viernes, 1 de marzo de 2024

Solidaridad como cuestión universal

 INQUIETUDES ESPÍRITAS

1.- En la era de la divulgación del Reino de Dios

2.- Principios básicos de la Doctrina Espírita

3.- Solidaridad como cuestión universal

4.- Explicación de algunos fenómenos llamados sobrenaturales

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EN LA ERA DE LA DIVULGACIÓN DEL REINO DE DIOS           


¡Hijos del alma!
Que Jesús nos bendiga.
Suenan, en la Espiritualidad Superior, los clarines que anuncian la gran transición.
No todo, sin embargo, son tinieblas y sufrimientos. No apenas testimonios de lágrimas en nuevos holocaustos, homenajeando al señor de la Vida.
La misericordia del Amor nos enseña la madrugada de luz, caracterizada por un festival de bendiciones.
Desde hace mucho, no se observan bendecidas expectativas como las que se diseñan para el futuro. Era Nueva de divulgación del reino de Dios en los corazones ansiosos de paz. Momentos significativos de comunión entre la tierra y los Cielos. Las falanges del amor confraternizan con los emisarios de la caridad sumergidos en la indumentaria carnal.
Es indispensable que nos predispongamos todos, los desencarnados y encarnados, a esa comunión efectiva en la que el mundo transcendente y la vida inmanente en el planeta terrestre cansado de persecuciones y de angustias de sombras y de amarguras.
En este momento, nos cabe recordar las Buenas Nuevas de alegría que, llegando a la Tierra por segunda vez, se instalaran por definitiva en el país de las almas humanas, favoreciéndolas con la paz anhelada.
Manteneos fieles a los postulados de la Codificación espirita que restaura en su pulcritud el mensaje de Jesús. Esforzaos para que de aquí salgan las claridades diamantinas del Evangelio en espíritu y verdad para esparcirse por la nacionalidad brasileña en los próximos días festivos de gratitud y exaltación al incomparable Maestro galileo. Y, de las tierras hermosas del Cruzeiro, se expanden las noticias libertadoras por toda la Tierra, iniciando verdaderamente el periodo nuevo.
Conocéis, gracias a las cicatrices en el alma, las dificultades que fluyen de la larga jornada por los difíciles caminos de renovación espiritual. Traéis las marcas profundas de los errores practicados, ahora diluidos suavemente con los sublimes antídotos del evangelio libertador.
Sed fieles a aquellos que, en nombre de Jesús, preparan estos caminos para que pudieseis recorrerlos.
No temáis al mal, por más que se figure alarmante, por más complejas y traicioneras sean sus trampas, por cuanto, solamente los lobos caen en las trampas para lobos. Y, porque estáis en el rebaño del Señor, El cuidará para que no caigáis en esas facilidades perturbadoras.
Los Espíritus, encargados de dirigir la nacionalidad brasileña, acompañan el momento político y social de la Patria del evangelio y Jesús está en el timón de la barca terrestre. No dudéis, aun mismo cuando todo parece conspirar contra el orden, la legalidad, el deber. Las Voces de los Cielos proclaman el Orden Superior y mandan que desciendan, a las sombras terrestres, los Emisarios de la Verdad para la gran restauración.
Sois los abridores de los caminos del porvenir, como otros lo hicieron para vosotros.
Alegraos por vivir en estos gloriosos días de la Humanidad, de la ciencia, de la tecnología de borde, de conquistas de la inteligencia y del despertamiento de las emociones nobles del lodazal de las pasiones perturbadoras. Pediste para nacer en esta hora de desafío y recibiste la brújula para ofreceros el norte magnético, que es Jesús.
Proseguid, hijos del alma, jubilosos, vigilantes y devotos, porque el mañana os pertenece, porque pertenece al incomparable Rabí de galilea.
Nosotros, los Espíritus espiritas, integrando las huestes del Evangelio, abrazamos vuestros sentimientos, vuestras vidas, buscando suplicar al Padre Celestial, que os aureola con las bendiciones inmarcesibles de la salud integral y de la paz.
¡Que Él guía y modelo de la humanidad que nos bendiga a todos!
Son los votos del servidor humilde y paternal de siempre.

