sábado, 3 de junio de 2023

Legítima visión espírita de Jesús de Nazaret

 INQUIETUDES ESPÍRITAS

1,. Amar al prójimo como a si mismo no es suficiente.

2.- Espíritus en sufrimiento

3.- La universalidad de la Reencarnación

4.-Legítima visión espírita de Jesús de Nazaret

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AMAR AL PRÓJIMO COMO A SÍ MISMO, NO ES SUFICIENTE

                                                                           


Para muchos de nosotros sonará familiar la frase “recoge tu cuarto”. Sea porque la recordamos de nuestra niñez y adolescencia o porque la hemos utilizado en los años de niñez y adolescencia de otros. Parte de la premisa de que hay desorden en la habitación, se crea la expectativa de que haya orden y se le impone a la persona encargada de ese espacio que comprenda lo que se espera. Posiblemente has ido a ver el fruto de haber “recogido el cuarto” y encontrar las cosas amontonadas en otro lugar, apiñadas en una esquina o simplemente desplazadas con igual desarreglo de un lugar de la habitación a otra.

Esta cotidiana escena para muchos nos puede servir de gran enseñanza sobre la vida propia y la vida en sociedad, así como el por qué, a veces, repetir “amar al prójimo como a sí   mismo” no es suficiente para algunos.

La persona que generó el desorden se siente dueña de ese espacio. Lo arregla y desarregla a su gusto. Podría ser que lo que otros ven como desorden sea una manera distinta de dejar accesibles sus pertenencias. Lo que es orden para unos es visto como desorden por otros. La expectativa del otro, de que se sobrentienda lo que implica el orden esperado, es fuente de frustración y exasperación para algunos adultos. Lo que yo esperaba no se encontró con el   resultado obtenido. Pero desde la otra perspectiva, desde la de quien recibió la orden de recoger, lo que parecía práctico y al alcance, fue efectivamente reubicado para que no estorbara. Se cumplió con lo mejor que comprendió. Si analizamos esta escena desde la distancia y objetivamente, procurando explorar ambas perspectivas, ambos estaban en lo correcto y no había intención dañina, malevolencia o deseos de incomodar en ninguna de las dos acciones, la de exigir orden y la de ordenar de alguna manera. 

Si la comunicación fuese efectiva y asertiva, todo quedaría claro y se evitarían los   malentendidos o interpretaciones parciales.

Muchos individuos pasan la vida pensando qué decir y que repetir palabras o frases nobles se traducen de igual manera para todos y son interpretadas de manera universal. No es así.

El contexto, la intención y la clara indicación de lo que se espera y significa pueden ayudar a comunicar mensajes que sí sean claramente comprendidos. Pensar que toda persona que abraza una creencia, una fe o una espiritualidad de forma particular entiende todo de manera clara, crea una falsa expectativa. Lo vemos a diario.

Todos los individuos que se mueven en un contexto cultural de influencia judeocristiana   están familiarizados con la frase “amar al prójimo como a sí mismo”; pero esta se presta a   múltiples interpretaciones por sí sola.

Un grupo de individuos piensan que la mujer no debe ocupar el mismo sitial que el hombre en su congregación. Esta no puede predicar dentro del salón de culto, pero sí fuera de él. Aceptan que el hombre es la cabeza de la familia y la mujer le debe obediencia. No solo lo ven   así los hombres de esa fe, sino que las mujeres de dicho culto así lo aceptan. En fin, ellos están “amando al prójimo como a sí mismos”, porque no están agrediendo, amedrentando o menospreciando a la mujer según su perspectiva, sino que le están dando un sitial distinto y protegiéndola para que pueda dedicarse a otras tareas. Estas personas, están cumpliendo con el amar al prójimo como a sí mismos, de manera literal desde su visión, pero no de manera equitativa y amplia.

