domingo, 20 de noviembre de 2011

Estructura del cuerpo espiritual

Ricardodi Bernardi


Inicialmente, buscando facilitar una visión más clara del mecanismo de la reencarnación, es necesario reportar al estudio del cuerpo espiritual.

Cuando las entidades espirituales se nos  hacen visibles, sea por la simple videncia mediúmnica, sea por el fenómeno de materialización ectoplásmica, observamos que ellas poseen un cuerpo semejante a nuestro cuerpo físico. En el fenómeno de la materialización, tan estudiado por el famoso físico inglés William Crookes y por el premio Nóbel de Medicina y Fisiología, Charles Richet, los Espíritus se hacen visibles y palpables a todos los presentes a la sesión de estudios.

Innegable es, sin duda, que existen, trampas, fraudes conscientes e inconscientes; no obstante, la gran frecuencia de los fenómenos y el elevado nivel cultural y ético de las personas seriamente envueltas demuestran su realidad.

Aunque la esencia espiritual no tenga  forma, pues el principio inteligente, los Espíritus poseen un cuerpo espiritual anatómicamente definido y con una fisiología propia.

En los planos espirituales tenemos noticias, por numerosos médiums fiables, como Francisco Cándido Xavier (Chico- ya fallecido ) y Divaldo P. Franco, de la organización de comunidades sociales que los espíritus constituyen, a veces semejanza a las terrestres.

La energía cósmica universal  o fluido cósmico que llena todo el universo es la materia prima que el comando mental de los Espíritus utiliza para la constitución de los objetos por ellos manipulados. 

Las informaciones más detalladas fueron reunidas por Kardec en “El Libro de los Médiums”, en el capítulo – Del Laboratorio del Mundo Invisible.

El cuerpo de los Espíritus, ya mencionados por el apóstol Pablo y conocido en las diversas religiones con los más diferentes nombres, tales como periespíritu, cuerpo astral, psicosoma y otros, esta también  constituido de un tipo de materia derivada del fluido cósmico universal.

El cuerpo espiritual se presenta moldeable conforme las emanaciones mentales del Espíritu. Cada Espíritu presenta su periespíritu con aspecto correspondiente a su estado psíquico. La mayor elevación intelecto-moral va a determinar como consecuencia una sutilización del propio cuerpo espiritual. En contrapartida, los Espíritus cuyas vibraciones mentales son más inferiores determinan, inconscientemente, que su cuerpo espiritual se presente más denso y oscurecido, no teniendo la irradiación luminosa de los primeros.

Conforme se tienen noticias a través  de numerosos autores espirituales, el periespíritu se presenta estructurado por aparatos o sistemas que se constituyen de órganos; esos órganos están formados por tejidos que, a su vez, están constituidos por células.

Según referencias en las obras de Gustavo Geley y Jorge Andrade, las células del cuerpo espiritual, en un nivel más profundo, son formadas por moléculas que se constituyen por átomos. 

Los átomos del periespíritu están formados por moléculas por elementos químicos nuestros conocidos, además de otros desconocidos del hombre encarnado. Elementos como hidrógeno y además del uranio, que en la Tierra representan los límites de la materia atómica conocida.

Los átomos y moléculas que constituyen las células del periespíritu poseen una energía cinética propia que es la fuerza determinante de su vibración constante. Cuanto más evolucionada es la entidad espiritual mayor velocidad son los átomos del peri espíritu.

De la misma forma, conforme el adelantamiento moral del Espíritu, mayor el alejamiento entre las moléculas que componen el periespíritu, por su vibración, de ahí la menos densidad de su cuerpo espiritual. Una analogía: el agua en estado líquido, hervida se transforma en vapor por la mayor energía cinética de sus moléculas, determinando un alejamiento entre ellas derivado de la vibración más intensa que pasan a tener. En este ejemplo simple podemos mentalizar el porqué de la ligereza del cuerpo espiritual de las entidades cuyo padrón vibratorio es más elevado.

En el libro “Mecanismos de la Mediumnidad”, de André Luiz, psicografiado por F. Cándido Xavier, encontramos elementos complementarios sobre esta información.

Espíritus de alta jerarquía moral poseen vibraciones de alta frecuencia, o sea, las ondas que emiten o irradian son “finas” o de pequeña expansión de onda.

Los Espíritus más ignorantes o moralmente inferiores poseen vibraciones de baja frecuencia: las ondas que emiten o irradian son más “amplías” o de gran espacio.

Las energías emanadas por las vibraciones de las moléculas periespirituales se traducen también por una irradiación luminosa con colores típicos. Los Espíritus son vistos por los videntes o descritos en las obras psicografiadas emitiendo colores y tonos bastante peculiares a su grado de adelantamiento.

Cuanto más primitiva fuera la entidad espiritual, más oscuros son tonos de los colores y más opacos se presentan. A medida que suben peldaños más elevados en la escala del progreso, pasan a emitir una luminosidad más clara y cada vez más brillante. Resaltemos, no obstante que, transitoriamente, por la postura mental adoptada, transcurrente de situaciones momentáneas, las vibraciones se aceleran o desaceleran, determinando modificaciones en la estructura del cuerpo espiritual, y todo el conjunto se altera. Son descritos casos de zoantropía o licantropía donde las formas periespirituales se animalizan por la postura de odio recalcitrante u otros sentimientos inferiores, deformadores del cuerpo espiritual. El tratamiento reparador de estas deformaciones se efectúa con  la energización de los Espíritus que hemos observado en los trabajos mediúmnicos de que participamos.
 Ricardo Di Bernardi   Adaptación: Oswaldo E. Porras Dorta


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