgadas buenas para el retorno conforme a los números y a los períodos fijados por la naturaleza». (14)

En estos dos extractos, la creencia en la transmigración de las almas se vé claramente afirmada. Sin embargo hay que notar que en el siglo II el Judaísmo evolucionó profundamente en contacto con la cultura griega que admitía la inmortalidad del alma y su transmigración en diferentes cuerpos. Se reconoce la gran influencia platónica en estos dos autores. Parece que la creencia en la transmigración fue difundida sobre todo en la parte esotérica del Judaísmo, cuyo conocimiento era reservado a una minoría de iniciados cuidadosamente seleccionados. En efecto, era frecuente en la época que una doctrina estuviera compuesta por dos enseñanzas: por un conocimiento exotérico abierto a todos, y otro conocimiento esotérico y secreto, reservado para una minoría en mejores condiciones de comprender lo que la mayoría todavía no podía admitir. Se designa como «La Cábala» («cosa recibida»; «ley tradicional») al conjunto de los conocimientos esotéricos del Judaísmo. Estos conocimientos habrían sido recibidos por Moisés en el Monte el Sinaí paralelamente a las Tablas de la Ley y se habrían transmitido de generación en generación oralmente, hasta su puesta por escrito en tratados que concretarían tal o cual cuestión. Entre estos tratados, el Zohar o Libro de los Esplendores, es la única obra judía que ha tratado de forma sistemática la transmigración de las almas. Bajo su forma actual, data del siglo XIII, pero ya había sido redactada una versión en el Siglo I a.C. El Zohar comprende 5 secciones, de las cuales una se titula Libro de las Transmigraciones de las Almas. He aquí algunos extractos:

«Todas las almas están sujetas a la transmigración; pero los hombres ignoran las intenciones de lo Alto que les mira; ignoran que son juzgados cada hora, en el momento de venir a este mundo y en el de dejarlo. Ignoran cuán numerosas transformaciones y pruebas misteriosas deben atravesar y cuán numerosas almas y numerosos espíritus yerran en este mundo por no poder regresar al palacio del Rey divino. Las almas deben regresar a la sustancia absoluta de donde derivan, pero para llegar allí, deben desarrollar todas las perfecciones cuyo germen llevan en sí mismas; y si no satisfacen esta condición en el curso de una vida, deben empezar de nuevo una segunda, una tercera, etcétera, hasta que hubieran alcanzado esta condición que les permite volver a unirse a Dios». (15)

Este sobrevuelo rápido de las concepciones judías nos muestran que la creencia en la reencarnación formaba parte de ciertas tradiciones del Judaísmo al lado de la creencia en la resurrección, aunque la presente ortodoxia tiende a rechazarlo y a negarle un lugar en la filosofía judía tradicional.

Bibliografía:
J. Head y S.L. Cranston, El libro de la reencarnación: 1977.
Kardec, Allan, El Evangelio según el Espiritismo: 1864.
La Biblia, traducción ecuménica íntegra.
Extracto de: El Libro de los Espíritus(Resurrección de la carne)

1010. ¿El dogma de la resurrección de la carne es la consagración del de la reencarnación enseñada por los Espíritus?

«¿Cómo queréis que no sea así? Sucede con esas palabras lo que con muchas otras, y es que sólo parecen absurdas a ciertas personas, porque se las toma literalmente, y por semejante razón engendran la incredulidad. Pero dadles una interpretación lógica, y aquellos a quienes llamáis librepensadores las admitirán sin dificultad, por lo mismo que reflexionan; porque, no lo dudéis, esos librepensadores no desean otra cosa que creer. Tienen como los demás, acaso más, sed del porvenir, pero no pueden admitir lo que la ciencia rechaza. La doctrina de la pluralidad de existencias es conforme a la justicia de Dios; sólo ella puede explicar lo que es inexplicable sin ella. ¿Cómo queréis, pues, que ese principio no esté consignado en la misma religión?»

- ¿ Así la Iglesia misma, por el dogma de la resurrección de la carne, enseña la doctrina de la reencarnación?

