A veces hay algunos miembros de la familia que siempre parecen estropear la diversión de todos, ¿alguna vez haz pensado que ellos pertenecen a tu unidad familiar, porque ese espíritu necesita ayuda para encontrar su camino? Incluso, tal vez seas tu la única persona que puede ayudarle durante su proceso de aprendizaje. Es importante que tratemos de perdonar y olvidar las discrepancias que puedan existir entre esos familiares y nosotros. Tratando de vivir momentos que nos ayudarán a crear hermosos recuerdos de afinidad para el futuro. Todos los involucrados empezarán ha sentirse mejor, una vez que las relaciones entre sí empiecen a mejorar.
Mercy Ingaro
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POEMAS ESPÍRITAS
CEMENTERIO
Como la garza en el campo,
como la nube en el cielo,
en cada pueblito mío
ha nacido un Cementerio.
Con una siembra de cruces
vestidas de blanco y negro,
abriendo al aire sus brazos
para llenarse de cielo.
Con unas paredes blancas
que le pusieron de cerco,
con anuncios de partidos,
de cigarros y refrescos.
A la entrada un arco viejo
doblado por los recuerdos,
y en él grabada una fecha
la cual dispuso el Prefecto.
Y entre la siembra de cruces
y cosechas de recuerdos,
se van leyendo los nombres
que le dieron vida al Pueblo.
Aquí yace Justo Brito,
y Pedrito el bodeguero,
a su lado se encuentra alguien
cuyo nombre borró el tiempo.
Se ve un manojo de flores
en el panteón de los Liendo;
¿será que cumplieron años?,
¿será que lo están doliendo?.
Y en el día de la Madre,
y en el día de los Muertos,
en cada pueblito mío
se desborda el sentimiento.
Cementerios de los campos,
Cementerios de los pueblos,
almacén de tantas vidas
hoy baúl de los recuerdos.
Cuando voy por el camino
y con sus cruces me encuentro,
siento la paz que desbordan
aquellos que ya cumplieron.
Oswaldo E. Porras Dorta
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El suicida de la Samaritana
Últimamente los diarios han informado el siguiente hecho: «Ayer (7 de abril de 1858), hacia las siete horas de la noche, un hombre de unos cincuenta años, y vestido apropiadamente, se presentó en el establecimiento de la Samaritana y pidió que le preparasen un baño. Admirándose el empleado de servicio de que después de un intervalo de dos horas este individuo no haya llamado, decidió entrar en el cuarto para ver si no estaba indispuesto.
Entonces fue testigo de un horrible espectáculo: aquel desdichado se había cortado la garganta con una navaja de afeitar, y toda su sangre se había mezclado con el agua de la bañera. No habiendo podido establecerse su identidad, el cadáver fue transportado a la Morgue.»
Pensamos que podríamos extraer una enseñanza útil a nuestra instrucción mediante una conversación con este hombre, en Espíritu. Por lo tanto, lo hemos evocado el 13 de abril, por consiguiente, sólo seis días después de su muerte.
1. Ruego a Dios Todopoderoso que permita al Espíritu del individuo que se ha suicidado el 7 de abril de 1858, en los baños de la Samaritana, comunicarse con nosotros.
– Resp. Esperad… (Después de algunos segundos): Él está aquí.
Nota – Para comprender esta respuesta es preciso saber que, en todas las reuniones regulares, hay generalmente un Espíritu familiar: el del médium o de la familia, que está siempre presente sin que se lo llame. Es él que hace venir a aquellos que se evoca y, según sea más o menos elevado, sirve él mismo de mensajero o da órdenes a los Espíritus que le son inferiores. Cuando nuestras reuniones tienen por intérprete a la Srta. Ermance Dufaux, es siempre el Espíritu san Luis que consiente en asistirla de oficio; es él que ha dado la respuesta anterior.
2. ¿Dónde estáis ahora?
– Resp. No sé… Decidme dónde estoy.
3. Estáis en la rue de Valois 165 (Palais-Royal) N° 35, en una reunión de personas que se ocupan de estudios espíritas y que os son benévolas.
– Resp. Decidme si vivo… Me ahogo en el ataúd.
4. ¿Quién os indujo a venir a nosotros?
– Resp. Me he sentido aliviado.
5. ¿Cuál es el motivo que os ha llevado a suicidaros?
– Resp. ¿Estoy muerto?… No… Estoy en mi cuerpo… ¡No sabéis cuánto sufro!… ¡Me ahogo!… ¡Que una mano compasiva acabe conmigo!
Nota – Su alma, aunque separada del cuerpo, aún está completamente sumergida en lo que se podría llamar el torbellino de la materia corporal; las ideas terrestres están todavía vivaces; no cree estar muerto.
