Tema de frecuente discusión, por
unos defendida, por otros censurada, la eutanasia, o "sistema que procura
dar muerte sin sufrimiento a un doliente incurable", regresa a los debates
académicos, frente a su aplicación sistemática por eminentes autoridades
medicas, en criaturas incapaces físicas o mentales desde el nacimiento,
internadas en Hospitales Pediátricos, sin esperanzas científicas de
recuperación o sobrevivencia...
Practica nefasta que testimonia la
predominancia del concepto materialista sobre la vida, que apenas ve la materia
y sus implicaciones inmediatas, en detrimento de las realidades espirituales,
refleja, también, la soberanía del primitivismo animal en la constitución
emocional del hombre.
Otros pueblos, desde la más remota
antigüedad, se permitían practicar ese "homicidio ejercido por
compasión"...
En circunstancia alguna, o bajo
ningún motivo, cabe al hombre derecho de escoger y deliberar sobre la vida o la
muerte en relación a su prójimo.
Los criminales más empedernidos,
homicidas o genocidas entre los más hediondos, no deben tener cortadas sus
vidas, sino antes ser aislados de la convivencia social, en celdas, o en
trabajos rectificadores, en los cuales expurguen bajo la acción del tiempo y de
la reflexión, que tarda más alcanza al infractor, haciéndolo expiar los delitos
perpetrados. Aun cuando se trate de réprobos anatematizados por desconcierto
mental, no faltan Nosocomios judiciales donde pueden recibir conveniente
asistencia a la que tienen derecho, sin que sean considerados inocentes por los
crímenes perpetrados... Recuperando la salud, eventualidad excepcional que
puede suceder, cercados, por el peligro de probable reincidencia psicopática,
podrán de alguna forma, retribuir de manera positiva a la Sociedad, los daños
que hayan causado.
Ante las expresiones teratológicas,
al revés de la precipitación de la falsa piedad en aliviar a los pacientes de
los sufrimientos, se ha de pensar en la terapéutica divina, que se sirve del
presidio orgánico y de las jaulas mentales para ajusticiar a los infractores de
variados matices que pasaron por la 'Tierra impunes, inadvertidos, mas que no
pudieron huir a las sanciones de la conciencia en falta ni a la Legislación Superior,
a la cual rogaron enseñanza de recomienzo, recuperación y sublimación porque
anhelaban la edificación de la paz intima.
Suicidas, - esos pobres rebelados
contra la Divinidad - que despedazaron el cráneo, en embestidas de odio contra
la existencia, reencarnan perturbados por la idiotez, sordo-mudez, conforme a
la parte del cerebro afectada, o por hidrocefalias, mongolismos; los que
tentaron ahorcarse, reaparecen con los procesos de la paraplejia infantil; los
ahogados, padecen enfisema pulmonar; los que descerrajaron tiros al corazón, retornan
bajo el yugo de cardiopatías congénitas irreversibles, dolorosas; los que se
utilizaron de tóxicos y venenos, vuelven bajo el tormento de las deformaciones congénitas,
de la asfixia respiratoria, o estertorosos por úlceras gástricas, duodenales y
canceres devoradores; los que despedazaron el cuerpo en fugas espectaculares,
recomienzan victimados por atrofias, deformaciones, limitaciones punzantes, en
que aprenden a valorizar la grandeza de la vida.. . Agresores, exploradores, amantes de
la rapiña, de las arbitrariedades, de los abusos de cualquier naturaleza
vuelven a los escenarios en que se empecinaron, o corrompieron, o se hicieron
infelices, alcanzados por la impronta de las soberanas leyes del orden y del
equilibrio, rehaciendo el camino antes recorrido criminalmente y atesorando los
sagrados valores de la paciencia, la comprensión, el respeto a si mismos y al
prójimo, la humildad, la resignación, armándose de bendiciones para futuros
cometidos dichosos.
¿Quien se podrá atribuir el derecho
de interrumpirles la santificadora existencia preciosa?
Las personas que se les vinculan en
la condición de padres, cónyuges, hermanos, amigos, también les son participes
de los dramas y tragedias del pasado, responsables directos o inconscientes,
que ahora se rehabilitan, debiendo extenderles manos generosas, auxilio
fraterno, por lo menos migajas de amor.
Nadie se deberá permitir la
interferencia destructiva o liberativa por medio de la eutanasia en tales
procesos redentores. Personas que se dicen penalizadas por los sufrimientos de
familiares y que desean que les sean luego cesados, casi siempre actúan por
egoísmo, presurosos de liberarse del compromiso y de la responsabilidad de
ayudarlos, sustentarlos, amarlos más.
No faltan terapéuticas médicas y
quirúrgicas que pueden amainar el dolor, perfectamente compatibles con la
caridad y la piedad cristianas.
A nadie es dado precisar el tiempo
de vida o sobrevida de un paciente. Son tan escasos de exactitud los
pronósticos humanos en este sector del conocimiento, cuanto no sucederá en
otros! ¿Cuántos enfermos, rudamente
vencidos, desesperados recobran la salud sin aparente razón o lógica?
¿Cuántos otros hombres en excelente
forma, portadores de sanidad y robustez, son victimados por sorpresas orgánicas
y sucumben imprevisiblemente?
El conocimiento de la reencarnación
proyecta luz en los más intrincados problemas de la vida, dirimiendo los
equívocos y dudas en torno a la salud como a la enfermedad, a la desdicha como
a la felicidad y contribuyendo eficazmente para la perfecta asimilación de los
postulados renovadores de los que Jesús Cristo se hizo abanderado por
excelencia y el Espiritismo, el Consolador encargado de demostrarlo en los
tormentosos días de la actualidad.
Argumentan, en tanto, los
utilitaristas que las importancias prodigadas con los pacientes irrecuperables
podrían ser utilizadas para pesquisas valiosas o para impedir que hombres
sabios enfermasen, o para asistir convenientemente a los que, dolientes, pueden
ser salvados ... Y desvarían, utopistas, insensatos sin considerar las fortunas
que son tiradas en espectáculos ruidosos y funestos de exaltación de la sensualidad,
del Fausto exagerado, de las disipaciones, sin que se les ocurra la necesidad
de la aplicación correcta de tales patrimonios en medidas preventivas
saludables o socorro a las multitudes famélicas y desnudas que pululan en todas
partes, pereciendo, a modo de migaja de pan, revolviéndose en la desesperación
por la ausencia de una gota de luz o una insignificante contribución de
misericordia.
Cada minuto en cualquier vida es,
por tanto, precioso para el Espíritu en rescate bendito. ¿Cuantas resoluciones
nobles, decisiones felices o actitudes desdichadas ocurren en un relámpago,
imprevistamente? Penetrándose el hombre de
responsabilidad y caridad, iluminado por la fe religiosa, fundada en hechos de
la inmortalidad, de la comunicabilidad y de la reencarnación, abominara en
definitivo la eutanasia intentando todo para cooperar con su hermano en los
justos resarcimientos que la Divina Justicia le otorga para la conquista de la
paz interior y de la evolución.
Extraído por Merchita del libro
“Después de la Tempestad” de Divaldo Pereira Franco
Ver los Blogs : El espírita Albaceteño.-
elespiritadealbacete.blogspot.comY además:
marinamiesdeeamor.blogspot.com
soyespirita.blogspot.com
elblogdeazucena.blogspot.com
espiritistas. es y
espiritistas. es y
ceesinfronteras.es/eventos.htm
No hay comentarios:
Publicar un comentario