jueves, 22 de septiembre de 2016

OLVIDO DEL PASADO


         OLVIDO DEL PASADO.

En vano se objeta el olvido como un obstáculo para que se pueda aprovechar de la experiencia de las existencias anteriores. Si Dios ha juzgado conveniente echar un
velo sobre el pasado, es porque debe ser útil.
En efecto, este recuerdo tiene inconvenientes muy graves; podría en ciertos casos
humillarnos excesivamente, o bien exaltar también nuestro orgullo, y por lo mismo,poner trabas a nuestro libre albedrío; en todos los casos, hubiera ocasionado una perturbación inevitable en las relaciones sociales.
El espíritu renace a menudo en el mismo centro en donde vivió, y se encuentra en relaciones con las mismas personas, a fin de reparar el mal que les ha hecho. Si reconociese en ellas a las que ha odiado, su encono despertaría quizá, y en todos casos,
se vería humillado ante los que hubiera ofendido.
Dios nos ha dado para mejorarnos precisamente lo que nos es necesario y puede bastarnos: la voz de la conciencia y nuestras tendencias instintivas y nos quita lo que
pudiera dañarnos.
El hombre al nacer trae consigo lo que ha adquirido; nace según ha querido él mismo; cada existencia es para él un nuevo punto de partida; poco le importa saber lo que era; es castígado por el mal que ha hecho; sus actuales tendencias malas son indicio de lo que debe corregir, y sobre esto debe concentrar toda su atención, porque de lo que se ha corregido completamente, no queda ya rastro. Las buenas resoluciones que ha tomado son la voz de la conciencia que le advierte de lo que es bueno o malo, y le da fuerza para resistir a las malas tentaciones. Por lo demás, ese olvido sólo tiene lugar durante la vida corporal. Cuando entra en la vida espiritual, el espíritu recobra el recuerdo del pasado; así, pues, sólo es una interrupción momentánea, como sucede en la vida terrestre durante el sueño, lo que no impide que al día siguiente se acuerde de lo que hizo la vigilia y los días precedentes.
No es sólo después de la muerte cuando el espíritu recobra el recuerdo de su pasado; se puede decir que no lo pierde nunca;. porque la experiencia prueba que en la encarnación, durante el sueño del cuerpo, cuando goza de cierta libertad el espíritu tiene conciencia de sus actos anteriores; sabe por qué sufre y que sufre justamente; el recuerdo sólo se borra
durante la vida exterior de relaciones. Pero a falta de un recuerdo preciso que podría serle muy penoso y perjudicarle en sus relaciones sociales, saca nuevas fuerzas en estos instantes de emancipación del alma, si supo aprovecharlos.

EL EVANGELIO SEGÚN EL ESPIRITISMO. ALLAN KARDEC.

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         ENTREVISTA A DIVALDO

Artículo publicado en el nº26 de Actualidad Espiritista
Julio 2016 Autor: Xavier Llobet
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Pregunta: Somos informados de la venida de nuevos espíritus que resultan ser más evolucionados a fin y efecto de coadyuvar al impulso planetario hacia un mundo de regeneración. ¿Cuándo empezaremos a notar los efectos de la venida de estos nuevos seres?


Los hay denominados “niños índigo” o “niños cristal”, siendo espíritus “viejos” 
Divaldo: En este caso tenemos el ejemplo de los niños prodigio que en estos momentos deslumbran a la sociedad con sus características intelectuales, con sus condiciones emocionales, con su percepción del sentido de la vida y por la manera como se comportan frente a los otros reencarnados en un cuerpo joven. Estos saben definir, distinguir, trabajar y algunos otros se muestran más rebeldes, no siendo en este caso sinónimo de malos, sino que son inquietos, necesitando de apoyo porque son espíritus nobles en cuerpos deficientes.
Nuestro biotipo está preparado para la clase de espíritu que somos, pero poco a poco se irán creando organizaciones fisiológicas para facilitarles sus reencarnaciones.
       Para que nosotros alcanzásemos la razón, nuestro género creció haciendo surgir el neocórtex. De la misma forma, para la recepción de estos nuevos seres que ostentan una situación más elevada, nuestro cuerpo está modificándose.