En otro ejemplo, los seguidores de cierta secta entienden que el mundo entero debía ser   convertido a sus ideas. Crearon misiones mundiales y salieron a convencer a todos. Envían a sus jóvenes a países lejos de su hogar para que ayuden a las personas que puedan, acompañen a los ancianos solitarios en sus hogares y estudien junto a ellos sus libros sagrados, con el fin ulterior de convencerles de que su camino es el correcto.

No obstante, los individuos que tuviesen un color de piel que no fuese claro, blanquecino, o puro, serían los herederos de una maldición divina y no podrían aspirar a posiciones, lugares o voz y voto en la administración de dicha iglesia. Claro está, todo esto cambió cuando súbitamente sus filas de seguidores fueron mayoritariamente de tez oscura y una “revelación divina” les indicó que se debía reinterpretar el texto sagrado y su doctrina. Todas estas personas estaban amando al prójimo, pero actuaban con prejuicio, segregación y discriminación.

Así como estos dos ejemplos de la vida real, podríamos citar muchísimos de los que   conocemos en el amplio y escabroso campo de la fe y la creencia. Amar al prójimo como a sí mismo no es un comando acompañado de instrucciones claras, porque está sujeto a la   interpretación, la justificación y la conveniencia de quienes lideran y quienes ciegamente   siguen. Si cuando hablamos de amar al prójimo no incluimos conceptos como equidad, igualdad, inclusión, respeto, desinterés, justicia, educación, libertad, pluralismo, alteridad, oportunidad, homoafectividad, desarrollo y responsabilidad, no estamos hablando el mismo idioma.

En una realidad en la que las palabras predominan sobre el pensamiento que las genera; en   una encarnación donde las palabras pueden ser hábilmente manejadas para llevar un significado distinto; en una etapa transitoria en la que las palabras pueden ser acomodadas a nuestra conveniencia, es innegable la necesidad de explicar, ampliar, abundar y ser concisos en lo que se pretende comunicar. “...Las creencias reprobables son aquellas que arrastran al mal”, se nos indica en la pregunta 838 de El Libro de los Espíritus. Si llevar a las personas a perpetuar actitudes machistas, excluyentes, racistas, clasistas, xenofóbicas, homofóbicas y discriminatorias no es arrastrarlas al mal, entonces no hemos comprendido nada de lo que es el mensaje espiritista.

   Por eso, amar al prójimo como a sí mismo será suficiente, solo cuando tengamos en   perspectiva todo lo que ello implica para el bien absoluto de otros, así como para nosotros mismos.

José Arroyo (Vicepresidente Regional de CEPA para Centroamérica y el Caribe)

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       ESPÍRITUS EN SUFRIMIENTO

AUGUSTO MICHEL

El Havre, marzo de 1863.

   Éste era un joven rico, amigo de tratarse bien, y que gozaba amplia y exclusivamente de la vida material. Aunque inteligente, la indiferencia por las cuestiones serias era el fondo de su carácter. Sin maldad, antes bueno que malo, era amado por sus compañeros de placer y buscado en la alta sociedad por sus cualidades de hombre de mundo. Sin haber hecho mal, tampoco había hecho el bien.
    Murió a consecuencia de la caída de su carruaje en el paseo. Evocado algunos días después de su muerte por un médium que le conocía indirectamente, dio sucesivamente las comunicaciones siguientes:

8 de marzo de 1863. “Estoy apenas separado de mi cuerpo, así es que difícilmente puedo hablaros. La terrible caída que ha hecho morir a mi cuerpo pone a mi espíritu en gran perturbación.
Temo por lo que va a ser de mí, y esta incertidumbre es cruel. El horrible sufrimiento que mi cuerpo ha experimentado no es nada, comparándolo a la turbación en que estoy. Orad para que Dios me perdone. ¡Oh, qué dolor! ¡Oh, gracias, Dios mío! ¡Qué dolor! Adiós.”

