domingo, 17 de marzo de 2024

El espírita ante la Doctrina

 INQUIETUDES ESPÍRITAS

1.- Diez maneras de amarnos a nosotros mismos

2.- José María Fernández Colavida ( Quién fue )

3.- Obras son amores

4.- El espírita ante la Doctrina

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Diez Maneras de Amarnos a Nosotros Mismos 

1 - Disciplinar los propios impulsos.

2 - Trabajar, cada día, produciendo lo mejor que pudiéramos.

3 - Atender a los buenos consejos que trazamos para los otros.

4 - Aceptar sin rebeldía la crítica y la reprobación.

5 - Olvidar las faltas ajenas sin disculpar las nuestras.

6 - Evitar las conversaciones inútiles.

7 - Recibir el sufrimiento en el proceso de nuestra educación.

8 - Callar delante de la ofensa, retribuyendo el mal con el bien.

9 - Ayudar a todos, sin exigir ningún pago de gratitud.

10 - Repetir las lecciones edificantes, tantas veces como fuesen necesarias, perseverando en el perfeccionamiento de nosotros mismos sin desanimar y colocándonos al servicio del Divino Maestro, hoy y siempre.

libro: Paz y Renovación
André Luiz & Francisco Cândido Xavier

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       JOSE MARÍA FERNÁNDEZ  COLAVIDA

Quién fue:                     


   Nacido quince años después de Allan Kardec, José María Fernández Colavida perdió los bienes, la familia, pero encontró el consuelo en El Libro de los Espíritus, ganado por el Capitán de la Marina. Él vino a tornarse como uno de los mayores divulgadores del Espiritismo en España.


   José Maria Fernandez Colavida nació el día 19 de marzo en Tortosa, provincia de Tarragona. Hijo de padres acomodados, recibió, en sus primeros años, instrucción de lo más significativa para su época. Su padre, D. Pío, secretario del Gobierno Militar y político de Tortosa, con la muerte del rey Fernando VII, sufrió muchas persecuciones por parte de aquellos que envidiaban su suerte, llegando a ser destituido de su cargo y exilado.

   Estas persecuciones se extendieron a toda la familia, particularmente, a José María Fernández, por ser el primogénito de los ocho hijos de D. Pío. Eso le obligó a abandonar el seno paterno y su país, antes de los 16 años, y a prestar sus servicios voluntarios al Ejército. El 1º de noviembre de 1835 se incorporó en la 6ª Compañía del 1º Batallón de Tortosa bajo las órdenes del Comandante Luis Llagostera. Colavida fue hecho prisionero en Morella, después de la heróica defensa de este lugar como Teniente Coronel. Posteriormente fue transportado a Cádiz junto a otros prisioneros de guerra, tomando conocimiento, durante el trayecto, de la ejecución de su padre, fusilado el 15 de julio de 1835.

   Todas esas tristezas, sin duda, influyeron en el alma de Fernández, haciendo que él trabajase más tarde, por la paz, mucho más de lo que lo hizo en la guerra.

    La lucha termina y él recobra la libertad el 25 de septiembre de 1841, volviendo a Barcelona, en donde resolvió terminar sus estudios de notario. Colavida no ejerció la profesión, pero estaba en la cabeza de la división en la que trabajó.

   Su iniciación en el estudio del Espiritismo tuvo lugar durante un viaje que hizo a Madrid cuando leyó El Libro de los Espíritus, cedido por el Capitán de la Marina Mercante Ramón Lagier y Pomares.
 
   Fernández Colavida, que siempre se distinguió por su caridad extrema, fue uno de los más entusiastas fundadores de la Sociedad Amigos de los Pobres. Defendiendo los intereses de esta Sociedad, la cual presidió, ganando muchos enemigos.

   En el momento del apogeo de la última guerra carlista, él luchó empeñando todos sus esfuerzos para conseguir la paz, con su genio y sus eminentes sacrificios. Colavida reunió, para hacer llegar a las manos de los carlistas, millares de proclamaciones por la paz. Tuvo la felicidad de llegar a ver su empresa coronada por el éxito y rechazó todas las recompensas, incluso cuando le fue ofrecido el empleo de coronel.

Apóstol del Espiritismo

   Por las grandes empresas que lideró en su trayectoria de divulgador y practicante del Espiritismo, por sus renuncias y dedicación a los más pobres, Colavida, uno de los apóstoles del Espiritismo en España, fue considerado como "el Kardec español". Su fortuna y la de su familia, fueron reducidas por los azares de la guerra civil, y todo lo que ganaba por su trabajo, lo donaba a los miserables o lo consagraba a la propaganda
espírita, , ya que había perdido a su padre, como ya se ha dicho, y también a la madre, de muerte violenta. Pero su carácter era por todos reconocido, debido a su humildad y modestia. 
   El Congreso Espírita de 1888 se reunió en Barcelona, ocasión en la que Colavida fue proclamado, con entusiasmo, presidente honorario; justa recompensa por sus méritos.