Observamos que hoy existen personas que no adoptan la carne roja como alimento, o bien, eligen una alimentación especial, nutriéndose de vegetales y de otras substancias a las que no hay necesidad de sacrificar, así como tienen una visión diferencial de la vida. Puede tratarse de una característica de la organización física, eligiendo elementos más sutiles para un cuerpo más sutil.
Ya están entre nosotros, y podemos observar con nuestros hijos, que no obedecen a la amenaza, sino al diálogo y al razonamiento, siendo preciso hablarles con ternura para que una vez comprendan puedan cambiar. Si amenazamos o demostramos poder, entonces podemos caer en una confrontación pudiendo surgir una situación desastrosa.
Yo por ejemplo, he encontrado un número increíble de niños dulces y pacíficos que están suministrando el ADN para una nueva generación.

Xavier Llobet
Centre Espírita Irene Solans, Lleida

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Levántate cada día, haz lo mejor a tu alcance. Trabaja y sirve.
Hoy alguien nos deja ver las tribulaciones que se le hacen precisas para el adelanto espiritual, de modo que podamos dar por nosotros mismos, algo útil.
Chico Xavier

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        MARCANDO RUMBOS

Pues bien; en el campo mediúmnico que a nosotros nos toca estudiar, también es muy necesario y de gran ayuda poseer referencias válidas que nos ayuden a elegir el camino correcto dentro del desarrollo de una facultad. E incluso en el trabajo diario y cotidiano de esa mediumnidad.
Ejemplos de grandes facultades han existido muchos a lo largo de la historia; no obstante, algunos de ellos se nos aparecen como extremadamente difíciles de imitar por su grandeza espiritual; personajes tales como Jesús, Buda, Mahoma, Francisco de Asís, etc. Estos grandes espíritus, mensajeros de la divinidad para favorecer el progreso espiritual del hombre en la Tierra, han de servirnos más como ejemplo moral y de conducta. Mientras que, para el desenvolvimiento normal de nuestras mediumnidades, es preciso acogerse a ejemplos más cercanos; ejemplos que podamos tener a nuestro alcance, facultades conocidas que nos inspiren máxima confianza al conocer su trayectoria de progreso, desarrollo y evolución moral.
Estas facultades no son precisamente abundantes; antes al contrario escasean bastante, pero no por ello dejan de existir; tienen la gran misión de marcar el rumbo a muchas otras que vienen detrás, y en la gran mayoría de los casos son facultades de ayuda, espiritualmente avanzadas, que se han comprometido con muchos espíritus con el fin de ayudarlos a través de su ejemplo y sacrificio.
Si en nuestro entorno hemos tenido la facilidad de encontrarnos con alguno de estos ejemplos, deberemos dar gracias a lo alto por la oportunidad que nos han brindado; pues no es fácil gozar de un modelo tan certero que te indique con su ejemplo el camino a seguir; el rumbo que hemos de tomar en estas circunstancias tan difíciles, como son las de una humanidad materializada donde al trabajo del mundo espiritual apenas se le concede la importancia que merece.
Estas facultades traen una misión de ayuda y sacrificio pero también de progreso, pues con su ejemplo, ayudan a progresar a otros muchos en sus facultades y esto les ha de suponer enormes ventajas y beneficios espirituales el día de mañana. No debemos olvidar que, el espíritu humano no retrocede en su progreso y que lo que aprende, lo consolida existencia tras existencia; es por ello que la gran mayoría de estas facultades de ayuda, además de su propio progreso ganarán el respeto, el cariño y la admiración de todos aquellos a los que han ayudado.
Este sentimiento de gratitud no durará únicamente unos pocos años sino que, esos espíritus que se han beneficiado de esa ayuda seguirán siendo agradecidos al ejemplo que se les ha ofrecido durante siglos. Cuando una facultad de ayuda viene a la Tierra para marcar el rumbo a muchas otras, se la reconoce por diversos aspectos; en primer lugar destaca su evolución moral, y dentro de ésta, especialmente la humildad y la pureza. Además de esto, dos de las cualidades principales que destacan en el ejercicio de su propia facultad son la discreción y la prudencia.
Sobresalientes en la capacidad de perdonar, ejemplifican con su vida cotidiana esta actitud; ayudando incansablemente a todo aquél que lo necesita; con un alto sentido de la justicia pero sin dejar de lado la caridad y la tolerancia, acompañada por la delicadeza en la corrección y señalamiento de las equivocaciones ajenas.
