sábado, 24 de junio de 2023

La Doctrina Espírita

 INQUIETUDES ESPÍRITAS

1.- El Cáncer, en la visión espírita

2.- Lo que es Dios, en la visión espírita

3.- El lenguaje que se debe tener con los Espíritus

4.-  La Doctrina Espírita

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       EL CÁNCER, EN LA VISIÓN ESPÍRITA

                                  

   Quien ha tenido un pariente aquejado de cáncer, que es una enfermedad devastadora, bien sabe lo doloroso que es. Pero esta enfermedad, así como otras enfermedades, son parte de la Justicia Divina y de la bondad de Dios, que siempre está en ejercicio en nuestras vidas.

 Pero, ¿ por qué las personas lo sufren a veces de una forma tan agresiva y muchas veces les llevan a la muerte?. El cáncer, como cualquier otra enfermedad, es una especie de depuración del Espíritu. Es como si se estuviese siendo realizado un proceso de limpieza en el Espíritu, pues todos los sentimientos ruines que son absorbidos se reflejan en dolencia para el cuerpo. Son actitudes, pensamientos y sentimientos ruines que el cuerpo materializa y convierte en dolencia.

  Muchas veces, las decepciones y los impactos emocionales descontrolan el psiquismo y, por consiguiente, el organismo de las personas, causando cáncer. El cáncer también puede ser el resultado de conflictos emocionales y existencias mal resueltas en la vida de las personas, y todo ello va siendo acumulado, guardado en el psiquismo y el cuerpo lo intenta resolver mediante la enfermedad.

De una forma popular, solemos decir  "que la enfermedad venció a la persona que muere de un cáncer", y muchas veces esta busca la cura  en las religión, pero aun así acaba falleciendo, ¿Por qué sucede esto?-

¿ Qué nos viene a decir el Espiritismo sobre esto?. En realidad, la persona no murió por la enfermedad, sino que se curó en función de ella, porque la enfermedad es una cura para el Espíritu y la muerte solo es como una coma en la historia de su evolución.

Un Espíritu dijo en una psicografía: " Aquello que fue maligno para la carne, fue benigno para el Espíritu".
Vamos a pensar en la metamorfosis de la mariposa: Antes de ser mariposa, fue un capullo y antes fue una oruga, nos vamos al momento en que la oruga rompe el capullo, transformada en una linda mariposa. Entonces la enfermedad es el capullo que fortalece las alas espirituales, para que se puedan hacer vuelos más amorosos y más conscientes de la sabiduría y del amor del Padre para con nosotros.
Entonces, todas las pruebas que las personas pasan son parte del mundo en que vivimos, un planeta de pruebas y expiaciones, y las pruebas nos vienen a decir que debemos mejorar en algún aspecto como seres humanos.
Debemos tener conciencia de que no somos poca cosa, somos hijos de Dios, hermanos de Jesús, y eso es lo que nos hace grandes frente a los problemas que enfrentamos en este mundo.
Ya lo dijo Jesús: " Bienaventurados los afligidos, porque ellos serán consolados", entonces todo en la vida es pasajero, o sea, no debemos absorber el mal, debemos entregar todo en las manos de Dios que es nuestro Padre, y no quiere sino nuestro bien, para todo existe una razón y nada sucede por casualidad.
Raquel Alexandre del Grupo " Espiritismo en Kardec".

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LO QUE ES DIOS, EN LA VISIÓN ESPÍRITA


Cuando un amigo me preguntó por qué yo era Espírita, seguidor de la Doctrina Espírita codificada por Allan Kardec, le respondí diciendo que porque aceptaba sus principios fundamentales, a saber: 1) La existencia de Dios; 2) La inmortalidad del Alma, pues ella vive después de la muerte del cuerpo; 3) La Evolución del Espíritu hasta alcanzar la perfección, a través de las Reencarnaciones; y 4) La Comunicación de los Espíritus Desencarnados con los Encarnados. Claro está, que al hacerme Espírita, comprendí la necesidad de modificarme moralmente y convertirme en un hombre de bien. Esto fue lo que afirmó Kardec en el Evangelio según el Espiritismo : " El verdadero Espírita es reconocido por su transformación moral y por los esfuerzos que hacer para dominar sus malas inclinaciones".
Respecto a la idea de Dios, encontramos en la Cuestión nº 1 de El Libro de los Espíritus, la siguiente definición: " Dios es la Inteligencia Suprema del Universo y la causa primera de todas las cosas".
Esto es una síntesis magistral del Creador, o sea, que por encima de todas las inteligencias que existen en el Universo, está por tanto, la inteligencia Divina, y que Ella creó todo lo que existe, tanto el mundo material como los espíritus encarnados y desencarnados.

