miércoles, 21 de septiembre de 2016

ESPÍRITUS EN SUFRIMIENTO






    EL VERDADERO PODER  DE JESÚS

De todos los hechos que dan testimonio del poder de Jesús, no cabe duda de que los más numerosos son las curaciones.
Él quería probar de esa forma que el verdadero poder es aquel que hace el bien; aquel cuyo objetivo era ser útil, y no la satisfacción de la curiosidad de los indiferentes por medio de cosas extraordinarias.
Al aliviar los padecimientos, las personas quedaban ligadas a Él por el corazón, y hacía prosélitos más numerosos y sinceros que si los maravillase con espectáculos para la vista. De ese modo se hacía amar, mientras que si se hubiese limitado a producir sorprendentes efectos materiales, como lo exigían los fariseos, la mayoría de las personas no habría visto en Él más que a un hechicero o un hábil prestidigitador, al que los desocupados buscarían
para distraerse.
Así, cuando los discípulos de Juan el Bautista le preguntan si Él era el Cristo, su respuesta no fue: “Yo soy”, como cualquier impostor hubiera podido responder. No les habla de
prodigios ni de cosas maravillosas, y les responde simplemente:
“Id y decid a Juan: los ciegos ven, los enfermos son curados,los sordos oyen, el Evangelio es anunciado a los pobres”. Es como si hubiese dicho: “Reconocedme por mis obras, juzgad
al árbol por sus frutos”, porque era ese el verdadero carácter de su misión divina.*


28. Del mismo modo, mediante el bien que hace, el espiritismo prueba su misión providencial. Cura los males físicos, pero cura sobre todo las dolencias morales, y son esos los mayores prodigios a través de los cuales se afianza. Sus más sinceros adeptos no son los que fueron tocados por la observación de fenómenos extraordinarios, sino los que recibieron consuelo para sus almas;los que se liberaron de la tortura de la duda; aquellos a quienes devolvió el ánimo en las aflicciones, que recuperaron fuerzas mediante la certeza del porvenir que vino a mostrarles, mediante el conocimiento de su ser espiritual y su destino. Ellos son los de fe inquebrantable, porque sienten y comprenden.
Quienes sólo ven en el espiritismo efectos materiales no pueden comprender su poder moral. Por eso los incrédulos, que apenas lo conocen a través de fenómenos cuya causa primera no admiten, consideran a los espíritas meros prestidigitadores y charlatanes.
Por consiguiente, el espiritismo no triunfará sobre la incredulidad a través de prodigios, sino por la multiplicación de sus beneficios morales, puesto que si bien es cierto que los incrédulos no admiten los prodigios, también es cierto que conocen, como todas las personas, el sufrimiento y las aflicciones, y nadie rechaza el alivio y el consuelo.
EL GÉNESIS
ALLAN KARDEC


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   LA GRAN ALMA DEL UNIVERSO

