jueves, 7 de marzo de 2024

Dios y el Universo

 INQUIETUDES ESPÍRITAS

1.- Cultura espírita: Algo de vocabulario (Letra "E")

2.- Revelaciones del Más Allá

3.- Comunicado de un Espíritu: Decepciones

4.- Dios y el Universo

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         CULTURA ESPÍRITA: ALGO DE VOCABULARIO ( Letra "E")

EMANCIPACIÓN DEL ALMA (émancipation de l’âme). Estado particular de la vida humana durante el cual el alma, al desprenderse de sus lazos materiales, recobra algunas de las facultades del Espíritu y entra más fácilmente en comunicación con los seres incorpóreos. Este estado se manifiesta principalmente a través del fenómeno de los sueños (rêves), de la somniloquia (somniloquie), de la doble vista (double vue), del sonambulismo natural (somnambulisme naturel) o magnético (somnambulisme magnétique) y del éxtasis (extase). Véanse estas palabras.

ENCARNACIÓN (incarnation). Estado de los Espíritus que revisten una envoltura corporal. Se dice Espíritu encarnado (Esprit incarné) en oposición a Espíritu errante (Esprit errant). Los Espíritus son errantes en el intervalo de sus diferentes encarnaciones. La encarnación puede tener lugar en la Tierra o en otro mundo.


ERRATICIDAD (erraticité). Estado de los Espíritus errantes, es decir, no encarnados, durante los intervalos de sus diversas existencias corporales. De ninguna manera la erraticidad es una señal absoluta de inferioridad para los Espíritus. Hay Espíritus errantes de todas las clases, salvo los del primer orden o Espíritus puros que, al no tener más necesidad de reencarnarse, no pueden ser considerados como errantes. Los Espíritus errantes son felices o desdichados según el grado de su depuración. Es en este estado que el Espíritu –cuando se ha despojado del velo material del cuerpo– reconoce sus existencias anteriores y las faltas que lo alejan de la perfección y de la felicidad infinita; entonces, es también cuando elige nuevas pruebas para progresar más rápidamente.

ESCALA ESPÍRITA (Échelle spirite). Cuadro de los diferentes órdenes de Espíritus, que indica los grados que deben recorrer para llegar a la perfección. Comprende tres órdenes principales: los Espíritus imperfectos, los Espíritus buenos y los Espíritus puros, subdivididas en nueve clases, caracterizadas por la la progresión de los sentimientos morales y de las ideas intelectuales. Los propios Espíritus nos enseñan que pertenecen a diferentes categorías, según el grado de su depuración; pero también nos dicen que estas categorías no constituyen, de manera alguna, especies distintas, y que todos los Espíritus están llamados a recorrerlas sucesivamente. (Véase el desarrollo referente al carácter de cada clase de Espíritus en un capítulo especial.)X


ESFERA (sphère). Palabra con la cual ciertos Espíritus designan los diferentes grados de la Escala Espírita. Ellos dicen que han alcanzado la quinta o la sexta
X Confróntense (cf.) las cuestiones Nº 100 y siguientes de El Libro de los Espíritus; el capítulo I especial de las Instrucciones Prácticas, intitulado Escala Espírita; también (tb.) la RE feb. 1858–II: Escala Espírita, págs. 39 a 44, y las notas del traductor números 35 y 36 de la Revista Espírita de 1858, Edición del CEI. (N. del T.)esfera, como otros dicen el quinto o el sexto cielo. Por la manera como se expresan, se podría creer que la Tierra es un punto central rodeado de esferas concéntricas en las que se cumplen sucesivamente los diferentes grados de perfección; inclusive, los hay aquellos que hablan también de la esfera de fuego, de la esfera de las estrellas, etc. Como las más elementales nociones astronómicas son suficientes para demostrar el absurdo de semejante teoría, la misma sólo puede provenir de una falsa interpretación de los vocablos, o de Espíritus muy atrasados, imbuidos todavía de los sistemas de Ptolomeo y de Tycho-Brahe. Si un hombre al que creéis sabio sostiene algo que evidentemente es absurdo, dudaréis de su saber; lo mismo debe hacerse con los Espíritus: es a través de la experiencia que se aprende a conocerlos. Por lo tanto, esas expresiones son incorrectas, incluso tomadas en sentido figurado, porque pueden inducir al error sobre el verdadero sentido en que se debe entender la progresión de los Espíritus. (Véase Reencarnación [Réincarnation].)

