domingo, 29 de mayo de 2016

EL ALMA HUMANA EN SU ORIGEN




  NOTICIA Y COMENTARIO EN LA REVISTAESPIRITA DE 1858 DIRIGIDA POR KARDEC

Asesinato de cinco niños por un niño de doce años



Leemos en la Gazette de Silésie (Gaceta de Silesia):

«Nos escriben de Bolkenham, el 20 de octubre de 1857, que un crimen espantoso acaba de ser cometido por un chico de doce años. El domingo último, 25 del mes, tres hijos del Sr. Hubner – fabricante de clavos – y dos hijos del Sr. Fritche – zapatero – jugaban juntos en el jardín del Sr. Fritche.

El niño H…, conocido por su mal carácter, se sumó a los juegos y los convenció a entrar en un baúl que estaba guardado dentro de una casita en el jardín, y que servía al zapatero para transportar sus mercancías a la feria. Los cinco niños se introdujeron en el baúl con mucha dificultad, pero riendo se apretujaron unos sobre los otros. Tan pronto como entraron, el monstruo cerró el baúl, se sentó encima y permaneció tres cuartos de hora escuchando primero sus gritos, después sus gemidos.

«En fin, cuando sus estertores cesaron, cuando los creyó muertos, abrió el baúl; los niños todavía respiraban. Volvió a cerrar el baúl, le echó el cerrojo y se fue a jugar con su barrilete. Pero al salir del jardín fue visto por una chica. Comprendemos la ansiedad de los padres cuando percibieron la desaparición de sus hijos, y su desesperación cuando – después de una larga búsqueda – los encontraron dentro del baúl. Uno de los niños aún vivía, pero no tardó en exhalar su último suspiro. Denunciado por la chica que lo había visto salir del jardín, el niño H… confesó su crimen con la mayor sangre fría y sin manifestar ningún arrepentimiento. Las cinco víctimas: un niño y cuatro niñas de cuatro a nueve años, han sido enterrados juntos hoy.»

Nota – El Espíritu interrogado es el de la hermana del médium, desencarnada a los doce años, pero que siempre ha mostrado superioridad como Espíritu.

1. ¿Habéis escuchado el relato que acabamos de leer sobre el asesinato cometido en Silesia por un niño de doce años a otros cinco niños?
– Resp. Sí; mi pena exige que todavía yo escuche las abominaciones de la Tierra.

2. ¿Qué motivo ha podido llevar a un niño de esa edad a cometer una acción tan atroz y con tanta sangre fría?
– Resp. La maldad no tiene edad; es ingenua en el niño y razonada en el adulto.

3. Cuando la misma existe en un niño, sin razonamiento, ¿no denota esto la encarnación de un Espíritu muy inferior?
– Resp. Ella proviene, entonces, directamente de la perversidad del corazón; es su propio Espíritu que lo domina y que lo empuja a la perversidad.

4. ¿Cuál podría haber sido la existencia anterior de semejante Espíritu?
– Resp. Horrible

5. En su existencia anterior, ¿pertenecía él a la Tierra o a un mundo todavía más inferior?
– Resp. No lo veo bien; pero debería pertenecer a un mundo mucho más inferior que la Tierra: él ha osado venir a la Tierra; será por esto doblemente punido.

6. A esa edad, ¿tenía el niño realmente conciencia del crimen que cometía, y tiene del mismo la responsabilidad como Espíritu?
– Resp. Él tiene la edad de la conciencia: esto es suficiente.

7. Ya que este Espíritu había osado venir a la Tierra, que es demasiado elevada para él, ¿puede ser obligado a retornar a un mundo que esté en relación con su naturaleza?
– Resp. La punición es justamente retrogradar; es el propio infierno. Es la punición de Lucifer, del hombre espiritual descendido hasta la materia, es decir, el velo que de aquí en adelante le esconde los dones de Dios y su divina protección. Por lo tanto, esforzaos en reconquistar esos bienes perdidos; habréis recuperado el paraíso que el Cristo ha venido a abriros. Es la presunción, el orgullo del hombre que quería conquistar lo que sólo Dios puede tener.

