Es
común escuchar, en especial por parte de adolescentes y jóvenes, quejas acerca
de su familia.
Al final, la familia del amigo, del
vecino siempre es la mejor. La madre del amigo es comprensiva, el padre escucha
al hijo.
Algunos llegan a decir que se sienten
extraños en su hogar, que les gustaría muchísimo ser hijos de esta o aquella
familia.
Y llevan tan en serio sus afirmativas,
que no es raro encontrar niños y niñas que pasan días enteros en casa de amigos.
Porque es allí, en aquel ambiente, donde se sienten bien.
¿Por qué pasa eso? Primero debemos
considerar que los padres, como responsables por la educación de sus hijos,
continuamente les advierten sobre sus deberes, sus obligaciones.
Es la escuela, los deberes de casa, las
pequeñas tareas del hogar, la limpieza de su habitación.
Tales cuestiones suelen hacen que el
joven se sienta presionado en su hogar, mientras en el del amigo nada le es
exigido, porque allí es una visita.
Y la visita merece un trato especial,
puesto que su educación no es deber de sus anfitriones.
Otro detalle a considerar es que
algunos de nosotros verdaderamente nacemos en familias que no nos son
simpáticas.
Eso ocurre como parte de nuestro
aprendizaje, dentro de la ley de causa y efecto, pues probablemente en
experiencias anteriores en la carne, descuidamos los afectos familiares,
menospreciamos su convivencia.
Retornamos así, para vivir entre seres
indiferentes o incluso antipáticos.
Pero es un engaño pensar que en tales
circunstancias se debe desconsiderar la familia actual.
Para nuestra propia edificación es
importante que esa familia, hoy solamente unida por los lazos corporales, se
transforme en una familia verdadera, unida por lazos de afectividad.
Nos cabe, por lo tanto, trabajar por
ello. Cuando la situación se presenta difícil dentro del hogar, recurrir a la
oración.
Si la conversación descarrila hacia la
discusión, salir un poco, enfriar la cabeza y retornar después para un dialogo
ameno.
Si uno u otro miembro de la familia nos
es antipático, pensemos que no es la casualidad que nos reúne; que motivos
graves nos llevaron a estar juntos en el hoy y empecemos a observar, buscando
descubrir sus virtudes.
Si pudiéramos, al dejar esta vida,
llevar como triunfo en nuestro bagaje espiritual el haber conquistado uno o más
miembros de nuestra familia, seguramente habremos realizado algo muy provechoso
para nuestra vida como Espíritus eternos.
Porque conquistar un Espíritu
indiferente o antipático, transformándole en un amigo, es algo que jamás se
perderá.
Ella empieza siempre en el lugar donde
estamos, para que podamos alcanzar el punto que deseamos.
Ejercitar la fraternidad es dejarse
envolver por la lección de amor de Jesús Cristo, libertando el Espíritu y
enriqueciendo los sentimientos.
Redacción del
Momento Espírita, utilizando, al final, pensamiento del libro “Repositorio de
Sabiduría” y “Fraternidad”, del Espíritu Joanna de Ángelis,
psicografía de Divaldo Pereira Franco, ED. Leal (Brasil)
"Vive siempre en paz. Una conciencia tranquila que no trae remordimientos de actos pasados, ni teme acciones futuras, genera armonía."
- Juana de Angelis-
Ver los Blog :
El espírita Albaceteño.- elespiritadealbacete.blogspot.com
Marina Mies de Amor.- marinamiesdeamor.blogspot.com
www.boletin-nuevaesperanza.blogspot.com
Las web www.ade-sergipe.com.br
Grupo Espírita sin fronteras.-ceesinfronteras.es/eventos.htm
"Vive siempre en paz. Una conciencia tranquila que no trae remordimientos de actos pasados, ni teme acciones futuras, genera armonía."
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