ESPÍRITA (spirite). Relativo al Espiritismo.
ESPIRITISMO (Spiritisme). Doctrina que se basa en la creencia de la existencia de los Espíritus y en su comunicación con los hombres.
ESPIRITISTA (spiritiste). El que adopta la Doctrina Espírita.


ESPÍRITU (Esprit) [del latín spiritus, compuesto de spirare: soplar]. En el sentido especial de la Doctrina Espírita, los Espíritus son los seres inteligentes de la Creación, que pueblan el Universo fuera del mundo corporal. 
La naturaleza íntima de los Espíritus nos es desconocida; ellos mismos no pueden definirla, ya sea por ignorancia o por insuficiencia de nuestro lenguaje. En este aspecto, somos como los ciegos de nacimiento con relación a la luz. Según lo que los Espíritus nos dicen, el Espíritu no es material en el sentido vulgar de la palabra; pero tampoco es inmaterial en el sentido absoluto, porque el Espíritu es algo y la inmaterialidad absoluta sería la nada. Por lo tanto, el Espíritu está formado de una sustancia, de la cual la materia grosera que impresiona nuestros sentidos no puede darnos una idea. Se puede comparar al Espíritu con una llama o chispa, cuyo brillo varía según el grado de su depuración. Por intermedio del periespíritu que lo envuelve, el Espíritu puede adoptar todo tipo de formas. (Véase Periespíritu [Périsprit].)

 Kardec usa sabiamente la palabra Espíritu, con letra E mayúscula, para designar a los seres inteligentes de la Creación, es decir, a las individualidades de los seres extracorpóreos (ver cuestión Nº 76  y siguientes [2ª Parte: Mundo espírita o de los Espíritus, cap. I: Origen y naturaleza de los Espíritus] de El Libro de los Espíritus.). El propio Codificador expresa la diferencia al colocar oportunamente el vocablo espíritu, con la letra e minúscula, cuando se refiere a uno de los elementos generales del Universo, también llamado elemento inteligente universal (véase Nº 21 y sig. [1ª Parte

ESPÍRITU ELEMENTAL (Esprit élémentaire). El Espíritu considerado en sí mismo, haciendo abstracción de su periespíritu o envoltura semimaterial.

ESPÍRITU FAMILIAR (Esprit familier). Espíritu que se vincula a una persona o a una familia, ya sea para protegerla –si es bueno– o para perjudicarla –si es malo. Al Espíritu familiar no hay necesidad de evocarlo: siempre está presente y responde instantáneamente al llamado que se le hace. A menudo manifiesta su presencia por medio de señales sensibles.

ESPÍRITUS GOLPEADORES (Esprits frappeurs). Los que revelan su presencia a través de golpes. Pertenecen a las clases inferiores.

ESPIRITUALISMO (Spiritualisme). Creencia en la existencia de un alma espiritual, inmaterial, que conserva su individualidad después de la muerte, prescindiendo de la creencia en los Espíritus; es lo opuesto al materialismo (véanse Materialismo [Matérialisme], Espiritismo [Spiritisme]). Cualquiera 
que crea que no todo en nosotros es materia, es espiritualista; pero de ello no se sigue que admita la Doctrina de los Espíritus. Todo espiritista es necesariamente espiritualista, pero se puede ser espiritualista sin ser espiritista; el materialista no es ni lo uno ni lo otro. Como son dos ideas esencialmente distintas, era necesario distinguirlas con palabras diferentes para evitar todo equívoco. Inclusive para aquellos que consideran al Espiritismo como una idea quimérica, era igualmente necesario designarlo con una preciso hacer eso, ya sea para las ideas falsas como para las ideas verdaderas.

Las Causas Primeras, cap. II: espíritu y materia] de El Libro de los Espíritus.). (N. del T.)

ESTEREOTITA (stéréotite) [del griego stéréos: sólido]. Cualidad de las apariciones que adquieren las propiedades de la materia resistente y tangible; se dice por oposición a las apariciones vaporosas o etéreas, que son impalpables. La aparición estereotita presenta temporalmente, a la vista y al tacto, las propiedades de un cuerpo vivo.

EVOCACIÓN (évocation). Véase Invocación (Invocation).

EXPIACIÓN (expiation). Pena que sufren los Espíritus como punición de las faltas cometidas durante la vida corporal. La expiación, como sufrimiento moral, tiene lugar en el estado de erraticidad; como sufrimiento físico, en el estado corpóreo. Las vicisitudes y los tormentos de la vida corporal son a la vez pruebas para el futuro y expiación del pasado.

