¿Tendrá la apariencia de un fantasma? ¿Usted pensó como es la apariencia de los espíritus después de la muerte?
¿Será como una nube de humo?
¿O será que se presentan como una sombra?
Ni una cosa, ni otra. Los Espíritus mantienen la apariencia que tenían cuando estaban encarnados en el cuerpo físico.
Ya tuvimos noticias de varios casos de apariciones de Espíritus en todo el Mundo. Y, en todos los casos, que se tornaron celebres, las personas que tuvieron visiones afirman que el Espíritu tenía un cuerpo.
Pueden tener una luminosidad diferente, más la apariencia es la de un ser humano.
Uno de los casos bien conocido de todos nosotros es el encuentro de Jesús con los Espíritus de Moisés y Elías.
Delante de Jesús y de los Apóstoles Pedro y Tiago y Juan, esos dos Espíritus se tornaron visibles y con la misma apariencia que cuando su cuerpo era de carne.
Otro ejemplo es el de el propio Cristo. Después de crucificado, El surge entre los apóstoles y convive con ellos por algún tiempo.
Su apariencia era la misma de antes, hasta tal punto que todos Lo reconocieron.
Así, podemos eliminar de nuestras mentes esas ideas distorsionadas de que los Espíritus tienen diversas formas a la que tenían cuando estaban encarnados-.
¿Más, si es verdad que el cuerpo físico queda en el túmulo, que cuerpo es ese que mantiene la misma forma?
La verdad es que nosotros estamos formados por tres elementos: Espíritu, el cuerpo físico, y el periespiritu.
El periespiritu es el que Pablo, Apóstol, llamaba el cuerpo espiritual.
Es formado de materia sutil, imperceptible a los ojos comunes, más visible a los que tienen la facultad mediúmnica llamada videncia.
Y no es solo la apariencia exterior la que conservamos después de la desencarnació n. Mantenemos también todas las condiciones psíquicas que teníamos en la víspera.
Nada da saltos en la Naturaleza. Y con el Espíritu no podría ser diferente.
Saliendo del cuerpo físico sin salir de la vida, la criatura busca sus intereses, en el otro plano, y sigue viviendo de la misma forma que vivió hasta el túmulo.
Si así es, todos los esfuerzos que emprendemos para perfeccionarnos intelectual y moralmente, aun hoy, no serán en vano.
* * *
El periespiritu es conocido desde la más remota Antigüedad.
Pitágoras lo dominaba carne sutil del alma.
Aristoteles lo llamaba cuerpo sutil y etéreo.
Orígenes lo identificaba como aura.
Paracelso, en el siglo 16, lo detectó bajo la designación de cuerpo astral.
Como podemos percibir, ese cuerpo, con el que se muestran los Espíritus, ya era muy bien conocido, sin embargo con denominaciones diferentes.
Allan Kardec, al codificar la Doctrina Espirita lo llamo periespiritu.
Redacción de Momento Espirita.
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ANTE TUS CAÍDAS
¿Te sientes triste?
¿Volviste a caer y estas en la oscuridad?
¿Sientes el pesar, y la voz de tu conciencia, acusándote por tus malas acciones?
¿Verdad que piensas, que no tienes solución, que eres débil, y cualquier intento te resulta imposible?
¿Qué lo has intentado muchas veces, y siempre terminas por dejarte llevar por las malas acciones?
¡Amigo, eso no es así!
¿Has estado alguna vez en un lugar oscuro? ¿Donde ningún punto de luz sea perceptible?
Seguramente, muchas veces, al irte a dormir, tu habitación quedo oscura, y alguien en tu casa, encendió una luz en la sala contigua a la tuya, y observaste que por una abertura, entraba un punto de luz, viste claramente ese punto, la oscuridad seguía, pero ya no era lo mismo, tu a partir de ese punto de luz, podías situarte bajo distinta observación.
Igual sucede, cuando despertamos y queremos cambiar para mejor, es normal, que nos perdamos, la mayoría de las veces, no tenemos control y auto dominio sobre nosotros, nos hemos dejado llevar por las sensaciones animalizadas y ellas tomaron dominio de nosotros, imperando en nuestro ser, sin ningún tipo de auto control.
