Teóricamente se atribuye
al día 25 de diciembre la fecha en la que se celebra el nacimiento
de Jesús, hace más de 2 mil años, aunque historiadores, estudiosos
y el Espíritu Humberto de Campos no coincidan en tal fecha.
Según una crónica de la
obra “Crónicas del Más Allá”, dictada por el Espíritu
Humberto de Campos al médium Francisco Cândido Xavier en 1935,
Jesús nació en el año 749 de la era romana, pero Dionisio se
equivocó en sus cálculos y afirmó que el nacimiento se dio en 754.
[1]
La revelación de
Humberto de Campos fue confirmada en 1993 por “el historiador y
profesor de Historia Antigua Robin Lane Fox en el New College de
Oxford”, en su libro “Biblia – Verdad y Ficción”, donde
presenta datos y documentos históricos que contradicen las
conclusiones anteriores. El también profesor del Instituto Católico
de París, Charles Perrot, afirma en una entrevista a la revista “Le
Point”:
(…)
según un amplio consenso de exegeta, el año de nacimiento de Jesús
debería situarse un poco antes de la muerte de Herodes, el Grande.
Pues, según los datos numismáticos, astronómicos y sobre todo
textuales, Herodes debió morirse el 11 de abril del año 4 a.C. (…)
El nacimiento de Jesús debió ser entre los años 6 y 7 a.C. (…)
El sacerdote y profesor John P. Meier de la Universidad Católica de América en Washington publicó en el “The New York Times” que Cristo debió haber nacido alrededor del 6 al 4 a.C. Y en Brasil el astrónomo Rogério Mourão de Freitas del Observatorio Nacional investigó el hecho y concluyó que Cristo nació “en el 749 de la fundación de Roma”. [2]
El sacerdote y profesor John P. Meier de la Universidad Católica de América en Washington publicó en el “The New York Times” que Cristo debió haber nacido alrededor del 6 al 4 a.C. Y en Brasil el astrónomo Rogério Mourão de Freitas del Observatorio Nacional investigó el hecho y concluyó que Cristo nació “en el 749 de la fundación de Roma”. [2]
El día 25 de diciembre fue elegido por un monje, en el siglo IV, porque en ese día se celebraba una fiesta pagana relacionada con el regreso del sol tras el largo invierno. Según las creencias antiguas, antes de que volviera el sol, aparecería la constelación de la Virgen en el cielo, a través de quien el sol nacería y tal Virgen aún seguiría virgen antes, durante y después del parto. Jesús fue comparado al sol porque iluminó la Humanidad y porque dio la vida, así que esa fiesta llamada “Mitra” fue elegida para ser la fecha de conmemoración del nacimiento de Jesús.
Algunos investigadores
admiten la posibilidad de que Jesús haya nacido el 23 de febrero;
otros creen que fue entre el 15 de marzo y el 15 de abril; algunos
afirman que el nacimiento se dio en septiembre. Sin embargo no hay
informaciones seguras sobre la fecha exacta. [3]
Sea por un error de
cálculo, por la conveniencia de antiguos religiosos o aún por
estímulo al consumismo exacerbado, el hecho es que se ha
cristalizado la costumbre occidental de adoptar el 25 de diciembre
como el día de la Navidad. ¿Pero qué es Navidad?
Según la Real Academia
Española “Navidad” (Del lat. nativĭtas, -ātis)
significa:[4] 1. Natividad de Nuestro Señor Jesucristo. 2. Día
en que se celebra. Entonces comprendemos el día de la Navidad,
el 25 de diciembre, como la fecha del cumpleaños de Jesús y aquí
llegamos a un punto sobre el cual vale la pena reflexionar: ¿Cómo
se celebran los cumpleaños?
En las fiestas de los
niños se preparan ricas comidas que a ellos les gustan, sus
amiguitos son invitados, bailan temas infantiles… En las fiestas de
los jóvenes también se observan sus preferencias. Sin embargo, en
Navidad siquiera recordamos la razón de la conmemoración, no
recordamos al cumpleañeros. Ni nos detenemos a pensar cómo le
gustaría que fuera su fiesta…
Jesús es el ejemplo más
fiel del Amor. Nos enseñó que el amor nos libera de nuestras
debilidades, que debemos amar a todos, nos enseñó a perdonar, a ser
indulgente, a practicar la caridad, entre tantas otras lecciones que
nos dejó. Y podemos suponer que a Él le gustaría que lo
recordáramos practicando sus enseñanzas.