6. ¿Por qué no habéis dejado ningún vestigio que pudiese haceros reconocer?
– Resp. Estoy abandonado; he huido del sufrimiento para encontrar la tortura.
7. ¿Tenéis ahora los mismos motivos para permanecer desconocido?
– Resp. Sí; no pongáis un hierro candente en la herida que sangra.
8. ¿Quisierais decirnos vuestro nombre, edad, profesión o domicilio?
– Resp. No…, de ninguna manera.
9. ¿Teníais familia, mujer e hijos?
– Resp. Yo estaba abandonado; ningún ser me amaba.
10. ¿Qué habíais hecho para no ser amado por nadie?
– Resp. ¡Cuántos son como yo!… Un hombre puede ser abandonado en medio de su familia, cuando ningún corazón lo ama.
11. En el momento de llevar a cabo vuestro suicidio, ¿no has vacilado?
– Resp. Tenía sed de muerte… Esperaba el descanso.
12. ¿Cómo es que el pensamiento del porvenir no os hizo renunciar a vuestro intento?
– Resp. No creía en el futuro; estaba sin esperanzas. El porvenir es la esperanza.
13. ¿Qué reflexiones habéis hecho en el momento en que sentíais que la vida se os extinguía?
– Resp. No reflexionaba, sentía… Pero mi vida no se ha extinguido… Mi alma está ligada al cuerpo… No he muerto… Sin embargo, siento que me roen los gusanos…
14. ¿Qué sensación habéis tenido en el momento en que la muerte se completaba?
– Resp. ¿Se ha completado?
15. ¿Ha sido doloroso el momento en que la vida se os extinguía?
– Resp. Menos doloroso que después. Sólo el cuerpo ha sufrido. – San Luis continúa: El Espíritu se liberaba de un peso que lo abrumaba; sentía la voluptuosidad del dolor.
(A san Luis.) Ese estado ¿es siempre la consecuencia del suicidio?
– Resp. Sí; el Espíritu del suicida está ligado a su cuerpo hasta el término de su vida. La muerte natural es el enflaquecimiento de la vida: el suicidio la quiebra bruscamente.
16. Este estado ¿es el mismo en toda muerte accidental, independiente de la voluntad, y que abrevia la duración natural de la vida?
– Resp. No. ¿Qué entendéis por suicidio? El Espíritu sólo es culpable por sus obras.
Nota – Habíamos preparado una serie de preguntas que nos proponíamos dirigir a este hombre, en Espíritu, sobre su nueva existencia; en presencia de sus respuestas, aquéllas se volvieron sin objeto; era evidente que él no tenía ninguna conciencia de su situación; su sufrimiento fue la única cosa que pudo describirnos.
Esta duda de la muerte es muy común en las personas fallecidas recientemente y sobre todo en aquellas que, cuando estaban encarnadas, no elevaron su alma por encima de la materia. A primera vista es un fenómeno raro, pero que se explica muy naturalmente. Si a un individuo puesto en sonambulismo por primera vez se le pregunta si duerme, casi siempre responde que no, y su respuesta es lógica: el interrogador es el que hace mal la pregunta, sirviéndose de un término impropio. La idea de sueño, en nuestro lenguaje usual, está ligada a la suspensión de todas nuestras facultades sensitivas; ahora bien, el sonámbulo que piensa y ve, que tiene la conciencia de su libertad moral, no cree estar durmiendo y, en efecto, no duerme en la acepción vulgar de la palabra. Por eso responde que no hasta que se familiarice con esta nueva manera de entender la cuestión. Y lo mismo sucede con el hombre que acaba de morir; para él la muerte era la nada; ahora bien, al igual que el sonámbulo, él ve, siente, habla; por lo tanto, él no se considera muerto, y lo dice hasta que haya adquirido la intuición de su nuevo estado.
Allan Kardec
Revista Espirita 1858
Entonces fue testigo de un horrible espectáculo: aquel desdichado se había cortado la garganta con una navaja de afeitar, y toda su sangre se había mezclado con el agua de la bañera. No habiendo podido establecerse su identidad, el cadáver fue transportado a la Morgue.»
Pensamos que podríamos extraer una enseñanza útil a nuestra instrucción mediante una conversación con este hombre, en Espíritu. Por lo tanto, lo hemos evocado el 13 de abril, por consiguiente, sólo seis días después de su muerte.
1. Ruego a Dios Todopoderoso que permita al Espíritu del individuo que se ha suicidado el 7 de abril de 1858, en los baños de la Samaritana, comunicarse con nosotros.
– Resp. Esperad… (Después de algunos segundos): Él está aquí.
