Provocaciones
Toda provocación es un morbo que genera contagio, y cuando se la acepta se transforma en desequilibrio.
Quienes provocan polémicas actúan con insensatez. Están siempre contra todos aquellos que no los homenajean. Su ceguera está repleta de presunción. Sólo ellos, que se denominan a sí mismos sus guardianes, creen ser los poseedores de la verdad, de la sabiduría, y se olvidan de que están de paso en la Tierra, y que no permanecerán en el puesto de vigilancia que dicen resguardar.
Allan Kardec, atacado por adversarios gratuitos y amigos que no correspondían a su afecto, nunca se defendió, debatió o polemizó en el ámbito de la vulgaridad. Cuando respondió a las críticas, siempre lo hizo con lenguaje elevado, con argumentación sólida y clara, con respeto por el opositor. Mantuvo el nivel de la discusión en la órbita de las ideas, y no en el de la agresión a las personas.
Jesús, constantemente provocado, permaneció en un alto nivel cuando hizo algún comentario y aplicó la terapéutica de la compasión a favor de sus perseguidores.
La Divina Energía todo lo penetra suavemente, y enriquece de vitalidad a todos los organismos que la reciben.
Cuando alguien se desvía emocionalmente hacia las áreas de la perturbación, de las discusiones inútiles, de los campeonatos del ego, deja de beneficiarse con su esencia y pasa a producir toxinas y venenos, que desarmonizan los delicados equipamientos orgánicos.
Nunca faltan motivos para que se produzcan reñidas disputas de resultados perturbadores.
La sabiduría de aquellos que se elevan por encima de las mezquindades de la vanidad y la presunción, no se detiene en los lodazales que producen intoxicación y muerte.
Ceder espacios y tiempo de la emoción para justificarse, imponerse o responder críticas constituye un recurso dañino, que muy pronto se convierte en un trastorno interior.
La conciencia de la acción correcta no es compatible con la anarquía, con la persecución gratuita de la ociosidad. Se mantiene inalterable, en sintonía con las fuerzas que vitalizan el Bien, que proporciona salud y paz.
Toda provocación es un morbo que genera contagio, y cuando se la acepta se transforma en desequilibrio.
El provocador está mal consigo mismo y sale de la celda oscura en la cual vive para perturbar, irradiar mal humor y proponer la anarquía. Ignóralo y prosigue tu marcha.
Si eres asediado por él, ten en cuenta las desventajas de la empresa y aplica tu tiempo en forma productiva.
Tienes un compromiso con tu propia conciencia, que te enseña el respeto al prójimo, a quien le debes amistad pero no obediencia ni sometimiento.
Debes realizar tu tarea conforme la abrazaste.
La opinión de los otros merece la consideración que le das.
De este modo, no te detengas en justificativos o discusiones inútiles, que sólo aumentarán las desarticulaciones del trabajo y establecerán alboroto, perturbación.
Quienes provocan polémicas actúan con insensatez. Están siempre contra todos aquellos que no los homenajean. Su ceguera está repleta de presunción. Sólo ellos, que se denominan a sí mismos sus guardianes, creen ser los poseedores de la verdad, de la sabiduría, y se olvidan de que están de paso en la Tierra, y que no permanecerán en el puesto de vigilancia que dicen resguardar.
La polémica que nace de la falta de respeto, de la amargura, de la pasión, solamente produce desarmonía y tinieblas, nunca escalarece.
Adoptaste el comportamiento de constructor de la esperanza, de iluminador de conciencias, de mensajero del amor.
Allan Kardec, atacado por adversarios gratuitos y amigos que no correspondían a su afecto, nunca se defendió, debatió o polemizó en el ámbito de la vulgaridad. Cuando respondió a las críticas, siempre lo hizo con lenguaje elevado, con argumentación sólida y clara, con respeto por el opositor. Mantuvo el nivel de la discusión en la órbita de las ideas, y no en el de la agresión a las personas.
Jesús, constantemente provocado, permaneció en un alto nivel cuando hizo algún comentario y aplicó la terapéutica de la compasión a favor de sus perseguidores.
El tiempo es siempre el mejor medicamento para todos los males. Nadie se exime de su marcha inexorable.
