miércoles, 24 de julio de 2024

Decidamos correctamente

 INQUIETUDES ESPÍRITAS

1.- ¿ Nos protegen?

2.- Tras las pisadas de Jesús.

3.- Allan Kardec y las obras del Espiritismo

4.- Decidamos correctamente

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                         ¿ NOS PROTEGEN ?


¿Por qué la acción de los Espíritus sobre nuestra vida es oculta y por qué, cuando nos protegen, no lo hacen de una manera ostensible? 


- Si conta
rais con tal apoyo no obraríais por vosotros mismos, y vuestro propio Espíritu no progresaría. Para que pueda él adelantar necesita experiencia y a menudo es preciso que la adquiera a sus expensas. Es menester que emplee sus fuerzas, sin lo cual sería como un niño al que no permiten que camine solo. La acción de los Espíritus que os quieren está siempre bien regulada, de modo de dejaros ejercer vuestro libre albedrío, por cuanto si no tuvierais responsabilidad no avanzaríais en el camino que debe conduciros hacia Dios.* Al no ver el hombre a su sostén, se confía en sus propias fuerzas. No obstante, su guía vela por él, y de tiempo en tiempo le advierte que desconfíe del peligro.


EL LIBRO DE LOS ESPIRITUS
ALLAN KARDEC

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          TRAS LAS PISADAS DE JESÚS

“Os tengo dicho estas cosas estando aun con vosotros; más el Paráclito, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, ese os enseñará todas las cosas y os hará  recordar todo cuanto os he dicho”
(Juan, XIV, 25:26,)

La Religión de Jesús es la eterna Religión de la Luz y de la Verdad. Ella no se limita a la práctica de simples virtudes, tal como los hombres la juzgan. Abrazando los amplios horizontes de la Vida Espiritual, nos enseña los medios indispensables para la adquisición de la inmortalidad.

¡La Religión de Jesús no desaparece con  el túmulo, sino que se yergue como un Sol majestuoso más allá del túmulo; donde todo parece sumergido en tinieblas, en la nada, la Verdad, la Vida se manifiesta con todo fulgor!

¡La Religión de Jesús no es la Religión de la Cruz, más si la Religión de la Luz! ¡No es la Religión de la Muerte, sino  la de la Vida! ¡No es la Religión del desespero, sino la de la Esperanza! ¡No es la Religión de la Venganza, sino la de la Caridad! ¡No es la Religión de los Sufrimientos, sino la de la Felicidad!

La muerte, el desespero, el martirio, los sufrimientos, son oriundos de las  religiones humanas, así como la Cruz es el instrumento de suplicio inventado por los verdugos de Babilonia, de la Roma Primitiva, cuyos señores masacraban cuerpos y almas, infringiendo los preceptos del Decálogo.

La Religión de Jesús no es la Religión de la Fuerza, sino la Religión del Derecho.

Cuando las multitudes absortas se aproximaban al Maestro querido, para escuchar sus predicas ungidas de Fe, perfumadas de Caridad y centelleantes de Esperanza, nunca el Nazareno les atendió con una Cruz; nunca pretendió colocar sobre los hombros de sus infelices hermanos el peso del madero infame.

Al contrario, los atraía con miradas de piedad y en sus sublimes exhortaciones en sus amorosos consejos, para todos tenia una palabras de perdón, de afecto, de consuelo.

A los afligidos y desanimados les decía: “Venid a mi vosotros que estáis sobrecargados; aprended de mi, que soy humilde de corazón; tomar sobre vosotros mi yugo, que es suave, mi fardo que es leve, y hallareis descanso para vuestras almas”.

La gran misión de Jesús fue abatir todas las cruces que el mundo había levantado; fue arrasar todos los calvarios. El fue el portador del bálsamo para todas las heridas, el consuelo para todas las aflicciones, la luz para todas las tinieblas.

Solo aquel  que tuviera la ventura de examinar las paginas del Nuevo Testamento y acompañar los pasos de Jesús desde su nacimiento hasta su muerte y gloriosa resurrección,  podría valorar bien  en que consiste la Doctrina del Resucitado.