Con relación a ser Él la causa de todo lo que hay en el Universo, el mejor argumento es el de la propia ciencia, o sea, el de que "no hay efecto sin causa". Entonces, procurando la causa de todo lo que existe en el Universo y que no ha sido obra del hombre, concluiremos lógicamente de que se trata de la obra de Dios. Vale aquí recordar que Voltaire, un personaje notable del pensamiento francés, afirmó con su raciocinio práctico sobre la existencia del Creador:
" El Universo me espanta y no puedo imaginar que este reloj exista si no ha tenido antes un relojero".
De hecho podemos afirmar que ese "gran reloj ", inconmensurable mecanismo del Universo, fue proyectado por una inteligencia que denominamos- Dios, el Gran Arquitecto. Eso confirma lo que el salmista aseveró: " Los cielos declaran la Gloria de Dios y el firmamento las obras de Sus manos". En resumen, que Dios es el Padre Nuestro que nos enseñó Jesús en la Oración Dominical.

- Antonio Carlos Piesigilli -

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EL LENGUAJE QUE SE DEBE TENER CON LOS ESPÍRITUS

280. El grado de inferioridad o superioridad de los Espíritus, naturalmente, indica el tono que conviene tenerse con ellos. Es evidente que cuanto más elevados están, más derecho tienen a nuestro respecto, a nuestras consideraciones y a nuestra sumisión. No les debemos menos deferencia que cuando vivían y además por otros motivos: en la Tierra hubiéramos considerado su rango y su posición social; en el mundo de los Espíritus nuestro respeto sólo se dirige a la superioridad moral. Su misma elevación les pones sobre las puerilidades de nuestras formas aduladoras.

Por las palabras no es como podemos captar su benevolencia; es por la sinceridad de sentimientos. Sería, pues, ridículo, darles los títulos que nuestros usos consagran a la distinción de las clases y que, viviendo, podrían haber lisonjeado su vanidad; si realmente son superiores, no solamente no hacen caso de eso, sino que les disgusta. Un buen pensamiento les es más agradable que los honores más laudables; si fuese de otro modo no estarían más elevados que la Humanidad. El Espíritu de un venerable eclesiástico que en la Tierra fue un príncipe de la Iglesia, hombre de bien, y que practicaba la ley de Jesús, respondió un día a uno que le evocaba, dándole el título de Monseñor: “Al menos deberías decir ex Monseñor, porque aquí no hay otro señor que Dios; debes saber que yo veo algunos aquí que en la Tierra se arrodillaban delante de mí y ante los cuales yo mismo me incline ahora”.

En cuanto a los Espíritus inferiores, su carácter nos traza el lenguaje que conviene tener con ellos. En el número los hay que, aunque inofensivos y aun benévolos, son ligeros, ignorantes y atolondrados; tratarles del mismo modo que a los Espíritus formales, como lo hacen ciertas personas, sería lo mismo que si nos inclináramos delante de un aprendiz o de un asno cubierto con el birrete de doctor. En tono familiar es el más adecuado para ellos, y no se formalizan por esto; al contrario, se prestan a ello con gusto.

Entre los Espíritus inferiores los hay que son infelices. Cualesquiera que puedan ser las faltas que expían, sus sufrimientos son títulos tanto más grandes para nuestra conmiseración, pues ninguna persona puede vanagloriarse de evadirse de esta palabra de Jesús: “Que el que esté sin pecado le lance la primera piedra”. La benevolencia que les manifestamos es un consuelo para ellos; a falta de simpatía, deben encontrar la indulgencia que quisiéramos que se tuviera por nosotros.

Los Espíritus que revelan su inferioridad por el cinismo de su lenguaje, sus mentiras, la bajeza de sus sentimientos, la perfidia de sus consejos, seguramente son menos dignos de nuestro interés que aquellos cuyas palabras manifiestan su arrepentimiento; al menos les debemos la piedad que concedemos a los más grandes criminales, y el medio de reducirles al silencio es el de manifestarse superior a ellos. No se dedican sino a la persona que ellos creen que nada tienen que temer; porque los Espíritus perversos reconocen a sus señores en los hombres de bien como en los Espíritus superiores.

