La evolución es la transición del ser de la condición de esclavo a la condición de señor del propio destino.
Milenarias almas necesitadas somos ahora discípulos del bien. Y aun en el estado de la experiencia actual, algunas veces, inconscientes y distraídos, si aprendemos, hacemos secreto de lo que sabemos; si ganamos, erguimos el monopolio de lo que tenemos; si nos emocionamos, disfrazamos lo que sentimos en prejuicio de los semejantes.
Por eso, frecuentemente, ciegos, nuestros espíritus – no ven las bendiciones de la Providencia; sordos – no oyen las voces que cascatean dese las alturas; mudos – no confiesan las propias faltas.
Nos cumple considerar, entretanto, que nadie agrega un milímetro de imperfección perenne a la obra Imperecedera de Dios, de la cual participamos inevitablemente, desde que fuimos creados, por cuanto, toda manifestación impura tiene la duración de un minuto frente a la Eternidad.
Por tanto, no te aflijas cuando las condiciones difíciles en que te encuentras, en la romería terrestre, sean ellas cuales sean.
Si la Ley concede al cuerpo conforme al espíritu, no olvides que las mejores posiciones, ante el mundo, son aquellas que nos ofrecen las inhibiciones físicas, las dificultades de nacimiento, las herencias fisiológicas de amargo tenor, las luchas y los obstáculos incesantes, las adversidades y pruebas sucesivas, pues solamente en el circulo de esas desventajas aparentes es que superamos nuestros antiguos defectos morales y nos candidateamos a las Estancias Resplandecientes de la Mayor.
Estudia tus facilidades del momento que pasa.
Casi siempre la obsesión entra en la vida humana de brazos dados con ellas…
Si trajeras la conciencia arropada por el remordimiento, no te entregues inerme al aguijón con que te prende la cabeza. Busca rehacer el destino, ayudando a los otros, hora tras hora, sin olvidarte de que si la sonrisa es idioma internacional, el gemido también lo es…
Y auxiliando, actúa con presteza, una vez que el remedio que llega atrasado, se torna débil para combatir la dolencia que ya progreso…
Auscultemos intuitivamente el infierno del pretérito, en el abismo de nosotros mismos, pues la culpa, en forma de tentación, se nos inmiscuye en el presente, hasta el rescate final de los propios débitos, con todo, aun así, arrímate en el trabajo y serenata en la esperanza, porque, aun mismo en las más densas tinieblas, nadie vive huérfano de la solidaridad Divina.
Por el Espíritu Lameira Andrade – Del Libro: Ideal Espirita, Francisco Cándido Xavier
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