domingo, 18 de junio de 2023

Creación del Universo

 INQUIETUDES ESPÍRITAS

1.- Suicidio: ¡ El gran crimen !

2.- Planificación familiar en el Más Allá

3.- Ser espiritista...

4.- Creación del Universo

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             Suicidio - ¡El gran crimen!

El cuerpo constituye un gran bien para el Espíritu que, por su intermedio, adquiere valores para su perfeccionamiento.

Cuidar de todas sus funciones, amparándolo, aunque sea portador de límites e insuficiencias, es un deber impostergable para las criaturas.

En su organización íntima, dos instintos se presentan con fuerza, estimulando el área de la razón: la preservación de la vida y la búsqueda de la felicidad.

Concedido por Dios al ser, solamente a Él pertenece el derecho de interrumpirle el flujo vital, por medio de acontecimientos apropiados para ello.

Ante las enfermedades y sinsabores que gastan sus resistencias, es lícito atenuar los efectos, preservándole las funciones cuanto sea posible, con el objeto de mantenerlo saludable.

Nada debe imponérsele como motivo de destrucción, puesto que ello repugna a la conciencia personal, social y cósmica, porque toda acción nefasta y cruel en contra de la vida afecta igualmente al organismo general en el cual ella se mueve.

Son innumerables, por lo tanto, las razones que se oponen a este acto deliberado de odio en contra de la vida, de extrema rebeldía, que es también una forma de locura cultivada hasta el momento del paso fatal.

El suicidio es, sobre todo, un supremo acto de cobardía, una declaración de que se es inepto para la lucha y que se ha escogido el método más fácil de huir de la labor y de desempeñar el papel que le corresponde cumplir en el concierto social.

Los epicúreos y los estoicos proclamaron que el suicidio es un acto de valor, como si fuera un sinónimo de grandeza moral, como ahora afirman algunas corrientes materialistas que pretenden enseñar técnicas de suicidio sin dolor.

Se atribuye a Schopenhauer una respuesta muy curiosa, dada a un alumno suyo. Mientras enseñaba que el suicidio era la única solución para los problemas humanos, aquél le preguntó: "¿por qué él no se mató, ya que alcanzó la vejez y, ciertamente, tuvo muchas dificultades en la vida?"

El filósofo contestó: "Si yo me quitara la vida, ¿quién les enseñaría a ustedes a matarse?"

El suicidio, ante las luces de la sana moral, o de una moral afín con la razón, es siempre condenable, puesto que no hay motivos valederos que impongan al hombre la destrucción de su cuerpo.

Aun cuando se dice que el suicidio se justifica para limpiar el deshonor de la vida, esto es un sofisma, puesto que la única forma de lograr desmentir la deshonra, es permanecer viviendo y luchando para demostrar el valor moral, corregir el daño y recuperarse moralmente.

Con excepción de los psicóticos y anómalos mentales, el suicidio medra como plaga entre los hedonistas y materialistas que, de la vida, solamente quieren el placer y nada más.

La vida tiene un curso que debe ser recorrido y el hombre sabe que los acontecimientos resultan de acciones anteriores que los programan, como consecuencias naturales unas de las otras.

Toda reacción procede de una acción primera.

Por eso, la búsqueda de la felicidad debe apoyarse en valores éticos que no estén en contraposición con las leyes que rigen la vida, presentando directrices comportamentales que someten la voluntad a los factores propiciatorios del bienestar y de la armonía.

Cuando alguien toma su última decisión, la de quitarse la vida, cae bajo las sanciones naturales que su actitud propicia, desencadenando sufrimientos que empeoran su situación en vez de solucionarla.

El suicida quiere huir de la vida y por más que lo intente, la vida le sorprende después.

No siendo el cuerpo la vida en sí misma, sino la indumentaria transitoria del Espíritu, los atentados en su contra producen daño en la estructura periespiritual, que incorpora la violencia a ese mundo energético que irá a constituir, en otra existencia, el vehículo material para el rescate inevitable de tal crimen.

La vida tiene una finalidad muy bien definida en todos sus atributos.

Interrumpir sus funciones orgánicas, significa lesionar sus campos vibratorios encargados de las expresiones fisio-psíquicas.

El suicidio es, por lo tanto, un acto de aberración, el más grave atentado en contra de la Conciencia Divina encargada del equilibrio universal.

De este modo, el transgresor del orden se transfiere de uno a otro estado energético, sin que salga de sí mismo, adicionando a sus antiguas penas las nuevas adquiridas por su propia voluntad.

