miércoles, 28 de junio de 2023

Un mundo en transformación

   INQUIETUDES  ESPÍRITAS

1.- Máximas extraídas de las enseñanzas de los Espíritus (3 de 3)

2.- Los milagros

3.- Allan Kardec habla con un Espíritu ligero

4.- Un mundo en transformación

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MÁXIMAS EXTRAÍDAS DE LAS ENSEÑANZAS DE LOS ESPÍRITUS ( 3 de 3)

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41.  En sus aflicciones, mire debajo de usted y no por encima; piense en aquellos que sufren aún más que usted.

42. El desespero es natural para quien cree que todo acaba con la vida del cuerpo; es un contra sentido para aquel que tiene fe en el futuro.

43. El hombre, muchas veces es el artífice de su propia infelicidad en este mundo; si volviese a la fuente de sus infortunios, vería que la mayor parte de ellos son el resultado de su imprevisión, de su orgullo y avidez, consecuentemente de su infracción a las leyes de Dios.

44. La oración es un acto de adoración. Orar a Dios y pensar en Él, es aproximarse a Él y ponerse en comunicación con Él.

45. Aquel que ora con fervor y confianza, es más fuerte contra las tentaciones del mal, y Dios le envía buenos Espíritus para asistirlo. Es un auxilio que nunca es rechazado cuando es pedido con sinceridad.

46. Lo esencial no es orar mucho, sino orar bien. Ciertas personas creen que todo el mérito está en la extensión de la oración, mientras cierran los ojos a sus propios defectos. El rezo para ellos es una ocupación, un empleo del tiempo, pero no un análisis de sí mismos.

47. Aquel que pide a Dios perdón por sus errores no lo obtiene sino es cambiando de conducta. Las buenas acciones son la mejor de las oraciones, pues los actos valen más que las palabras.

48. La oración es recomendada por todos los buenos Espíritus; y más allá de eso, pedida por todos los Espíritus imperfectos como un medio de hacer más leves sus sufrimientos.

49. La oración no puede cambiar los designios de la Providencia, pero viendo que hay interés por ellos, los Espíritus sufridores se sienten menos desamparados; se vuelven menos infelices; ella exalta su coraje, estimula en ellos el deseo de elevarse por el arrepentimiento y la reparación, y les puede desviar del pensamiento del mal. Es en ese sentido que ella puede, no solo aliviar, sino abreviar sus sufrimientos.

 50. Cada uno ore según sus convicciones y dl modo en que crea más conveniente, pues la forma no es nada, el pensamiento lo es todo; la sinceridad y la pureza de intención es lo esencial; un buen pensamiento vale más que muchas palabras que se asemejan al barullo de un molino en donde el corazón no está.

51. Dios hizo hombres fuertes y poderosos para que fuesen sostenedores de los débiles; el fuerte que oprime al débil es prevenido por Dios; en general él recibe el castigo en esta vida, sin perjuicio del futuro.

52. La fortuna es un depósito cuyo poseedor es tan solamente usufructuario, ya que no la lleva con él para el túmulo; él prestará rigurosas cuentas del empleo que hizo de ella.

53. La fortuna es una prueba más arriesgada que la miseria, porque es una tentación para el abuso y los excesos, y porque es más difícil ser moderado que ser resignado.

54. El ambicioso que triunfa y el rico que se sustenta de placeres materiales, son más de lamentar que de envidiarlos, pues es preciso tener en cuenta el retorno. El Espiritismo, por los terribles ejemplos de los que vivieron y que vienen a revelar su suerte, muestra la verdad de esta afirmación de Cristo: "Aquel que se enorgullece será humillado y el que se humilla será elevado". 

55. La Caridad es la ley  suprema de Cristo: "Amensé unos a otros como hermanos"; ame a su prójimo como a sí mismo; perdone a sus enemigos; no haga a otros lo que no le gustaría que le hiciesen; todo eso se resume en la palabra caridad.

56. La caridad no está solo en la limosna, pues hay caridad en pensamientos, en palabras y en acciones. Aquel caritativo en pensamientos, es indulgente para con las faltas del prójimo; caritativo en palabras, no dice nada`que pueda perjudicar a su prójimo; caritativo en acciones, asiste a su prójimo en la medida de sus fuerzas.