Si en todos estos aspectos mencionados ya nos indican cuál es el camino a seguir; en el desarrollo del amor altruista y la ausencia de egoísmo nos manifiestan la grandeza de su espíritu. La incansable actividad, y su deseo de aprender constantemente a través del estudio y la observación son también cualidades que, añadidas a las anteriores indican que nos encontramos ante un espíritu que ha venido a la tierra con una misión muy especial.
Y por último, si a todo esto le añadimos la capacidad de sacrificio personal en beneficio de su prójimo y del bienestar ajeno, nos encontramos con un espíritu de avanzado nivel que nos está mostrando, a través de sus gestos, palabras, pensamientos, sentimientos, actitudes y trabajos, cuál es el rumbo a seguir para alcanzar el progreso espiritual más rápido.
Si además de todas estas cualidades personales, nos encontramos con una facultad instruida y con altos conocimientos espirituales; podremos decir que tenemos la mejor guía, el mejor camino, el rumbo certero que nos conduce a través de su ejemplo a la auténtica consecución de nuestras metas espirituales.
Si en alguna ocasión hemos conocido o conocemos facultades con estas características, no desaprovechemos el tiempo ni la oportunidad que Dios pone en nuestro camino; aprendamos de ellas, imitemos en lo posible sus comportamientos espirituales, corrijamos todas aquellas actitudes, comportamientos o pensamientos que no estén acordes con el rumbo que ellas marcan.
El hombre necesita de luz en su camino; desgraciadamente muy pocas veces a lo largo de nuestras vidas somos capaces de encontrar esa luz que nos indica el camino; es por ello, que si hemos tenido la fortuna de encontrarla quizá no es casualidad, aprovechemos el momento, sigamos la estela de la luz que nos conduce hasta nuestro propio progreso espiritual.
A veces, limitados por nuestras propias imperfecciones, las tendencias negativas que aún animan nuestro interior y que proceden del pasado, intentarán hacerse fuertes en nosotros para que no abandonemos la comodidad material que nos suponen; pero si tenemos claro que el objetivo de la vida humana es el progreso espiritual, no nos importará rechazar las tendencias de la materia para luchar con todas nuestras fuerzas por nuestro propio adelanto evolutivo; por nuestra propia redención moral y espiritual.
Cuando estos espíritus que MARCAN RUMBOS, se encuentran en el camino de los hombres, debemos admirarlos, respetarlos e imitarlos; no les idolatremos, aceptemos la ayuda que nos brindan con su ejemplo, y agradezcamos esa ayuda con nuestro propio esfuerzo intentando mejorar día a día; intentando avanzar en el camino que nos han propuesto.
Estos espíritus, maestros de la vida, nunca pasan desapercibidos, su obra siempre perdura, y aunque durante su estancia en la tierra los hombres no hayan sido capaces de reconocerlos, el tiempo cimentará su esfuerzo, y la semilla que siembran será esplendorosa y extraordinaria, fructificando en las conciencias de aquellos a los que ayudaron.
Marcando rumbos por: Antonio Lledó Flor
2016, Amor paz y caridad
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HISTORIA DEL ESPIRITISMO
ESTADO DEL ESPIRITISMO EN 1.863
     El año que pasó (1.863), no fue más fecundo que los anteriores para el Espiritismo, pero se distingue por varios trazos particulares. Más que todos los otros, él fue marcado por la violencia de ciertos ataques, señal característica, cuya dimensión a nadie escapó. Todos dijeron: Si ellos se encolerizan, es porque tienen miedo; si tienen miedo es porque algo hay de serio.
     Como hoy está bien constatado que esas agresiones hicieron progresar al Espiritismo, en vez de detenerlo, naturalmente se ven disminuir los ataques abiertos, pero no se debe dormir bajo esta calma aparente, ni creer que los enemigos del Espiritismo no van a sacar partido de esto. Entonces es necesario que nos persuadamos de que la lucha no está terminada, pero habrá un cambio táctico. Es por lo que decimos a los espíritas que estén constantemente atentos a lo que pasa a su alrededor y se acuerden de lo que dijimos en el número de diciembre último, sobre el periodo de lucha, de guerra sorda y de conflictos; que así no se admiren si el enemigo se infiltra en sus filas; que Dios lo permite para experimentar la fe, el coraje, la