Los remordimientos, en forma de gusanos que le devoran la paz, constituyen el más tremendo castigo que se impone el tránsfuga de la responsabilidad, cuando huye por la puerta falsa del suicidio.

Además, los efectos negativos que pesan en la economía moral y social del grupo donde vivía, como en la familia, son incorporados a su crueldad mental, ya que su actitud responde por los daños que afectan a aquellos que ahora sufren su deserción.

Por estar el mundo espiritual constituido por una sociedad real, pulsante, aquellos que allí llegan en fuga de sus deberes, experimentan las angustias derivadas de su situación de miserabilidad emocional y desconcierto íntimo, que reflejan la disposición negativa e ingrata de sus personalidades.

Así vuelven a la Tierra, los Espíritus deudores, reencarnándose avergonzados, sometidos a pruebas muy dolorosas que los invitan a profundas meditaciones y amargos testimonios para que se les renueve la fé en Dios, en sí mismos y en su prójimo.

Nadie logra aniquilarse a sí mismo, cuando embiste en contra del cuerpo.

Los dolores y frustraciones que hacen la vida menos dichosa, son bendiciones que el hombre valorará en el futuro, cuando el vehículo de las horas le lleve al término de sus sacrificios.

Verdaderamente, nadie hay en la Tierra, que no esté sometido a problemas y sufrimientos, que son la metodología para la iluminación espiritual.

Cada cual, es su microcosmo personal, avanza bajo condiciones específicas, que resultan de sus conquistas y pérdidas morales, méritos y deméritos espirituales, que constituyen su patrimonio evolutivo.

Por más amargas que sean las situaciones de la marcha y por más oscuros que se presenten los recodos del camino, es necesario encender la luz de la confianza en Dios, adquiriendo fuerzas y fe para no desanimarse nunca.

Lo que hoy se sufre, mañana será goce, así como lo que ahora se disfruta, más tarde puede presentarse como falta.

La razón y la inteligencia, manifestaciones de Dios en el hombre, dicen con seguridad que él no debe ni puede matar o quitarse la vida, ¡nunca!

El antídoto del suicidio es la oración, que debe resultar de una sólida formación moral y religiosa como aquella que el Espiritismo propone, enseñando que la vida, con sus actuales pruebas y dificultades, no es sino una oportunidad de rescate y crecimiento para la conquista perdurable de la paz espiritual.

Cosme Mariño

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                PLANIFICACIÓN FAMILIAR EN EL                                    MÁS ALLÁ


-¿Cuando  establece  contacto  el  ser espiritual con los que serán sus padres?

Se podría afirmar que hay un proceso previo al acto físico de la concepción, después de la planificación y del proyecto de vida que se ha trazado en el plano espiritual. En ese proceso el Ser se siente impulsado o atraído hacia los que van a ser sus padres y hacia el que será su ambiente y demás familiares del plano físico. Este impulso es como una fuerza magnética que le induce hacia la nueva experiencia en la materia, al tiempo que se va sumiendo gradualmente en la turbación o sueño del que más tarde despertará siendo ya encarnado como un niño. Este sopor se le va haciendo cada vez más pesado e irresistible a medida que transcurren los meses del embarazo y su nuevo cuerpo de bebé se va formando bajo el molde energético del Periespíritu.

Antes de la fecundación del óvulo, el Ser con su periespíritu, previamente ha entrado en íntimo contacto fluídico con el aura de su futura madre, y de un modo menos intenso, dependiendo del grado de afinidad, también con la del padre.

La unión con su nuevo cuerpo físico comienza con la concepción, en la que ya se establecen los primeros lazos fluídicos, pero no se termina hasta el momento del nacimiento del niño en este mundo cuya entrada anuncia con su primer llanto; y aun después de nacido, no se completa del todo hasta que el niño no cumple los siete años de edad aproximadamente.

El sueño en que se sume el Ser que cae gradualmente en una turbación profunda, es similar al  que experimentamos inmediatamente después de la muerte, pero de una duración mucho mayor, que puede comprender lo que dura casi todo el tiempo del embarazo y el periodo de la primera infancia, para ir después recuperando poco a poco sus facultades normales como espíritu encarnado, que en todo caso quedan muy limitadas por la materia.

En las experiencias de regresiones hipnóticas hasta momentos anteriores al nacimiento, de las que hablaremos mas adelante, hay personas que han recordado su unión con el embrión o con el feto, en diferentes momentos. Esto se debe a interpretaciones particulares en la memoria retrospectiva del inconsciente de cada Ser, pues aunque la unión del periespíritu con la materia se realiza en el momento de la concepción, la plena y total integración del Ser espiritual en su nuevo cuerpo carnal sucede en el momento del nacimiento.