«Evidentemente. Por otra parte, esa doctrina es consecuencia de muchas cosas que han pasado desapercibidas, y que, no tardarán de ser comprendidas en este sentido. No tardará mucho en reconocerse que el Espiritismo salta a cada paso del texto mismo de las Escrituras Sagradas. Los espíritus no vienen, pues, a destruir la religión, como pretenden algunos; vienen, por el contrario, a confirmarla, a sancionarla con irrecusables pruebas. Mas como ha llegado el tiempo de no usar ya el lenguaje figurado, se expresan sin alegorías, y dan a las cosas un sentido claro y preciso que no pueda ser objeto de ninguna falsa interpretación. He aquí por qué, dentro de poco, tendréis gentes más sinceramente religiosas y creyentes que no tenéis hoy».
«SAN LUIS.»

(1) El judaísmo está compuesto del origen de varias sectas que tienen cada una sus propios dogmas. Las cuatro principales son los saduceos, los fariseos, los samaritanos y los esenios. El fariseísmo acabó por representar lo esencial del judaísmo después de la caída de Jerusalén en el año 69 después de Jesucristo.
(2) La Guerra de los Judíos, las bellas cartas, París, 1980, libro II, Págs. 162-163
(3) Ezequiel, 37, 1-14.
(4) Isaías, 26, 19.
(5) Daniel, 12, 2-3.
(6) Job, 15, 10.
(7) EL Libro de la Sabiduría, 8, 19-20
(8) El Libro de la Sabiduría, 9, 15
(9) Mateo, 17, 10-13
(10) Ver también a Marcos, 9, 10-12.
(11) Profeta que vivió en el siglo IX antes de Jesucristo
(12) Malaquías, 3, 20-23

(13) La guerra de los Judíos, las bellas cartas, París, 1980, Libro III, págs. 162-163.

(14) Se pensaba en aquella época que el alma se reencarnaba por ciclos. Así en el Fedón de Platón, una alma virtuosa tiene el privilegio de no encarnarse durante 7 revoluciones.
(15) Citado en J. Head y S.L. Cranston, El Libro de la Reencarnación, 1977, p. 219.
Por Claribel Díaz-

                                         *****************

                                         
DE  LA ORACIÓN POR LA PAZ 


"El fruto del silencio es la oración

El fruto de la oración es la fe


El fruto de la fe es el amor


El fruto del amor es el servicio


El fruto del servicio es la paz "-Madre Teresa


                                ************

                                                     SEMILLAS DE LA VIOLENCIA
En los días  actuales la preocupación   por la violencia y la falta de seguridad es constante.
Los gobiernos se movilizan  para encontrar una solución definitiva para ese terrible mal que asola el mundo.
Lamentablemente, gran parte de las medidas para contener la violencia son apenas propuestas represivas, es probable que aumente en lugar de eliminarla.
Cuando se quiere vencer una guerra, por la fuerza, se utiliza las mismas armas que los adversarios, solo que en mayor número o más potentes.
Sin embargo, el buen sentido dice que para vencer, definitivamente, una guerra es preciso minar las bases de la violencia  con herramientas eficaces para ese fin.
De esa forma, no será con una agresión mayor  que se eliminará la violencia  en la faz de la tierra.
En nuestro país, por ejemplo, el tráfico de drogas es el gran fomentador de la violencia, de la bestialidad, del embrutecimiento del ser humano y de la falta de valorización de la vida.
Pero lo que hay que pensar, es que no habrá oferta de drogas, y por lo tanto, las mafias que se disputan este mercado, si no hubiera un adicto.
Dentro de esa lógica, es racional que pensemos en eliminar ese mal por la raíz  y no por el topo.
Tenemos que enfrentar el problema de frente, y no tan solo ojo, o con los ojos vendados para no divisar lo que no se quiere o no conviene.
Bajo ese punto de vista, deberemos comenzar  a dirigir nuestra mirada  para la base del problema, que es la forma  como se está conduciendo la infancia.
Si en la infancia es donde se aprende los valores  y desvalores de la vida, es preciso enviar esfuerzos  para plantar en la mente  y en el corazón del niño, los verdaderos valores de la vida.
Con la claridad que el siglo XXI  nos da, deberemos eliminar de los diseños animados, de los juegos infantiles, de las telenovelas   y de los programas que la criatura asiste, todo tipo de violencia, de vicios, de deshonestidad,  de escenas que incitan a la desvalorización  de la vida.
Sí, porque las novelas, desde las nocturnas  hasta las vespertinas, que generalmente  son las nocturnas vistas de nuevo, están repletas de simientes de violencia, de vicios, basta observar.
La prostitución, las bebidas alcohólicas, el humo, el huso de las personas como si fuesen objetos descartables, son constantes.
A pesar de algunas novelas que tratan de aliviar la toma de enfoques sobre los daños causados por las drogas, con testimonios de personas reales, eso se convierte en hipocresía en las escenas siguientes, mostrando a la gente en las mesas de los bares, en animada conversación regada de cerveza.
Eso luego después de las afirmativas de que el alcohol es la puerta de entrada para las demás drogas.
Programas, cuya audiencia es formada, en su mayoría, por niños y adolescentes, son patrocinados por industrias de cerveza.  Y los personajes se muestran casi siempre semidesnudos, mostrando las latas de la marca patrocinadora.
El futbol, que es la pasión de la mayoría de los brasileños, generalmente están patrocinados por los fabricantes de cerveza.
Si bien el abandono de la vida y la falta de respeto por el ser humano son los ingredientes de los medios de comunicación masiva, la lucha contra la violencia es sólo una venda en una herida viva.
Mientras no se busque una solución efectiva, moralizando a los seres, colocando al hombre en el lugar que le compete en los escenarios del mundo, continuaremos  asistiendo al triste espectáculo de la violencia movida por la codicia y la arrogancia.
Para logar éxito en la lucha por la paz, es preciso despertar para la vida, para los valores nobles que deben regir una sociedad justa  y feliz.

