El
progreso es una condición de la Naturaleza humana, y nadie tiene
poder para postergarlo. Es una fuerza viva que las malas leyes
pueden retrasar, pero no ahogar.
El
hombre no pude permanecer para siempre en la ignorancia, pues todos
debemos llegar a la meta que la Providencia nos señala. El ser se
va ilustrando por la fuerza misma de las circunstancias.
El
que eleva el pensamiento por encima de su propia persona admira los
designios de la Providencia, que del mal hace surgir el bien. Es la
tempestad que purifica la atmósfera después de haberla agitado.
Nuestro
planeta, así como todo lo que existe, está sujeto a la ley del
progreso. Progresa físicamente por la transformación de los
elementos que lo componen, y moralmente, por la depuración de los
Espíritus encarnados y desencarnados que lo pueblan. Estos dos
progresos se efectúan paralelamente, uno lento, gradual e
insensible; el otro, caracterizado por cambios más bruscos, con cada
uno de los cuales se opera un movimiento ascensional más rápido
que marca con caracteres ostensibles los periodos progresivos de
la humanidad.
Todo
esto se efectúa por la Voluntad de Dios, en virtud de una Ley, es el
producto de una voluntad inmutable. De esto se deduce, que desde el
momento en que la humanidad está madura para ascender un grado, se
puede establecer que los tiempos señalados por Dios han llegado.
Dios
vela constantemente por la ejecución de sus Leyes, y los Espíritus,
que pueblan el Espacio, son sus ministros encargados de los detalles,
conforme con las atribuciones inherentes a su grado de adelanto.
El
hombre, gracias a su inteligencia a alcanzado un gran progreso en lo
que respecta a la ciencia, al arte y el bienestar general; pero les
queda hacer un inmenso progreso: que
es el Hacer reinar entre si la caridad, la fraternidad y la
solidaridad para asegurar el bienestar moral.
Es
el periodo actual, uno de los más importantes de la humanidad, donde
se establecerán un nuevo orden de cosas. La generación futura,
libre de las escorias del viejo mundo, y formada por elementos más
puros, estará animada por ideas y sentimientos muy diferentes de
los que nutren la generación actual, que se va a pasos agigantados.
El
viejo mundo habrá muerto y vivirá en la historia, como sucede hoy
con la Edad Media y sus costumbres barbarás e ideas supersticiosas.
Las
lecciones del Cristianismo primitivo se conservan vivas y renacen en
los principios de la Doctrina Espirita, que penetra en las bases del
comportamiento humano e implica una revisión de los principios
morales, sin la cual la revisión jurídica, económica y social no
sería lograda con eficacia.
La
pobreza y la riqueza se han visto obligadas a convivir, a través de
los tiempos.
La
vida de Jesús, así como la de los apóstoles y la población
cristiana de Jerusalén, era la demostración práctica y real de
las enseñanzas que predicaban la fraternidad y la vida comunitaria.
Es
evidente que los tiempos son distintos y que con el progreso técnico
y científico, la revolución industrial y los cambios sensibles en
la forma de vida y de la convivencia, no se podría reproducir la
misma atmosfera y exigir de los hombres que viviesen como los
apóstoles.
No
obstante, los principios que fundamentaban aquella forma de vida, el
sentido de cooperación y de solidaridad, el amor a los humildes y
necesitados, la repartición de los bienes con el semejante, el
predominio del sentimiento sobre las ganancias, del amor sobre el
odio, son inmutables en el transcurso de los siglos y señalan el
verdadero sentido cristiano de la vida.
El
Espiritismo no predica una novedad cuando hace una llamada a la vida
simple y fraternal.
Personalidades
inolvidables como San Vicente de Paul y San francisco de Asís son,
desde hace siglos, ejemplos imborrables de ese amor cristiano.