Durante el desarrollo del feto en el embarazo, el Ser lo va moldeando con su periespíritu que previamente se ha reducido y conformado a lo que será la forma física del bebé (forma fetal), pero no se halla “dentro” de su materia, sino que permanece todavía libre aunque unido a ella por lazos fluídicos y acompañando exteriormente a la madre durante todo el proceso, según el grado de afinidad vibratoria que les atrae y les une.

- Jose Luis Martín-

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Ser espiritista…

¿Qué es ser espiritista? Muchas veces cuando decidimos que somos espiritistas, la gente nos pregunta qué es el espiritismo, cuáles son nuestras creencias, creemos en Dios o en Jesús, etc....

Pero, ¿sabemos lo que es ser espiritista? Creo que lo sabes bien, porque el espiritismo es algo de importancia moral para todos. Allan Kardec afirmó, en El Evangelio segundo el Espiritismo, que el verdadero espiritista es reconocido por su transformación moral y por los esfuerzos que tiene para domar sus malas tendencias.

El espiritismo es una doctrina revolucionaria que traza la fe razonada, basada en revelaciones de los espíritus traicionados a través de la codificación de Allan Kardec en sus 5 obras fundamentales. De ellos Kardec habla de todos los temas que enfrentamos a diario e incluso llega a complejos temas religiosos y científicos, todos con explicaciones lógicas e intuitivas presentadas por amigos espirituales.

Desde ahí podemos percibir la propuesta de la doctrina espírita a través del pedido de Kardec en sus obras de autocrítica y autoanálisis de nuestros actos, de nuestras creencias. Kardec nos invita a elevar la conducta moral del ser, a progresar en la escala evolutiva que es la primera ley del universo.

Ser espírita significa mirar hacia adentro, ubicar y aceptar nuestra condición y buscar mejorar y evolucionar nuestras aptitudes y defectos. Entendemos que no existe el "BIEN" o el "MAL" sino la "ACCIÓN" y la "REACCIÓN" , ley que se aplica constantemente en nuestra vida y en nuestras sucesivas necesidades de reencarnación y progreso.

Finalmente quería dejar la reflexión para cada uno de ustedes… Pregunto internamente para ustedes… ¿Qué significa ser espírita?

¡Mucha paz!

Felipe Gama  Espiritismo Allan Kardec 

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           CREACIÓN DEL UNIVERSO


El Universo me inquieta y no puedo pensar que este reloj exista y no haya relojero (Voltaire) 
Pero, ¿ qué es el Universo y qué sabemos hoy de él? Nuestro planeta, la Tierra, navega en el infinito océano del Universo. Gracias a la tecnología actual, podemos percibirla, minúscula y perdida en ese océano eterno, vortiginosa en medio de las miríadas de estrellas y galaxias. La historia del Universo, y luego la de nuestros orígenes es una larga epopeya de unos 13,7 mil millones de años. Al principio, todo era sólo energía. Al inicio, no había materia ni siquiera átomos. No había más que una “sopa” de partículas elementales energéticas, es decir de energía pura: electrones, fotones y quarks. La temperatura rondaba algunos millones de millones de grados. La densidad era enorme y reinaba allí el mayor caos. Estamos en el tiempo cero y nada existe, solamente la nada y de golpe, una formidable energía sacude la nada. Esta gran explosión es llamada comúnmente Big-bang. Se acepta entonces pensar que el Universo comenzó por un Big-bang hace alrededor de 13,7 millardos de años, un Universo contenido en el interior de una burbuja microscópica, caliente y densa. Luego, esa burbuja estalló bruscamente y nació el Universo. Con ese Big-bang, el tiempo, el espacio y la materia tomaron lugar con vertiginosa rapidez. En una fracción de segundo, toda la energía contenida en aquella burbuja, en ese punto en particular, fue liberada a través del espacio que se creaba al mismo tiempo que la materia. Desde los primeros instantes, las consecuencias de esa explosión energética se contaron en microsegundos, luego en segundos y en minutos antes de conocer una fase de reposo. A la primera cien-milésima de segundo, se forman protones y neutrones. Son los futuros constituyentes de los núcleos de átomos y de la materia ordinaria. Luego, en los minutos siguientes aparecen los primeros núcleos de átomos. Poco a poco, se van a juntar unos con otros para producir el hidrógeno pesado (deuterio) y el helio. La temperatura es de mil millones de grados. Simultáneamente han aparecido fuerzas para organizar esta materia.
Cuatro interacciones elementales son responsables de todos los fenómenos físicos observados en el Universo, cada una se manifiesta por una fuerza llamada fuerza fundamental. Se trata de la interacción electromagnética, la interacción nuclear débil y la gravitación.

