martes, 20 de septiembre de 2016

¿ La mediumnidad es una anomalía psíquica ?






           CUERPO FLUÍDICO Y CUERPO                          MATERIAL DE JESÚS

Después del suplicio de Jesús, su cuerpo permaneció allí, inerte y sin vida. Se lo sepultó como se hace comúnmente con los cuerpos, y todos pudieron verlo y tocarlo. Después de su resurrección, cuando Jesús quiso dejar la Tierra, no murió nuevamente: su cuerpo se elevó, se desvaneció y desapareció sin dejar ningún rastro, prueba evidente de que ese cuerpo era de naturaleza distinta de la del que pereció en la cruz. Así pues, de ahí debemos concluir que, si fue posible que Jesús muriese, eso sucedió porque Él tenía un cuerpo carnal.
Debido a sus propiedades materiales, el cuerpo carnal es la sede de las sensaciones y de los dolores físicos que repercuten en el centro sensitivo o Espíritu. El cuerpo no sufre, sino el Espíritu,que recibe la reacción de las lesiones o alteraciones de los tejidos orgánicos. En un cuerpo privado de Espíritu la sensación es absolutamente nula. Por la misma razón, el Espíritu, que no tiene cuerpo material, no puede experimentar los padecimientos que son el
resultado de la alteración de la materia, razón por la cual también debemos concluir que si Jesús sufrió materialmente, lo que nadie puede poner en duda, es porque tenía un cuerpo material de una naturaleza semejante a la de todas las personas.

66.* A los hechos materiales vienen a agregarse poderosas consideraciones morales.
Si las condiciones de Jesús durante su vida hubieran sido las de los seres fluídicos, Él no habría experimentado ni el dolor ni ninguna de las necesidades del cuerpo. Suponer que haya sido así sería quitarle el mérito de la vida de privaciones y padecimientos que había elegido como ejemplo de resignación.
EL GENESIS
ALLAN KARDEC

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Teoría de la presciencia

1. ¿Cómo es posible el conocimiento del futuro? Es lógico que se prevean los acontecimientos que habrán de ser consecuencia del estado presente, pero no los que no tienen con éste relación alguna, y menos aún los que se atribuyen al acaso. Se suele decir
que las cosas futuras no existen, que todavía se encuentran en la nada. ¿Cómo, entonces, es posible saber que sucederán? Con todo,son muy numerosos los casos de predicciones que se cumplen, lo que nos lleva a la conclusión de que ahí se da un fenómeno para cuya explicación falta la clave, visto que no hay efecto sin causa.
Esa causa es la que intentaremos descubrir, y el espiritismo, que es de por sí la clave de tantos misterios, nos la proveerá, mostrándonos también que el fenómeno de las predicciones no es incompatible con las leyes naturales.
Tomemos, a modo de comparación, un ejemplo de las cosas usuales, que nos ayudará a comprender el principio que nos proponemos dilucidar.

2. Supongamos que un hombre ubicado en lo alto de una montaña contemple la vasta extensión de planicie que se extiende delante de él. En esa situación, la distancia de una legua le resultará poca cosa, y fácilmente podrá captar, con una sola mirada, todos los accidentes del terreno, desde el comienzo hasta el final del camino.
Por su parte, un viajero que recorra ese camino por primera vez, sabrá que si avanza llegará a destino, lo que constituye una simple previsión de la consecuencia que habrá de tener su marcha; pero los accidentes del terreno, las subidas y bajadas, los ríos que
deberá cruzar, los bosques que atravesará, los precipicios en que podría caer, los ladrones que lo acecharán para robarle, las casas hospitalarias donde podrá descansar, todo eso es independiente de su persona y constituye para él lo desconocido, el futuro, porque su vista no va más allá de la pequeña zona que lo rodea. En cuanto a la duración, la mide por el tiempo que emplea en recorrer el camino. Si se suprimieran los puntos de referencia, la duración desaparecería. En cambio, para el hombre que está en la cima de la montaña y que sigue al viajero con la mirada, todo aquello está presente. Supongamos que ese hombre vaya al encuentro del viajero y le diga: “En determinado momento encontrarás ladrones, serás atacado, pero recibirás auxilio”. Estará prediciendo el futuro,pero el futuro del viajero, puesto que para él, que es el autor de la previsión, ese futuro es el presente.