 Espíritu Becerra de Meneses-

 Mensaje psicofónico recibido por el médium Divaldo Pereira Franco, en el cierre de la Reunión Ordinaria del Consejo Federativo Nacional celebrada en la sede de la F.EB  

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 PRINCIPIOS  BÁSICOS  DE  LA DOCTRINA  ESPÍRITA   

 

                                                              

¿Qué nos transmiten los Espíritus a través de los médiums? ¿Cuál es el contenido de estas enseñanzas que aparecen en El Libro de los Espíritus y el resto de las obras de Kardec? ¿Cuáles son los principios básicos de la doctrina espírita? ¿Cómo se establecen estos principios?

La parte filosófica de la doctrina espírita recoge el conocimiento del mundo espiritual que nos han transmitido los Espíritus. Gracias a sus testimonios y a las enseñanzas que nos hacen llegar podemos saber más sobre la realidad espiritual. La base de estos conocimientos está en que son numerosos los Espíritus que nos explican lo mismo a través de diferentes médiums. Los principios de la Doctrina Espírita se deducen de las enseñanzas comunes y de los testimonios que concuerdan por parte de la mayoría de los Espíritus.

A pesar de la intervención humana en la elaboración de esta Doctrina, la iniciativa pertenece a los Espíritus, pero no a uno en especial, ya que es el resultado de la enseñanza colectiva y concordante de muchos espíritus, puesto que si se basara en la doctrina de un espíritu no tendría otro valor que el de una opinión personal. El carácter esencial de la Doctrina y su existencia misma se basan en la uniformidad y la concordancia de la enseñanza. Por tanto, todo principio no general no puede considerarse parte integrante de la Doctrina, sino una simple opinión aislada de la cual el Espiritismo no se responsabiliza.
Es esa concordancia colectiva de opiniones, sometidas a la prueba de la lógica, la que otorga fuerza a la Doctrina Espírita y asegura su vigencia. (Allan Kardec, El Génesis)

Esta es la base sobre la que se apoya el Espiritismo para formular sus principios. Y los Espíritus que participaron en la formulación de estos principios fundamentales nos ofrecen sus consejos para la creación de estas bases doctrinales:

 “(…) Desde que aparezca una opinión nueva, por poco que la creáis dudosa, pasadla por el tamiz de la razón y de la lógica; lo que la razón y el buen sentido reprueban, rechazadlo con vigor; más vale rechazar diez verdades que admitir una sola mentira, una sola teoría falsa. En efecto, sobre esta teoría podéis edificar todo un sistema que se derrumbaría al primer soplo de la verdad como un monumento construido sobre la arena movediza, mientras que si hoy rechazáis ciertas verdades porque no se os demuestran lógica y claramente, muy pronto un hecho brusco o una demostración irrefutable vendrá a afirmaros en la autenticidad.” (Espíritu Erasto, Libro de los Médiums).

Podemos tener la confianza de que los principios básicos se han constituidos basándose en la mayor concordancia de las testimonios espirituales.

 La única garantía seria  de la enseñanza de los espíritus reside en la concordancia existente entre las revelaciones hechas en forma espontánea, con el concurso de un gran número de médiums que sean extraños entre sí y operen en diversos lugares. (Allan Kardec, El Evangelio según el Espiritismo).

 La importancia de comprender

Todos los principios que la doctrina espírita expone no son dogmas, no son postulados que debemos creer y aceptar mecánicamente. Debemos acercarnos a estos principios con nuestra razón y con ánimo crítico. Debemos estudiarlo con sinceridad, buscando comprender los contenidos de la doctrina. La comprensión es la base para profundizar en el Espiritismo.

