Espiritismo y parapsicología
Gustave Geley |
Sin perder de vista que la parapsicología nació de la antigua metapsíquica, es preciso saber remontarse a los orígenes: en otros tiempos se trataba de estudiar experimentalmente los fenómenos de ectoplasmia y de materializaciones, para demostrar científicamente la existencia de los espíritus a través de sus manifestaciones. Eso fue realizado a principios del siglo XX por numerosos investigadores y especialmente por Gustave Geley, primer director del Instituto Metapsíquico de París. Los precursores de la parapsicología eran pues espíritas, por lo menos la mayoría de ellos. El objeto de sus investigaciones estaba relacionado con el espiritismo, en una continuidad de búsqueda que se hacía más científica. ¿Quién se acuerda todavía hoy de los orígenes? Los espíritas sin duda alguna… pero los mismos parapsicólogos fingen desconocer su propia historia. Su actividad se inició hace un centenar de años, dentro de una filiación espírita claramente definida. Actualmente, ellos prefieren olvidar su propio pasado, considerando al espiritismo como una hipótesis anticuada y seudo religiosa. Sus antecesores trabajaron para poner en evidencia al espíritu, estos (los de hoy) se han vuelto hacia otras investigaciones, sobre las capacidades y propiedades del espíritu humano, descuidando otro mundo del que dicen que nunca se podrá probar su existencia. Así pues, el foso entre el espiritismo y la parapsicología se ha profundizado progresivamente, hasta el punto de que necesitamos tratar de reconstruir toda una relación perdida entre gentes que ya no se comprenden (apartando a ciertos investigadores calificados de parapsicólogos que, en las investigaciones sobre las NDE y la reencarnación —en la línea de Ian Stevenson—, avanzan por la vía de un reconocimiento del espíritu, para acercarse progresivamente a las tesis espíritas). Respecto a la parapsicología en general, estamos todavía ante un reto, el de hacer renacer una convergencia a partir de nuestra voluntad de reanudar el diálogo y volver a abrir el debate. Trabajamos en ello, pero hay que admitir que la tarea es difícil, puesto que el espiritismo siempre es considerado con condescendencia por parte de las y los que reivindican un elitismo científico e intelectual alejado de las investigaciones metapsíquicas de sus padres fundadores.
Entonces, hay todavía grandes retos delante de nosotros, y en todos los planos. El espiritismo sigue estando marginado: por una parte arrastra todavía una imagen deformada y por otra porta una utopía que exige mucho en la transformación de las mentalidades. Como filosofía, el espiritismo nos lleva a reflexionar sobre todos los aspectos de la vida; ningún tema le es ajeno puesto que se trata del sentido dado a nuestras vidas encarnadas, tanto en el plano individual como en el colectivo. La evolución individual es un asunto que nos concierne a todos, pero no hay evolución que pueda desconectar lo individual de lo colectivo, si esa evolución responde al sentido primero del mensaje cristiano íntimamente vinculado al mensaje espírita. ¿Qué significa “Amaos los unos a los otros”, si no es sentirse implicado en una vida universal, la del más allá de nuestros seres queridos difuntos y la de nuestra humanidad de la que todos somos actores colectivos ?.
LE JOURNAL SPIRITE N° 79 ENERO 2010
D O S S I E R
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La Omnisciencia Divina establece sus Códigos Soberanos de forma
perfecta y sin ninguna improvisación, teniendo en cuenta los acontecimientos
que se deberán desarrollar a medida que el progreso señale las conquistas que
van siendo conseguidas.
Programando el ministerio de Jesús y la difusión de su doctrina de amor,hizo que Espíritus nobles se sumergiesen en la indumentaria carnal en diferentes períodos del pensamiento histórico, para que las criaturas pudiesen ampliar lapercepción en torno a la futura gesta liberadora para las conciencias humanas.
Desde tiempos inmemoriales, en los diversos países y culturas, misioneros sabios trajeron, por determinación divina, fragmentos de la Verdad que deberían facilitar el entendimiento de las Leyes de la Vida preparando el advenimiento del Mesías de Nazaret.
