lunes, 9 de mayo de 2016

Influencias de los Espíritus



El Magnetismo y el Espiritismo

Cuando aparecieron los primeros fenómenos espíritas, algunas personas pensaron que este descubrimiento (si lo podemos llamar así) iba asestar un golpe fatal al Magnetismo, y que de ello resultaría como con los inventos, donde el más perfeccionado hace olvidar a su antecesor. Este error no tardó en disiparse y rápidamente se reconoció el parentesco próximo de estas dos ciencias.

En efecto, ambas son basadas en la existencia y en la manifestación del alma, y lejos de combatirse, pueden y deben prestarse mutuo apoyo: ellas se completan y se explican entre sí. Sus respectivos adeptos difieren, no obstante, en algunos puntos: ciertos magnetistas (1) aún no admiten la existencia o, por lo menos, la manifestación de los Espíritus; creen que pueden explicarlo todo por la sola acción del fluido magnético, opinión que nosotros nos limitamos a constatar, reservándonos para debatirla más adelante.

Nosotros mismo la hemos compartido al principio; pero, como tantos otros, hemos tenido que rendirnos a la evidencia de los hechos. Al contrario, todos los adeptos del Espiritismo adhieren al magnetismo; todos admiten su acción y reconocen en los fenómenos sonambúlicos una manifestación del alma. Además, esta oposición se debilita a cada día, y es fácil prever que no está lejano el tiempo donde cualquier distinción habrá cesado. Esta divergencia de opiniones no tiene nada que deba sorprender.

En el comienzo de una ciencia aún tan nueva, es muy común que cada uno, al encarar la cuestión desde su punto de vista, se haya formado una idea diferente. Las ciencias más positivas han tenido – y aún tienen – sus partidarios que sostienen con ardor teorías contrarias; los estudiosos han levantado escuelas contra escuelas, banderas contra banderas y, muy a menudo para su dignidad, su polémica se ha vuelto irritante y agresiva a raíz del amor propio herido, porque ha salido de los límites de un sabio debate.

Esperemos que los adeptos del Magnetismo y del Espiritismo, mejor inspirados, no den al mundo el escándalo de discusiones muy poco edificantes y siempre fatales a la propagación de la verdad, de cualquier lado que ella esté. Se puede tener una opinión, sostenerla y debatirla; pero el medio de esclarecerse no es el de difamar, procedimiento muy poco digno de hombres serios, que se vuelven innobles si el interés personal está en juego.

El Magnetismo ha preparado los caminos al Espiritismo, y los rápidos progresos de esta última Doctrina son indiscutiblemente debidos a la divulgación de las ideas de la primera. De los fenómenos magnéticos, del sonambulismo y del éxtasis a las manifestaciones espíritas hay sólo un paso; su conexión es tal que, por así decirlo, es imposible hablar de uno sin hablar del otro. Si tuviéramos que permanecer fuera de la ciencia magnética, nuestro cuadro estaría incompleto, y se lo podría comparar a un profesor de Física que se abstuviese de hablar de la luz.

Sin embargo, como el Magnetismo ya tiene entre nosotros órganos especiales justamente acreditados, sería superfluo insistir sobre un tema tratado con la superioridad del talento y de la experiencia; por lo tanto, no hablaremos sino accesoriamente, pero lo suficiente como para mostrar las íntimas relaciones de dos ciencias que, en realidad, no son más que una.

Debíamos a nuestros lectores esta profesión de fe, a la que damos término rindiendo un justo homenaje a los hombres de convicción que, arrostrando el ridículo, los sarcasmos y los sinsabores, se han consagrado valientemente a la defensa de una causa enteramente humanitaria. Sea cual fuere la opinión de los contemporáneos, ésta correrá por su cuenta – opinión que es siempre más o menos el reflejo de vivas pasiones –, pero la posteridad les hará justicia; ella colocará los nombres del barón Du Potet, director del Journal du Magnétisme (Periódico del Magnetismo), del Sr. Millet, director de la Union magnétique (Unión Magnética), al lado de sus ilustres antecesores: el marqués de Puységur y el emérito Deleuze.

