jueves, 30 de noviembre de 2017

El Equilibrio




Temas tratados aquí en este día:

- La transformación de la Humanidad
- El Centro Espírita
-Las  Leyes Morales
-El  Equilibrio


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       LA TRANSFORMACIÓN DE LA  
                        HUMANIDAD




      La transformación de la humanidad ha sido predicha, y vosotros estáis llegando a ese momento, que es apresurado por todos los hombres progresistas. Esa transformación se operará mediante la encarnación de Espíritus mejores, que formarán en la Tierra una nueva generación. Entonces los Espíritus de los malvados, que la muerte cosecha a diario, y todos aquellos que intentan detener la marcha de los acontecimientos serán excluidos de este mundo, pues se encontrarían desubicados entre los hombres de bien, cuya ventura turbarían. Irán a mundos nuevos y menos evolucionados, a desempeñar misiones penosas en las que podrán trabajar por su propio adelanto, al paso que lo harán por el progreso de sus hermanos todavía más atrasados que ellos... ¿No veis en el hecho de excluir a los Espíritus inferiores de la Tierra ya transformada la sublime imagen del paraíso perdido, y en el hombre que vino al mundo en tales condiciones, trayendo consigo el germen de sus pasiones y las huellas de su inferioridad primitiva, la imagen no menos sublime del pecado original? Considerando desde este punto de vista, el pecado original se relaciona con la naturaleza aún imperfecta del ser humano, que así no es responsable sino de sí mismo y de sus propias culpas, y no de las de sus padres. 
      Todos vosotros, hombres de fe y de buena voluntad, trabajad pues, con celo y valor en la gran obra de la regeneración, por cuanto cosecharéis centuplicado el grano que hayáis sembrado. 
       Desventurados los que cierren los ojos a la luz, porque se están preparando para sí mismos largos siglos de tinieblas y decepciones. Desventurados los que cifren todas sus alegrías en los bienes del mundo, porque soportarán más privaciones que goces hayan tenido. Y desventurados, sobre todo, los egoístas, porque no encontrarán a nadie que les ayude a cargar el fardo de sus miserias… 

San LUIS. EL LIBRO DE LOS ESPÍRITUS 
ALLAN KARDEC 


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                EL CENTRO ESPÍRITA


                                  
    Un centro espírita no es un templo, aunque sus miembros lo respeten como tal. Tampoco es un lugar lú- gubre y oscuro en el que se invoca a los espíritus. Es, sencillamente, un local más o menos moderno e iluminado, generalmente alquilado por una asociación de personas que realizan allí el estudio de la enseñanza espírita, esa ciencia y filosofía con consecuencias morales que les une. 

¡ Ah !, ¿entonces allí no hay espíritus? No más que en cualquier otro sitio. Los espíritus pueden estar en cualquier parte, especialmente donde está la gente, pero tranquilo porque si no eres médium no los percibes, ni siquiera en un centro espírita. 
¿Qué hacéis pues? nos preguntaba hace unos días un vasco.  

 Un centro espírita es el foco de convergencia del conocimiento espírita. Es un farol de cultura donde se estudia el espiritismo en sus aspectos teóricos y prácticos, iniciando a los principiantes, educando a los médiums, enseñando a niños, jóvenes y adultos. Es una estación de auxilio para obsesados y necesitados, encarnados y desencarnados. Es una morada de fraternidad y servicio, cultivando, debatiendo y aprehendiendo el amor y la moral espírita. Es también un espacio abierto, no circunscrito a las cuatro paredes de sus instalaciones y exterioriza fuera todo lo que puede aportar de bueno a la sociedad. O al menos esto debiera ser. 
   Miguel Vives lo resume así: «Los Centros Espíritas deben serlo de amor, de caridad, de indulgencia, de perdón, de humildad, de abnegación, de virtud, de bondad y de justicia». 

   No siempre se encuentra esto, especialmente cuando el estudio de Allan Kardec brilla por su ausencia. En realidad, sin Allan Kardec no hay espiritismo y el nombre de centro espírita es una apropiación indebida que llevan a cabo algunos grupos que generalmente lo único que hacen es mediumnidad, una mediumnidad temeraria, pues carece de las pautas básicas y seguras que el espiritismo ofrece. 

     Pero no todos se instruyen correctamente o saben aprovechar bien lo estudiado. Por eso, el centro espírita no puede ser una isla del espiritismo y ha de estar en continua interacción con el movimiento espírita del país en que se encuentra. El trabajo espírita ha de ser llevado con sencillez. Es la vanidad humana la que suele complicarlo inventando o importando novedosos sistemas que van en sentido opuesto de todo lo que hacen los demás. El contacto continuo con la federación previene muchos males. Una federación es el punto de unión, pero también de apoyo, de los centros espíritas y las comisiones que la forman. Como es el caso de la FEE, tienen como principal objetivo dar soporte a los centros. 

