martes, 27 de septiembre de 2016

LA FLOR MÁS HERMOSA









 Ley del trabajo y la cuestión social
Conocedores que el objetivo primordial del Espiritismo es la reforma interior, a fin de hacer de nosotros verdaderos hombres de bien, no debemos olvidar tampoco que vivimos inmersos en la sociedad que nos corresponde por merecimiento y evolución. De ahí la necesidad de aportar ideas y actitudes renovadoras que permitan también la evolución colectiva de la criatura humana y de la sociedad en su conjunto.
Si hay un autor espírita que merezca ser estudiado en profundidad por sus aportaciones a la mejora social, dicho autor es León Denís. Todas sus obras transpiran la aspiración de mejorarse a sí mismo y a la colectividad, por lo que en el presente artículo repasaremos algunas de sus aportaciones en relación a la cuestión social.
En el capítulo La crisis moral de su obra Después de la muerte, León Denís nos dice:
En la filosofía de los espíritus volvemos a encontrar la doctrina oculta que abarca todas las edades, haciéndola revivir bajo formas más grandes y más puras. Reúne sus restos esparcidos y los amasa con un fortísimo cemento para reconstruir un monumento grandioso capaz de cobijar a todos los pueblos y a todas las civilizaciones. Para asegurar su duración, lo asienta sobre la roca de la experiencia directa del hecho constantemente renovado. Y, gracias a ella, vemos desenvolverse a los ojos de todos, en la espiral infinita de los tiempos, el drama inmenso de la vida, de la vida inmortal, con las existencias innumerables y los progresos incesantes que reserva a cada uno de nosotros en la escala colosal de los mundos.
Semejante doctrina puede transformar pueblos y sociedades llevando la luz do quiera haya tinieblas, derritiendo con su calor todo el hielo y egoísmo acumulado en las almas y revelando a todos los hombres las leyes sublimes que los unen con los lazos de una estrecha, de una eterna solidaridad. Hará la conciliación por medio de la paz y la armonía. Por ella aprenderemos a obrar con el mismo espíritu y el mismo corazón. Y la humanidad, consciente de su fuerza, avanzará con paso más firme hacia sus magníficos destinos.(1)
No obstante, fue en su obra Socialismo y Espiritismo que León Denís profundizó todavía más en dicha cuestión. Entre otras ideas, cabe resaltar que todos debemos aportar aquello que esté a nuestro alcance al orden y conjunto de la sociedad. Así, nuestra principal tarea debe ser siempre nuestro trabajo interior, reformando nuestro carácter para convertirnos en hombres y mujeres de bien, sirviendo así de ejemplo a cuantos nos rodean y al conjunto de la sociedad. De esta forma estaremos actuando de acuerdo con nuestro objetivo existencial, aprovechando la actual encarnación al tomar como objetivo el desarrollo del self.
Debemos tener en cuenta que la sociedad es el resultado de la suma de valores individuales, por lo que mejorándonos como individuos estaremos también mejorando nuestra sociedad. Al dejar atrás nuestros defectos y nuestro egoísmo, estamos abriendo las puertas para lograr la paz, la fraternidad y la justicia entre los hombres, de modo que podamos contribuir a la solución de los problemas sociales.
Con el Espiritismo podemos influenciar en el desarrollo de la economía social y la vida pública, al facilitar nuestro desenvolvimiento, el de la colectividad y la solidaridad. Si introducimos en las leyes y normas humanas la ley divina o natural, estaremos colaborando a la elevación de nuestros usos y costumbres.
Si lo analizamos bien, a fecha de hoy, la jornada semanal de cuarenta horas nos debería permitir disfrutar de más tiempo para el trabajo intelectual y para nuestra reforma íntima. Durante algunos minutos deberíamos liberar nuestro espíritu de las insinuaciones, deseos y sensualismo del mundo material, dejando que nuestro ego se identifique con nuestro self. Para ello podemos ampliar nuestro horizonte y contemplar el infinito que espera a nuestras almas, intentando evitar el estado de turbación y de oscuridad en la que podríamos encontrarnos si apartamos de nuestra vida los valores de la vida espiritual. Cuando se busca únicamente el placer efímero y se cae en los vicios adictivos, precisaremos rescatarlos por el sufrimiento en esta o en venideras encarnaciones. León Denís nos recomienda ser sobrios y medidos en todas las cosas.
Ya a principios del siglo XX en occidente se había aumentado el bienestar físico, pero no la felicidad. La falta de amor y de confianza en la vida serían los responsables de ello. Desde la época romana se veía al trabajo como algo negativo, como un yugo que debía ser soportado; visión que perdura en nuestros días. Sin embargo, el trabajo que se realiza con alegría y buen humor aporta mucho a muestro ser y a la sociedad en general, siendo una vía de iluminación y de amor. Por el contrario, multiplicando nuestras necesidades e incentivando nuestros deseos, nos encadenamos a las cosas materiales y evitamos que podamos vivir la vida del espíritu.
Aunque haya pasado casi un siglo desde que León Denís transcribiera dichos pensamientos, lo cierto es que permanecen muy actuales, y que hoy en día, a pesar de los grandes avances en materia del Estado del Bienestar, lo cierto es que no existe un consenso claro acerca de lo que dicho estado debe ser y qué forma de articular sus políticas debe tener. Así, en la actualidad tenemos tres modelos definidos de “Estados del Bienestar” según su ideología: el liberal, el socialdemócrata y el conservador.
1- Liberal
Tiene como objetivo aumentar el papel del mercado en la economía y mantener un gasto social bajo.
2- Socialdemócrata
Quiere intervenir en la economía a través de la intervención
del estado y mantener un gasto social elevado.
3- Conservador
Potencia el papel de la familia, con un gasto social alto.
Allan Kardec, en “El Libro de los Espíritus” dedica un capítulo a la “Ley del trabajo”. Del citado capítulo podemos recordar las tres primeras cuestiones:
674. ¿La necesidad del trabajo es una ley de la Naturaleza?
“El trabajo es una ley natural por lo mismo que es una necesidad, y la civilización obliga al hombre a mayor trabajo, porque aumenta sus necesidades y sus goces.”
675. ¿Sólo deben entenderse por trabajo las ocupaciones materiales?
“No el espíritu trabaja como el cuerpo. Toda ocupación útil es trabajo”
676. ¿Por qué es impuesto el trabajo al hombre?
“Es consecuencia de su naturaleza corporal, una expiación y al mismo tiempo un medio de perfeccionar su inteligencia. Sin el trabajo, el hombre no saldría de la infancia de la inteligencia y por esto sólo a su trabajo y actividad debe su subsistencia, su seguridad y su bienestar. Al que es débil de cuerpo, Dios le da, en cambio, la inteligencia, pero siempre es trabajo.” (2)
En relación al trabajo, otros autores espíritas han ahondado en el tema, entre ellos Francisco Cándido Xavier, quien en su libro Pensamiento y Vida relata que el trabajo debe ser adoptado como alimento diario para que en nuestra mente se pueda reflejar la luz de la espiritualidad superior. Nos dice que en tiempos pasados la escuela, las artes, el hogar, la agricultura, la ganadería o la industria eran tenidas como ocupaciones propias de los esclavos. Sin embargo, la ley del trabajo es el camino que nos debe permitir conquistar la emancipación de nuestra alma. Huir de él y sumirse en los goces o en la pereza, es dejar a un lado nuestro camino para nuestro progreso.
En las esferas superiores no se trabaja por obligación, sino que la criatura es ya consciente que trabajar y obrar a favor del bien significa entregarse a las leyes divinas. Así, en dichas esferas, los espíritus son serviciales y reproducen en sí mismos las maravillas que les rodean, reflejadas como un espejo.
Finalmente, en relación al progreso social, recordemos algunas reflexiones de Allan Kardec de su libro El Génesis al respeto:
Considerad que las almas actuales ya vivieron en un tiempo pasado; que pudieron ser bárbaras, como el siglo que las engendró, más han progresado, y como en cada nueva existencia traen lo adquirido en vidas anteriores, las almas de los tiempos civilizados no son creadas más perfectas, sino que se fueron perfeccionando por sí mismas con el transcurso del tiempo, con lo que tendréis la única explicación lógica de la causa del progreso social.(3)
Artículo publicado en el nº 26 de Actualidad Espiritista
Julio 2016 Autor: David Estany
Notas
(1) “La crisis moral”, Después de la muerte, León Denís, París –Francia– 1890
(2) “El Libro de los Espíritus”, Allan Kardec, París -Francia - 1857
(3) “Reencarnación”, El Génesis, Allan Kardec, París, enero 1868
                                                              *******************************

 

         Amalia Domingo y Soler 

                     La cronista de los pobres. 