Gracias a sus perseverantes esfuerzos, el Magnetismo – que se ha vuelto popular – ha puesto un pie en la Ciencia oficial, donde ya se habla de él en voz baja. Esta palabra ha entrado en el lenguaje usual; ya no amedrenta más, y cuando alguien se dice magnetizador, ya no se le ríen en la cara.

Allan Kardec

(1) El magnetizador es el que practica el magnetismo; magnetista se dice de aquel que adopta sus principios. Se puede ser magnetista sin ser magnetizador, pero no se puede ser magnetizador sin ser magnetista. [Nota de Allan Kardec.]

Revista Espirita 1858.

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        OBSESIÓN, FASCINACIÓN SUBYUGACIÓN -


237. En el número de escollos que presenta la práctica del Espiritismo, es menester poner en primera línea la obsesión, es decir, el imperio que algunos Espíritus saben tomar sobre ciertas personas. Esta nunca tiene lugar sino por Espíritus inferiores que procuran dominar; los Espíritus buenos no hacen experimentar ninguna contrariedad; aconsejan, combaten las influencias de los malos, y si no se les escucha se retiran. Los malos, por el contrario,se unen a aquellos sobre los cuales pueden hacer presa; si llegan atomar imperio sobre alguno, se identifican con su propio Espíritu y le conducen como a un verdadero niño.
La obsesión presenta caracteres diversos que es muy necesario distinguir, y que resultan del grado de opresión y de la naturaleza de los efectos que produce. La palabra obsesión es de algún modo un término genérico por el cual se designa esta especiede fenómeno cuyas principales variedades son: la obsesión simple,la fascinación y la subyugación.

238. La obsesión simple tiene lugar cuando un Espíritu malhechor engaña a un médium, se mezcla contra su voluntad en las comunicaciones que recibe, le impide comunicarse con otros Espíritus y sustituye a aquellos que se evocan. No se está obseso por el sólo hecho de ser engañado por un Espíritu mentiroso; el mejor médium está expuesto a esto, sobre todo al principio, cuando aun la falta la experiencia necesaria, dela misma manera que entre nosotros las gentes más honradas pueden ser engañadas por los tunantes. Se puede, pues, ser engañado sin estar obseso; la obsesión está en la tenacidad delEspíritu, del cual no se puede desembarazar.En la obsesión simple, el médium sabe muy bien que tiene que habérselas con un Espíritu mentiroso, y éste no se oculta, no disimula sus malas intenciones y su deseo de contrariar. El médium reconoce sin pena la artimaña, y como está preparado, rara vez esengañado. Esta especie de obsesión es simplemente desagradable,y no tiene otro inconveniente que el oponer un obstáculo a las comunicaciones que se quisieron tener con espíritus formales o con aquellos por quienes se tiene afección. Se pueden colocar en esta categoría los casos de obsesión física, es decir, la que consiste en las manifestaciones ruidosas y obstinadas de ciertos Espíritus que hacen oír espontáneamente golpes u otros ruidos. Nos remitimos sobre este fenómeno alcapítulo de las “Manifestaciones físicas espontáneas”. (Núm. 82).
239. La fascinación tiene consecuencias mucho más graves. Es una ilusión producida por la acción directa del Espíritu sobre el pensamiento del médium, y que de algún modo paraliza su juicio,con respecto a las comunicaciones. El médium fascinado no se cree engañado; el Espíritu tiene la maña de inspirarle una confianza ciega que le impide ver la superchería y comprender cuán absurdo es lo que escribe, aun cuando todo el mundo lo conozca; la ilusión puede ir hasta hacerle ver lo sublime en el lenguaje más ridículo. Se estaría en error si se creyera que este género de obsesión no puede alcanzar sino a personas sencillas, ignorantes y desprovistas de juicio; los hombres más discretos, más instruidos y más inteligentes bajo otros conceptos no están exentos de esto, lo que prueba que esta aberración es efecto de una causa extraña, de la que sufren la influencia. Ya hemos dicho que las consecuencias de la fascinación son mucho más graves; en efecto, a favor de esta ilusión que es el resultado, el Espíritu conduce aquel a quien ha logrado dominar como lo haría con un ciego, y puede hacerle aceptar las doctrinas más extravagantes y las teorías más falsas como si fuesen la única expresión de la verdad; aún más: puede excitarle a que haga acciones ridículas, de compromiso y aun perniciosas. Se comprende fácilmente toda la diferencia que hay entre la obsesión simple y la fascinación; se comprende también que los Espíritus que producen estos dos efectos deben diferir decarácter. En la primera, el Espíritu que se une a vosotros sólo es un ser importuno por su tenacidad, y se desea con impaciencia poderse desembarazar de él. En la segunda es otra cosa; para llegara tales fines es necesario un Espíritu hábil, vivo y profundamente hipócrita, porque no puede chasquear y hacerse aceptar sino con ayuda de la máscara que sabe tomar y de un falso semblante de virtud; las grandes palabras de caridad, humildad y de amor de Dios son para él como credenciales; pero a través de todo esto deja penetrar las señales de inferioridad, que es necesario estar fascinado para no ver, teme también a todas las personas que vende masiado claro; así es que su táctica es casi siempre la de inspirara su intérprete el alejamiento de cualquiera que pudiera abrirle los ojos; por este motivo, evitando toda contradicción, siempre tiene la seguridad de tener razón.