Como
continuidad histórica del Cristianismo, el espiritismo con su
sentido evolucionista, marcha hacia adelante y no tuvo ninguna duda
en afirmar con Kardec que “Tiende a establecerse un nuevo orden de
cosas, y los mismo que se oponen a ello, coadyuvan a él sin saberlo.
Para
el espiritismo, los bienes son concedidos en custodia y su usufructo
evidencia valores espirituales que son acreditados a quienes
comprenden que esos bienes no les pertenecen, ya que el hombre es un
mero instrumento en el uso de la propiedad al servicio del conjunto
social.
Atravesamos
un momento difícil, durante el cual todos los que tienen conciencia
del deber de solidaridad, tendrán que sacrificar su bienestar
personal para guiar a sus semejantes por el camino arduo del
progreso.
La
gran Ley de la evolución que rige a todos los seres, debe también
servir de base a toda la organización social. Cada uno tiene
derecho a una situación relativa con sus aptitudes y sus cualidades
morales. Con todo, la adquisición que traemos de nuestras vidas
anteriores puede y debe pulir y perfeccionar.
Lo
esencial es hacer conocer al hombre, antes que nada, de donde viene
y hacia dónde va, es decir cuál es la finalidad real de la vida y
su destino. Solamente entonces surgirá, con toda claridad y en
todas sus consecuencias, esa solidaridad que liga a todos los seres
en todos los grados de su ascensión, impulsándolos por su propio
bien, a regresar a la Tierra y a los demás mundos en las
condiciones más diversas, a efecto de adquirir las cualidades
inherentes a esos medios y muchas veces, incluso, para rescatar
deudas de un pasado culposo.
Las
Doctrinas del pasado, solo nos trajeron oscuridad e incertedumbre, el
Espiritismo proyecta una viva claridad sobre el camino a recorrer; en
el encadenamiento de nuestras vidas sucesivas él nos muestra el
orden, la justicia y la armonía que reinan en el Universo.
TRABAJO
REALIZADO POR MERCHITA
EXTRAÍDO
DEL LIBRO SOCIALISMO Y ESPIRITISMO DE LEÓN DENIS
^******************
Espiritismo y Espiritualismo
Empezaré por preguntarle: ¿qué necesidad había de crear las nuevas palabras espiritista, o espírita, y Espiritismo, para reemplazar las de espiritualismo y espiritualista, que pertenece al lenguaje común y son comprendidas por todo el mundo? He oído a muchos tratar de barbarismos a las nuevas palabras.Cualquiera que crea que hay en nosotros algo más que materia, es espiritualista, lo que no implica la creencia en los espíritus y en sus manifestaciones. ¿Cómo le distinguiría usted,pues, del que cree en esto último? Sería preciso emplear una perífrasis, y decir: Es un espiritualista que cree o no cree en los espíritus. Las cosas nuevas requieren nuevas palabras, si quieren evitarse equívocos. Si hubiese dado a mi REVISTA la calificación de espiritualista, no hubiese especificado su objeto, porque sin desmentir el titulo, hubiera podido no decir una palabra de los espíritus y hasta combatirlos. Leí hace algún tiempo en un periódico, a propósito de una obra de filosofía, un artículo en que se decía que el autor lo había escrito bajo el punto de vista espiritualista, y los partidarios de los espíritus se hubieran llevado un solemne chasco si, en fe de aquella indicación, hubieran creído hallar en él la menor concordancia con sus ideas. Si he adoptado, pues, las palabras espiritista, o espírita, y Espiritismo, es porque expresan sin error alguno las ideas relativas a los espíritus. Todo espírita es necesariamente espiritualista, pero falta mucho para que todos los espiritualistas sean espíritas. Aunque el espiritismo fuese una quimera, sería también útil tener términos especiales para lo que le concierne, porque las palabras son necesarias,tanto a las ideas falsas como a las verdaderas. Estas palabras, por otra parte, no son más bárbaras que todas las que crean diariamente las ciencias, las artes