martes, 6 de septiembre de 2016

SEXO Y AMOR





                    LOS ENEMIGOS DEL ESPIRITISMO

No nos olvidemos de que el espiritismo tiene enemigos interesados en impedir su avance, y sus triunfos les causan irritación.
Los más peligrosos no son aquellos que lo atacan abiertamente, sino los que actúan en la sombra. Son los que con una mano lo alientan,y con la otra lo atacan. Esos seres malévolos se infiltran en todas partes donde puedan introducir el mal. Como saben que la unión hace la fuerza, tratan de socavarla sembrando la discordia. Así pues,¿quién podrá afirmar que, en las reuniones espíritas, las personas que esparcen la perturbación y la cizaña no son agentes provocadores, interesados en el desorden? De seguro no son espíritas verdaderos,
ni buenos espíritas. Nunca harán el bien, pero pueden hacer mucho mal. Se comprende que para ellos es infinitamente más fácil infiltrarse en las reuniones numerosas que en los grupos pequeños,donde todos se conocen. Merced a maniobras solapadas, que pasan
desapercibidas, siembran la duda, la desconfianza y la enemistad.
Con un hipócrita interés por la causa, critican todo, forman conciliábulos y bandos que posteriormente destruyen la armonía del conjunto, pues eso se proponen. Con esta clase de personas, apelar a los sentimientos de caridad y fraternidad equivale a hablar a quienes
desean ser sordos, porque su objetivo consiste precisamente en destruir esos sentimientos, que constituyen los mayores obstáculos para sus maniobras. Ese estado de cosas, lamentable en cualquier sociedad, se vuelve aún peor en las sociedades espíritas, porque, si
no ocasiona una ruptura, genera una preocupación que es incompatible con el recogimiento y la atención.
“Sin embargo –se dirá–, si las reuniones van por mal camino, los hombres sensatos y bien intencionados que las frecuentan,¿no tendrán derecho a ejercer la crítica? ¿Deberán, acaso,
dejar que el mal se instale, sin decir nada, y aprobar todo con el silencio?” De ningún modo, pues les asiste ese derecho, e incluso constituye un deber. Pero si la intención que los anima es realmente buena, emitirán sus opiniones con discreción y benevolencia,
abiertamente y no a escondidas. Si no son escuchados, se retirarán pues no se puede concebir que quien no proceda con segundas intenciones se obstine en permanecer en una sociedad donde se hacen cosas que lo perjudican.
Así pues, se puede establecer como principio que todo aquel que en una reunión espírita incita al desorden o a la desunión,de manera ostensible o encubierta, a través de cualquier medio,es un agente provocador o, por lo menos, un muy mal espírita, del que es preciso desembarazarse cuanto antes.
EL LIBRO DE LOS MEDIUMS.
ALLAN KARDEC

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                                          SEXO Y AMOR


Mercedes Cruz

El amor es la sustancia creadora y mantenedora del Universo, que está constituida por esencia divina.

Es un tesoro que, cuanto más se divide, más se multiplica y se enriquece a medida que se reparte.

El placer legítimo proviene  del amor pleno, generador de la felicidad,  en cuanto el común es devorador de energías y de formación angustiante.

Cuando el amor domina los paisajes del corazón, aun existiendo alguna dificultad de orden sexual, se hace posible superarla, mediante la transformación de los deseos y frustraciones  en solidaridad, en arte, en la construcción del bien, que tienen como mira el progreso de las personas,  así como de la comunidad, tornándose por lo tanto tales cuestiones irrelevantes.

El ser humano, aunque esté vinculado al sexo por el atavismo de la reproducción, está destinado al amor, que tiene más vigor que la simple comunicación genital.

Las magnificas edificaciones  de grandeza  de la humanidad tuvieron  en el sexo su vinculo de estimulo y de fuerza. No obstante, se persigue el triunfo, la gloria efímera, el poder  para disfrutar de los placeres que el sexo proporciona, cayendo en un equivoco lamentable y perturbador.

En su globalidad, el amor es un sentimiento vinculado al Yo superior  en cuanto que la búsqueda del placer sexual es más pertinente al ego, responsable por todo tipo de posesiones.

El sentimiento de amor puede llevar a una comunión sexual. Sin que eso se torne una condición imprescindible. Sin embargo, el placer sexual puede ser conseguido  por impulso meramente  instintivo,  sin un compromiso más significativo con otra persona que, normalmente  se siente frustrada y usada.