3*. Ahora, si saliéramos del ámbito de las cosas puramente materiales y nos introdujéramos con el pensamiento en el dominio de la vida espiritual, veríamos que ese fenómeno se produce en mayor escala. Los Espíritus desmaterializados son como el hombre de la  montaña: el espacio y la duración no existen para ellos. Pero la extensión y la penetración de su vista son proporcionales a la pureza y a la elevación que han alcanzado en la jerarquía espiritual. Ellos son, en relación con los Espíritus inferiores, como hombres provistos de poderosos telescopios al lado de otros que apenas disponen de los ojos. En los Espíritus inferiores la visión está circunscrita, no sólo porque ellos difícilmente pueden alejarse del mundo en el que están cautivos, sino también porque la densidad de sus periespíritus actúa como un velo en relación con las cosas distantes, del mismo modo que la niebla las oculta para los ojos del cuerpo.
Se comprende, por lo tanto, que de conformidad con el grado de perfección, un Espíritu pueda abarcar un período de algunos años, de algunos siglos e incluso de muchos miles de años.
EL GENESIS 
ALLAN KARDEC

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JERARQUÍA  Y GRADOS  EN LOS ESPÍRITUS
Mercedes Cruz Reyes
Existe una jerarquía con diferentes grados en los espíritus, comienza en el seno de la vida inferior, y se prolonga hacia las alturas  inaccesibles a nuestras captaciones actuales.  Es un escalonamiento inexpresable de poderes, de luces,  de virtudes que van en aumento desde la base hasta la cima – si es que hay una cima.
Son tres grandes fases: la vida material, la vida espiritual y la vida celestial, reaccionan una sobre la otra forman un todo que constituye el campo de acción de los seres.
La superioridad del espíritu se reconoce en su vestimenta fluídico.  Todo Espíritu es una hoguera de luz por mucho tiempo velada, comprimida, invisible, que se desarrolla con los valores morales, crece lentamente  y aumenta en extensión y en intensidad. Al principio es como un fuego oculto entre cenizas, y que se revela con suaves chispas y luego con una llama tímida y vacilante. Un día se convierte en una aureola; luego se activa, se extiende y abarca al Espíritu por entero, que resplandece como un sol o como esos astros errantes que recorren los abismos celestes, dejando tras de si una aureola luminosa. Para obtener este grado de esplendor  es preciso un conjunto de trabajos, de obras fecundas; una acumulación de existencias que a los humanos les parece una eternidad.
La visión directa de Dios, según se dice,  solo es propia de los grandes Espíritus. La luz divina  expresa la gloria, el poder, la majestad del eterno; es la visión misma de la verdad. Pero pocas almas pueden contemplarla sin velos. Para soportar su brillo, se necesita gozar de una pureza absoluta.
La vida humana intercepta las propiedades radiantes del espíritu. La luz del alma está oculta bajo la carne, el hombre puede comprobarlo, en sus buenas acciones, en los impulsos generosos, la mantienen y la aviva. En los momentos de expansión, de caridad, de amor, es cuando el alma siente  como una llama, como una radiación que emana de su ser. Esta Luz íntima es la que hace a los oradores, a los apóstoles a los héroes. Ella es la que cautiva a los auditorios, la que entusiasma a los pueblos  y les hace realizar grandes cosas
Las fuerzas espirituales se revelan entonces a los ojos de todos y ponen de manifiesto lo que se puede obtener  de las potencia psíquicas puestas en acción por la pasión del bien y de la justicia. La fuerza del alma es superior a todos los poderes materiales. Podría mover un mundo. Y esta fuerza es luz.
Si queremos recorrer rápidamente  la cadena magnifica de los mundos y llegar a las regiones etéreas, arrojemos lejos de nosotros todo lo que nos haga el paso pesado que dificulta nuestro vuelo. ¡Devolvamos a la Tierra lo que es de la Tierra, y no aspiremos nada más que los tesoros  eternos: trabajemos, oremos, consolemos, ayudemos y amemos, amemos hasta la inmolación! ¡Cumplamos  con nuestro deber, aun a costa del sacrificio y de la muerte! Así sembraremos el germen de nuestra felicidad para el porvenir.

