INQUIETUDES ESPÍRITAS
1.- La plenitud de la vida ( mensaje psicográfico)
2.- El Periespíritu ( 1ª Parte)
3.- Sobre Dios y la inmortalidad
4.- El Periespíritu ( 2ª Parte)
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LA PLENITUD DE LA VIDA
El ser querido, que la muerte arrebató, no se extinguió, prosiguiendo, en otra dimensión, conforme a sus conquistas morales y espirituales. La muerte, en realidad, es la puerta que se abre y conduce a la vida plena, donde medran, indestructibles, los tesoros incomparables de la Eternidad. Tras el deceso y sepelio, no ocurre el enfrentamiento con los demonios representativos del Infierno mitológico, ni con los querubines jubilosos por conducir el Espíritu a los Cielos.
Tiene lugar, sí, el reencuentro con la conciencia que despierta para el análisis del comportamiento, vivido con relación a aquello que debería haber sido adquirido a través de la experiencia. En los primeros días después de la desencarnación el Espíritu generalmente permanece adormecido, de modo que, al despertar, enfrenta la nueva realidad en la cual proseguirá a partir de aquel momento. Pero, no existen, dos desencarnaciones y reconquistas de conciencia iguales.
Cada ser es un cosmos personal, distinguiéndose de los demás, con vivencias, emociones y aspiraciones compatibles con su nivel de evolución. Así, cada cual despierta en el Más Allá conforme adormeció bajo el anestésico de la muerte. Quien transformó la existencia terrena en un bendito aprendizaje, recogerá los frutos sazonados de la alegría y de la incesante renovación para el Bien. No obstante, aquel que se valió del campo de experiencias físicas para la sensualidad y el placer, la práctica del mal y de la perturbación, recogerá los abrojos que fueron dejados en la retaguardia y que lo invitarán a reflexiones profundas.
Nadie tiene el derecho de disfrutar de una felicidad que no haya edificado, y de la misma forma solamente padecerá los sufrimientos a que se haga merecedor. En todo lugar rige soberana la Justicia Divina. La Tierra es un bendito hogar-escuela donde los Espíritus desenvuelven los valores inapreciables del proceso evolutivo. Cada experiencia constituye significativa lección que esculpe en lo íntimo y conducirá como orientación para nuevas conquistas. He aquí porque todo esfuerzo que sea desarrollado a favor de la auto-iluminación y de la solidaridad con relación al prójimo debe ser sostenido, de manera que la trayectoria humana se transforme en hermoso campo de realizaciones ennoblecedoras.
Transitoria y rápida la vida física pasa, conduciendo al Espíritu al Gran Hogar de donde se originó con los tesoros positivos y negativos que haya almacenado. Serán ellos los que tendrán significado real después de la muerte orgánica. De ese modo, el tránsito por el cuerpo físico es un viaje inevitable hacia la muerte, para la supervivencia. Es natural que sufras la nostalgia de aquel a quien amas y partió de la Tierra rumbo a la Inmortalidad. Pero, no te desesperes pensando que no compartirás jamás su convivencia, su afectividad, su relación. En vez de permitirte ser arrastrado por la desesperación, cálmate y envuelve al ser querido en recuerdos felices, dirigiéndole pensamientos edificantes y oraciones consoladoras.
Él recibirá tus vibraciones de paz y de amor que lo reconfortarán, disminuyéndole también las angustias por el viaje realizado, y los dolores que quizás experimente. Tan pronto como le sea posible, volverá a visitarte, envolviéndote en ternura y en gratitud. Nunca pienses en la muerte en términos de destrucción y de aniquilamiento. Todo, en la naturaleza, muere para resurgir, para transformarse.
¿Por qué el ser humano debería desaparecer? Si no lo ves, esto no significa su desintegración, considerando que la mayoría de todo aquello en que crees es invisible a los ojos, pero captado por instrumentos especiales se torna realidad palpable. Lo mismo ocurre con los llamados muertos, que pueden ser vistos, oídos, sentidos y manifestados a través del instrumento mediúmnico. Si no estás dotado de alguna facultad ostensible, posees sentimientos que te facultan la captación de los pensamientos y los sentimientos de él. Si deseas comunicarte con el ser amado que desencarnó, haz silencio interior y lo percibirás, calmando los dolores de la aflicción de ambos con el ungüento de la alegría y de la esperanza del reencuentro.
