jueves, 26 de enero de 2012

Donación de órganos




En las prácticas médicas en todas las especialidades, el transplante de órganos es lo que demuestra con mayor claridad la estrecha relación entre la muerte y la nueva vida, el renacimiento de las cenizas como Fénix: el mitológico símbolo de la renovación del tiempo y de la vida después de la muerte. (1)

La temática "donación de órganos y transplantes" es bastante coetáneo en el escenario terreno. Sobre el asunto las informaciones instructivas de los Benefactores Espirituales no son abundantes. El proyecto genoma, las investigaciones sobre las células tronco embrionarias y otras señalizan el alcance de la ciencia humana. Los transplantes, en épocas atrasadas repletas de casos de rechazo, se tornaron prácticas recientes de recomposición orgánica. El esmero "en-vivo" de experiencias visando regeneración de células y la perspectiva de la mejoría de la vida caminan delante, aun que las pesquisas señalan, aun, el inicio de la marcha. Eso torna auspiciosa la expectativa de la ciencia contemporánea. Con todo, el recelo del desconocimiento paraliza la imaginación de muchos.

Algunos espiritas rechazan el autorizar, en vida, la donación de sus propios órganos después de desencarnar, alegando que Chico Xavier cuando afirmo "mi mediúmnidad, mi vida, dedique a mi familia, a mis amigos, al pueblo. La muerte es mía. Yo tengo este derecho. Nadie puede hurgar en mi cuerpo; el debe ir para la madre Tierra", lo hizo porque cuando aun estaba encarnado Chico recibió varias propuestas [inoportunas] para que su cerebro fuese estudiado después de su desencarnación. De hay la comprensible recelo de que su cuerpo fuese profanado en ese sentido.

No podemos olvidar que si hoy somos potencias deudoras, mañana, podremos ser o nuestros familiares potencias receptores. "Para la mayoría de las personas, la cuestión de la donación es tan remota y distante como la muerte. Más para quien está esperando un órgano para transplante, ella significa la única posibilidad de vida" (2) Juana de Angelys sabiendo de esa importancia resalta "(…) Verdadera bendición, el transplante de órganos concede la oportunidad de proseguimiento de la existencia física, en la condición de moratoria, a través de la cual el Espíritu continua el periplo orgánico. Al final, la vida en el cuerpo es medio para la plenitud, que es la vida en si misma, actuante y real" (3)

En una entrevista a la TV en agosto de 1964, Francisco Candido Xavier comenta que el transplante de órganos, en la opinión de los Espíritus sabios es un problema de la ciencia muy legítimo, muy natural y debe ser llevado adelante. Los Espíritus, según Chico Xavier - no acreditan que el transplante de órganos sea contrario a las leyes naturales, pues es muy natural que, al nosotros desprendernos del cuerpo vengamos a donar los órganos prestados a compañeros necesitados de ellos, que puedan utilizarlos con provecho. (4)

La donación de órganos para transplantes es perfectamente legítima. Divaldo Franco certifica: si la misericordia divina nos confiere una organización física sana, es justo y valido, después de nosotros haber utilizado ese patrimonio, ofrecerlo, gracias a la conquistas valiosas y a la tecnología, a los que vinieron con carencia a fine de continuar la jornada. (5)

No hay, también, reflejos traumatizantes u inhibidores en el cuerpo espiritual, en contrapartida a la mutilación del cuerpo físico. El donador de ojos no retornará ciego al Más Allá. ¡Si así fuese, que seria de aquellos que tienen el cuerpo consumido por el fuego o desintegrado en una explosión? (6)

¿Cuándo se puede precisar que una persona está realmente muerta? Conforme la American Society Neuroradiology muerte encefálica es el estado irreversible de cesación de todo el encéfalo y funciones neurales, resultante de edema y compacta destrucción de los tejidos encefálicos a pesar de la actividad cardiopulmonar puede ser mantenida por avanzados sistemas de soporte vital y mecanismo y ventilación". (7)