57. El pobre que parte su trozo de pan con uno más pobre que él, es más caritativo y tiene más mérito a los ojos de Dios que el que da lo que le es superfluo sin privarse él de nada.

58. Aquel que guarda contra su prójimo sentimientos de animosidad, odio, envidia o rencor, falta a la caridad: él miente si se dice cristiano, y ofende a Dios.

59, Hombres de todas las castas, de todas las sectas y de todos los solores, sois todos hermanos, pues Dios os llama a todos para Él; extiendan pues las manos, cualquiera que sea su manera de adorarlo, y no lancen el anatema, pues el anatema es la violación de la ley de caridad proclamada por Cristo. 

60. Con el egoísmo, los hombres están en lucha perpetua; con la caridad, estarán en paz. La caridad, constituyendo la base de sus instituciones, puede así, por sí sola, garantizar la felicidad de ellos en este mundo; según las palabras de Cristo, solo ella puede también garantizar su felicidad futura, pues encierra implícitamente todas las virtudes que pueden llevarlos a la perfección. Con la verdadera caridad, tal como la enseñó y practico Cristo, no habrá más egoísmo, orgullo, odio, envidia, maledicencia; no más apegos desordenados a los bienes de este mundo.  Por eso el Espiritismo cristiano tiene como máxima: "Fuera de la Caridad no hay salvación".

¡ Incrédulos!, Podéis reír de los Espíritus, burlaros de los que creen en sus manifestaciones; reíd pues, si os atrevéis, de esta máxima que ellos acabaron por profesar y que es su propia salvaguardia, pues si la caridad  desapareciese de la Tierra, los hombres se autodestruirían, y tal vez vosotros seríais las primeras víctimas. No está lejos el tiempo en que esta máxima, proclamada abiertamente en nombre de los Espíritus, será una garantía de seguridad y un título de confianza en aquellos que la trajeron gravada en el corazón.

Fuente: "El Espiritismo en su más simple expresión"
Allan Kardec


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                        LOS MILAGROS


  Cualquier espírita de mediana formación, conoce perfectamente y tiene asumido, que “los milagros”, entendidos como hechos extraordinarios y maravillosos causados por la Divinidad o por algún santo, alterando el orden natural establecido, sencillamente no existen. 


   
Por milagro se entiende aquello que rompe con las normas de la Naturaleza, o sea que a lo que no se le encuentra explicación se le achaca a una actuación extraordinaria de Dios o de alguno de sus Espíritus puros, transgrediendo algunas de las leyes establecidas en la Naturaleza y que fueron creadas por Dios tal como son. Por eso cuando ocurre algún suceso de origen extraordinario o desconocido, admitiendo la realidad de un Más Allá donde hay unos Seres espirituales que pueden hacer esos milagros con permiso del mismo Dios, es tenido como  “sobrenatural”, o sea “fuera de lo natural”. Así los milagros entrarían en el campo de lo sobrenatural y serían un acontecimiento que por sí mismo derogaría el orden natural establecido, o sea, las leyes naturales.

   Se dice que los milagros cuando han ocurrido son hechos sobrenaturales. 
Si realmente existiese lo “sobrenatural”, o sea, “Suceso sobre la naturaleza establecida”, ello significaría que Dios habría hecho dos creaciones paralelas: Una fija e inmutable en su funcionamiento, que conocemos como  Naturaleza o natural, y otra creación variable e inestable que podría actuar caprichosamente sobre la  creación estable  o natural. 

   
Vamos a recordar algunos de los atributos que se reconocen en ese Principio Supremo de todo cuanto existe y que llamamos Dios: Dios es Inmutable y Eterno, lo cual contradice que haya creado esas dos formas de creación, fenómenos o normas para todo cuanto existe: la natural y la sobrenatural. 

 
   Lo natural es lo fijo y estable, como fijo, estable e inmutable  es su Creador, mientras que lo sobrenatural, sería lo inestable, lo caótico, algo que no reflejaría sino el capricho de un Creador inestable que jugaría frecuentemente con esa parte de creación estable que llamamos Naturaleza.