Gracias a la mediumnidad dignificada por Jesús, hoy es posible mantenerse en contacto directo con aquel que siguió anticipadamente el rumbo de la Vida plena. No obstante, es necesario averiguar cuáles serán sus condiciones morales, emocionales y espirituales, para que la comunicación se presente rica de bendiciones, señalada por la felicidad y estimulante para el avance rumbo al futuro promisorio. Así, pues, la muerte no consigue transformar aquél a quien arrebata. Cada uno viaja con el equipaje que reunió durante la jornada física y de que se hace acreedor. Mientras el velo de la tristeza te envuelve en angustia y dolor, dilúyelo con las vibraciones sublimes de la oración y los pensamientos elevados que el amor inspira, en la certeza de que, un poco más tarde, terminada tu trayectoria, viajarás también al encuentro de aquel por quien lloras ahora.
Entonces, vive de tal forma que, al liberarte de las amarras carnales, tengas acceso a la lucidez y puedas disfrutar del beneplácito del amor de aquel que te aguardará con alegría en el corazón y en el alma. Innumerables veces, el amigo de los desamparados se refirió a la gloria de la inmortalidad, al reino de los Cielos, estimulando a sus oyentes a la renuncia de las pasiones y de las malas inclinaciones que enredan en cadenas de esclavitud. Enseñando que había venido para que todos tuviésemos vida en abundancia, Jesús anunció su propia muerte, para demostrar a continuación la gloria excelsa de la Vida. Y cuando fue invitado al máximo testimonio, dando su vida por la de aquellos a quienes ama, a través de una flagelación desgarradora y cruel, culminando en la muerte, luego retornó en la madrugada de la Inmortalidad, cuando resucitó, iluminado y triunfante de la tumba, confirmando sus palabras y promesas, iniciando de ese modo la Era nueva de la felicidad, sin interrupción por la muerte.
Nunca te olvides, pues, de la resurrección que solamente se dará, después de la desencarnación.
Juana de Ángelis
(Mensaje psicografiada por el médium Divaldo Pereira Franco, el 31 de mayo de 2004, en Zurich, Suiza.)
**************************** EL PERIESPIRITU
( 1ª ParTE)
En todo hombre vive un espíritu.
Por espíritu debe entenderse el alma revestida de su envoltura fluidica; esta tiene la forma del cuerpo mortal y participa de la inmortalidad del alma, de la cual es inseparable.
El estudio del periespiritu representa uno de los temas más interesantes para la comprensión de los fenómenos mediúmnicos.
El periespíritu y el
cuerpo físico tienen su origen en el fluido cósmico universal.
De la esencia del alma solo sabemos una cosa, y es, que siendo indivisible es imperecedera. El alma se revela por sus pensamientos y también por sus actos, más para poder obrar e impresionar nuestros sentidos fiscos, necesita un intermediario semimaterial, sin el cual su acción nos parecería incomprensible.
El cuerpo fluídico que cada hombre posee en si es el transmisor de sus impresiones, de sus sensaciones, de sus recuerdos. Anterior a la vida actual, es el instrumento admirable que el alma se construye, se modela a si misma, es el resultado de su largo pasado. En el conservamos los instintos, se acumulan las fuerzas, se agrupan las adquisiciones de nuestras múltiples existencias, los frutos de nuestra lenta y penosa evolución.
El periespiritu es semimaterial, pertenece a la materia por su origen y, a la espiritualidad por su naturaleza etérea. Como toda materia, el es extraído del fluido cósmico universal que, en esa circunstancia, sufre modificación especial. Ese envoltorio, denominado periespiritu, hace de un ser abstracto, el espíritu, un ser concreto, definido, aprensible por el pensamiento. Te torna apto para actuar sobre la materia tangible.
