Primeras lecciones de moral para la infancia
De todas las plagas morales de la humanidad, el egoísmo parece la más difícil de desarraigar; lo es además, de hecho, porque es alimentada por las costumbres mismas de la educación. Parece que se tomara a pecho el excitar, desde la cuna, ciertas pasiones que devienen más tarde en una segunda naturaleza, y se sorprende uno de los vicios de la sociedad, cuando los pequeños lo maman con la leche. He aquí un ejemplo que, como cada cual puede apreciar, pertenece más a la regla que a la excepción.
Una familia conocida nuestra tiene una niña de cuatro a cinco años de edad, de una rara inteligencia, pero que tiene los pequeños defectos comunes a los niños mimados, es decir que es algo caprichosa, llorona, testaruda, y no siempre da las gracias cuando se le da alguna cosa, lo que sus padres tienen muy a pecho el corregir, ya que exceptuando esos defectos, según ellos, tiene un corazón de oro, expresión consagrada. Veamos como hacen para quitar esas pequeñas máculas y conservar la pureza del oro.
Cierto día, le trajeron un pastel a la niña, y, como generalmente es costumbre, le dijeron: "Te lo comerás si te portas bien;" primera lección de gula. Cuantas veces no se dice, a la mesa, a un niño, que no comerá de tal dulce si llora. "Haz esto, haz aquello, le decimos, y tendrás crema" o cualquier otra cosa que le produzca deseo; y el niño se reprime, no por razonar, sino por satisfacer un deseo sensual que aguijoneamos. Es aún peor cuando le decimos, lo que no es menos frecuente, que daremos su porción a otro; ya no es solamente la gula la que esta en juego, es la envidia; el niño hará lo que le manden, no solamente por tener, si no también para que otro no tenga. ¿Queremos darle una lección de generosidad? Le decimos: "Dale esa fruta o ese juguete a tal"; si se niega, no dudamos en añadir, para estimular en él un buen sentimiento: "Te daré otro"; de manera que el niño solo se decide a ser generoso cuando está seguro de no perder nada.
Fuimos testigos un día de un hecho característico en ese género. Se trataba de un niño de dos años y medio aproximadamente, a quien habían hecho semejante amenaza, añadiendo: "Se lo daremos a tu hermano pequeño, así no lo tendrás"; y, para tornar la lección más sensible, se puso la porción en el plato de aquel; pero el hermano pequeño, tomando la cosa en serio, se comió la porción. A la vista de ello, el otro se puso rojo, y había que ser el padre o la madre para no ver el estallido de cólera y odio que relampagueó en sus ojos. La semilla había sido arrojada; ¿Produciría buenos granos?
Volvamos a la pequeña niña de la cual hablábamos. Como no se tomó en serio la amenaza, sabiendo por experiencia que raramente se ejecutaba, esta vez se actuó con más firmeza, porqué se comprendió que había que domar ese pequeño carácter, y no esperar que la edad le diese una mala tendencia. Hay que formar los niños desde temprano, se suele decir; máxima muy sabia, y, para ponerla en práctica, he aquí como se actuó. "Te prometo, le dijo su madre, que si no obedeces, mañana por la mañana, le daré tu pastel a la primera pequeña pobre que vea pasar." Dicho y hecho; esta vez se quiso ser serio y darle una buena lección. A la mañana siguiente pues, habiendo avisado a una pequeña mendiga de la calle, se le hace entrar, y se obliga a la pequeña hija a tomarla de la mano y a darle ella misma su pastel. A renglón seguido, loas a su docilidad. Moraleja: la pequeña niña dice: "Es igual, si hubiese sabido eso, me habría dado prisa en comer mi pastel ayer."; y todo el mundo a aplaudir una respuesta tan espiritual. La pequeña había, en efecto, recibido una fuerte lección, pero una lección del más puro egoísmo, de la cual sacará provecho en otra ocasión, porqué sabe ahora lo que cuesta la generosidad forzada; resta saber que frutos dará más tarde esa semilla, cuando, con más edad, la niña aplicará esa moral a cosas más serias que un pastel. ¿Sabemos que clase de pensamientos ha podido hacer germinar en esa joven cabeza ese sencillo hecho? ¿Cómo queremos, tras esto, que un niño no sea egoísta cuando, en vez de despertar en él el placer de dar, y de representarle la felicidad de aquel que recibe, se le impone un sacrificio como castigo? ¿No es inspirarle aversión por el acto de dar, y por aquellos que tienen necesidad? Otra costumbre igualmente frecuente es la de sancionar a un pequeño mandándole a la cocina a comer con los sirvientes. El castigo no está en la exclusión de la mesa sino en la humillación de ir a la de la servidumbre. Así se ha inoculado, desde la más tierna infancia, el virus de la sensualidad, del egoísmo, del orgullo, del desprecio por los inferiores, de las pasiones, en una palabra, que son consideradas con razón las plagas de la humanidad. Hay que estar dotado de una naturaleza excepcionalmente buena para resistir a tales influencias, producidas en la edad más impresionable, y donde no pueden tener como contrapeso ni la voluntad ni la experiencia. Por poco que se piense, puede ser que esté ahí el germen de las malas pasiones, lo que es el caso más común, visto la naturaleza de la mayoría de Espíritus que se encarnan en la Tierra, sin duda se desarrollará bajo esas influencias, en cuanto que habría que espiar las menores trazas, para extraerlo.