Sevilla, capital andaluza, ciudad oriental de España, es la hermosa tierra donde nació Amalia Domingo y Soler, el 10 de noviembre de 1835. Ese espíritu sensible recibió la influencia de esa bella ciudad con un pasado histórico rico, donde se acumuló la herencia de sus fundadores fenicios que la llamaban Hispalis; de los posteriores conquistadores griegos y cartagineses; del recuerdo de los romanos representado por las columnas de Hércules levantadas a ambos lados de la alameda; de los visigodos que la convirtieron en la capital de su reino, y de los moros que la adornaron con sus más célebres monumentos, aún presentes en la graciosa Giralda -hermana gemela de la torre de Hasan de Rabat y de la Kutubija de Marraquesh - y la maciza Torre del Oro -vestigio de las murallas almohades - convertida en vigía de los tesoros que llegaban de América, cuando la ciudad recibió el monopolio del comercio con el Nuevo Mundo, en 1501. Por último, sumada a esa herencia heterogénea, los Reyes Católicos instalaron en ella su Corte, y dejaron allí su placa indeleble. 

Esta mezcla de culturas representó el marco en el que se desenvolvió Amalia. Este escenario del Alcazar morisco, de los bosques de naranjos y limoneros, bañado por el Guadalquivir y adornado de templos magníficos con jardines famosos, fue el lugar elegido para su entrada en la vida encarnada. 

Su nacimiento significó una enorme alegría en el hogar de los Domingo y Soler, pero la sospecha de que la niña sería ciega vino a empañar esa felicidad. Aparentemente, un boticario le administró un medicamento que hizo desaparecer la posibilidad inmediata de la ceguera. 

Su enfermedad no llegó a alcanzar tal gravedad, pero sus biógrafos sostienen que siempre tuvo trastornos visuales. No determinaron con exactitud su afección, pero se conservan relatos contradictorios, con algunas creencias en boga en aquella época, que oscurecen las conclusiones. Por ejemplo, el uso de implementos supuestamente curativos entonces, pero considerados inefectivos hoy, o la prohibición de usar sus ojos en la costura aunque no en la lectura, indicación que no resiste una crítica basada en los conocimientos actuales. Como sea, se ha mencionado la existencia de dificultad visual desde su infancia hasta sus últimos días. 

Creció en un núcleo familiar dirigido por el terror, donde el rigor y el miedo imperaban como método educativo. La unión de sus progenitores no era feliz, la frecuente ausencia del padre no contribuyó al acercamiento con su hija y finalmente, su situación se agravó con el abandono definitivo. 

La madre, por su parte, se dedicó totalmente a su hija como una manera de compensar su soledad y la sobreprotegió, dedicándose a darle todos los placeres posibles. A pesar de las dificultades económicas, derivadas de los exiguos ingresos provenientes del trabajo de su madre, Amalia adquirió unos hábitos no acordes con su situción real. Era cuidada como una niña rica, educada para una vida despreocupada y estuvo atendida por una vieja criada que con el paso de los años, se convirtió en un miembro más de la familia. 

Su madre se encargó de iniciar su instrucción desde los 2 años y logró que a los 5 leyera correctamente. Más tarde se ocupó de adiestrarla en diversos oficios, para que pudiese defenderse en la vida. Mientras tanto, se solidificaba entre ellas un lazo de amistad, armonía espiritual y gran ternura, que inducía a la niña a amar a su madre considerándola lo mejor que podía encontrar en el mundo, y a la madre, centrar en su hija su único motivo de vivir. 

Desde muy pequeña tuvo pasión por los libros, presentes en sus primeros juegos y el consuelo de toda su vida; pero debido a su situación social y económica no pudo adquirir una educación superior en forma oficial y se convirtió en una autodidacta. A los 10 años de edad, Amalia comenzó a demostrar inquietudes literarias y 8 años más tarde publicó una serie de poesías donde plasmaba sus sentimientos en una forma sencilla y llena de ternura. 

Se convirtió en una joven triste, amante de la naturaleza, que se deprimía con el invierno y se entristecía cuando desaparecían las flores de los jardines sevillanos que recorría con placer. En uno de esos habituales paseos por los hermosos parques del Alcazar de Sevilla, acompañada por su prima y bajo la vigilancia de su madre, se encontró con un joven que le ofreció galantemente una flor dando origen a las ilusiones amorosas de la muchacha. Pero sufrió un gran desencanto al enterarse de su boda con su prometida y esa separación le dejó una profunda cicatriz que no le permitió vincularse sentimentalmente con otro hombre. Pasados muchos años, y ya anciana, tuvo un nuevo encuentro con José Álvarez, quien desencarnado se comunicó con ella desde el mundo espiritual. 

Convertida en mujer comenzó a tener una gran angustia en su búsqueda de Dios; lo buscaba dentro de sí misma, sin encontrarlo y se sentía desolada; buscaba en los templos, se acercaba a imágenes de vírgenes dolorosas, de Cristos moribundos, de santos a los que atribuían milagros, de reliquias de los mártires y todo esto le dejaba el sentimiento de haber examinado una colección de antigüedades más o menos valiosas y auténticas, pero indiferentes. No miraba con prevención y prejuicio todas estas manifestaciones religiosas; al contrario, tenía un fuerte deseo y necesidad de creer, de tener explicaciones y esperanzas. Hubiera querido estar en el lugar de todas esas mujeres que se arrodillaban fervorosamente, sin pensar en otra cosa; pero no lograba ver en las imágenes nada más que obras de arte o absurdas representaciones mitólogicas, incluso de mal gusto estético. No podía concebir que para amar y adorar a Dios fueran necesarias esas figuras de barro y siempre salía molesta de los templos; pero volvía, insistiendo con la intención de creer. 

Cuando Amalia tenía 25 años, su madre comenzó a padecer los signos de una enfermedad incurable. Por las noches, acostumbraban pasear por los jardines circundantes al Palacio de San Telmo, en las márgenes del Guadalquivir, y durante uno de esos paseos se sintieron especialmente tristes y calladas, hasta que su madre comenzó a llorar y le confesó que temía morir y dejarla sola, sin una educación ni un oficio que le permitiera valerse por sí misma. Sólo bastaron 14 días de agonía y la desolación de la muchacha, por la muerte de su madre, fue agobiante. Los consejos de los allegados no se hicieron esperar. En esa época, en que el destino de una mujer sola no tenía muchas alternativas, lo más indicado era un matrimonio por conveniencia con un hombre mayor o el ingreso a un convento, pero rechazó ambas posibilidades. 

Sus únicos parientes eran un hermano de su padre y sus hijos, a los que no la unía el afecto debido a las antiguas desavenencias familiares; no obstante, le ofrecieron una pequeña pensión a cambio de que se encargara de las tareas domésticas y de costura. Vendió sus pocos muebles y se trasladó a Madrid, esperando una vida pobre, pero sin sobresaltos. El pago de la pensión se mantuvo durante 6 meses y luego se enfrentó a una vida de privaciones, sostenida sólo con sus labores como costurera. Ante el llamado de una amiga, al poco tiempo abandonó Madrid y regresó a Sevilla, aunque tan desanimada que pensó hasta en el suicidio. 