Los emprendimientos de Colavida

   Aconsejado por los Espíritus, comenzó la traducción y la publicación de las obras fundamentales del Espiritismo. Pero no contentándose solamente con estas publicaciones, fundó el primer Centro de Estudios Espíritas en Barcelona y la Sociedad Barcelonesa  Propagandista de Espiritismo, que él sustentó de la misma manera que la Revista Espírita- Periódico de Estudios Psicológicos, de Allan Kardec. El primer número apareció en mayo de 1869.
   Colavida era el alma del Periódico y de la Sociedad que en 1875 ya había publicado las obras fundamentales de la Doctrina, los resúmenes de Allan Kardec, tal como La Verdadera Doctrina Espírita;  Armonía de la Lay y la Razón; El Espiritismo en la Bíblia; Armonía Universal; dos ediciones de la Colección de Oraciones; Melodía para el Espíritu de Isem, y Ensayos de un Cuadro Sinóptico para la Unidad Religiosa del Espíritu Romano Leila. Todo esto lo hizo Fernández Colavida, el más importante divulgador del Espiritismo en la España de su epoca.


Propagación del Espiritismo

   Durante un período de treinta años, se dedicó asiduamente al estudio  y a  la propagación del  Espiritismo. Los estudios profundos en los libros de Allan Kardec y de la Revista Espírita, y las observaciones directas de los Espíritus en las sesiones de los centros que fundó y dirigió, le dieron un gran conocimiento de la ciencia espírita, haciéndolo consejero de los hermanos más experimentados.
   Reunió numerosa y extensa correspondencia, encuadernada en volúmenes de enseñanzas. También unos de sus más importantes trabajos fueron los estudios sobre magnetismo, subordinadoss a las observaciones y a los fines propuestos por el Espiritismo. Fue un gran magnetizador y desarrolló a un gran número de médiums sonámbulos. Realizó notables experiencias y obtuvo prodigiosos resultados en sonambulismo lúcido aplicado al Espiritismo. Se apoyaba en su esposa, Ana de Campos, médium de excepcionales dotes, fallecida el 5 de mayo de 1882, y con la cual estuvo casado 16 años.
   Tal vez, por su amor excesivo a la ciencia, abusó insensiblemente de sus poderosas facultades, usando su energía vital y minando las fuerzas en su última dolencia. Colavida  también editó: Laila o Pruebas de un Espírita(2ª parte); Catecismo Espírita de Joseph Henri Turck; Lecciones de Espiritismo para niños; El Espiritismo y la Moral; Oscuridad y Luces, de Navarro Murillo, Contra los Cursos de Tarot, del mismo autor; El romance oído y ejecutado al pieno por los médums sonámbulos, señoritas Avelina Colom y Pilar Refecas Cassy, inspiradas por el Espíritu protector del grupo La Paz, y por último, la obra de Gabriel Delanne, El Espiritismo ante la ciencia, traducido del francés por D. Juan Yuste.
   A pesar de las grandes pérdidas, él no quiso dejar su sueño de hacer nuevas publicaciones espíritas, cuando la muerte vino a sorprenderlo. Uno de sus deseos, el último y mayor, fue el de ver continuar su obra de propaganda y, principalmente, su querida revista. Desencarnó en Barcelona el 1 de diciembre de 1888.

 Eduardo Carvalho Monteiro
(Traducción de José L.Martín)
( Tomado del blog Historia del Espiritismo)

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                 “OBRAS SON AMORES”

                           
Hemos querido publicar este artículo que salió en la “Revista de Estudios Psicológicos” de 1890 que fundó nuestro querido D. José Mª Fernández Colávida, gran figura del Espiritismo en España y que por motivo de su desencarnación por esa época la dirigía el Vizconde de Torres-Solanot.
Muchos pensarán que hace muchos años de esta publicación, pero diremos que es un problema que hoy en día está en pie y esperamos que estas palabras nos ayuden a reflexionar.
La redacción.

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Esto dice el adagio y esto es precioso repetir al contemplar la conducta de ciertos mal llamados espiritistas, que no se han saturado de nuestra magnífica doctrina, porque sin duda conservan las reminiscencias de las religiones positivas con la costumbre de predicar una cosa y practicar otra, esto es, que no procuran conformar los actos con las enseñanzas eminentemente morales de la doctrina.