La culpabilidad es sin duda de los padres, pero estos pecan a menudo, hay que decirlo, más por ignorancia que por mala voluntad; en muchos, hay incontestablemente una culpable despreocupación, pero en otros la intención es buena, es el remedio que no vale o es mal aplicado. Siendo los primeros médicos del alma de sus hijos, deberían ser instruidos, no solamente de sus deberes, sino de los medios de cumplirlos; no es suficiente que el médico sepa que debe buscar la cura, es necesario que como debe actuar. Si embargo, ¿donde están, para los padres, los medios de instruirse sobre esa parte tan importante de su tarea? Hoy en día se le dan a las mujeres muchas instrucciones; tienen que sufrir rigurosos exámenes, pero ¿cuando se le ha exigido a una madre que sepa como tiene que actuar para formar la moral de su hijo? Se les enseña las recetas de cocina; pero ¿se les ha iniciado en los mil secretos de la gobernación de los jóvenes corazones? Los padres son pues abandonados sin guía a su iniciativa, y es por ello por lo que tantas veces equivocan el camino; así recogen, en los extravíos de sus hijos ya mayores, el fruto amargo de su inexperiencia o de una ternura mal comprendida, y la sociedad entera sufre las consecuencias.
Ya que está reconocido que el egoísmo y el orgullo son la fuente de la mayor parte de las miserias humanas, que en tanto reinen en la Tierra, no se puede esperar ni paz, ni caridad, ni fraternidad, hay pues que atacarlos en el estado embrionario, sin esperar a que cojan fuerza.
¿Puede el Espiritismo remediar ese mal? Sin duda alguna, y no vacilamos en decir que él solo es lo suficientemente potente para hacerlo cesar: por medio del nuevo punto de vista en que hace enfrentar la misión y la responsabilidad de los padres; dando a conocer el origen de las cualidades innatas, buenas o malas; mostrando la influencia que se puede ejercer sobre los Espíritus encarnados y desencarnados; dando la fe inquebrantable que sanciona los deberes; en fin moralizando así mismo a los padres. Prueba ya su eficacia por la forma más racional con la que los niños son educados en las familias verdaderamente espíritas. Los nuevos horizontes que abre el Espiritismo hacen ver las cosas de una manera totalmente distinta; siendo su meta el progreso moral de la humanidad, deberá forzosamente arrojar luz sobre la grave cuestión de la educación moral, fuente primera de la moralización de las masas. Un día llegará en que se comprenderá que esta rama de la educación tiene sus principios, sus reglas, como la educación intelectual, en una palabra, que es una verdadera ciencia; También quizás un día, se le imponga a toda madre de familia la obligación de poseer esos conocimientos, como se le impone al abogado la de conocer el derecho.
Fuimos testigos un día de un hecho característico en ese género. Se trataba de un niño de dos años y medio aproximadamente, a quien habían hecho semejante amenaza, añadiendo: "Se lo daremos a tu hermano pequeño, así no lo tendrás"; y, para tornar la lección más sensible, se puso la porción en el plato de aquel; pero el hermano pequeño, tomando la cosa en serio, se comió la porción. A la vista de ello, el otro se puso rojo, y había que ser el padre o la madre para no ver el estallido de cólera y odio que relampagueó en sus ojos. La semilla había sido arrojada; ¿Produciría buenos granos?