y la industria, y seguramente no lo son tanto como las que imaginó Gall para su nomenclatura de las facultades, tales como secretividad, amatividad, combatividad,alimentatividad, afeccionavidad, etc. Hay personas que por espíritu de contradicción critican todo lo que no procede de ellas, y se hacen contumaces en la oposición. Los que se detienen en tan miserables pequeñeces sólo prueban la estrechez de sus ideas. Fijarse en semejantes bagatelas es probar que se anda corto de buenas razones. Espiritualismo y espiritualista son palabras inglesas empleadas en los Estados Unidos desde que empezaron las manifestaciones, y de ellas nos hemos servido por algún tiempo en Francia; pero desde que aparecieron las de Espiritismo y espiritista, o espírita se comprendió de tal modo su utilidad, que fueron aceptadas inmediatamente por el público. Su uso está hoy tan consagrado, que los mismos adversarios, los primeros que las calificaron de barbarismos, no emplean otras. Los sermones y circulares que fulminan al Espiritismo y a los espíritas no hubieran podido anatematizar el espiritualismo y a los espiritualistas sin engendrar confusión en las ideas. Bárbaras o no, ésas palabras han pasado ya a la lengua usual, y a todas las de Europa, y son las empleadas en las publicaciones hechas en todos los países, favorables o desfavorables al Espiritismo. Han formado la base de la columna de la nomenclatura de la nueva ciencia. Para expresar sus fenómenos especiales, necesitaba términos especiales, y el Espiritismo tiene hoy su nomenclatura, como la química la suya. Las palabras espiritualismo y espiritualista, aplicadas a las manifestaciones de los espíritus, sólo se emplean hoy por los adeptos de la escuela llamada americana. Disidencias V. - La diversidad en la creencia de lo que usted llama una ciencia, me parece su condenación. Si esta ciencia reposase en hechos positivos, ¿no debería ser la misma en América que en Europa? A.K. - Ante todo responderé que esta divergencia está más en la forma que en el fondo. Realmente no consiste más que en la manera de considerar algunos puntos de la doctrina,sin constituir un antagonismo radical en los principios, como pretenden nuestros adversarios sin haber estudiado la cuestión. Pero, dígame usted, ¿qué ciencia al aparecer no ha ocasionado disidencias, hasta que se han establecido claramente sus principios? ¿No existen aun en las ciencias mejor constituidas? ¿Están acordes todos los sabios sobre un mismo punto? ¿No tienen sus sistemas particulares? ¿Presentan siempre las sesiones del Instituto el cuadro de una perfecta y cordial inteligencia? ¿No existen en medicina las Escuelas de París y de Montpellier? ¿No ocasiona cada descubrimiento de una ciencia, un nuevo desacuerdo ? 2 Estas palabras gozan hoy, por otra parte, del derecho de ciudadanía, están incluidas en el suplemento del “Petit Dictionnaire des Dictionnaires”, extractado de Napoleón Landais, de cuya obra se tiran a miles los ejemplares. En él se encuentra la definición y la etimología de las palabras: "erraticidad","medianímico" , "médium", "mediumnidad ","periespíritu ", "pneumatografí a", "pneumatofoní a", "psicógrafo", "psicografía" , "psicofonía", "reencarnación","semantología" , "espirita", "Espiritismo" , "estereotipo" , "tiptología". E igualmente se encuentran con todas las explicaciones de que son susceptibles en la nueva edición del “Dictionnaire Universel” de Mauricio Lachátre. ¿ Los hay que quieren progresar y los que quieren permanecer estacionarios? Por lo que se refiere al Espiritismo, ¿no era natural que a la aparición de los primeros fenómenos, cuando aún se ignoraban las leyes que los regían, diese cada uno su sistema y los considerase a su modo? ¿Qué ha ocurrido con todos esos sistemas primitivos y aislados? Han caído ante una observación más completa de los hechos. Algunos