 Hemos de convenir, sin embargo, en que la resistencia del incrédulo muchas veces se debe menos a él mismo que a la forma en que le son presentadas las cosas. La fe requiere una base, y esa base es la comprensión acabada de lo que se debe creer. Para creer no basta ver, sino sobre todo comprender. La fe ciega no es ya de este siglo. Precisamente, el dogma de la fe ciega es el que produce en la hora actual mayor número de incrédulos. Porque quiere imponerse y exige al hombre que renuncie a una de sus más valiosas prerrogativas: el razonamiento y el libre albedrío. A esa clase de fe, sobre todo, se resiste el incrédulo, lo que pone una vez más de relieve la verdad de que la fe no se ordena. Puesto que tal fe no acepta presentar pruebas, deja en el Espíritu un vacío del que nace la duda. Contrariamente, la fe razonada, aquella que se apoya en los hechos y en la lógica, no deja tras de sí ninguna oscuridad: en determinado caso se cree porque se está seguro, y sólo se tiene esa seguridad cuando se ha comprendido. He aquí por qué la fe razonada no cede. Porque sólo es inquebrantable aquella fe que pueda mirar frente a frente a la razón en todas las edades de la Humanidad. (AllaKardec, El Evangelio según el Espiritismo).

Si no compartimos algún principio, porque no lo comprendemos bien o porque no nos sentimos identificados con ese principio, debemos seguir estudiando y profundizando en toda la doctrina, y aprovechar los otros contenidos que nos puedan ayudar en nuestra vida. Esos contenidos nos serán útiles para continuar nuestro camino en este momento.

¿Cuáles son estos principios básicos de la Doctrina Espírita?

Dios.-  Los Espíritus nos hablan de Dios. Nos dicen que todavía no podemos comprenderlo, pero nos explican que es nuestro Padre, que nos ama y nos cuida.

No nos está permitido adentrarnos en la naturaleza íntima de Dios. Para comprender a Dios nos falta el sentido que sólo se adquiere con la completa depuración del espíritu. (Allan Kardec, El Génesis).

Nuestra razón se empequeñece forzosamente ante estos problemas insondables. Dios existe. No dudamos un solo instante de ello. Es infinitamente justo y bueno: ésa es su esencia. Su acción todo lo abarca, lo comprendemos. No desea más que nuestro bien, por eso debemos confiar en Él: eso es lo principal. El resto puede esperar hasta que seamos dignos de comprenderlo. (Allan Kardec, El Génesis).

La inmortalidad del alma.- Nuestra verdadera naturaleza es espiritual. Somos Espíritus Inmortales, creados por Dios. Tras nuestra experiencia en la Tierra, volveremos al mundo espiritual, que es nuestro verdadero hogar. Los Espíritus nos desvelan cómo es su día a día y nos describen cómo es la vida para ellos.

El libre albedrío y la ley de causa y efecto

A través de sus testimonios vemos cuáles son sus circunstancias personales tras su muerte y aprendemos que nuestro futuro espiritual depende de lo que hayamos sembrado y construido aquí en nuestras vidas en la Tierra. Nos explican que somos libres para tomar nuestras decisiones, pero también tendremos que asumir las consecuencias del camino que hayamos elegido, tanto en esta vida como cuando regresemos al mundo espiritual o en vidas posteriores.

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Al estudiar a los espíritus, el hombre sabe que la felicidad o la desdicha en la vida espiritual son estados inherentes al grado de perfección o imperfección. Que cada cual sufre las consecuencias directas y naturales de sus errores, o, expresado de otra manera, que somos castigados por donde pecamos. Que las consecuencias duran tanto como la causa que las produjo y que el culpable sufriría eternamente si persistiese en el mal, pero que el sufrimiento cesa con el arrepentimiento y la reparación, y como depende de cada uno mejorar, todos pueden, en virtud de su albedrío, prolongar o abreviar sus sufrimientos, como el enfermo sufre por sus excesos hasta tanto no les ponga término.
La razón rechaza, como incompatible con la bondad divina, la idea de las penas irremisibles, perpetuas y absolutas, a menudo infligidas como castigo por una única falta, así como aquella otra que nos dice que ni siquiera el arrepentimiento más sincero y ardiente puede suavizar los suplicios del infierno. Pero se inclina ante la justicia distributiva e imparcial que todo lo considera, que nunca cierra la puerta al que desea entrar y que tiende siempre las manos al náufrago en vez de empujarlo al abismo. (Allan Kardec, El Génesis).