Dios está en nosotros y nosotros estamos en Él. Dios es el gran foco de vida y de amor, del cual cada alma es una chispa, o, mejor dicho, un pequeño foco aún oscuro y velado que contiene en estado embrionario todas las potencias. A tal punto que si supiésemos todo lo que hay en nosotros y qué obras grandiosas podemos realizar, transformaríamos el mundo, nos elevaríamos de un salto en la inmensa vía del progreso. 
Para conocernos es preciso, pues, estudiar a Dios, ya que todo lo que está en Dios, existe en nosotros en estado de germen. Dios es el Espíritu universal que se expresa y manifiesta en la Naturaleza, y el hombre, la expresión más alta de la vida. 
Todos los hombres deben llegar a esta comprensión de su naturaleza superior, pues la ignorancia de esta naturaleza y de los recursos que duermen en nosotros es la causa de todas nuestras pruebas, de nuestros desfallecimientos y caídas. 
Por eso diremos: elevémonos por encima de las querellas de escuelas, por sobre las discusiones y polémicas vanas. Elevémonos lo bastante alto para comprender que no somos más que un engranaje en la máquina ciega del mundo: somos los hijos de Dios, y como tales estamos estrechamente ligados a Él y a su obra; destinados a un fin inmenso, al lado del cual todo lo demás es secundario. ¡Este fin es la entrada en la santa armonía de los seres y de las cosas, que sólo se realiza en Dios y por Dios! 
Elevémonos hasta allí y sentiremos la fuerza que hay en nosotros; comprenderemos el papel que estamos obligados a representar en la obra del progreso eterno. Acordémonos de que somos Espíritus inmortales. Las cosas de la Tierra son para nosotros un medio, un instrumento de educación, de transformación. Podemos perder aquí todos nuestros bienes terrenales. ¿Qué importa? Lo que debemos hacer, ante todo, es engrandecernos, arrancar de sus cadenas groseras a ese Espíritu divino, a ese dios interior que hay en todo hombre y que es la fuente de su grandeza, de su futura felicidad. ¡Este es el fin supremo de la vida! 
En conclusión: Dios es la grande alma del Universo, el foco de donde emana toda vida, toda luz moral. Vosotros no podéis existir sin Dios, del mismo modo que la Tierra y todos los seres que viven en su superficie no pueden tampoco hacerlo sin el foco solar. Si el Sol se extinguiese de pronto, ¿qué sucedería? Nuestro planeta rodaría por los vacíos del espacio llevando seres en su carrera, a nuestra humanidad, dormida para siempre en su sepulcro de hielo. Todas las cosas habrían muerto, el globo no sería más que una inmensa necrópolis. Un profundo silencio reinaría sobre las grandes ciudades adormecidas en su último sueño. 
Pues bien, ¡Dios es el sol de las almas! Extinguid la idea de Dios y al momento la noche moral reinará sobre todo el mundo. Precisamente porque la idea de Dios está falseada, desnaturalizada por unos, rechazada y desconocida por muchos, es por lo que la humanidad actual navega en medio de los huracanes, sin piloto, brújula ni guía, abandonada al desorden, entregada a todas las amarguras. 
Engrandecer, elevar la idea de Dios, depurarla de las escorias en que las religiones y los sistemas la han envuelto: ¡tal es la tarea del Espiritualismo Moderno! 

LEÓN DENIS


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  HIJOS ENFERMOS
 Psicografia de Francisco Cándido Xavier
Sin lugar a dudas estimarían encontrar en todos tus hijos criaturas ideales para incorporar finalmente sus esperanzas más bellas.
Sin embargo,  te sorprenden aquellos que surgen enfermos, muy en particular a los enfermos del alma, que te piden comprensión y paciencia, abnegación y consuelo.
 Nunca te inclines a considerarlos extraviados o delincuentes.
Son amigos de existencia pasadas  y que trajiste en el presente por los prodigios del amor, a fin de que se renueven.
Muchos de ellos se hacían asociados  en la luchas de otras encarnaciones, y en muchas otras reencarnaciones se perderán en los espinares de la angustia o se internaron en túneles de sombra, directa o indirectamente  por tu causa.
Enloquecidos por las pesadillas  y en las lágrimas de la culpa, fuera del plano físico, suplicaban asilo, el asilo que les ofreciste en el hogar, donde yacen hospitalizados en tu cariño.
Auxílialos con el amparo de la ciencia del mundo, porque la ciencia del mundo  vierte originariamente de la Providencia Divina a favor de todas las criaturas. Más no olvides aplicar en auxilio de ellos la terapéutica del amor, esquematizada en tolerancia y bondad, ternura y comprensión – la única susceptible de sanar el desequilibrio espiritual, donde el desequilibrio espiritual aparezca.
Es posible que se erijan para tu corazón, por algún  tiempo, en la Tierra,  a la devoción de graves desafíos, sea creándote incomprensiones transitorias o   nadando  en tu sensibilidad  por los fardos de la aflicción. Aun así, acuérdate  de las concesiones  que los poderes  de la espiritualidad mayor te hicieron, confiando en tu  capacidad  de bendecirlos  y transformarlos para la victoria del bien.
Los hijos son siempre profesores de elevación  y espiritualidad que la vida te concede, para que te clareen los dominios de  lama.  Sin embargo, los hijos enfermos son mensajeros de amor que Dios te envía, para que el amor  se desentrañe de cualquier forma del egoísmo existente  y se inflame de luz, con la luz de la sublimación.