La gran algazara del asunto es la muerte encefálica, en la vigencia de la cual órganos o partes del cuerpo humano son removidos para la utilización inmediata en enfermos de ellos necesitados. Estar en muerte encefálica es estar en una condición de parada definitiva e irreversible del encéfalo, incompatible con la vida y de la cual nadie jamás se recupera. (8) Habiendo muerte cerebral, verificada por exámenes convencionales y también apoyada en recursos de moderna tecnología, apenas los aparatos pueden mantener la vida vegetativa, algunas veces por tiempo indeterminado. Es en ese estado que se verifica la posibilidad del donador de órganos "morir" y solo entonces sus órganos pueden ser aprovechados - ya que los órganos sin irrigación sanguínea no sirven para transplantes. ¿Seria eutanasia? Evidentemente que caracterizar el hecho como tal carece de argumentación científica. (…) para condenar el transplante de órganos: la eutanasia de modo alguno se en esos caos de muerte encefálica comprobada. (8)

La medicina, en todo el mundo, tiene como certeza que la muerte encefálica, que incluye la muerte del tronco cerebral (10) solo tendrá constatación a través de dos exámenes neurológicos, con intervalo de seis horas, y un complementario. Así, cuando fuera constatada la cesación irreversible de la función neura, ese paciente estará muerto, para la unanimidad de la literatura médica.

Cuestión que también delicadamente es levantada es la reacción del organismo después de la cirugía. Chico Xavier nos viene al auxilio, explicando: Andre Luiz considera el rechazo como un problema claramente comprensible, pues los órganos del cuerpo espiritual está presente en el receptor. El órgano periespiritual provoca los elementos de la defensiva del cuerpo, que los recursos inmunológicos en futuro próximo, naturalmente, lo van a sostener o cohibir. (11) Especialistas, a partir 1967, desenvolvieron varias drogas imunossupressoras (ciclosporina, azatiaprina y corticoides), para reducir la posibilidad de reacción, pasando los receptores de órganos a tener una mayor sobrevivencia. (12) Estadísticamente, ahí es que la tasa de prolongamiento de vida de los transplantes es extremadamente elevada. Eso gracias no solo a las técnicas medicas, siempre perfeccionándose, más también por los esquemas imunossupressores que se desenvolverán y se ampliaran considerablemente, existiendo actualmente esquemas que elevan al cero por ciento (0%) la reacción celular aguda en la fase inicial del transplante, que es cuando ocurren. (13)

Andre Luiz explica que cuando la célula es retirada de su estructura formada, en el cuerpo humano, yendo laboriosamente para otro ambiente energético, ella pierde el comando mental que la orientaba y pasa, de esa forma, a individualizarse; al ser implantada en otro organismo [por transplante, por ejemplo], tenderá a adaptarse al nuevo comando [espiritual] que la rehabilitará y para seguir la coordinará su trayectoria. (14) Condición esa corroborada por Juana de Angelis cuando expone: (…) transferido el órgano para otro cuerpo, automáticamente el periespíritu del encarnado pasa a influenciarlo amoldándolo a sus necesidades, lo que exigirá del paciente beneficiado la urgente transformación moral para mejor, a fin de que su mapa de pruebas sea también modificado por su renovación interior, generando nuevas causas desencadenadoras para la felicidad que busca y tal vez aun no merezca. (15)

Los espíritus afirmaron a Kardec que el desligamiento del cuerpo físico es un proceso altamente especializado y que puede demorar minutos, horas, días, meses. (16)

Sin embargo con la muerte física no hay más cualquier vitalidad en el cuerpo, aun así hay casos en que el Espíritu, cuya vida fue todo material, sensual, queda apegado a los despojos, por afinidad dada por el a la materia. (17) Todavía, recordamos de la situación que ocurre todos los días en las grandes ciudades: la practica de la necroscopia, exigida por la fuerza de la Ley, en los casos de muerte violenta o sin causa determinada: se abre el cadáver, de la región externa hasta el bajo vientre, exponiéndosele las vísceras tóracoabdominais..(18) No se puede perder de vista la cuestión del merito individual. Estaría el destino de los Espíritus desencarnados a la merced de la decisión de los hombres en retirarles los órganos para transplante, en quemarles el cuerpo o retirarles las vísceras para la ocasión de la necropsia? ¡El buen sentido y la razón gritan que eso no es posible, por cuanto seria admitir la justicia del acaso y el acaso no existe! (19)

En síntesis la donación de órganos para transplantes no afectará al espíritu donador, excepto si aseguramos ser injusta la. Ley d e Dios y estuviéramos en el Orbe a la deriva de Su Voluntad. Recordemos que en los Estatutos del Padre no hay espacio para la injusticia y el transplante de órganos (hazaña de la ciencia humana) es valiosa oportunidad de entre tantas colocadas a nuestra disposición para el ejercicio del amor.
Jorge Hessen




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