sábado, 21 de abril de 2012

CAMINO DE AMOR HACIA DIOS




Que la paz del Todopoderoso sea con todos vosotros hermanos queridos. Que la luz y el amor de Aquel que todo lo ve y todo lo oye inunden vuestros corazones y que os conceda acceder a esa sabiduría suficiente para poder comprender y asimilar la totalidad de lo que a vosotros se dirija para vuestra mejora espiritual.

Todo llega al Padre de una manera u otra. ¿Por qué el ser encarnado lo pone en duda? Piensa que pide en balde, que no hay nadie que lo vaya a escuchar y que vaya a recibir sus quejas y lamentos. ¡Qué equivocado está!.

No penséis jamás que una petición hecha con fe y con amor no llega, pues la fuerza del pensamiento es de una magnitud tal que, una vez emitido y direccionado, es siempre recogido y siempre atendido. Lo único que no funciona aquí es la comprensión del ser humano.

Mi espíritu os va a poner un muy sencillo ejemplo para ilustrar estos pensamientos. Veamos… imaginad que sois padres, padres llenos de amor por vuestros hijos. Bien… llega un día y vuestro hijo os dice: “Por favor, no me des mi asignación pues sé que le voy a dar un uso perjudicial para mí”. Vosotros observáis que, portador de una cabal propuesta, debe de ser atendido e incluso pensáis que bien, que adelante.

Pero viene y en un momento de debilidad os dice: “por favor dámela ya, la necesito”, ¿Qué haréis? ¿Escucharéis cómo implora aquello de lo que no tenía necesidad y en plan complaciente aceptaréis? o ¿pondréis en marcha todos los modos que tengáis para ayudarle a superar esos momentos para que le sean más leves y así sobrellevarlos consiguiendo lo que él os había pedido en un principio?.

Dios, nuestro Padre, es un padre lleno de amor hacia nosotros, no lo pongáis en duda. No podemos pedirle esa asignación, que no nos corresponde, pero sí podemos pedirle esa ayuda para superar los momentos difíciles que se nos hayan presentado.

Pensad que Él está ahí y os va a dar las fuerzas suficientes para que paséis por todo lo que tengáis que pasar. Pues eso nunca lo podréis evitar ya que si vuestro espíritu así lo requirió, no podéis llegar y pedir a vuestro Padre lo contrario de lo que en un principio le habíais solicitado.

El pensamiento espírita es un reflejo claro de todo lo que llevan en sí estas reflexiones. El sufrimiento, ya lo sabéis, es condición inherente al ser humano y esto debe de ser comprendido.

Llegados a este punto, podéis también pensar que Dios se complace con el sufrimiento del ser humano en la Tierra. Reflexionad. Si Dios ha impuesto unas leyes espirituales, éstas han de ser perfectas tal y como lo es Aquel que las ha creado. Nunca debéis dudar tampoco de esa gran planificación que viene de su mano.

Pensaréis que debe de haber otras formas con las cuales se pueda adelantar y evolucionar espiritualmente. Bueno… pensad otras mejores. Observaréis que el sufrimiento a través de una materia imperfecta es una gran prueba de fuego para un espíritu, que ha de demostrar su fuerza, su dominio, su templanza, su valor y en especial su amor a Dios.

A través del amor al prójimo y todo ello sirviéndose de una materia con la que tiene que trabajar, pues va a ser la herramienta de la que se va a aprovechar para realizar esa labor para la que ha pedido reencarnar de nuevo en la Tierra, utilizando siempre el libre albedrío del que goza el espíritu, como ya sabéis, regalo de Dios.

Todo está perfectamente acoplado para que podamos llegar a esa meta, nuestro destino, que jamás será inalcanzable, si ponemos todo nuestro empeño y trabajamos en pos de su consecución. Todo está regido por leyes. Leyes de obligado cumplimiento, que nos servirán para ser medidos todos de igual forma y por consiguiente que la justicia auténtica exista.

Todo lo que viene del Padre es equitativo. Es el ser humano el que no cesa en su empeño de pretender ver injusticia, cuando lo que hay en verdad es un comportamiento improcedente por su parte, que procura justificar siempre pretendiendo obtener créditos a su favor que no merece, ya que no ha luchado ni se ha esforzado por ellos.

Pensad en alimentar esas fuerzas positivas, pedid para que crezcan y se depositen a vuestro alrededor y así, os complementen y os ayuden a perfeccionaros, mientras se desarrolle vuestro pasaje por la Tierra.

El espírita debe de conseguir esas fuerzas, pues sus trabajos las van a requerir, van a requerir de esa energía que han de dirigir en favor siempre del necesitado, especialmente cuando también éste se invoque, aunque sea desde su mismo espíritu. Llegará a él a través vuestro, pues seréis los canalizadores de la misma. Esa energía está siempre a disposición del bien.

Es atraída por el bien, por el amor, la entrega y los buenos sentimientos. Son pocas las condiciones, pero han de darse para que existan esos movimientos de esas fuerzas tan especiales.

Ésta, que os ha explicado mi espíritu, es una de las tantas y tantas formas que tiene nuestro Padre de auxiliar: a través del ser encarnado, pues sea cual sea la misión que hayáis traído para desarrollar en este planeta, tenéis el deber ineludible de ayudar al necesitado que lo implora y os convertís en intermediarios de la intervención de la Divina providencia.

Todos y cada uno de vosotros, como seres encarnados, sois medios de los cuales Dios puede servirse en algún momento, si estáis a su disposición, cuando llegue esa llamada a la que deberíais de responder solícitos, pues desde vuestro espíritu es lo deseado.

Abrid nuevos caminos y empezad a recorrerlos, nuevos caminos alfombrados de esperanza que os lleven a ese adelantamiento espiritual que jamás debe obstaculizarse. Dad siempre ese alivio espiritual e intentad transmitir una gran carga de energía positiva a ese ser que busca, a veces cansado y desesperanzado, por no llevar en su interior una gran fe que lo respalde y sustente.


Sabed que siempre que realicéis trabajos en favor del prójimo tendréis a vuestro lado seres de elevación, que os ayudarán en esas tareas que emprendáis. Sed dignos merecedores de ello, pues estos seres, a los que se refiere mi espíritu, son atraídos por la seriedad, la rectitud y el amor de aquellos que les invocan. A ellos dirigen su luz.

Un abrazo espiritual para todos y recordad que nunca estáis solos, pedid siempre con fe.

Mensaje espiritual a través de Yolanda



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