perseverancia de los verdaderos servidores. De ahora en adelante, su objetivo será procurar todos los medios posibles de comprometer el Espiritismo, a fin de desacreditarlo; de impedir los grupos; bajo la apariencia de celo y bajo el pretexto de que es preciso ir adelante; a que se ocupen de cosas extrañas al objeto de la doctrina; a tratar de cuestiones políticas o de otras de naturaleza para provocar discusiones irritantes y sembrar la división, todo para tener pretextos de pedir su cierre. La moderación de los espíritas es l que causa más admiración y contrariedad a sus adversarios. Ellos intentarán todo para apartarlos de ella, incluso la provocación, pero los espíritas sabrán desviar esas maniobras por su prudencia, como ya hicieron en varias ocasiones, y no caerán en las trampas que le preparen; además, ellos verán a los instigadores que se enredarán en sus propias telas, pues es imposible que, más pronto o más tarde, no saquen las uñas de fuera. Este será un momento más difícil de pasar que el de la guerra abierta, en el cual se ve al enemigo cara a cara, de modo que cuanto más dura es la prueba, mayor es el triunfo.
    Además, esta campaña tuvo un inmenso resultado, el de provocar impotencia de las armas dirigidas contra el Espiritismo. Los hombres más capaces del partido contrario entrarán en liza; todos los recursos de la argumentación fueron empleados y, no habiendo sufrido el Espiritismo, cada uno quedó convencido de que no se le podía oponer ninguna razón perentoria, y la mayor prueba de la falta de buenas razones es que ellos recurrieron al triste e innoble expediente de la calumnia. Pero en vano quisieron hacer que el Espiritismo dijese lo contrario de lo que dice, pues la doctrina ahí está, escrita en términos tan claros que desafían toda falsa interpretación, razón por la cual lo odioso de la calumnia recae sobre los que la emplean y los convence de su impotencia. He ahí un hecho considerable en el año terminado, y si solo hubiésemos obtenido ese resultado, deberíamos estar satisfechos, pero otros hay no menos positivos.
    El año de 1.863 fue señalado sobre todo, por el aumento del número de grupos y sociedades formadas en una porción de localidades donde no los había aún, tanto en Francia como en el extranjero, señal evidente del aumento del número de adeptos y de la difusión de la doctrina. París, que había quedado a la retaguardia, cede al impulso general y comienza a moverse. Todos los días vienen nuevos grupos particulares que se han ido formando, con un objetivo eminentemente serio y en excelentes condiciones.
    La sociedad que presidimos ve con alegría mutiplicarse a su alrededor los eventos vivaces, capaces de esparcir la buena simiente. Los grupos particulares, cuando son bien dirigidos, son muy útiles para la iniciación de nuevos adeptos. En razón de la extensión e sus relaciones, la sociedad principal, como centro de convergencia de grupos de todas las partes del mundo, no puede ni debe ocuparse sino del desenvolvimient de la ciencia y de las cuestiones generales, que le absorben todo el tiempo. Así, debe forzosamente abstenerse de todo cuanto sea elemental y personal. Los grupos particulares, vienen, así, a cubrir la laguna que ella forzosamente, deja en la práctica, y por eso ella encorajina y secunda con sus consejos y con su apoyo moral a las personas que se dedican a esa obra de propagación.
      Si por algunos instantes fue posible cierto recelo en cuanto a los afectos de algunas disidencias en la forma de encarar el Espiritismo, el número siempre creciente de las Sociedades que en todos los países se colocan espontáneamente bajo el patrocinio de la de París y levantan su bandera, es un hecho que disipa completamente ese recelo.
     Es evidente que la doctrina del Libro de los Espíritus es hoy el punto de convergencia de la inmensa mayoría de los adeptos. La máxima Fuera de la Caridad no hay salvación, reunió a todos los que ven el lado moral del Espiritismo, porque no hay dos maneras de interpretarlo, y ella satisface a todas las aspiraciones.
     Desde la constitución del Espiritismo en cuerpo de doctrina, cayeron muchos sistemas aislados y los pocos trazos que aun dejan, no tienen influencia en la opinión general. Las bases sólidas en las que se apoya, triunfarán sin dificultad sobre las divisiones que sus adversarios no dejarán de suscitar, porque ellos no cuentan con Espíritus que protejan su obra y se sirven de sus propios enemigos para garantizar el buen resultado.