LAS MARCAS DEL KARMA· J. Herculano Pires (Hermano Saulo)     
Todos cargamos las marcas del Karma. La palabra carma no pertenece al espiritismo, más su uso se generalizó entre nosotros. Se trata de un término budista, de origen sanscrita. Su uso es bastante práctico, reducido solo apenas a cinco letras como estas: Consecuencias de vidas anteriores o reacciones de actos practicados  en vidas pasadas. Ese es el motivo principal de su vulgarización en el medio espirita.  Las marcas del carma pueden ser elementos valiosos de identificación, en los casos de pesquisas científicas sobre la reencarnación.
En el mensaje de Emmanuel en cuestión, el problema central es el carma, más la lección fundamental es el amor. Tratándose  de los hijos enfermos, Emmanuel advierte: “Nunca te inclines  a considerarlos  desviados o delincuentes.”  Eso  es porque, en general, consideramos las marcas del carma como castigos divinos. El Espiritismo nos revela  que no se trata de eso, más si de consecuencias naturales del proceso evolutivo del Espíritu.
El hijo deficiente o poseedor de un defecto fisico no está siendo punido por Dios, más si por su propia conciencia. El mal acto que practicó  le provocó un desequilibrio energético en la estructura psíquica, y ese desequilibrio se refleja en el organismo  físico. Son accidentes de la evolución semejantes a los accidentes de trabajo en nuestras actividades terrenas.
En el libro del Profesor Ian Stevenson, 20 casos sugestivos de reencarnación, podemos ver que los investigadores actuales confirman plenamente esa explicación espirita. Un caso de Ceilao, por ejemplo, el de Wijeratne Hami, que había asesinado a su esposa con un puñal en la vida anterior  y nació con graves deficiencias en el brazo y en la mano del criminal,  es elocuente prueba en ese sentido.  El profesor Stevenson no es espirita. Es el director del Departamento de Neurología y Psiquiatría de la Facultad de Medicina de la Universidad de Virginia, en los Estados Unidos.
El hijo enfermo es siempre un compañero de vida pasada que vuelve a nuestro encuentro pidiendo auxilio y protección. No debemos encararlo como criminal, más si como un accidentado que merece socorro. Ayudándolo a reajustarse, con amor y cariño, nos ayudamos también a nosotros mismos, elevándonos en nuestra condición espiritual.

CHICO: UNA “APELACIÓN”
Comentarista de capital eclesiástica de uno de los periódicos optaron por enfrentar el "caso" Chico Xavier. Disgustado con la enorme respuesta de la entrevista del médium, en el Canal 4, del programa Pinga Fogo, dirigido por Almir Guimaraes, afirmó que todo no pasa de una “apelación”. Los espiritas, según el, habiendo perdido Arigo, ahora “promueven a Chico”. Y completa su suposición declarando que la parapsicología prueba que el fenómeno Chico Xavier es apenas la manifestación del inconsciente del médium.
Dos falsedades en una sola crónica: no fueron los espiritas que invitaron  a Chico para el Pinga Fogo, y la parapsicología, por el contrario, admite la comunicación mediúmnica, haciendo perfecta distinción entre  escritura automática  y psicografia.
Los fenómenos de escritura directa y las grabaciones del “inaudible”, hecha a millares por el Dr. Raudive en Alemania y por el Dr. Giuseppe Crosa en Italia, más allá de otros, prueban  de sobra que los espíritus se comunican de manera inequívoca. ¿Y si no fuese así,  que sería de las religiones en esta era científica?

