jueves, 25 de marzo de 2021

La crueldad en algunos seres humanos, ¿Por qué?

    INQUIETUDES  ESPÍRITAS

1.-  El milagro que el Espiritismo puede y debe aceptar

2.- Farsantes y explotadores

3.- La Luz de la Verdad

4.- La crueldad en algunos seres humanos, ¿Por qué?

5- ¿Los médiums comunican siempre en estado de trance?



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EL MILAGRO QUE EL ESPIRITISMO PUEDE Y DEBE REALIZAR 

     Cuando consideramos el estado actual de la sociedad, somos inducidos a reconocer que su transformación sería un verdadero milagro. ¡Pues bien! Es el milagro que el espiritismo puede y debe realizar -porque está entre los designios de Dios- mediante su consigna: Fuera de la caridad no hay salvación. Si la sociedad adopta esta máxima como emblema, y adecua su conducta a ella -en lugar de esa otra que tiene plena vigencia en estos días: La caridad bien entendida empieza por casa-, todo se modificará. Lo importante es lograr que esa nueva máxima sea aceptada. 

     Bien sabéis, señores, que el vocablo caridad tiene un significado muy amplio. Existe la caridad de pensamientos, de palabras y de acciones. Caridad no es únicamente limosna. Se es caritativo, en pensamientos, mediante la indulgencia para con las faltas del prójimo; en palabras, cuando no se dice algo que podría ser perjudicial para los demás; y en acciones, cuando se asiste al prójimo con todas las fuerzas. El indigente que comparte su mendrugo con un compañero más necesitado que él, es más caritativo y tiene mayor mérito a los ojos de Dios que aquel que da de lo superfluo y no se priva de nada. La persona que alimente contra su prójimo sentimientos de odio, de animosidad, de envidia, de rencor, estará faltando a la caridad. La caridad es la antítesis del egoísmo; la primera es la abnegación de la personalidad, y el segundo es la exaltación de la personalidad. Dice la caridad: Para ti en primer lugar, para mí después; dice el egoísmo: Para mí primero, para ti si sobrara. La caridad está por completo en estas palabras del Cristo: Haced a los otros lo que quisierais que ellos os hiciesen. En una palabra, se aplica sin excepción a todas las relaciones sociales. Debemos admitir que si todos los miembros de una sociedad procedieran según ese principio, habría menos decepciones en la vida. Cuando dos hombres están reunidos contraen, por eso mismo, deberes recíprocos; si desean vivir en paz, están obligados a dispensarse mutuas concesiones. Esos deberes aumentan a medida que lo hace la cantidad de individuos. Las aglomeraciones forman un todo colectivo, que tiene también sus obligaciones respectivas. Existen, pues, además de las relaciones de un individuo con otro, las de una ciudad con otra ciudad, las de una provincia con otra provincia, las de un país con otro país. Esas relaciones pueden obedecer a dos motivos, que son la negación el uno del otro: el egoísmo y la caridad, pues hay también un egoísmo nacional. Junto con el egoísmo prevalece el interés personal: cada uno vive para sí; en el semejante vemos apenas a un antagonista, a un rival que puede competir con nosotros, que puede explotarnos -o al que podemos explotar-, y que hará lo posible para llegar antes que nosotros. Así, la victoria es para el más astuto, y la sociedad -da pena decirlo- muchas veces consagra esa victoria, lo que hace que aquella se divida en dos clases principales: la de los explotadores y la de los explotados. De ahí resulta un perpetuo antagonismo, que convierte a la vida en un tormento, en un verdadero infierno. Sustituid el egoísmo por la caridad, y todo cambiará: nadie tratará de hacer daño a su vecino; los odios y los celos se extinguirán por falta de sustento, y los hombres vivirán en paz, ayudándose mutuamente en lugar de agredirse. Cuando la caridad reemplace al egoísmo, las instituciones sociales estarán fundamentadas en el principio de la solidaridad y de la reciprocidad; entonces, el fuerte protegerá al débil, en vez de explotarlo.

 ALLAN KARDEC (Viaje espírita en 1862)


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       FARSANTES Y EXPLOTADORES


   Como acontece en todo nuevo movimiento ideológico, filosófico o científico que ve la luz, la doctrina de los espíritus codificada por Kardec no estuvo exenta de los peligros de aquellos que quisieron servirse y aprovecharse de ella para su propio lucro. Los farsantes y explotadores de todas las épocas han sabido muy bien utilizar la ignorancia de la gente de bien para sus propios fines espurios.