18 de marzo. “Yo vine a vos pero no pude hablaros sino muy difícilmente. Aun en este
momento no puedo comunicarme sino con trabajo. Sois el único médium a quien puedo pedir oraciones para que la bondad de Dios me saque de la turbación en que estoy. ¿Por qué sufro aún, cuando mi cuerpo no sufre? ¿Por qué este dolor horrible, esta terrible angustia, existe siempre?

¡Orad, oh, orad para que Dios me conceda el reposo!... ¡Oh, qué cruel incertidumbre! Estoy aún adherido a mi cuerpo. Difícilmente veo en dónde puedo estar. Mi cuerpo está allá..., ¿y por qué estoy allí siempre? Venid a orar sobre él, para que pueda separarme de esta opresión cruel. Dios tendrá a bien perdonarme. Así lo espero. Veo los espíritus que están cerca de vos y por ellos puedo hablaros. Orad por mí.”

6 de abril. “Soy yo que vengo a vos para pediros oréis por mí. Sería preciso que vinierais al lugar donde yace mi cuerpo, a rogar al Todopoderoso para que calme mis sufrimientos. ¡Sufro!
¡Oh, sufro! Id a ese lugar, es necesario, y dirigid al Señor una plegaria para que me conceda el perdón.
Veo que podré estar más tranquilo. Pero vuelvo sin cesar hacia el paraje donde se ha colocado lo que ha sido mi yo.”


El médium, no dándose cuenta de la insistencia del espíritu que le pedía fuese a orar sobre su tumba, había descuidado hacerlo. Sin embargo, fue a ella más tarde, y recibió la comunicación siguiente:

11 de mayo. “Os esperaba. Aguardaba el momento en que vendríais al lugar donde mi
espíritu parece enclavado en su envoltura, a implorar al Dios de las misericordias para que su bondad calme mis sufrimientos. Podéis hacerme bien con vuestras oraciones. No os canséis, os lo 
suplico. Veo cuán opuesta ha sido mi vida a lo que debía ser, veo las faltas que he cometido. He sido un ser inútil en el mundo. No he hecho ningún buen empleo de mis facultades, mi fortuna no ha servido sino para satisfacer mis pasiones, mis gustos, mi lujo y mi vanidad, no he pensado más que en los goces del cuerpo y no en mi alma. ¿Descenderá sobre mí la misericordia de Dios, pobre espíritu que sufro aún por mis faltas terrestres? Rogad para que me perdone, y para que sea librado de los dolores que siento aún. Os doy gracias por haber venido a orar por mí.”

8 de junio. “Puedo hablaros, y doy gracias a Dios por haberlo permitido. He visto mis faltas y espero que Dios me perdonara. Seguid siempre vuestro camino según la creencia que os anima, porque os reserva para más adelante un descanso que no tengo todavía. Gracias por vuestras oraciones. Hasta la vista.”

     La insistencia del espíritu en que fuese a orar sobre su tumba es una particularidad notable, pero que tiene su razón de ser, si se considera cuán tenaces eran los lazos que le retenían a su cuerpo, y cuán larga y difícil era la separación, a consecuencia de la materialidad de su existencia.
    Se comprende que, acercándose al cuerpo, la oración podía ejercer una especie de acción magnética más poderosa para ayudar al desprendimiento. El uso casi general de orar junto al cuerpo de los difuntos, ¿no provendría de la intuición inconsciente que se tiene de este efecto? La eficacia de la oración en este caso tendrá un resultado a la vez moral y material.

EL CIELO Y EL INFIERNO. ALLAN KARDEC

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LA UNIVERSALIDAD DE LA REENCARNACION


 

 

La palabra "reencarnación", en Francés, fue creada por Allan Kardec en la segunda mitad del Siglo XIX, y traducida simultáneamente por sabios de la época, por "rencarnation", en Inglés, y, para el español, reencarnación, cuyo significado etimológico en todas esas lenguas es "acción de nuevo en la carne", esto es, el retorno del espíritu a un nuevo cuerpo. 