Navidad
es mucho más que completar un cheque y hacer una donación (…) Es
mucho más que el intercambio de regalos (…) Es mucho más que
reunir la familia (…) Es mucho más que patrocinar la cena de la
empresa y reunir jefes y empleados alrededor de la misma mesa. La
verdadera celebración de la Navidad de Jesús es la vivencia de Sus
enseñanzas en el día a día. [5]
No obstante, nos limitamos a alimentarnos excesivamente, sin acordarnos de quienes siquiera tienen un plato de comida. A abusar del alcohol, a hacer regalos caros como si tal actitud reemplazara nuestras fallas durante lo que pasó del año… Abrazamos aquellas personas de quien hablamos mal o que nos dañaron, no porque cambiamos de actitud o porque las perdonamos, sino por conveniencia, por ser una costumbre el desearnos Felices Fiestas sin sentir nuestras palabras, sin que seamos sinceros…
“Navidad
es mucho más que adornos, regalos, fiestas, luces y celebraciones...
Navidad quiere decir nacimiento, vida, crecimiento... Y la Navidad de
Jesús tiene un significado mucho especial para el Mundo”, “debe
ser meditada todos los días, y vivida de la mejor manera posible.”
[6]
Al parecer, todavía no
nos enteramos de que Jesús ha nacido y la verdad es que tampoco
coincidimos en la fecha de su nacimiento porque el verdadero
significado de la venida de Jesús es marcado por el día en que Él
nace dentro de nosotros, no importan las conveniencias sociales,
religiosas, los desacuerdos históricos… Lo esencial es saber: ¿Y
PARA NOSOTROS, CUÁNDO NACIÓ JESÚS?
Para que reflexionemos al
respecto, usaremos un texto cuya autoría se le atribuye a Francisco
Cândido Xavier basándose en un texto de Vinícius: [7]
Preguntémosle a María de Magdala dónde y cuándo
nació Jesús y ella nos responderá: “Jesús nació en Betania
cuando su voz llena de pureza y santidad me despertó la sensación
de una vida nueva con la cual jamás había soñado”.
Preguntémosle a Francisco de Asís qué sabe sobre el
nacimiento de Jesús y nos contestará: “Nació el día en que
entregué mi bolso, mis ropas e incluso mi nombre en la plaza
pública, para seguirLo incondicionalmente, pues supe que solamente
Él es la fuente inagotable de amor.”
Preguntémosle a Pedro cuándo se dio el nacimiento de
Jesús y nos responderá: “Nació en el patio del palacio de Caifás
en la noche en que el gallo cantó por tercera vez, en el momento en
que Lo había negado. En ese instante despertó mi conciencia para la
vida verdadera.”
Preguntémoslo a Pablo de Tarso cuando se dio el
nacimiento de Jesús y nos responderá: “Nació en el camino de
Damasco cuando intensa luz me envolvió, me cegó y pude ver su noble
y serena figura que me preguntaba: Saulo, Saulo ¿por qué me
persigues? Ciego, pasé a ver un mundo nuevo cuando le dije: Señor,
¿qué quieres que haga?”
Preguntémosle a Juana de Cusa dónde y cuándo nació
Jesús y nos contestará: “Jesús nació el día en que estaba
atada al palo del circo en Roma y el pueblo gritaba: ¡Niégalo!
¡Niégalo! Y el soldado, con el hachón encendido, me decía: ¿tu
Cristo sólo te enseñó a morir? En ese momento, sintiendo el fuego
por mi cuerpo, pude decirle con toda certeza y sinceridad: No sólo
eso me ha enseñado. Jesús, además, me enseñó a amarlo.”
Preguntémosle a Tomé dónde y cuándo nació Jesús y
nos contestará: “Jesús nació el día inolvidable en que me pidió
tocar sus llagas y pude atestiguar que la muerte no tenía poder
sobre el hijo de Dios. Sólo entonces comprendí el sentido de sus
palabras: Soy el camino, la verdad y la vida.”
(…)
Preguntémosle a Lázaro dónde y cuándo nació Jesús
y nos responderá: “Jesús nació en Betania, en la tarde que
visitó mi túmulo y me dijo: Lázaro, levántate. En ese momento
comprendí por fin quien era Él… La Resurrección y la Vida.”
Preguntémosle a Judas Iscariote cuándo se dio el
nacimiento de Jesús y nos contestará: “Jesús nació cuando
miraba su juicio y su condena. Comprendí que Él estaba por encima
de todos los tesoros terrenales.”