Pero ya existe ese punto de luz, ya al menos sabemos lo que está bien y mal, y sabemos claramente que a partir de ese si, podemos crear nuevas opciones, nuevas metas, nuevos ideales, es una base, que aunque es muy pequeña nos sirve en esa oscuridad para poder llegar a la luz.
No debemos dejarnos llevar por el desanimo, sino valorar ese punto de luz, y tratar por todos los medios que cada vez sea más grande, abramos nuevas perspectivas, estudiemos la forma de vencer al hombre viejo, que es verdad está muy definido, pero hemos de crear un nuevo hombre, reformado, dispuesto al bien, y eso solo podemos hacerlo nosotros, a veces nos tocara ser seudo sabios, e inventar artimañas para aplicarlas en nosotros mismos, conociendo nuestra debilidad, podemos empezar por evitar la ocasión, ya que somos aun débiles, si nos gusta el alcohol, no podemos de momento ir al bar. y servirnos una copa, porque después seguramente vendrá otra, y otra, a nosotros nos gustaría poder dominar nuestra debilidad, desde el principio poder ir y ser tan fuertes que no tomemos nada de alcohol, esto es difícil, por eso deberemos empezar no yendo al lugar donde está nuestra debilidad, una vez que realmente estemos preparados, hayamos ejercitado el auto control desde fuera, podemos intentarlo desde dentro, este es un ejemplo de los muchos que deberemos estudiar y crear para nosotros mismos poder vencer las tentaciones, el no caer de nuevo en nuestras debilidades.
Pensemos que somos un “yo” oscuro, con puntos de luz, muy pequeños, pero si queremos podemos ejercer dominio sobre esa oscuridad aumentando esos puntos de luz, y una vez que la luz impere habremos conseguido ser el hombre nuevo, ese debe ser nuestro principal objetivo, al igual que procuramos vestir nuestro cuerpo material, con la mejor ropa, para sentirnos seguros y bellos, hemos de procurar antes y con más empeño, vestir nuestro espíritu con la luz del amor que es su traje de gala.
¿Verdad que si entramos en una habitación iluminada por grandes focos, no observaremos puntos negros, aunque los haya?
Cuando seamos más luz que oscuridad, sucederá lo mismo con nosotros, porque la perfección es aun muy difícil, para nosotros, pero no es imposible, y una vez que las virtudes dominan nuestro “yo” las imperfecciones apenas se ven, porque poco a poco ellas desaparecen al ejercer el auto dominio en nosotros esas virtudes, que nos aportan un especial sentir y un bien actuar en todas las cosas.
Amigos abramos ventanas al exterior, demos claridad a nuestro espíritu, puede ser en la actualidad una casa oscura, cerrada, con apenas ventanas al exterior, pero nosotros podemos abrirlas con el empeño y la voluntad que solo nosotros podemos hacerlo, nadie vendrá a dar luz a ¡nuestra casa, si nosotros no abrimos esas ventas para que así sea, Jesús llama para que le abramos, El nos espera, somos sus hermanos más pequeños.
¿Quieres abrirle tú la puerta?
Empieza desde hoy mismo, procurando su compañía, desde este momento, desechando el desanimo, y preparándote de nuevo para la tarea de tu redención.
¿Verdad que ya no te sientes igual?
Recuerda: Todo en la vida, es según desde el cristal con el que se mira.
Mira tú con optimismo la tarea de tu redención, estamos aquí para ello, es nuestra misión.
- Merchita-
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¿ Se viene a este mundo
predestinado?
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A
lo largo de la historia humana, los filósofos de las distintas
épocas, han debatido este asunto; unos defendiendo el determinismo y
la predestinación, liberando al ser humano de cualquier
responsabilidad en sus actos, al quedar considerado a la altura de
una máquina ciega que actúa porque así se lo han impuesto, carente
de una voluntad propia. Otros han sentido que el ser humano conserva
en cualquier caso la libertad de pensamiento y la voluntad para
actuar o no actuar, querer o no querer, lo que le hace un Ser libre
y organizador de su propia vida, aunque dentro de las circunstancias
a veces encadenantes de la existencia.
Del
mismo modo muchas personas creen en la fatalidad ciega e inexorable y
se dejan llevar por los acontecimientos de la vida, sin hacer ningún
esfuerzo por cambiar a veces el rumbo de los mismos. Otros sin
embargo luchan de forma heróíca para revertir lo que para algunos
parece imposible, ¡ y sin embargo lo logran ¡. Si nuestros
destinos ya estuviesen determinados de antemano, apenas seríamos
unas marionetas en manos de la divinidad en un teatro de extrema
crueldad.