240. La subyugación es una restricción que paraliza lavoluntad del que la sufre y le hace obrar a pesar suyo. En una palabra, es su verdadero yugo.
La subyugación puede ser moral o corporal. En el primer caso, el subyugado es solicitado a tomar determinaciones muchas veces absurdas y comprometidas, que por una especie de ilusión las cree sensatas; es una especie de fascinación. En el segundo caso el Espíritu obra sobre los órganos materiales y provoca los movimientos involuntarios. Se traduce en el médium escribiendopor una necesidad incesante de escribir, aun en los momentosmás inoportunos. Nosotros los hemos visto que, a falta de pluma o de lápiz, escribían con el dedo por todas partes en donde se encontraban, en las mismas calles, en las puertas y en las paredes.
La subyugación corporal va algunas veces más lejos; puede conducir a los actos más ridículos. Hemos conocido a un hombre que no era joven ni hermoso, que bajo el imperio de una obsesión de esta naturaleza se veía obligado por una fuerza irresistible aponerse de rodillas ante una joven, con la cual no había tenido ninguna intención y pedirla en matrimonio. Otras veces sentía en las espaldas y en las piernas una presión enérgica, que los forzaba contra su voluntad a pesar de la resistencia que hacía al ponerse de rodillas y besar el suelo en los parajes públicos y en presenciade la multitud. Este hombre pasaba por loco entre sus relaciones; pero nosotros nos hemos convencido de que no lo era, porque tenía el pleno convencimiento del ridículo, de lo que hacía contra su voluntad, por lo que sufría horriblemente.