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CONCEPCIÓN DE LA JUSTICIA DIVINA

Mercedes Cruz Reyes

La tierra es una valiosa arena de servicio espiritual, un filtro donde el alma se purifica poco a poco en el curso de los milenios, adquiriendo cualidades divinas para la ascensión a la gloria celeste.

La salvación solo es importante para aquellos que desean salvarse.

El alma, combatida por las pruebas que le imponen el dolor de fuera hacia dentro, se refunde, poco c poco, tranquilizándose hasta abrazar, por fin, la responsabilidad que creó para sí misma.

El infierno, puede ser definido como un vasto campo de desequilibrio, establecido  por la maldad calculada, nacida de la ceguera voluntaria y de la perversidad completa, donde viven Espíritus que se bestializaron, fijándose en la crueldad y en el egocentrismo.

El espíritu indisolublemente está ligado  a sus obras, sus actos tejen alas de liberación o de cadenas de cautiverio, para su victoria o su derrota.

A nadie debemos nuestro destino, sino a nosotros mismos.

Nadie avanza hacia el frente sin pagar las deudas que contrajo.

El Cielo representa una conquista, pero no una imposición.

Somos espíritus endeudados, con la obligación de darlo todo a favor de nuestra propia renovación.

El amor es la fuerza divina que frecuentemente  vilipendiamos. Lo tomamos simple y puro de la vida con que el Señor nos creó, y con el inventamos el odio y el desequilibrio, la crueldad y el remordimiento, que nos sitúan indefinidamente en las sombras… Es casi siempre por el amor  por lo que nos enredamos en pungentes laberintos, en tocante a la Ley… Amor mal interpretado… mal conducido…

El espíritu endeudado, al renacer en la carne, transporta consigo para el ambiente de los hombres, un trozo de cielo, que sueña conquistar y un vasto manto de infierno que plasmó en si mismo.

Los espíritus que en la vida física atienden  sus deberes con exactitud, retornan pacíficamente a los dominios de la memoria tan pronto como abandonan el cuerpo físico entran en comunión con los lazos nobles y dignos  que los esperan en la Vida Superior, para lograr la continuidad del servicio de perfeccionamiento y de sublimación que les corresponde. Para las almas con conciencia culposa, la muerte en el cuerpo carnal, no constituye liberación, siguen sujetos al poste invisible de sus culpas.

El Espiritismo nos ofrece una concepción de justicia muy amplia y admirable, nos muestra la necesidad de la dignificación humana, de la armonía, intima de la vida ajustada a las normas de la Eterna Justicia, elaborada por el supremo equilibrio de las leyes de Dios.

Nos dice “que no hay maldades ocultas en la Tierra” que “todos los crímenes  y todas las altas de la criatura Humana se revelaran algún día y en algún lugar” que “cualquier sombra de nuestra conciencia queda impresa en la vida hasta que la macula sea lavada por nosotros mismos con  el sudor del trabajo y con el llanto de la expiación” que “nadie se eleva a pleno Cielo, sin el pleno reajuste en la Tierra.”