La Reencarnación.- Los Espíritus nos enseñan que el ser humano va atravesando numerosas existencias que le sirven de aprendizaje y de medio de perfeccionamiento moral y espiritual. La evolución que cada uno de nosotros tenemos que realizar para conseguir la evolución moral e intelectual no es posible en una vida, sino que se realiza en múltiples vidas.

La vida es un camino de evolución, una escuela en la que aprendemos gracias a las dificultades y a los retos que se nos presentan para que podamos progresar. En cada existencia recogemos el fruto de nuestras vidas pasadas, y vamos sembrando las semillas para nuestras próximas vidas. Solo así podemos entender la diversidad de situaciones por las que el ser humano atraviesa: de salud o enfermedad, de riqueza o pobreza, situaciones de alegría o de dolor… Con todas estas experiencias aprendemos y seguimos nuestro camino de progreso espiritual.

Mediante esta ley, el hombre se explica todas las anomalías aparentes que presenta la vida humana: las diferentes de posición social, las muertes prematuras que, sin la reencarnación, convertirían una vida abreviada en algo inútil para el alma. La desigualdad de aptitudes intelectuales y morales se resuelve también, si entendemos que todos los espíritus no tienen la misma antigüedad, que algunos han aprendido y progresado más, razón por la cual, al nacer, traen lo adquirido en existencias anteriores. (Allan Kardec, El Génesis).

La comunicación con el mundo espiritual

Pasamos de la vida terrena a la espiritual y regresamos a la terrena. En un ciclo de aprendizaje constante hacia la luz y la perfección espiritual.

La humanidad encarnada en la Tierra y la Humanidad Espiritual es una única humanidad que camina junta. Los que ahora nos encontramos en la Tierra y los que ahora se encuentran en el mundo espiritual somos hermanos de camino y quizá pronto nos encontremos en la situación opuesta: nosotros ya de regreso al mundo espiritual y ellos de regreso a la vida terrena. Juntos nos ayudamos y acompañamos en nuestro camino.

Mediante esta ley, el hombre se explica todas las anomalías aparentes que presenta la vida humana: las diferentes de posición social, las muertes prematuras que, sin la reencarnación, convertirían una vida abreviada en algo inútil para el alma. La desigualdad de aptitudes intelectuales y morales se resuelve también, si entendemos que todos los espíritus no tienen la misma antigüedad, que algunos han aprendido y progresado más, razón por la cual, al nacer, traen lo adquirido en existencias anteriores. (Allan Kardec, El Génesis).

La comunicación con el mundo espiritual

Pasamos de la vida terrena a la espiritual y regresamos a la terrena. En un ciclo de aprendizaje constante hacia la luz y la perfección espiritual.

La humanidad encarnada en la Tierra y la Humanidad Espiritual es una única humanidad que camina junta. Los que ahora nos encontramos en la Tierra y los que ahora se encuentran en el mundo espiritual somos hermanos de camino y quizá pronto nos encontremos en la situación opuesta: nosotros ya de regreso al mundo espiritual y ellos de regreso a la vida terrena. Juntos nos ayudamos y acompañamos en nuestro camino.

La comunicación entre los dos planos hace más presente para nosotros esta unión. Nuestros hermanos espirituales vienen hasta nosotros para poder hablarnos, nos guían y ayudan y podemos sentir más viva su presencia en nuestras vidas hasta que pronto nos unamos a ellos de nuevo.

Los Espíritus nos muestran la realidad de la comunicación entre los dos planos y además, nos explican cómo es posible la comunicación, cómo funciona la mediumnidad y cómo practicarla para que sea un camino de evolución espiritual y de ayuda a los demás.

La pluralidad de mundos habitados

Nuestro planeta no es una excepción en el Universo. La humanidad no está sola en su camino. Otros orbes también están habitados al igual que la Tierra, tanto en el plano físico como en el plano espiritual. En todos los planetas seguimos el mismo camino de evolución espiritual, aunque cada uno de ellos tiene un nivel evolutivo diferente. Algunos apenas acaban de empezar su proceso evolutivo y están más atrasados que la Tierra y otros están habitados por Espíritus altamente evolucionados.