    Habría sido sin precedentes el establecimiento de una doctrina sin disidencias, y si de alguna cosa nos podemos admirar, es de verse en relación al Espiritismo, la unidad que se forma tan prontamente.
      Sea como fuere, el Espiritismo aún no penetró en todas partes y en muchos lugares es apenas conocido de nombre. Los raros adeptos encontrados atribuyen este hecho a dos causas: primero al carácter de las poblaciones, muy absorbidas por los intereses materiales; después, la ausencia de predicaciones contrarias. Es porque recurren con todos los recursos de los sermones del género de los que fueron expuestos en otros lugares, o de alguna manifestación brillante de hostilidad, que llame la atención y despierte la curiosidad. Pero, que ellos tengan paciencia. Como es preciso que todos los que llegan ahí, los Espíritus sabrán muy bien como suplir esa necesidad a través de otros medios.
    Pero la señal más característica del año 1863 fue el movimiento que se produjo en la opinión en l que concierne a la Doctrina Espírita. Se queda uno sorprendido con la facilidad con que al principio es aceptado por las personas que hasta hace poco lo habían rechazado y llevado al ridículo.
   Las resistencias - y hablamos de las que no son sistemáticas e interesadas- disminuyen sensiblemente. Se citan varios escritores de buena fe que combatieron violentamente al Espiritismo, y que hoy, dominados por su medio social, sin confesarse vencidos, renuncian a una lucha considerada inútil. Es que la necesidad de una transformación moral se hace sentir más y más. La ruina del viejo mundo es inminente, porque las ideas que él preconiza no están a la altura a que llegó la Humanidad inteligente. Todo parce que a él conduce, pero, por otro lado, se reconocen vagamente nuevos horizontes; se siente que hay necesidad de algo mejor de aquello que existe y se busca inútilmente en el mundo actual. Algo está en el aire, como una corriente eléctrica precursora, y todos esperan, pero todos dicen para sí mismos que no es la Humanidad que deba retroceder.
     Otro hecho no menos significativo que muchos notaron, y que es consecuencia del actual estado de ánimo, es el prodigioso número de escritos serios o superficiales, hechos fuera, y probablemente sin conocimiento del Espiritismo, en los cuales se encuentran pensamientos espíritas. El principio de la pluralidad de existencias, sobre todo, tiene una tendencia a entrar en la opinión de las masas y en la filosofía moderna. Muchos pensadores son conducidos a esto por la lógica de los hechos y en poco tiempo esa creencia se ha hecho popular. Evidentemente son los precursores de la adopción del Espiritismo, cuyas vías así son preparadas y cuyo camino es aplanado. Estas ideas son todas sembradas por diversos lados, en escritos que caen en manos de todos, tornando su aceptación cada vez más fácilmente.
     El estado del Espiritismo en 1863 puede, pues, resumirse así : Ataques violentos, multiplicación de escritos en pro y en contra; movimiento en las ideas; notable expansión de la doctrina, pero sin señales exteriores de naturaleza a producir una sensación general; las raíces se extienden, crecen los retoños, esperando que el árbol desarrolle sus ramas. Aún no llegó el momento de su madurez.
     Entre las publicaciones que en el año pasado vinieron a participar en la lucha y a concurrir a la defensa del Espiritismo, colocamos en primera fila " la Ruche", de Bourdeaux, y "la Verité", de Lyón, cuyos redactores merecen el reconocimiento y aplauso de todos los verdaderos espíritas por la perseverancia, devotamiento y desinterés de que dieron pruebas. En el centro espírita más numeroso de Francia, y tal vez del mundo entero, " la Verité" vino a posicionarse como un atleta temible, por sus artículos de una lógica tal, que no dejan margen a la crítica.
    El Espiritismo en breve tendrá- así nos lo hacen esperar- un nuevo e importante órgano en Italia, que como sus hermans más veteranos de Francia, marchará de común acuerdo con los grandes principios de la doctrina.
Allan Kardec
Revista Espírita -  enero de 1864
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UNA MUESTRA DE LAS CALUMNIAS E INFUNDIOS LANZADOS EN SU DÍA CONTRA ALLÁN KARDEC
¡He aquí cómo se escribe la historia! Los millones del Sr. Allan Kardec 
Revista Espírita –Periódico de Estudios Psicológicos, 5º año, nº 6, junio de 1862 