años han bastado para establecer la unidad grandiosa que prevalece en la doctrina, y que liga a la inmensa mayoría de los adeptos, con excepción de algunas individualidades que, en esto como en todo, se atan a las ideas primitivas y mueren con ellas. ¿Cuál es la ciencia, cuál es la doctrina filosófica o religiosa que ofrezca semejante ejemplo? ¿Ha presentado nunca el Espiritismo la centésima parte de las divisiones que desgarraron la iglesia durante muchos siglos, y que actualmente la desgarran aún? Verdaderamente son dignas de observar las puerilidades de que echan mano los adversarios del Espiritismo. ¿Y no implica eso la escasez de razones formales? Burlas,negaciones, calumnias, pero ningún argumento perentorio. Y la prueba de que aún no se le ha encontrado parte vulnerable es que nada ha detenido su marcha ascendente, y que al cabo de diez años, cuenta con más adeptos que no ha contado nunca ninguna secta al cabo de muchos. Este es un hecho adquirido por la experiencia y reconocido por sus mismos adversarios. Para destruirlo, no basta decir: No hay tal cosa, esto es absurdo. Es necesario probar categóricamente que los fenómenos no existen, y que no pueden existir. Esto es lo que nadie ha hecho. Tomado del libro ¿Qué es el Espiritismo? Allan Kardec ********* |
EN EL TRABAJO DE LOS PASES
Es importante resaltemos el trabajo de pases por el lado espiritual.
Lo que vamos a presentar enseguida presupone que la Casa Espirita tenga una dependencia destinada para la aplicación de pases, entre tanto, cuando esto no fuera posible, debido a la falta de espacio, los pases son aplicados en la misma sala de las charlas. Lo que no quiere decir que no haya allí los recursos imprescindibles para el éxito del trabajo. La Espiritualidad Mayor todo prevé y provee.
Veamos como Andre Luiz relata En los Dominios de la Mediúmnidad, las características del servicio de los pases.
Observando primeramente el ambiente, menciona, a través de las elucidaciones del Instructor espiritual Áulus, que el recinto destinado para los pases presenta características propias, en virtud del trabajo allí realizado. Siendo el local de atendimiento al público es comprensible que este interfiera en el ambiente. Entre tanto, como se puede decir, la gran mayoría de las personas que buscan el socorro del pase lo hacen imbuidas de mejores sentimientos.
Siendo así, refiriéndose a la sala de pases, esclarece estar reunidas allí, “sublimadas emanaciones mentales de la mayoría de cuan-tos se valen del socorro magnético, tomadas de amor y confianza”. Estas vibraciones permanecen en el ambiente y se acumulan, hasta tal punto que, en el decir de Áulus, crean una atmosfera especial formada, “por los pensamientos, oraciones y aspiraciones de cuantos nos procuran aportando lo mejor de sí mismos”. Ese conjunto vibratorio sorprendió André Luiz por el “ambiente balsámico y luminoso” que se presentaba.
Por tanto, el recinto destinado a esa actividad recibe de los Espíritus especializados la asepsia y las defensas magnéticas imprescindibles para la manutención y preservación del ambiente.
En el momento estaban presentes dos médiums pasistas, Clara y Enrique. André noto que ambos oraban con tal fervor que se presentaban envueltos en luz y en sintonía con el equipo espiritual que los asesoraban. Explica Conrado, el Orientador espiritual de las tareas del pase, a André Luiz y su compañero Hilario que:
“La oración es un prodigioso baño de fuerzas, tal como la vigorosa corriente mental que atrae. Por ella, Clara y Enrique expulsan del propio mundo interior los sombríos remanecientes de la actividad común que traen del circulo diario en la lucha y absorben de nuestro plano las substancias renovadoras de que se llenan, a fin de conseguir operar con eficiencia, a favor del prójimo. De ese modo, ayudan y acaban por ser firmemente ayudados.