La vida del ser
humano no es producto de la casualidad o de un destino ciego y
fatal, o de la buena o mala suerte, sino el resultado de la acción
de unas leyes naturales, justas y equilibradas, de modo que la
propia vida nos proporciona aquellas experiencias que necesitamos
para asimilar los aspectos positivos que en cada
momento estamos en condiciones de aprender, y también para
corregirnos de los negativos, en un continuo proceso de
perfeccionamiento del Ser.
El
destino del Ser humano no es un fatalismo ciego, sino un determinismo
de las causas que lo originaron. Los destinos humanos a veces son
dolorosos por determinismo de la ley del Karma cuando se viola la ley
del Amor, pero otras veces estos destinos dolorosos son escogidos
voluntariamente por el Ser antes de regresar a este mundo, para
superando sus pruebas, lograr en esa vida un más rápido progreso
espiritual
Razón
tenía Einstein cuando
afirmó que Dios no juega a los dados la suerte de los humanos; por
tanto no podemos acusarlo o culparlo por un destino humano difícil
o amargo. ¡Dios no impone caprichosamente ninguna clase de
sufrimiento al Ser humano¡ ; solo nosotros nos hemos ganado lo bueno
o malo que nos acontece cuando haciendo mal uso de nuestra
libertad, nos hemos creado nuestros propios infiernos y destinos
amargos.
No
obstante, Dios además de infinita justicia, es también infinita
misericordia, pues nos deja la posibilidad de que podamos rectificar
nuestro destino kármico en la vida, aunque solo sea de modo parcial,
y permite que el destino que nos hemos labrado nosotros mismos no
sea ciego o irremediable, pues siempre nos ofrece la posibilidad de
modificarlo o rectificarlo con nuestras acciones positivas.
Para
los Espíritus Superiores, el determinismo no existe. La fatalidad
existe solamente por la elección que el espíritu hace antes de
encarnar para sufrir determinada prueba. Esto en cuanto a las pruebas
físicas, pues en las de carácter moral, el Ser conserva siempre el
libre albedrío para decidir sus actos y su destino.
Existe
la predestinación en cuanto a las pruebas elegidas por el Ser antes
de encarnar. pero no el fatalismo en cuanto a determinismo que rija
la vida del hombre, pues este siempre conserva su libre albedrío
para poder modificarlo.
Si
el ser humano a veces no es totalmente libre porque suele estar
obligado a obrar
diferente al modo en que piensa o al que desea, es porque está
sujeto a la ley de Causa y Efecto, lo cual acontece muy
frecuentemente desde vidas anteriores. El ser humano no está
empujado inexorablemente al mal. Los actos que practica no fueron
previamente determinados. Sus crímenes no son una sentencia del
destino. Como prueba o expiación puede elegir una existencia en la
que sea arrastrado al crimen, pero siempre al final será libre de
cometerlo o no cometerlo.
No
todo lo que nos sucede está escrito de
antemano, pues lo que nos ocurre es el resultado de nuestro libre
actuar hasta en las pequeñas cosas de cada día, no quedando
nunca sin saldar o reajustar nada que hayamos hecho erróneamente,
aunque los acontecimientos o pruebas trascendentes o importantes que
se presentan en la vida del Ser humano sí que están previstos
desde antes del nacimiento en este mundo, porque son como las lineas
maestras que en cada existencia deberemos afrontar todos y cada uno
de nosotros, y forman parte de la cosecha obligada que debemos
recoger por la siembra libre y voluntaria que anteriormente hicimos,
así como también de la planificación que hicimos desde antes de
venir a este mundo, sobre las metas a alcanzar y los objetivos que
cumplir en nuestra vida humana. El Ser arrastra la fatalidad de sus
inclinaciones y defectos, pero tiene la libertad de ceder ante ellos
o no hacerlo para no tener que seguir afrontando las consecuencias de
su equivocada elección.
Por
tanto, podemos asegurar que nuestro destino lo vamos forjando cada
día, y lo podemos modificar mediante el propio esfuerzo.
- Jose Luis Martín-
“Empecemos
la restauración de nuestros propios destinos, comprendiéndonos
mutuamente”
-Becerra de
Meneses-
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