Durante este infortunio, aumentó su necesidad de encontrar consuelo espiritual apoyada en la fe, y recorrió nuevamente las iglesias buscando paz, sin encontrarla. Un día pasó frente a un modesto templo evangélico; la sencillez y austeridad la atrajeron, y sintió que el ambiente estaba de acuerdo con su temperamento. Presenció con gusto la erudición de los maestros de oratoria, aunque pronto comprendió que ninguno de ellos podía explicar la causa de las desigualdades, de las injusticias y de todas las desgracias que afligen a la humanidad, a pesar de reiterar la bondad y la justicia Divina. Sin embargo, en los templos evangélicos encontró un poco de serenidad y allí conoció a Engracia, que se convertiría en su amiga y la acompañaría más tarde, a consultar al Dr. Hysern, médico oculista y homeópata, quien le aplicó un tratamiento, aunque le advirtió que su cura era casi imposible. 

Este médico se declaraba un convencido materialista y durante las frecuentes entrevistas acostumbraba hablar con Amalia de los temas que la inquietaban. En una de esas ocasiones le dijo que tal vez, él sabía quiénes podían darle las explicaciones filosóficas que ella buscaba. Según él unos "locos" que afirmaban la sobrevivencia del alma sobre el cuerpo, la vida eterna del espíritu o fuerza inteligente que da vida al organismo humano, su encarnación en la Tierra cuantas veces sean necesarias para su aprendizaje, para ir después a otros mundos; y su capacidad de adquirir conocimientos y corregir todos los errores cometidos por su inferioridad, hasta su perfeccionamiento. 

"Tú, por ejemplo, tienes tus ojos como fuente de preocupaciones y sufrimientos; a esto, los cándidos e ingenuos espíritas dirían que se trata de una prueba aún inconclusa, de que en otras existencias hiciste mal uso de ellos o cegaste a un prójimo, y ahora experimentas la rectificación, que ellos no entienden exactamente como un castigo sino la consecuencia de trasgredir las Leyes Divinas"; concluyó el médico. 

Ella oía ensimismada y le preguntó dónde se reunían esos "locos", como él los llamaba. 

"En una casa respetable de la calle Cervantes, y entre ellos hay hombres de talento y admirable inteligencia, excelentes escritores que publican varios periódicos, por ejemplo "El Criterio" que me remiten habitualmente". Ella se interesó mucho y el Dr. Hysernole prometió conseguirle algunos. Después de leerlos, la joven volvió al consultorio y sin dudarlo afirmó que había encontrado la verdad. 

Su situación económica se tornó dramática y tuvo que pedir a una amiga de su madre, algunos bonos de una Sociedad Filantrópica, que le aseguraban diariamente un plato de comida y un pedazo de pan. A pesar de su humillación, durante un año se dirigió al patio de un palacio sevillano, donde compartió su comida con centenares de pobres de todas las condiciones; lo que contribuyó para que su salud mejorara. 

Amalia era una mujer con un cuerpo pequeño y frágil, de salud inestable, poco agraciada y con una deficiencia visual importante. Poseía una gran sensibilidad y tenía un carácter muy andaluz en su lenguaje y su vivacidad, así como en su conversación siempre estaba salpicada de ocurrencias. Sabía ser satírica y sus acertados comentarios sobre personas y hechos causaba sorpresa, por la agudeza de ese ser físicamente tan insignificante. 

Había transcurrido más de un siglo desde que Carlos II había permitido en España la introducción de las ideas renovadoras que circulaban por Europa, y nadie imaginaba que hubiera reminiscencias de la tristemente célebre Inquisición medieval que derramó ríos de sangre en su intento de imponer el dominio religioso. Sin embargo, en 1861 se produjo el bochornoso Auto de Fe de Barcelona por el cual se incineraron las obras de Allan Kardec importadas a España, con el argumento que eran perniciosas para la moral de los ciudadanos. El país estaba, entonces, convulsionado por diferentes tendencias: carlistas, liberales, socialistas o extremistas, y los odios y rencores diezmaban a la nación ibérica. 

El Capitán Ramón Lagier y Pomares, comandante del vapor "El Monarca", embarcó hacia Barcelona, un cargamento de libros de Allan Kardec, proscriptos en el país. Le entregó algunos a su amigo, el notario y militar José María Fernández Colavida, hombre de gran corazón que había sufrido diversos reveses, con la intención de que su lectura lo reconfortara. Consiguió con creces su propósito, pues su amigo lo visitó al poco tiempo manifestándole su entusiasmo y emoción; por lo que ambos acordaron que Fernández Colavida haría una traducción al castellano para difundir la doctrina en España. En crónicas de la época se señala, que el Espiritismo empezó a propagarse por todas partes, y años después, el movimiento espírita internacional conoció a Fernández Colavida como el "Kardec español". 

Llegó a ser magnetizador y profundo psicólogo y se destacó por sus trabajos de regresión de la memoria, considerados los primeros, junto con los del Coronel Albert De Rochas en Francia.

En los ejemplares de "El Criterio", de Barcelona, Amalia leyó los artículos de Fernández Colavida y de Lagier y Pomares. Deseaba suscribirse a la revista, pero sus recursos eran precarios, por lo que decidió enviar una poesía suya como colaboración, y aceptada por el director, el visconde Torres Solanot. Adoptó la misma táctica con "La Revelación" publicada en Alicante, y su director le ofreció una columna exclusiva en el diario. 

El inicio de su obra en prosa en "El Criterio" comenzó en 1872, con el artículo titulado "La Fe Espiritista". Poco después, se vinculó con la Sociedad Espiritista Española, donde participaría por primera vez en una sesión mediúmnica e iniciaría su actividad como conferencista en 1874, en el acto de conmemoración de la desencarnación de Allan Kardec, cuando ella tenía 38 años y hacía 20 que había dado a conocer su primera poesía. 

Se convirtió sin duda, en la primera mujer espírita del mundo latino y los directores de periódicos la invitaban a escribir para sus publicaciones. Le resultaba difícil atender a tantas tareas, sobre todo porque no contaba con los elementos necesarios: papel, diccionario, tratados de gramática, ni libros de consulta de ninguna especie. Fernández Colavida en un magnífico gesto, le envió las obras completas de Kardec y toda la colección de la "Revista de Estudios Psíquicos", que él mismo dirigía. 

Invitada por amigos espíritas, pudo visitar varias ciudades, como Alicante, Jijona y Murcia, mientras residía en Madrid, donde su trabajo de costurera era mejor remunerado. 

Sin embargo, a instancias de Torres Solanot, aceptó trabajar en forma permanente en la revista "El Criterio", se trasladó a Barcelona y se instaló en la casa de la familia Llach, en la Villa de Gracia, un suburbio de la ciudad. En la ciudad, le ofrecieron un trabajo de costurera con mejor remuneración, pero su anfitrión, convertido en su amigo y consejero, la instó a que se dedicara únicamente a escribir. "Costureras hay muchas, lo que faltan son escritores espíritas", le decía. 

Luis Llach era Presidente del Centro Espírita Barcelonés "La Buena Nueva", que funcionaba en su propia casa. Allí, Amalia trabajó durante años, mientras escribía para "El Criterio", con la ayuda de todos sus amigos espíritas quienes le enviaban el material necesario. 

En 1877 apareció un artículo contra el Espiritismo en el Diario de Barcelona y don Luis la incitó para que lo contestara. Al principio, ella pensó que no estaba preparada para asumir tanta responsabilidad, pero más tarde, escribió un trabajo publicado en la "Gaceta de Cataluña", merecedor de la más amplia aprobación pública. 

Un año después se consagró definitivamente, con su participación en la polémica con el sacerdote Vicente de Manterola, destacado diputado de la fracción carlista, antiguo consejero del príncipe Carlos y un gran orador. El eminente y erudito prelado inició desde el púlpito, una campaña de descrédito contra el Espiritismo, afirmando que los fenómenos espíritas eran obra de Satanás. 

Amalia concurrió a la Iglesia a oirlo, intentando retener todos los detalles, y escribió más tarde, seis artículos publicados en el diario "El Comercio" de Barcelona; a los que contestó luego el prelado, en algunas ocasiones dejándose llevar por la ira y la impaciencia, sin contener los insultos, con el fin de convencer. 

Simultáneamente, aparecieron en defensa del sacerdote, artículos firmados con las iniciales J.B.y P. en la "Revista Popular", a los que Amalia contestó con siete publicaciones dirigidas al "amigo incógnito"; mientras Manterola continuaba con sus sermones contra el Espiritismo, en la Iglesia del Prado. 