Hasta entonces, se utilizaba en general el término renacimiento, entre casi todos los pueblos, para designar la idea de lo que entendemos hoy por reencarnación. Pero se empleaban también otros vocablos, para expresar ese fenómeno de la búsqueda de un nuevo cuerpo, por parte del espíritu desencarnado.

Y entre esos vocablos se destacan: Transmigración, Metempsicosis, Metempsomatosis y Resurrección. La Metempsicosis, más común entre los Hinduistas, admite que el espíritu pueda volver reencarnado, en un ser biológico de otra especie no humana. 

La Metempsomatosis, es una palabra creada que quiere decir cambio de cuerpo, puesto que, en realidad, el cambio es del cuerpo, y no del espíritu. 

Ya en el caso de la palabra “Resurrección”, palabra muy usada en la Biblia, esta era de sentido ambiguo para los Judíos, pues ellos no sabían exactamente si la resurrección seria del espíritu o del cuerpo, aunque prevaleciese más el sentido de la resurrección del espíritu, mientras que el Cristianismo optó  por la  resurrección del cuerpo, cuando fue prohibida por el clero, la divulgación de la reencarnación.

Así fue que, en el Credo Católico, se introdujo la expresión "creo en la resurrección de la carne", al lugar de "creo en la resurrección del espíritu", consecuente con la enseñanza y exégesis bíblicos racionales y no dogmáticos, pues en la Biblia y en el Nuevo Testamento, consta claramente que la resurrección es del espíritu. 

Ejemplifiquemos lo que estamos diciendo con una frase de Pablo Apóstol: "Hay dos cuerpos, uno natural y otro espiritual, y resucita el cuerpo espiritual" (1 Corintios 15: 44).


Nota de Cassio Lópes: Esta es una de las partes del nuevo testamento, que fue más alterada por nuestros hermanos evangélicos y católicos. La traducción que hace José Reis es del original de los primeros evangelios.


Así, quienes creen en la reencarnación, no niegan la resurrección, tal como afirman, frecuentemente, algunos anti-reencarnacioncitas.

Por el contrario, hay quienes creen en más de una resurrección, o sea, la resurrección del espíritu en el mundo espiritual, después de la muerte de su cuerpo, la resurrección del espirito en su nueva reencarnación, en un nuevo cuerpo que nace, y la resurrección definitiva del espirito en el mundo espiritual, cuando se libera de la materia carnal en nuestro Planeta Tierra.

Un espíritu en esas condiciones, solamente vuelve a reencarnar o resucitar en un nuevo cuerpo aquí en la Tierra, si por voluntad propia lo quiere, para, por ejemplo, cumplir una misión especial en bien de la Humanidad. 

Y quien creó la frase "creo en la resurrección de la carne" fue el reencarnacionista San Atanasio, la cual forma parte del retocado Credo de su autoría, rezado en las misas, no siendo esta, pues, de la Biblia.

San Atanásio debería haber querido decir pues, "creó en la resurrección en la carne", y no "DE LA CARNE". 

Y  podría  también haber querido expresar lo siguiente: "Creo en la misericordia de Dios, que hará resucitar para mí una nueva carne, un nuevo cuerpo carnal, para que Yo pueda continuar  mi evolución espiritual en mi peregrinación terrena". 

Jamás existió en la Historia de la Humanidad una creencia tan poderosa como la Doctrina de la Reencarnación, que algunos investigadores modernos prefieren llamar  Teoría de la Reencarnación.

Esta siempre existió en todos los Continentes, en todas las épocas y en todas las religiones. En  Occidente, a causa de la represión inquisitorial, resurgió con toda fuerza, después de haber sido perseguida por la Iglesia durante cerca de mil años.

Y esto pasó con el surgimiento del llamado Neo-Espiritualismo, un movimiento de nuevas ideas espiritualistas independientes, de las merece destacar el surgimiento del Espiritismo y de la Sociedad Teosófica, así como el renacimiento de la Masonería y de los Templarios. Todos estos hechos fueron sucedidos en el pasado Siglo XIX, el "Siglo de las Luces".