Ante esa afirmativa acerca de los beneficios de la oración, recuerda una cuestión que surge en el medio espirita, una vez que otra, los médiums pasistas cuando aplican pases en un número mayor de personas terminarían el trabajo agotados, sin fuerzas y con la necesidad también de “recibir pases” para reponer las energías desprendidas. ¿Tiene algún fundamento ese recelo? Es oportuno transcribamos la respuesta:
-De ningún modo. Tanto como nosotros, no comparecen aquí con la pretensión de ser los señores del beneficio, más sí la en la condición de beneficiarios que reciben para dar. La oración, con reconocimiento de nuestra falta de valor, nos coloca en la posición de simples hilos de una cadena de socorro, cuya orientación reside en lo Alto. Nosotros somos aquí, en este recinto consagrado a la misión evangélica, bajo la inspiración de Jesús, algo semejante a la simple llave de luz eléctrica, dando paso a la fuerza que no nos pertenece y que servirá en la producción de energía y de luz.
Cuando el pasista se siente agotado después de la aplicación del pase en algunas personas, es preciso analizar si el no estará con algún problema de salud, tal vez muy estresado, disgustado por dificultades que esté atravesando, pues lo que acontece es que el médium pasista se sienta mucho más fortalecido y satisfecho por el trabajo realizado.
En cuanto al atendimiento a los enfermos, el autor espiritual ex-plica que hay un “cuadro de auxiliares, de acuerdo con la organización establecida por los mentores de la Esfera Superior”, enfatizando que para el buen éxito de la labor de pases hay que observar, experiencia, horario, seguridad y responsabilidad de parte de aquel que sirve.
En otra obra, Misioneros de la Luz, André Luiz dedica el capitulo 19 al tema Pases, esclareciendo que enfocará las providencias pertinentes a los equipos espirituales. Eso nos permite tener una visión más detallada de la acción de esos benefactores.
Relata que el trabajo era atendido por seis entidades, que se pre-sentaban envueltas en túnicas muy blancas, que casi no hablaban y, si, operaban intensamente, con enfermeros atentos. Tanto atendían a los encarnados como prestaban socorro a los Espíritus necesita-dos, siendo muchos de estos acompañantes de aquellos.
Eran técnicos en auxilio magnético, según informa el Instructor espiritual Alexandre, resaltando que hacían parte de un departa-mento especializado. André quiere saber si esos trabajadores pre-sentan requisitos especiales, a lo que el Instructor pasa a explicar con más detalles. Revela que para ejercer el servicio en cuestión no basta la buena voluntad, son imprescindible “determinadas cualida-des de orden superior y ciertos conocimientos especializados”. Veamos lo que el esclarece:
El servidor del bien, aun mismo desencarnado, no puede satisfacer en semejante servicio, si aun no consiguió mantener un padrón superior de continua elevación mental, condición indispensable para la exteriorización de las radiantes facultades. El misionero del auxilio magnético, en la Crosta o aquí en nuestra esfera, necesita tener gran dominio sobre sí mismo, espontaneo equilibrio de los sentimientos, acentuado amor a los semejantes, alta comprensión de la vida, vigorosa fe y profunda confianza en el Poder Divino. (Grifo nuestro)
Como es evidente, son rigurosas las condiciones para aquellos Espíritus que están en el servicio de pases, lo que nos lleva a inferir que estos serian los parámetros ideales, aunque difíciles de ser alcanzados en el ámbito de los servidores encarnados. Es lo que esclarece Alexandre, mencionando que en el plano en que están esos requisitos son imprescindibles, más que en la esfera canal, habiendo sincera y buena voluntad, esta puede suplir algunas deficiencias, tomándose en cuenta que los servidores espirituales estarían completándolos recursos necesarios en el momento de la transmisión del pase. Menciona el Instructor que todos los que evidencian el deseo de prestar auxilio fraterno al prójimo reciben asistencia de entidades bondadosas y acrecienta:
-… En todo lugar donde haya merecimiento en los que sufren y buena voluntad en los que auxilian, podemos administrar el beneficio espiritual con relativa eficiencia. Todos los enfermos pueden procurar la salud; todos los desviados, cuando lo desean, retornan al equilibrio. Si la práctica del bien estuviese cir-cunscrita a los Espíritus completamente buenos, sería imposible la redención humana. Cualquier cuota de buena voluntad y espíritu de servicio recibe de nuestra parte la mejor atención.