   
Sin embargo, ha sucedido frecuentemente, como así ha quedado constancia en la historia humana, que hemos presenciado hechos sorprendentes y extraordinarios, que realmente parecían fuera de la Naturaleza conocida,  “sobrehumanos” o “sobrenaturales”, por la sencilla razón de que, en apariencia, rompen  de forma llamativa con las normas habituales y corrientes que vemos comúnmente en la Naturaleza.  No es por otro motivo que el ser humano, debido a su prepotencia y orgullo,  hace tiempo que cree saberlo todo, y por eso, cuando algo que se desarrolla a la evidencia de su vista o comprobación, se escapa a su conocimiento  de las normas naturales conocidas o establecidas, ha creído que se trataba de manifestaciones extrañas e inexplicables que, cuando ha sido en medio de un grupo humano religioso lo han atribuido a algún Ser espiritual o al mismo Dios, y  cuando el grupo humano testigo de estos hechos no ha sido un grupo religioso, simplemente "parapsicológico", las han querido definir solamente del lado científico y las  han calificado como “paranormales”, esto es, por encima  de lo que es normal.

   Y llegados a este punto, me pregunto: ¿En base a qué podemos creer que conocemos todo lo que existe en la Naturaleza?. ¿ Realmente  podemos creer que el conocimiento del ser humano en todos los campos de la Ciencia y en todos los rincones del Cosmos, está tan avanzado como para afirmar esto sin ruborizarnos  al asumirlo?.
   Seamos consecuentes con lo que la propia razón y conciencia nos indican, y si somos sinceros amantes de la Verdad, llegaremos a la indudable conclusión de que el tema de los milagros y de lo sobrenatural o paranormal, no es sino una falacia para cubrir o justificar la ignorancia humana.
   La Naturaleza y todos los fenómenos de cualquier orden que se producen en su seno, existen dentro de un orden natural establecido, que es permanente, fijo e inmutable como la Fuente de Origen de donde emanan. Entonces, ante lo extraordinario que podamos encontrar, no asumamos ni la actitud anticientífica e ilógica de negar lo evidente, ni tampoco de crear “paranormalidades”, ”milagros”, ni “demonios” inexistentes en la realidad.

   
Sin embargo, busquemos el auténtico milagro, en la fe en ese mundo espiritual que sabemos que nos ayuda, nos inspira y nos protege. Cuando sintamos esta presencia y estas ayudas en torno a nosotros mismos, estaremos descubriendo el verdadero milagro del Amor que existe entre los seres de ambos lados de la Vida. 

   
Busquemos también los milagros en los resultados de nuestro trabajo, nuestro tesón y nuestro esfuerzo, pues sin duda, antes o después nos dejarán sus frutos como algo absolutamente normal y natural.

   Otras veces, también calificamos como milagro, cuando ante unos acontecimientos que se producen de modo ordinario y se esperan unos resultados o reacciones habituales, estos dejan de producirse o bien suceden de otra manera. En este caso no existe una derogación de la Naturaleza, sino unos acontecimientos no habituales con lo esperado; por ejemplo, cuando los médicos desahucian a alguien enfermo como incurable y próximo a morir, y esto no sucede, sino que por el contrario, recupera su salud y aun vive por un tiempo más. La respuesta a este "milagro" cabe pensar que son producto de determinaciones que se toman desde el plano espiritual para dar tiempo a esa persona desahuciada para que realice o complete alguna misión importante, para ella o para los demás. Digamos que las cosas que nos suceden en este mundo no suceden rígidamente, sino que existe un control de las mismas en el plano espiritual, que puede modificar los sucesos tenidos como habituales.
    
   Recordemos que la Ley de ¨Consecuencias , más popularmente conocida como Ley del Karma, no deja de funcionar permanentemente como reconductora del alma  durante nuestra existencia, tanto para reajustar y corregir por la vía del dolor los equívocos de los actos negativos de nuestras existencias, como también para premiar el esfuerzo, la fe y el tesón en nuestros actos  guiados y dirigidos desde el Amor, que es la Esencia misma de Dios. Pero esta ley no es una ley ciega o rígida, de modo que su funcionamiento puede variar cuando con nuestros actos modificamos las circunstancias y destinos personales o de otras personas. En este caso, si se podría considerar como "milagro" lo no esperado o habitual. 