    Allan Kardec (recordemos que era uno de los mejores pedagogos que ha dado la Humanidad) destaca que, por el bien del Espiritismo y en interés de los estudios, los grupos espíritas deben procurar multiplicarse por medio de pequeños grupos más que por grandes aglomeraciones. Será en la medida en que se mantienen en comunicación, se visitan y se transmiten sus observaciones, que formarán el núcleo de la gran familia espírita. Es común encontrarse con la errónea pretensión de lograr un centro cada vez más numeroso. Y no decimos errónea por ese ánimo que todos tenemos de divulgar estos principios, lo cual es un deber moral y que todo centro debiera promover a través de folletos, artículos locales, conferencias, etc. El objetivo primordial de un buen centro espírita no es tener muchos asociados, es estar reunidos con el fin de instruirse sobre las enseñanzas espíritas dentro de un clima de fraternidad, de unidad de miras, de uniformidad de sentimientos que llevan a que “el silencio y el recogimiento” sean allí más fáciles; elementos todos de vital importancia para, como decía Kardec, obtener buenos resultados dentro de ese clima familiar. Intentar lo contrario da pie a las desavenencias y a que en lugar de construir se caiga en luchas inútiles cuya única explicación proviene de la falta de afinidad. Así se llega, por ejemplo, a sacrificar normas o a cambiar actividades anteriormente acordadas democráticamente por todo el grupo para evitar que fulanito o menganito abandone el centro. Por supuesto, jamás los componentes de un centro deben poner el más mínimo obstáculo para que aquél que por voluntad propia quiere abandonar un grupo tenga las puertas tan abiertas como el primer día que entró. Está claro que no se impide a nadie dejar un centro espírita, pero sí se puede caer en la desacertada caridad del -¿por qué no vienes?, -deberías volver al centro, -¿recordáis a fulanito?, deberíamos llamarlo. Y el progreso de fulanito puede que tenga que seguir otros derroteros fuera del centro, tal vez creando uno nuevo (ocurre continuamente), o directamente fuera del espiritismo. Viene bien recordar aquí el lema espírita: «Fuera de la caridad no hay salvación* ». Ni el espiritismo, ni los espíritus, ni los espíritas dicen: «Fuera del espiritismo no hay salvación».

* Entendamos salvación como progreso, al que llegaremos todos. Salvación es un término adulterado que da la idea que unos se salvan y otros se condenan. A través de la reencarnación todos evolucionaremos tarde o temprano, todos alcanzaremos esa salvación o progreso. La frase de Kardec utiliza el término para diferenciar esta máxima comparativamente con el principio católico de «Fuera de la Iglesia no hay salvación»

Editorial de la Revista Espírita nº 7 de la FEE-


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 Las Leyes Morales


00 El Espiritismo propone una serie de leyes morales, como las leyes de la física enuncian el comportamiento de la materia, así existen unas leyes morales inscritas en nuestra conciencia humana, las cuales vamos desarrollando a medida que nuestro grado de inteligencia y socialización va aumentando.
Estas leyes están por descubrir y asimilar en su mayor sentido, siendo lo que hasta ahora tenemos un vago reflejo de lo que ellas son. Los guías de la  Codificación dejaron claro unas cuantas, obedeciendo a nuestra más longeva tradición moral occidental sobre el asunto, sin dejar a un lado, ni las de índole más religiosa como las más laicas. Ya que ambas forman parte del ser humano, y aquí por religioso entendemos lo que une a Dios o al sentido místico que le queramos conferir a la existencia, no a un culto instituido.
Estas leyes morales están entroncadas con la ley de causa y efecto, similar al karma de las tradiciones budistas o hindú. Ya que nuestro comportamiento nos traerá consecuencias positivas o de rectificación para siguientes encarnaciones.
Escrito por J.G.L.
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           EL EQUILIBRIO 