Luego la creación retardará su ritmo.

Y sin embargo, ya todo estaba en su lugar para que mucho más tarde apareciera la vida, pues desde su nacimiento, este embrión de Universo contiene ya la energía necesaria para construir todo lo que nos rodea. Reguladas con una infinita precisión, todas las propiedades de la arquitectura del Universo están determinadas por las constantes físicas, por los números eternos cuyo valor exacto es medido en los laboratorios pero que ninguna teoría puede explicar. Son los números de oro del Universo. 

Al alba de la creación, se conformó el decorado cosmológico. Éste se extendería sin cesar para que más tarde, mucho más tarde, ¿fue un día, una hora, una noche? actores llamados hombres representaran allí el papel de su vida.

Muchos de nosotros pensamos que una inteligencia tuvo algo que ver con la creación del Universo (Charles Townes, físico, premio Nobel). ¿Según qué programación en una fracción de segundo, el Universo, semejante a un grano de arena, se volvió más grande que una galaxia? 

Y siguió creciendo a una velocidad increíble, creciendo todavía hoy. Los átomos más ligeros se formaron 300.000 años más tarde: átomos de hidrógeno (un protón y un electrón) y átomos de helio. Las nubes frías de hidrógeno y de helio se formaron al cabo de un millón de años. Por la acción de la gravitación, esas nubes se condensaron dando nacimiento a las primeras galaxias en las cuales nacieron las primeras protoestrellas. Estamos ya 100 millones de años después del Big-bang.

Las estrellas y los planetas tal y como los conocemos se formaron al cabo de 5 mil millones de años. En cuanto al planeta Tierra, existe desde cerca de 10 mil millones de años después del Big-bang.

De lo infinitamente pequeño surgió en algunos minutos lo infinitamente grande. Ese Universo, nacido de aquella formidable explosión llamada Big-bang, está poblado de soles, lunas, estrellas y galaxias, planetas, cometas, meteoritos y agujeros negros. La Tierra, cuyo Sol representa la estrella más cercana forma parte de nuestro sistema solar, compuesto de otros siete planetas que levitan en el espacio.

Hace aún poco tiempo, nuestro sistema solar contaba con nueve planetas, pero en 2006, Plutón, considerado por los astrónomos como un planeta enano, perdió su status de planeta. He aquí brevemente relatado el Cómo. Pero todavía hoy numerosos científicos se niegan a investigar y a explicar el Porqué. Pues cada efecto es precedido por su Causa. Por otra parte, allí no se encuentra el sentido del comportamiento científico, un comportamiento que en dos siglos ha dado un formidable salto adelante, rompiendo con antiguas teorías, como la de Aristóteles y abordado nuevas, fruto de la observación y de sabios cálculos matemáticos. Pero, ¿ qué había antes del Big-bang? Nada, se responde, pues por el momento no lo sabemos, y de la nada, de ese momento cero, se produjo una explosión venida de no se sabe dónde, dando nacimiento al Universo. Antes, se convino en hablar del muro de Planck, lo que podría significar que existe un muro para el conocimiento. El tiempo cero no es completamente igual a cero, lleva el nombre del físico alemán Max Planck, premio Nobel en 1918, y corresponde a 10 elevado a la -44 segundos después del Big-bang. Antes de ese instante, el conocimiento tropieza con un muro, llamado muro de Planck: en efecto, la física cuántica impide conocer la naturaleza de los fenómenos que precedieron a esta fracción de segundo increíblemente pequeña. Los científicos trabajan sobre este período. Se han elaborado varias teorías, pero por el momento, aún son incompletas y necesitan avanzar en los campos matemático, físico y técnico.

El Big-bang cuestionado 

El gran fresco universal ha sido descrito con asombrosa precisión por astrónomos y físicos, pero sólo el momento cero del Universo sigue siendo todavía un enigma, y eso desde hace más de 70 años. Hasta entonces se habían propuesto elaboradas teorías, que llegan hasta las más increíbles. Ninguna ha podido ser experimentada y en consecuencia demostrada. Según la teoría del Big-bang y las ecuaciones de la relatividad general de Einstein, los físicos han conseguido que en el momento cero, el Universo no tenía dimensiones, su temperatura y su densidad eran infinitas, lo cual sigue siendo difícil de admitir pues esta noción muestra el límite de su ciencia. 