Volvamos a la pequeña niña de la cual hablábamos. Como no se tomó en serio la amenaza, sabiendo por experiencia que raramente se ejecutaba, esta vez se actuó con más firmeza, porqué se comprendió que había que domar ese pequeño carácter, y no esperar que la edad le diese una mala tendencia. Hay que formar los niños desde temprano, se suele decir; máxima muy sabia, y, para ponerla en práctica, he aquí como se actuó. "Te prometo, le dijo su madre, que si no obedeces, mañana por la mañana, le daré tu pastel a la primera pequeña pobre que vea pasar." Dicho y hecho; esta vez se quiso ser serio y darle una buena lección. A la mañana siguiente pues, habiendo avisado a una pequeña mendiga de la calle, se le hace entrar, y se obliga a la pequeña hija a tomarla de la mano y a darle ella misma su pastel. A renglón seguido, loas a su docilidad. Moraleja: la pequeña niña dice: "Es igual, si hubiese sabido eso, me habría dado prisa en comer mi pastel ayer."; y todo el mundo a aplaudir una respuesta tan espiritual. La pequeña había, en efecto, recibido una fuerte lección, pero una lección del más puro egoísmo, de la cual sacará provecho en otra ocasión, porqué sabe ahora lo que cuesta la generosidad forzada; resta saber que frutos dará más tarde esa semilla, cuando, con más edad, la niña aplicará esa moral a cosas más serias que un pastel. ¿Sabemos que clase de pensamientos ha podido hacer germinar en esa joven cabeza ese sencillo hecho? ¿Cómo queremos, tras esto, que un niño no sea egoísta cuando, en vez de despertar en él el placer de dar, y de representarle la felicidad de aquel que recibe, se le impone un sacrificio como castigo? ¿No es inspirarle aversión por el acto de dar, y por aquellos que tienen necesidad? Otra costumbre igualmente frecuente es la de sancionar a un pequeño mandándole a la cocina a comer con los sirvientes. El castigo no está en la exclusión de la mesa sino en la humillación de ir a la de la servidumbre. Así se ha inoculado, desde la más tierna infancia, el virus de la sensualidad, del egoísmo, del orgullo, del desprecio por los inferiores, de las pasiones, en una palabra, que son consideradas con razón las plagas de la humanidad. Hay que estar dotado de una naturaleza excepcionalmente buena para resistir a tales influencias, producidas en la edad más impresionable, y donde no pueden tener como contrapeso ni la voluntad ni la experiencia. Por poco que se piense, puede ser que esté ahí el germen de las malas pasiones, lo que es el caso más común, visto la naturaleza de la mayoría de Espíritus que se encarnan en la Tierra, sin duda se desarrollará bajo esas influencias, en cuanto que habría que espiar las menores trazas, para extraerlo.
La culpabilidad es sin duda de los padres, pero estos pecan a menudo, hay que decirlo, más por ignorancia que por mala voluntad; en muchos, hay incontestablemente una culpable despreocupación, pero en otros la intención es buena, es el remedio que no vale o es mal aplicado. Siendo los primeros médicos del alma de sus hijos, deberían ser instruidos, no solamente de sus deberes, sino de los medios de cumplirlos; no es suficiente que el médico sepa que debe buscar la cura, es necesario que como debe actuar. Si embargo, ¿donde están, para los padres, los medios de instruirse sobre esa parte tan importante de su tarea? Hoy en día se le dan a las mujeres muchas instrucciones; tienen que sufrir rigurosos exámenes, pero ¿cuando se le ha exigido a una madre que sepa como tiene que actuar para formar la moral de su hijo? Se les enseña las recetas de cocina; pero ¿se les ha iniciado en los mil secretos de la gobernación de los jóvenes corazones? Los padres son pues abandonados sin guía a su iniciativa, y es por ello por lo que tantas veces equivocan el camino; así recogen, en los extravíos de sus hijos ya mayores, el fruto amargo de su inexperiencia o de una ternura mal comprendida, y la sociedad entera sufre las consecuencias.
Ya que está reconocido que el egoísmo y el orgullo son la fuente de la mayor parte de las miserias humanas, que en tanto reinen en la Tierra, no se puede esperar ni paz, ni caridad, ni fraternidad, hay pues que atacarlos en el estado embrionario, sin esperar a que cojan fuerza.