Aprovechemos las posibilidades de esta existencia, que nos vinculan a las sombras del ayer, exigiendo de nosotros trabajar infatigablemente en el bien, para construir  un mañana sobre las bases redentoras de Cristo.

André Luiz nos hace sentir en su obra de Acción y reacción que el Espiritismo revela una concepción de justicia, aun más amplia. Y que cuanto más esclarecida es la criatura más responsabilidad tiene ante  sus acciones, pues se envuelve en las plantas espinosas de la culpa.

Extraído del libro de Chico Xavier “Acción y Reacción”

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-¿ La mediumnidad se puede explicar cómo una anomalía psíquica  ?.-

 “Toda persona que siente, en mayor o menor grado, la influencia de los espíritus,es un médium. Siendo esta facultad inherente al hombre, no constituye por tanto un privilegio exclusivo. De allí que haya pocos que no posean  algunos  rudimentos de ella. Es posible afirmar entonces que todos los seres humanos-en mayor o menor medida-son mediums”.
                                                                       - Allán Kardec -

                  Hay quien  cree  que  los  médiums  son en  todos los casos  enfermos mentales  con  cuadros de histeria , paranoias o   esquizofrenia, o que son víctimas de toda clase de alucinaciones.
                   En  efecto,  se  pueden  dar casos de  que  estas  enfermedades  mentales sean  la  causa  de una aparente y falsa   mediumnidad,  pudiendo   llevar  a   la  confusión   para   distinguir   entre   la  auténtica  mediumnidad y estos casos patológicos. La cuestión básica a despejar sería: ¿ Son personalidades múltiples de la misma persona las que aparecen en diversos momentos, o realmente muchas veces se trata de múltiples entidades diferentes e independientes del médium, como tantas veces se ha demostrado y se viene demostrando?.
              Como se ha señalado ya, la mediumnidad es solamente  una facultad orgánica, cerebral, como lo puede ser la inteligencia o la memoria, nada anormal, pues es muy común en la mayoría de las personas que la poseen aun sin saberlo, en muy diversas modalidades y grados de desarrollo, aunque los conocidos como médiums son quienes la evidencian porque la poseen en mayor grado.
      La mediumnidad no supone ni conlleva la enfermedad. Lo que puede hacer enfermar al médium no es la presencia de la facultad, sino sus deudas ante las Leyes Divinas (su Karma), desde esta o desde alguna anterior encarnación.
        Al encontrarse el médium actuando entre dos planos de la existencia, puede experimentar determinados estados que se confunden con patologías o con enfermedades. Manifestada en el área intelectual, se pueden presentar estados de aparente alucinación auditiva, visual, ansiedad, recelo, claustrofobia, miedos nocturnos injustificables o intranquilidades y malestares.  En el área física, puede originar ruidos y golpes inesperados, sensaciones de presencias gratas o ingratas, cambios de objetos de lugar, etc. En el área onírica, esto es, durante los estados de sueño, se pueden dar fenómenos de encuentros espirituales, desdoblamientos y pesadillas. No significa esto que esas manifestaciones sean siempre mediumnidad, pero sí suponen que la mediumnidad se puede revelar a través de estos fenómenos.
                La mediumnidad, sobre todo durante su desarrollo, puede llevar al indivíduo hasta estados de empatía. Tan pronto puede sentir alegría y felicidad, como igualmente se sumerge en estados depresivos; a veces tienen la sensación de que algo bueno les está ocurriendo, sonrien, se emocionan, o tienen la sensación de que una gran tragedia  les acecha. Todo esto son sensaciones  de buenas o de malas presencias que caracterizan la mediumnidad inspirativa y  la de incorporación.
               En los casos reales y auténticos de mediumnidad profunda, cuando salen del trance mediúmnico, vuelven a la más absoluta normalidad,  mientras  que  los  casos  patológicos mantienen  sus  síntomas  antes,  durante  y  después de estas   manifestaciones.

- Jose Luis Martín -

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