Artículo publicado originalmente en la columna dominical “Chico Xavier pide licencia” del periódico de S. Paulo, en la década de 1970

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REHENES DEL MIEDO

En la clase, la profesora preguntó a sus alumnos: ¿A que es de lo que tienen más miedo?
Después de un breve e intenso silencio, un chaval respondió, un tanto atemorizado: Yo tengo miedo a la oscuridad.
Otro, dijo: Tengo mucho miedo al bicho-papao.
Miedo a la muerte, miedo a las alturas, miedo a ser olvidado por mis padres a la salida de la escuela…
Varios miedos fueron confesados y anotados por la sabia profesora, que deseaba liberar a los pequeños del sufrimiento generado por el miedo, a través del uso de la razón.
Por fin, una chavalilla dijo, con aire de asustada: Tengo mucho miedo   al mal amen, que es un monstruo muy peligroso…
¿Y usted vio a ese monstruo? – Pregunto interesada, la profesora.
Nunca lo vi, pero es un monstruo tan peligroso que mi madre pide todos los días a Dios para que nos libre de él, esclareció la niña.
Y concluyo: Mi madre siempre pide a Dios al final de sus oraciones: y líbranos del mal amen.
No es preciso reflexionar un poco para entender la situación de aquella niña con relación al miedo del monstruo, creado por su imaginación.
El miedo era tan tirano que ella nunca oso confesarlo a la madre.
Un miedo terrible a algo que nunca existió.
¿Más será que solamente las criaturas tienen miedo a lo que desconocen?
Ciertamente no.
La ignorancia ha sido, desde todos los tiempos, la gran responsable por el terror  impuesto por el miedo.
El desconocido genera miedos inconfesables, en personas de todas las edades.
¿Más como podemos tener miedo a lo desconocido?
Eso ocurre justamente porque los monstruos creados por la imaginación generalmente son más terribles que los reales.
El miedo a la muerte es un ejemplo de eso.
El miedo al infierno también ha hecho rehenes.
El juicio final es otro tirano que atemoriza a mucha gente.
Todos esos temores son fruto de la ignorancia, no hay duda.
Existen personas que tienen miedo al futuro, miedo a la soledad, miedo a sentir miedo, y por ahí en adelante…
Mientras la razón no lance sus luces sobre esas cuestiones, el miedo continuará atormentando y haciendo sufrir a los individuos, haciéndoles rehenes de la propia ignorancia.
Jesús tenía razón al afirmar que el conocimiento de la verdad nos liberará.
El conocimiento es diferente en el niño. El niño es siempre ciego, vacio de certezas.
Para creer en algo no es preciso conocer, basta creer. Más la convicción solo se adquiere a través del conocimiento.
Conocimiento que genera la fe inavalable. Fe que encara a la razón cara a cara, sin dudar, en todas las situaciones.
Siendo así, vale la pena hacer esfuerzos por liberarnos de los miedos, buscando lanzar luz sobre  lo que la ignorancia oculta.
Es importante liberar a nuestros niños, muchos de ellos rehenes de monstruos imaginarios terribles, dialogando con ellos sobre sus miedos.
Es preciso considerar que el miedo es el peor de  todos los monstruos, y precisa ser aniquilado con urgencia.
Es preciso clarear los caminos oscuros de la ignorancia con la luz del conocimiento, para que el miedo bata en retirada…
Como aseveró el gran filosofo griego, Sócrates: Hay apenas un bien: el conocimiento: y un mal: La ignorancia.
SÓCRATES fue precursor  de ideas cristianas y, como Jesús, también fue victima de la ignorancia de sus contemporáneos.
¡Pensemos en eso y busquemos, con firme voluntad, conocer las leyes que rigen la vida!
Solo así seremos verdaderamente libres de todos los miedos que tanto nos hacen sufrir.