¿Puede el Espiritismo remediar ese mal? Sin duda alguna, y no vacilamos en decir que él solo es lo suficientemente potente para hacerlo cesar: por medio del nuevo punto de vista en que hace enfrentar la misión y la responsabilidad de los padres; dando a conocer el origen de las cualidades innatas, buenas o malas; mostrando la influencia que se puede ejercer sobre los Espíritus encarnados y desencarnados; dando la fe inquebrantable que sanciona los deberes; en fin moralizando así mismo a los padres. Prueba ya su eficacia por la forma más racional con la que los niños son educados en las familias verdaderamente espíritas. Los nuevos horizontes que abre el Espiritismo hacen ver las cosas de una manera totalmente distinta; siendo su meta el progreso moral de la humanidad, deberá forzosamente arrojar luz sobre la grave cuestión de la educación moral, fuente primera de la moralización de las masas. Un día llegará en que se comprenderá que esta rama de la educación tiene sus principios, sus reglas, como la educación intelectual, en una palabra, que es una verdadera ciencia; También quizás un día, se le imponga a toda madre de familia la obligación de poseer esos conocimientos, como se le impone al abogado la de conocer el derecho.
Revista Espírita Febrero 1864. Allan Kardec.
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Las perlas son productos del dolor; resultados de la entrada de una sustancia extraña o indeseable en el interior de la ostra, como un parásito o un grano de arena.
Las perlas son heridas y curadas!!
En la parte interna de la concha se encuentra una sustancia lustrosa llamada nácar.
cuando un grano de arena penetra, las células del nácar comienzan a trabajar y cubren el grano de arena con capas y más capas, para proteger el cuerpo indefenso de la ostra.
Como resultado, una linda perla se va formando. una ostra que no fue herida, de algún modo, no produce perlas, pues las perlas son heridas cicatrizadas...
-Te has sentido herido por el engaño y rechazo de alguien que tu en verdad amabas...?
-Te has sentido herido por palabras crueles o duras de alguien?
-Tus ideas ya fueron rechazadas o mal interpretadas?
-Ya sufriste los duros golpes del prejuicio? -Ya recibiste el intercambio de la indiferencia? "entonces produce una perla"
Cubre tus heridas con varias capas de amor. infelizmente, son pocas las personas que se interesan por hacer esto.
La mayoría aprende sólo a cultivar resentimientos, dejando las heridas abiertas, alimentándolas con varios tipos de sentimientos pequeños y pensando solo en lo que sucedió o en la persona que te dejo o lastimó y, por lo tanto, no permitiendo que cicatricen.
Así, en la practica, lo que vemos son muchas "ostras vacías", no porque no hayan sido heridas, sino porque no saben perdonar, comprender, dejar el pasado atrás y transformar el dolor en amor.
Una sonrisa, una mirada, un gesto, en la mayoría de veces, habla mas que mil palabras…
¡Ya es hora! ¡empieza a producir perlas en tu vida
( Autor desconocido )
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El acto de perdonarse a sí mismo cambia la energía y las estructuras físicas de tus células y de tu ADN. La culpa es una emoción muy poderosa, misma que nos empequeñece. La culpa en sí, por decirlo de alguna manera, cierra los sistemas de energía de tu cuerpo y por lo tanto disminuye y, en casos extremos, bloquea el flujo de la Energía y el Amor Divinos hacia todo el cuerpo. Como cada una de tus células tiene conciencia, ellas también pueden llevar la esencia y la energía de la culpabilidad dentro de ellas, lo cual hace a su energía más densa. Con esta energía más densa fluyendo a través de todo nuestro cuerpo y en los núcleos mismos de las células, las enfermedades con las que han trabajado ustedes en su lucha por lograr el crecimiento espiritual y la luz, dejan un residuo. Esto sucede aunque ustedes piensen que han sido curados. Este residuo que permanece en el cuerpo debido a que ustedes no saben perdonarse a sí mismos actúa como un anteproyecto para la creación de la misma enfermedad o de una similar. Es posible, sin embargo, que este anteproyecto de energía densa pueda migrar de una parte del cuerpo a otra.
Así es como funciona. Tú sigues una disciplina espiritual y escoges trabajar conscientemente sobre una u otra área de crecimiento, o sobre una enfermedad en particular, o sobre el perdonar a otra persona. Tú haces el trabajo con la energía y con lo que ves como el trabajo de perdonar; pero al hacerlo, te concentras más en liberar y perdonar a la otra persona, sin realmente trabajar en la verdadera cuestión, que es el perdonarte a ti mismo. Muchos de ustedes están haciendo esto a medias, porque la parte de ustedes que en este momento está espiritualmente consciente condena a las otras partes por haber estado tan equivocadas y por haber desperdiciado tanto tiempo. No puedo expresar la importancia tan grande que tiene el perdonarse a uno mismo, porque este perdón y esta aceptación de uno mismo son las claves para sobrevivir a los cataclismos de un mundo turbulento. El perdonarse a uno mismo y la aceptación de uno mismo tienen una influencia positiva directa sobre el funcionamiento del sistema inmunológico.