Nota – Para comprender esta respuesta es preciso saber que, en todas las reuniones regulares, hay generalmente un Espíritu familiar: el del médium o de la familia, que está siempre presente sin que se lo llame. Es él que hace venir a aquellos que se evoca y, según sea más o menos elevado, sirve él mismo de mensajero o da órdenes a los Espíritus que le son inferiores. Cuando nuestras reuniones tienen por intérprete a la Srta. Ermance Dufaux, es siempre el Espíritu san Luis que consiente en asistirla de oficio; es él que ha dado la respuesta anterior.
2. ¿Dónde estáis ahora?
– Resp. No sé… Decidme dónde estoy.
3. Estáis en la rue de Valois 165 (Palais-Royal) N° 35, en una reunión de personas que se ocupan de estudios espíritas y que os son benévolas.
– Resp. Decidme si vivo… Me ahogo en el ataúd.
4. ¿Quién os indujo a venir a nosotros?
– Resp. Me he sentido aliviado.
5. ¿Cuál es el motivo que os ha llevado a suicidaros?
– Resp. ¿Estoy muerto?… No… Estoy en mi cuerpo… ¡No sabéis cuánto sufro!… ¡Me ahogo!… ¡Que una mano compasiva acabe conmigo!
Nota – Su alma, aunque separada del cuerpo, aún está completamente sumergida en lo que se podría llamar el torbellino de la materia corporal; las ideas terrestres están todavía vivaces; no cree estar muerto.
6. ¿Por qué no habéis dejado ningún vestigio que pudiese haceros reconocer?
– Resp. Estoy abandonado; he huido del sufrimiento para encontrar la tortura.
7. ¿Tenéis ahora los mismos motivos para permanecer desconocido?
– Resp. Sí; no pongáis un hierro candente en la herida que sangra.
8. ¿Quisierais decirnos vuestro nombre, edad, profesión o domicilio?
– Resp. No…, de ninguna manera.
9. ¿Teníais familia, mujer e hijos?
– Resp. Yo estaba abandonado; ningún ser me amaba.
10. ¿Qué habíais hecho para no ser amado por nadie?
– Resp. ¡Cuántos son como yo!… Un hombre puede ser abandonado en medio de su familia, cuando ningún corazón lo ama.
11. En el momento de llevar a cabo vuestro suicidio, ¿no has vacilado?
– Resp. Tenía sed de muerte… Esperaba el descanso.
12. ¿Cómo es que el pensamiento del porvenir no os hizo renunciar a vuestro intento?
– Resp. No creía en el futuro; estaba sin esperanzas. El porvenir es la esperanza.
13. ¿Qué reflexiones habéis hecho en el momento en que sentíais que la vida se os extinguía?
– Resp. No reflexionaba, sentía… Pero mi vida no se ha extinguido… Mi alma está ligada al cuerpo… No he muerto… Sin embargo, siento que me roen los gusanos…
14. ¿Qué sensación habéis tenido en el momento en que la muerte se completaba?
– Resp. ¿Se ha completado?
15. ¿Ha sido doloroso el momento en que la vida se os extinguía?
– Resp. Menos doloroso que después. Sólo el cuerpo ha sufrido. – San Luis continúa: El Espíritu se liberaba de un peso que lo abrumaba; sentía la voluptuosidad del dolor.
(A san Luis.) Ese estado ¿es siempre la consecuencia del suicidio?
– Resp. Sí; el Espíritu del suicida está ligado a su cuerpo hasta el término de su vida. La muerte natural es el enflaquecimiento de la vida: el suicidio la quiebra bruscamente.
16. Este estado ¿es el mismo en toda muerte accidental, independiente de la voluntad, y que abrevia la duración natural de la vida?
– Resp. No. ¿Qué entendéis por suicidio? El Espíritu sólo es culpable por sus obras.
Nota – Habíamos preparado una serie de preguntas que nos proponíamos dirigir a este hombre, en Espíritu, sobre su nueva existencia; en presencia de sus respuestas, aquéllas se volvieron sin objeto; era evidente que él no tenía ninguna conciencia de su situación; su sufrimiento fue la única cosa que pudo describirnos.
Esta duda de la muerte es muy común en las personas fallecidas recientemente y sobre todo en aquellas que, cuando estaban encarnadas, no elevaron su alma por encima de la materia. A primera vista es un fenómeno raro, pero que se explica muy naturalmente. Si a un individuo puesto en sonambulismo por primera vez se le pregunta si duerme, casi siempre responde que no, y su respuesta es lógica: el interrogador es el que hace mal la pregunta, sirviéndose de un término impropio. La idea de sueño, en nuestro lenguaje usual, está ligada a la suspensión de todas nuestras facultades sensitivas; ahora bien, el sonámbulo que piensa y ve, que tiene la conciencia de su libertad moral, no cree estar durmiendo y, en efecto, no duerme en la acepción vulgar de la palabra. Por eso responde que no hasta que se familiarice con esta nueva manera de entender la cuestión. Y lo mismo sucede con el hombre que acaba de morir; para él la muerte era la nada; ahora bien, al igual que el sonámbulo, él ve, siente, habla; por lo tanto, él no se considera muerto, y lo dice hasta que haya adquirido la intuición de su nuevo estado.