    Y aquí también Kardec tuvo que desmontar y descubrir públicamente a aquellos que decían realizar prodigios en nombre del Espiritismo y a aquellos otros que abusaban de supuestas “facultades milagrosas” para engañar y sacar un beneficio, económico o de cualquier tipo. Uno de los principios de la filosofía espírita es negar la existencia de los “milagros”. Estos no pueden existir, pues sería contravenir la Ley Natural que Dios mismo ha creado, algo incoherente con la naturaleza perfecta del Creador ni de la perfección de sus leyes inmutables como Él mismo.

    “En los tiempos de la ignorancia, todos los efectos cuya causa no se conocía eran calificados como sobrenaturales. Los descubrimientos de la ciencia han limitado sucesivamente el círculo de lo maravilloso; el conocimiento de la ley que rige las relaciones del mundo visible y del mundo invisible, ley completamente natural, viene a reducirlo a nada. Por lo tanto, aquellos que acusan al Espiritismo de resucitar lo maravilloso prueban, por eso mismo, que hablan de algo que no conocen”. Allán Kardec – Revista Espírita – Abril – 1864.

     Desconocer las causas que producen determinados fenómenos, y más en concreto aquellos relacionados con la Mediumnidad, no significa que estas no existan y que, por ello mismo, tengan un carácter “milagroso” los fenómenos que de ella se derivan. Nada más lejos de la realidad: aquí es donde aparece con exactitud el carácter científico del espiritismo, al observar y experimentar los  fenómenos, ofreciendo una respuesta lógica, coherente, basada en el razonamiento y la argumentación científico-filosófica que deriva de la ley que rige las relaciones del mundo visible e invisible. 

    A ello contribuyeron, en mucho, las explicaciones y respuestas que los espíritus ofrecieron a Kardec a través de las múltiples preguntas y cuestiones que él les formulaba cuando, por sí mismo, no obtenía respuestas sólidas o evidencias científicas en relación a los métodos mensurables de experimentación y comprobación de los que se disponía en el siglo XIX. 

    Por todo esto, siendo la filosofía espírita eminentemente racional, lógica y científica, Kardec poseía los argumentos para rebatir y desmontar las falsedades, incoherencias y fraudes que los farsantes usaban en distintos espectáculos públicos, haciendo ver al público ingenuo que poseían facultades médiumnicas extraordinarias que no eran tales. 

    Las denuncias se sucedían en el tiempo, y eran publicadas en la “Revue Espirite”, unas veces para desenmascarar a los falsos médiums que obtenían lucros y beneficios de esos espectáculos y otras para responder a aquellos que, instrumentalizando esas prácticas, usaban las informaciones para identificarlas con el Espiritismo y dañar la reputación de la nueva doctrina. En ambos casos, con total rotundidad, claridad y firmeza, Kardec desmontaba uno por uno los argumentos de los farsantes y explotadores bajo la lógica y la luz que los argumentos filosóficos de los espíritus habían dado al codificador. 

    Ponía por delante el carácter altruista, cristiano y solidario del Espiritismo, y especialmente su máxima “fuera de la caridad no hay salvación”, para resaltar con ello que toda práctica realizada en nombre del Espiritismo debe tener como premisa la gratuidad de la misma y ejercerla con profundo sentimiento de practicar el bien y la caridad con el prójimo. Como en la frase que detallamos a continuación, incluida en una carta como contestación a las críticas vertidas por la Iglesia hacia aquellas ideologías que se autodenominaban cristianas y que no eran católicas, donde resalta la característica principal de “la moral espírita”: 

“Si consideramos la moral enseñada por los espíritus superiores, veremos que toda ella es evangélica; baste decir que predica la caridad cristiana en toda su sublimidad”. 

     Fue especialmente beligerante, con fina ironía pero sin faltar al respeto nunca a nadie, con aquellos que, denominándose espiritistas, lejos de favorecer con su práctica mediúmnica la divulgación honesta y clara de la doctrina, usaban esta denominación para aprovecharse económicamente, engañando a incautos y obteniendo con ello favores o réditos económicos o sociales. 

    El daño que hacían estos farsantes y explotadores del fenómeno mediúmnico, la mixtificación y el ilusionismo al autodenominarse algunos de ellos como poseedores de “dones extraordinarios”, fue revertido por Kardec con maestría y genialidad, pues puso notable interés en denunciar esas prácticas para “aclarar lo que NO es Espiritismo”. Con lo cual, de un mal para la propagación de la doctrina de los espíritus se obtuvo un bien mayor, al poner frente al espejo las prácticas que nada tenían que ver con la lúcida, esclarecedora y consoladora doctrina que los espíritus superiores acababan de traer a la Tierra por intermedio de Kardec. 