Muchos creen que el acto de perdonarse a sí mismos para mejorar su salud provoca un conflicto de causas. Ellos creen que solamente perdonarán para mejorar su salud. Sin embargo, yo les digo que en sí mismo el acto de perdonar, y hablo especialmente del perdón a uno mismo, los llevará a estar más en contacto con la luz de su alma, donde no existe un conflicto de causas. La estructura del Universo es de luz y amor, y para que esa luz y ese amor fluyan hacia los lugares donde la luz y el amor no llegan, ese flujo debe ser abierto para convertirse en un flujo mayor. El perdón es una de las cualidades universales de clemencia que ayuda a desbloquear y así permite que la luz y el amor fluyan. El acto de perdonarse a sí mismos, y el proceso que atraviesan ustedes en los niveles físico, emocional y mental, les enseñarán mucho acerca del funcionamiento de la psique humana. Por lo tanto, los capacitará y fortalecerá para que puedan abrazar a otros con compasión y auténtico perdón. El verdadero perdón sólo puede venir de un corazón libre de culpas, de un alma que se han perdonado realmente y que se encuentra llena de la luz de la aceptación de sí misma. Así que, ¿qué es el perdón? ¿Cómo podemos aprender a perdonar, y cuál es el proceso detrás del perdón? Muchos de ustedes tienen miedo de iniciar el proceso del perdón porque sus motivos no son muy claros, y entonces sienten que no están realmente perdonando. Perdonar es escoger cambiar un pensamiento, una creencia y una emoción con respecto a otras personas y situaciones. Como todo en el Universo es energía, el perdón también es un proceso de transformació n de energía. Tanto el perdonar como el no hacerlo es una elección. Cuando existe alguien en su vida a quien ustedes creen no poder perdonar, entonces la energía de esa persona y de esa situación permanecen dentro de su aura. Esto significa sencillamente que el perdón es como cualquier otro proceso de auto-curación. Porque el perdón en sí mismo es un proceso de desenredar aquellas partes de los cuerpos mental y emocional que se encuentran enredadas en las energías densas que la situación con la otra persona conlleva. Además de esto, hay líneas de energía que existen entre cada uno de ustedes y cada una de las personas con quienes hayan tenido un intercambio alguna vez, sin importar qué tan triviales hayan sido estos intercambios. En esencia, su aura tiene memoria genética, y esto es lo que dispara la intuición, déjà vu, y algunas campanas de advertencia. Así que cuando ustedes encuentran imposible perdonar a otro, permanecen energéticamente conectado a esa persona. Por lo tanto, están permitiendo que el dolor, el abuso y el trauma permanezcan con ustedes. Esto, queridos míos, es una elección. El perdón no es algo que ustedes pueden o no pueden hacer. Es simplemente un asunto de elegir cambiar sus pensamientos, creencias e ideas acerca de una situación en particular o de una persona en su vida. El perdón es el aspecto más importante de su crecimiento espiritual, y es el perdón de uno mismo lo que les da a ustedes la llave para lograr la luz de sus almas. Cuando van a ver a un sanador o a un doctor, en esencia están tomando parte en la práctica del auto-perdón. Esto es así porque la sanación activa libera energías que se habían solidificado dentro de su aura, y la sanación se lleva a cabo con base en una decisión –ya sea consciente o inconsciente- de perdonarse a ustedes mismos o a otra persona. Todo es energía en el Universo, así que libérense de la duda con respecto a la motivación por lo que se refiere al perdón. Muchos de ustedes que ya llevan algún tiempo en algún camino de crecimiento espiritual pueden ver los beneficios que se obtienen al traer más luz a su aura y no dudan con respecto a los motivos para trabajar conscientemente en su aura como energía. Así que, ¿por qué dudan cuando trabajan en otro aspecto del Universo que también es energía? Lo que cuenta es su intención de vivir en más luz. Los Guías y los Maestros Espirituales no ven todos los conceptos erróneos de la personalidad; nosotros sentimos la intención del alma. En esencia, queridos míos, al no perdonar a otro, al no permitir que su energía los eje, están permitiendo que el dolor y el abuso continúen. Es tan sencillo como eso. Así que la única decisión que tienen que tomar con respecto al perdón es ésta: ¿Estoy dispuesto a dejar ir el dolor y