Uniones antipáticas
939. Puesto que los espíritus simpáticos son inducidos a unirse, ¿a qué se debe que, entre los espíritus encarnados, el afecto es a menudo unilateral, y que el amor más sincero sea acogido con indiferencia y aun repelido, a qué se debe, por otra parte que el afecto más vivo entre dos seres puede trocarse en antipatía y en odio a veces?
«¿No comprendes que, aunque pasajero, ese es un castigo? Además, ¡cuántos hay que creen amar desatinadamente, porque sólo juzgan por las apariencias, y cuando se ven precisados a vivir con las personas, no tardan en conocer que no pasa de ser una manía material! No basta estar prendado de una persona que os gusta y a quien creéis de buenas cualidades, pues sólo viviendo realmente con ella podréis apreciarla. ¡Cuántos enlaces no hay también que, al principio, parecía que nunca llegarían a ser simpáticos, y que, cuando el uno y el otro se han conocido y estudiado bien, acaban por profesarse un amor tierno y duradero, porque está basado en la estimación! Es preciso no olvidar que es el espíritu quien ama, no el cuerpo, y que cuando se ha disipado la ilusión material, el espíritu ve la realidad. Hay dos clases de afecto; el del cuerpo y el del alma, y a menudo se toma el uno por el otro. Cuando el afecto del alma es puro y simpático, es duradero; el del cuerpo es perecedero. He ahí por qué los que creían profesarse amor eterno se odian, concluida la ilusión».
«¿No comprendes que, aunque pasajero, ese es un castigo? Además, ¡cuántos hay que creen amar desatinadamente, porque sólo juzgan por las apariencias, y cuando se ven precisados a vivir con las personas, no tardan en conocer que no pasa de ser una manía material! No basta estar prendado de una persona que os gusta y a quien creéis de buenas cualidades, pues sólo viviendo realmente con ella podréis apreciarla. ¡Cuántos enlaces no hay también que, al principio, parecía que nunca llegarían a ser simpáticos, y que, cuando el uno y el otro se han conocido y estudiado bien, acaban por profesarse un amor tierno y duradero, porque está basado en la estimación! Es preciso no olvidar que es el espíritu quien ama, no el cuerpo, y que cuando se ha disipado la ilusión material, el espíritu ve la realidad. Hay dos clases de afecto; el del cuerpo y el del alma, y a menudo se toma el uno por el otro. Cuando el afecto del alma es puro y simpático, es duradero; el del cuerpo es perecedero. He ahí por qué los que creían profesarse amor eterno se odian, concluida la ilusión».
940. La falta de simpatía entre los seres destinados a vivir juntos, ¿no es también origen de pesares tanto más amargos en cuanto envenenan toda la existencia?
«Muy amargos, en efecto, pero esta es una de esas desgracias cuya primitiva causa sois a
menudo vosotros mismos. Además, las culpables son vuestras leyes, porque, ¿crees tú que Dios te obliga a estar con los que te desagradan? Y luego, en esos enlaces, a menudo buscáis más la satisfacción de vuestro orgullo y ambición que la dicha de un mutuo afecto. Entonces sufrís las consecuencias de vuestras preocupaciones».
«Muy amargos, en efecto, pero esta es una de esas desgracias cuya primitiva causa sois a
menudo vosotros mismos. Además, las culpables son vuestras leyes, porque, ¿crees tú que Dios te obliga a estar con los que te desagradan? Y luego, en esos enlaces, a menudo buscáis más la satisfacción de vuestro orgullo y ambición que la dicha de un mutuo afecto. Entonces sufrís las consecuencias de vuestras preocupaciones».
-Pero en semejante caso, ¿no hay casi siempre una victima inocente?
«Si, y para ella es una dura expiación; pero la responsabilidad de su desgracia caerá sobre los que han sido su causa. Si la luz de la verdad ha penetrado en su alma, hallará consuelo en su
fe en el porvenir. Por lo demás, a medida que desaparezcan las preocupaciones, las causas de esas desgracias privadas desaparecerán también».