Por su parte, el visconde Torres Solanot, decidió invitarlo a discutir el asunto en la prensa, pero el sacerdote se negó, y anunció la aparición de un libro suyo "expresando su palabra que es la palabra divina", según su propia expresión, con el título "El Satanismo", o "La Cátedra de Satanás combatida desde la Cátedra del Espíritu Santo". Su aparición estimuló a Amalia a la réplica publicada en folletines. 

Tiempo después, el editor Torrent publicó un volumen llamado "La luz", donde reunió sus artículos en el caso Manterola y los rebates firmados por J.B. y P. A causa de esta polémica pública, el prestigio de la valiente escritora se difundió en casi todos los países de habla española. 

En 1879, el Sr. Llach y el Sr. Torrent le propusieron la creación de un semanario escrito y dirigido por mujeres. Así nació "La Luz del Porvenir", cuyo cuarto número no pudo salir por causa de la censura; pero continuó con el nombre "El Eco de la Verdad", hasta que vencida la fecha de prohibición, volvió al nombre original. Era leído con gran interés, aunque algunas personas pedían literatura más alegre y mundana; pero Amalia argumentaba que siendo la cronista de los pobres debía referirse a sus tristezas. 

Los temas se basaban en las noticias extraídas de los periódicos y las preguntas recibidas en la correspondencia diaria, que llevaba a la mesa mediúmnica con el fin de pedir explicación y auxilio al mundo espiritual, para luego aconsejar y consolar. 

Visitaba las cárceles donde, según sus propias palabras "los hombres parecían perros sin dueño, vagando por patios y pasillos, donde la sociedad reunía la imbecilidad y la crueldad, se destruía el cuerpo y se desmoralizaba el alma", e intentaba llevarles consuelo. Allí adquiría material para sus artículos, se interesaba por sus historias, buscaba orientación en el mundo espiritual, y más tarde les llevaba a los presos ejemplares de "La Luz del Porvenir", donde encontraban la explicación de sus desgracias, con el deseo de ayudarlos a tener esperanza y resignación, induciéndolos al cambio. 

De la misma forma, Amalia se convirtió en defensora de los derechos de la mujer, muy limitados en su época, sobre todo en España. Desde la tribuna, ella y otras mujeres escritoras levantaron su voz reclamando para la mujer el derecho a la educación, al ejercicio de todas las profesiones con igualdad de oportunidades y salarios; a la independencia, la dignidad y la libertad moral digna de un ser racional y responsable, aún en el matrimonio y en la maternidad, aunque sostenía que estos roles estaban por encima de todos, si se basaban en el amor. Propuso la necesidad de cambiar el sistema de educación femenina vigente, apenas superficial y conforme a las costumbres de la época, que producía mujeres ignorantes, sólo con los conocimientos necesarios para conducirse en el medio social; y reclamaba el derecho de la mujer para instruirse lo suficiente para disfrutar de una lectura útil. 

Había otra cuestión que preocupaba a muchos. En los cementerios se planteaba un problema a la hora de los sepelios; pues el capellán, acostumbraba a celebrar los ritos católicos establecidos, pero cuando se trataba de librepensadores que habían manifestado su deseo de ser sepultados sin rituales, los representantes de la Iglesia no lo aceptaban e incluso prohibían el entierro. "La Luz del Porvenir" se hizo eco de innumerables incidentes provocados por esta actitud y se generó una revolucionaria novedad al crearse la Sociedad Humana de Entierros Civiles, por iniciativa de Miguel Vives y Vives, cuyo objetivo era la celebración de entierros laicos y económicos. Cuando desencarnó Fernández Colavida, Amalia rompió con los convencionalismos sociales impuestos por la curia que prohibían a las mujeres acompañar al féretro para ser sepultado; escribió una poesía y la leyó delante de la tumba de su amigo. En esa ocasión se manifestó tal como Eduard Schuré la describiera: "Una mujer rebelde, y como en todos los siglos sucede, era un espíritu que pertenecía más al siglo siguiente que al siglo en que vivió". 

A pesar de ser muy respetuosa de las opiniones políticas y religiosas de todos y de la libertad del pensamiento, sus debates fueron famosos por su racionalidad y su firmeza. Con los humildes era amorosa, con los poderosos firme e inflexible, con los espíritas severa y exigente, llegando a llamar "animales anfibios", a algunos de ellos, debido a su falta de coherencia entre sus ideas y sus acciones. Su norte y objetivo eran los humildes, pero no sólo los pobres de medios materiales; pues según decía, "existían criaturas adornadas del mayor lujo que llevaban en el fondo de su ser un pauperismo desesperante". Ella jamás conservaba bienes y todo lo repartía entre los necesitados, incluso vendía los regalos que recibía, para suplir las necesidades ajenas. 

Durante el extenso período de trabajo como divulgadora del Espiritismo, se dedicó también al trabajo mediúmnico acompañada por su amigo Eudaldo. Ella era vidente, pero su formación rígida y racional, haciendo presa de su subconsciente, impedía que esa facultad se desenvolviese en toda su plenitud. 

En una oportunidad, estando Eudaldo en trance, un espíritu le comunicó su interés en ayudarla en su tarea. Se trataba del Padre Germán, amigo espiritual, consejero y consolador, a quien se debe su apelativo de "La cronista de los pobres", y quien le dictó sus memorias, luego publicadas en "La luz del porvenir". 

Una década después de haber aparecido su primer número, la revista pasó a ser propiedad de Amalia por decisión del Sr. Juan Torrents. Escribió en sus páginas durante 20 años y la dirigió hasta su cierre definitivo en 1900, cuando ella cumplía 65 años. Con esto no concluyó su tarea de periodista, pues continuó enviando artículos para revistas de Cuba, Puerto Rico, México y Argentina. 

Fue una escritora autodidacta; poetisa desde niña, no aprendió su arte en tratados y produjo famosas composiciones sentimentales, en todas las métricas, con ritmo libre a su elección. Escribía a cualquier hora, sobre todos los temas posibles, y aunque hablaba con fuerte entonación andaluza, escribía con estilo castellano. Sus artículos y poemas se publicaron en más de 15 revistas y periódicos de España, y en otros tantos de América Latina. 

Debido a su condición de escritora, tuvo la posibilidad de estar en contacto con destacados intelectuales y escritores, a los que admiró por su obra, pero admitió que en varias ocasiones había sufrido una gran desilusión cuando los había visto en su medio privado y familiar, y había constatado que su capacidad intelectual no iba acompañada de adelanto ético. 

Después de tantos años de trabajo periodístico comenzó la etapa de producción de libros, fruto del enorme material acumulado y convertidos en varios volúmenes; "El Espiritismo refutando los errores del catolicismo", "Cánticos" (44 canciones infantiles)", "Impresiones y comentarios sobre los sermones de un esculapio y un jesuita: rebatiendo los sermones pronunciados contra el Espiritismo por un sacerdote y un jesuita", "Consejos de ultratumba". (Historia de dos espíritus), "Historia de un presidiario", "Versos de Amalia", "Memorias del Padre Germán". (Historia del sacerdote convertido en su guía espiritual), "Te perdono". (Memorias del Espíritu llamado Iris), "Ramos de violetas". (Selección de artículos y poemas), "Sus más hermosos escritos". (Publicados después de su desencarnación), "Memorias" (Una parte escrita mediúmnicamente, como espíritu), "Hechos que prueban". (Selección de trabajos publicados en Argentina en 1956), "Refutaciones de Amalia". (Extracto de la polémica con el prelado Manterola). 

Según la apreciación de Ethi Ghilbert, Amalia Domingo y Soler, como escritora perteneció a la generación del 98, de acuerdo a la designación que Guillermo Díaz Plaja dió a la generación de ilustres literatos y tribunos que menciona en su Historia de la Literatura Española, de los que dice: "Son autodidactas, batalladores, llevan a la prensa, a la tribuna y al libro sus ideas y doctrinas. Esta brillante generación de intelectuales rompe con la generación precedente. Su labor es de ansia renovadora. Rehuyen la retórica romántica. Recogen de los clásicos y del pueblo formas lingüísticas cuya fuerza expresiva no está gastada aún. Todas sus ideas adquieren, por su profundidad, una importancia y trascendencia enormes. Ellas son las que orientan, en esa época, la vida política e intelectual de España". 