¡Es admirable ver el Gran Evangelizador en medio de la plebe maltratada,repartiendo, con todos, los tesoros de su amor! Les hablaba el lenguaje del Cielo; los convidaba a la regeneración, a la perfección; les hacia entrever el futuro lleno de promesas saludables; los animaba a buscar las cosas de Dios; finalmente, procuraba grabar en aquellas almas, turbadas por el sufrimiento, el benévolo reflejo de la Vida Eterna, que él tenia por misión ofrecer a todas las almas.

Jesús no fue el emisario de la espada, el gladiador que lleva el luto y la muerte a la familia y a la sociedad; sino el Medico de las Almas; el Príncipe de la Paz, el Mensajero de la Concordia; el Gran Exponente de la Fraternidad y del Amor a Dios.

A lo lejos de las carreteras pedregosas por donde pasó, por las ciudades y aldeas, el Maestro invitaba a sus oyentes a ser buenos, les nombraba los tesoros del Cielo y a todos la garantía el auxilio de ese Dios Invisible, cuyo amparo se extiende a los pájaros del cielo, a los lirios del campo.

Después de su admirable Sermón  de la  Montaña, y para demostrar la acción de sus palabras, cura un leproso que, postrado a sus pies, lo adora, diciendo: “¡Señor, si tu quieres, bien me podías tornar limpio!

En su viaje para Cafarnaum, un centurión se aproxima a él y  le pide la cura de su criado: la milicia celestial se agita y el enfermo se restablece.

Llegando a la ciudad de Cafarnaum, entra en casa de Pedro y encuentra en cama, presa de fiebre maligna, a la suegra de este. Inmediatamente, al toque de sus manos compasivas, la pobre vieja se yergue.

Acompañado de sus discípulos, en una barca en el Mar de Galilea, la tempestad se desencadena, el viento sopla recio y las olas se agitan. Los discípulos, tomados de pavor, apelan al Maestro, y a  una palabra suya los vientos cesan, el mar se calma.

Llegados a la otra banda, el despide una legión de Espíritus malignos que obsediaban a un pobre hombre.

Al salir nuevamente a la tierra de los segadores y de vuelta a Cafarnaum, unos hombres se aproximan al Nazareno y le llevan a un paralítico que yacía en el lecho. El enfermo recibe el perdón de sus faltas y el hombre, curado, rinde gracias a Dios.

Jairo, un jefe de la sinagoga, sabiendo los grandes prodigios operados por Jesús, corre a su encuentro, le pide liberar a su hija de la muerte. En cuanto Jesús camina para la casa de Jairo, una mujer que sufría, hacia doce años, enfermedad incurable, le tocó la túnica y sanó. Llegado el Maestro a la casa del fariseo, libra a la moza de las garras de la muerte.

Cuando sale Jesús de la casa de Jairo, dos ciegos corren tras del Maestro clamando: “¡Hijo de David, ten misericordia de nosotros! Sus ojos se abren y ellos salen a divulgar en la Galilea, las grandes cosas que el Señor les hizo.

En el mismo instante un grupo de hombres trae al hijo de Dios un mudo endemoniado; ¡Jesús expulsa al espíritu maligno y el mudo recupera el habla!
Y a medida que las gracias eran dadas, la multitud crecía, porque en ellas la palabra de Dios crecía  y Jesús por todas partes seguía anunciando a todos el reino de Dios: contaba parábolas, hacia comparaciones y, bajo la forma de alegoría, infundía en las almas la Voluntad Suprema para que todos, removiendo obstáculos, pudiesen, con el auxilio divino, liberarse de los sufrimientos agobiantes por los que pasaban.

Durante un largo periodo de tres años consecutivos, Jesús, dedicado todo a la alta misión que tan bien desempeño,  no perdió un solo momento para dejar bien esclarecida su tarea libertadora.

Gran Reformador Religioso, abolió todos los cultos, todos los ritos, todos los sacramentos de invención humana, que solo han servido para dividirá la Humanidad, formar sectas, constituir partidos, en perjuicio de la unificación de los pueblos, de la fraternidad que él supo proclamar bien alto.

Y fue por eso, que fariseos o escribas, sacerdotes, doctores de la Ley y pontífices congregados en reunión secreta maléfica, animaron a la turba bestializada contra el Medico Rabino, y, unidos a los Herodes, a los Caifases, a los Pilatos y a los Tartufos; unos por violencia sanguinaria, otros por ambición y orgullo, otros por la avaricia, vil mercancía, cobardía y subversión, llevaron al Mago Evangelizador al Patíbulo infame, torturándolo con una muerte maliciosa.