En resumen, sería tanta irreverencia el tratar de igual a igual a los Espíritus superiores, como ridículo el tener una misma deferencia para todos sin excepción. Tengamos veneración para los que lo merecen, reconocimiento para los que nos protegen y nos asisten; para todos los otros una benevolencia de la cual necesitaremos, puede ser, nosotros mismos un día. Penetrando en el mundo incorpóreo, aprendemos el modo de conocerle, y este conocimiento debe arreglar nuestras relaciones con aquellos que lo habitan. Los antiguos, en su ignorancia, les levantaron altares; para nosotros sólo son criaturas más o menos perfectas y no elevamos altares sino a Dios.

- El Libro de los Médiums -

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                               LA DOCTRINA ESPÍRITA
                                  



  Allan Kardec definió el Espiritismo como " la ciencia que trata de la naturaleza, del origen y del destino de los Espíritus y de sus relaciones con el mundo corporal". ( "Qué es el Espiritismo")
  Y añadía el Codificador:

  " EL Espiritismo es, al mismo tiempo, ciencia de observación y doctrina filosófica, como ciencia práctica, tiene su esencia en las relaciones que se pueden establecer con los Espíritus. 
   Como filosofía comprende todas las consecuencias morales que surgen de esas relaciones."
  
  En discurso pronunciado el día 1º de Noviembre de 1868, en la Sociedad Espírita de París (ver Revista Espírita, col. 12, año XI, Diciembre 1868), Kardec explicaba por qué había declarado no ser el Espiritismo una religión:
    " Porque no hay una palabra para definir dos ideas diferentes, y que en la opinión general la palabra religión es inseparable de la de culto; despierta, exclusivamente, una idea de forma, que el Espiritismo no tiene. Si el Espiritismo se dijese una religión, la gente no vería sino una nueva religión, una variante, si se quiere; dos principios absolutos en materia de fe; una casta sacerdotal con su cortejo de jerarquías. de ceremonias y privilegios; no lo separaría de las ideas de misticismo y de abusos, contra los que tantas veces se levantó la opinión pública..
 
 Todavía, declaró también, que hay  un sentido por el que el Espiritismo es claramente religioso. cuando establece un lazo moral entre los hombres; cuando los une, "como consecuencia de la comunidad de puntos de vista y sentimientos, la fraternidad y la solidaridad, la indulgencia y la benevolencia son mutuas".

  De hecho la Doctrina Espírita venía a sacudir los cimientos milenarios del misticismo, de la intolerancia, de la fe dogmática, del materialismo científico, era necesario que su autoridad tuviese apoyo en la verdad de la revelación divina y en las pruebas de los hechos, a fin de que no pudiese ser honestamente contestada en sus principios básicos, en los conceptos que expone.
   Entonces, sin duda, porque  ·El Espiritismo en la fase de doctrina científica (1848.1857), fue Revelación Divina como resultado de la iniciativa de los Espíritus, independientemente de la voluntad humana. En la fase de doctrina filosófica (1857-1864) fue consecuencia de las instrucciones de los Espíritus, deducida por el Hombre. En la fase de doctrina religiosa (después de 1864), fue la aplicación hecha por el Hombre de la Doctrina Espírita de 1857, a los fundamentos de la Religión Natural" -  ( Canuto Abreu, texto de "El Libro de los Espíritus", Primer centenario 1957

  Por tanto, tenemos que la Doctrina Espírita es inseparable en sus tres aspectos, y así debe ser estudiada, comprendida y practicada: Ella esclarece, comprueba y demuestra, racionalmente, la naturaleza espiritual del Hombre y su glorioso destino

(Trecho do libro Espiritismo Básico de Pedro Franco Barbosa, Segunda Parte, Postulados y Enseñanzas de la Doctrina Espírita)

PRINCÍPIOS BÁSICOS DE LA DOCTRINA ESPÍRITA


La existencia de Dios como Creador del Universo.

La existencia y sobrevivencia del Espíritu.

La intervención de los Espíritus en el mundo corporal.
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La justicia divina expresada en la Ley de Causa y Efecto

La Evolución Universal, constante y progresiva a la que los seres y los mundos están sujetos.

La pluralidad de las existencias basada en las oportunidades repetidas de la reencarnación.

La pluralidad de mundos habitados representando a la humanidad cósmica.

  Son estos los principios que constituyen el fundamento de la Doctrina Espírita. Sobre estas bases el Espiritismo constituyó su teoría científica de carácter filosófico y religioso.

- Tomado de la obra de Allan Kardec "El Espiritismo en su más simple expresión"

- Alexandra Albergaria -

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