Por fin, preguntémosle a María de Nazaret dónde y
cuándo nació Jesús y nos responderá: “Nació en Belén, bajo
las estrellas que eran focos de luces que guiaban a los pastores y
sus ovejas a la cuna de paja. Cuando lo sujeté en mis brazos por
primera vez y sentí cumplirse la promesa de un nuevo tiempo a través
de aquel Niño que Dios enviara al mundo para enseñar a los hombres
la ley mayor del amor.
(…)
Y para nosotros
¿cuándo nació Jesús?
Si no tenemos la
respuesta, tal vez el Cristo todavía no ha nacido en nosotros y es
necesario cuidar para que nazca, para que podamos entender el
verdadero significado de la Navidad. Para que todos los días de
nuestras vidas llevemos el Espíritu de Jesús en nuestras almas,
manifestándolo a través de actitudes de amor.
Recordemos al
cumpleañeros el 25 de diciembre, no solamente a través de una
oración de agradecimiento, sino también tratando con cariño y
respeto a nuestro prójimo, y proporcionando recursos materiales a
quienes carecen de lo básico.
Porque
tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber;
fui forastero, y me recogisteis; estuve desnudo, y me cubristeis;
enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí. (…) De
cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos
más pequeños, a mí lo hicisteis. (Mateo, 25:35-40)
¡Felices
Fiestas!
Publicado por
Marina Mies en el blog : http:// marinamiesdeamor.blogspot.com
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Podría
parecer que la idea del regreso del Ser espiritual múltiples veces
a este mundo nuestro, viene a ser otra superstición más nacida
de un apego al mismo o a lo material .
Sin embargo, la idea de la Reencarnación, se explica
por la existencia de una fuerza de atracción que nos impele a
regresar repetidamente a la Tierra en tanto que nuestro Ser
necesite experimentar nuevas lecciones y enseñanzas que todavía no
ha aprendido o asimilado, porque recordemos que el sentido de la vida
es el de un aprendizaje que llamamos evolución y este mundo nuestro
es una escuela en la que venimos precisamente a aprender y a crecer
espiritualmente. Esta fuerza es precisamente la Ley de Evolución
que junto a la Ley de Causa y Efecto, nos encauzan e impulsan
siempre en un continuo proceso de perfeccionamiento.
Además, nos podríamos plantear, qué apego a lo
material pudieron tener en la antigüedad, Buda, Jesús, Sócrates,
Platón, etc?. Por otra parte esos comprometidos científicos que
durante años han experimentado y confirmado esta realidad,
analizando y estudiando los casos de recuerdos espontáneos, los
traumas del pasado descubierto durante estados de hipnosis,
coincidiendo muchas veces con la presencia de “marcas de
nacimiento, etc. ¿ Realmente se han dejado engañar o nos han
querido engañar en sus conclusiones, por algún oculto motivo?.
Realmente para dudar con estos datos, habría que tener una
imaginación mucho mayor que la necesaria para admitir la
Reencarnación.
La Ley de Causa y Efecto hace
que las deudas contraídas en este escenario físico, se deban saldar
para aprender de ello, precisamente es en este mismo escenario en
donde se cometieron los posibles errores o las faltas, y no en otro
, por lo que mientras tengamos algo pendiente por aprender en la
Tierra, o debamos equilibrar en justicia con alguien en este mundo,
tendremos que regresar precisamente al mismo escenario en donde
tenemos pendiente algún aprendizaje o algún pago para equilibrar
la justicia y de paso aprender con ello. Es una cuestión de lógica
y sobre todo de justicia.
Comenzamos así a comprender la lógica y los por qués
de la Reencarnación, que resulta totalmente coherente con un
concepto mas amplio de la Justicia Divina.
Cada vez que regresamos a este mundo, lo hacemos en muy
diversas personalidades humanas, y en muy diversas situaciones y
escenarios , y en cada una de las vidas humanas que vivimos
aprendemos lecciones que no podríamos experimentar y asimilar si
no tuviésemos nada mas que un único paso por la Tierra, por muy
larga que fuese nuestra existencia humana.
- Jose Luis Martín-
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“El valor de una cosa depende de la forma en que se aborda mentalmente y no de la cosa en sí misma”.
“El valor de una cosa depende de la forma en que se aborda mentalmente y no de la cosa en sí misma”.
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Proverbio chino -
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