Es extremadamente sutil, es la materia quintaesenciada, es más rarefacta que el éter, sus vibraciones, sus movimientos, superan en rapidez y en penetración a los de las sustancias más activas. Esto explica la facilidad de los espíritus para atravesar los cuerpos opacos, los obstáculos materiales y recorrer distancias considerables con la velocidad del pensamiento.
La unión del periespiritu al cuerpo físico encarnado, se procesa a través de un lazo fluídico, que es una expansión de su periespiritu, lo une al germen, que lo atrae por una fuerza irresistible, desde el momento de la concepción. A medida que el germen (o cigoto, en el lenguaje actual) se desenvuelve, el lazo se acorta. El periespiritu que posee ciertas propiedades, bajo la influencia del principio vito material del germen, se une a la materia molécula a molécula, al cuerpo en formación, donde puede decirse que el Espíritu, por intermedio de su periespiritu, se enraíza, en cierta manera, en ese germen, como una planta en la tierra. Cuando el germen llega a su pleno desarrollo, es decir, feto, se completa la unión, entonces es cuando nace el ser a la vida exterior.Insensible a las causas de desagregación y destrucción que afectan al cuerpo físico, el periespiritu asegura la estabilidad de la vida en medio de la renovación continua de las células.
El útero representa un
vaso anímico de elevado poder magnético destinado a la fundición y refundición
de las formas, al soplo creador de
El alma se desprende de la envoltura carnal durante el sueño como después de la muerte. La forma fluidica puede ser entonces percibida por los videntes en los casos de aparición de los difuntos o de los vivos exteriorizados. Durante la vida normal esta forma se revela por sus radiaciones en los fenómenos en que la sensibilidad y la motricidad se ejercen a distancia. En el estado de desprendimiento durante el sueño, el espíritu obra a veces sobre la materia, produce ruidos, cambia de sitio los objetos etc. Por último, se manifiesta después de la muerte en diversos grados de condensación, en las materializaciones parciales o totales, en las fotografías, en los vaciados, hasta el punto de producir ciertas deformidades.
El desligamiento del periespiritu en la desencarnación, se produce, molécula a molécula, conforme se uniera, y al Espíritu le es restituida la libertad. No es la partida del espíritu la que causa la muerte del cuerpo, es la muerte del cuerpo la que determina la partida del espíritu.
El espíritu extrae su periespiritu de los fluidos ambiéntales,
por eso los elementos constitutivos del
periespiritu varían conforme los mundos.
El envoltorio fluídico de algunos Espíritus, aunque etéreo e imponderable con relación a la materia
tangible, es también por demás pesado, con relación al mundo espiritual, para
no permitir que ellos salgan del medio
que les es propio, es el caso de lo que tienen un periespiritu grosero, que se
confunde con el cuerpo carnal, razón por la cual creen seguir vivos. Esos
Espíritus, cuyo numero es grande, permanecen en la superficie de
Otros un poco más desmaterializados no lo son, hasta el punto de poder elevarse por encima de las regiones terrestres.
Los espíritus Superiores, por el contrario, pueden venir a los mundos inferiores, y hasta encarnar en ellos. Extraen, de los elementos constitutivos del mundo donde entran, los materiales para el envoltorio fluídico o carnal apropiado al medio en que se encuentran. Hacen como el noble que se despoja temporalmente de sus vestiduras para vestir los trajes plebeyos, sin dejar por eso de ser noble.
El Espíritu extrae del planeta donde vive encarnado, o desencarnado, los elementos necesarios para organizar su periespiritu.
Conforme sea más o menos puro el espíritu, su periespiritu se formará de las partes más puras o de las más groseras del fluido peculiar al mundo donde el encarna.
De esto se desprende que la constitución íntima del periespiritu
no es idéntica en todos los espíritus
encarnados o desencarnados que pueblan
La forma del periespiritu es flexible, comprensible, a voluntad, del periespiritu. Se presta, hasta cierto punto, a las exigencias del espíritu y le permite, en el espacio y según la extensión de sus poderes, adoptar las apariencias y trajes que fueron suyos en épocas pasadas, con los atributos propios para hacerle reconocer. Esto se observa a menudo en los casos de aparición. La voluntad crea; su acción sobre los fluidos es considerable. El espíritu avanzado puede someter la materia sutil a innumerables metamorfosis.