Todos formamos una misma familia espiritual universal, hijos de un mismo Dios, y hermanos en la evolución.

Por las comunicaciones que el hombre puede establecer ahora con los seres que han abandonado la Tierra, el hombre tiene no solamente la prueba material de la existencia e individualidad del alma, sino que comprende la solidaridad que une a los vivos con los muertos de este planeta, y a los seres de este mundo con los habitantes de otros globos. Conoce la situación de los desencarnados en el mundo espiritual. Los sigue en sus migraciones, es testigo de sus alegrías y penas, y sabe por qué son felices o desgraciados y la suerte que les espera, según hayan hecho bien o mal. Esos contactos lo inician en la vida futura, puede observarla en todas sus fases y peripecias, el futuro ya no es una vaga esperanza, sino un hecho positivo, una certeza matemática. La muerte ya no tiene nada de terrorífico, es una liberación, la puerta que conduce a la verdadera vida.

 (Allan Kardec, El Génesis).

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SOLIDARIDAD COMO CUESTIÓN
 UNIVERSAL

                                                      


Todos hoy sabemos que el universo entero está sometido a la ley de solidaridad, que es una con la ley de amor, justicia y caridad, que tiene que ver con la entrega y la renuncia. Que las fuerzas del universo son solidarias, repercuten y vibran al unísono. Que por esta ley todo se eslabona y se une tanto en lo moral como en lo físico. Que todos los seres están unidos los unos a los otros e influyen recíprocamente desde lo más ínfimo de la creación hasta los más majestuoso y superior. Que cada uno de nosotros es un resplandor, una chispa emanada de Dios, fuente del BIEN. Que como hijas de Dios, todas las almas son hermanas y todas las relaciones que nos unen están ligadas a este hecho: nos unen lazos estrechos de fraternidad y solidaridad.

Que en la lenta ascensión del ser hacia Dios, lo que buscamos es el bienestar y la felicidad, pero que la única forma posible de que el alma pueda progresar realmente es en la vida colectiva, trabajando en provecho de todos, ya que el progreso de uno se refleja en todos, el atraso de uno afecta a todos y el sufrimiento de uno perturba la serenidad de los otros.

Pero como todas las virtudes, que están inmanentes en nosotros por ser hijos de Dios, también la solidaridad, está en germen aún. ¿Por qué decimos esto? , Porque en los estados inferiores, la ley de solidaridad se cumple automáticamente, y cuando el espíritu llega a ser espíritu, que comienza a tener conciencia de sí y de lo que lo rodea, en su sencillez e ignorancia, elige, selecciona, excluye, y no comprende que su prójimo merece el mimo respeto, la misma consideración que al igual que el tiene las mismas luchas y los mismos anhelos.

Y si bien hoy la solidaridad forma parte de nuestros conocimientos, y es una verdad que compartimos y aceptamos, como seres inteligentes de la creación que somos, con libre albedrío, debemos plantearnos cuanto de esta verdad forma parte de nuestra vida diaria y de nuestro sentir. Porque puede pasar que ésta, esté solamente en el campo de los conocimientos y a la hora de colaborar con el crecimiento de lo y los que nos rodean, no los pongamos en práctica o mezquinemos esfuerzos.

¿Que impide que nosotros, conocedores de esta alta verdad, no nos dispongamos firmemente a practicarla?. Principalmente la ignorancia que tenemos de cuál es nuestra realidad. Generalmente creemos que el tener bien definido un concepto éste ya forma parte de nuestras vidas, y queremos salir a practicar en las formas, sin conocer que sentimos frente a él, si nos interesa realmente el semejante y su necesidad como la propia, cuanta es nuestra disposición y si tenemos disposición.