Allan Kardec
Revista Espirita 1858
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TOLERANCIA,HUMILDAD Y AMOR
Precisamente porque existen tantas opiniones y formas de pensamientos como personas hay, es que la Doctrina Espirita predica y enseña la TOLERANCIA, la HUMILDAD, el AMOR. El Espiritista, al igual que cualquier otro ser humano debe prevenir y medir sus opiniones y asegurarse que estas van dichas en forma tal que: diciendo la verdad que profesa, exponiendo sus creencias e ideas, esta, su verdad, su opinión, su punto de vista, no ofende la Fe de los demás. Ese debe de ser SIEMPRE la forma del Verdadero Espiritista,
- Rey Formoso-
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Posibles causas que generan karma negativo.-
En general, las causas de karma negativo, son tantas y tan variadas como personas y circunstancias que tienen que afrontar de la vida física.
Muchas y diversas son las cosas que los humanos hacemos erróneamente por tener unas consecuencias negativas sobre nosotros mismos o sobre los demás. Por ejemplo, el abuso y mal uso del cuerpo físico en la forma que sea, siempre tiene consecuencias kármicas negativas, como podría ser el tener que afrontar después, en una vida posterior, una existencia más o menos larga (o corta), en un cuerpo defectuoso o enfermo.
Los propios defectos espirituales con los que ya nacemos porque aún no están superados , si no los corregimos, e incluso los incentivamos, también generan consecuencias kármicas, como suele suceder en el caso de ciertos Seres orgullosos que después se ven abocados a renacer en condiciones humildes de servidumbre o de menor nivel social, con el fin de poder corregir y rebajar su orgullo ; o los perezosos y ociosos que en otra existencia tendrán que afrontar , tal vez, una vida penosa soportando duros trabajos; o el que hace padecer a alguien y después tiene que padecer del mismo modo que hizo sufrir él mismo anteriormente ; o el que comete abusos y excesos sexuales y después se ve abocado en otra vida a verse impotente o estéril .
Cuando se ha abusado de una característica física, en perjuicio de los demás o de uno mismo, después se podrá afrontar otra existencia humana con un defecto físico que suele ser lo contrario de la anterior característica física de la que se abusó. Es como si la propia naturaleza del ser espiritual quisiera nivelar o compensar las experiencias más extremas.
La inteligencia mal usada y el crimen causan un karma negativo que se puede expiar reencarnando en cuerpos defectuosos o tarados física o mentalmente, aunque ello no significa de ningún modo que todos los casos existentes de estas personas así nacidas tengan esos motivos u orígenes. Se puede dar el caso frecuente de que vengan a este mundo bajo esa deficiencia física o psíquica, no por un determinismo kármico negativo, sino porque previamente a su nacimiento lo pidieron voluntariamente como pruebas para su mejora, o con el fin de ayudar a evolucionar a los espíritus de quienes van a ser sus padres, familia o cuidadores, porque se van a ver precisados a desarrollar con él su Amor, Caridad, ternura y paciencia. Los que cometen este voluntario sacrificio de una vida en estas condiciones tan duras por Amor a los demás, dan un gran paso en su evolución personal.
Los vicios que dañan la salud del cuerpo,tal como el tabaco, los tóxicos o el alcohol actúan como una especie de lento suicidio, casi siempre consciente, y dejarse arrastrar por ellos, supone dejar una huella de responsabilidad sobre el periespíritu de la persona al que imprimen como una matriz de energía negativa de la que más adelante se tendrá que liberar a través de los estados depurativos del dolor humano.
Los actos y sentimientos crueles, tanto con personas como con otros seres vivos de la Creación, antes o después nos afectan a nosotros mismos, de modo que tendremos que sufrir lo que hayamos hecho sufrir nosotros.
En resumen, podríamos sintetizar que todo lo que contradice la ley del Amr, que siempre es la Divina Voluntad nuestro Padre Celestial, es motivo de un efecto corrector, lo cual nos conduce a comprender más claro como es el camino que todos debemos seguir en cada paso y circunstancia de la vida, y que los errores e incumplimientos, a veces pueden suponer hasta muchas vidas y muchos siglos de sufrimientos.
En consecuencia, no dañemos a ningún ser vivo de la Naturaleza y hagamos siempre por los demás como quisiéramos para nosotros mismos.
Jose Luis Martín
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