************
“La mejor, la más eficiente y económica de todas las modalidades de asistencia es la educación, por ser la única de naturaleza preventiva. Ella  no remedia los males sociales; los evita.


Equipo de Redacción de Momento Espirita. Pensamiento extraído del libro Maestro en la Educación del profesor Pedro Camargo.

miércoles, 23 de octubre de 2013

EXPIACIONES LIBERTADORAS




Jesús aseveró la necesidad de “nacer de nuevo”, a fin de que se paguen  todas las deudas, moneda a moneda, hasta que el deudor- al encontrarse liberado – alcance  el reino de los cielos, el cual implantará en su propia conciencia a través del auto purificación.
En las fajas experimentales de la evolución, las dimensiones del tiempo y del espacio constituyen límites, a fin de demarcar niveles y situaciones para la mente. Sin embargo, a medida que el Espíritu progresa, tales conceptos  se amplían, y el adquiere incalculables percepciones  de  infinito y eternidad, al superar las líneas que necesita  localizar y localizarse.
A través de los impositivos reencarnatorios, todo ultraje  que se comete se ha de rescatar, aunque no necesariamente en una reencarnación  inmediata o muy próxima, después del gravamen cometido, pero nadie engañará a la Justicia.
Los sufrimientos  del pasado nos afligen de tal manera, que muchas veces el bálsamo de las incontables alegrías no consiguen cicatrizarnos  definitivamente las innumerables heridas, que todavía supuran…  es necesario olvidar para perdonar  mejor, arrojando en el olvido el yugo del resentimiento y de las reminiscencias amargas. El mal que muchas veces nos pretenden hacer resulta un bien inestimable, a pesar de los incalculables sufrimientos.