Fui informado de que, en una gran ciudad de comercio, donde el Espiritismo cuenta con numerosos partidarios y hace la mayor cantidad de bien posible entre la clase trabajadora, un eclesiástico se ha hecho el propagador de ciertos rumores que almas caritativas se han apresurado a divulgar y, sin duda, a amplificar. Según esas afirmaciones, soy rico por millones; en mi casa, todo brilla y sólo camino sobre las más bellas alfombras de Aubusson. Se me ha conocido pobre en Lyón; hoy en día, tengo un coche de cuatro caballos y vivo en París de manera principesca. 

Toda esa fortuna me viene de Inglaterra desde que me he ocupado del Espiritismo y remunero abundantemente a mis agentes de fuera de la capital. He vendido a precios altos los manuscritos de mis obras, sobre las cuales incluso tengo un descuento, lo que no me impide venderlas a precios excesivos, etc. He aquí la respuesta que he dado a la persona que me transmite esos detalles: 

«Mi caro señor, me he reído mucho de los millones con los que me gratifica tan generosamente el señor abad V…, tanto más cuanto yo estaba lejos de imaginar esa buena fortuna. La rendición de cuentas realizada a la Sociedad de París, antes de recibir vuestra carta, y que fue publicada anteriormente, desafortunadamente viene a reducir esta ilusión a una realidad mucho menos dorada. Por lo demás, 
ésta no es la única inexactitud de ese relato fantástico. En primer lugar, jamás he vivido en Lyón, por lo tanto no veo cómo se me habría conocido pobre allí. En cuanto a mi coche de cuatro caballos, lamento decir que se reduce a los rocines de un coche de alquiler que tomo apenas cinco o seis veces al año, por economía. Es verdad que, antes de los ferrocarriles, hice varios viajes en diligencia: lo que, sin duda, ha confundido a las personas. 

Pero olvido que, en aquella época, todavía no se contemplaba el Espiritismo, y que es al Espiritismo al que debo, según él, mi inmensa fortuna. ¿De dónde, pues, ha sido tomado todo eso, si no es del arsenal de la calumnia? Eso parecerá tanto más verosímil cuanto más se considera la naturaleza de la población en medio de la cual se difunden esos rumores. Se admitirá que es necesario estar bien corto de buenas razones para estar reducido a tan ridículos medios a fin de desacreditar al Espiritismo. El señor abad no ve que va directamente en contra de su objetivo, pues decir que el Espiritismo me ha enriquecido a ese punto es reconocer que está difundido inmensamente; por lo tanto, si el Espiritismo está tan difundido, es que agrada. De ese modo, lo que él desearía hacer volver contra un hombre, se vuelve en beneficio de la credibilidad de la Doctrina. ¡Haced creer, pues, después de eso, que una doctrina capaz de propiciar, en algunos años, millones a su propagador sea una utopía, una idea sin sentido! Semejante resultado sería un verdadero milagro, pues jamás ha sucedido que una teoría filosófica haya sido, alguna vez, una fuente de fortuna. 

