viernes, 5 de marzo de 2021

Hasta llegar a la meta

     INQUIETUDES  ESPÍRITAS

1.- Añoranzas de un niño

2.- Lo Posible acontece- Reencarnación

3.- ¿Por qué algunas personas son médiums y otras no lo son?

4.- La siembra de hoy, es la cosecha de mañana

5.- Hasta llegar a la meta


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                               AÑORANZAS DE UN NIÑO




     ¡Ah, madre mía, cuánta añoranza! Partiste hace cincuenta y tres años y aún me veo un niño llorando tu ausencia.

 
Tenía poco más de cuatro años cuando partiste, dejando a mi padre en la viudez y a mi en la orfandad.
 
Tu ausencia desencadenó en mi vida profundas alteraciones.
 
No fue solamente el cariño de madre que me faltó. También dejé la casa que era mi hogar, para vivir con mi abuela y mi madrina.
 
Todo cambió. El infarto que te quitó la vida física, frustró mis sueños de niño despreocupado.
 
Mientras todos los colegas de mi clase reclamaban de sus madres, yo reclamaba solamente la ausencia de madre.
 
Te busqué en muchas madres, intentando encontrar a alguien que me diera el cariño maternal que yo idealizaba.
 
En una madre, que me recibía en su hogar los fines de semana junto a su propio hijo, percibía que había demasiada disciplina.
 
Deseaba comer huevos, muchos huevos, pues de niño me gustaba mucho saborear las yemas blandas.
 
Sin embargo, en aquella casa había una regla: allí nadie podía comer más de uno.
 
Uno solamente. No porque no los hubiese o fuesen escasos, pero porque la señora tenía miedo de un tal  colesterol.
 
No podía comprender, pero sabía que aquella no podría ser mi madre. Porque mi madre permitiría que mi voluntad de niño goloso fuese satisfecha.
 
En otra, que me acogió en un alegre día de fiesta, pensé encontrar la madre anhelada.
 
Sin embargo, cuando deseé un tiempo libre para un descanso, comprendí que allí había otra regla: el trabajo.
 
Y trabajo pesado: limpiar la maleza del terreno. Y mi memoria de niño recuerda que era inmenso, casi interminable.
 
Con certeza, mi madre me dejaría descansar, gozar del ocio y aún me mimaría en sus brazos por un largo tiempo.
 
Ah, madre mía, cuanta añoranza en los días de fiestas en la escuela, cuando comparecían todas las madres, menos la mía; en las victorias escolares, en las celebraciones de mención de honor que otras madres conmemoraban aplaudiendo a sus hijos, menos la mía; en las festividades del Día de la Madre, cuando todos confeccionaban tarjetas, regalos para sus madres y las sorprendían, menos yo.
 
Cómo deseé tus abrazos. Cuántas noches lloré tu ausencia.
 
Aprendí que la vida continuaba, más allá del portal de la muerte. Pero, si así era, ¿por qué no venías a abrazarme, rompiendo la barrera entre el mundo invisible y el material?
 
Sí, tuve el cariño de la abuela, que me reconfortó. Pero yo quería un regazo de madre.
 
Mi abuela hacía todo lo que podía, en el cansancio de sus años y en las condiciones que disponía.
 
Yo deseaba comer pan con mantequilla y queso. Mi abuela decía que debía escoger uno u otro.
 
Yo pensaba: Si fuese mi madre yo podría comer de los dos.
 
Te idealicé siempre más bella y más tierna que el grabado en mis propios recuerdos.
 
Te esperé  cada día y en todas las noches de mí crecer en soledad, venciendo los años de la niñez, de la adolescencia, de la juventud.
 
Entonces, transcurridos cincuenta y tres años surges para mí, atestiguando de la vida que no muere y del afecto que no perece.
 
Surges bella, culta y sabia utilizándote de mi mediumnidad para transmitir tus mensajes.
 
Y lo que escribes por mis manos, para mí, tu hijo y para los hijos de todas las madres, lenifica el dolor de mi añoranza siempre presente.
 
Entonces, agradezco a Dios por tu ausencia del ayer, que me dio fortaleza moral; y por tu presencia junto a mí, en las horas del hoy, cuando señalas derroteros de luz que brotan de mis manos.
 
Dios, gracias por mi madre.

- Redacción de Momento Espírita-


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 LO POSIBLE ACONTECE


                              REENCARNACIÓN

...//... ( viene de atrás)


                                                                        


Erlendur  Haraldsson, del Departamento de Psicología de la Universidad de Islandia, pasó dos décadas investigando la reencarnación. Su objeto eran los niños que alegan tener recuerdos de una vida pasada. Es el caso de Wael Kiman, un niño del Líbano.