En ocasiones  no es el resentimiento ni los rencores,  ya que el tiempo a lo mejor ha secado nuestras lágrimas; pero  no ha podido apagar los tristes recuerdos que sofocó, evitando así nuestras tristezas.
Al ignorar las sutiles  facultades de la intuición, de la premonición y las leyes de la reencarnación en que están basados todos los acontecimientos  de la vida física, el devoto suele mantener  como recurso pura y simplemente  el argumento de la fe, sin los recursos más amplios  para poder estructurar el consuelo  con que   sostenernos en el aturdimiento.
Los hombres débiles, que apenas son fuertes en la brutalidad, no saben luchar ni son capaces de examinar  las circunstancias o dignidades. Solamente pueden tomar y agredir… Es por eso que su fuerza  es su debilidad.
En una  encarnación adquirimos determinada expresión de victoria,  a pesar de las equivocaciones que se perpetre. Al ser sumadas las realizaciones dignificantes  y sustraídas las deudas, el saldo de las conquistas personales se transfiere, ya sea positivo o no.
De una para otra existencia se trasladan las realizaciones, los problemas, las adquisiciones y las pérdidas que oportunamente aparecen  cuando las circunstancias se hacen favorables; ; de ahí viene el adagio que dice: “Dios no da a nadie un fardo  superior  al de sus propias fuerzas”.
Como consecuencia, la calidad de vida resulta  de las múltiples operaciones  que el ser se impone  al caer ahora  y al levantarse después, manteniendo siempre un saldo  que lo favorece o no con recursos para la redención final.
Los que menosprecian  los valores éticos, en su insania, son incapaces de medir sentimientos y de caracterizar actitudes en toda su magnitud. Disculparse significa para ellos una humillación, como una credencial para acceder  a nuevos desatinos, a los que se vinculan persistentemente.  La distancia que existe entre una agresión y una explosión de generosidad es apenas una circunstancia de emotividad. Sin la sensatez necesaria, damos a los hechos la interpretación que nos conviene.
 En la estela de las vidas sucesivas continúan las tramas de la evolución con sus enérgicas advertencias.
En cada primavera de bendiciones vuelven a florecer, sobre los charcos de las pasiones, los lirios de la paz, cuyas verdes ramas simbolizan la esperanza que nunca nos debe faltar, aun cuando todo parezca  abismo y lodo bajo nuestros pies. En esas primaveras de misericordia, también vuelven a florecer los corazones.
A través de las benditas pruebas y de las expiaciones libertadoras, la Sabiduría Divina nos conduce al compromiso de ascender y progresar  en las dimensiones de la Inmortalidad.
Si ayer los sectarismos religiosos incentivaron  el materialismo,  hoy el cientifismo debilita al hombre  que lo elaboró, castigando su presunción.  En esta hora, la Doctrina Espirita  eleva al ser atormentado en dirección a los astros, liberándolo del charco en el que se detiene  por un impositivo de su propia insania y finalmente lo hace feliz.
Miremos al horizonte y procuremos ver más allá de las estrellas fugaces, que son como un resplandor de las bellezas siderales que todos alcanzaremos cuando hayamos conseguido la sublime ascensión.
Trabajo realizado por Merchita
Extraído del libro “Sublime Ascensión” de Divaldo Pereira Franco

                                                             ******************************

                                         
                            EN EL CAMINO DEL MAESTRO

  Partiendo Jesús de ahí, vio a un hombre, llamado Mateos, sentado en la repartición pública, y le dijo: Sígueme! Él se levantó y lo siguió. (Mateos 9:9)

Es importante verificar que el Maestro no establece condiciones para que el discípulo le acompañe en la jornada.No pregunta si él se juzga dotado de la fuerza conveniente...
Si es débil de espíritu...
Si es demasiado imperfecto...
Si sufre en la familia...
Si posee deudas a saldar...
Emmanuel

Si padece tentaciones...
Si está acusado de alguna falta...
Si retiene valores de educación...
Si es rico o pobre de posibilidades materiales...
El Señor dice apenas sígueme, como 
quien afirma que, si el aprendiz se dispone realmente a seguirlo, será proveído de socorros eficientes, en todas sus necesidades. La lección es clara y expresiva. Reflexionemos en ella para que no vengamos a permanecer en la sombra de la indecisión. 

Espirito: EMMANUEL
Médium: Francisco Cândido 
                                                    *******************

                             
                     
La autora
   
El egoísmo de los que gobiernan

Observando esta sociedad nuestra, sin necesidad de ser espíritas, podemos darnos cuenta del egoísmo e intransigencia de los que gobiernan.

En estos momentos, en que estamos en el tercer milenio, las dificultades cada vez son mayores. Hay conflictos en muchos rincones del planeta y, como consecuencia: la guerra. ¡Qué aberración matarnos unos a otros! Ni siquiera en los animales vemos este comportamiento sin sentido, primitivo y contraria a la Ley Divina.

Como consecuencia de esta conducta nuestra, los que más sufren, son los más indefensos: ¡los niños!
Están muriendo miles de niños, ancianos, enfermos, por falta de alimentos, medicamentos, falta de higiene etc., Y, como no, como consecuencia del armamento que los hombres fabrican y utilizan, los hombres, para defender en la mayoría de las veces, causas absurdas e intereses propios. 