De ese modo, jamás faltaron a las criaturas terrestres las directrices de seguridad y las luces del entendimiento que les facultasen generar criterios capaces de despertar los valores eternos que se encontraban adormecidos en el germen del ser.
De acuerdo con el nivel de conciencia de cada nivel de la evolución, así como de la dimensión del pensamiento, leyes rigurosas y orientaciones severasabrieron los espacios mentales del ser humano para comprender lentamente los objetivos existenciales y percibir su propia inmortalidad en cuyo océano de bendiciones se encuentra sumergido.
A medida que el perfeccionamiento moral se fue estableciendo, esos códigos de regencia de los destinos se fueron tornando amenos y más compatibles con los procesos naturales de la evolución.
Se salía del primitivismo de los instintos para la ética de las costumbres,atenuando la belicosidad salvaje, de forma que la cultura y la civilización se inscribían en los compartimentos emocionales y mentales, purificando el carácter y el sentimiento, aunque en la actualidad aún se ostenten algunos remanentes de la brutalidad y de la sistemática vinculación con la violencia.
Conociendo como prevalecen las manifestaciones primarias sobre la naturaleza espiritual del ser en evolución, el Creador generoso facultó que los Genios del Bien y del Progreso insistentemente trabajasen las facultades de la razón y de la emoción humana, para poder asimilar el Mensaje incomparable del Maestro, dilatándole, al mismo tiempo, la capacidad de comunicación entre losdiferentes pueblos perdidos en el laberinto de sus complejos dialectos e idiomasque les dificultaban la aproximación y la transmisión de los conocimientos.
Lentamente se fueron ampliando los horizontes de la Humanidad a través de las guerras, único camino para aquellos patrones de comportamiento del pasado, en los cuales predominaban la fuerza y la dominación arbitraria.
Los burgos, aparentemente autosuficientes, se dieron cuenta entonces de la necesidad de que cada uno buscase la hegemonía sobre los demás, al tiempo en que se pudiesen fortalecer contra los enemigos comunes, ampliando de esa forma sus fortificaciones y pasando a invadirse recíprocamente unos a otros, estableciendo mecanismos de defensas para sobrevivir en los períodos de caos, relacionándose, así, entre ellos y adoptando lenguas que les facultasen la convivencia.
Expandiéndose los territorios físicos del mundo terrestre, se fueron tornando conocidos, sus culturas y hábitos, incluso bajo los clamores de las lamentables guerras.
En ese momento, fue convocado a la reencarnación el Espíritu Alejandro Magno, de Macedonia, que nació en el año 356 a.C. con la misión de difundir elpensamiento y la lengua griega, habiendo sido discípulo de Aristóteles y admirador de Diógenes, de modo que los diferentes pueblos de la Eurasia pudiesen comprender el mensaje de Jesús, que sería divulgado por el Apóstol Pablo, también en ese idioma.
Poco después, reencarnándose el mismo Espíritu como hijo de Flavia Julia,el futuro Julio César iría a someter los diversos pueblos conocidos a una sola hegemonía, llevándoles el latín, para que al lado del griego, se tornase idioma universal bajo la inspiración de la Divinidad, con el mismo fin de expandir en el
futuro por todo el mundo el mensaje de la Buena Nueva.
Preparado el suelo de los corazones, Jesús vino a la Tierra, convirtiéndose en el divisor incomparable de la Historia.
Su propuesta de amor, rica de sabiduría, rompió las tinieblas densas de la ignorancia, abriendo claridades jamás alcanzadas antes para la construccióndel Evangelio, y fue así porque en el mundo conocido casi todo se encontrababajo el dominio de Roma, de donde partiría la Revelación que los ApóstolesPedro y Pablo deberían difundir.
Pablo, fascinado por las enseñanzas de Jesús, habiendo nacido en Tarso,(ciudad de Cilicia, que durante el Imperio Romano brilló por sus escuelas de Filosofía y retórica) donde aprendió el idioma de Atenas, mas sometida al yugo romano, estudió el latín y, descendiente de hebreos, hablaba el idioma de Israel,equipado, por tanto, para el ministerio impar de la diseminación del Reino portodas partes.