   En la lucha por la superación personal, entendiendo ésta desde una perspectiva espiritualista, buscando la anhelada perfección progre­siva de nuestra personalidad, y no como superación meramente material, profesional, de éxito personal, etc. nos
encontramos con la continua búsqueda del equilibrio en todas las facetas de nuestra vida. 
   Ser persona equilibrada es, a no dudar, algo que todos deseamos, sin embargo, cuántas veces nos decimos a nosotros mismos: “estoy descentrado”, “descolgado”, “no me siento bien con mi conciencia”, ” no me encuentro a gusto ni conmigo y mucho menos con los demás”, ” no sé qué hacer”, etc., etc., estados todos estos de nuestro ánimo que denotan esa falta de equilibrio interno y que no obedece sino a esa lucha constante que se está librando en nuestra conciencia entre la parte espiritual y la material que anidan en nosotros. Nuestro espíritu como ser eterno, transcendente, libre, quiere desarrollar sus valores propios inmanentes en él, quiere emanciparse del yugo de los bajos instintos y pasiones egoístas. 
    La parte material, humana e instintiva, no quiere hacer ningún esfuerzo, no sabe de perfección, ni de valores, ni de conquistas, ni de felicidad, sólo quiere soltar sus instintos sin freno ni control, quiere el placer de la comodidad, de la inconsciencia, de ahí esa gran batalla que nos acompaña en el transcurso primario de nuestra evolución hasta que, los valores éticos y la fuerza de nuestra voluntad sean superiores a la fuerza que llevan consigo los instintos primarios, y la propia ignorancia que vela el conocimiento de nuestra verdadera identidad que es espiritual. 
 Como entidades espirituales que somos, todos y cada uno de nosotros, hemos venido a este plano de existencia, a esta vida humana, “cargados de ilusión”, y esperanzados en alcanzar unos objetivos que embellecieran nuestra alma, que es el verdadero carnet de identidad que poseemos, dispuestos a corregir viejos hábitos, costumbres y defectos que nos mantuvieron y todavía nos retienen estancados en el progreso por no responder a la armonía, al amor, a la comprensión de todos los seres y las cosas que nos rodean, y cómo no, con la tarea de emprender nuevos propósitos para seguir evolucionando, para coger en cada existencia más fuerza y más luz, más dominio de nuestra parte espiritual sobre la material. 
 He ahí donde en gran medida reside el equilibrio, en el predominio del espíritu por su autoridad y su conciencia superior sobre la parte material. 
 Y es precisamente cuando nos desviamos de estos objetivos y propósitos, cuando nuestra conciencia se va sintiendo de mal en peor, y trata de manifestarse al plano humano de la manera que puede: nos avisa, nos empuja a actuar, nos reprocha el no hacer esto o aquello, nos acusa. No le hacemos caso hasta que por fin se siente tan débil, tan asfixiada, que es cuando a muchas personas les sobreviene la depre­sión, la apatía, la falta de interés por todo en general, porque ha llegado a un extremo de dejadez, de confusión, de debilidad espiritual al desviarse de sus verdaderos objetivos por los que se encuentra en el mundo pero perdida y desorientada, hasta que con la ayuda y las atenciones necesarias, tanto médicas como espirituales, vaya recupe­rando su estado de ánimo normal y con los conocimientos espirituales adecuados logre salir de esa crisis y conectar con el llamado de su conciencia, para encauzarse adquiriendo el equilibrio justo que le salve de volver a recaer en situaciones de ese tipo, tan desfavorables para la evolución espiritual, y así pueda cambiar su vida a mejor sintiéndose dichosa y feliz por lograr que aquello por lo que ha venido a la tierra pueda ir desenvolviéndolo con facilidad. 
 En general podemos decir que la mayoría de los trastornos psíquicos, los desequilibrios emocionales, vienen como conse­cuencia de un desajuste que traspasa los límites de lo normal entre las dos fuerzas que se manifiestan en nuestro fuero interno, la espiritual y la material. 
 De aquí que sea tan necesario concebir a nuestra persona como una entidad comprometida consigo misma y con el propio Universo a progresar, a mejorarse, porque indefectiblemente ese es nuestro destino, mejorar, progresar sin cesar, a costa del esfuerzo, del trabajo, del estudio, del darse a los demás, porque sólo con estas premisas enfocaremos nuestra vida hacia la ansiada felicidad que no es una utopía, no es un espejismo, pero que no se nos da gratis, hay que conquistarla en el día a día del trabajo sobre nuestros valores humanos, porque nuestra naturaleza no es otra cosa sino cualidades, caracterís­ticas innatas propias de nuestra herencia divina que está esperando que la descubramos, que la modelemos, para sentirnos felices y dichosos, íntegros, más conscientes, más abiertos, más fuertes para superar las indecisiones, los inconvenientes, los temores y vacilaciones. 
 Mientras no hagamos esto seremos vaivén de las circunstancias, estaremos expuestos a todo tipo de influencias externas, seguiremos sin conocernos tal como somos en realidad y por lo tanto faltos del equilibrio que da el sentido auténtico a nuestra existencia y nos arroja toda la luz sobre dónde tenemos que volcar nuestras fuerzas y nuestros intereses para alcanzar las metas que más urgen a nuestro ser espiritual. 
 He mencionado el conocimiento interior, esta es la clave del progreso, por lo cual pronto dedicaremos un artículo a este tema, ya que conociéndonos nos daremos la oportunidad de auto-criticarnos, y por lo tanto seremos más conscientes de hacia dónde dirigir nuestras energías para conseguir el propósito de vencer en esa lucha continua, de alcanzar el equilibrio interior que nos permita actuar correctamente en cada momento, guiados por nuestra conciencia superior que sabe bastante bien qué camino ha de escoger, guiados por nuestros principios e ideales que surgen por el anhelo de progreso y por la sensibilidad que se va desarrollando en nuestro interior cuando rompe­mos las barreras que el egoísmo y demás imperfecciones ponen en nuestro caminar. Facetas todas éstas que debemos proponernos con disciplina para no olvidarlas ni relegarlas a un segundo plano, para no vernos debilitados y empujados “sin que creamos poder evitarlo” por la parte material e inferior que quiere llevarnos a su terreno, que no es otro que la vida fácil, cómoda, sin responsabilidad, sin compromisos, exenta de realizaciones. 
 No lo olvidemos, todo aquél que se deje engañar por pensa­mientos o deseos de vida fácil y placentera, que mire a su alrededor y comprobará que todo aquél que lleva una vida sin esfuerzo, sin trabajo, sin estudio, tarde o temprano cae presa de la propia trampa que él mismo se tendió: desequilibrios, hastío, pérdida de las ganas de vivir, falta de buenos amigos, relaciones familiares difíciles, etc, etc., además de ser esclavo de vicios y malos hábitos. Todo ello amarga sus vidas y les crea a la larga una honda insatisfacción que por más que quieran, sino salen de ese círculo de comodidad y de rebeldía ante su propia realidad espiritual, no logran comprender el porqué y para qué están aquí, comprensión ésta que es la mejor forma de que comiencen a darle un sentido a su vida y a reencontrar el equilibrio. 
F.H.H.