el abuso? ¿O voy a permitir que esta persona o esta situación me persiga el resto de mi vida? Además, el acto de perdonar también permite a la otra persona que siga avanzando, ya sea que se encuentre aún en el medio ambiente de ustedes, en otra ciudad o incluso en otra dimensión. Cuando ustedes cambian el modelo de energía que esta persona o este suceso han provocado para que ustedes lo impriman en su aura, entonces ustedes también liberan a esta persona en un nivel energético. Mientras ustedes no sean capaces de perdonar y liberar a una persona de su culpa, o de la responsabilidad de su sufrimiento, esta persona permanece energéticamente unida a ustedes en uno o más niveles. El perdón crea armonía en el Universo porque ustedes están dando a la otra persona un pasaporte hacia una mayor libertad y felicidad. Al hacer eso, ustedes se están comprando un pasaje de primera clase para un viaje al paraíso. En esencia, si ustedes han sido violados, abusados física o sexualmente, o denigrado verbalmente por uno de sus padres, maestros o alguna otra autoridad, están todavía viviendo como el abusado, el violado y el denigrado mientras no perdonen y liberen a estas personas y situaciones. Ustedes escogen vivir su vida con otra identidad si así lo desean. Esto es una elección. Muchos de ustedes creen que de alguna manea deben conocer a las personas en un nivel físico para verdaderamente perdonarlos. Esto no es así. Su Ser Superior también les permite a ellos encontrarse en la situación de ser los abusadores con el propósito de permitirles su propio crecimiento espiritual. Aunque esto sea un poco difícil de creer para ustedes, su abusador verdadero tiene un Ser Superior y un Alma que los ama. Este Ser Superior está consciente de la falta de perdón por parte de ustedes o de su perdón. Él ayudará al crecimiento de la personalidad como una respuesta a los cambios energéticos que ustedes hagan en el proceso del perdón. Así que, aunque ustedes no vuelvan a verlos otra vez, ellos sabrán –en un nivel más profundo- que ustedes los han liberado para su crecimiento y su avance. Esto también se aplica a aquellas personas en su vida a quienes ustedes aún no han perdonado verdaderamente y que ya no se encuentran enfocados dentro de una realidad física. Estas almas que ya han pasado a otros mundos y dimensiones pueden muy a menudo volverse más sensibles en un nivel consciente de la falta de perdón por parte de ustedes hacia ellos. Uno de los más grandes regalos que pueden dar a alguien que abusó de ustedes mientras estuvo físicamente presente en la Tierra es el de liberarlo con alegría y con perdón. Esto le permite avanzar en su crecimiento. Piensen, queridos míos, que el mundo es un escenario y que USTEDES escogen a todos los autores y todas las escenas, incluyendo los de su infancia, antes de llegar. Ustedes, junto con las Almas de sus abusadores y atormentadores, escribieron la trama juntos. Depende de ustedes el permitir que la telenovela se repita una y otra y otra vez. EJERCICIO Inhala profundamente llevando el aire a tu bajo abdomen y exhala otra vez como si estuvieras dejando salir todos tus problemas y preocupaciones del día. Empieza también a respirar lentamente llevando el aire a la parte superior de tu pecho, e imagínate que la parte posterior de tu cuello se está abriendo, creando un túnel a través del cual las energías pueden fluir hacia arriba a través de tu cuerpo hacia el cosmos, y desde el cosmos hacia abajo, a través de tu columna vertebral hacia tus piernas y tus pies. Esta visualización te ayudará a fluir con las energías de esencias divinas y creativas. Luego, visualiza una luz en el centro de tu pecho, que es tu Centro del Corazón. Ve cómo esta luz se vuelve más y más brillante a medida que continúas inhalando y llevando el aire hacia la parte superior de tu pecho. Empieza a abrir tu corazón más y más, permitiendo que mayor cantidad de luz fluya hacia adentro y hacia afuera de este centro de amor divino. Imagina la luz más bella que tú puedas visualizar; puede ser blanca, dorada o cualquier combinación de colores que tú sientas que demuestra el amor que tienes dentro de tu corazón. Continúa con esta visualización hasta que sientas que has logrado centrarte dentro de ti mismo y que estás en paz contigo y con el mundo. Ahora, imagínate que estás sentado o parado en el centro de un triángulo formado por rayos de