    Como ejemplo tenemos un artículo publicado en la “Revista Espírita” en Abril de 1859 bajo el título “Fraudes Espíritas”, donde Kardec alertaba de los trucos realizados por los farsantes y de los sistemas que empleaban para lograr sonidos inexplicables que eran atribuídos a los espíritus. Eran los famosos golpes atribuidos a los “espíritus batidores” que Kardec desmentía al afirmar que, mediante el sistema explicado, era posible producir cuantos golpes, sonidos o ruidos se quisiese y dar respuestas de “sí” o “no”, o indicar letras del alfabeto. 

    Con ello, Kardec quiso prevenir a las personas sin experiencia o demasiado crédulas. Y terminaba afirmando con ironía que las causas inteligentes que él había comprobado en las “mesas parlantes” estaría ahora dentro de los cuerpos de los “supuestos médiums”, y no fuera de ellos ni en ninguna otra dimensión. 

    Y al respecto de aquellos que utilizaban estas noticias para ensuciar la imagen del Espiritismo y hacer de ello una “comedia espírita” (según un artículo de la época) Kardec les invitaba a estudiar la doctrina y a no opinar de ella sin conocerla, a fin de poder discernir por sí mismos lo que es de lo que no es espiritismo. Yendo más lejos todavía, Kardec explicaba en estos casos la falibilidad de los espíritus, o dicho de otra forma, que por el hecho de no tener cuerpo no estaban investidos de sabiduría ni de ciencia absoluta, siendo tan ignorantes ahora como cuando estaban encarnados, como ocurría a menudo con los espíritus frívolos e ignorantes cuyas comunicaciones no podían ser de otro orden que las correspondientes a su condición intelectual y moral. A este respecto afirmaba:

     “Es probable que aquellos que dicen cosas ridículas como espíritus, las dijeran todavía más ridículas cuando estaban entre nosotros con un cuerpo físico. Es por esto mismo que no aceptamos nada ciegamente, ni lo que viene de parte de ellos ni lo que viene de parte de los hombres encarnados” 

    El desafío de Kardec para rebatir y colocar la realidad de la filosofía espírita en su auténtico propósito y sentido fue extraordinario; a ello dedicó gran parte de sus energías, sus esfuerzos y sus preocupaciones. 

    Advertido con antelación de los obstáculos y dificultades que debería de afrontar, se preparó para ello, pero era tanto el trabajo a realizar y los esfuerzos a considerar que intentó cubrir con enorme integridad y sin escatimar nada en beneficio de la pureza de la doctrina de los espíritus, para que nadie manchara la luz que esta había proyectado para la humanidad. Con ello consiguió al mismo tiempo presentarla en su total expresión como la clave de mayor consuelo para el hombre y el recurso más extraordinario para la redención y reforma moral de la sociedad. 

Antonio Lledó Flor - Amor, Paz y Caridad.       

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 LA LUZ DE LA VERDAD

Mientras la unidad doctrinaria se concreta, cada uno cree que tiene consigo la verdad, y sostiene como verdadero sólo lo que él sabe, ilusión que los espíritus embusteros no dejan de alimentar.. En ese caso, ¿en qué puede basarse para emitir un juicio el hombre imparcial y desinteresado? “No hay nube que pueda opacar la luz más pura. El diamante sin tacha es el que más vale. Así pues, juzgad a los espíritus por la pureza de sus enseñanzas. La unidad habrá de lograrse allí donde el bien nunca se haya mezclado con el mal. En ese punto los hombres se pondrán de acuerdo por la fuerza de los hechos, porque reconocerán que en esos hechos reside la verdad. Notad, además, que los principios fundamentales son los mismos en todas partes, y deben uniros en un pensamiento común: el del amor a Dios y la práctica del bien. Sea cual fuere, pues, el modo de progresar que se suponga para las almas, el objetivo final es el mismo, y el modo de alcanzarlo también es el mismo: hacer el bien. Y no existen dos maneras de hacerlo.
Si surgieran disidencias sustanciales, en lo que se refiere al principio mismo de la doctrina, disponéis de una regla segura para evaluarlas. Esa regla es la siguiente: la mejor doctrina es aquella que mejor satisface al corazón y a la razón, y que dispone de más elementos para conducir a los hombres al bien..
Os aseguro que esa es la que prevalecerá.
Espiritu de Verdad

EL LIBRO DE LOS MÉDIUMS- Allan Kardec

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LA CRUELDAD EN ALGUNOS SERES HUMANOS...POR QUÉ?

Sólo los seres humanos somos capaces de realizar actos crueles. La crueldad no existe en el reino animal. Los animales pueden llegar a ser muy agresivos pero jamás crueles, jamás se tornan agresivos con la única intención de dañar al otro.

La crueldad física es más fácilmente identificable que la psicológica. Las torturas corporales a las que son sometidos los prisioneros en ciertas cárceles son un claro ejemplo de esta. Las evidencias de la crueldad física quedan grabadas en el cuerpo, son verificables e imposibles de negar.