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lunes, 27 de noviembre de 2017

Todo es por algo


Hoy presentamos para su lectura:

- ¿ Cuando comenzó la evolución del Espíritu humano?
- Todo es por algo
- Ante los animales
-Trabajar más para progresar más


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¿Cuando comenzó la evolución del  Espíritu humano ?

                             


El Ser debió comenzar su existencia humana cuando el alma animal procedente de una anterior etapa evolutiva, tras ir adquiriendo las diversas  experiencias psíquicas necesarias a través de su paso por diversas especies animales,  llegó a un punto de evolución psíquica, que le permitió continuar su avance en un escalón evolutivo superior, abandonando  definitivamente  sus experiencias en el Reino animal y alcanzar  la etapa humana  iniciada cuando tomó conciencia de su individualidad; entonces  a partir de  ese grado de madurez animal instintiva y casi irracional, comenzó su andadura evolutiva como Espíritu  sencillo e ignorante, siendo ya un Espíritu  forjado por la propia Esencia Divina Creadora, lo que le confiere casi infinitas potencialidades.
  
La cuestión del momento de su madurez para comenzar su andadura humana, no se restringe a su nacimiento como Espíritu en este planeta Tierra, sino que cuando el Espíritu habitó la Tierra por primera vez como ser humano, este ya había comenzado su andadura en otros mundos planetarios, más o menos adelantados, que vinieron a la Tierra para continuar su particular camino evolutivo.
En todo caso, es un misterio desconocido al ser humano, pero al paso de nuestro crecimiento evolutivo, posiblemente lleguemos algún día, con ayuda de la Ciencia,  a comprender esta cuestión.
Lo que si sabemos es que aunque al comienzo de su andadura evolutiva el Espíritu humano es sencillo e ignorante,  ya contiene  en sí mismo  todos los atributos Divinos latentes que después deberá desarrollar  hasta grados infinitos  con el  transcurso de su desarrollo en el tiempo a través del proceso reencarnatorio. El Espíritu del hombre aquí no termina su evolución, que es infinita, sino que seguirá trascendiendo también  algún día  la actual etapa humana y llegará  a etapas de angelitud  más próximos a  la comprensión y plenitud de la Mente Creadora.
La evolución del Espíritu humano supone  un incesante impulso hacia delante, hacia una inalcanzable perfección total, que no cesa. Así continúa progresando  permanentemente, aunque por un lapso de tiempo se pueda estancar voluntariamente, pero finalmente la propia ley de reajuste espiritual lo  termina por impulsar hacia delante, pues el Ser espiritual  siempre presiente o comprende que es lo que le falta para ser del todo feliz, y eso le impulsa en su resolución de conquistarlo. Así,  cada  existencia  humana es una continuación del grado de  evolución que  llegó a conquistar en  su  vida anterior.
Como ya se puede comprender, en  la  ley de la Reencarnación está la clave de este proceso. Lo que no pudo superar  o aprender  el Ser  espiritual en una vida,  se lo encuentra nuevamente en la siguiente, hasta que al fin consigue superarlo y asimilarlo.  Lo que no se asimila o no se supera en una  existencia humana,  nos lo volvemos a encontrar por delante en  otras existencias  humanas  futuras  hasta que al fin logramos superarlo o conquistarlo definitivamente, y es en ese momento cuando aquel aspecto que no habíamos superado antes,  deja de ser  como una asignatura pendiente y  este esfuerzo  para lograrlo nos habrá hecho  madurar y ganar esos grados de felicidad que ahora nos parecen inalcanzables.

-Jose Luis Martín-


“Somos diamantes brutos,recibiendo lapidación para retener, en las aristas,el fulgor de las estrellas”
    
                                              -Divaldo Pereira Franco-

                                                         
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                     TODO ES POR ALGO

   Nada es inútil en la Naturaleza: cada cosa tiene su objetivo y su destino; nada está vacío, todo está habitado, la vida está en todas partes. Así, pues, durantela larga serie de siglos que transcurrieron, antes de que apareciese el hombre en la Tierra, durante aquellos lentos períodos de transición, atestiguados por las  capas geológicas, antes aun de la formación de los primeros seres orgánicos sobre esta masa informe, en este árido caos donde los elementos estaban confundidos, no había ausencia de vida. Seres que no tenían nuestras necesidades, ni nuestras sensaciones físicas, encontraban refugio en él. Dios quiso que aun en semejante estado de imperfección, sirviese para algo. ¿Quién, pues, se atreverá a decir que, entre esos billones de mundos que circulan por la inmensidad, tiene el privilegio de estar habitado uno solo, uno de los más pequeños, confundido con la multitud? 


      Entonces, ¿cuál sería la utilidad de los otros? ¿Dios los habría hecho solo para recrear nuestros ojos? Suposición absurda, incompatible con la sabiduría que emana de todas sus obras, e inadmisible, cuando se considera todo aquello que no podemos percibir. Nadie negará que en esta idea de mundos aún inapropiados para la vida material, pero poblados, sin embargo, de seres vivientes apropiados a semejante medio, haya algo de grande y de sublime, donde tal vez se encuentre la solución a más de un problema. 