254. Terminaremos este capítulo con las respuestas dadas por los Espíritus a algunas preguntas, viniendo en apoyo de lo que hemos dicho.
1. ¿Por qué ciertos médiums no pueden desembarazarse de los Espíritus malos que se unen a ellos, y cómo los Espíritus buenos que evocan no son bastante poderosos para alejar a los otros y comunicarse directamente?
No es el poder el que falta al Espíritu bueno; muchas veces es el médium que no es bastante fuerte para secundarle; sunaturaleza se presta mejor a ciertas relaciones; su fluido se identifica más bien con un Espíritu que con otro; esto es lo que da mucho imperio a los que quieren mortificar.
2. ¿Nos parece, sin embargo, que hay personas muy meritorias, de una moralidad irreprochable, y con todo se ven imposibilitadas de comunicarse con los Espíritus buenos?
Esta es una prueba;
¿y quién os ha dicho que su corazón no esté manchado con un poco de mal, que el orgullo no domine un poco la apariencia de bondad?
Estas pruebas, mostrando al obseso su debilidad, deben conducirle a la humildad.
¿Hay alguno sobre la Tierra que pueda llamarse perfecto?
Habrá quien tenga todas las apariencias de la virtud, y aun puede tener muchos defectos ocultos, un antiguo germen de imperfección. Por ejemplo, vosotros decís de aquel que no hace mal y que es leal en sus relaciones sociales: es un hombre bueno y digno.
¿Pero sabéis vosotros si sus buenas cualidades están empañadas por el orgullo, si no hay en él un fondo de egoísmo, si es avaro, celoso,rencoroso, maldiciente y cien otras cosas que vosotros no  apercibís, porque vuestras relaciones con él no os han puesto en este caso?
El medio más poderoso para poder combatir la influencia de los Espíritus malos es el acercarse todo lo posible ala naturaleza de los buenos.
3. La obsesión que se opone a que un médium obtenga las comunicaciones que desea, ¿es siempre una señal de ser indignopor su parte?
Yo no he dicho que esta fuese una señal de poca dignidad,sino que puede ponerse un obstáculo a ciertas comunicaciones; lo que debe procurar es quitar el obstáculo que está en él; sin esto, sus oraciones y sus súplicas nada hacen. No basta que un enfermo diga a su médico: Dadme la salud, yo quiero estar bueno; el médico no puede nada si el enfermo no hace lo que es necesario.
4. ¿La privación de comunicarse con ciertos Espíritus sería,acaso, una especie de castigo?
En ciertos casos esto podría ser un verdadero castigo, asícomo la posibilidad de comunicarse con ellos es una recompensa que debéis esforzaros en merecer.
(Véase “Pérdida y suspensiónde la mediumnidad”, número 220).
5. ¿Pueden combatirse las influencias de los Espíritus malos,moralizándoles?Sí, esto es lo que no se hace y es lo que no debe olvidarse dehacer, porque a menudo es una tarea que se os ha dado y quevosotros debéis cumplir caritativa y religiosamente. Por sabiosconsejos puede excitarse al arrepentimiento y activar suadelantamiento.— ¿Cómo puede un hombre, con relación a esto, tener unainfluencia que no tienen los mismos Espíritus?Los Espíritus perversos se aproximan más bien a loshombres que procuran atormentar, que a los Espíritus, de los quese alejan todo lo posible. En este contacto con los humanos, cuandoencuentran quien los moraliza, en un principio no le escuchan, se ríen; después, si se les sabe conducir, concluyen por dejarseconmover. Los Espíritus elevados no pueden hablarle sino en nombrede Dios, y esto les asusta. El hombre no tiene, ciertamente, máspoder que los Espíritus superiores, pero su lenguaje se identificamejor con su naturaleza, y viendo el ascendiente que puede ejerceren los Espíritus inferiores, comprende mejor la solidaridad queexiste entre el Cielo y la Tierra.Por lo demás, el ascendiente que el hombre puede ejercersobre los Espíritus está en razón de su superioridad moral. Nodomina a los Espíritus superiores, ni aun a aquellos que, sin sersuperiores, son buenos o benévolos, pero puede dominar a losEspíritus que le son inferiores en moralidad. (Véase número 279).
6. ¿La subyugación corporal, llevada hasta cierto grado,podría tener por consecuencia la locura?Sí, una especie de locura cuya causa no es conocida de la gente, pero que no tiene relación con la locura ordinaria. Entre los que se tienen por locos hay muchos que no son más que subyugados; les sería necesario un tratamiento moral, mientras que se les vuelve verdaderamente locos con los tratamientos corporales. Cuando los médicos conozcan bien el Espiritismo,sabrán hacer esta distinción y curarán más enfermos que con los baños de chorro (221).
7. ¿Qué debemos pensar de aquellos que, viendo algún peligro en el Espiritismo, creen que el medio de evitarlos es prohibir las comunicaciones espiritistas?
Si pueden impedir a ciertas personas el comunicarse con los Espíritus, no pueden impedir las manifestaciones espontáneas, hechas a estas mismas personas, porque no pueden suprimir los Espíritus ni impedir su influencia oculta. Esto se parece a los niños que se tapan los ojos y creen que nadie les ve. Sería locura el querer suprimir una cosa que ofrece grandes ventajas, porque los imprudentes pueden abusar; el medio de evitar esto sin convenientes, es al contrario, el hacer conocer el fondo de esta cosa.
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CAPÍTULO XXIII DEL LIBRO DE LOS MÉDIUMS


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             Aborto:¿ Vamos adelante o hacia atrás?