Nota – Una observación es hecha con referencia a la palabra osado, de la cual se ha servido el Espíritu, y se han citado ejemplos concernientes a la situación de Espíritus que se encontraron en mundos demasiado elevados para ellos y que han sido obligados a regresar a un mundo que esté más en relación con su naturaleza. Sobre este asunto, una persona hizo notar que ha sido dicho que los Espíritus no pueden retrogradar. A esto respondemos que, en efecto, los Espíritus no pueden retrogradar en el sentido de que ellos no pueden perder lo que han adquirido en ciencia y en moralidad; pero pueden decaer en su posición. Un hombre que usurpa una posición superior a la que le confieren sus capacidades o su fortuna puede ser forzado a abandonarla y a regresar a su lugar natural; ahora bien, esto no es lo que podemos llamar decaer, ya que él no hizo sino volver a su esfera, de la que había salido por ambición o por orgullo. Sucede lo mismo con respecto a los Espíritus que quieren elevarse muy rápidamente en los mundos donde se encuentran fuera de lugar. Espíritus superiores también pueden encarnarse en mundos inferiores para cumplir allí una misión de progreso; esto no puede llamarse retrogradar, porque es abnegación.

8. ¿En qué la Tierra es superior al mundo a que pertenece el Espíritu del cual acabamos de hablar?
– Resp. Allí existe una débil idea de justicia; es un comienzo de progreso.

9. ¿Resulta de esto que en los mundos inferiores a la Tierra no hay ninguna idea de justicia?
– Resp. No; allí los hombres sólo viven para sí, y no tienen por móvil más que la satisfacción de sus pasiones y de sus instintos.

10. ¿Cuál será la posición de este Espíritu en una nueva existencia?
-Resp. Si el arrepentimiento viene a borrar – si no enteramente – por lo menos en parte, la enormidad de sus faltas, entonces permanecerá en la Tierra; si, al contrario, persiste en lo que es llamada la impenitencia final, irá hacia una morada donde el hombre se encuentra en el nivel de la brutalidad.

11. Entonces ¿puede encontrar en la Tierra los medios de expiar sus faltas sin ser obligado a volver a un mundo inferior?
– Resp. El arrepentimiento es sagrado a los ojos de Dios, porque es el hombre que se juzga a sí mismo, lo que es raro en vuestra planeta.

Allan Kardec
Revista Espirita 1858

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           ESQUEMA EVOLUTIVO.

- Si hemos vivido otras vidas, y el nacimiento a la vida física no es el principio ¿cuál es entonces el principio de la vida del espíritu, si es que lo hay?

* El espíritu es creado ignorante. En realidad lo que se crea es el principio espiritual, la chispa vital. A partir de ese momento, la chispa vital primigenia, a través de un proceso que dura millones de años, va experimentando un proceso de mejoramiento a través de la
experiencia, que consigue al ligarse a las formas materiales adecuadas a su nivel evolutivo.
Cuando el principio espiritual primigenio ya ha evolucionado bastante, y ya es mucho más que eso, le llamamos espíritu. El espíritu se liga a la forma material, que es el cuerpo, para aprender de esta experiencia. En etapas más primitivas, el principio espiritual primigenio se liga a formas materiales más simples, primero del reino mineral (primer nivel), luego del vegetal (segundo nivel), después del animal (tercer nivel), y más adelante, ya como espíritu en fase humana (cuarto nivel), y en cada una de esas experiencias físicas aprende. Este aprendizaje es retenido por el ser espiritual para siempre, de forma que cuando inicia una nueva encarnación lo hace con el conocimiento obtenido en la suma de las incontables encarnaciones anteriores.

- ¿Qué es lo que se pretende conseguir con las encarnaciones sucesivas?


* Que el ser espiritual avance tanto en conocimiento como en sentimiento, que crezca en sabiduría y en amor.

- ¿Hay algún límite máximo al que podamos llegar?


* El límite máximo al cual se puede llegar a través de la evolución progresiva es la capacidad de Dios. Y como ésta es infinita, llegamos a la conclusión de que no hay límites. Es un proceso de evolución constante e infinito. Pero si te refieres al proceso de encarnaciones materiales, a medida que el espíritu avanza, las encarnaciones se van
espaciando cada vez más, y el tiempo que pasa el espíritu sin encarnar aumenta. Hasta que llega a un punto en el que el espíritu ya no necesita seguir encarnando en el mundo físico para evolucionar, y entonces continúa su evolución en los planos más sutiles de la existencia.
Entraríamos entonces en el quinto nivel, habiendo otros dos más por encima de éste. Pero a los humanos de la Tierra todavía os falta bastante para llegar a ese punto, por lo que no tiene sentido que hablemos ahora de ello.