De esto se desprende que la naturaleza del envoltorio fluídico está siempre en relación con el grado de adelantamiento moral del espíritu. Los Espíritus inferiores no pueden cambiar de envoltorio a su placer, por lo que no pueden pasar de un mundo a otro.
Esto ocurre, porque los elementos constitutivos del periespiritu naturalmente varían, conforme los mundos. Siendo Júpiter un orbe muy adelantado en comparación con la tierra, donde la vida corpórea no representa la materialidad de la nuestra, los envoltorios materiales han de ser allá de naturaleza mucho más quintaesenciada que aquí.
El hombre no podría existir allí con su cuerpo carnal, tampoco
podrían penetrar allí nuestro espíritu con el periespiritu terrestre que lo
reviste. Emigrando de
En la materia orgánica un principio especial, inaprensible y que aun no puede ser definido: el principio vital. Está activo en el ser viviente, extinguido en el ser muerto.
La actividad del principio vital es alimentada durante la vida por la acción del funcionamiento de los órganos. Cesada es
acción, por motivo de la muerte, el principio vital se extingue. Pero el efecto
producido por ese principio sobre el estado molecular del cuerpo subsiste, incluso después de
extinguirse. El principio vital, es como
una particular electricidad animal, que durante la vida se desprende por la acción de los
órganos, y cuya producción cesa, cuando
se produce la muerte, por extinguirse tal acción.
En el plano espiritual el hombre desencarnado va a trabajar, más directamente, con un fluido vivo (vital) y multiforme e inestancable por nacerle de la propia alma, es un subproducto del fluido cósmico universal, absorbido por la mente humana, en proceso vitalista, semejante a la respiración, por el cual la criatura asimila la fuerza emanante del Creador, esparcida por todo el Cosmos, transustanciándola, bajo la propia responsabilidad, para influenciar la creación, a partir de Si mismo.
Ese fluido es su propio pensamiento continuo, generando energéticos con los que no había soñado.
Las principales propiedades funcionales del periespiritu se resumen en lo siguiente:
Plasticidad, el espíritu es capaz de expandirse y exteriorizarse en los fenómenos de desdoblamiento y donaciones fluídicas.
( Continuará ) ...//...
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Solemos estar al corriente de las opiniones sobre la inmortalidad que sostienen las religiones o las filosofías espiritualistas tradicionales o más actuales. Sin embargo, la influencia del pensamiento positivista y materialista desde el siglo XIX hasta hoy, ha permeado la falacia y gran mentira de que la ciencia es incompatible con la espiritualidad.
Sabemos que la ciencia estudia los fenómenos de la naturaleza que se pueden medir y repetir, por eso, los fenómenos espirituales no pueden someterse a estos criterios de estudio y análisis ya que la mayoría de ellos son de índole subjetivo y experiencia personal que no siempre se repiten a voluntad del interesado en un laboratorio.
Sin embargo, esto no excluye que aquellos grandes científicos de la historia que han usado el método científico de forma rigurosa, hayan tenido muchos de ellos la convicción y certeza de la inmortalidad del alma y su supervivencia después de la muerte. Este dato es ignorado por multitud de personas, por ello se nos antoja relevante mencionar algunos ejemplos que son significativos e importantes a la hora de comprender la importancia de la auténtica opinión de esas grandes mentes sobre esta búsqueda de la verdad que debería ser, en definitiva, el auténtico sentido del “espíritu científico”, sin credulidades absurdas basadas en ilusiones o falsas proposiciones, ni tampoco escepticismos negacionistas de mentes cerradas que consideran que todo está ya inventado y que nada más hemos de conseguir averiguar.
Desde que el método científico tomó carta de naturaleza en los investigadores, la búsqueda de la prueba sobre la inmortalidad del alma ha sido una constante en numerosos genios y mentes privilegiadas de la historia.