Seguimos a vueltas con el tema del aborto. Parece ser que conseguir cada vez unas más amplias cuotas de plazos, es un logro social y necesario.

Quisiera ser capaz de analizar esto con mente objetiva y racional, partiendo de un conocimiento espiritual que admito, por ser un conocimiento lógico que me aclara coherentemente, temas importantes o transcendentes respecto al por qué y al para qué de la vida, quienes somos, de donde venimos o a donde vamos.

Al aborto, la sociedad materialista y atea, lo ha presentado como algo permisible de llevar a cabo, cuando los métodos anticonceptivos no se aplicaron a tiempo, o cuando estos fallaron. La idea es la de que lo que se aborta, no es un ser humano, sino una especie de tumor que aparece inoportunamente en el seno de la mujer, y que si se le destruye, este ni siente ni padece. Y a esto, se le da un plazo legal,  por otra parte muy fácil de burlar, de modo que se establece que hasta los tres meses y medio de embarazo, la mujer puede abortar libremente, y a partir de ahí, ya no se puede. 

Yo me pregunto: Aunque esto se pudiese cumplir con exactitud, ¿ Supone el hecho de reconocer que lo que el primer día de plazo de esos tres meses y medio, si lo hacemos, matamos a un ser humano, y por tanto es ilegal, pero que el  día anterior, aún se podía matar porque esto que a partir de hoy ya es reconocido como humano, ayer no lo era todavía?; ¿ Donde está la diferencia que otorga al no nacido el derecho  de ser o no ser reconocido como humano de un día para otro , o el de  nacer, o  que alguien ajeno al mismo, como su propia madre, lo condene a muerte, queriendo creer que lo que se quita de encima es apenas un grano o un tumor?. Si así fuese ,  que esto fuese solo una excrecencia de su cuerpo,  sería  lógico en efecto,  que la mujer  tenga absoluta libertad para decidir  si se lo quita o no, pero, ¿ un embrión o un feto, es equiparable a un grano o a un tumor?

Creo que el problema reside precisamente en el concepto materialista de la vida, en el creer que el ser humano es solamente la materia de su cuerpo, esa materia que podemos considerar como la de cualquier otro animal, destinada a la putrefacción o a las cenizas de un crematorio tras  su muerte. Si fuésemos solo esto, ¡ qué poca cosa seríamos!. Sin embargo, demostrado está por la psiquiatría, la psicología, la parapsicología, el espiritismo y por la ciencia en general,- aunque en este caso, ciencia ignorada o silenciada por los poderes fácticos hedonistas- , que estos atributos que poseemos los humanos, como son los sentimientos, la voluntad, la capacidad de amar, de sentir la belleza, el arte, o de desarrollar la ciencia, no son secreciones de nuestra materia animal, sino atributos del alma que anima a esa materia y que es independiente de ella, tal como ya está largamente demostrado, aunque- como digo- ignorado a propósito.

Por tanto  pensemos por un momento que hasta ahora, nos hemos considerado seres humanos, pensando solamente en el cuerpo humano que tenemos, en el cuerpo mortal. Por otra parte en el seno de las religiones se ha plasmado a las gentes religiosas, la idea de que somos seres humanos porque somos un cuerpo que tenemos un alma o espíritu.
Pero si  cambiamos ese concepto por el de que realmente somos almas o espíritus, que no procedemos o acompañamos a un cuerpo, sino que lo tenemos temporalmente, revistiendo con  él, una personalidad humana, la perspectiva de lo que es o no es un ser humano, o cuando empieza o no empieza a serlo, cambia por completo.