Además, la visión tradicional de la relatividad general no parece compatible con la otra construcción física del siglo XX, la mecánica cuántica, para la cual la certeza se detiene en 10-43 segundos. Eso nos muestra la dificultad para determinar y definir el momento cero.

Acerca de ese momento inicial y de ese nacimiento, escuchemos a Hubert Reeves: 

—¿Se puede hablar del momento cero donde todo comenzó? —No —¿Y de antes del Big-bang? —El Big-bang, es el horizonte, es el límite, más allá del cual no hay nada.

No es que allí no había nada, es que no hay nada. No existe ninguna observación, ningún dato que nos permita decir lo que había antes de 700 millones de años. A la orilla del mar, ustedes ven el agua hasta el horizonte y no pensarían en decir que el agua se detiene allí porque no ven más allá de ese horizonte. Hoy en día, los cosmólogos se atreven a aventurarse más allá de ese horizonte pues se trata de comprender lo que pudo provocar el Big-bang. Etienne Klein, físico y filósofo:  “Sabemos contar la historia que nos separa del muro de Planck; esta historia ha durado 13,7 millares de años, pero más allá de ese muro, no se puede decir nada. Ante el muro de Planck, lo único que se puede hacer, es callar”.

Si para los matemáticos sigue siendo extraordinario descubrir esos instantes primeros del Universo, pregunten a cualquier perito en física cuántica, y todos les dirán que no están seguros de que el Big-bang sea el comienzo de nuestro Universo, pues la física clásica que imagina ese comienzo es incompleta.

Hasta es posible incluso que un día el Big-bang sea superado. Como lo dice Hubert Reeves, ese modelo estándar del Big-bang representa una probabilidad satisfactoria para el día de hoy, máxime cuando numerosos físicos, aun conociendo las incoherencias de este modelo, no tienen ninguna otra explicación del Universo que proponer al público.

La arquitectura del Universo “Es difícil resistirse a la impresión de que la estructura actual del Universo, que parecía tan sensible a la menor modificación de las cifras, ha sido cuidadosamente elaborada. La conjugación, aparentemente milagrosa, de los valores numéricos que la naturaleza ha asignado a esas constantes fundamentales sigue siendo la prueba más contundente de una forma de organización cósmica”. (Paul Davies, profesor de física teórica) 

Si el Universo no hubiera sido reglamentado por esas constantes fundamentales, infinitas y eternas, hubiera podido ser diferente sabiendo que la mínima desviación en esa mecánica celeste hubiera quitado a la humanidad toda posibilidad de existir.

Ciertos cosmólogos actuales siguen quedando fascinados por los valores precisos que tomaron las diversas constantes físicas en el momento del Big-bang. 

Ya sea científico o filósofo, el hombre reflexiona, mide e investiga. ¿Qué busca? La fuente, la causa. Todo efecto tiene una causa y el Universo no puede ser comprendido sin llegar a la fuente de la creación. El Universo y la vida son el fruto de un deseo de carácter divino y la materia en la fuente de la creación es ante todo transformada por una energía cósmica de naturaleza divina. Naturaleza divina corresponde a Amor, Amor que sin embargo no se mide ni se calcula. Para los pioneros de la física moderna tales como Galileo, Kepler o Newton, la voluntad divina está en la fuente de la creación y la ciencia, al revelar el orden de las cosas, no tendría otro objetivo que vislumbrar el espíritu de Dios. La ciencia no puede admitir esta simple verdad si responde al ateísmo, pero puede considerarla en la medida en que reconozca un entorno espaciotemporal establecido en forma inteligente y amorosa. Esa es una realidad que los físicos y astrofísicos comprueban cada vez más.

Trinh Xuan Thuan, astrofísico norteamericano : “La cosmología moderna ha precisado la estrecha conexión cósmica que tenemos con el resto del Universo. Las estrellas son nuestros ancestros a causa de todas las partículas que nos constituyen. Son partículas que existen desde el comienzo del Universo y que sin duda vienen de las estrellas; somos polvo de estrellas: ese es uno de los grandes descubrimientos de la astronomía contemporánea. Otro de estos descubrimientos, igualmente muy importante, es que desde las primeras fracciones de segundo del Big-bang, todo estaba regulado de manera extremadamente precisa, no solamente para que apareciera la vida, sino también para que naciera una conciencia que permitiera conocer al Universo, apreciar su hermosura y su armonía. Uno se da cuenta de que si se modificaran en algo esas constantes (Big-bang), se llegaría a Universos estériles.