- Si el espíritu tiene un principio, ¿tiene un final? Es decir, ¿el espíritu puede morir?
* El espíritu no puede morir. Sería un contrasentido que, después de todo el esfuerzo realizado por el espíritu para avanzar, en el más elevado estado de su evolución dejara de existir. Tened clara una cosa: el espíritu es inmortal. Sólo mueren los distintos cuerpos en los que se encarna para evolucionar.

- ¿Podría ocurrir que cuando estuviera muy evolucionado y cerca de Dios se fusionara con éste?
*El espíritu, al evolucionar, se acerca a Dios, pero no se fusiona con él, es decir, no pierde su individualidad, ya que perder la individualidad sería casi como morir. Más bien su voluntad se vuelve cada vez más afín con la del Creador y se integra voluntariamente en el plan divino.

Sebastián de Arauco.


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   EL ALMA HUMANA EN SU ORIGEN

607 – Se ha dicho que el alma del hombre en su origen, está en el estado de infancia de la vida corporal, que su inteligencia apenas destella y que se ensaya para la vida (190); ¿dónde cumple el Espíritu esta primera fase?


– En una serie de existencias que preceden al período que llamáis humanidad.


– ¿Parecería, así, que el alma haya sido el principio inteligente de los seres inferiores de la creación?

– ¿No dijimos que todo se encadena y tiende a la unidad de la Naturaleza? En esos seres que estáis muy lejos de conocerlos en su totalidad, se elabora el principio inteligente, se individualiza poco a poco y se ensaya para la vida, como dijimos. Es hasta cierto punto,
un trabajo preparatorio como el de la germinación, después del cual el principio inteligente experimenta una transformación y se convierte en Espíritu. Entonces empieza para él, el período de la humanidad, y con él la conciencia de su futuro, la distinción del bien y del mal y la responsabilidad de sus actos; como después del período de la infancia viene el de la adolescencia, después de la juventud y en fin la edad madura. Por lo demás, nada de humillante tiene este origen para el hombre. ¿Se creen humillados los grandes genios por haber sido fetos informes en el seno de su madre? Si alguna cosa debe humillarlo es
su inferioridad ante Dios y su impotencia para sondear la profundidad de sus designios y la sabiduría de las leyes que rigen la armonía del Universo. Reconoced la grandeza de Dios en esa armonía admirable que hace que todo sea solidario en la Naturaleza. Creer que Dios
haya podido hacer algo sin objeto y crear seres inteligentes sin futuro, sería blasfemar contra su bondad, que se extiende sobre todas las criaturas.


– ¿Ese período para humanizar el alma comienza en la Tierra?



– La Tierra no es el punto de partida de la primera encarnación humana; el período para humanizar el alma comienza, por lo general, en mundos más inferiores aún, lo cual, sin embargo, no es una regla absoluta y podría ser que un Espíritu, desde comienzo humano, esté apto para vivir en la Tierra. Este caso no es frecuente y constituye más bien una excepción.


608 – ¿El Espíritu del hombre tiene, después de la muerte, conciencia de las existencias que han precedido a su período de humanidad?


– No; porque no es en ese período que empieza para él la vida de Espíritu y es muy difícil que se recuerde de sus primeras existencias como hombre, como no se recuerda el hombre en lo absoluto de los primeros tiempos de su infancia y menos aún del tiempo que pasó en
el seno de su madre. Por eso los Espíritus nos dicen que no saben como ha sido su comienzo (78).


609 – Una vez entrado en el período de humanidad el Espíritu,¿conserva vestigios de lo que era anteriormente, es decir, del estado en que se encontraba en el período que podría llamarse antehumanitario?


– Depende de la distancia que separa los dos períodos y el progreso alcanzado. Durante algunas generaciones, puede haber un reflejo más o menos pronunciado del estado primitivo; porque nada se hace en la Naturaleza por transición brusca. Siempre existen
eslabones que ligan las extremidades de las cadenas de los seres y de los acontecimientos; pero esos vestigios se borran con el desarrollo del libre albedrío. Los primeros progresos se realizan lentamente; porque no están aún secundados por la voluntad y siguen una progresión más rápida, a medida que el Espíritu adquiere una conciencia más perfecta de sí mismo.


610 – Los Espíritus que dijeron que el hombre es un ser excepcional en el orden de la creación, ¿acaso se han engañado?