«Si, y para ella es una dura expiación; pero la responsabilidad de su desgracia caerá sobre los que han sido su causa. Si la luz de la verdad ha penetrado en su alma, hallará consuelo en su
fe en el porvenir. Por lo demás, a medida que desaparezcan las preocupaciones, las causas de esas desgracias privadas desaparecerán también».
Extraído del libro de los Espíritus
Allan Kardec
Allan Kardec
HABLAR Y EL DESPERTAR
Seguramente ya despertaste y piensas que la vida no tiene que ofrecerte nada nuevo, te crees el dueño del mundo, porque la vida no te puede ofrecer nada que tú ya no sepas, en tu pequeño o gran mundo.
Lamentablemente muchas personas en la Tierra y aun mismo en el plano espiritual están durmiendo.
No despertaron aun para la realidad de la verdadera Vida. Espíritus dopados por los vicios de los que quedaron esclavos, se tornan dependientes de pensamientos fijos que los torturan en pesadillas interminables. Existen vicios físicos y vicios morales. Los desordenes mentales traen el relajamiento del lenguaje y condicionan a la criatura hablar, pensar aun mismo escribir sobre asuntos que no corresponden a las ansias de la verdad, alimentando el sueño de la incomprensión.
Lo que vimos hablar al hermano en el camino es que despertó para Cristo, renovando los conocimientos, disciplinando los asuntos y colocando la boca al servicio del Bien y de la Justicia, del amor y de la Caridad, en las direcciones que deben ser seguidas. El hombre despierto domina sus propias pasiones. Es un caballero que no olvida las riendas, que usa las esporas en el punto exacto, para no correr demás ni caminar con pasos de tortuga.
Hay personas que dicen lo que les viene a la mente. Eso es desconocer los valores de la razón, que funciona como filtro del alma. Venga lo que venga a nuestros pensamientos, solo podremos expresar por medio de la palabra lo que hemos examinado, seleccionando las ideas y los asuntos, para que ellos sirvan de instrumento para la Verdad. Decir lo que viene a la mente es desconocer la propia personalidad y dejar de hacer la parte que toca de mejoramiento de sí mismo.
Nunca hables sin antes meditar sobre lo que va a salir de tu boca. Tu responsabilidad es muy grande sobre lo que hablas a los otros. La fuerza mental que se transforma en ideas es cargada del magnetismo prestado por tus sentimientos. Tu mente es un campo de fusiones electromagnéticas de donde parten todos los pensamientos que se consustancian en mensajes para los que te oyen, llevando tu marca. Por tanto debes responder por la carga de los que reciben tus palabras. Si tu mente fuese educada, el retorno será de paz. Si no vigila lo que dices y la indisciplina encuentra ambiente condicente con el desorden, la propia naturaleza te devolverá lo que has dado a tus compañeros, acentuando, al regreso, las formas afines a tus ideas.
Nunca hables mal de nadie, aun mismo que te encuentres invadido por la maledicencia ajena. Nunca pienses al contrario de las leyes del Amor, aun mismo que el ambiente en el que vives sea propicio para las conversaciones negativas. El papel del hombre de bien es vigilarse a sí mismo en lo que piensa, habla y hace, pues el mayor beneficiado es quien se educa, y quien se disciplina a sí mismo.
Todo lo que hagas de bueno, salido de la nobleza de tu alma, estarás haciéndolo exclusivamente para ti. Tú serás el mayor premiado. Quien cumple el deber no está haciendo nada más que el propio deber. Nunca pienses y nunca hables que eres un portador de luces para la humanidad. Cada uno cuida de su propia conducta. Si hablas sobre lo que haces de bueno, comienzas a corromper el Bien que intentas realizar. Y cuando anunciamos del grado de alguna cosa de lo que hacemos de Caridad atendemos a la vanidad que no deja de aumentar las proporciones que no fueron atendidas, destorciendo la verdad, caemos en la depresión urdida por la mentira y la conciencia nos cobra lo que dejamos de hacer y que anunciamos a los otros haber hecho.