Reduzcamos por ejemplo la fuerza de gravedad: el Universo está demasiado diluido, las nubes de hidrógeno y de helio no se contraen. No hay estrellas, por tanto no hay alquimia nuclear ni ascenso a la complejidad de la vida, ni inteligencia ni conciencia. Aumentemos entonces la fuerza de gravedad: el guión es diferente pero el resultado es poco convincente. La precisión de estos arreglos para que un día aparezca un ser dotado de conciencia es comparable a la de un arquero que quiera clavar su flecha en un blanco de un centímetro cuadrado situado al otro extremo del Universo, a catorce mil millones de años luz. Me parece difícil explicar el arreglo extremadamente preciso del Universo, sin invocar un «principio creador», que tiene todo regulado desde el comienzo.

.Entre el azar y la necesidad, elijo la necesidad.

Todos los científicos están lejos de aceptar este principio que implica, por supuesto, la noción de un principio creador. De todas maneras, añade Trinh Xuan Thuan, la única pregunta verdadera, es esta: ¿por qué hay algo en lugar de nada? Y allí la ciencia no puede decirnos absolutamente nada”. 

Nuestra ciencia es de disciplina materialista, vinculada exclusivamente a la experiencia, la observación y la teoría. Afirma que los elementos de la naturaleza y sus fenómenos se bastan a sí mismos, a sus formaciones, a sus movimientos y a sus desarrollos, pero, ¿no pueden la física o la astrofísica aliarse a la metafísica? En otras palabras y en forma más general: ¿es anticientífico creer en Dios? O aún más, ¿puede la ciencia llevar al hombre por el camino de la conciencia divina? Se puede ser científico y creyente? Dejemos la palabra a algunos eruditos: Andreï Sakharov, físico atómico ruso: “No concibo el Universo y la vida humana sin un comienzo inteligente, sin un «calor» espiritual en el origen, algo que no depende de la materia y de sus leyes”. Otra cita  de Andreï Sakharov: “Sostengo la hipótesis cosmológica según la cual el desarrollo del Universo se repite un número infinito de veces sobre las páginas «siguientes» o «precedentes» del Libro del Universo”. Alfred Kastler, premio Nobel de Física escribió en 1965: “La idea de que el mundo, el Universo material, se creó solo me parece absurda. No concibo el mundo sino con un Creador, en consecuencia, un Dios. 

Para un físico, un solo átomo es tan complejo, tan lleno de inteligencia, que el Universo materialista no tiene sentido”. 

Max Planck, fundador de la teoría de los quanta en la física moderna, premio Nobel 1918: “Entonces nada nos impide, y nuestro instinto científico lo reclama, identificar el orden universal de la ciencia y el Dios de la religión. Para el cristiano, Dios se ubica al principio, para el físico al final del pensamiento”. Pierre-Paul Grassé: zoólogo (1895-1985): “Si el Universo es comprensible, es porque está ordenado. Pero, ¿de dónde viene ese orden del Universo como las leyes físicas, las que dirigen el movimiento de los astros, las de gravedad, y todas las que descubren los físicos y los químicos? ¿Cuál llamado orden no supone una inteligencia ordenadora? Si he regresado a la fe, es por la ciencia, por una trayectoria científica. Creo que la ciencia impone el pensamiento de Dios”. 

Alexander Polyakov, físico ruso: “Sabemos que la naturaleza está descrita por el mejor de los matemáticos porque la creó Dios”. 

Arno Penzias, que, en compañía de Robert Wilson fue el primero en detectar una radiación cósmica (premio Nobel en 1965), hizo este comentario sobre la perfecta concepción que constituye nuestro Universo: “La astronomía nos conduce a un solo acontecimiento, un Universo creado a partir de la nada, un Universo con un equilibrio tan minucioso que suministra las condiciones exactas para permitir la vida y que no puede sino seguir un plan (que podría denominarse «sobrenatural»)”. Jean-Emile Charon (1920-1998), físico y filósofo francés, es autor de varios libros, ensayos y artículos científicos o de filosofía científica, (El ser y el verbo; El espíritu, ese desconocido; He vivido quince mil millones de años; Muerte, he aquí tu derrota; El Espíritu y la Ciencia; etc.). Sus últimas notas fueron publicadas después de su muerte en forma de testamento espiritual, con el título: ¿Y la Divinidad en todo esto? Entre los físicos, fue de los que no dudaban en hablar del espíritu y de la conciencia, diciendo que estamos hechos de materia y de espíritu y que por tanto, es necesario tener nociones tan científicas sobre el problema del Espíritu, como las que se tienen sobre la Materia.

