Jorge Hessen |
LA PROPOSICIÓN DE LA CIENCIA ESPIRITA ES DESCUBRIR LA REALIDAD DEL ESPÍRITU INMORTAL
La Ciencia, propiamente dicha, es una conquista reciente; no ultrapasa a tres siglos; aunque sus primeros ensayos habían comenzado en Grecia en los áureos siglos VI, V, IV a C. la tenemos representada por Arquímedes, en cuyas pesquisas dieron base para la mecánica, por Pitagoras de Samos, por Tales de Mileto, por Euclides de Alejandría, en el desenvolvimiento de las matemáticas y de la estructuración numérica.
Un milenio después esas apoteóticas realizaciones griegas, ocurrió, en Europa, la desagregación del Imperio romano, en el siglo V, y el liderazgo cristiano surgió como la agregación de los “barbaros invasores” y se transformó en Iglesia soberana absoluta de los destinos “espirituales” en occidente.
En el siglo XIII, Tomas de Aquino se destacó, proponiendo la síntesis del cristianismo vigente con la visión aristotélica del mundo. En dos Súmame, sistematizó el conocimiento teológico y filosófico de entonces. En el siglo XIV, la Iglesia romana, bajo los guantes tomasistas, entronizó una teología (fundada en la revelación) y una filosofía (basada en el ejercicio de la razón humana) que se fundirán en una síntesis definitiva: fe y razón, unidas en su orientación común rumbo al Creador. La tesis de Aquino afirmaba que no podía haber contradicción entre fe y razón y estableció el pensamiento filosófico-teológico manifestado en la truculenta filosofía del “Roma locuta causa finita”.
A partir de los siglos XV y XVI, el hombre pasa a ser el principal personaje (Antropocentrismo). Los pensadores criticaron y cuestionaron la autoridad de esa autoritaria Iglesia romana. En esa coyuntura la apropiación del conocimiento partió de la realidad observada por la experimentación, por la constatación, y, por fin, por la teoría, derivó una relación entre la ciencia y la tecnología. En el siglo XVIII, la primera gran teoría que se tiene noticia en la moderna ciencia versó sobre la gravitación universal elaborada por Newton, desmembrada de las leyes de los movimientos planetarios de Kepler y en la Ley de galileo sobre la caída de los cuerpos. De Quantum. En el siglo XX, Albert Einstein.
En el siglo XIX Marx Plank propuso la teoría replanteó la teoría de la relatividad y otros presupuestos de las tesis newtonianas sobre la gravitación universal, llegando a conclusiones inusitadas en el abordaje sobre las realidades del micro o del microcosmos, sobre todo en lo que reporta a tiempo y espacio en la dimensión material. Hasta entonces, la física tradicional era considerada la llave de las respuestas de la vida en el mundo palpable, estribado en el determinismo mecanicista. Todavía, en la década de 1920, las investigaciones de Brooglie, en el universo de la física cuántica, re direccionan el pensamiento científico en la formulación Heisenberguiana del “principio de la indeterminación o de la incerteza” y con el se irrumpió un “irracionalismo” en la ciencia redimensionando la distancia del hombre de las realidades naturales de la vida.
En medio de esas trayectorias históricas, surge, en el escenario terrestre, en el siglo XIX, la personalidad luminosa de Allan Kardec, que inspirado por los Benefactores del Más Allá, sentencio: Fe verdadera es la que enfrenta frente a frente la razón en cualquier época de la humanidad, esclareciendo los enigmas que desafiaban a las inteligencias de aquellos mismos que confiaban en los determinismos tecnicista del nec plus ultra académico.
La proposición de la Ciencia Espirita es descubrir la realidad del Espíritu inmortal, fundamentada en relace científicos acerca de los fenómenos mediúmnicos recogidos en la metodología doctrinaria. La promiscuidad de ese saber está en razón directa de su buen empleo por parte de aquellos que de él toman ciencia. De ese modo, es preciso que nos apropiemos de tal forma del saber contenidos en las obras básicas de la Doctrina de los Espíritus que, por vía de consecuencia, nos hagamos señores de nosotros mismos o sea, emancipados intelectualmente de la ceguera espiritual del materialismo, tanto como de las supersticiones.
El maestro de Lyon aun afirmó en otras palabras que el espiritismo independe de cualquier creencia científica o religiosa y no propone fuera del espiritismo no hay salvación; tanto como no pretende explicar toda verdad, razón por la cual no propuso- “fuera de la verdad no hay salvación”. Los preceptos Kardecianos se consustancian en el manantial más expresivo de las verdades eternas. La misión de la Doctrina Espirita impregna por el proceso de erguimiento del edificio desmoronado de la creencia cristiana.
Jorge Hessen
¿Fracaso? No crea en derrotas.
Acuérdese que, por la bendición de Dios, usted está ahora en su mejor tiempo – el tiempo de HOY, en el cual usted puede sonreir y recomenzar, renovarse y seguir, en medio de recursos inmensos.
SEÑALES DE RUMBO, Espíritus Diversos, psicografia de Francisco Candido Xavier, GEEM)
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