ÉXTASIS (extase) [del griego ekstasis: arrebato de espíritu; compuesto de existêmi: colmar de admiración]. Paroxismo de la emancipación del alma durante la vida corporal, de donde resulta la suspensión momentánea de las facultades perceptivas y sensitivas de los órganos. En este estado, el alma sólo está ligada al cuerpo por frágiles lazos, que trata de romper; pertenece más al mundo de los Espíritus –al que entrevé– que al mundo material. El éxtasis es a veces natural y espontáneo; también puede ser provocado por la acción magnética y, en este caso, es un grado superior de sonambulismo.

    (SEGMENTO VOCABULARIO ESPIRITA DEL CEI EN ESPAÑOL)

- Aportado por Juan Carlos Mariani-

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     REVELACIONES DEL MÁS ALLÁ

                             

La narración siguiente está sacada de una preciosa recopilación de “revelaciones trascendentales” intitulada: The Morrow of Death by “Amicus”, surgida de la mediumnidad de un particular, el Sr. Ernest H. Peckam. La entidad que se comunicaba designada aquí por el seudónimo de “Amicus”, conforme al deseo expreso de la misma, fue en vida el Rev. A.K. Stokwell, muerto hacía más de cuarenta años antes. Después de dar pruebas suficientes de identificación personal se consagró enteramente a su misión, que consistía en transmitir a los vivos enseñanzas como las que aquí nos ocupan y que forman una exposición admirable, aunque sumaria, de las modalidades de existencia espiritual. Relata de la manera siguiente sus primeras impresiones al respecto.

Cuando me hallaba en el mundo de los vivos, jamás llegué a concebir la existencia de ultratumba. Tenía sobre eso ideas confusas o inciertas que giraban en torno a las concepciones habituales de un “paraíso” reservado a los que conseguían “salvarse” y de un “infierno” listo para tragarse a los “malos”. En mi tiempo, generalmente se ignoraba la posibilidad de comunicación con los Espíritus de los muertos. No había, pues, más que construir teorías y tener fe en Dios. Era la fe lo que yo tenía. En estas condiciones es inútil decirte que, cuando me encontré en el mundo espiritual, quedé profundamente admirado frente a la realidad. Me vi acogido, reconfortado y ayudado por personas que yo conocí en la Tierra y que me precedieron en el gran viaje. Pero, lo que constituyó para mi la alegría de aquella hora fue el encontrarme con mi querida compañera de toda mi existencia, la cual de inmediato se dedicó a prodigarme, en el medio espiritual, las delicadas atenciones y las ternuras afectuosas que me dispensaba en el medio terrestre.

Mis primeros pasos en la morada celeste fueron vigilados por esa afectuosa guía. Puedo afirmar que mi primera impresión en el mundo espiritual fue la prueba de que la estima y la devoción de mi compañera no habían disminuido por consecuencia de la muerte, ya que se renovaron para mí con toda la conmovedora espontaneidad que las caracterizaba en el medio terrestre. Yo sentía que efectivamente había vuelto la dulce vida familiar del período más dichoso de mi existencia; aunque, esta vez gozaba más la felicidad por causa de la alegría suprema de la reunión celeste, después de la larga separación terrena. Observaré a ese respecto que la narración de lo que experimenté no es más que un episodio normal experimentado por toda la gente en el medio espiritual; la muerte no puede eliminar el afecto, ni impedir la reunión de dos almas que se amaron en la Tierra. Naturalmente nuestro afecto recíproco tenía por fundamento muchas cualidades espirituales comunes a ambos.

No obstante, en estos últimos tiempos, el camino que conduce a nuestra elevación espiritual se bifurcó; ambos, no obstante, nos sentimos dichosos de que sea así. Uno de los primeros descubrimientos que hice después de mi muerte fue el de mí mismo. Mi verdadera individualidad se desarrolló ante mis ojos en toda la crudeza de sus colores, revelación esta que no fue precisamente halagadora. El proceso de la muerte física y del renacimiento espiritual es muy interesante e incluso bello. Normalmente a partir del instante en que las funciones corporales comienzan a cesar, proceso que puede durar bastante tiempo, los sufrimientos del cuerpo y las ansiedades del Espíritu paran y van pasando gradualmente a condiciones de inconsciencia absoluta. Más tarde, una vez traspasada la crisis de la muerte, se opera el pleno despertar de la conciencia; el muerto renace entonces hacia una nueva existencia y comienza a desarrollar su actividad en un medio nuevo.