Desde Newton a Pascal, o de Giordano Bruno a Copérnico y Galileo, todos los cambios de paradigma en el mundo de la ciencia han contado con que los hombres más brillantes de la ciencia han tenido siempre presente el gran enigma de la inmortalidad. Tanto es así que en el pasado siglo XX, desde Nicola Tesla, pasando por Thomas Edison hasta llegar a Einstein, tuvieron gran preocupación por esta cuestión, teniendo la certeza interior al final de sus vidas de que la vida después de la vida es una realidad incuestionable.
Tesla vislumbró la posibilidad en base a sus relaciones con el científico inglés Sir Williams Crooks, con el que debatía frecuentemente acerca del tema, ya que Crooks fue uno de los grandes investigadores del fenómeno mediúmnico de las materializaciones, cosa que comprobó de primera mano con las manifestaciones del espíritu de Katie King repetidas veces. Todavía hoy se guarda un mechón del cabello cortado por Crooks al materializado espíritu en la Sociedad de Investigaciones Psíquicas de Londres.
Pero además, Nicola Tesla tuvo la completa certeza de la inmortalidad con la experiencia espiritual que tuvo en el momento de la muerte de su propia madre. En la madrugada de su muerte tuvo un sueño donde se aparecía su madre junto a otros espíritus en su habitación, seguido de una música excelsa que se diluyó en unos instantes. En ese momento tuvo la constatación de que su madre moribunda fallecía en esos instantes en su domicilio. Este hecho puedo comprobarlo posteriormente.
El propio Edison dejó constancia de su interés y preocupación por constatar la inmortalidad del alma cuando dedicó más de 30 años de su vida a proyectar e inventar un aparato que le permitiera comunicarse con el más allá.
Albert Einstein, que decía no creer en el Dios de la religión, se mostró completamente de acuerdo en afirmar que Dios existe y que la inteligencia que el universo manifiesta, sus perfectas reglas matemáticas y la precisión absoluta de las constantes de la física en la formación y sustentación del universo sólo podían deberse a una inteligencia superior que no podemos comprender, pero de la cual procede nuestra propia naturaleza e inteligencia personal. El afirmó “Creo en el Dios de Spinoza”. Un Dios que crea la realidad y la naturaleza en la que vivimos y nos movemos y de la cual el alma humana es su creación más extraordinaria, al permitirnos comprender algo tan complejo como la realidad y la vida universal.
Afirmaba sin ambages: “Lo realmente extraordinario es que lo incomprensible en el Universo sea realmente comprensible”.
Actualmente, desde la Cosmología, pasando por la Astrofísica, la Biología Molecular, las Matemáticas, la Mecánica Cuántica y otras muchas disciplinas científicas, comienzan a vislumbrar que la realidad de la naturaleza y del Universo procede de la mente. El fisicalismo, que defiende que lo único existente es la materia y que nada más hay en el Cosmos, es ya una teoría con fecha de caducidad.
Los propios científicos materialistas ya se han percatado de que no hay argumentos sostenibles que impidan conciliar un universo interconectado formado por campos cuánticos que procesan información, y que entrelazan las mentes y acciones de todos los agentes que en ellos actúan. Y dentro de ello, el pensamiento y las acciones de las personas se integran aportando su acción y experiencia vital y recibiendo, al mismo tiempo, la influencia de las dimensiones y mentes con las cuales se entrelazan por frecuencia y sintonía vibratoria.
La materia ha dejado de ser la única explicación para la realidad, siendo así que los términos de “Mente Primordial”, “Conciencia Infinita”, “Mentes que proceden de otra Mente Superior”, «Supraconciencia», etc., se abren paso a marchas forzadas en los distintos campos y disciplinas de la ciencia, siendo adoptados por aquellos grandes buscadores de la verdad que, con auténtico espíritu científico, no niegan ni aceptan las evidencias hasta tanto son concluyentes.
Así actuaron la mayoría de los personajes mencionados arriba y por ello fueron considerados los grandes revolucionarios de las ciencias y del avance y el progreso de la humanidad.
Antonio Lledó- 2024, Amor, Paz y Caridad
EL PERIESPIRITU
2ª Parte ( continuación)
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Densidad, es la propiedad que trata de las medidas de peso (ponderabilidad) y de luminosidad (frecuencia vibratoria mental) ambas relacionadas a la evolución del espíritu.