"Debemos lamentar", continúa Ghilbert, "la injusticia de que su nombre no figure aún en las antologías ni en la historia de las letras castellanas donde le corresponde un lugar bien merecido, pero no olvidemos, para explicarnos este silencio en torno al nombre de Amalia, que con la restauración de la monarquía en España, triunfaron y recuperaron, en gran parte, sus prerrogativas de oscurantismo y venganza los elementos clericales, con los que Amalia sostuviera las más brillantes y ardorosas de sus polémicas. Y no hubo tiempo, durante el corto período de la última República Española surgido en 1931, para reinvindicar a todos los escritores de la generación del 98 que prepararon con la fuerza vibrante de su pluma el advenimiento de la democracia española. No obstante su biografía aparece en el Diccionario de Espasa Calpe, una de las enciclopedias más importantes del mundo". 

La etapa final de su vida, estuvo signada por una profunda tristeza y depresión. Amalia era, según la descripción de Bernabé Morera, político español emigrado a Argentina, una anciana con figura contraída, los hombros vencidos hacia adelante, de pequeña estatura, muy frágil y rostro con surcos profundos. Ese ser con apariencia algo grotesca, con una envoltura corpórea poco estética albergaba un espíritu de artista, lleno de ternura, consagrado al consuelo de sus semejantes, los humildes, los desheredados, los tristes, los caídos, los ciegos, los enfermos y los encarcelados. 

Una tarde, tuvo una visión de varias entidades identificadas como sus espíritus acreedores. Atónita, pidió que le permitieran comprender y recibió psicográficamente su mensaje: "Ya es hora de que enfrentes la realidad. Tu vida fue consecuencia del pasado". Le revelaron dos encarnaciones anteriores en las que como hombre había tenido una actitud desconsiderada con las mujeres, revivió hechos generadores de deudas espirituales y al terminar la comunicación sintió un alivio inmenso; pues comprendió. Supo que durante toda esa encarnación luchó contra el mundo visible e invisible, porque un espíritu con un gran odio hacia ella, le había enviado continuamente sus vibraciones negativas; y a pesar de que su madre al desencarnar, había creado un estado de protección a su alrededor con el fin de preservarla en cierta medida, del rencor; era necesario que Amalia aprendiera y corrigiera por sí misma. Supo que no hay odio, por grande que sea, que no se aplaque con el amor, que había llegado el momento de la reconciliación a través de ese mensaje, y tuvo entonces plena conciencia, de que tenía un enemigo menos. 

En los últimos años, Amalia devolvió el amor y el consuelo de la familia Llach, ocupándose de la hija cuando falleció su madre, y poco después el Sr. Luis. Eudaldo, su amigo y el médium con el que había trabajado durante mucho tiempo, también partió y sus hijos quedaron a su cuidado; entonces, una humilde mujer llamada María, que concurría al Centro "Buena Nueva", empezó a tener manifestaciones mediúmnicas que pasaron todas las rigurosas pruebas de autenticidad a que la sometió Amalia y continuó el trabajo de Eudaldo. A ella le correspondería más tarde, servir de instrumento para que el espíritu desencarnado de Amalia terminara de escribir sus memorias inconclusas al momento de su muerte. 

Amalia no podía ya luchar más, porque su salud estaba muy deteriorada. En esos días recibió la visita de la Sra. Senillosa, esposa de un espiritista argentino, amigos y admiradores de Amalia, quien se ofreció a auxiliarla. Iba acompañada por un médium vidente de la Institución Espírita a la que concurrían, y en una reunión mediúmnica recibió una videncia simbólica dirigida a Amalia: "una palma ganada con su esfuerzo", dijo el espíritu. Una vez más comprendió aliviada que ya todo estaba cumplido y se sintió pronta a partir. En la mañana primaveral, del 29 de abril de 1909, la estaban esperando su madre, Don Luis, Fernández Colavida, Eudaldo y todos sus amigos, que lucían resplandecientes. 

Un gran cortejo seguía el coche fúnebre, con las más significativas personalidades del Espiritismo español y el pueblo que la amaba. Ella estaría sintiendo tal vez, las vivencias que despertaron su poesía "¡Quinientos siglos!", cuando dijo: 

¿Qué es el ayer?. El infinito. 
¿Qué es el presente?. La vida. 
¿Qué es el mañana?. No hay medida. 
No hay cálculo circunscrito 
que haga lo eterno finito, 
que le dé forma y hechura 
a esa existencia futura, 
a esa inmensa irradiación, 
a esa luz de la creación 
que eternamente fulgura.
Amalia Domingo y Soler...