Extracto de la obra ¿Y la Divinidad en todo esto? Entrevista con Erik Pigani publicada en febrero de 1998, algunos meses antes de su muerte: - Para volver a la creación del Universo, ¿entonces usted está íntimamente convencido de que no ha sido creado por azar? - Para mí, es una certeza. Hace poco tiempo eso se verificó de manera científica, y toda la prensa se hizo eco. Ello porque los astrofísicos disponen hoy de instrumentos fantásticos para verificar sus teorías, como los ordenadores que pueden recrear las condiciones iniciales del nacimiento del Universo. Entonces, ellos se entretienen mucho construyendo   “Universos de juguete”. Los cálculos son complicados, sin duda, pero el proceso es simple: se programan los parámetros físicos conocidos, y se activa la máquina. Como le decía, se trata de la velocidad de la luz, de la masa de las partículas, etc. Ahora bien, si se introducen en el ordenador los parámetros correctos, se obtiene nuestro Universo. Pero si se cambia aunque sea un solo decimal de una sola constante física, se asiste a una serie de catástrofes a cual más espantosa: el Universo se desmorona sobre sí mismo, o es demasiado caliente, o demasiado frío. ¡Por tanto la Vida no puede aparecer! 

Big-bang, ¿ qué es?

Dios no es la eternidad, no es el infinito, pero es eterno e infinito. No es ni el tiempo ni el espacio, pero ha existido desde siempre y su presencia está en todas partes. (Isaac Newton)

La teoría del Big-bang nació en los años ‘30 a partir de las investigaciones de Alexander Friedmann (18881925), de George Le Maître (1884-1966) y de Georges Gamow (1904-1968), investigaciones surgidas de la observación y de las teorías de la física. La existencia del Big-bang hubiera podido ser predicha por Albert Einstein (1879-1955), pero él no creía que el Universo podía evolucionar. Esta es una teoría sobre la que está de acuerdo una gran mayoría de científicos. El término Big-bang fue inventado por el cosmólogo y astrónomo inglés Fred Hoyle. Él era el principal detractor de la teoría del Big-bang y para designarla, inventó el término BigBang que le parecía sonoro. Eso gustó al gran público de los años 50 y desde entonces se convirtió en el término que designa esta teoría.

Hubert Reeves, astrofísico, director de investigaciones en el CNRS (*) compara el Big-bang con un guión, el del pasado: “Ciertos guiones son más creíbles, tienen a su favor más pruebas que otros. No es necesario considerar la teoría del Big-bang como la verdad. En la ciencia no hay verdad, hay una plausibilidad. (*) Centro Nacional de Investigación Científica. (N. del T.)

Esta plausibilidad es compartida por numerosos físicos, astrofísicos y científicos; sin embargo, quedan algunas «nebulosas» que, sin duda, el tiempo llegará a disipar. Por ejemplo, de la composición de este Universo nacido del Big-bang se conoce solamente el 5% (átomos, moléculas, electrones, etc.). Otra forma de materia llamada materia negra (o materia sombría) está compuesta de partículas macizas no detectadas hasta hoy, que entran en la composición total en alrededor del 25%, así como otra forma de energía cuya naturaleza es mal conocida, pero que podría ser una constante cosmológica, llamada genéricamente energía negra, y que entra en la composición del contenido material del Universo en un 70 %.

Entonces, el 95% representa alguna cosa que está allí pero de cuya naturaleza no se tiene ni la menor idea”. Nuestro Universo habría nacido entonces hace 13,7 millares de años, pero, ¿ qué dice al respecto el físico Paul Langevin a título póstumo?: “No existe el comienzo del Universo, los astrofísicos establecen una génesis de lo que ellos llaman el Big-bang, haciendo creer al público que antes no existía nada. Eso es un absurdo que hay que denunciar. En efecto, el Universo no tiene ni comienzo ni fin, y eso de lo que hablan los hombres está limitado a su propia observación. El Padre es una unidad amorosa y eterna cuyo pensamiento dirige al espacio el nacimiento de los espíritus individualizados. Quien se atreva a afirmar que el Universo tiene límites reniega de la noción de infinito y, por consiguiente, no puede responder a las exigencias de la verdadera ciencia. Ser científico, es ante todo reconocer que el hombre no sabe sino pocas cosas, no en un vasto Universo, sino en un Universo sin fin. Ser científico, es admitir que aún es preciso aprender sin escuelas, sin definiciones, sin prejuicios y sin definiciones materialistas. Ser científico, es admitir que no hay límites al milagro de la vida y, por consiguiente, no anatematizar al que cree en el espíritu, al que está más cerca de la verdad porque ha superado la materia. Ser científico, en el sentido noble del término, tiende más a un estado de espíritu que al nivel de los conocimientos. El conocimiento es una herramienta, no es el saber total. El amor aliado a la inteligencia es más fuerte que todas las facultades de la tierra juntas”. (Paul Langevin - mensaje 1987) Sin duda es antinómico para un físico exponer una noción de infinito, en la medida en que no puede haber física sin medidas, es decir sin referencias concretas. Dentro de esta perspectiva, el estatuto de los Universos infinitos no se puede defender pues toda teoría física implica números como tal, forzosamente repartidos en un intervalo finito. Por consiguiente, un Universo infinito, situado fuera del dominio de las medidas, se excluye ipso facto del marco de la física. Si bien la noción de infinito tiene una utilidad en matemáticas, no tiene ninguna en física. Por el contrario, la aparición del infinito en una teoría física, determina que esta última simplemente es falsa, o al menos incapaz de manejar la situación en la cual se presente la aberración. Y sin embargo, tal como lo dice el físico Jean-Pierre Luminet: 