Coloquemos una lente en el bien que intentamos hacer y estamos dispuesto a mostrar a quien pasa, intentando colocar viseras en los ojos de nuestros compañeros, en lo que se refiere a nuestros actos indignos. Todo eso es ilusiones. Estamos engañando a nosotros mismos, porque nadie engaña a las leyes y ni a Quien las hizo.
El orgullo y la vanidad estropean muchas vidas. El orgulloso y el vanidoso no desconfían y olvidan que los otros están observando y analizándolo que hablan de más de lo que realmente son. Si eres verdaderamente un benefactor de la colectividad, por los ejemplos y por las acciones, no te apresures en divulgar eso, porque el propio aire se encarga de transmitir tus valores, los propios objetivos a tu alrededor denuncian y reflejan las luces que se desprenden de tu corazón.
La autovaloración es falta de discernimiento y escasez de educación. Tu eres lo que eres y nada más. Si intentas anunciar lo que haces, lo que fue hecho presenta falsificaciones en sus más íntimas estructuras. Quien habla mucho sobre lo que hace tiene la intención de esconder los errores que siempre están a la vista de los observadores. El santo siempre niega sus hechos, aun mismo los beneficios que hicieron a la humanidad y, y cuando no tiene otro remedio, responde que es un deber suyo el hacer el bien y, si eso es caridad, está haciéndolo por bien de sí mismo.
Eso no ocurre con el ignorante, que siempre quiere mostrar lo que no es. Habla menos de ti mismo y, cuando no soportes estar callado, habla de tus propias deficiencias, aunque no tengas el coraje de hablar de todas. Di lo que tu coraje te permita y tu corazón soporte. Más nunca hables sin pensar lo que vas a decir.
Despertemos para nuestros deberes ante los otros, en secuencias cada vez mayores de las bellezas inmortales que la Naturaleza nos entrega. ¡Si el cuerpo físico aun es un aparato desconocido por las ciencias humanas, cuanto más los otros cuerpos sutiles que sirven de vehículos a los espíritus! ¡Y de esos, como está distante la comprensión de los hombres!
Es nuestro deber procurar estudiar y entender la fisiología física, porque esa es la primera puerta para que entremos en el sentido de encontrar los otros instrumentos del alma y aplicarlos cada cual en su propio comportamiento, para que el espíritu se exprese como tal.
La sabiduría nos revela variados arcanos de nuestro propio universo interno. Quien se descuida de la comprensión, no sale del cero en que se encuentra en los primeros grados de la escala evolutiva. Despierta, que los cielos aparecerán en tu conciencia, y Dios, más visible, dirigirá tus pasos en la senda de la Verdad. Debes ser tu propio médico, tratando tu propia enfermedad. Las condicione son buenas, desde el momento que quieras elegir lo que más te sirve: La Luz del evangelio de Nuestro señor Jesucristo.
Compadécete de ti mismo, educando tus pensamientos y ellos, disciplinados a tu hablar, acompañaran tu entendimiento, y la Luz se hará alrededor de tu personalidad, garantizando tu camino hacia Dios.
El espíritu que duerme ante las leyes espirituales, se puede decir que está muerto. Entretanto, no quedará muerto para siempre. Algún día despertará, resucitará, cuando las bendiciones del Señor penetren en su conciencia, por los procesos que despiertan a las almas.
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Del libro Cirugía Moral de João Nunes Maia
Por el Espíritu Lancellin
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La educación para la paz ayuda a la persona a desvelar críticamente la realidad compleja y conflictiva para poder situarse en ella y actuar en consecuencia.