  A partir de los cuatro años, comenzó a decir a sus padres que su nombre en verdad era Rabín, que había sido adulto y que sus padres vivían en la capital del país. Con el tiempo pasó agregar otros detalles. Los padres de la otra vida, habitaban una casa cerca del mar, que tenía una baranda baja, en la que él acostumbraba saltar para salir a la calle. Informó también que tenía una segunda casa, pero a esa solo podía ir viajando por avión. ¿Delirio?, parecía. Pero poco tiempo después, los padres de Wael identificaron en la ciudad a una familia que había perdido un hijo adulto y se llamaba Rabín. Entonces fueron con Wael a visitarlos. El niño señaló la foto del muerto y dijo que era él. La casa estaba cerca del puerto y tenía una baranda bajita. Para completar, el joven vivía en los Estados Unidos en la época cuando murió. O sea : Iba para su segunda casa en avión.

   Haraldsson también  describe la historia de Tushita Silva, una niña de Sri Lanka que afirmaba que en otra vida había vivido en una ciudad próxima, estaba en estado de gravidez y había muerto al caer de un puente. El investigador, entonces, visitó esa ciudad y localizó a la familia de una cierta Chandra Nanayakkara, que había muerto al caer de un puente en la década de los setenta, cuando estaba embarazada de siete meses.

   Otro caso es el de la niña Purnima Ekanawake, de Sri Lanka. Cuando ella y la madre presenciaron un accidente en el tránsito, Purnima intentó tranquilizarla: "No se preocupe con eso; yo vine junto a usted después de sufrir también un accidente de tránsito". En la vida pasada. según ella, un autobús la había atropellado. También dijo que su antigua familia fabricaba inciensos y se acordaba hasta de la marca: Ambiga.

A los seis años, la niña reconoció un pariente: el cuñado que había tenido en una vida anterior.

 Los padres comenzaron a investigar y encontraron al dueño de esa fábrica de inciensos. Él les dijo que su cuñado Jinadasa había muerto atropellado por un autobús. Cuando llevaron a Purnima a la casa del sujeto, ella, entonces con seis años, reconoció al dueño de la fábrica como su "cuñado", Purmina sería la reencarnación de Jinadasa. La niña también mostró una marca de nacimiento. Dijo que era donde los neumáticos del autobús la habían atropellado.

   Haraldsson conoció a la muchacha en 1996, cuando ella tenía nueve años. Como de costumbre entrevistó, separadamente, a la niña, los familiares y los vecinos, para saber cuando y cómo aparecieron los recuerdos. Investigó también si había posibilidades de que la chica hubiese tenido acceso a aquellas informaciones por los medios normales. Pero no existía ninguna vinculación entre las familias que vivían en lugares distantes, una de otra.

  Las evidencias le parecieron fuertes, sin artimañas. Haraaldsson, entonces investigó el accidente que mató a Jinadasa. Con el permiso de un tribunal local, tuvo acceso al obituario completo del joven. Las principales fracturas fueron localizadas en el lado izquierdo del pecho, con varias costillas quebradas que penetraron en los pulmones. La marca de nacimiento de Purmina queda en el lado izquierdo del pecho...

   Es innecesario decir que las investigaciones sobre la reencarnación son severamente criticadas por la academia.....

  Quien viva lo verá. Y quien muera también lo verá...

- Pablo Nogueira y Carol Castro- Proyecto de Renata Steffen-

( Tomado del Anuario Espírita 2012)

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¿Por qué algunas personas son médiums y otras no lo son?

  Generalmente la mediumnidad  es un compromiso espiritual que suele ser adquirido  por el Espíritu desde antes de renacer, y este  asume las  pruebas  y  la responsabilidad  que  conlleva el ser médium. Estas las acepta el Espíritu  antes de volver a renacer en este mundo,  con el propósito  de acelerar su progreso evolutivo mediante el correcto ejercicio de su facultad. En estos casos, a veces se nace con ella como algo natural que acompaña a la persona desde su primera infancia, y en otros casos nacen con esta en estado latente, a expensas de su normal desenvolvimiento más adelante, paralelamente a su desarrollo  y maduración psico-física.

   Todo tiene además  un cómo y un por qué, y el que se posea una facultad mediúmnica o no se posea nunca, depende de ese compromiso o necesidad de servirse de ella como valiosa herramienta para evolucionar ayudando a los demás, tanto a seres encarnados como a desencarnados. Si no es así, la herramienta que se les dio, es inútil y hasta peligrosa para ellos mismos, pues en vez de suponerles un bien espiritual, les puede suponer un mal. Depende del uso que se le dé y de como se maneje.

  La mediumnidad  puede ser también una  expiación o una prueba, a veces  solicitada por el propio Ser antes de venir a este mundo.  Como expiación supone la oportunidad para el médium de poder saldar las deudas espirituales y morales contraídas en el pasado, por las molestias y riesgos que conlleva su  ejercicio. Cuando la mediumnidad viene dada por esta causa, suele presentar la problemática de las posibles obsesiones espirituales que padece el médium  causadas por  Seres de “planos  espirituales inferiores”, que buscan aprovechar ese canal  abierto al “más allá”   para poder manifestarse en nuestro plano.   La  mediumnidad que se aceptó como expiación o como prueba, la asumen  los que desean  someterse voluntariamente a los peligros y tentaciones que derivan de la misma, a fin de fortalecer su espíritu y demostrarse a  sí mismos que  pueden salir  con éxito de esta misión  haciendo el bien.  Seres más evolucionados, a veces  han solicitado voluntariamente la mediumnidad como misión, y vienen a este mundo con la facultad mediúmnica ya muy desarrollada  con el propósito de ayudar en su progreso a los  demás Seres humanos.