Siempre pasa que, providencialmente, el Espíritu desencarnado no se percibe de que muere; a veces cuando lo nota queda terriblemente trastornado, especialmente si la muerte cortó lazos afectivos muy fuertes. Pero no llega al medio espiritual desamparado; casi nuca se queda entregado a sí mismo; todos los Espíritus, casi sin excepción, al salir de la crisis de la muerte son acogidos por los guías más indicados para reconfortarlos, aconsejarlos y asistirlos. ¿Dónde va a encontrarse el Espíritu recién nacido? He aquí la respuesta: entró en el estado de conciencia único posible según sus condiciones morales, intelectuales, espirituales. El medio que lo recibe está determinado por el grado de espiritualidad en el que se encuentra. A través de la muerte gana la morada espiritual que preparó para sí mismo; no puede ir a ninguna otra parte. Son sus calificaciones espirituales que lo hacen gravitar, con una precisión infalible, hacia las condiciones de existencia que corresponden matemáticamente a sus méritos y desmerecimientos. La gran “ley de afinidad” regula este proceso inexorable.

El hombre, después de la muerte, va para el lugar que para sí mismo preparó; no podría ser de otro modo. Se une a los que se le parecen; gravita hacia las legiones espirituales entre las que se encontrará enteramente a gusto, como en su propio medio, como en su casa. Su futura morada está en el círculo de su alma; sus compañeros espirituales son los seres semejantes. En otros términos; el Espíritu desencarnado por efecto de la ley bienhechora y justa de la “afinidad”, gracias a la cual “cada uno atrae a su semejante”, gravita para el único medio que se adapta a sus condiciones evolutivas, a su elevación moral, a su cultura intelectual. Conforme él mismo las creó por su actividad terrestre. Va a donde forzosamente tiene que ir. Ahora estará bien que te diga dos palabras acerca de la naturaleza de la substancia empleada para las construcciones, o creaciones, en el medio espiritual, así como sobre los métodos usados. Nuestro mundo es el del pensamiento; todo lo que en él se mueve, toca y usa es una creación del pensamiento. Nuestro cuerpo espiritual es una creación substancial del pensamiento; y de nuestro propio cuerpo que, sin ningún prejuicio para nuestra individualidad, exteriorizamos, lo que nos es necesario para el ejercicio de la actividad objetiva.

Alrededor toman forma las creaciones del pensamiento, fundidas y armonizadas con las creaciones pensadas por los otros. Entre esas creaciones algunas son exteriorizaciones inconscientes del pensamiento espiritual; otras provienen de la fuerza creadora del pensamiento guiado por la voluntad para fines determinados. Somos seres construidos de pensamientos, existiendo en un mundo creado por el pensamiento. Naturalmente los que habitan en el mundo terrestre, tan radicalmente diferente al nuestro, tienen dificultad para comprender, e incluso para creer en estas revelaciones. Pero te afirmo que los procesos funcionales que acabo de mencionar son muy simples, muy naturales y extraordinariamente eficaces... Estas enseñanzas espirituales que ahora apenas comenzamos a dar a los vivos constituyen una de las muchas cosas a cuyo respecto Jesús, el Nazareno, afirmó que “aquella generación y aquella época no estaban maduras para recibirlas.”


A propósito del interesante mensaje que acabamos de leer y apoyando la tesis fundamental que sustento, importa insistir sobre el hecho de que encontramos en él las habituales e infalibles concordancias, relativas a gran número de detalles fundamentales, concernientes a las modalidades de existencia espiritual, a saber: la información de que los Espíritus de los muertos, salvo algunas raras excepciones, son acogidos y reconfortados por familiares y amigos que los precedieron en el medio espiritual; en ese momento el Espíritu ya debe haber pasado por la prueba de la “visión panorámica” de todos los acontecimientos de su vida; la información de los Espíritus recién llegados, que no se han dado cuenta de que ya murieron; la información sobre la facultad de modelar y organizar propia del pensamiento en el medio espiritual; en fin, la información sobre la “ley de afinidad”, que regula inexorablemente los destinos humanos, sin la intervención de un Juez Supremo para condenar o absolver al Espíritu desencarnado. Entre los detalles secundarios que todavía no tuve ocasión de comentar, señalemos el del Espíritu cuando dice que a pesar del vivo afecto que le una al Espíritu de su compañera, llegó para ellos el momento en el cual “el camino que nos conducía a la elevación espiritual se ha bifurcado” pero que sin embargo, ambos se sentían dichosos al separarse.