Y fueron esos movimientos filosófico-religiosos que hicieron frente al materialismo representado por el Positivismo, el Darwinismo  y el Marxismo, entre otros, pues la Iglesia, con su Filosofía y Teología, era impotente para eso. Además, las enseñanzas dogmáticas de la Iglesia estaban creando más ateos que adeptos. 

Entonces, la Iglesia procuró reorganizarse. Pero no pudo contener las nuevas ideas racionales, que pasaron a conquistar los medios católicos, mereciendo destacar entre ellas la de la Reencarnación, que, en algunas partes de Occidente, principalmente en Brasil, llega a tener la adhesión de cerca del 70% de los católicos. En  Oriente, como se sabe, esa cifra alcanza prácticamente 100% de la población. 

Y, en la actualidad, la Teoría de la Reencarnación, va teniendo el respaldo de renombrados científicos de varios segmentos de la Ciencia, como de la Psiquiatría, Neurología, Psicología, Genética  y Física Quántica. 

 

La "Word Christian Enciclopedia" de la Iglesia Anglicana de Inglaterra, editada por la Universidad de Oxford (Time-Life nº 18), dice lo siguiente: "500 investigadores y 121 consultores, después de visitar 212 países, concluyeron que, en el año de 2000, la población de la Tierra alcanzaría 6.260.000.000 de habitantes, y que 2/3 de esa población, esto es, cerca de 4.000.000.000 de personas, serian reencarnacionistas". 

Estos datos son contundentes, y, por si solos, bastan para demostrarnos, con una claridad meridiana, el carácter universal de la Teoría de la Reencarnación.

¡Solamente no lo ve, quien no lo quiere ver! Y esto es ser el peor ciego, según el Maestro de la Galilea. 

 

-JOSÉ REIS CHAVES- (Belo Horizonte, MG), escritor, conferencista, locutor radiofónico, parapsicólogo, teósofo, biblista, ex-seminarista redentorista y  profesor de portugués y literatura.

 

Adaptación: Oswaldo E. Porras Dorta


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LEGÍTIMA  VISIÓN  ESPÍRITA  DE  JESÚS   DE NAZARET 


En medio de la creciente proliferación de ideas exóticas en el seno de nuestro movimiento, sobretodo nos preocupan aquellas cuyo resultado es la tergiversación de la legítima visión espírita de Jesús de Nazaret.

   Existen algunos espíritas inquietos e invigilantes que desean apartar a Jesús del Espiritismo. Son personas dotadas de una mayúscula insensatez que regurgitan sus santas ignorancias y las torturantes cantinelas de que Jesús no es el único modelo de amor absoluto(?). Alegan que sería injusto que 2/3 de la población de la Tierra que "nunca" oyeron hablar del Mesías, quedasen "huérfanos" de sus lecciones. Según la revista alemana Der Spiegel, el panorama estadístico de los religiosos actuales en el Orbe es el siguiente: Cristianos no católicos (17%), Cristianos católicos (16,9%), Musulmanes (23,1%), Hindúes (13,0%), Budistas (6,1%), Judíos (0,2%) y otros (23,7%). Obsérvese que 1/3 de la humanidad procura seguir las enseñanzas de Jesús, y para la creencia de los otros 2/3 que "no conocen" a Cristo, a pesar del mundo globalizado actual, existieron y existen otros seres luminarias, pero todos ellos fueron, son y serán discípulos de Jesús.(*)