En general, así como para los inventos, se consume en eso lo poco que se tiene, y se vería que es el caso en el cual me encuentro, si se supiera todo lo que me cuesta la obra a la que me he consagrado y por la cual sacrifico, además, mi tiempo, mis vigilias, mi reposo y mi salud; pero tengo por principio guardar para mí lo que hago y no difundirlo. 

Para ser imparcial, el señor abad debería hacer una comparación con las sumas que las comunidades y los conventos sonsacan de los fieles. En cuanto al Espiritismo, éste mide su influencia por el bien que hace, el número de afligidos que consuela y no por el dinero que reporta. »Con una vida principesca, ni que decir que es necesaria una mesa en concordancia. ¿Qué diría, pues, el señor abad si viera mis comidas más suntuosas, aquellas en las que recibo a mis amigos? Las consideraría muy frugales comparadas con los días de ayuno de carne y de alimentos grasosos de ciertos dignatarios de la Iglesia, quienes probablemente las desdeñarían para su cuaresma más austera. 

Le enseñaré pues, ya que él lo ignora y a fin de ahorrarle el trabajo de conducirme en el terreno de la comparación, que el Espiritismo no es y no puede ser un medio de enriquecimiento; que repudia toda especulación de la que podría ser objeto; que enseña a hacer poco caso de lo temporal, a contentarse con lo necesario y no a buscar los placeres de lo superfluo, que no son el camino del Cielo; que, si todas las personas fueran Espíritas, no se envidiarían, no tendrían celos y no se desvalijarían unas a otras; no hablarían mal de su prójimo y no lo calumniarían, porque el Espiritismo enseña esta máxima del Cristo: “No hagáis a los otros lo que no desearíais que se os hiciera”. Es por colocarla en práctica que no nombro con todas las letras al señor abad V… 

»El Espiritismo enseña, además, que la fortuna es un depósito del cual se deberá rendir cuentas y que el rico será juzgado según el empleo que haya hecho de ella. Si yo tuviera la fortuna que se me atribuye y si, sobre todo, yo la debiera al Espiritismo, sería perjuro a mis principios al emplearla para la satisfacción del orgullo y para la posesión de disfrutes mundanos, en lugar de hacerla servir a la causa cuya defensa he abrazado. »Pero, se dirá, ¿y vuestras obras? ¿No habéis vendido a precios altos los manuscritos? Un momento… 

Eso es entrar en un dominio privado, en el cual no le reconozco a nadie el derecho de inmiscuirse; siempre he honrado mis negocios, no importa a precio de qué sacrificios y de qué privaciones; nada debo a nadie, mientras que muchos me deben; si cobrara esas deudas, tendría más del doble de lo que me queda, lo que hace que, en lugar de subir en la escala de la fortuna, yo haya bajado. Por lo tanto, no debo dar cuentas de mis negocios a nadie, lo que es bueno observar. Sin embargo, para contentar un poco a los curiosos, que nada mejor tienen que hacer sino entrometerse en lo que no les incumbe, diré que, si hubiera vendido mis manuscritos, solamente habría utilizado el derecho que tiene todo obrero de vender el producto de su trabajo. 

Pero no he vendido ninguno: hay incluso aquellos que he donado pura y simplemente en el interés de la causa y que se venden como quiera sin que me resulte de ellos siquiera un céntimo. Los manuscritos se venden a precios altos cuando son de obras conocidas, cuya venta está garantizada por anticipado, pero en ningún lugar se encuentra a editores suficientemente complacientes para pagar a precio de oro obras cuyo producto es hipotético, cuando ellos ni siquiera desean arriesgarse en los gastos de impresión; ahora bien, bajo ese aspecto, una obra filosófica tiene cien veces menos valor que ciertas novelas que figuran con ciertos nombres. Para dar una idea de mis enormes ganancias, diré que la primera edición de El Libro de los Espíritus, que he emprendido por mi cuenta y riesgo, al no encontrar a un editor que haya deseado encargarse de ella, me ha reportado neto, hechos todos los gastos, todos los ejemplares agotados, tanto vendidos como donados, aproximadamente quinientos francos, como puedo justificar por documentos auténticos; no sé qué tipo de coche se podría adquirir con eso. 