Sin embargo, la crueldad psicológica, a pesar de todas las huellas que deja en el psiquismo, resulta más difícil de reconocer. Suele ir acompañada de potentes mecanismos psicológicos de negación que hacen que sea muy difícil para la víctima darse cuenta de que ha sido objeto de actos crueles. Esto explica el hecho, muchas veces observado, de que las víctimas de estos actos los sufran de forma recurrente sin tener una clara conciencia de estos. La negación es tan poderosa que en muchos casos bloquea el psiquismo de tal forma que después de cierto tiempo la víctima no reacciona, pierde el instinto propio de defensa y hasta la inteligencia.

El acto cruel tiene lugar entre dos personas: víctima y victimario. Se realiza sin testigos y si los hay suelen ser cómplices silenciosos de la crueldad. La víctima suele quedar atrapada en la crueldad del otro, sin poder salir de ella, sin escapatoria y sin testigos que la denuncien. Se vuelve un objeto pasivo incapaz de pensar acerca de lo que le pasa e incapaz de protegerse.

El victimario no elige sus víctimas al azar. En la mayoría de los casos pertenecen a su entorno más cercano. La intencionalidad del acto cruel es la de dañar al otro sin piedad. Todos los seres humanos tienen la potencialidad de ser crueles, es una cuestión de conveniencia, intencionalidad, y de oportunismo ejercerla o no. El cruel ignora los valores éticos que rigen los vínculos entre las personas y ejerce su crueldad sin culpa, el sufrimiento de su víctima le produce indiferencia o satisfacción.

- Reynaldo Inocente Formoso-


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¿Los médiums comunican siempre en estado de “trance”?

   Hay   médiums  que, con  independencia de  la  clase o  especialidad de  la facultad

 que  posean, esta   se  manifiesta en ellos de diferentes modos según su intensidad. 

Es de resaltar que  la forma de comunicación entre el espíritu manifestante y el médium,

 no es de  mente  a mente como  sucede  entre personas que desarrollan la telepatía,  

sino de  periespíritu   a  periespíritu, entre los que se establece una sintonía vibratoria 

que les permite “acoplarse” con  más  o menos intensidad  en  el  organismo físico 

del médium.

 

    A veces la mediumnidad se manifiesta como la irradiación de una energía desde el médium a su alrededor, capaz de mover cosas, de materializar y desmaterializar objetos, etc.

 

  En cuanto a los comunicados mediúmnicos en general, pueden  serlo de modo Consciente, en la cual el médium sabe lo que se dice o lo que se hace por medio de él, mientras  permanece relajado con  su  mente funcionando en ondas alfa y  a veces hasta medio adormecida pero muy consciente de todo.  En  esta  modalidad el   trance mediúmnico es superficial y al   terminar   la  manifestación,   el  médium  recuerda  todos  los  detalles de lo que ha transmitido.  Muchas  veces  esta  clase  de  mediumnidad   hace  sufrir  al  médium   por    causarle    cierta    inseguridad  sobre  el auténtico origen de sus   comunicados.  

 

           En  los  casos auténticos,   las  ideas  de  fondo  no   son  las del  médium,   aunque  si   lo  son  las  expresiones   verbales que utiliza  para  manifestarlas. 

 

       Las  dos  formas  típicas de la mediumnidad  consciente   son   la   Inspiración y la Intuición. Por la inspiración los seres espirituales comunicantes, hacen recordar alguna cosa conveniente en ese momento entre los archivos mentales del médium, y por la Intuición, comunican ideas nuevas ajenas a los conocimientos conscientes o inconscientes del médium.

 

             La  mediumnidad también  se  puede  manifestar en un grado más profundo, llevando al médium a un estado de trance leve,  del  modo  llamado Semi- inconsciente,  en  la  que  el  médium   se  da  cuenta  solamente de parte de lo sucedido, acordándose al final de solo algunos aspectos  de   lo  acontecido  durante la comunicación. Aquí  la mente del médium interfiere poco en los mensajes, causando solo  alguna leve distorsión en los mismos.

 

          Por   último   la   Inconsciente,   en   la   que  el  estado  de  trance  es   profundo, tanto si es la mediumnidad parlante o la escribiente,  mientras  el   espíritu   manifestante domina los centros nerviosos del médium. Se le ha llamado también   mediumnidad de  Incorporación;  en esta clase de trance el espíritu  del médium se aparta momentáneamente de su organismo físico, del mismo modo que cuando duerme en sueño profundo. Esta forma de manifestación es en la que menos interferencias del médium  puede sufrir la comunicación, por lo  que sus mensajes suelen ser los más genuinos de los Seres espirituales que se   manifiestan por ella. 


 - Jose Luis Martín-                        


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