Allan Kardec. 


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                                              ANTE LOS ANIMALES

                                   



Abstenerse de perseguir y aprisionar, maltratar o sacrificar animales domésticos o salvajes, aves o peces, a titulo de recreación, en excursiones periódicas a los campos, lagos y ríos, o en competiciones obstinadas y sangrientas de deporte.
Hay diversiones que son verdaderos delitos bajo disfraz.
En el contacto con los animales a que tenga estima, gobernar los impulsos de protección y cariño, a fin de no caer en excesos obcecados, con el pretexto de amarlos.
Toda pasión ciega el alma.
Evitarse de cualquier tiranía sobre la vida animal, no actuando con exigencias irrazonables para la satisfacción de caprichos alimenticios refinados condenables en investigaciones de laboratorio, restringiéndose solamente a las necesidades naturales de la vida y a los impositivos justos del bien.
El uso edifica, el abuso destruye.
Oponerse al trabajo excesivo de los animales, sin administrarles más amplia asistencia.
La gratitud también expresa justicia.
En el socorro a los animales dolientes, usar los recursos terapéuticos posibles, sin despreciar aun así aquellos de naturaleza mediúmnica que aplique a su propio favor.
La luz del bien debe resplandecer en todos los planos.
Apoyar, todo lo posible, los movimientos y las organizaciones de protección a los animales, a través de actos de generosidad cristiana y humana comprensión.
Los seres de la retaguardia evolutiva se alinean con nosotros en posición de necesidad ante la Ley.

“Todas vuestras cosas sean hechas con caridad” –Jesús de Nazareth.



André Luís. Espíritu.

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“Trabajar más para progresar más”

Queridos amigos, hola buenos días, el trabajo es algo esencial para el hombre, es una ley natural por lo mismo que es una necesidad, y la civilización obliga al hombre a mayor trabajo, porque aumenta sus necesidades y sus goces.
Desde el impulso inicial, los espíritus no son por defecto ni buenos ni malos: creados simples e ignorantes, son vírgenes y neutros de toda inclinación, pero tienen la libertad de manera intrínseca, la de hacer o no hacer, la de seguir o no seguir, y la de progresar más o menos rápido en función de las aptitudes, competencias, voluntades o circunstancias.
Esta noción de libre albedrío es un dato importante en el cual siempre insisten mucho los espíritus en las comunicaciones recibidas en sesión espírita. El libre albedrío se desarrolla en la medida en que el espíritu adquiere conciencia de sí mismo. Ya no habría libertad si la elección fuera solicitada por una causa independiente de la voluntad del espíritu.
La causa del bien o del mal no está en él, está fuera de él, en las influencias a las cuales cede en virtud de su libre voluntad. Somos pues responsables de nosotros mismos y de nuestro propio avance. Lo que va a caracterizar el progreso se halla entonces a nivel de la comprensión, de la reflexión, de la toma de conciencia, del aprendizaje de conocimientos o de valores por el solo hecho de una voluntad propia.
Se puede hacer así la analogía con una escuela donde cada clase corresponde a una encarnación: se puede progresar rápido trabajando, también se puede repetir, no se retrocede, pero cada vez se aprende algo que nos construye y nos da la capacidad de ser cada vez más libres. Al final, se habrá adquirido y poco importará la forma en que se adquirió, cada clase superior se beneficia finalmente con las adquisiciones precedentes sobre la base de nuestro solo trabajo y esfuerzo personal. Como lo resume El Libro de los Espíritus: “La sabiduría de Dios está en la libertad que deja a cada uno elegir, pues cada uno tiene el mérito de sus obras”.
Todo trabaja en la Naturaleza, los animales trabajan como nosotros, pero su trabajo, como su inteligencia, está limitado a las atenciones de su conservación y he aquí porque no es progreso para ellos, al paso que en el hombre tiene un doble objeto: la conservación del cuerpo y el desarrollo del pensamiento que también es una necesidad, y que le eleva por encima de sí mismo.
Cuando decimos que el trabajo de los animales está limitado a las atenciones de su conservación, se entiende que se habla del objeto a que se proponen al trabajar, pero a su pesar, y al mismo tiempo que proveen sus necesidades materiales, son agentes que secundan las miras del Creador, y su trabajo no deja de concurrir al objeto final de la Naturaleza, aunque, con mucha frecuencia, no descubra el hombre el resultado inmediato.
La Naturaleza del trabajo es relativa a las necesidades, y cuantos menos materiales son estas, menos lo es también aquel. No creamos, sin embargo, que el hombre permanece inactivo e inútil, la ociosidad seria un suplicio en vez de un beneficio.
“Trabajar más para progresar más”, he aquí en suma un adagio moderno completamente circunstancial, ¡aunque aquí tratemos de hablar de inteligencia y de moralidad...! A nuestro nivel el camino todavía es largo, las palabras y las explicaciones no bastan para expresar los designios divinos que siguen siendo para nosotros misterios muy difícilmente entendibles. Se intenta aproximarse a un exhaustividad de la divinidad que lógicamente sólo es posible una vez alcanzado el objetivo último. Pero finalmente se trata de principios y hechos contenidos completos en un célebre aforismo admirablemente sintetizado por Allan Kardec y que nuestra razón de terrícolas es capaz de comprender:
“Nacer, morir, volver a renacer y progresar sin cesar: ¡tal es la ley!”. Pues así es el ciclo de Dios.