   En verdad Jesús, durante milenios, envió a sus emisarios para instruir pueblos, razas y civilizaciones con conocimientos y principios de la ley natural.
   Además de eso, hace dos mil años que vino personalmente a ratificar los conocimientos ya existentes, dejando la Buena Nueva como patrimonio de toda la Humanidad. Examinando el trayecto histórico de las civilizaciones, identificamos que en todos los tiempos hubieron misioneros, fundadores de religiones, filósofos, Espíritus Superiores que encarnaron aquí, trayendo nuevos conocimientos sobre las Leyes Divinas o Naturales, con la finalidad de hacer progresar a los habitantes de la Tierra. Entretanto, por más admirables que hayan sido sus misiones, ninguno se iguala al Adorable Nazareno. Además, todos ellos estuvieron al servicio del Maestro incomparable, el Guía y Gobernador Espiritual de este mundo de expiación y pruebas.
   Allan Kardec, en la introducción de "El Evangelio Según el Espiritismo", escoge dentro de las cinco partes de Enseñanza Moral, la única que no está sujeta a controversias, pudiendo inclusive unir todas las creencias en torno a su mensaje universal. En la Tierra, donde se multiplican las conquistas de la inteligencia,(algunas resbalan y se entierran en zanjas profundas de las retóricas vacías) y se hacen más complejos los cuadros  del sentimiento arrugado por el materialismo. Sepamos que Él " en el campo de la Humanidad (fue el único) orientador completo, irreprensible e incuestionable, que renunció a la compañía de los ángeles para vivir y convivir con los hombres".
    En los tiempos aúreos del Evangelio, el apóstol Pedro, médium, definió la trascendencia de Jesús, revelando que Él era "el Cristo, el Hijo de Dios vivo". En el siglo ;XIX el Espíritu de la Verdad, afirma ser Él "el Conductor y Modelo del Hombre". Para el célebre pedagogo y genio de Lyón, el Cristo fue un Espíritu superior del orden más elevado, Mesías, Espíritu Puro, Enviado de Dios y, finalmente, Médium de Dios. "No hay duda de que Jesús fue el adoctrinador Divino por excelencia, el "Médico Divino", según André Luiz. A su vez Emmanuel lo denomina "Director angélico del orbe y Síntesis de Amor Divino".
    Cuando Allan Kardec cuestionó a los Espíritus sobre quien había sido el ser más evolucionado de la Tierra, recibió una respuesta tan corta como profunda:  "¡ Jesús¡". Su lección es no solamente la piedra angular del Consolador Prometido, de la Doctrina de los Espíritus, sino que como regla de medida, es el referencial universal con el que marcamos nuestro proceder, nuestro avance o nuestro retiro en el proceso de espiritualización que nos propusimos: la visión real de lo que somos en lo íntimo de nuestra conciencia y cuanto de cerca o de lejos estamos del amado Maestro Jesús que nos exorta a amarnos unos a otros como Él nos amó. Amado por unos, odiado por otros, indiferente para muchos, Jesús dejó enseñanzas muy simples y muy profundas, Él aplicó la filosofía que difundía, desconcertando a los enemigos gratuitos, granjeándose apoyos en el pueblo y confundiendo a los restantes . A los Espíritas sinceros nos cumple no perder de vista esa realidad de suma importancia- la total vinculación del Espiritismo con las enseñanzas de Jesús, el Cristianismo primitivo, por la base moral común de ambos, sin desvíos impuestos por el interés de los hombres.
    Él vela por la nave terrestre y Se compadece de cada uno de nosotros, facultándonos recomienzo y paz. Cada palabra que el Maestro plasmó en la atmósfera terrestre se dirige a todos nosotros, ayer, hoy y siempre, independientemente de donde podamos estar o de lo que hagamos. El Galileo trasciende las dimensiones del análisis convencional y del grado de desarrollo científico, moral o espiritual del mayor de nuestros intelectuales, por cuanto que Él ya era constructor de todo nuestro Sistema Solar, incluso cuando se presentó la vida en nuestro planeta.
- Jorge Hessen-

(*.- Emmanuel explica que los  Capelinos, al ser recibidos por Jesús, habrían guardado las reminiscencias de su planeta de origen y de las promesas de Cristo, que las fortaleció a lo largo del tiempo, " enviándoles periódicamente a sus misioneros y mensajeros. Los enviados del infinito hablaron en la China milenaria, en Egipto, en Persia, etc.)

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