  Traducido al español por Merchita   

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          ESPÍRITUS EN SUFRIMIENTO
PASCAL LAVICH.
El Havre, 9 de agosto de 1863.
Este espíritu se comunicó espontáneamente al médium, sin que éste le hubiese conocido en su vida, ni siquiera de nombre.
“Creo en la bondad de Dios, que se servirá tener misericordia de mi pobre espíritu. ¡He
sufrido mucho, mucho!... Mi cuerpo pereció en el mar. Mi espíritu estaba siempre adherido a mi cuerpo, y largo tiempo estuvo errante sobre las olas...”
La comunicación fue interrumpida, prosiguiéndola el espíritu al día siguiente:
“...Ha tenido a bien permitir que las oraciones de los que dejé en la Tierra me saquen del
estado de perturbación y de incertidumbre en que mi espíritu estaba sumergido. Me han esperado mucho tiempo y pudieron encontrar mi cuerpo. Ahora descansa, y mi espíritu, separado con trabajo, ve las faltas cometidas, la prueba consumada. Dios juzga con justicia, y su bondad se extiende sobre los arrepentidos.
“Sí, mucho tiempo mi espíritu estuvo errante con mi cuerpo, porque tenía que expiar. Seguid el camino derecho, si queréis que Dios permita que se separe pronto vuestro espíritu de su envoltura. Vivid en su amor, orad, y la muerte, tan terrible para algunos, será suave para vosotros, puesto que sabéis la vida que os aguarda. Sucumbí en el mar, y me esperaron mucho tiempo. El no poder apartarme de mi cuerpo era para mí una terrible prueba, por esto tengo necesidad de vuestras oraciones, de vosotros que estáis en la creencia que salva, de vosotros que podéis rogar a Dios por mí como se debe. Me arrepiento y espero que tendrá a bien perdonarme. El cuerpo que se encontró el 6 de agosto era el de un pobre marinero. Era el mío, que pereció hace mucho tiempo. ¡Rogad por mí!”
P. ¿Dónde os han encontrado?
R. Cerca de vosotros.
El Diario de El Havre del 11 de agosto de 1863 contenía el artículo siguiente, del cual no pudo tener conocimiento el médium:
“Hemos anunciado que se había encontrado el 6 de este mes el tronco de un cadáver entre
Bleville y la Héve. La cabeza, los brazos y medio cuerpo había desaparecido. Sin embargo, su identidad pudo justificarse por el calzado, todavía sujeto a los pies. Así es que se ha reconocido que era el cuerpo del pescador Lavich, que pereció el 11 de diciembre a bordo del buque Alerta, destruido delante de Trouville por un golpe de mar. Lavich tenía cuarenta y nueve años, y había nacido en Calais. La viuda del difunto ha probado la identidad.”
El 12 de agosto, cuando se hablaba de este acontecimiento en el círculo donde este espíritu se había presentado por primera vez, se comunicó de nuevo espontáneamente:

“Os aseguro que soy Pascal Lavich, y tengo necesidad de vuestras oraciones. Podéis
hacerme bien, porque la prueba que he sufrido ha sido terrible. La separación de mi espíritu del cuerpo no se hizo sino cuando reconocí mis faltas, y después no se apartaba de él por completo, sino que le seguía en el mar que le había tragado. Rogad, pues, a Dios que me perdone, rogadle que me dé reposo. Rogadle, os lo suplico, ¡Que este terrible fin de una existencia terrestre desgraciada sea para vosotros una enseñanza muy grande. Debéis pensar en la vida futura y no dejar de pedir a Dios su misericordia. Rogad por mí, tengo necesidad de que Dios tenga piedad de mí.”
Pascal Lavich.
ALLAN KARDEC.
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