A los polémicos que te acusan, respóndeles con el silencio y las acciones que habrán de desmentirlos.
Son ociosos que observan lo que consideran que son fallas ajenas, y no se dan cuenta de las propias.
Además, todos desencarnarán, y cada uno enfrentará a su conciencia, a la cual no es posible anestesiar en razón de que las "Leyes de Dios están inscriptas en ella"
Enseña, persevera en el ideal, pero no te consideres dueño de la verdad; sirve con amor, y no te detengas para recoger resultados u observar frutos.
Tu tarea es la de ampliar los horizontes del bien en la Tierra, en nombre del Amor no amado, hasta hoy incomprendido.
Juana de Angelis (Espíritu) - Divaldo P. Franco (Médium)
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Nada grande se obtiene sin trabajo. Una lenta y laboriosa iniciación se impone a todos los que buscan los bienes superiores. Como todas las cosas, la formación y el ejercicio de la mediumnidad encuentran dificultades señaladas ya muchas veces, y nos parece necesario volver a tratar de ellas e insistir, a fin de poner a los médiums en guardia contra las falsas interpretaciones y contra las cuasas de error y desaliento.
Tan luego como las falcultades del sujeto, ya un tanto educadas por un trabajo preparatorio,
empiezan a dar resultados, es casi siempre por medio de relaciones establecidas con los elementos inferiores del mundo invisible.
Estamos rodeados de una multitud de espíritus ávidos siempre de entrar en comunicación con los humanos. Esta multitud se compone especialmente de almas poco adelantadas, de espíritus ligeros, malos a veces, a quienes la densidad de los fluidos mantiene encadenados a nuestro mundo. Las inteligencias elevadas, de fluidos sutiles, de aspiraciones puras, no quedan confinadas en nuestra atmósfera después de la separación carnal. Ellas suben más alto, hacia los centros que les asigna su grado de adelanto. Es cierto que descienden de ellos, con frecuencia, para velar por los seres queridos, se mezclan con nosotros; pero solamente con un objeto útil y en casos de importancia.
Resulta de esto que los principiantes no obtienen generalmente más que comunicaciones sin valor, respuestas triviales, guasonas, inconvenientes a veces, que les disgustan y les desalientan. En otros casos, el médium inexperimentado recibe por la mesa o por el lápiz (1), mensajes firmados por nombres célebres, conteniendo revelaciones apócrifas que captan su confianza y le llenan de entusiasmo. El inspirador invisible, conociendo sus lados flacos, lisonjea a su amor propio y sus ideas, sobreexcita su vanidad colmándole de elogios y prometiéndole maravillas. Le aparta poco a poco de otra influencia, de todo consejo ilustrado, y le lleva a aislarse en sus trabajos. Es el principio de una obsesión, de un acaparamiento que puede conducir al médium a resultados deplorables.
LEÓN DENIS
¿CUÁL ES EL MEDIUM QUE PODRIAMOS LLAMAR PERFECTO?
¡Perfecto ! ¡Ah! vosotros sabéis que la perfección no está sobre la tierra; de otro modo no estariais en ella; di, pues, medium bueno, y esto será ya mucho, porque son raros. El medium perfecto seria aquel a quien los malos Espiritus no se hubieran (atrevido ) jamás a hacer una tentativa para engañarle; el mejor es aquel que, no simpatizando sino con buenos Espiritus, ha sido engañado menos veces....
Los buenos Espiritus lo permiten algunas veces con los mejores mediums para ejercitar su juicio y enseñarles a discernir lo verdadero de lo falso; además, que por bueno que sea un medium nunca es tan perfecto que no pueda dar lugar a ser atacado por algún flanco débil; esto debe servirle de lección. Las falsas comunicaciones que recibe de vez en cuando son advertencias para que no se crea infalible y no se enorgullezca, porque el medium que obtiene las cosas más notables no puede envanecerse por ello, pues le sucede como al que toca el organillo, que pruduce muy buenos aires dando vueltas al manubrio de su instrumento.
El Libro de los Mediums ALLAN KARDEC
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Quien ama comprende, y quien comprende trabaja por un mundo mejor… empezando por trabajar en su propia familia y hogar....
Dios nos hizo perfectos y no escoge a los capacitados, sino que capacita a los escogidos. Albert Einstein
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