Mas el triunfo de la Verdad no se hizo esperar; cuando  todos juzgaban muerto al Redentor del Mundo, cuando  creían haber sofocado su Doctrina de Amor, la Piedra del Sepulcro en donde habían depositado el cuerpo del Maestro Galileo, se estremece al toque de los luminosos espíritus; la cavidad de piedra se muestra vacía; Jesús se  aparece a María Magdalena,  y resuena por todas partes el eco de la resurrección!

¡Triunfante de las calumnias, de las injurias, de los tormentos de los suplicios, de la muerte, el Hijo Amado de Dios reafirma sus sustanciosas lecciones, embalsamando a sus amorosos discípulos con los efluvios de la inmortalidad, únicos que nos garantizan Fe viva, Esperanza  sincera y caridad eterna!

No valió la prevención de los sacerdotes, a la orden de Pilatos; no valieron los sellos que lacraban el sepulcro y los soldados que lo guardaban; al alborear del primer día de la semana todo fue derribado, y el Cristo, resucitado, volvió a la arena mundial, victorioso en la lucha contra sus terribles verdugos!

Y en su narrativa llena de simplicidad, dice el Evangelio, por todos los evangelistas, que el Cristo Jesús apareció después de muerto, se comunicó con los once apóstoles, apareció a los demás discípulos, y , después, a más de quinientas personas de las cercanías de Jerusalén; les explicó nuevamente las Escrituras, les repitió su Doctrina, que no puede quedar encerrada en el túmulo, ni en una iglesia; produjo delante de ellos fenómenos estupendos, como la pesca maravillosa, les anunció todas las cosas que debían acontecer, les garantizó la venida del Consolador, les prometió, más allá de eso, su asistencia hasta la consumación de los siglos, no solo a ellos, sino a todos los que le siguiesen los pasos y se elevó a las altas regiones del Espacio, desde donde velaría por todos.

La religión de Jesús no consiste en dogmas y promesas fáciles; es la religión de la Realidad.

Religión sin manifestaciones y comunicaciones de espíritus, es la misma cosa que ciudad sin habitantes o casa sin moradores.

La Religión consiste justamente en esa comunión de espíritus, en ese auxilio reciproco, en ese afección mutua.

¿Por qué es Cristo nuestra esperanza y nuestra fe? ¿Por qué le dedicamos amor, respeto y veneración? ¿Por qué le confiamos a El nuestras aflicciones? ¿Por qué le hacemos oraciones? ¿Por qué le rendimos devoción, admiración y le rendimos gracia?
Porque sabemos que él puede y viene a iluminarnos la vida, nos robustece la creencia, nos protege y ampara, nos auxilia y acaricia, como un padre devoto proporcionaría felicidad y bienestar a sus hijos.

¿Pues, siendo Cristo las primicias  del espíritu, como afirma el apóstol Pablo; estando en lo cierto de que él resucitó, apareció, se comunicó, ¿ por que no podrían hacer lo mismo aquellos espíritus  que fueron nuestros amigos y parientes, aquellos que Vivían con nosotros, manteniendo mutuo afecto?

En la Epístola a los Corintios dice el Apóstol de la Luz: “si los muertos no resucitan, tampoco Cristo resucitó y es vana nuestra fe”

¡La resurrección de Cristo implica la resurrección de los muertos; y si fuese contraria a la Ley de Dios, la manifestación, la aparición, la comunicación con los muertos, Jesús habría infringido esa Ley; habría ido en contra de su primer mandamiento, que dice que estamos obligados a obedecer  a nuestro Padre celestial, a Amarlo con todo nuestro corazón, entendimiento y alma y con todas nuestras fuerzas!

Pero ya que el Cristo apareció y se comunicó, es señal cierta de que la Ley de dios, consiste en la comunicación de los Espíritus. ¿Jesús no invocó, en el monte Tabor, a los espíritus de Moisés y Elías?

Esta es la Religión de Jesús, pues se basa en actos irrefutables; esta es la Religión de la Fraternidad, porque tiene por base el afecto verdadero, que no termina en el túmulo; seguir las pisadas de Jesús es bastante para que seamos guiados por Él y venzamos  también como el venció, la muerte, con el triunfo de su resurrección.