Los profesionales del sexo, porque pierden el componente esencial de los estímulos, en razón del abuso que portan, caen en las explosiones eróticas, buscando recursos visuales  que les estimulen la mente, a fin  de que la función  pueda responder  de manera positiva.

El amor, como componente  para la función sexual, es tierno y juicioso, comenzando por acariciar  con la mirada que enternece y hace vibrar todo el cuerpo ante la expectativa  de la comunión renovadora.

Esa libido tormentosa, vinculada por la mediática y expuesta en los comercios en la forma de artefactos, se convierte  en una aberración que pasa a ser exigencia  de la disipación, resbalando en los abismos de otros vicios que se le asocian.

Cuando el sexo se presenta exigente y tormentoso, el individuo recurre a las actitudes emocionales de la violencia, de la persecución, de la inmundicia.

Los grandes verdugos de la Humanidad, hasta donde se los puede entender, eran portadores de trastornos sexuales, que trataban de disimular, transfiriéndose hacia situaciones  de relevancia política, social, guerrera, tornándose temerarios, porque sabían de la imposibilidad de ser amados.

El amor es el dulce arrobamiento que embriaga de paz  a los seres y los promueve hacia las cumbres del auto realización, estimulando el sexo dignificado, reproductor y calmante.

El amor el arte y la belleza inspiró a Miguel Ángel a pintar la Capilla Sextina, entre otras obras magistrales, esculpir la Pietá y el Moisés; el amor a la ciencia condujo a Pasteur al descubrimiento de los microbios; el amor a la verdad  llevó a Jesús  a la cruz, trazando una ruta de seguridad para las criaturas humanas de todos los tiempos….

Sexo, en si mismo, sin los condimentos del amor es impulso violento y fugaz.

Cuando el sexo se impone sin amor, su pasaje es rápido, frustrante, insaciable…

Los días actuales son de libido desenfrenada, de pasión avasallante, de predominio de los deseos que desgobiernan las mentes  y aturden los sentimientos bajo el comando de Eros.

No obstante, el amor está siendo convidado a sustituir la ilusión  que el sexo automatista produce, calmando las ansiedades en cuanto eleva a los seres humanos a la planicie de las aspiraciones más libertadoras.

En una esfera más elevada, se convierte en sentimiento, gracias a la conquista de algún ideal, alguna aspiración, anhelos por alcanzar metas agradables y desafiantes, propensión a la realización ennoblecedora.

El deseo se impone como un fenómeno biológico, ético y estético, necesitando ser bien administrado en un caso como en el otro, a fin de tornarse motivación para el crecimiento psicológico y espiritual del ser humano.

Por tanto, es natural la búsqueda del placer, ese deseo interior de conseguir el gozo, el bienestar, que se expresa después de la conquista de la meta pautada.

El placer se presenta bajo variados aspectos: orgánico, emocional, intelectual, espiritual  y es, ahora físico, material  y en otros momentos de naturaleza abstracta, estético, efímero o duradero, pero que debe ser registrado muy fuerte en el psiquismo, para que la existencia humana exprese su significado.

Comúnmente, el placer depende  de cómo es considerado. Aquello que es bueno, genéricamente da placer, abriendo espacios para el miedo a la perdida, a la falta o a las situaciones en que puede generar daños, contribuyendo a la caída del individuo en zonas sombrías de aflicción.

Por una herencia atávica, un gran numero de personas tiene miedo del placer, de la felicidad, por asociarlos al pecado, a la falta de mérito, que se convertirá en una deuda a rescatar, ofreciendo  a la desgracia la oportunidad de venir o tal vez, como una tentación diabólica para retirar al alma del camino del bien.

Esto que sucedió durante siglos, en la actualidad, no es así, y vencida la conciencia de culpa, viene conduciendo a legiones de gozadores al desequilibrio, al abuso, a extremos de las aberraciones.

El deseo y el placer se transforman en palancas que impulsan al individuo a abismos que lo devoran.

No obstante, la esencia de la vida corporal, es la conquista de si mismo, la lucha bien dirigida para que se consiga la victoria del “Yo superior”, su armonía y no solamente el gozo breve, que se transfiere de un lado a otro, siempre más ansioso y perturbador.