En la secuencia del capítulo son presentados cuatro atendimien-tos a encarnados y las providencias del Espíritu Anacleto, coordinador del sector de pases, para atenderlos.
Convidamos a los lectores a la lectura de la referida obra para que observen los detalles de esos atendimientos.
El Pase: un acto de amor
En el momento de los pases es posible a algunos médiums videntes divisar el intenso movimiento de los Benefactores, que se utilizan de aparatos especiales adecuados para los enfermos presentes.
La organización del mundo espiritual es, pues ejemplar. No obstante, nosotros los encarnados dejamos mucho que desear con nuestras acostumbradas faltas que van desde la invigilância en lo cotidiano hasta la frecuencia irregular, que por cierto perjudica los trabajos.
Es fundamental, por tanto, que haya una concienciación por nuestra parte, de la grandeza y complejidad de las labores espirituales, a fin de que participemos de forma más eficiente y productiva. Que eso no sea, sin embargo, un factor que nos lleve al misticismo (más si a la responsabilidad) y que vaya a influir o modificar nuestra conducta en el instante del pase o en el ministerio mediúmnico. Aunque el trabajo que se desenvuelve “del otro lado” sea complejo, nuestra participación debe ser la más simple posible, permeada, con todo, del más concentrado sentimiento de amor al prójimo.
Que nos acordemos siempre que para ejercer tales actividades nuestra preparación es principalmente interior. Es en lo íntimo donde debemos elaborar. Es nuestra transformación para mejor a cada momento.
Siendo así, no es el color de la ropa del pasista o su gesticulación o la sala ser azul o blanca lo que irá a influir en la calidad de la transmisión energética en el instante del pase, más si su mente impulsando y dirigiendo las energías fluídicas, o su deseo de servir, su capacidad de ser solidario con aquel que allí está y de amarlo como a un hermano. Por eso, la sencillez debe ser la tónica en el momento del pase, ya que esta es, esencialmente, un acto de amor. Y el amor es simple, desataviado y puro, tal como ejemplifico Jesús.
Traducido por M. C. R
Extraído del libro: Dimensiones Espirituales del Centro Espirita de SUELY CALDAS SCHUBERT
Lo que vamos a presentar enseguida presupone que la Casa Espirita tenga una dependencia destinada para la aplicación de pases, entre tanto, cuando esto no fuera posible, debido a la falta de espacio, los pases son aplicados en la misma sala de las charlas. Lo que no quiere decir que no haya allí los recursos imprescindibles para el éxito del trabajo. La Espiritualidad Mayor todo prevé y provee.
Veamos como Andre Luiz relata En los Dominios de la Mediúmnidad, las características del servicio de los pases.
Observando primeramente el ambiente, menciona, a través de las elucidaciones del Instructor espiritual Áulus, que el recinto destinado para los pases presenta características propias, en virtud del trabajo allí realizado. Siendo el local de atendimiento al público es comprensible que este interfiera en el ambiente. Entre tanto, como se puede decir, la gran mayoría de las personas que buscan el socorro del pase lo hacen imbuidas de mejores sentimientos.
Siendo así, refiriéndose a la sala de pases, esclarece estar reunidas allí, “sublimadas emanaciones mentales de la mayoría de cuan-tos se valen del socorro magnético, tomadas de amor y confianza”. Estas vibraciones permanecen en el ambiente y se acumulan, hasta tal punto que, en el decir de Áulus, crean una atmosfera especial formada, “por los pensamientos, oraciones y aspiraciones de cuantos nos procuran aportando lo mejor de sí mismos”. Ese conjunto vibratorio sorprendió André Luiz por el “ambiente balsámico y luminoso” que se presentaba.