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Ser culpable es fácil, perdonar es difícil es por eso que nos cuesta tanto trabajo perdonar, no obstante tenemos como ayuda la oración y pedir la ayuda de Dios y recordar en todo lo que Dios también te ha perdonado a ti. 
Pero no debemos tomar la justicia por nuestra propia mano, con venganza, desquite o represalias.
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SENTIDO TRASCENDENTE DEL DOLOR Y DEL SUFRIMIENTO
Cuando hablamos del dolor o del sufrimiento prácticamente hablamos de la misma cosa, aunque hay autores que marcan una distinción clara entre los dos. De ese modo, el dolor sería de carácter físico y el sufrimiento de carácter psicológico.
Al margen de las causas físicas, que no es nuestro propósito abordar, el sentido trascendente y espiritual del mismo es muy importante, puesto que su comprensión y análisis nos puede ayudar mucho en el desenvolvimiento social y humano del ser.
Por decirlo de algún modo, todo aquello que nos rodea actúa como pantalla que  interactúa constantemente con nosotros. Los pensamientos, sentimientos y acciones generan unas reacciones que producen unas consecuencias más o menos inmediatas. Al mismo tiempo, las leyes divinas regulan, administran y actúan en todo momento, contribuyendo al equilibrio y a la evolución constante. Su perfección en el modus operandi es absoluta. Nosotros, espíritus con un cuerpo físico todavía muy grosero, y con una evolución espiritual muy pequeña, estamos muy lejos de entender mínimamente su majestuosa dimensión; empero, tenemos una vaga intuición de su grandeza y empezamos a entender algo sus mecanismos superiores.
Ciñéndonos al ser humano en sí, somos la consecuencia del despertar de la conciencia, haciendo bueno el principio espiritual de que: “Dios nos crea sencillos e ignorantes”. Y es precisamente, producto de la ignorancia, de los instintos convertidos en pasiones y de comportamientos desviados de la armonía y equilibrio, lo que generan destinos de dolor y sufrimiento.
Por tanto, el dolor juega un papel fundamental en las primeras etapas del ser humano como aprendizaje y sensibilización del espíritu. También como drenaje por la acumulación de cargas morbo-psíquicas acumuladas durante el transcurso de muchas vidas, que necesitan ser depuradas del alma, para recuperar el equilibrio y la armonía, pero traducido en experiencia vital. Todo ello en los plazos adecuados, y con el desarrollo sabiamente programado por lo Alto; teniendo en cuenta el libre albedrío en la toma de decisiones o variaciones de rumbo, pero siempre buscando el beneficio del espíritu en evolución.
La inigualable mentora Joanna de Ângelis, nos habla de tres tipos de dolor:
  .  El dolor rescate. Es del que hemos estado hablando hasta ahora. Recuperación del espíritu; la ley de causa y efecto en acción; eliminar parte de las toxinas acumuladas durante mucho tiempo en el alma. En ese proceso estamos la inmensa mayoría de encarnados.
 .     El dolor elevación. Consiste en un dolor voluntario, no kármico. Espíritus que eligen una vida de sacrificio y renuncia con la intención de ayudar a otros. Como es el caso de Francisco de Asís. Un espíritu liberado de deudas del pasado, pero lleno de amor, eligiendo la renuncia y el sacrificio como bandera y forma de vida.
 . El dolor conquista. Jesús es el ejemplo más claro, pues vino para enseñarnos a amar y sufrir, estimulando al prójimo a la ascensión. Jesús, espíritu puro, modelo y guía de la humanidad, no tenía el por qué sufrir tanto, pero lo eligió para demostrar que el dolor es el camino del amor total.
 Como hemos podido comprobar existen dos caminos para la ascensión espiritual: Por el camino del amor, del trabajo, de la renuncia, de la lucha interior. O bien el camino del dolor que nos “sorprende” en el devenir humano de la existencia, en mundos de un nivel inferior, como es el nuestro actualmente. Cuando actuamos egoístamente, cuando nos olvidamos de nuestros deberes con nosotros mismos y con el prójimo, y también cuando abusamos de los parabienes que la vida nos concede; todo ello, genera un caldo de cultivo, una acumulación negativa, que la ley de evolución nos impele a desatascar, impulsándonos al trabajo, a la reflexión, también a las sucesivas crisis, personales y colectivas, que se generan para provocar una reacción positiva, siendo un toque de atención para que modifiquemos nuestro rumbo, para que variemos el camino en el que cómodamente hemos podido estar instalados, invitándonos al cambio, a la búsqueda de nuevas metas que nos conduzcan a la felicidad.
Por tanto, el dolor no se puede considerar como un castigo, sino como un corrector que sutiliza, regenera, eleva al espíritu; nos muestra la fragilidad humana. Es la medicina amarga,  provisional,  que prepara un retorno a la vida espiritual mucho más plena y feliz. Es por ello que, con una visión más realista y completa del espíritu en estado espiritual y consciente de lo que le falta para mejorar su condición, no tiene inconveniente en elegir una vida difícil, dura, con sufrimiento, porque sabe de sus beneficios posteriores.
No obstante, la ciencia médica avanza de un modo extraordinario, eliminando o controlando enfermedades que hasta ahora eran incurables. Progresando en dirección a la mejora de la calidad de vida del ser humano. Empero, surgen nuevas enfermedades, nuevos virus extraños, consecuencia de las malas praxis, de la falta de equilibrio entre el progreso tecnológico y científico con el progreso moral y espiritual del hombre.
Por todo lo expuesto, nos podemos preguntar: ¿Algún día desaparecerá el dolor y el sufrimiento de la Humanidad? Sin ninguna duda. Será el día en que los pobladores de este mundo trabajen en su progreso y el de los demás, cuando la renuncia y el sacrificio serán práctica habitual por parte de todos, donde cualquier mala acción, y hasta incluso un mal pensamiento será considerado como un error extemporáneo, provocando rubor y vergüenza a su autor.
Aunque parezca una contradicción masoquista, le debemos gratitud al dolor, por todo lo expuesto anteriormente. Por el enorme beneficio que le reporta al espíritu, por su carácter provisional pero de resultados muy eficaces y permanentes, pasando a formar parte del acervo espiritual del alma inmortal. Efectivamente, el dolor nos sutiliza y nos acerca a Dios, eleva el alma, aumenta nuestro nivel vibratorio, potencia las cualidades innatas, nos acerca a la realidad de la vida y del espíritu inmortal.
Volviendo a la extraordinaria mentora Joanna de Ângelis recordemos otro de sus pensamientos para la reflexión: “Tu dolor es un rescate que tu amor no logró evitar”. Significa que estar en el camino del amor, de la regeneración, no nos exime de ciertas deudas del pasado que invariablemente hay que rescatar, sin embargo, la actitud positiva, sin rebeldías o autocompasión, actuando con verdadero amor, puede aliviar y hasta atenuar exponencialmente cualquier vicisitud amarga de la vida. Sin duda, la actitud y la predisposición es el todo.
En conclusión, tenemos muchísimos motivos para sentirnos felices de aquello que nos ha tocado vivir. Cada quien tiene las experiencias que merece y necesita. Sepamos pues leer bien en el libro de la vida, estudiemos los conocimientos espirituales para reflexionarlos e incorporarlos a nuestra existencia, pasando de las creencias vulgares a las convicciones profundas. Cambiemos aquello que podamos cambiar y lo que no, aceptémoslo con agrado, pues forma parte de la lección que más necesitamos aprender en este momento.
 José M. Meseguer
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            LA FLOR MÁS HERMOSA 

El bosque estaba casi desierto cuando el hombre se sentó para leer debajo de las largas ramas de un viejo roble. Estaba desilusionado con la vida, con buenas razones para llorar, pues el mundo intentaba hundirlo. Y como si ya no tuviera razones suficientes para arruinar su día, un chico llegó, jadeando, cansado de jugar. 
Se detuvo delante de él con la cabeza baja y le dijo, lleno de alegría: - ¡Mire lo que he encontrado! El hombre lo miró desanimado y vio que en la mano tenía una flor. 
¡Qué visión lamentable! Pensó consigo. La flor tenía los pétalos caídos, hojas marchitas, y seguramente nada de perfume. Quería verse libre del chico y de su flor, y así el hombre desilusionado simuló una sonrisa y dio vuelta la cara. 
Pero en vez de volver atrás, el chico se sentó a su lado, levantó la flor a la altura de su nariz y declaró con extraña sorpresa: -¡El aroma es magnífico, y es muy hermosa también...! - Por eso la arranqué. ¡Tómela! Es suya. 
La flor estaba muerta o muriéndose, sin nada de colores vibrantes como naranja, amarillo o rojo, pero él sabía que tenía que tomarla, o el chico no saldría jamás de allí. Extendió entonces su mano para asirla y comentó, con sarcasmo: 
- Era justamente lo que me faltaba. Pero, en vez de ponerla en la mano del hombre, él la sujetó en el aire, sin ninguna razón. Y en ese momento el hombre se dio cuenta, por primera vez, que el chico era ciego y que no podía ver lo que tenía en las manos. 
La voz se le apagó en la garganta por algunos instantes... Tibias lágrimas cayeron de su rostro mientras agradecía, emocionado, por recibir la mejor flor de ese jardín. 
El chico se marchó jugueteando, feliz, oliendo otra flor que tenía en su mano, y desapareció en el amplio jardín, en medio de la arboleda. Seguramente iría a consolar otros corazones, que aunque tengan la visión física, están ciegos para los verdaderos valores de la vida. 
Ahora el hombre no se sentía más desanimado y los pensamientos corrían en la mente con serenidad. Se preguntaba cómo aquel chico ciego se habría dado cuenta de su tristeza a tal punto de acercarse con una flor para ofrecérsela. 
Concluyó que tal vez su auto piedad lo hubiera impedido de ver la naturaleza que cantaba a su alrededor, dando noticias de esperanza y paz, alegría y perfume... Y como Dios es misericordioso, permitió que un chico privado de la visión física lo despertase de aquel estado depresivo. 
Y el hombre, finalmente, consiguió ver, a través de los ojos de un niño ciego, que el problema no era el mundo, sino él propio. Y aún compenetrado en profundas reflexiones, llevó aquella fea flor hasta su nariz y sintió la fragancia de una rosa... 
*** 
Verdaderamente ciego es todo el que no quiere ver la realidad que lo envuelve. Muchas veces, personas que no perciben el mundo con los ojos físicos, penetran en las maravillas que los rodean y quedan extasiados con tanta belleza. Quizás haya sido por esa razón que un pensador afirmó que “lo esencial es invisible a los ojos.” 
(Basado en mensaje volante, sin mención al autor)
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       CRISTO YA VOLVIÓ 
     Entrevista a Divaldo P. Franco
Después de Chico Xavier, el señor es considerado el gran exponente del Espiritismo en Brasil y del mundo. ¿Cómo ve el señor esa referencia? 

Divaldo Franco: En realidad todos somos apenas trabajadores de la última hora. Chico Xavier ejerció un ministerio muy grande y yo acostumbro a decir que el ésta fuera de concurso. Los otros son trabajadores normales, cuya dedicación y oportunidad de servicio con Jesús pueden ofrecernos mayores o menores posibilidades de edificante realización. Como yo ya soy una persona anciana, tengo 81 años, con 62 años de vida pública, está claro que tengo más experiencia. Tal vez sea un poco más conocido, más hay un número muy grande de exponentes de gran quilate trabajando por la causa en todo el mundo. Siendo así, no me considero líder del Movimiento Espirita, ni en Brasil, ni aun mismo en el mundo… 

¿El Señor puede citar algunos nombres? 