luz dorada. Observa cuán brillantes y radiantes son estos rayos de luz dorada. Date cuenta de que estos rayos son de una vibración más alta que aquélla a la que tú estás acostumbrado, y siente la energía que te están transmitiendo mientras te encuentras sentado o parado en el centro de este triángulo. Ahora, visualízate a ti mismo y observa los rayos de energía dorada que están saliendo de tu corazón y que se están uniendo a cada una de las puntas del triángulo. Ahora eres uno con el triángulo. Coloca en una de las puntas del triángulo la imagen de alguien a quien amas mucho, y le envías tus deseos de amor y paz, y siente cómo este amor se refleja alrededor del triángulo. Siente cómo cada partícula de luz dentro del triángulo y dentro de ti comienza a resonar con este amor. En otra punta del triángulo coloca la imagen de alguien o de algo a quien o a lo que le tengas mucho cariño. Puede ser tu mascota favorita, tu guía, la imagen de un ángel, o tu paisaje predilecto. Usa tu imaginación. Y permite que la misma resonancia de amor emane de tu corazón hacia esta esquina, y siente cómo la intensidad de todo el triángulo se eleva en vibración. Finalmente, coloca la imagen de alguien a quien aún no hayas perdonado en la última punta del triángulo, y siente cómo la resonancia del amor fluye automáticamente hacia esta persona de alrededor del triángulo y desde tu corazón. Concéntrate una vez más en las primeras dos puntas del triángulo y permite que la resonancia del amor fluya automáticamente alrededor del triángulo y convierta así en un triángulo de amor. Puedes hacer este ejercicio tan seguido como lo consideres necesario. El propósito de este ejercicio es el de elevar la vibración de cualquier energía que estés reteniendo en tu aura proveniente de otras personas y situaciones en tu vida y que tú todavía debes liberar. Este ejercicio es el principio para descubrir la Maestría; ya que los verdaderos Maestros transforman todas las energías en luz. Bienvenido al camino de los Maestros. PERDONARSE A SÍ MISMO Perdonarse a sí mismo es el aspecto más importante del crecimiento espiritual. No lo podemos pasar por alto mientras estemos en el camino de la ascensión desde las energías más densas del temor y la culpa, que son las que han envuelto a este planeta por muchos milenios. La humanidad lleva profundamente dentro de sus células la vibración y la frecuencia de la culpa y la vergüenza, y esto actúa como un muro de dudas entre el ser de la personalidad y el ser del alma. Esta vergüenza se originó en el punto en el cual la humanidad empezó a cuestionar su propio valor y a colocarlo dentro del Universo. Se originó en el punto en el cual la mente intuitiva se preguntó a sí misma: "¿Quién soy yo?", tal como se ilustra en la parábola del Génesis. La vergüenza que ustedes han sentido a lo largo de milenios ha llegado ahora a un punto de transformació n. Se está liberando de la estructura celular y el aura de la humanidad. Esta vergüenza se originó en los tiempos en que se insertó una amnesia para que pudiéramos comenzar a ejercer el libre albedrío para crear el amor como lo hacen los dioses co-creadores. Les dije que hay sólo dos verdaderas emociones presentes dentro de su mundo, y que son el amor y el miedo. El amor es la única emoción verdadera, y se constituye en la piedra fundamental con la que se crea la Luz y toda la materia. El miedo empezó a existir cuando ustedes empezaron a experimentar una separación de la Luz y por lo tanto sintieron una separación ilusoria de la fuente del Amor. A medida que este miedo fue creciendo a través de los milenios, y de encarnación en encarnación, la humanidad empezó a retroceder y a recluirse en un rincón de miedo desde donde muchos lanzaron golpes en actitudes violentas, como defendiéndose a sí mismos de enemigos imaginarios. El verdadero miedo siempre ha sido: DIOS NO ME AMA, ESTOY SOLO, ABANDONADO; y NO MEREZCO NADA. Con estos dos miedos firmemente enraizados, el hombre empezó a inventar dioses externos a la altura de los cuales tenía que estar, a quienes tenía que agradar o de quienes tenía que recibir la aprobación para poder ser considerado digno. Esto ha llevado a las guerras, a la violencia, a creer que existen las limitaciones y la escasez, la pobreza y la desesperanza en el planeta. Como resultado de estas creencias, la humanidad se ha preparado para defenderse de estos