El amor debe ser siempre el punto de partida de todas las aspiraciones  y la etapa final de todos los anhelos humanos

El clímax del amor se encuentra en aquel sentimiento que Jesús ofreció a la Humanidad y prosigue donando, en Su condición de Amante no amado.

Extraído del libro “Amor Invencible Amor” de Divaldo Pereira Franco.

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MENDIGOS

No solo son Mendigos los que andan por las calles mal vestidos, pidiendo de comer o beber porque tienen hambre, sed o frío.

Hay en muchos rincones del mundo, miles de limosneros escondidos; elegantes, con techo, pan y vino; pero carentes de amor y sintiéndose por dentro vacíos.

Mendigos de un abrazo, de consuelo, de un beso, una mirada, de la presencia de un verdadero amigo o simplemente de una palabra de cariño.
Mendigos que sienten vergüenza de admitir que aunque tienen todo lo material, viven en la pobreza espiritual y se sienten frágiles como niños.

Mendigos que darían todo lo que tienen por encontrar el verdadero amor o hallar dentro de sus familias la paz y el calor de hogar.

Mendigos que temen volver a amar, porque ya bastante han sufrido, han sido traicionados y heridos, tienen miedo de confiar.

Hay muchos hombres y mujeres que les cuesta aceptar y expresar la necesidad tan grande que tienen de sentirse realmente amados y valorados.

Madres que imploran la atención de sus hijos; abuelos olvidados, niños y jóvenes que aunque lo tienen todo, se sienten por sus padres abandonados.

El amor y la amistad no se deben mendigar, se merecen por dignidad; fue la herencia que a todos sus hijos Dios por igual ha dejado.

Pero aún así son demasiados los corazones rotos; que aunque por fuera se ven elegantes y bien vestidos; realmente en su interior están destrozados.

¿Cuántas veces hemos pasado por el lado de mendigos de amor y ni siquiera cuenta nos hemos dado, los hemos ignorado?

¿Cuántas veces hemos juzgado mal a personas que hacen lo que hacen, porque están hambrientos de ternura y afecto y nadie se los ha dado?.

A lo mejor tú o yo algunas veces nos hemos sentido carentes de cariño y anhelamos que alguien nos ame de tal forma que nos devuelvan la ilusión, lográndose reparar y fortalecer nuestro corazón.

Son esos momentos en que hemos perdido lo que más hemos querido, o simplemente no hemos encontrado lo que tanto anhelamos, nos sentimos tan solos y deprimidos que creemos perder la razón.

Seamos de aquellos que son capaces de brindar a todos amor y amistad, hagamos que amando sin distinción, logremos acabar con esa mendicidad; para que podamos construir un mundo mejor y pueda reinar por fin la paz en cada rincón.

Es el mandato que el Señor nos ha querido dejar, cuando nos dijo: "Ámense unos a otros como solo yo los he sabido amar".

Se desconoce el autor 

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UN PASAJE DE LA BIBLIA QUE MUESTRA LA REENCARNACIÓN

Llegada de Elías

33. “Entonces sus discípulos le preguntaron, diciendo: ¿Por qué, pues, dicen los escribas que es necesario que Elías venga primero? 
“Respondiendo Jesús, les dijo: A la verdad, Elías viene primero, y restaurará todas las cosas.- 
“Mas os digo que Elías ya vino, y no le conocieron, sino que hicieron con él todo lo que 
quisieron; así también el Hijo del Hombre padecerá de ellos. 
“Entonces los discípulos comprendieron que les había hablado de Juan el Bautista” (San 
Mateo, 17:10 a 13). 

34. Elías ya había vuelto en la persona de Juan el Bautista.. Su nueva llegada es anunciada de manera explícita; ahora bien, como para volver nuevamente necesitaba un cuerpo nuevo, esto equivale a la consagración formal del principio de pluralidad de existencias 
(El Evangelio según el Espiritismo 
Allan Kardec 

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RESURECCIÓN Y REENCARNACIÓN.

Nadie puede ver el reino de Dios sino aquel que renaciere de nuevo (Después de la transfiguración). Y sus discípulos le preguntaron, y le dijeron: ¿Pues por qué dicen los escribas que Elías debe venir primero? Y él les respondió y dijo: Elías, en verdad, ha de venir y restablecerá todas las cosas. - Pero os digo que ya vino Elías y no le conocieron, antes hicieron con él cuanto quisieron. Así también ellos harán padecer al hijo del hombre. - Entonces entendieron los discípulos, que de Juan el Bautista les había hablado. (San Mateo, capítulo XVII, v. 10 a 13; San Marcos,cap. IX, v. 10, 11 y 12).