Divaldo Pereira: José Raúl Texeira, Dr. Alberto Almeida, Suely Schubert, solamente para citar algunos en una lista inmensa. Yo normalmente evito citar nombres para no cometer injusticia y olvidarme de algunos. 

¿Qué buscan las personas en el Espiritismo? 

Divaldo Franco: el Espiritismo, a través de sus lecciones profundas y consoladoras, consigue disminuir el sufrimiento en el ser humano. Da directrices de armonía y de seguridad, aun mismo en la gran problemática del dolor. No es una doctrina masoquista, que nos hace transferir responsabilidades. Una vez alguien me dijo que. Con la tesis de la reencarnación nosotros dejábamos los deberes para ser cumplidos después. Siendo que es porque creemos en la reencarnación es que vivimos activamente y procuramos hacer el máximo ahora. La reencarnación funciona como una metodología evolutiva. Entonces, el Espiritismo es psicoterapéutico porque muestra la llaga del sufrimiento, su causa y la terapia libertadora. Todas las personas tienen preguntas y el Espiritismo posee las iluminativas respuestas. 

El Espiritismo dice que Brasil seria uno de los principales países de los nuevos tiempos con grandes responsabilidades espirituales. ¿Cómo será eso? 

Divaldo Franco: La tesis es de Humberto de Campos, post-mortem, a través del médium Francisco Cándido Xavier, en el libro Brasil, Corazón del Mundo, Patria del Evangelio. Se trata de un destino histórico para el pueblo brasileño. No se asemeja a una nueva Israel, o a un nuevo pueblos escogido, más si a una civilización futura, ricas de esperanza y de paz. Esto, porque Brasil es un país que no tiene karmas colectivos. Nuestros dos grandes karmas son la esclavitud negra y la Guerra del Paraguay. La Esclavitud negra fue condenada por la Princesa Isabel y era una herencia portuguesa. La Guerra del Paraguay fue una reacción a la intolerancia del gobernante paraguayo cuando mando hacer prisionero a un navío brasileño. Más nuestro país rescato esa deuda moral con Paraguay a través de la Usina de Itapuá, que abrió grandes posibilidades para la hermana patria. Entonces, Brasil es un país que se destina, por el hecho de no tener grandes Karmas, al ser donador de directrices y ejemplos de dignificación humana. Nuestra mezcla produjo un pueblo afable, generoso, que no guarda resentimientos, y como no tenemos guerras históricas, no tenemos odios históricos. 

¿Cómo fue su descubrimiento del espiritismo? 

Divaldo Franco: Yo comencé a sentir los primeros fenómenos mediúmnicos cuando estaba con cuatro años y medio de edad. A partir de ahí los fenómenos se tornaron más objetivos y más tarde, cuando complete diecisiete años, desencarnó un hermano mío y yo fui víctima de una parálisis bien demorada, con características obsesivas. Gracias a esa parálisis una señora espirita fue a mi casa y me aplicó pases. Al hacerlo, me explico que yo era médium y que necesitaba participar de experiencias espiritas. Me levante en la misma hora, recuperado… En la noche inmediata fui llevado al Centro espirita por primea vez en el año 1944. A partir de ahí, comencé a estudiar el Espiritismo, habiendo pronunciado mi primera palestra el 27 de marzo de 1947, mientras los fenómenos se presentaban naturalmente, y comenzando a psicografiar en febrero de 1949. 

¿Desde el inicio del Espiritismo hubo un cambio en la doctrina? ¿Antes se daba más énfasis al karma y hoy ese punto ya no es tan importante? 

Divaldo Franco: No hubo ningún cambio en los contenidos de la doctrina espirita, más si una mejor interpretación de sus fundamentos. Somos herederos religiosos del temor a Dios y toda esa cultura es basada en el as el bien que Dios te recompensará, si hicieras el mal Dios te castigará. Heredamos, al mismo tiempo, de la cultura indiana la palabra karma, que no existe en el espiritismo. Usamos la palabra indebidamente, porque el karma impone la necesidad del individuo rehabilitarse, sufriendo lo que hace sufrir, por tanto, pagando el mal que ha hecho, y eso seria una forma de venganza divina. Para nosotros, los espiritas, lo correcto es la ley de causa y efecto. Todo efecto proviene de una causa, todo efecto inteligente proviene de una causa inteligente. Cuando practicamos el mal, que el indiano diría haber generado un karma que precisa ser rescatado, el espiritismo elucida que podemos eliminar ese mal practicado a través del bien que podamos hacer, así como a través del ejercicio del amor, de la solidaridad, del recto cumplimiento de nuestros deberes. No se trata de un karma, aunque si de los efectos de una ley que le preserva la causa del delito. 

¿Cómo está el Espiritismo en Brasil? Durante mucho tiempo hubo resistencia. ¿Cambio eso? 

Divaldo Franco: Toda nueva idea, sea ella de la naturaleza que sea, sufre luchas y reveses. Cuando la vacuna, por ejemplo, vino para Brasil, en Río de Janeiro hubo casi una revolución. Por causa de la ignorancia, nadie quería dejarse vacunar. Se creía que se iba a contaminaron la dolencia. Toda idea nueva, de ese modo, produce un impacto muy grande, y es natural que una filosofía como el Espiritismo encontrase resistencias científicas, religiosas y comporta mentales. Se decía que el Espiritismo llevaba a la locura. Es una calumnia estúpida, porque la locura es de todas las épocas, y el Espiritismo apareció en abril de 1857. Sin embargo, la locura es milenariamente ancestral. Los hechos espiritas probaron exactamente lo contrario por ser el Espiritismo una doctrina científica, filosófica y ético-moral profundamente psicoterapéutica. Después informaron que el espiritismo llevaba a las almas al infierno. Ahora, la base moral del Espiritismo se formo, especialmente en Brasil, y hoy son más de doce millones de adeptos y cuarenta millones de simpatizantes solamente en nuestro país, según las estadísticas. Equivale ahora considerar si existen otras reacciones. Los evangélicos, que están creando doctrinas muy especiales, y se colocan como nuestros adversarios doctrinarios. Es comprensible su conducta de oposición, porque los espiritas no viven de la exploración de las masas y aquellos que viven así nos consideran enemigos. Vivimos totalmente para la práctica de la caridad. Entonces, es natural que haya reacciones, más desde el punto de vista técnico no existe ninguna objeción formal, como anteriormente. Primero, porque la prensa desmitificó, a través de novelas, radio, televisión, Internet, cine, todo aquello que era tenido como sobrenatural, fantasioso. El fenómeno mediúmnico se tornó natural, aunque siendo paranormal. Entonces, no existen más aquellos combates innecesarios de peleas fomentadas por los religiosos. Lamentablemente, el mayor número de guerras en el mundo tuvo causa en las religiones. Es lo que estamos viendo en Oriente Medio, que, en el fondo, es una guerra de etnias con carácter religioso. 

Uno de los argumentos de los evangélicos es que en la Biblia está escrito que no se debe conversar con los muertos. ¿Cómo refuta ese argumento? 

Divaldo Franco: El argumento es falso. En la Biblia dice lo siguiente: no se debe evocar a los muertos. Moisés, ante el abuso que el pueblo hebreo practicaba en el desierto, sugirió que no se evocasen a los muertos, prohibiendo esa practica nefasta. Eso porque los llamados muertos no siempre pueden atender a los caprichos de las criaturas humanas. No en tanto, el Evangelio narra que, en la transfiguración de Jesús, Moisés, que ya había muerto hacía más de mil años y Elias, que había muerto hacia seiscientos años, más o menos, aparecieron materializados y conversaron con el Maestro. En ese hecho, constatamos que Moisés, el mismo, vino a revocar la prohibición porque volvió muerto como se encontraba para el memorable dialogo con el Maestro. Y nosotros, los espiritas, no evocamos a los espíritus, ellos vienen espontáneamente. 

¿El Espiritismo sería la parte mística de la religión Cristiana, en el caso del Catolicismo? 

