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Presidente del Gobierno de España |
¿Cuanto pesa la responsabilidad de un cargo?
Se observa que muchos persiguen nominaciones para cargos y disputan con
ardor, lugares que les conferirán autoridad sobre los otros.
Con todo,
cuando asumen puestos de comando se olvidan de los objetivos reales para
los cuales fueron allí colocados, pasando a actuar en su propio favor.
Tal posición nos recuerda la historia de un
hombre que fue nombrado mandarín, una especie de consejero en China.
Envanecido con la nueva posición, este pensó en
mandar confeccionar ropas nuevas.
Ahora, él seria un gran hombre. Un hombre Importante.
Un amigo le recomendó que buscase a un viejo
sabio, un sastre especial que sabia dar a cada cliente el corte perfecto.
Después de cuidadosamente anotar todas las
medidas del nuevo mandarín, el viejo sastre le preguntó cuanto tiempo hacia que él
era mandarín. La información era importante para que pudiese dar el talle
perfecto a la ropa.
¿Ahora, pregunto el cliente, que tiene que ver eso con la medida de mi manto?
Paciente, el sastre explico: “La
información es preciosa”. Es que un mandarín recién nombrado queda tan
deslumbrado con el cargo que anda con la nariz erguida, la cabeza levantada. En
ese caso, preciso hacer la parte de delante mayor que la de detrás.
Después de algunos años, está ocupado con su
trabajo y los trastornos advenidos de su experiencia. Se torna sensato y mira
para delante para ver que viene en su dirección y lo que precisa ser hecho
enseguida. Para ese caso se requiere un manto de modo en el que queden igualadas las partes de
delante con las de detrás.
Más tarde, bajo el peso de los años, el
cuerpo está curvado por la edad y por los trabajos exhaustivos, sin hablar de la humildad que adquirió por la vida de
esfuerzos. Es el momento de yo arreglar el manto con la parte de detrás más larga.
Por tanto, preciso saber cuanto tiempo lleva el señor en el cargo para que la ropa le siente perfectamente.
El hombre salio de la lonja pensando mucho en los motivos que
llevaron a su amigo a indicarle aquel
sabio sastre, y menos en el manto que le vino a encomendar.
Cargos y funciones, son siempre responsabilidades
que nos son ofrecidas por la divinidad para nuestro progreso.
No hay motivo para la vanidad,
creyéndose superior o mejor que los
otros.
Cuando Pilatos aseguró a Jesús que tenia el
poder de la vida y muerte, y que en sus manos estaba el destino de sus horas
siguientes, el Maestro lo alertó diciendo: “Procurador, la autoridad de que
disfrutas hoy no es tuya; te fue concedida y te podrá ser retirada.”
De hecho eso aconteció.
Apenas
pocos años después de la muerte de Jesús, el poder de Roma retiró de procurador
de Judea, a Poncio Pilatos y toda su autoridad. El perdió el cargo, el prestigio,
y todo lo que parecía que iba a ser eterno en sus manos.
Toda autoridad debe centralizarse en el amor
y en la vida ejemplar, a fin de hacerse real.
La autoridad de que nos vemos investidos
debe ser ejercida sin jamás herir la
justicia.
En el desempeño de nuestros deberes,
recordemos que solo una autoridad es soberana: aquella que procede de Dios, por
ser única y legitima.
Equipo de Redacción de Momento Espírita
"Si alguien te ofende,el problema es de él;
cuando eres tu quien ofende, la cuestión cambia de configuración,porque el problema es tuyo"
- Juana de Angelis-
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