Son muchas las ocasiones en que la lectura se transforma en un hábito para todos. Un hermoso hábito por cierto, pero la mayoría de las veces esta lectura rápida a la que estamos acostumbrados, no pasa más allá de un plano estrictamente literario y racional.
Los principios para una convivencia pacífica entre pueblos y grupos sociales se han convertido en un imperativo legal. Ahora se trata de conseguir que el derecho formal de la paz se convierta en un derecho real.
Educar para la paz es una forma de educar en valores. La educación para la paz lleva implícitos otros valores como: justicia, democracia, solidaridad, tolerancia, convivencia, respeto, cooperación, autonomía, racionalidad, amor a la verdad... La educación en valores es un factor importantísimo para conseguir la calidad que propone nuestro sistema educativo.
El camino de la paz, es un camino de disciplina diaria donde debemos despojarnos de todos los hábitos del viejo hombre y vestirnos del nuevo, creado a la imagen de Cristo. Se trata de marcarnos un propósito fijo de frenar la lengua, o de otro modo nuestra religión es vana y falsas nuestras pretensiones de santidad.
La educación para la paz ayuda a la persona a desvelar críticamente la realidad compleja y conflictiva para poder situarse en ella y actuar en consecuencia.
Mientras no tengas la paz interior consigo mismo, estarás siempre provocando discordia. Si te consideras maduro y sano, pero aun no has podido romper los hábitos que has heredado de los padres y tu anterior manera de vivir, has de tener en cuenta y sería muy conveniente para tu estabilidad emocional, el renunciar al derecho de ofenderte; renunciar al derecho de irritarte por cosas insignificantes; considerar a la otra persona más importante que a ti mismo; renunciar a tener siempre la razón; renunciar en ti el deseo de dominar, manipular o controlar a las personas; reconocer que tienes la responsabilidad ante Dios de vivir en paz, en todo aquello que dependa de ti. Pedir la gracia de Dios cada día para que te de la paciencia necesaria para mantener la paz y el equilibrio emocional.
El camino para conseguir la paz espiritual es tan sencillo y accesible como tú lo desees. La paz profunda, el equilibrio, y la uniformidad energética son tu verdadera naturaleza y están implícitos en tu evolución.
La paz no mora en el mundo exterior. Reside en nuestra propia alma. Aunque la busquemos por diversos caminos, en los apetitos y pasiones camales, y por todos los rincones del mundo exterior, quedará siempre más allá de nuestro alcance, pues la buscamos donde no está. Por consiguiente, en el grado en que subordinemos las excitaciones de la carne a las inspiraciones del alma, llegaremos a los más lejanos términos de felicidad y paz. Pero en el grado en que en esta obra desfallezcamos, amargarán nuestra vida la aflicción y el desasosiego, la inquietud y el sufrimiento.
Estar en unión con Dios es estar en paz. La ingenuidad infantil es medio muy eficaz para alcanzar la plena y completa paz. La infantil ingenuidad que reconoce sus verdaderas relaciones con la vida del Padre. Los que conscientemente reconocen su unidad con Dios, Espíritu de infinita paz, viven henchidos de gozo.
La paz en el mundo es la suma de la tranquilidad individual de cada uno de nosotros. Nunca llegaremos a formar un mundo mejor si seguimos basando nuestro comportamiento en el conflicto, la envidia, el egoísmo y todos aquellos hábitos que muestra mente, ajena a la profunda paz de nuestro ser, nos propone.
No te esfuerces por juntar riquezas en la tierra, porque podrán ser robadas por ladrones o volverse obsoletas. Además no te olvides que al dejar este mundo, tendrás que abandonarlo todo, y entre ello tu propio cuerpo. Entonces, ¿de qué sirve amontonar riquezas?. Colecciona los tesoros que alimentan tu espíritu, las buenas obras, el bien que haces al ayudar a tus hermanos a encontrar el camino hacia la paz del señor, porque todas estas riquezas te acompañaran más allá de esta vida.
- Merchita-
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