jueves, 16 de diciembre de 2010
Beneficiencia exclusiva
" QUE VUESTRA MANO IZQUIERDA NO SEPA LO QUE DA VUESTRA MANO DERECHA "
BENEFICENCIA EXCLUSIVA
.La beneficencia, ¿es bien entendida cuando es exclusiva entre las personas de una misma opinión, de una misma creencia, o de un mismo partido? .- No; es menester, sobre todo, abolir el espíritu de secta y de partido, porque todos los hombres son hermanos. El verdadero cristiano sólo ve hermanos en sus semejantes, y antes de socorrer al que está necesitado, no consulta ni la creencia ni la opinión, cualquiera que ella sea. ¿Seguiría acaso el precepto de Jesucristo, que dice que también debemos amar a los enemigos, si rechazase a un infeliz, porque éste tuviese otra fe que la suya? Que lo socorra, pues, sin pedirle cuenta de su conciencia, porque si es un enemigo de la religión, es el medio de hacérsela amar; rechazándole se la haría aborrecer. (SAN LUIS, París, 1860).
Comentario del texto.-
La beneficiencia bien entendida no puede ser una actitud benéfica o caritativa limitada; eso no sería verdadera beneficiencia. No se pueden poner límites al bien, actuando en exclusividad hacia personas determinadas, según sean de una clase social u otra; de una ideología u otra, etc, eso sería un acto parcial, mutilado o insuficiente , en cuanto a mérito a los ojos del Padre.
Si actuamos en nombre de Dios, ese Dios en el que creemos, Ilimitado e Infinitamente perfecto, sería por ello un contrasentido poner límites a cualquier acción benéfica hecha en Su nombre, pues Dios no se limita a Sí mismo cuando vela por toda su creación y por todas sus criaturas, obra suya, dentro de un Universo Infinito , perfecto , regido por unas leyes cósmicas perfectas, e ilimitado más allá del conocimiento e imaginación humana. Él hace nacer el sol cada día, y permite que nos caliente a todos, buenos y malos, creyentes o no creyentes; Dios no nos pone condiciones para bendecirnos cada día con Su Amor.
Es menester obrar siempre respecto a los demás, de modo totalmente indiscriminado y altruista, dando Amor a manos llenas en la mayor medida en que nos sea posible, pues la Caridad y la Beneficiencia realizadas sin Amor, se convierten en un acto frío, sin alma ,sin sentimiento y sin valor. Por tanto debemos hacer siempre como dice el refrán: “ Haz bien y no mires a quién” ; pero no basta hacer el bien de un modo frío y calculado, como una rutinaria obligación social más, que tal vez puede perseguir un interés político,social o económico, dando una imagen positiva para quedar bien ante el mundo, pero sin más transcendencia, o tal vez con la mira de que Dios nos lo apunte continuamente en nuestros haberes espirituales con el interés de que nos los pague más tarde; quien actúa solo con esas miras, muestra tener unas perspectivas muy mezquinas y limitadas. Solamente por el placer espiritual que conlleva el sentimiento materializado al realizar un acto de beneficiencia, ese acto por si mismo conlleva un placer en el alma, que ya es un premio más que grandioso.
Tal y como afirmó Jesús, hagamos siempre el bien, no para lucirnos o para lograr oscuras ventajas dando ante el mundo una imagen altruista y falsa, sino que debemos hacerlo siempre en el nombre de Dios, de modo sencillo, íntimo y humilde, no para lucirnos, sino para sintonizar con ese Gran Padre que es todo Amor y Bien, y esa sublime sintonía es garantía de gozo y felicidad. Por tanto cualquier acto caritativo o benéfico, deberá ser practicado siempre que tengamos cualquier ocasión y en la mayor medida en que podamos, con un sentimiento de Amor, en el nombre del Padre, y tal como aconsejó el Maestro Jesús, hagamoslo desde lo íntimo, como una plegaria íntima puesta en acción, y Dios que ve en lo escondido, recompensará nuestra acción. Este premio no será solamente de una mayor Luz espiritual cuando desencarnemos, sino que ya desde este mundo, percibiremos una íntima felicidad y satisfacción.
Seamos benefactores con la mente sintonizada y unida al Padre, y con el corazón palpitando de Amor por nuestros hermanos , que nos salen al camino de la vida , sin ellos saberlo, pero como instrumento de esa bendita oportunidad que nos ofrece el Padre ya en este mundo, para que podamos experimentar el gozo de crecer haciéndonos Uno con Él, en las ocasiones en que actuemos sintonizando así con Su Esencia.
¿Cómo podríamos crecer espiritualmente sin tener cerca esos hermanos que nos ofrecen la oportunidad de crecer cuando les amamos en sintonía con la Esencia Suprema o Dios?. Como ya hemos visto, en este caso, los actos de caridad y beneficiencia los paga Dios, y los paga “al contado”, esto es, con el propio acto benéfico con el que hemos sintonizado con Él. Por tanto agradezcamos al Padre cada vez que nos brinda la oportunidad de ejercer la caridad y la beneficiencia con algún hermano.
Por ley de sintonía y afinidad sentimos que es más fácil ser benefactores o caritativos con quienes comulgan en ideologías y creencias con nosotros, pero si por encima de esto, sabemos dar Amor a todos los demás,pasando por alto esas diferencias de sintonía con nosotros, diferencias que al final a todos nos enriquecen, mediante la acción de nuestra Caridad , y cuando supone por este motivo un mayor esfuerzo anímico, ese acto tendrá por ello más mérito que si el mismo no supone ese esfuerzo debido a sintonizar facilmente con el beneficiado.
Por último, recordemos que la Caridad o la beneficiencia no se limitan a la donación o entrega de bienes materiales o de bienestar a quienes los precisan, sino que muchas veces y con frecuencia, también deben estar enfocados al perdón y al olvido de las ofensas, corrigiendo sin herir, y actuando siempre con la mira en el beneficio moral que con nuestra actitud y nuestras palabras, podamos aportar al semejante, pues Dios establece que el Amor que le debemos, debe ser como el que nos tenemos a nosotros mismos, y Jesús también lo aconsejó cuando nos dijo que nos amáramos unos a otros como Él nos amó, o sea sin ostentación, con humildad, con perdón, y con verdadera altura de miras, contemplando siempre el beneficio al hermano nuestro en la humanidad, no solo en lo material, sino también en lo moral y anímico.
No se puede limitar el Amor, como no se pueden poner puertas al mar: Cuando el Amor es verdadero es ilimitado y sin ninguna clase de barreras limitadoras por prejuicios de ninguna clase.
La caridad y la beneficiencia ilimitada son como el grano de trigo, que cuando se siembra, se transforma en espiga abarrotada de muchos más granos de trigo; esto significa que ciertamente, el Amor se debe dar de modo ilimitado, y cuanto más cantidad sembremos, mucho más Amor recogeremos , muchas veces ya desde este mundo, en cuantía también ilimitada, por lo que viviremos con ese gozo del Amor que nos aguarda en los planos elevados del mas allá, -el Cielo de las religiones-, que no hace falta esperar para experimentarlo que nos llegue el turno de desencarnar, sino que lo podemos gozar ahora ya en este mundo, como un anticipo de esa felicidad que nos aguarda mas tarde en esos planos espirituales por haber haber sabido , como el grano de trigo, germinar, crecer y progresar por la senda del Amor
Jose Luis Martín
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