Lamentando ese mal se expresa así un querido colega:

Triste es confesarlo, entre los espiritistas hay quienes no se han penetrado de la misión que aceptaron al entrar en nuestras filas y no se dan cuenta de que no basta creer en los espíritus para cumplir con sus deberes de adeptos. Cruel será para ellos su despertar en el espacio.

Terrible será sin duda, el despertar de aquellos que habiendo conocido la verdad no practicaron sus enseñanzas; de aquellos que saben que a mayor grado de desarrollo, corresponde más responsabilidad y que el espíritu ha de dar cuenta no sólo del mal que hizo, sino del bien que dejó de hacer.

Quien no tiene esto siempre presente, quien no procura ser hoy mejor que ayer y mañana mejor que hoy, no tiene derecho a ostentar el título de espiritista, sólo se podrá llamar espiritero.

Ya dijo Allan Kardec: “Se reconoce al verdadero espiritista por su transformación moral y por los esfuerzos que hace para dominar sus malas inclinaciones” lo confirmó el congreso de Barcelona (1888) aconsejando “la constante realización de la doctrina por la práctica de las más severas virtudes públicas y privadas” y lo ha ratificado el congreso de París (1889) al formular la siguiente conclusión: “Es preciso que todo espiritista muestre por la práctica de las virtudes públicas y privadas, la virtualidad y la trascendencia de la doctrina”.

Y como si esto no fuese bastante, todas, absolutamente todas las comunicaciones de los buenos espíritus, nuestros protectores, encarecen en primer término el amor y la práctica del bien.

Aceptar, pues, con sinceridad el Espiritismo equivale a obligarse al propio mejoramiento moral y a procurar el bien de los demás.

De nada sirve la predicación, sin la obra viva.

Ponderar una doctrina, recomendarla y no practicarla es de efecto contraproducente.

Valiera más que abandonaran el nombre de espiritistas y se retirasen del apostolado quienes no prediquen ante todo y sobre todo con el ejemplo, con la práctica doctrinaria.

Porque lejos de favorecerla, la perjudican grandemente.

¿Cómo hemos de probar que el Espiritismo es la regeneración, si no comenzamos nosotros mismos por regenerarnos al calor y con la práctica de sus sublimes enseñanzas?

Por eso decimos, parodiando el adagio que sirve de epígrafe a estas líneas :

" Obras, buenas obras, son Espiritismo"

Extraído de la “Revista de Estudios Psicológicos” de D. José Mª Fernández Colávida
Enero de 1890. y tomado del blog "El Ángel del bien"


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EL ESPÍRITA ANTE LA DOCTRINA

El espírita, como nos enseña Miguel Vives, tiene un tesoro en sus manos.. Dará prueba de ignorancia y de pretensión, si cerrar los ojos a ese tesoro para buscar otros, aparentemente más valiosos. ¿Qué vale más, hermanos: la humildad o la vanidad? Si es la vanidad, podéis adornaros con todos los grandes conocimientos ocultos, con todas las explicaciones misteriosas sobre Dios y el Infinito, con todas las fábulas y utopías a las cuales se refería el apóstol Pablo. En ese caso, dejaréis de lado la humildad. Esa pequeñina violeta del Mundo Espiritual, abandonada por vosotros reencenderá entonces su perfume entre los humildes. Y de éstos, según lo enseñó Jesús, será el Reino de Dios. No penséis, sin embargo, que el Espiritismo es doctrina estática, que no quiere ir más allá. Por el contrario, él es una doctrina dinámica y avanza siempre. Pero avanza en la medida de lo posible y de lo conveniente, con los pies en la tierra, para evitar el vértigo de las alturas.En la proporción que crecemos moralmente -prestemos bien atención a esta palabra: MORALMENTE- el propio Espiritismo, dentro de las mismas obras de Kardec, desvelará nuevos mundos y nuevas enseñanzas ante nuestros ojos. Pero, entonces, estaremos en condiciones de comprenderlas. Todo se hace de manera progresiva, nada de saltos. Apegaros al Tesoro del Espiritismo, que la misericordia de Dios colocó en vuestras manos, si queréis realmente aprender y no solamente ilusionaros.
En conclusión: El espírita debe estudiar constantemente las obras de Kardec, que son el fundamento del Espiritismo, y no dejarse llevar por fascinaciones de la vanidad o de la ambición de saber lo que no puede; debe comprender los límites de su actual situación evolutiva, y humildemente procurar el medio de progresar..
Extraído del libro "El Tesoro de los Espíritas"
Miguel Vives

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