   La lógica nos dice que en cuanto al cuerpo físico  se pueden establecer  diferencias que por  su  grado de desarrollo puedan delimitar  la línea de separación entre lo que todavía no es, y lo que a partir de cierto momento ya es, aunque  la idea siga repugnando a la razón lógica, pero ahora, bajo esta nueva perspectiva  de que somos un espíritu o alma con un cuerpo, y no al revés, la cosa cambia por completo, porque, ¿ a partir de que momento el embrión o el feto, está ligado a un espíritu o alma  con el que va a emprender su aventura humana?.

   Esta es la clave de la cuestión, pues aun  admitiendo la existencia  del alma, cabría preguntar, que a partir de que momento esta unión de ambas realidades que conforman al ser humano, es un hecho.

  Aunque al Espiritismo, se le haya  echado tanta basura encima, sobre todo por parte de las propias religiones que no lo han visto como un aliado, sino como un enemigo competidor, este  se apoya en tres pilares: el de la ciencia de observación del fenómeno mediúmnico y parapsicológico, el de la filosofía codificada por Kardec a partir de las informaciones obtenidas  desde el plano espiritual por Seres que se comunican a través del citado fenómeno mediúmnico, y que ellos mismos se identifican como espíritus, y  de ahí, el fruto y consecuencia  final de esta ciencia y esta filosofía: la moral. Una moral plenamente coincidente y  adaptada a la de los Evangelios cristianos,  a los que confirma,  aclara y amplía en profundidad, sus  aspectos y enseñanzas éticas, que cuando se adoptan  en el transcurrir de la vida humana, ayudan a mejorar al ser humano, desarrollando y haciendo evolucionar su  esencia o parte espiritual, lo cual  constituye el verdadero sentido de la vida.

   Y  estos comunicados mediúmnicos codificados por Kardec , nos señalan, entre otros muchísimos temas, que el embrión y el feto, ya tienen un Ser espiritual asignado y unido a ellos, y son los que facultan  su desarrollo hasta el momento de nacer, en cuyo momento se integran totalmente a la materia que les va a acompañar como cuerpo en su vida humana. Por tanto, si se suprime este feto o este embrión, independientemente de la semana de desarrollo físico en que se encuentre, estamos suprimiendo una vida humana, estamos impidiendo que se lleve a cabo un proyecto de vida  que ya esta en marcha, estamos cortando el proceso evolutivo de un Ser espiritual como nosotros, que no ha sido creado por nosotros, y que tiene exactamente el mismo derecho que nosotros a estar aquí, en este mundo.

Creo que es muy importante divulgar el  conocimiento espiritual a nivel popular, porque la realidad actual es la de que se está cometiendo en todo el mundo el mayor genocidio de la historia, y cada uno, en su grado de responsabilidad, tendrá que afrontar  en el futuro el fruto de lo que ahora tan inconscientemente se está sembrando. 

Los hombres y mujeres que hoy en día abogan por suprimir tan  irresponsable y alegremente estas vidas humanas no nacidas,  también bajo el pretexto de malformaciones congénitas detectadas en el feto, con lo cual  justifican su eliminación,  (  parece que vamos a un mundo de físicos perfectos; el que no lo sea no tendrá derecho a nacer ni a vivir-  ¡ horrible ! - )
ignoran que  después de que suceda su propia muerte, ( que siempre se ve tan remota y lejana, como si eso solo sucediera a los demás pero a ellos no), seguirán viviendo o existiendo  como espíritus desencarnados, y tendrán que volver a renacer bajo la tutela de la Ley de Causa y Efecto, por la cual se cosecha obligadamente lo que antes se sembró voluntariamente. Por tanto no será de extrañar que esa cosecha sea  la de ser ellos mismos abortados, o tal vez  la de volver a  nacer  como niños sanos y perfectos, para  morir  después de cualquier forma al poco de nacer, de modo  que experimenten en si mismos lo que es una vida cortada desde su comienzo, como las que ellos mismos cortaron en su pasado.   

Por favor, no cometamos más errores. Divulguemos estos conceptos e impidamos en la medida que nos sea posible, que esta matanza de inocentes continúe. 