Divaldo Franco: Eso no tiene absolutamente fundamento. En un análisis superficial, constatamos que los paradigmas doctrinarios del espiritismo divergen frontalmente de los dogmas católicos. El espiritismo es una reviviscencia del Cristianismo, de la doctrina que predico Jesús, conforme el mismo la vivió. La Iglesia Católica posee una doctrina que fue elaborada por teólogos, siendo, no en tanto, cristiana, porque se apoya en Cristo. Así como el Protestantismo se deriva de Lutero y hoy existen más de dos mil denominaciones evangélicas solo en los Estados Unidos. el Espiritismo es una doctrina que no tiene ninguna mística ni superstición, que no adora a santos, no realiza cultos, no usa incienso u otro cualquier ingrediente, no necesita de uniforme, está destituida de jerarquías, siendo la doctrina de la conciencia del individuo manteniendo contacto con la Divinidad sin intermediarios. 

¿Para el Espiritismo, quien fue Cristo? 

Divaldo Franco: Jesucristo es el ser más sublime que Dios ofreció a la criatura humana para servirle de modelo y guía. Jesús es el ser humano, mientras que el Cristo es el pensamiento cósmico. Jesús es el ser incomparable que todos nosotros amamos, más que no es Dios. Para nosotros, es hijo de Dios, como todos nosotros lo somos. 

Es verdad también que el Espiritismo entiende que Jesús es el médium y Cristo seria su guía? 

Divaldo Franco: No. Jesús es el médium de Dios. El Cristo no es un ser, es un arquetipo transcendental, no es un individuo personificado. Cuando el apóstol Pablo dice: es Cristo el que vive en mi, el habla del psiquismo divino que en el se encontraba. 

La Nueva Era dice que Cristo ya volvió. ¿El Espiritismo lo entiende de esta forma? 

Divaldo Franco: Nosotros acreditamos que la promesa del Consolador, que está en Juan 14:16 fue personificada por la vuelta de los Espíritus a partir de esa avalancha de mensajes que constituyen hoy el Espiritismo. La vuelta del Cristo no es el retorno de Jesús corporificado. Se trata de su pensamiento que vuelve mediante las lecciones del bien, de la solidaridad, construyendo un mundo mejor. De ese modo, creo que si, que Cristo ya volvió. 

Los espiritas afirman que la Tierra ya está dejando de ser un planeta de pruebas y expiaciones para tornarse en un planeta de regeneración. ¿Existen señales que prueban esa transición? ¿Cuáles serian? 

Divaldo Franco: Las señales básicas son de naturaleza geológica y siempre existirán: tsunamis, erupciones volcánicas, terremotos, maremotos… También sociológicas, como las guerras, el terrorismo, la violencia urbana, despautério y la falta de respeto de todos los tamaños. Las éticas y morales son la desagregación del núcleo familiar, las drogas, el alcoholismo, el sexo desordenado, como síndrome de una era que termina, dando lugar a otra que se inicia. El individuo enfrentará el dolor de tal manera, que quedará saturado de tanta aberración y volverá a tener nostalgia de lo que era una vida perfectamente amoldada dentro de los principios recomendados por el Evangelio. Buscará, entonces, encerrarse en un puritanismo exacerbado, construir una nueva sociedad en la bases del bien y en la esperanza tomando cuenta del mundo… 

¿Cómo sería esa regeneración? 

Divaldo Franco: Se trata de un proceso lento. Esa regeneración se cumplirá cuando los rebeldes sean exiliados para planetas inferiores, como es natural. Está en la Biblia, de una forma mitológica, figurativa, ese evento. Acordémonos de Lucifer que al rebelarse contra Dios fue expulsado para el Hades, para fuera de la dimensión en que estaba. Nosotros consideramos a Lucifer, no como a una individualidad, más si como la personificación del mal. Todo aquello que sea perturbador y desgastante es el mal, es lucífero. Eso ocurrirá, con el fin de que los buenos no queden siempre bajo la injunciones de los malos. Creemos que ellos serán exiliados para un planeta inferior, donde realizaran su progreso y volverán más tarde al mundo que era su cuna natal. 

Chico Xavier dijo que surgiría un planeta/cometa que llevaría a las almas aun no preparadas para la evolución. ¿Cómo va a darse eso? 

Divaldo Franco: En verdad la tesis no es de Chico. En el año 1956 fue publicado un libro llamado La vida en el planeta Marte, dictado por el Espíritu Ramatis a través del médium Hercilio Maes. El médium, gracias a su mentor, dijo que un planeta inferior pasaría próximo a la Tierra y arrastraría a esas almas infelices. Esa propuesta aun no puede ser confirmada. Primero, porque eso sería totalmente inviable, sino imposible. Y después, porque es, la opinión de un espíritu apenas. Para nosotros, los espiritas, solamente tiene valor una información doctrinaria cuando ella tiene carácter universal. Cuando varios médiums que nos e conocen, que se encuentran en lugares diferentes registran una misma información. Entonces, Chico Xavier, que es el continuador perfecto de la obra de Allan Kardec, asevera, como todos nosotros, que seremos transferidos, eso sí, para un planeta inferior. No será el planeta el que vendrá hasta nosotros. Nosotros somos los que iremos a el. 

Usted mencionó que hay signos de degradación. ¿Hay otras señales también? 

Divaldo Franco: Sin duda. Las señales de la moralización también están evidentes. Nunca hubo tanto amor en la Tierra como hoy. Nunca tantas vidas fueron dedicadas a la práctica del bien como en la actualidad. El avance de la ciencia, de la tecnología, las conquistas morales, la abnegación… Observamos la presencia de las enfermedades dilaceradoras y el esfuerzo hercúleo de los notables investigadores. Cuando analizamos el AIDS, que es una epidemia que amenaza a la población terrestre, porque existen cuarenta y dos millones de infectados, por tanto, seropositivos por el virus del HIV, encontramos también millares de infectologistas y otros científicos que están corriendo el riesgo de contaminación trabajando para producir una vacuna y la terapéutica más eficiente para salvar las vidas, con más eficiencia de la que hoy ocurre con el coctel. 

¿Cómo será esa nueva Tierra? 

Divaldo Franco: Será como hoy es la Tierra, sin embargo mejorada, presentando condiciones sociales mejores donde la justicia será una realidad; sin la miseria socioeconómica, sin la devastación producida por las enfermedades degenerativas; sin los odios, terrorismos y guerras. Será un mundo de paz. No es un mundo utópico de ociosidad, más si donde los sentimientos negativos no prevalecerán. 

¿Cómo está el Espiritismo en el mundo en este momento? 

Divaldo Franco: Muy bien, principalmente en los países de Europa el Espiritismo viene encontrando una resonancia muy grande, desde que fue fundado el CEI (Consejo Espirita Internacional) con la adhesión de más de treinta países, tanto americanos, asiáticos, como de Oceanía y principalmente de Europa. El movimiento espirita en América del Sur va muy bien. En América del Norte despegar, pero en Europa el salto es significativo. 

¿Becerra de Meneses está siendo el nuevo coordinador del Espiritismo en Brasil? 

Divaldo Franco: Becerra de Meneses es una entidad venerada, como otros millares existentes. Lo que los católicos llaman santos, nosotros denominamos como guías espirituales. El Dr. Becerra, por la vida que tuvo de alta moralidad, se tornó un Espíritu venerado y respetado, por el cual tenemos un especial cariño y aprecio elevado, más que no es el guía del movimiento espirita. El movimiento es coordinado por Jesús. 

¿Chico Xavier dijo que volvería a comunicarse y daría señales de ese retorno. ¿Aconteció ya eso? 

Divaldo Franco: Surgió la noticia de que el había dejado un código para poder hacer constatación cuando viniese a dar alguna comunicación, más la información es falsa, porque el nunca recibió código de nadie para poder probar que era médium. En cuanto a él haber dado comunicaciones, si, creo que algunas llegaron a mi conocimiento son autenticas, a través de médiums respetables. 

¿El ha dejado algún mensaje? 

Divaldo franco: Muchos mensajes. Todos ellos de carácter consolador dentro de la pauta de la Doctrina Espirita. 

Paulo Dantas. 
Fuente: Tribuna Espírita, mayo/junio 2009. 
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