Por tanto, el recinto destinado a esa actividad recibe de los Espíritus especializados la asepsia y las defensas magnéticas imprescindibles para la manutención y preservación del ambiente.
En el momento estaban presentes dos médiums pasistas, Clara y Enrique. André noto que ambos oraban con tal fervor que se presentaban envueltos en luz y en sintonía con el equipo espiritual que los asesoraban. Explica Conrado, el Orientador espiritual de las tareas del pase, a André Luiz y su compañero Hilario que:
“La oración es un prodigioso baño de fuerzas, tal como la vigorosa corriente mental que atrae. Por ella, Clara y Enrique expulsan del propio mundo interior los sombríos remanecientes de la actividad común que traen del circulo diario en la lucha y absorben de nuestro plano las substancias renovadoras de que se llenan, a fin de conseguir operar con eficiencia, a favor del prójimo. De ese modo, ayudan y acaban por ser firmemente ayudados.
Ante esa afirmativa acerca de los beneficios de la oración, recuerda una cuestión que surge en el medio espirita, una vez que otra, los médiums pasistas cuando aplican pases en un número mayor de personas terminarían el trabajo agotados, sin fuerzas y con la necesidad también de “recibir pases” para reponer las energías desprendidas. ¿Tiene algún fundamento ese recelo? Es oportuno transcribamos la respuesta:
-De ningún modo. Tanto como nosotros, no comparecen aquí con la pretensión de ser los señores del beneficio, más sí la en la condición de beneficiarios que reciben para dar. La oración, con reconocimiento de nuestra falta de valor, nos coloca en la posición de simples hilos de una cadena de socorro, cuya orientación reside en lo Alto. Nosotros somos aquí, en este recinto consagrado a la misión evangélica, bajo la inspiración de Jesús, algo semejante a la simple llave de luz eléctrica, dando paso a la fuerza que no nos pertenece y que servirá en la producción de energía y de luz.
Cuando el pasista se siente agotado después de la aplicación del pase en algunas personas, es preciso analizar si el no estará con algún problema de salud, tal vez muy estresado, disgustado por dificultades que esté atravesando, pues lo que acontece es que el médium pasista se sienta mucho más fortalecido y satisfecho por el trabajo realizado.
En cuanto al atendimiento a los enfermos, el autor espiritual ex-plica que hay un “cuadro de auxiliares, de acuerdo con la organización establecida por los mentores de la Esfera Superior”, enfatizando que para el buen éxito de la labor de pases hay que observar, experiencia, horario, seguridad y responsabilidad de parte de aquel que sirve.
En otra obra, Misioneros de la Luz, André Luiz dedica el capitulo 19 al tema Pases, esclareciendo que enfocará las providencias pertinentes a los equipos espirituales. Eso nos permite tener una visión más detallada de la acción de esos benefactores.
Relata que el trabajo era atendido por seis entidades, que se pre-sentaban envueltas en túnicas muy blancas, que casi no hablaban y, si, operaban intensamente, con enfermeros atentos. Tanto atendían a los encarnados como prestaban socorro a los Espíritus necesita-dos, siendo muchos de estos acompañantes de aquellos.