– No; pero la cuestión no fue desenvuelta y además existen cosas que sólo pueden llegar a su tiempo. El hombre es en efecto un ser excepcional, porque tiene facultades que lo distinguen de todos los otros y tiene otro destino. La especie humana es la que Dios ha
elegido para la encarnación de los seres que pueden conocerlo.


- El Libro de los Espíritus Allan Kardec -

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   EL PEOR ENEMIGO

Un hombre, admirable por las cualidades de trabajo y por las hermosas virtudes del carácter, fue visto por los enemigos de la humanidad que conocemos por ignorancia, maldad, discordia, vanidad, pereza y desánimo, los cuales tramaron, entre sí, actuar contra él, conduciéndolo a la derrota.

El honrado trabajador vivía feliz, entre familiares y compañeros, cultivando el campo y rindiendo gracias al Señor Supremo por las alegrías que disfrutaba en el placer de ser útil.

La ignorancia comenzó a tramar la persecución, presentándolo al pueblo como mal observador de las obligaciones religiosas. Se insolaba en el trabajo de la tierra, lleno de ambiciones desmedidas para enriquecerse a costa del sudor ajeno. No tenía fe, ni respetaba las buenas costumbres. El labrador activo recibió las noticias del adversario que operaba, desde lejos, sonrió con calma y habló con sinceridad:

– La ignorancia está disculpada.

Surgió, entonces, la calumnia y lo denunció a las autoridades como espía de extraños intereses. Aquel hombre vivía, casi solo, para comunicarse mejor con una vasta cuadrilla de ladrones. El servicio policial le hizo minuciosas averiguaciones y al término del interrogatorio que lo vejó, la víctima afirmó si odio:

– La calumnia estaba engañada.

Y trabajó con doblado valor moral. Luego, más tarde, vino la maldad, que lo atacó de más cerca. Comenzó la ofensiva, incendiándole el campo. Le destruyó maizales enormes, le perjudicó la viña, le ensució las fuentes. Sin embargo, el operario incansable, reconstruyendo para el futuro, respondió sereno:

– Contra las sombras del mal, tengo la luz del bien.

Reconociendo los perseguidores que habían encontrado un espíritu robusto en la fe, instruyeron a la discordia que pasó a asediarlo dentro de la propia casa. Las provocaciones lo cercaron por todos lados y, en breve tiempo, hermanos y amigos de la víspera lo relegaron al abandono. El siervo diligente, en esa ocasión, sufrió bastante, pero levantó sus ojos para el cielo y habló:

– Mi Dios y mi Señor, estoy solo, no obstante, continuaré actuando y sirviendo en tu nombre. La discordia será por mí olvidada.

Apareció, entonces, la vanidad que lo buscó en los aposentos más íntimos, afirmándole:

– ¡Eres un gran héroe…venciste aflicciones y batallas! ¡Serás visto por la multitud con la aureola de los justos y de los santos!…

El trabajador sincero la repelió imperturbable:

– ¡Soy apenas un átomo que respira, toda la gloria pertenece a Dios!

Ausentándose la vanidad con desilusión, entró la pereza y, acariciándole la frente con manos traicioneras, afianzó:

– Tus sacrificios son excesivos… ¡Vamos al reposo! ¡Ya perdiste las mejores fuerzas!…

Vigilante, con todo, el interpelado replicó sin titubear:

– Mi deber es servir en beneficio de todos, hasta el fin de la lucha.

Apartándose la pereza vencida, el desanimo compareció. No atacó de lejos, ni de cerca. No se sentó en una poltrona para conversar, ni le cuchicheó en los oídos. Entró en el corazón del diligente labrador y, después de instalarse hacia dentro, comenzó a preguntarle:

– ¿Esforzarse para qué? ¿Servir por qué? ¿No ves que el mundo está repleto de colaboradores más competentes? ¿Qué razón justifica tamaña lucha? ¿Quién lo mandó a nacer en este cuerpo? ¿No fue determinación del propio Dios? ¿No será mejor dejar todo por cuenta de Dios mismo? ¿Qué espera? ¿Sabe acaso, el objetivo de la vida? Todo es inútil… ¿No se acuerda de que la muerte destruirá todo?

El hombre fuerte y valeroso, que triunfara en muchos combates, comenzó a oír las interrogaciones del desánimo, se acostó y pasó cien años sin levantarse…

Espíritu Neio Lúcio
Médium Francisco Cândido Xavier

Extraído del libro “Alborada Cristiana

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