Que cada uno en la parcela de  su  responsabilidad individual, digamos siempre de corazón: ¡ Sí a la Vida ¡.

Jose Luis Martín

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INFLUENCIA DE LOS ESPÍRITUS EN LOS
ACONTECIMIENTOS DE LA VIDA


525 – ¿Ejercen los Espíritus alguna influencia en los acontecimientos de la vida?
– Seguro que sí, puesto que te aconsejan.
– ¿Ejercen esta influencia de otro modo que por los pensamientos que sugieren, es decir, tienen una acción directa en la realización de las cosas?
– Sí; pero nunca actúan fuera de las leyes de la Naturaleza.

Imaginamos injustamente que la acción de los Espíritus no debe manifestarse sino por fenómenos extraordinarios. Quisiéramos que nos viniesen a ayudar por medio de milagros y siempre nos los representamos provistos de una varita mágica. No es así, y he aquí por qué su intervención nos parece oculta y lo que se hace con su concurso nos parece muy natural. Así, por ejemplo, provocarán el encuentro de dos personas que creerán encontrarse por casualidad; inspirarán a alguien la idea de pasar por un lugar determinado; llamarán su
atención sobre tal punto, si eso debe causar el resultado que quieren obtener; de modo que, creyendo el hombre seguir su propio impulso, conserva siempre su libre albedrío.