-Mercedes Cruz-Rincón espírita

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ALLAN KARDEC Y LAS OBRAS DEL ESPIRITISMO:

Allan Kardec (seudónimo de Hippolyte Léon Denizard Rivail, Lyon, Nació 3 de octubre de 1804-París, desencarnó 31 de marzo de 1869) fue un traductor, profesor, filósofo y escritor francés, considerado el sistematizador, codificador de la doctrina llamada espiritismo.
Pero Kardec no se dice dueño de dicha obra, sino el instrumento de los espíritus superiores, para realizar tan loable misión.
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Los Espíritus anuncian que los tiempos designados por la providencia para una manifestación universal han llegado ya, y que siendo ministros de Dios y agentes de su voluntad, su misión es la de instruir e ilustrar a los hombres, abriendo una nueva era a la regeneración de la humanidad.
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El Espiritismo es la Doctrina de los Espíritus, que deseaban comenzar una nueva etapa espiritual para la humanidad y querían hacer un trabajo de divulgación de estas enseñanzas sobre la Tierra. Tomaron la iniciativa de comenzar esta etapa a través de fenómenos físicos que la gente pudiera ver y oír, para que les llamaran la atención y se acercaran a pensar y reflexionar sobre la naturaleza de estos fenómenos, por eso las mesas giratorias fueron tan comunes y se expandieron por todo el mundo. Los Espíritus necesitaban a alguien en la Tierra que aceptara la labor de organizar todo ese trabajo y de compilar todas las enseñanzas. Allan Kardec aceptó esta labor y trabajó duramente para escribir las obras que contenían la base de las enseñanzas que los Espíritus estaban trayendo a la Tierra. Y también trabajó para crear una organización que permitiera al movimiento que estaba naciendo organizarse y crecer a través de los centros espiritas y que la doctrina de los Espíritus siguiese creciendo y expandiéndose por todas partes
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El método de trabajo de Allan Kardec es fundamental, porque tenemos la seguridad de que las informaciones publicadas en sus obras no son opiniones o respuestas de un solo Espíritu, aceptadas sin más, sino que son el compendio del estudio serio de todas las informaciones de muchos Espíritus, de todas las condiciones y posiciones, que con sus testimonios contribuyeron a construir una enseñanza sólida y universal.
Escribió Obras tales como :
1857: El libro de los espíritus
1859: ¿Qué es el espiritismo?
1861: El libro de los médiums
1864: El evangelio según el espiritismo
1865: El cielo y el infierno
1868: El génesis, los Milagros y la predicciones
1890: Obras póstumas
--Manual práctico de las manifestaciones espíritas
--Vocabulario espírita
1862: Viaje espírita
--Colección de oraciones espíritas
--El Espiritismo en su más simple expresión
--Caracteres de la revelación espírita.

Por Susana Gómez -

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DECIDAMOS CORRECTAMENTE
Todos los días podemos encontrar miles de situaciones distintas, algunas de ellas nos pueden perturbar, personas que pueden hacer que todo nos sea más difícil; entre tanto todo ese acontecimiento depende de nosotros que nos ofusque la razón. Por eso, ante la agresión, la respuesta es la calma, Ante el desprecio la respuesta es la comprensión. Con la palabra agresiva la respuesta es la oración. En todo y para todo, podemos comportarnos de dos maneras : o ser como el que nos agrede, nos desprecia, nos humilla, o bien ser como el Maestro nos enseñó, calmo y confiado delante de los problemas. Estas son las dos alternativas que podemos elegir, solo tenemos que valorar cual de las dos nos cuesta más, y actuar con calma siempre es muy difícil, pues esa es la condición de espíritus más elevados, y par ser objetivos, delante de los problemas es no perder la razón. Elevemos nuestra mente para el bien, y siempre confiemos en Dios, sepamos que todos somos hermanos y que este mundo es como un hospital. Al igual que en cualquier hospital encontramos diferentes grados de una misma enfermedad y ningún enfermo se cura con la medicina inadecuada, al igual que si delante de la agresión actuamos con la medicina inadecuada de la violencia, no nos curaremos en absoluto y nuestra enfermedad irá para peor. Delante de los problemas, sean cuales sean, siempre coloquemos la medicina de la oración y tengamos a nuestro Médico Divino, que es Jesús.

( Rafael).- Colaboración recibida por Alborada espírita cristiana)
- Artículo tomado de la Asociación Espírita Luz y Vida.

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