Disponernos requiere un trabajo, un esfuerzo, voluntad, responsabilidad en forma permanente, no solamente cuando nos sobra tiempo, cuando nos acordamos, cuando tenemos ganas, que si bien está dentro de nuestra libertad, esta no es la verdadera solidaridad. Hay que lograr sentir el dolor, la necesidad ajena como si fuera propia y darle el mismo valor e importancia, sentir que su sufrimiento nos afecta y que no nos resulte indiferente.

Cuando se habla de solidaridad se tiende a pensar en las grandes actitudes ante las catástrofes naturales, las guerras, los países que sufren bloqueos, y si, son actos de solidaridad. Pero hay otros actos de solidaridad que son más cotidianos e inmediatos y que por serlo se descuidan.

Recordemos que en un principio dijimos asociación y comunidad de intereses.

¿Cuántas veces hacemos de comer a nuestra familia con un estado de amor y entrega por lo que ellos significan en nuestras vidas y por su felicidad? Muchas veces pasa que termina siendo un acto rutinario, obligado, sin ganas, que nos lleva el mismo tiempo, pero que no cumple más que con la función de ingresar alimentos al cuerpo.

¿Cuántas veces nos disponemos a escuchar a los hijos o al compañero / en el momento que ellos lo requieren y no sólo cuando estamos de ánimo para ello?

¿Disfrutamos el valor del trabajo en grupo, cumpliendo lo mejor posible nuestros compromisos? ¿O trabajamos aisladamente sin compartir?

¿Conozco a mi vecino, me interesa, sé si sufre alguna necesidad?, ¿Conozco mi barrio, me involucro en lo que significa el bienestar de mi comunidad? Nosotros que estamos cerca de la realidad generalmente la desconocemos o la ignoramos, y después protestamos.

Con frecuencia se reniega contra la grosería, contra las pasiones brutales, las codicias y las reivindicaciones de las gentes más humildes, pero no se reflexiona lo suficiente sobre los malos ejemplos que los rodean desde la infancia, las necesidades imperiosas que les imponen una tarea ruda y absorbente que no deja tiempo a ocuparse de sus inteligencias. La falta de trabajo, la enfermedad y la miseria los amenazan y los hostigan sin cesar y se necesita para soportarlos verdadera resignación y fuerza del alma. Sin embargo también ellos son abnegados y luchan tenazmente contra la adversidad. Cuantos niños privados de lo necesario, cuantas familias sufren el frío invernal sin contar con alimentos y cobijo suficiente.

Muchos de los males que padece nuestra sociedad (robos, asesinatos, abusos) parten del desinterés, de fomentar las diferencias sociales acaparando en forma desmedida, de creer que nos podremos salvar solos y que mientras a nosotros nos vaya bien no importa lo demás, y de no diferenciar lo esencial de lo superfluo.

Casi todos los aquí presentes hemos tenido una vida buena y alejada de las grandes necesidades, sería un buen ejercicio la valoración de todos los seres que solidariamente han contribuido a ser lo que hoy somos: nuestros padres que nos han tenido bajo su cuidado, su guía y su ejemplo, nuestros hermanos que nos han fogueado en las relaciones, nuestros compañeros de escuela que nos han ampliado el campo de los afectos, a nuestros jefes y compañeros de trabajo que nos prueban en la tolerancia y la aceptación, nuestros amigos y seres queridos que nos ratifican nuestra valía, nuestra ciudad, nuestro país que nos da un sentido de pertenencia y responsabilidad. Pero sobre todas las cosas, debemos agradecer a Dios, que por amor y solidaridad, a través de la encarnación nos permite probarnos, hacer experiencia, y además por esa misma ley de solidaridad, nos permite tener contacto con espíritus superiores que nos ayuden y nos guíen ante nuestras vicisitudes.

Como seres que tratamos de transitar la evolución de forma consciente y sabiendo que la solidaridad es un hecho natural de la vida universal, ha de ser nuestro esfuerzo en motivarnos a ella manteniendo la mente lúcida y activa en propuestas, abrir bien nuestros ojos para captar la realidad que nos rodea, tener los oídos atentos a escuchar lo que se nos reclama, corazón abierto y generoso a las necesidades de nuestro semejante.