526 – Teniendo los Espíritus una acción directa en la materia,¿pueden provocar ciertos efectos para que se cumpla un acontecimiento? Por ejemplo, un hombre debe perecer; sube una escalera, la escalera se rompe y el hombre se mata; ¿son los Espíritus quienes han hecho que se rompiese la escalera, para cumplir el destino de aquel hombre?
– Es muy cierto que los Espíritus tienen una acción en la materia, pero para el cumplimiento de las leyes de la Naturaleza y no para derogarlas, haciendo surgir en el momento oportuno un acontecimiento inesperado y contrario a esas leyes. En el ejemplo que citas, la escalera se rompe porque estaba corroída o no era bastante fuerte para soportar el peso del hombre. Si estaba en el destino de este hombre perecer de esta manera, le habrán inspirado el pensamiento de subir por esa escalera, que deberá romperse con su peso, y su muerte será un efecto natural sin que haya sido preciso un milagro para lograrlo.
527 – Tomemos otro ejemplo en que el estado normal de la materia no sea relevante. Un hombre debe morir por un rayo, se refugia bajo un árbol, cae el rayo y muere el hombre. ¿Pueden los Espíritus provocar la caída del rayo y dirigirlo sobre él?
– Es siempre lo mismo. Cayó el rayo en aquel árbol y en aquel momento, porque estaba en las leyes de la Naturaleza que fuese así.
No fue dirigido a propósito sobre ese árbol porque el hombre estaba debajo, pero le fue inspirado al hombre el pensamiento de refugiarse debajo de un árbol que recibiría el rayo. Pero este árbol no dejaría de ser alcanzado por estar o no el hombre debajo de él.
528 – Un hombre mal intencionado lanza sobre alguien un proyectil que le roza sin herirle, ¿puede haberlo desviado un Espíritu benévolo?
– Si el individuo no debe ser alcanzado, el Espíritu benévolo le inspirará el pensamiento de separarse, o bien podrá ofuscar a su enemigo de modo que no apunte bien, porque el proyectil, una vez lanzado, sigue la línea que debe recorrer.
529 – ¿Qué debe pensarse de las balas encantadas de que se habla en ciertas leyendas y que alcanzan fatalmente un blanco?
– Pura imaginación. El hombre ama lo maravilloso y no se contenta con las maravillas de la Naturaleza.
– Los Espíritus que dirigen los acontecimientos de la vida,¿pueden ser contrariados por otros Espíritus que deseen lo contrario?
– Lo que Dios quiere debe ser; si hay atrasos u obstáculos, es por su voluntad.
530 – ¿No pueden los Espíritus ligeros y burlones suscitar esos pequeños obstáculos que dificultan nuestros proyectos y desvían nuestras previsiones, en una palabra, son ellos los autores de lo que vulgarmente se llaman las pequeñas miserias de la vida humana?
– Se complacen en esos enredos que son pruebas para ejercitar vuestra paciencia, pero se cansan cuando ven que no obtienen resultado. No sería, sin embargo, justo ni exacto achacarles todos vuestras decepciones, de las que vosotros sois los principales artífices
gracias a vuestra irreflexión. Pues si se te rompe la vajilla, se debe más a tu falta de pericia que a la acción de los Espíritus.
– Los Espíritus que suscitan disgustos, ¿actúan a consecuencia de animosidad personal o atacan al primero que llega, sin motivo determinado y sólo por malicia?
– Por uno y otro motivo. A veces son enemigos que os habéis creado en esta u otras vidas y que os persiguen. En otras ocasiones no hay motivos.
531 – ¿La malevolencia de los seres que nos han hecho mal en la Tierra termina con la vida corporal?
– Con frecuencia, reconocen su injusticia y el mal que han hecho; pero a menudo también su animosidad os persigue, si Dios lo permite, para continuar probándoos.
– ¿Puede ponérsele término a esto, y de qué modo?
– Sí, se puede orar por ellos y devolviéndoles bien por mal, acaban por comprender sus faltas. Por lo demás, sabiendo uno hacerse superior a sus maquinaciones, cesan viendo que nada ganan con eso.
La experiencia prueba que ciertos Espíritus continúan su venganza de una a otra existencia, y que tarde o temprano se expían así, los daños que se le hayan hecho a alguien.
532 – ¿Tienen los Espíritus poder de alejar los males de alguna persona y de atraerle prosperidades?
– No del todo, porque hay males comprendidos en los decretos de la Providencia; pero aminoran vuestros dolores dándoos paciencia y resignación.
Sabed también que a menudo depende de vosotros el alejar esos males o por lo menos atenuarlos. Dios os dio la inteligencia para que os sirváis de ella y en especial es por ella que los Espíritus os vienen a ayudar, sugiriéndoos pensamientos propicios. Pero no asisten más que a los que a sí mismo saben asistirse, y tal es el sentido de estas palabras: Buscad y encontraréis, llamad y se os abrirá.
Sabed también que lo que os parece un mal no siempre lo es,pues con frecuencia, ha de resultar un bien de él, que será mayor que el mal, y esto es lo que no comprendéis, porque solo pensáis en el momento presente o en vuestra persona.
533 – ¿Los Espíritus pueden hacer que obtengamos los bienes de fortuna, si se los pedimos?
– A veces como prueba; pero lo rehusan con frecuencia, como se rechaza la petición inconsiderada de un niño.
–¿Los que conceden esos favores son los Espíritus buenos o los malos?
– Unos y otros; eso depende de la intención. Pero, con frecuencia, son Espíritus que os quieren arrastrar al mal y que encuentran un medio fácil en los placeres que la fortuna
proporciona.
534 – Cuándo parece que los obstáculos se oponen fatalmente a nuestros proyectos, ¿es por influencia de algún Espíritu?
– A veces se debe a los Espíritus, otras veces y esto es lo más frecuente, es que escogisteis mal. La posición y el carácter influyen mucho. Si os obstináis en un camino que no es el vuestro, ninguna influencia tienen los Espíritus, pues sois vuestros propios genios malos.
535 – Cuándo nos sucede alguna cosa feliz, ¿debemos dar por ello gracias a nuestro Espíritu protector?
– Dad gracias a Dios sobre todo, sin cuyo permiso nada se realiza, pues los Espíritus buenos han sido sus agentes.
– ¿Qué sucedería si dejásemos de hacerlo?
– Lo que sucede a los ingratos.
– Sin embargo, ¿hay personas que no oran, ni agradecen y a las que todo les sale bien?
– Sí; pero es preciso esperar el fin. Pagarán muy cara esa dicha pasajera que no merecen; porque mientras más hayan recibido más tendrán que restituir.

EL LIBRO DE LOS ESPÍRITUS. ALLAN KARDEC.

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