Ya que no hay forma de detener esta barbarie, ¿por qué el hombre pone por encima de los sentimientos, los intereses materiales? Deberían al menos, ya que ellos no lo hacen, dejar que otros ayuden, especialmente, a los niños, por aquellos que no quieren sumarse a esta locura.

Puesto que los niños son la población más indefensa, ¿por qué dejarles morir, si eso se puede evitar? No caigamos en el error de hacernos indiferentes acogiéndonos a la ley de causa y efecto, que lo que tiene que pasar, pasará. Eso no es así, porque Dios nos da muchas oportunidades de alterar el curso de nuestras vidas, ya sea para bien o para mal, si es así como nosotros lo decidimos.
Hay muchas personas solidarias, dispuestas a ayudar en estos casos, de forma desinteresada y, en muchas ocasiones, arriesgando sus vidas. ¿Por qué no nos mentalizamos y nos ponemos en el lugar del que sufre, y hacemos algo?

Los niños están muriendo en las guerras, en proporciones exageradas y, los que no mueren, se quedan huérfanos, que es otra como otra forma de morir, ya que no se les puede atender en su mayoría.

¿Y por qué ocurre esto? Por dos razones: 

la primera que no hay personal suficiente para esta tarea inmensa, ni medios, ya que se emplean en armamentos muchos recursos innecesarios. Estas catástrofes ocurren en lugares remotos, muy pobres y, casi olvidados de todos. 

La segunda razón, es que los gobiernos no se ponen de acuerdo en sus tratados, pactos, leyes etc., y, por eso, por mucho que haya personas dispuestas a ayudar, resulta imposible, por la burocracia y egoísmo de los que gobiernan.

La solución a muchos problemas que tienen actualmente muchos niños en el mundo, sería la posibilidad de la adopción. Hay 
muchos matrimonios sin hijos y, otros, que aún teniéndolos, desean ser solidarios, pero los que mandan lo impiden con su burocracia, sus demoras, sus leyes negando la adopción por motivos absurdos etc.
Qué diferente sería todo, si a los que gobiernan y a los que no lo hacemos, se nos removiera el corazón, al ponernos en el lugar de los que sufren. Cuantos hay que mentalizados ya, están dispuestos a trabajar con solidaridad, acogiendo a niños en su casa, apadrinando a los más desvalidos, visitando enfermos, ayudando incluso, a enfermos terminales, que viven sin esperanza y algunos están solos. Todos los gobernantes traen la misión de rectificar errores del pasado, haciendo el mayor bien posible, en la situación en que ellos están, pero, sin embargo, en muchos aumenta su egoísmo, sus inclinaciones de poder y ambición y, en vez de rectificar, se endeudan más, por su materialismo e indiferencia hacia sus semejantes.

No imitemos ese ejemplo de indiferencia y hagámosno solidarios, no hace falta que nos desprendamos de nuestros bienes, sino que compartamos algunas de las cosas que tenemos, que tal como esta nuestra sociedad, cada día somos más consumistas y materialistas. Damos de todo a nuestros hijos, para tenerles contentos, pero ¿sabemos lo que estamos haciendo con eso? Seres egoístas, que no saben apreciar lo que tienen, ya que ven a su alrededor ese ejemplo.

Gracias a Dios, nadie escapa a su justicia y, estos que hoy son los que gobiernan, causando tanto daño, en tantísimas ocasiones, un día vivirán ellos las mismas experiencias de las que hoy se hacen indiferentes y duros, por su irresponsabilidad, egoísmo y crueldad con su semejantes, un día sufrirán por no haber aprovechado esta posibilidad de hacer un bien muy grande a la sociedad, actuando con justicia y equilibrio.

Veremos en el futuro, sí así Dios lo permite, a muchos sufriendo lo que ahora sufren, los que ellos no quieren ayudar.

La Ley de Causa y Efecto es muy justa, demos gracias por haberla conocido y sigamos nuestro camino de hacer el máximo bien posible, sin preocuparnos qué será de estos gobernantes en el futuro, seamos caritativos y pidamos por ellos, que mucha falta les hace una buena vibración. Tengamos la esperanza de que algún bien les harán, y aprovechemos todas las posibilidades que asoman en nuestras vidas, de hacer algo por los demás, que son los que Jesús dijo que debíamos amar como a nosotros mismos.

Artículo de: Isabel Porras González