Este detalle concordante con otro análogo, referido en el episodio 4º, es teóricamente importante porque se presenta de forma inesperada, permitiendo admitir que la circunstancia de ser relatado por muchos médiums pueda ser atribuida a “coincidencias fortuitas”. Observaré que algunos de los Espíritus que lo han relatado han puesto atención en completarlo, diciendo que, si los Espíritus ligados por mutuo afecto se separan sin ningún pesar, esto se debe a dos razones: primero porque saben que la separación es necesaria a su recíproca elevación espiritual , diversamente orientada para cada entidad espiritual según la naturaleza de su individualidad humana; Y segundo porque los Espíritus ligados por el afecto saben que siempre que deseen verse, no necesitan más que manifestar la voluntad con el pensamiento para estar instantáneamente juntos.

Ernesto Bozzano

Extraído del libro "La crisis de la muerte"

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           COMUNICADO DE UN ESPÍRITU


                     Decepciones 

En nuestra vida nos puede pasar que saboreemos el cáliz amargo de la decepción, ya sea sentimental, ya sea familiar, e incluso profesional, entretanto, las decepciones no siempre son lo que parecen, pues nosotros aun somos espíritus en evolución, con lo que conlleva que podemos errar en nuestras decisiones, pero como siempre estamos protegidos por espíritus buenos, por Dios, en situaciones de decepciones, o planes que no salen como nos gustaría, tendríamos que confiar en la providencia por que muy posiblemente hemos sido librados de problemas peores. 

Nosotros no somos capaces de ver más allá de nuestra propia percepción mental, sin embargo, tenemos una programación, para asegurarnos de no sufrir situaciones que no merecemos, por eso, cuando nos llegue la decepción, o la ilusión rota, meditemos, pues seguramente, si todo hubiera salido como nosotros queríamos, sin duda, nuestra vida hubiera ido para peor. 

Muchos se quejan porque llegan tarde al trabajo, después se dan cuanta que se han librado de un penoso accidente, otros claman de desesperación por no tener a la pareja deseada, con el tiempo ven que su situación hubiera sido una situación desesperada. Sea lo que sea, siempre confiemos en Dios, y aceptemos tal y como salgan las cosas, si queremos algo y no sale, confiemos en Dios, tal vez nos está librando de algo mucho peor. 

Espíritu Rafael 

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                                     DIOS Y EL UNIVERSO
La acción de Dios se revela en el Universo, tanto en el mundo físico como en el moral; no hay un solo ser que no sea objeto de su solicitud. La hemos visto manifestarse en esta majestuosa ley del progreso que preside la evolución de los seres y de las cosas, llevándolos hacia un estado siempre más perfecto.. Esta acción se demuestra igualmente en la historia de los pueblos. 
Puede seguirse a través del tiempo esta marcha grandiosa, este empuje de la humanidad hacia el bien, hacia lo mejor. No hay duda de que en esta marcha secular hay muchos desfallecimientos y atrasos, muchas horas tristes y oscuras; mas es necesario no olvidar que el hombre es libre de sus acciones. 
Sus males son casi siempre la consecuencia de sus yerros, de su estado de inferioridad. 
¿No es acaso un designio providencial el que señala a los hombres destinados a traer las grandes innovaciones, los descubrimientos que contribuyen al desarrollo de las civilizaciones? Estos descubrimientos se encadenan; aparecen los unos después de los otros de una manera metódica, regular, y en la medida que pueden injertarse con éxito sobre los progresos anteriores. 
     Lo que demuestra de una manera clara la intervención de Dios en la historia, es la aparición en los tiempos precisos, en las horas solemnes de esos grandes misioneros que vienen a tender la mano a los hombres y a conducirles otra vez a la senda perdida, enseñándoles la ley moral, la fraternidad y el amor a sus semejantes, dándoles el gran ejemplo del sacrificio de sí mismos por la causa de todos. 
    ¿Hay algo más imponente que este papel de los enviados divinos? Vienen, marchan en medio de los pueblos. En vano los sarcasmos y las burlas llueven sobre ellos. En vano el desprecio y los sufrimientos les esperan. ¡Marchan siempre! En vano se levantan a su alrededor las horcas y los cadalsos. Las hogueras se encienden y a ellas van, alta la frente, serena el alma. ¿Cuál es, pues, el secreto de su fuerza? ¿Quién, pues, les incita a ir adelante? 
Por encima de las sombras de la materia y de las vulgaridades de la vida, por encima de lo terreno, por sobre la humanidad ven resplandecer ese foco eterno del cual un rayo les alumbra y da ánimo para afrontar todos los dolores, todos los suplicios.- ¡Han contemplado la verdad sin velos y, en adelante, no tendrán otro cuidado que el de derramar y poner al alcance de las muchedumbres el conocimiento de las grandes leyes que rigen a las almas y a los mundos! 


EL GRAN ENIGMA, DIOS y el Universo 
León Denis 

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