Posteriormente, después de la decadencia del Imperio Romano,Carlomagno fue llamado a la lid y volvió a reunir parte del mundo fragmentado,creando las condiciones sociológicas e históricas para el advenimiento del Espiritismo, que llegaría a la Tierra más de mil años después.
Las luchas se sucedieron en la estela de los tiempos y la Humanidad se devastó en continuas guerras,cuando Francia fue invadida por Inglaterra, que traía el peso de la cultura anglosajona y amenazaba la ancestral estructura latina del país.
La Sabiduría Divina condujo entonces a la reencarnación a Juana de Arco, nacida, esta vez, en 1412, en la pequeñita Domremy, en Francia, para reunir y conducir a nuevas victorias al desorganizado ejército francés, coronando al débil Carlos VII, en Reims y cayendo víctima de la intolerancia y pusilanimidadde sus coetáneos, dejó el país en equilibrio, de forma que, en el momentooportuno, se pudiese concretar la programación establecida para el futuro.
Cansada de los días del terror, con los códigos de los derechos humanos firmados y los ideales de Libertad, Igualdad y Fraternidad desplegados, la vieja Galia recibió a Napoleón Bonaparte, nacido en Ajacio, en Córcega, en el año 1769 para reunir los Estados europeos, para que Allan Kardec pudiese decodificar el pensamiento de Jesús y actualizar el conocimiento espiritual a la luz de las conquistas de la moderna ciencia, así como conducir la investigaciónde laboratorio a las causas que generan la vida, valiéndose entonces del idiomade la cultura y de la diplomacia para alcanzar enseguida la difusión de la Doctrina a las diferentes Naciones.
Instalados los postulados del Espiritismo en el acervo cultural de la Humanidad, a los hombres, en perfecta y lúcida comunión con los Espíritus, cabe la tarea de hacer resplandecer la Doctrina de Jesucristo, instaurando la Era de la Inmortalidad y triunfando sobre las convenciones vigentes y del materialismo predominante en las Academias y en la conducta de muchos que profesan el Espiritualismo ancestral en sus diversas vertientes.
La Omnisciencia Divina, que programó el Espíritu para la gloria solar, le propicia, desde los orígenes de la Creación, los recursos adecuados para su autorealización y el desenvolvimiento de los valores adormecidos en lo íntimo,alcanzando, escalón a escalón, los elevados niveles de la sublimación y de la plenitud.
“Nadie huye al destino que le está reservado, que es la conquista de la paz real y la victoria total sobre las pasiones”
Paso a paso, se va superando, incluso bajo las imposiciones del sufrimiento, cuando se niega a los nobles impositivos del amor, y elevándose,sin cesar, rumbo a la espiritualización.
La improvisación no forma parte de esas Leyes Soberanas, encontrándose delineados los objetivos existenciales y los recursos propios para que se torne factible el encuentro con las conciencias personal y divina.
Corresponde al ser humano el deber de invertir esfuerzo y sacrificio incesantes, trabajando la conquista de las luces del conocimiento y las bendiciones del sentimiento, para apresurar su propia felicidad.
Recordándose que Jesús dirige la nave terrestre y Dios administra el
Universo, la marcha es inexorable rumbo a la Gran Luz que a todos nos baña desde ayer.
(Página psicografiada por el médium Divaldo Pereira Franco, en Hofheim,
Alemania, el 10 de mayo de 2001).
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CREACIONISMO RELIGIOSO
O EVOLUCIONISMO CIENTÍFICO
Camilo Flammarión
Observando la Humanidad en su actual estado, nos sentimos inclinados a creer, que siempre fue como es ahora, y sin embargo, somos testigos de su evolución.
El hombre se ha hecho por si mismo, lo que es hoy, como en la actualidad, se hace lo que será mañana.
La cuestión del origen del hombre, es sin duda alguna, la más interesante, la de mayor importancia de todas cuantas cautivan nuestra atención.
El hombre creado por la voluntad directa de un dios, en virtud de un milagro; o el hombre descendiente de los animales que le han precedido en la evolución de la naturaleza. He ahí los dos términos del dilema. Las dos únicas hipótesis posibles, no puede haber tres.