Penetrabilidad, se trata de la capacidad de atravesar barreras fisicas, si se hallan presentes las necesarias condiciones mentales.
Visibilidad, el periespiritu es normalmente invisible en los Espíritus encarnados; los desencarnados menos evolucionados perciben el periespiritu de sus semejantes y de los Espíritus que le son inferiores. La visibilidad es, no obstante, común, en los Espíritus Superiores.
Sensibilidad, es la propiedad de percibir sensaciones, sentimientos, emociones. Estas percepciones no son captadas por medio de órganos específicos, sino por todo el cuerpo periespiritual.
Unicidad, significa decir que cada persona trae el propio periespiritu la suma de sus adquisiciones evolutivas. No hay por tanto dos periespíritus iguales.
Mutabilidad, es la propiedad que permite cambios en el periespiritu en el transcurso del proceso evolutivo. La mutabilidad ocurre en lo que se refiere a la substancia, a la forma y a la estructura periespirituales
Las funciones del periespiritu pueden ser sintetizadas en cuatro: instrumental, individualizadora, organizadora y sustentadora.
La función individualizadora permite que el periespiritu sea el elemento de unión entre el espíritu y el cuerpo físico.
La función instrumental permite la integración del espíritu con los mundos espiritual y físico.
La función individualizadora está relacionada a la historia y a las conquistas evolutivas de la persona y presenta características peculiares a la identificación de cada individuo.
La función organizadora se dice respecto al papel de modelo que el periespiritu ejerce, determinando las líneas morfológicas y hereditarias del cuerpo físico. Está función garantiza la manifestación de la ley de causa y efecto.
La función sustentadora, bajo el impulso de la mente espiritual, permite que el periespiritu transfiera, paulatinamente, la energía vital para el cuerpo físico, sustentándolo desde la formación hasta su completo desarrollo. Por medio de esta función el cuerpo físico tiene garantizada la vitalidad que lo sustentará durante el tiempo previsto para la reencarnación.
El periespiritu es un foco de potencias. La fuerza magnética que ciertos hombres proyectan en abundancia y que puede, de cerca o de lejos, influir, aliviar, curar, es una de sus propiedades. La fuerza psíquica, indispensable para la producción de los fenómenos espiritistas, tiene en el su asiento.
El cuerpo fluídico no es solo un receptáculo de fuerzas. Es también el registro vivo en donde se imprimen las imágenes y los recuerdos: sensaciones, impresiones y hechos, todo se fija en el, todo se graba. Cuando las condiciones de intensidad y duración son demasiado débiles, no llegan hasta nuestra conciencia, más por esto no dejan de ser grabadas en nuestro periespiritu donde permanecen latentes. Otro tanto sucede respecto a los hechos relacionados con nuestras vidas anteriores. El ser psíquico que se halla en estado de sonambulismo, desprendido parcialmente del cuerpo, puede volver a encontrar su encadenamiento. Así se explica el fenómeno de la memoria.
Las vibraciones del periespiritu se debilitan bajo la envoltura de la carne; pero vuelven a encontrar su amplitud cuando el espíritu se desprende de la materia y recobra su libertad. Bajo la intensidad de sus vibraciones, las impresiones almacenadas en el periespiritu reaparecen. Cuanto más completo es el desprendimiento, más se ensancha el campo de la memoria. Los recuerdos más lejanos se despiertan. El individuo puede revivir sus vidas pasadas; así lo hemos comprobado muchas veces en nuestras experiencias. Muchas personas sumidas por la influencia oculta en el sueño sonambúlico, reproducen los sentimientos, las ideas, los actos olvidados de la vida actual, de su primera juventud. Reviven hasta las escenas de sus vidas anteriores, con el lenguaje, las actitudes, las opiniones de la época y del centro.
En tales casos parece que se manifiesta un espíritu diferente, que otra entidad se revela. Estos fenómenos mal observados por ciertos experimentadores, han podido dar origen a la teoría de las múltiples personalidades coexistiendo en una misma envoltura, teniendo cada una de ellas su carácter y sus recuerdos propios.