Merchita

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Carta de un muerto


Menú del Día:

- La falsa creencia en el demonio y la eternidad de las penas
- Revelación de los Espíritus y comprobación de los humanos
- Sigue luchando
- Carta de un muerto



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LA FALSA CREENCIA EN EL DEMONIO Y LA ETERNIDAD DE LAS PENAS
                               Reflexión. 

Dios siendo justo y bondadoso no nos iba a mandar al fuego eterno para sufrir por toda la ETERNIDAD como creen algunas religiones. 

El por ser todo amor nos da muchas oportunidades para purificar nuestro espititu y perfeccionarlo moralmente. 

¿Que pasa con el espiritu cuando llega a la perfeccion? 
Cuando el espíritu llega a la perfección ya no tiene que encarnar más, se le libera de la esclavitud de la materia y las vicisitudes de la vida. 
Ya no necesita volver, porque recorrió todos los grados y se liberó de sus imperfecciones. 
El espiritu en el mundo espiritual puede progresar y evolucionar mucho, pero el daño que haya hecho en su existencia anterior, lo tiene que expiar en esta existencia. 
Por este motivo vemos buenas personas, sufriendo padecimientos que son consecuencia de la expiacion de la vida anterior, todo acto tiene sus consecuencias inevitables.

Ley de causa y efecto. 
Por otra parte, se añaden nuevas pruebas que tienen que superar para continuar evolucionando. 

Los angeles tal como los desbribe la biblia no existen. 
Lo que la biblia dice que son angeles, no son mas que las almas o espíritus que alcanzaron un altisimo nivel y progreso espiritual, son espiritus superiores, con una grandisima y perfecta moralidad, que se desprendieron de todas sus imperfecciones. 

Lo que se dice angeles, que son espíritus superiores, Sí, estuvieron en la tierra, cuando aun no eran perfectos, cuando han llegado a un grado altisimo de evolución y se desprendieron de todas sus imperfecciones, ya no tienen que volver a la tierra, a no ser que vengan para una gran mision, como fue el caso de Jesús. 

Los *angeles*, ESPIRITUS SUPERIORES, Dios no los formó siendo angeles, a ellos los formó igual como a todos los espíritus, simples e ignorantes, con la libertad ( libre alvedrío ) tanto para el bien como para el mal. 
Los espiritus superiores han llegado a serlo, por sus PROPIOS MÉRITOS, por su trabajo y evolucion hacia el bien y la perfeccion. 

¿ Como Dios, siendo bueno y justo, haría espíritus ( ángeles ) que fuesen buenos, sin ningún trabajo ni mérito por su parte y haría espíritus malos, para que según la religión, se condenasen en las llamas del infierno ? 
Busquemos la lógica y la razón y ella nos contestará... 

Angeles C.M.

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REVELACIÓN DE LOS ESPÍRITUS Y CONFIRMACIÓN DE LOS HUMANOS

Hay dos cosas en la doctrina de los Espíritus: ^- una revelación del mundo espiritual y un descubrimiento humano, esto es, por una parte, una enseñanza universal, extraterrestre, idéntica a sí misma en sus partes esenciales y en su sentido general; por la otra, una confirmación personal y humana, que continua siendo hecha según las reglas de la lógica, de la experiencia y de la razón. La convicción que de ahí deriva se fortalece y cada vez se 
torna más rigurosa, en proporción a que las comunicaciones aumentan y que, por eso mismo los medios de verificación se multiplican y extienden. 


Hasta ahora, sólo habíamos conocido sistemas individuales, revelaciones particulares; hoy, son millares de voces, las voces de los difuntos que se hacen oír. El mundo invisible entra en acción y, en el número de sus agentes, Espíritus eminentes se dejan reconocer por la fuerza y belleza de sus enseñanzas. Los grandes genios del Espacio, movidos por un impulso divino, vienen a guiar el pensamiento para cumbres radiosas. 

¿No está ahí una vasta y grandiosa manifestación de la Providencia, sin igual en el pasado? La diferencia de los medios sólo tiene par en la de los resultados. Comparemos. La revelación personal es falible. Todos los sistemas filosóficos humanos, todas las teorías individuales, tanto las de Aristóteles, Tomás de Aquino, Kant, Descartes, Spinoza, como las de nuestros contemporáneos, son necesariamente influenciados por las opiniones, tendencias preconceptos y sentimientos del revelador. Se da lo mismo con las condiciones de tiempo y de lugar en las cuales ellas se producen; otro tanto se puede decir de las doctrinas religiosas. 


La revelación de los Espíritus, impersonal, universal escapa a la mayor parte de esas influencias, al paso que reúne la mayor suma de Probabilidades, sino de certezas. No puede ser sofocada ni desnaturalizada. Ningún hombre, ninguna nación, ninguna iglesia tiene el privilegio por parte de ella. Desafía todas las inquisiciones y se produce donde menos se espera encontrarla. Se ha visto a hombres que más hostiles le eran, convertidos a las nuevas ideas por el poder de las manifestaciones, conmovidos hasta el fondo del alma por los ruegos y exhortaciones de sus parientes fallecidos, y hacerse espontáneamente instrumentos de activa propaganda. 