La primera implica el milagro y el origen sobre natural, no sólo del hombre sino también de todos loa animales, de todas las plantas y de todos los minerales.
La segunda es el producto de la deducción científica. Todas las especies se han formado de un modo natural, derivando las unas, de las otras, por un lento progreso, una lenta diferenciación, entre los individuos y variedades.
¿Cuál es el medio para conocer la verdad?
1º Tener el espíritu libre
2º Observar lo que sucede en la naturaleza
Examinemos, pues, al hombre con la más completa independencia de espíritu, y la imparcialidad más absoluta.
Empecemos por la vida embrionaria. En los comienzos de su formación, en el seno de su madre, el hombre es una simple célula. El ovario humano es esencialmente parecido a los de los demás mamíferos; no solo en su forma y estructura, sino también en su diámetro.
Es absolutamente imposible reconocer en el primer estado, distinción alguna entre el embrión del hombre y el de algunos mamíferos, pájaros o reptiles.
Hay fases primordiales del desarrollo humano, que corresponden a ciertas conformaciones que persisten toda la vida, entre los peces inferiores, luego se convierte en anfibia; y sólo mucho más tarde es cuando aparecen los caracteres particulares a los mamíferos.
El embrión del niño en la cuarta semana y de de un perro de la misma edad, de una tortuga de igual fecha o de un polluelo de cuatro días, se parecen hasta el punto de poderlos confundir.
La misma naturaleza, responde la pregunta con la embriogenia actual, pero cuando ya estamos totalmente formados, nos sobran órganos rudimentarios o atrofiados, que bajo el punto de vista fisiológico son totalmente inútiles y que no pueden ser más que un legado de nuestros antecesores.
Si el hombre o cualquier otro ser, hubiesen sido hechos desde el comienzo, con un objeto determinado, si hubiesen sido llamados a la vida por un creador, la existencia de esos órganos, no tendrían ninguna razón de ser.
La teoría de la descendencia, por el contrario, da con mucha sencillez la explicación y nos enseña que los órganos rudimentarios son partes del cuerpo, que a través de los siglos han quedado fuera de servicio.
El mismo testimonio ofrece también la anatomía comparada: el cuerpo del hombre aparece formado exactamente, como el de los animales que le precedieron.
Haeckel en su obra sobre la creación natural, presenta una lámina muy instructiva representando las extremidades anteriores, de nueve mamíferos diferentes: hombre, gorila, orangután, perro, foca, delfín, murciélago, topo y ornitorrinco. En estas nueve extremidades se encuentran siempre los mismos huesos, en un número igual, en la misma posición y agrupadas de un modo análogo.
Puede parecer muy natural que la mano del hombre, difiera poco de la del orangután y del gorila, pero ha de parecer más sorprendente, que de la misma manera que ella, esté constituida, la pata del perro y la aleta pectoral de la foca, y del delfín, y la sorpresa subirá de punto, al ver los mismos huesos en el ala del murciélago, la pata del topo y la extremidad anterior del más imperfecto de los mamíferos, el ornitorrinco. Han variado en volumen, pero no en posición, agrupamiento y número.
Todas estas conclusiones están confirmadas por la Geología y Paleontología. Vemos pues, que todas la ciencias antropológicas, se unen para afirmar que el ser humano desciende, de una serie de diversos antepasados mamíferos.
Quién fue el precursor inmediato? No pudo serlo ninguna de las razas humanas inferiores que hoy existen, ni tampoco ninguna de las razas de monos que aun viven. Los hombres de los primeros tiempos de la edad de piedra, eran monos, antropoides, pero su raza no ha sobrevivido.
Han ido desapareciendo los tasmanianos, esquimales, polinesios, etc.
La Tierra gira y el progreso transforma al mundo.
Hay algunos hombres que prefieren ser descendientes de un Adán perfecto, que haberse elevado desde el simio progenitor
Extracto de la obra “Noches de Luna”
Adaptación: Oswaldo E. Porras Dorta
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