El periespiritu no se halla encerrado en los límites del cuerpo, como si estuviera en una caja. Por su naturaleza fluidica es expansible, irradia para el exterior y forma en torno de su cuerpo, una especie de atmósfera que el pensamiento y la fuerza de la voluntad pueden dilatar más o menos. Algunas personas sin estar en contacto corporal, pueden hallarse en contacto por su periespiritu e intercambiar, no obstante, impresiones, y algunas veces, pensamientos por medio de la intuición.
De manera semejante, los Espíritus se comunican con los encarnados, a través de la mediumnidad. El médium y el espíritu comunicante entran en contacto, uno con el otro, por los respectivo periespíritus y cambian impresiones y sentimientos.
El periespiritu también tiene papel fundamental en las apariciones vaporosas o tangibles.
En las comunicaciones mediumnicas corrientes, el espíritu sufriente o necesitado puede encontrarse en grado, moral e intelectualmente inferior al del médium que le transmite el mensaje. En esa situación, entre el médium y el Espíritu comunicante se establece una ligación de orden fluidica, en que el médium, a semejanza de un enfermero, permite que el Espíritu retrate y transmita a los circunstantes sus dolores, sus sentimientos, sus dificultades, su grado de entendimiento moral-intelectual. Esa ligación del Espíritu con el médium y la manifestación consecutiva de su estado – vía periespíritus - solo son posibles con el consentimiento del médium, que atiende a la solicitud (consciente o no) del Espíritu comunicante.
El estado psíquico del Espíritu es obra suya. El grado de percepción y comprensión es el fruto de largos esfuerzos. El espíritu es lo que el hace de si mismo en el recorrido del ciclo inmenso de sus vidas. La envoltura fluidica, grosera o sutil, opaca o radiante, representa el valor exacto y la suma de sus adquisiciones. Sus actos, los pensamientos persistentes, la tensión de la voluntad hacia un objeto, toda la evolución de su ser mental repercuten en el periespiritu del espíritu, y según sea su naturaleza baja o elevada, sórdida o generosa, dilatan, afinan o enturbian su sustancia. De ello resulta, que por la orientación constante de sus ideas, de sus aspiraciones, de sus gustos, por sus obras en un sentido u en otro, el espíritu va construyendo poco a poco una envoltura sutil, poblada de bellas y nobles imágenes, abierta a las más delicadas sensaciones, o bien una morada sombría, una cárcel oscura, en donde, después de la muerte, el alma, limitada en sus percepciones, está sepultada como en una tumba. Así es como el hombre labra su bien o su mal, su dicha o su pena. Lentamente día a día, edifica su destino. Su obra está grabada en si mismo, visible para todos en el más allá. Mediante esta admirable disposición de las cosas, tan sencilla como grandiosa, se realiza en el mundo de los seres la ley de causalidad o de la consecuencia de los actos, que no es otra que la del cumplimiento de la justicia.
Y, por un efecto de las mismas causas, desde esta vida, el hombre atrae a si las influencias de arriba, las radiaciones etéreas o los groseros efluvios de los espíritus de pasión, de desorden. Aquí esta la regla de las manifestaciones espiritas; no es otra que la ley misma de las atracciones y de las afinidades. Según el grado de sutileza de nuestra envoltura y la intensidad de sus radiaciones, podemos, sin embargo, en los momentos de desprendimiento, de éxtasis – y aun para algunos – en los de recogimiento y meditación – entrar en relación con el mundo invisible, percibir los ecos, recibir las inspiraciones, vislumbrar los esplendores de los mundos celestes, o bien sentir las influencias de los espíritus de la tinieblas.
Verdades tan consoladoras es bueno que las esparzamos sin cesar a nuestro alrededor. Demostrando así que solo el esfuerzo individual puede proporcionarnos el progreso colectivo y que la misma Potencia que nos ha conducido al estado de hombres, nos abrirá las perspectivas infinitas de la vida espiritual, desenvolviéndose en la extensión sin limites del Cosmos.
- Trabajo realizado por Merchita-
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