No faltaran en el Espiritismo los que, como S. Paulo, han sido avisados: fenómenos semejantes al del camino de Damásco les han inducido a la conversión. 


Los Espíritus han enviado numerosos médiums en todos los medios, en el seno de las clases y de los partidos más diversos y hasta en lo más profundo de los santuarios.. 

EL PROBLEMA DEL SER, DEL DESTINO Y DEL DOLOR. 
LEÓN DENIS 


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Sigue luchando

Muchos son los hermanos que afectados por sus problemas, no tienen fuerzas para seguir, y desilusionados dejan de luchar por los ideales que se marcaron y que constituye para ellos su mayor deseo.
Se les olvida, que si las cosas se ponen difíciles hay que seguir luchando.
Cuando el mundo parece que se acaba, hemos de comenzar de nuevo.
En los momentos menos fáciles de la vida, hay que mirar hacia adelante, avanzando con decisión, firmeza y seguridad.
El triunfo, la felicidad, el amor, la armonía, la abundancia y la riqueza constituyen un estado mental, el reflejo del equilibrio interior, y, de acuerdo a la ley cósmica-, según tienes adentro, tomas afuera.
Mira hacia el objetivo básico de la vida, engrandeciendo al ser, sacando de tu interior los abundantes recursos de tenacidad, amor, serenidad, lucidez y voluntad, diciendo con coraje: -“Yo llegaré a mi meta, superando cuantos obstáculos se interpongan en mi camino”.

Confucio –uno de los máximos exponentes del pensamiento chino-, expresó, sabiamente: -“No hay que vanagloriarse de nunca caer, sino de levantarse cada vez que se cae”-. Los obstáculos, son los que templan la personalidad y desarrollan la voluntad, la creatividad y la autorrealización.
Demuestra la propia elevación y la importancia del éxito personal conquistado por la magnitud de las pruebas superadas.
Desde el momento en que afrontas una situación, es porque estás en condiciones de superarla; en caso contrario, ésta habría dejado de presentarse.
El mundo está formado por dos bandos, únicamente: Por los que triunfan y por los que dejan de hacerlo. Por los que saben y por los que ignoran. Escoge tú a qué grupo deseas pertenecer. De ti depende.
Deja de decir: -“Sólo los fuertes triunfan o los que tienen suerte”-. Nada te impide ser fuerte; toda debilidad indica el camino hacia donde hay que fortalecerse. Mientras que el éxito es como un taxi que pasa igual para todos; unos lo toman, otros no. Si dejaste de abordarlo en un turno, aprovecha el siguiente.
La época de la improvisación ya pasó. El éxito se obtiene a través de una programación adecuada, destacando un objetivo fundamental en la vida y otros objetivos secundarios. Después de la planificación del qué, del cómo, del cuándo, del cuánto, del quién y del por qué, es preciso manos a las obras, pasando a la acción decidida, en el espacio y en el tiempo suficientes, con expectativas positivas, tenacidad y determinación de alcanzar todas las metas, una a la vez.
Ámate a ti mismo, para poder amar a los demás. En cada país, sus fases de desarrollo afectan, unas veces en forma positiva; otras, en polaridad opuesta. Empero, en cualquier circunstancia, la mejor manera de optimizar el presente es a través de la retroalimentación, corrigiendo, mediante una nueva planifiación de resultados y una acción tenaz, las situaciones que insatisfacen a las propias aspiraciones.
"Un sueño no se hace realidad a través de magia: conlleva sudor, determinación y trabajo duro”
En la vida siempre vas a tener buenas y malas experiencias, buenas y malas compañías, buenos y malos consejos, pero depende de ti prestar atención y enfocarte en lo positivo, lo bello, lo útil.
Mejora cada día más, alcanzando, gradualmente, la autorrealización. Comprométete con un servicio útil a la sociedad de la que forma parte y a la humanidad en general. Conviértete en filántropo en el fomento del bien común, que es el tuyo propio. El altruismo es una virtud que refleja la nobleza del espíritu, así como la capacidad de dar que es la misma para recibir. Cultiva el secreto de dar; mientras más des, en igual o mayor grado recibirá lo que tú precises, de donde menos lo esperes.
No permitas que una mala mirada, una mala palabra, una mala acción te quite tus sueños, síguelos, lucha, trabaja en ellos, abre tu mente a nuevos horizontes, a nuevas expectativas, a nuevas oportunidades, escucha y piensa antes de hablar, solo así alcanzaras tu meta.