Nos dijo alguna vez un espíritu: "Como hombre fui un estudioso del universo físico y con ello me deslumbré, hoy como Espíritu soy un estudioso del Universo desde otro ángulo de visión y de mi entendimiento. Si aquello me deslumbró, hoy esto conmociona mi alma, pues recién estoy comprendiendo que Espíritu del Universo es el Espíritu de la creación y es apenas comprender a Dios. La danza de todo lo creado es tan armónica que mi Espíritu queda atónito bajo los efectos de esa magnificencia. Me despido augurando al hombre de todas las latitudes y al espíritu del universo que la unión y la fusión que parecen iguales pero no lo son es el punto de partida para comprender el espíritu de todo lo que existe. Con Uds. Camilo Flammarión".

"Les quiero solicitar que traten de penetrar en la vida misma de la virtud y ello significa comprender el amor, la justicia y la entrega como estado universales permanentes de Dios que encierra el estado virtuoso, así podrán trascender la simple definición de virtud como acto que corresponde pensar, elaborar y comprender, cuando hablamos de respeto hablamos del principio de cohesión que liga el universo físico posibilitando las formas como elementos de utilidad, y cuando hablamos de unión a partir del respeto hablamos de integración afectiva que hace de la relación un acto de tolerancia, de comprensión y de aceptación, recién en esa instancia el concepto hermano toma la gravitación real que posee. Espíritu Protector."

Fundación de Estudio y Difusión Espirita Santa Rosa - LP - Argentina

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        EXPLICACIÓN DE ALGUNOS FENÓMENOS LLAMADOS SOBRENATURALES

Vista espiritual o psíquica. Doble vista. Sonambulismo. Sueños 

. El periespíritu oficia de lazo de unión entre la vida corporal y la vida espiritual: gracias a él, el espíritu encarnado entra en relación constante con los espíritus. El periespíritu está facultado para la producción de fenómenos especiales que no se originan en la materia tangible y que, por ese motivo, parecen de índole sobrenatural. 
     Las propiedades y la irradiación del periespíritu son la causa de variados fenómenos, entre ellos: la doble vista o vista espiritual, también llamada vista psíquica, patrimonio de muchas personas, a menudo ignorantes de tal facultad, así como de la vista sonambúlica. 
El periespíritu es el órgano sensitivo del espíritu. Por su intermedio el espíritu encarnado percibe las cosas espirituales que escapan a los sentidos carnales. Por los órganos del cuerpo, la vista, el oído y las diversas sensaciones están limitadas a la percepción de las cosas materiales. Por el sentido espiritual o psíquico, se generaliza: el espíritu ve, oye y siente en todo su ser lo que se encuentra dentro del campo de irradiación de su fluido periespiritual. 
     Estos fenómenos son en el hombre la manifestación de la vida espiritual. El alma actúa fuera  del organismo. En el caso de doble vista o percepción por el sentido psíquico, no ve con los ojos del cuerpo, aunque a menudo, por hábito, los dirige al sitio en que fija su atención. Ve con los ojos del alma y la prueba está en que también ve con los ojos cerrados y más allá de su campo visual ordinario . Aunque durante la vida el espíritu se encuentra amarrado al cuerpo por la acción del periespíritu, su esclavitud es relativa, puesto que puede extender su cadena y transportarse lejos, sobre la misma Tierra o a cualquier punto del espacio. El espíritu no se siente a gusto cuando está ligado al cuerpo, porque su estado normal es la libertad y porque la vida corporal se asemeja a la de un siervo adscrito a su terruño. 
     El espíritu es feliz al abandonar el cuerpo, como un pájaro que deja su jaula. Aprovecha todas las ocasiones en que puede escaparse y disfruta de todos los instantes en que su presencia no es necesaria para la vida de relación. Este fenómeno recibe el nombre de emancipación del alma. 
     Siempre ocurre durante el sueño todas las veces en que el cuerpo descansa y que sus sentidos están inactivos 
     En esos momentos, el espíritu vive la vida espiritual, mientras que su cuerpo vegeta. 

Marco Antonio Gonzalez Sanchez

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