Eran técnicos en auxilio magnético, según informa el Instructor espiritual Alexandre, resaltando que hacían parte de un departa-mento especializado. André quiere saber si esos trabajadores pre-sentan requisitos especiales, a lo que el Instructor pasa a explicar con más detalles. Revela que para ejercer el servicio en cuestión no basta la buena voluntad, son imprescindible “determinadas cualida-des de orden superior y ciertos conocimientos especializados”. Veamos lo que el esclarece:
El servidor del bien, aun mismo desencarnado, no puede satisfacer en semejante servicio, si aun no consiguió mantener un padrón superior de continua elevación mental, condición indispensable para la exteriorización de las radiantes facultades. El misionero del auxilio magnético, en la Crosta o aquí en nuestra esfera, necesita tener gran dominio sobre sí mismo, espontaneo equilibrio de los sentimientos, acentuado amor a los semejantes, alta comprensión de la vida, vigorosa fe y profunda confianza en el Poder Divino. (Grifo nuestro)
Como es evidente, son rigurosas las condiciones para aquellos Espíritus que están en el servicio de pases, lo que nos lleva a inferir que estos serian los parámetros ideales, aunque difíciles de ser alcanzados en el ámbito de los servidores encarnados. Es lo que esclarece Alexandre, mencionando que en el plano en que están esos requisitos son imprescindibles, más que en la esfera canal, habiendo sincera y buena voluntad, esta puede suplir algunas deficiencias, tomándose en cuenta que los servidores espirituales estarían completándolos recursos necesarios en el momento de la transmisión del pase. Menciona el Instructor que todos los que evidencian el deseo de prestar auxilio fraterno al prójimo reciben asistencia de entidades bondadosas y acrecienta:
-… En todo lugar donde haya merecimiento en los que sufren y buena voluntad en los que auxilian, podemos administrar el beneficio espiritual con relativa eficiencia. Todos los enfermos pueden procurar la salud; todos los desviados, cuando lo desean, retornan al equilibrio. Si la práctica del bien estuviese cir-cunscrita a los Espíritus completamente buenos, sería imposible la redención humana. Cualquier cuota de buena voluntad y espíritu de servicio recibe de nuestra parte la mejor atención.
En la secuencia del capítulo son presentados cuatro atendimien-tos a encarnados y las providencias del Espíritu Anacleto, coordinador del sector de pases, para atenderlos.
Convidamos a los lectores a la lectura de la referida obra para que observen los detalles de esos atendimientos.
El Pase: un acto de amor
En el momento de los pases es posible a algunos médiums videntes divisar el intenso movimiento de los Benefactores, que se utilizan de aparatos especiales adecuados para los enfermos presentes.
La organización del mundo espiritual es, pues ejemplar. No obstante, nosotros los encarnados dejamos mucho que desear con nuestras acostumbradas faltas que van desde la invigilância en lo cotidiano hasta la frecuencia irregular, que por cierto perjudica los trabajos.
Es fundamental, por tanto, que haya una concienciación por nuestra parte, de la grandeza y complejidad de las labores espirituales, a fin de que participemos de forma más eficiente y productiva. Que eso no sea, sin embargo, un factor que nos lleve al misticismo (más si a la responsabilidad) y que vaya a influir o modificar nuestra conducta en el instante del pase o en el ministerio mediúmnico. Aunque el trabajo que se desenvuelve “del otro lado” sea complejo, nuestra participación debe ser la más simple posible, permeada, con todo, del más concentrado sentimiento de amor al prójimo.
Que nos acordemos siempre que para ejercer tales actividades nuestra preparación es principalmente interior. Es en lo íntimo donde debemos elaborar. Es nuestra transformación para mejor a cada momento.
Siendo así, no es el color de la ropa del pasista o su gesticulación o la sala ser azul o blanca lo que irá a influir en la calidad de la transmisión energética en el instante del pase, más si su mente impulsando y dirigiendo las energías fluídicas, o su deseo de servir, su capacidad de ser solidario con aquel que allí está y de amarlo como a un hermano. Por eso, la sencillez debe ser la tónica en el momento del pase, ya que esta es, esencialmente, un acto de amor. Y el amor es simple, desataviado y puro, tal como ejemplifico Jesús.
Traducido por M. C. R
Extraído del libro: Dimensiones Espirituales del Centro Espirita de SUELY CALDAS SCHUBERT
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