Merchita

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CARTA DE UN MUERTO





Me pides noticias del cementerio en la conmemoración del día de los finados. Y como tengo en mis manos la carta de un amigo, hoy en la espiritualidad, dirigida a otro amigo que aún se encuentra en la Tierra, acerca del asunto, transcribo para usted esa misiva que en su texto puro y simple que dice:

Mi querido, usted no se puede imaginar lo que es entregar a la Tierra el cuerpo yerto el día dos de Noviembre.
Verdadera tragedia para un muerto inexperto. Se recordará usted cuando el entierro de mi viejo cuerpo, corroído por la enfermedad, se realizó en el crepúsculo, cuando el cementerio adornado parecía una casa de fiestas.
Me encontraba triste dentro del coche fúnebre, vigilando mis restos, reflejando la
miserabilidad de la Vida humana.
Contemplando de lejos a mi esposa y mis hijos, que lloraban discretamente en un largo automóvil, meditaba en aquel antiguo apunte de Salomón “vanidad de vanidades,todo es vanidad” cuando a la entrada del cementerio, fui desalojado sorpresivamente.
De la multitud ceremoniosa de los vivos en la carne, veía una enorme manada de
espíritus desencarnados, que se palmoteaban curiosos, entre el sarcasmo y la conmiseración. Algunos me hacían preguntas indiscretas, mientras que otros deploraban mi suerte.
Con mucha dificultad, seguí el ataúd que me trasportaba el esqueleto y en vano intenté llegar hacia mi esposa en lágrimas.
Mal pude escuchar la oración que algunos amigos me consagraban, porque, de repente la onda tumultuosa me arrebató del círculo más íntimo de mis amigos y
familiares encarnados.
Infructuosamente procuré regresar al lugar humilde donde compartí las cosas de este Mundo… los visitantes terrestres de aquella mansión (cementerio) pertenecientes a los supuestos finados, traían consigo inmensas cantidades de almas en sufrimientos y rebeldes, perfectamente unidos a ellos mismos.
Muchos de esos Espíritus, atados a nuestros compañeros humanos, gritaban al pié de las tumbas, contando los crímenes ocultos que los habían conducido a la puerta oscura de la muerte, otros traían en sus manos documentos acusadores, clamando contra la maldad de parientes o contra la venalidad de los tribunales que habían alterado las disposiciones y deseos.
Padres arremetían contra sus hijos, hijos protestaban contra sus padres. Muchas almas, principalmente aquellas cuyos despojos se localizaban en monumentos de elevado precio, penetraban en la intimidad del sepulcro y, desde allá, lanzaban gemidos y sollozos aterradores, buscando inútilmente levantar sus propios huesos, intentando decir a los seres queridos verdades que el oído humano detestaba escuchar. Mucha gente desencarnada hablaba acerca de títulos y depósitos financieros perdidos en los bancos, de tierras desaprovechadas, de causas olvidadas, de objetos de valor y obras de arte que habían pasado por sus manos, ahora vacías y sedientas de cosas materiales.
       Mujeres desdeñadas clamaban venganza contra hombres crueles, y hombres débiles e inquietos vociferaban contra mujeres insensatas y delincuentes.
      Tal vez porque aún llevase el reflejo de mi cuerpo físico, muchos me tenían por vivo aún en la Tierra, me creían capaz de auxiliarlos en la solución de los problemas que les perturbaban la mente, comentándome alegatos y quejas, infamias y testimonios. Observé que los médicos, los padres y los jueces son las personas más discutidas y criticadas aquí, (cementerio) en razón a los votos de promesas, socorros y testamentos, los cuales no siempre correspondieron a la expectativa de los interesados.
     En muchas ocasiones, oí de amigos espíritus la afirmación de que hay siempre muchos muertos (espíritus desencarnados) observando o perturbando a los vivos, pero, constando en biografías y narraciones, escuchando el llanto y las quejas, y aún viendo el retrato real de muchos, creo hoy que hay más vivos flagelando a los muertos, amarrándolos a los desvaríos y pasiones de la carne que el menosprecio con que tratan la memoria y la hipocresía con que los visitan a los sepulcros.
    Grandes fueron mis obstáculos, que no pude volver a ver a mis familiares en aquellas horas solemnes e inciertas del recién-venido, y, solamente cuando los hombres y las mujeres, casi todos prototocolarios e indiferentes, se retiraron, es cuando  las almas terriblemente atormentadas e infelices, desocuparon el recinto (cementerio), quedando en la retaguardia solamente, aquellos que aunque liberados de los vínculos terrenales, sentimos aún las dificultades propuestas por los vivos, llegado  a la conclusión de que el tumulto en el hogar de los muertos, es una simple consecuencia de la perturbación reinante en el hogar de los vivos.
    Apaciguado el ambiente, el cementerio me pareció un nido claro y acogedor, en el que faltaron brazos amigos respondiéndome a las súplicas, y la ciudad en trono se me figuró entonces, una basta necrópolis, poblada de mausoleos y cruces, en los cuales los espíritus encarnados y desencarnados (mal llamados muertos) viven el angustioso drama de la muerte moral, comprometidos moralmente con las sombras.
   Como observas, mientras la humanidad no se habilite para que entienda el respeto por la Vida Eterna, es muy desagradable embarcarse desde la Tierra para el Más Allá en el día dedicado por ella al culto de los muertos que le son simpáticos y antipáticos. Pida a Jesús para que no pase al Mundo del Espíritu, un día de dos de Noviembre. Cualquier otra fecha puede ser útil y valiosa. Ruegue también al Señor que si es posible, pueda usted viajar a nuestro encuentro, en un día nublado y lluvioso, porque tratándose de su paz, cuanto más reducido sea su séquito en el entierro, será mucho mejor.

 Circulo de difusión del Espiritismo     Kardeciano Neiva - Huila - Colombia


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