- Jose Luis Martín- 

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 ALLAN  KARDEC HABLA CON                  UN ESPÍRITU LIGERO

 

Un Espíritu ligero

l Sr. J..., uno de nuestros compañeros de la Sociedad, había visto varias veces llamas azules rondando su cama. Al tener la certeza de que era una manifestación, tuvimos la idea – el 20 de enero último – de evocar a uno de esos Espíritus, a fin de compenetrarnos sobre su naturaleza.

1. Evocación. – Resp. ¿Qué quieres de mí? 

2. ¿Con qué objetivo te has manifestado en la casa del Sr. J...? – Resp. ¿Qué te importa? 

3. A mí poco me importa, es cierto; pero esto no es indiferente para el Sr. J... – Resp. ¡Ah, qué bella razón! .

Nota – Estas primeras preguntas han sido realizadas por el Sr. Kardec. El Sr. J... prosiguió el interrogatorio. 

4. Es que no recibo a cualquiera de buen grado en mi casa. – Resp. Te equivocas: yo soy muy bueno. 

5. Hazme pues, el favor de decirme lo que hacías en mi casa. – Resp. ¿Crees por acaso que, porque soy bueno, debo obedecerte? 

6. Me han dicho que eres un Espíritu ligero.1 – Resp. Se me ha hecho intempestivamente una muy mala reputación. 

7. Si es una calumnia, pruébalo. – Resp. No quiero.

 8. Bien que yo podría emplear un medio para hacerte decir quién eres. – Resp. Esto me divertiría un poco: palabra de honor.

 9. Te intimo a decirme lo que hacías en mi casa. – Resp. Yo solamente tenía el objetivo de divertirme. 

10. Esto no está de acuerdo con lo que me han dicho los Espíritus superiores. – Resp. He sido enviado a tu casa y tú sabes la razón. ¿Estás contento? 

11. Entonces has mentido. – Resp. No. 

12. ¿No tenías pues, malas intenciones? – Resp. No; te han dicho lo mismo que yo. 

13. ¿Podrías decirme cuál es tu clase entre los Espíritus? – Resp. Me gusta tu curiosidad. 

14. Ya que pretendes ser bueno, ¿por qué me contestas de una manera tan poco conveniente? – Resp. ¿Por ventura te he insultado? 

15. No; pero ¿por qué respondes de modo evasivo y te rehúsas a darme las informaciones que te pido? – Resp. Soy libre para hacer lo que quiero, bajo el comando de ciertos Espíritus. 

16. Vamos, veo con placer que comienzas a volverte menos inconveniente y presiento que me he de relacionar contigo más amablemente. – Resp. Pon de lado tus frases: así será mucho mejor. 

17. ¿Con qué forma estás auí? – Resp. No tengo forma. 

18. ¿Sabes lo que es el periespíritu? – Resp. No; a menos que sea el viento. 

19. ¿Qué podría yo hacer que te sea agradable? – Resp. Ya te lo he dicho: cállate. 

20. La misión que has venido a cumplir en mi casa, ¿te ha hecho avanzar como Espíritu? – Resp. Ése es otro asunto; no me hagas tales preguntas. Sabes que obedezco a ciertos Espíritus: dirígete a ellos; en cuanto a mí, pido para irme. 

21. ¿Hemos tenido malas relaciones en otra existencia, y sería ésa la causa de tu mal humor? – Resp. Tú no te acuerdas de las cosas malas que has dicho de mí, y esto a quien quería escucharlas. Cállate, te digo.

 22. No he hablado de ti sino lo que me han dicho los Espíritus superiores a tu respecto. – Resp . Has dicho también que yo te había obsesado. 

23. ¿Estás satisfecho con el resultado que has obtenido? – Resp. Eso es asunto mío. 

24. ¿Quieres entonces que siempre conserve de ti una mala opinión? – Resp. Es posible; me voy.

 Nota – Por las conversaciones que hemos relatado se puede ver la extrema diversidad que existe en el lenguaje de los Espíritus, según el grado de su elevación. El de los Espíritus de esta naturaleza es casi siempre caracterizado por la brusquedad y por la impaciencia; cuando son llamados a las reuniones serias percibimos que no vienen de buen grado; tienen prisa en irse, porque no están cómodos en medio de sus superiores y de personas que de algún modo los ponen en aprietos con preguntas. No sucede lo mismo en las reuniones frívolas, donde se divierten con sus chistes: están como en su casa y lo disfrutan mucho.  