   En definitiva, se podría afirmar que el desarrollo o no de las facultades mediúmnicas, depende del compromiso adquirido por el Ser espiritual  y  también de su necesidad evolutiva o de sus anteriores errores espirituales. Por eso, a veces los grandes médiums, en el fondo son los Seres más endudados espiritualmente y la facultad para ellos es una valiosa herramienta para hacer el bien y resarcir sus viejas deudas espirituales del pasado.

  Hay que señalar que para ejercitar y desarrollar la mediumnidad no es lo más importante el número de comunicaciones que se realicen con seres del plano espiritual, sino que lo es la calidad del contenido de las mismas, en cuanto a  que procedan de espíritus buenos y adelantados.

- Jose Luis Martín-

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LA SIEMBRA DE HOY, ES LA COSECHA DE MAÑANA

    Irresponsablemente hacemos una fuerte resistencia a las enseñanzas de Jesús, sin comprender ni comprobar que, para conseguir una integración definitiva con Él, eso  sólo es posible con la práctica indiscutible del bien: “hacer a los demás lo que queramos que nos hagan a nosotros”, sólo esto es lo que nos libra de las terribles consecuencias purgativas que comúnmente lleva al desencarnado que ha vivido una desenfrenada vida, a las torturas del mundo astral.


     Cuando llega el momento de la muerte, que no para todos es igual, muchos desencarnados regresan al plano espiritual como fieras enfurecidas, por las propias pasiones que aún sienten, mientras que otros dejan este mundo como los pajaritos que emprenden su vuelo feliz al dejar su nido. 

     Para ser feliz en el mundo espiritual, no es suficiente tener unos conocimientos, porque aunque éstos sean el producto de grandes esfuerzos, hay que saber utilizarlos para obtener un mayor beneficio.


     Las perturbaciones que sienten aquellos que aún se torturan delante de la muerte, son el resultado de la naturaleza y el desequilibrio de las pasiones que fueron cultivadas por ellos mismos, durante la vida perturbada que vivieron. Las pasiones humanas son como los caballos salvajes, hay que amansarlas y domesticarlas para que después nos sirvan como fuerzas disciplinadas y de ayuda benéfica para la marcha de nuestro Espíritu, a través de las pruebas de la vida. Para conseguir el dominio de las bajas pasiones, es necesario el ejercicio del evangelio, porque es el recurso más eficiente, pues, se hace a través de la ternura, del amor y de la renuncia enseñada por el Maestro Jesús.


     La serenidad y armonía, en la hora de la muerte, son estados que requieren un completo equilibrio de la razón y del sentimiento, pues aquel que sabe quien es, de dónde viene y a dónde va, también sabe lo que necesita, lo que quiere y lo que es ser un Espíritu venturoso. La mente que piensa y dirige, exige también que su corazón o su estado interior se purifique y se transforme para cambiar su forma de sentir, pensar y actuar. La vida feliz en el Espacio, depende únicamente de la forma de vivir que llevamos y el bien o el mal que nos hacemos a nosotros mismos.

     La ley de Causa y Efecto no es la ley del “ojo por ojo y diente por diente”, como generalmente se entiende, por lo cual un hecho delictivo tendría que generar otro hecho idéntico en pago del ocasionado. La solución moral de cada alma es un problema que ella misma tiene que solucionar y no con la ley, pues ésta no crea acontecimientos iguales a los anteriores, para que a través de ellos se cumpla la punición. No sería justo que el delito de un hombre, en una determinada existencia, obligase a la ley a crear acontecimientos criminales en el futuro, para que el culpable se reajuste por medio de un hecho igual o similar en su próxima reencarnación.


     Los Evangelios de Jesús son el barómetro que debemos tener para saber con seguridad la conducta que tenemos que seguir para que nuestro Espíritu a través de nuestros actos sea como la aguja de una brújula que nos marque el camino seguro de nuestra felicidad espiritual.


     Sólo existe un camino para liberarnos de las cadenas de la ley de Causa y Efecto en los mundos físicos que aún merecemos vivir; este camino es el de la renuncia, el sacrificio y el perdón.


Con estos conceptos podemos solucionar nuestros problemas adversos del pasado
.

- Jose Aniorte Alcaraz-

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                            HASTA LLEGAR A LA META

Hasta llegar al estado de perfecta pureza ¿debe el Espíritu seguir sufriendo pruebas continuamente?


- Sí, pero no son tales como las entendéis. Llamáis pruebas a las tribulaciones materiales. Pues bien, cuando el Espíritu llega a cierto grado –aun no siendo perfecto- no tiene que sufrirlas ya, pero le caben siempre deberes que le ayudan a perfeccionarse, y no le son penosos en modo alguno, tal como cuando ayuda a otros a perfeccionarse.


EL LIBRO DE LOS ESPÍRITUS
ALLAN KARDEC

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