“Con frecuencia los físicos han tratado de eludir la cuestión del infinito, a la que consideran demasiado metafísica. Ahora bien, eliminado el infinito, éste, como la esfinge, no cesa de renacer de sus cenizas. Ha sido necesario esperar el comienzo del siglo XX para una rehabilitación parcial del infinito en la física. La teoría cuántica, la cosmología relativista o los modelos de agujeros negros han hecho surgir nuevos infinitos. Desde entonces, finito e infinito se codean en el propio seno de los modelos”.

La marcha de la ciencia, como la del progreso, debe alcanzar su emancipación, pero, ¿hacia qué?

Uno acumula conocimientos a una velocidad loca, y el número de científicos no cesa de incrementarse en toda la historia de la humanidad. Pero, de ese montón de informaciones sobre asuntos cada vez más puntuales, ¿se llega a precisar una visión del mundo y del Universo, a la vez científicamente coherente, y que responde a las preguntas que cada uno se hace desde que está en edad de hacer preguntas? ¿Qué es el mundo y qué hago yo en él? ¿Antes del Big-bang, la amnesia del Universo? De la nada no puede nacer ninguna cosa y si hace 13,7 millares de años se produjo una explosión, ¿ cuál fue la fuente?

Desde hace más de medio siglo, el modelo estándar del Big-bang se ha impuesto en el mundo científico y entre el gran público informado. Pero una pregunta queda sin respuesta: “¿Qué había antes del Big-bang?” Dilucidar esta cuestión entraña ya otra: “¿Y qué pasaba antes?” La respuesta es que no hay “anterior”, ya que “antes” el tiempo no existía. Pero justamente después, súbitamente el tiempo, el espacio y la materia se decidieron a existir. No todos los físicos piensan que el tiempo comenzó con el Big-bang. Pero, ¿ qué sucede con el momento cero?

En efecto, todo el período en el cual el Universo tenía menos de 10-43 segundos (diez millonésimas de mil millonésima, de mil millonésima, de mil millonésima, de mil millonésima parte de segundo) siempre escapa a los cosmólogos. Estamos frente a un verdadero problema conceptual que da testimonio de nuestro fantasma de atribuir al Mundo una fecha de nacimiento: el tiempo cero es un instante dentro de un tiempo que aún no existe. Un 10-44 de segundo probablemente no existe. El momento cero sería entonces una suerte de infinito, un horizonte inaccesible. El cero, igual que el infinito, no tiene equivalente real. Son pues dos conceptos abstractos que no entran en las leyes de la física donde todo se mide. Pero, ¿ qué pasa con el azar, término tan a menudo empleado por los científicos? ¿Es realmente científico proponer el azar en la fuente del universo, en la fuente de la vida? Por definición, el azar no es científico pues el azar es la ausencia de leyes. Ahora bien, la ciencia es ante todo la búsqueda de las leyes que rigen el Universo. Por consiguiente, no se puede hacer investigaciones científicas y colocarse a la vez detrás del azar.

Valiente testimonio de un sabio ateo: “Dios no existe: estoy obligado a creer que existo por azar, gracias a un proceso evolutivo que, milagrosamente, partiendo de la nada llega a una obra maestra, violando constantemente las leyes fundamentales de la ciencia y del simple sentido común. ¿Han comprobado ustedes que las cosas se mejoran por sí mismas cuando las dejan abandonadas? ¡Yo no!” (Jean Rostand - biólogo) 

El Big-Bang: extracto del libro de K. Chateigner De Dieu à l’Homme et aux Univers (De Dios al hombre y a los Universos)

LE JOURNAL SPIRITE N° 92

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