Luis 

Allan Kardec -  Revista Espírita de marzo de 1859 

Traducción de los originales francés y notas de Enrique Baldovino

(1) Véase la RE feb. 1858 –II : Escala Espírita, págs. 40-41, los Espíritus ligeros (9ª Clase), que se en, cuentran en el Tercer Orden: Espíritus Imperfectos. Tb. consultar El Libro de los Espíritus, cuestión 103 (9ª Clase) [sobre el cambio del número de las Clases cf. la N. del T. 35 de 1858]. (RE mar. 1859 –V d: Conversaciones familiares del Más Allá – Un Espíritu ligero, pág. 78.)

«La clasificación de los Espíritus está basada en su grado de progreso; además no es absoluta, cada categoría no ofrece más que un carácter sobresaliente; pero la transición es insensible de un grado a otro». 

 Allan Kardec

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         UN MUNDO EN TRANSFORMACIÓN         

       

Las buenas noticias nos llevan a creer que podemos alimentar la esperanza de un mundo mejor, que está en construcción.

Es bueno saber de movimientos que se fortalecen con la acción de niños y jóvenes.

Los prejuicios, la exclusión y el bullying empiezan a ser vistos con otros ojos por la mayoría. La solidaridad comienza a convertirse en algo común en muchas situaciones.

Mueven actitudes altruistas, ante situaciones como la del pequeño Morey Belanger.

Su inscripción fue anunciada antes de ingresar a la Escuela Primaria Maine en los Estados Unidos.

Diagnosticada con un raro trastorno auditivo, sería una excepción entre tantos estudiantes.

La institución emprendió una acción preparatoria que involucró a estudiantes, profesores y empleados, para que la niña se sintiera acogida, acogida.

Los que serían sus compañeros de clase estaban ansiosos por aprender el lenguaje de señas para poder recibirla de la mejor manera posible.

Y eso fue lo que sucedió el día que Morey Belanger, de seis años, ingresó a la Escuela.

Esto ocurrió en dos mil diecisiete. En ese momento, ella era la primera estudiante sorda en esa Escuela.

La madre emocionada dijo que, desde un principio, su hija fue aceptada y querida, lo que la mantuvo emocionada de ir a la escuela todos los días.

No tardó en hacer amigos, feliz, participando en juegos, fiestas, todo.

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Cuando Jesús nos enseñó los dos mandamientos básicos que transformarían nuestro mundo, Amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a nosotros mismos, posiblemente no imaginábamos que sería así.

Hoy entendemos que, cada uno haciendo su parte, superándose y ofreciendo su aporte, mejoraremos el mundo.

También se hizo evidente que cuando tratamos de ofrecer a los demás lo que más necesitan, nos sentimos realizados, capaces, felices y animados a seguir por este camino.

Si la señorita Morey estaba muy feliz, si la satisfacción de su madre al verla bienvenida era enorme, el sentimiento de realización de todos los que colaboraron para que esto sucediera fue aún mayor.

De hecho, hay un significado profundo en la guía del Maestro de Nazaret cuando prescribe que hagamos a los demás lo que nos gustaría que nos hicieran a nosotros.

Cuando seamos plenamente conscientes de esta afirmación, veremos multiplicarse en nosotros el respeto por los demás.

Esta nueva generación, que vimos emerger en la Tierra, portadora de sentimientos fraternos, propensión al bien, actúa de manera muy natural en movimientos de respeto y preservación de la vida en todos los sentidos.

Es importante que nosotros, los adultos, que soñamos con un futuro mejor para todos, los animemos en sus acciones y nos involucremos, actuando junto a ellos.

El mundo mejorará cuando cada uno de nosotros lo haga mejor. Cuando alentamos, con el ejemplo, a otros a hacerlo mejor.

Cuando nos sumamos a movimientos que promueven la aceptación, la superación de prejuicios de cualquier tipo, cuando nos sentimos verdaderos hermanos y parte de una sola e inmensa familia, llamada raza humana.

Pensemos en ello y difundamos buenos ejemplos, colaborando con el bien, poniendo de nuestra parte en esta gran construcción de un mundo mejor.

Equipo Momento Espírita

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