La reencarnación formaba parte de los dogmas judáicos, bajo el nombre de resurrección; sólo los saduceos, que pensaban que todo concluía con la muerte, no creían en ella. Las ideas de los judíos en este punto, como en muchos otros, no estaban claramente definidas, porque sólo tenían nociones vagas e incompletas sobre el alma y sus lazos con el cuerpo. Creían que un hombre que había vivido podía volver a vivir, sin explicarse con precisión la manera cómo esto podía suceder; designaban con la palabra resurrección, lo que el Espiritismo llama más juiciosamente reencarnación. En efecto,la resurrección supone la vuelta a la vida al cuerpo que está muerto, lo que la ciencia demuestra ser materialmente imposible, sobre todo cuando los elementos de su cuerpo están dispersos y absortos después de mucho tiempo; la reencarnación es la vuelta del alma o del espíritu a la vida corporal, pero en otro cuerpo nuevamente formado para él y que nada tiene de común con el antiguo. La palabra resurrección podía de este modo, aplicarse a Lázaro, pero no a Elías ni a los otros profetas. Si, pues, según su creencia, Juan Bautista era Elias, el cuerpo de Juan no podía ser el de Elías, puesto que se había visto a Juan niño y se conocía a su padre y a su madre. Juan podía, pues, ser Elías reencarnado, pero no resucitado.

Lo que es nacido de carne, carne es: y lo que es nacido de espíritu, espíritu es. - No te maravilles, porque te dije: os es necesario nacer otra vez.

La idea de que Juan Bautista era Elias y que los profetas podían volver a vivir en la tierra, se encuentra en muchos pasajes de los Evangelios, particularmente en los relatos anteriores (números 1, 2 y 3). Si esa creencia hubiese sido un error, Jesús la hubiera combatido como combatió tantas otras, lejos de esto la sancionó con toda su autoridad y la pone en principio y como una condición necesaria, cuando dice: "Que no puede ver el reino de Dios sino aquel que renaciere de nuevo"; y añade insistiendo en lo mismo: "No te maravilles porque te dije: os es necesario nacer otra vez".

7. Estas palabras: "si no aquél que fuere renacido de agua y de Espíritu Santo", han sido interpretadas en el sentido de la regeneración por el agua del bautismo; pero el texto primitivo dice simplemente "de agua y del espíritu"; mientras que en ciertas traducciones se ha sustituído Espíritu por Espíritu Santo, lo que no está conforme con el mismo pensamiento. Este punto principal sobresale en los primeros comentarios hechos sobre el Evangelio, lo que un día se hará constar sin equívoco posible.

"El que tenga orejas para oír, oiga". 
Estas palabras, tan a menudo repetidas por Jesús, prueban claramente que no todos estaban en estado de comprender ciertas verdades.

No es, pues, dudoso que bajo el nombre de resurrección, el principio de la reencarnación era una de las creencias fundamentales de los judíos, siendo confirmada por Jesús y los profetas de una manera formal; de donde se sigue que negar la reencarnación, es negar las palabras de Cristo. Sus palabras serán un día autoridad sobre este punto, como sobre muchos otros, cuando se mediten sin prevención.

17. Pero a esta autoridad, desde el punto de vista religioso, viene a unirse desde el punto de vista filosófico, el de las pruebas que resultan de la observación de los hechos; cuando de los efectos quiere uno remontarse a las causas, la reencarnación aparece como una necesidad absoluta, como una condición inherente a la humanidad en una palabra, como una ley de la naturaleza; se revela por sus resultados de una manera, por decirlo así, material, como el motor oculto se revela por el movimiento, ella sola puede decir al hombre "de dónde viene y dónde va y porque está en la tierra", y justificar todas las anomalías y todas las injusticia aparentes que presenta la vida.

Sin el principio de la preexistencia del alma y de la pluralidad de existencias, la mayor parte de las máximas del Evangelio son ininteligibles; por esto dieron lugar a interpretaciones tan contradictorias: ese principio es la clave que debe restituirles su verdadero sentido.

EL EVANGELIO SEGÚN EL ESPIRITISMO. ALLAN KARDEC.

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