enemigos imaginarios que viven dentro de estas creencias. Esto a su vez los ha llevado a cometer actos de gran crueldad, tortura y tormento en contra de todas las formas de vida, en contra de su prójimo y en contra de la Tierra misma. La ilusión de haberse separado de Dios ha creado una atmósfera de miedo que es muy visible para nosotros los que estamos en los Reinos más Elevados, y que ha ocasionado que la humanidad se haya perdido dentro de una bruma, o un velo ilusorio, durante muchísimo tiempo. Ahora es el momento de comenzar a quitarse estas capas de energías más densas que están auto-generando el miedo. Tú lo puedes hacer si te colocas en un espacio donde te perdones a ti mismo. Muchos de ustedes están cargando capas de vergüenza y miedo dentro de su aura y sus células, y mucha de esta vergüenza ni siquiera se puede explicar razonablemente, ni a ustedes mismos, porque ha estado energéticamente metida dentro de ustedes sin una causa aparente. El primer paso para perdonarse a sí mismo es estar dispuesto a liberarse de la vergüenza. Significa estar dispuesto a avanzar sin límites ni temores, y a aceptar que -QUIZÁ- Dios sí los ama y los acepta como hijos de la luz. Esto significa estar dispuesto a aceptar tu propia divinidad y estar dispuesto a practicar la compasión contigo mismo. Una vez que has aceptado tu disposición a hacer estas cosas y que has manifestado tu intención para liberar todo el dolor, la culpa y la vergüenza de tu ser, entonces tu alma estará apoyada por las fuerzas más elevadas de luz en el Universo y podrán ayudarte a liberar todo tu dolor en la Luz. Sin embargo, es necesario que tú manifiestes tu intención de liberarte para que el Universo pueda ayudarte. Éste es un Universo de libre albedrío, y si es tu elección continuar en el miedo, entonces no hay nada que se pueda hacer para ayudarte. El universo siempre fortalece a aquellos que expresan su intención deliberada. Desde la perspectiva de los Reinos más Elevados de la Luz, no hay nada que puedas haber hecho en esta vida, o en otra, que impida a los anfitriones celestiales y a tu alma darte su amor y su luz, o que haga que ellos te juzguen o te condenen de alguna manera. Tú eres el único capaz de juzgarte o castigarte. El amor incondicional empieza con uno mismo, al igual que el perdón. No podemos poner suficiente énfasis en cuán importante será en los años venideros el liberar toda culpa y vergüenza de tu cuerpo, porque los cambios que se están llevando a cabo en la Tierra activan e intensifican todas las energías que están presentes. Por lo tanto, si tú te concentras en la belleza, la paz, la abundancia y la salud, entonces estas cosas aumentarán. Del mismo modo, si te concentras en el miedo, la pobreza, el peligro y las enfermedades, entonces estas cosas aumentarán. La misma naturaleza de la materia y las energías presentes sobre este planeta están cambiando. Las energías presentes se están volviendo más fluidas y flexibles, y reaccionan más rápidamente a tus pensamientos y deseos. Por lo tanto, tus pensamientos y tus deseos son capaces de tener un efecto mayor que el que hubieran podido tener antes. Tú puedes optar por usar este poder en beneficio de todos enfocándote en lo bueno de tu vida. EJERCICIO Para el proceso de perdonarte a ti mismo es recomendable la práctica de la meditación diaria, en un lugar donde puedas estar en silencio y no seas molestado por lo menos durante veinte minutos. Haz que este tiempo sea especial para ti; toca una música suave y relajante que te guste; quizá quieras encender algunas velas y prender incienso. Haz lo que tú consideres que te ayuda a estar en paz y centrado. Cuando empieces esta meditación, manifiesta tu intención de estar dispuesto a liberar todo dolor, culpa y vergüenza de tu cuerpo y de tus sistemas energéticos, y llama a las Fuerzas de Luz en el Universo para que te ayuden en este trabajo de liberación. Cierra tus ojos, tranquiliza tu respiración e imagina una luz blanca dorada brillante que entra en tu cuerpo a través de tu corona. Gradualmente lleva esta luz, con tu respiración, a cada parte y a cada célula de tu cuerpo, y visualiza cómo las energías densas y grises son liberadas y limpiadas por esta luz. Finalmente, agradécete a ti mismo y agradece a la luz por la transformació n que acaba de tener lugar. Desconozco el autor |
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