Al no tener todavía los millones en cuestión, en la imposibilidad en la que me he encontrado de pagar por mí mismo los gastos de todas mis publicaciones y sobre todo de ocuparme de las relaciones necesarias para la venta, he cedido, por un cierto tiempo, el derecho de publicar, mediante un derecho de autor calculado a tantos céntimos por ejemplar vendido; de tal manera que no tengo ninguna relación con el detalle de la venta y con los negocios que los intermediarios puedan hacer sobre las entregas realizadas por los editores a las personas con quienes mantienen correspondencia, negocios de los cuales declino la responsabilidad, al estar obligado, en lo que me concierne, a rendir cuentas a los editores, a un precio de …(4), por todos los ejemplares que tomo de ellos, que los venda, que los done o que no se vendan. 

»En cuanto al producto que me puede resultar de la venta de mis obras, no tengo que dar explicaciones ni sobre la cifra, ni sobre el empleo; de hecho, tengo el derecho de disponer de eso como me parezca mejor. Sin embargo, no se sabe si ese producto no tiene una destinación determinada, de la que no pueda ser desviado. Pero es lo que se sabrá más tarde; pues, si se le antojara a alguien escribir mi historia en base a datos semejantes a los que son relatados arriba, sería importante que los hechos fueran reconstituidos en su integridad. Es por eso que dejaré memorias detalladas sobre todas mis relaciones y todos mis negocios, principalmente en lo que concierne al Espiritismo, a fin de ahorrarles a los cronistas futuros los errores groseros en los que los actuales caen frecuentemente, por la fe en los rumores de las personas aturdidas, de las malas lenguas y de los interesados en alterar la verdad, a quienes dejo el placer de decir injurias a su gusto, a fin de que más tarde su mala fe sea más evidente. 

»Yo me preocuparía muy poco por mí personalmente, si mi nombre no se encontrara, de ahora en adelante, íntimamente relacionado con la historia del Espiritismo. Por mis relaciones, poseo naturalmente, sobre ese asunto, los más numerosos y los más auténticos documentos que existen; he podido seguir la Doctrina en todos sus desarrollos, observar todas sus peripecias, así como preveo sus consecuencias. Para toda persona que estudia ese movimiento, es evidente que el Espiritismo marcará una de las fases de la humanidad; por lo tanto, es necesario que, más tarde, se sepan qué vicisitudes ha tenido que atravesar, qué obstáculos ha encontrado, qué enemigos han buscado detenerlo, de qué armas se han servido para combatirlo; no se debe dejar de saber por qué medios ha podido triunfar y quiénes son las personas que, por su celo, su dedicación, su abnegación, habrán contribuido eficazmente a su propagación; aquellos cuyos nombres y actos merecerán ser señalados para el reconocimiento de la posteridad, y me doy el deber de tomar buena nota de eso. 

Esa historia, se lo comprende, no puede aparecer de pronto; el Espiritismo apenas acaba de nacer y todavía no se han cumplido las fases más interesantes de su establecimiento. Además, entre los “Saúles” del Espiritismo de hoy en día, podría haber más tarde “San Pablos”; esperemos que no tengamos que registrar “Judas”. 

»Tales son, mi caro señor, las reflexiones que me han sugerido los extraños rumores que me han llegado; si los he respondido, no es para los Espíritas de vuestra ciudad, que están informados sobre mí y que han podido juzgar, cuando fui a verlos, si había en mí los gustos y las apariencias de una persona rica. Lo hago, pues, para aquellos que no me conocen y que podrían ser inducidos al error por esa manera más que ligera de hacer historia. Si el señor abad V… desea decir solamente la verdad, estoy presto a proporcionarle verbalmente todas las explicaciones necesarias para esclarecerlo. 

A vuestra entera disposición. 
Allan Kardec 


Revista Espírita 1862-1865
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