EL ESPÍRITA Y LA CUESTIÓN SEXUAL
Por Miguel Vives
Los hombres hicieron del sexo un motivo de escándalo. Convirtieron el sexo en cosa impura y repelente. Pero el sexo es una manifestación del gran poder creador, de las fuerzas productivas de la Naturaleza. El espírita no puede encarar la cuestión sexual como un asunto prohibido. El sexo es la propia dialéctica de la Creación y existe en todos los Reinos de la Naturaleza.
El paganismo llegó a hacer del sexo un motivo de adoración. Los pueblos primitivos manifiestan un gran respeto y asumen una actitud religiosa delante del sexo. Mas para esos pueblos, todavía bien próximos de la Naturaleza, el sexo no está sujeto a los desreglamentos, a los abusos y a la deturpación del mundo civilizado, el cristianismo condenó el sexo e hizo de él la fuente de toda perdición. Pero el Espiritismo reconsideró la cuestión, colocándose en un término medio entre las exageraciones de paganos y cristianos. El espírita sabe que el sexo es un gran campo de experiencias para el espíritu en evolución, y que es a través de él que la ley de la Reencarnación se procesa en la vida terrena. ¿Cómo pues considerarlo impuro y repelente?.
En El Libro de los Espíritus, Kardec comenta: " Los espíritus se encarnan hombres o mujeres, porque no tienen sexo. Como deben progresar en todo, cada sexo, como cada posición social, les ofrece pruebas y deberes especiales y nuevas condiciones de adquirir experiencias". Como vemos, el sexo es considerado pr el Espiritismo, en su justo lugar, como un medio de evolución espiritual. El espírita, por eso mismo, no puede continuar encarando el sexo como lo hace el común de los hombres. No puede abusar del sexo, ni despreciarlo. Antes debe considerar su valor y su importancia en el proceso de la evolución.
Todavía existe en el medio espírita mucha prevención contra los asuntos sexuales. Pero es necesario que esa prevención sea alejada, a través de una comprensión más precisa del problema. No hay motivo para hacer del sexo un asunto tabú, pero tampoco se debe exagerar en ese terreno, pues muchas criaturas se escandalizarían. Debemos acordarnos de que, por millares de años, a través de generaciones y generaciones sucesivas, el sexo fue considerado en la civilización cristiana en que vivimos, un campo de depravación y de perdición de las criaturas. La simple palabra sexo provoca en mucha gente una situación de ambivalencia: interés oculto y repulsión instintiva. Por eso mismo, la educación sexual debe ser encarada seriamente en los medios espíritas y no puede ser dejada al margen de la pedagogía espírita.
La mayor dificultad para la cuestión sexual está en el hogar, en la vida familiar. Los padres espíritas, no saben, generalmente, como preparar a los hijos para la llamada "Revelación del sexo". El régimen del silencio continúa imperando en nuestros hogares, creando mayores dificultades para la solución del problema. La simple prohibición del asunto crea un clima de misterio en torno a la cuestión sexual, aumentando los motivos de desequilibrio para los adolescentes. Los padres, a su vez, sufren también de inhibiciones, derivadas de un sistema equivocado de educación, al que estuvieron sujetos.
En la familia, la actitud más acertada es la de no responderse con mentiras doradas a las indagaciones de los niños sobre cuestiones sexuales. Pero no se debe tampoco responder de manera cruda. Sería una imprudencia querernos salir de un sistema de tabús para una situación de franca rudeza. Hay muchas formas de hacer sentir que el problema sexual n es ni más ni menos importante que los demás. Cada madre o padre tienen que descubrir la forma más conveniente a emplear en su medio familiar. La regla más cierta es la respuesta verdadera si la criatura pregunta: ¿ Cono nace la gente?, se debe responder, por ejemplo, "De la misma manera que los gatitos". Comenzando así, poco a poco, los propios padres van descubriendo la técnica de vencer las dificultades, sin embaucar que crearían un ambiente de excitación peligroso.
En las escuelas espíritas, el problema debe ser colocado con el mayor cuidado, pues la situación es aun más delicada: los niños de una clase pertenecen a diversas familias con diversas costumbres. Es peligrosa la llamada "actitud científica", generalmente seguida en los bachilleratos por los profesores de ciencias. Ellos no suelen tener en cuenta las sutilezas psicológicas del problema. Lo ideal sería que el asunto fuese discutido previamente en reuniones pedagógicas, entre profesores de ciencias, de psicología, de moral y del orientador pedagógico. La verdad es que el problema es más de pedagogía que de ciencias. El buen pedagogo sabrá conducirlo con el tacto necesario, sin producir choques peligrosos y sin permitir que el asunto caiga nuevamente en el plano del misterio.
Cuanto a los jóvenes, deben promover cursos y seminarios concernientes a la cuestión tratada, siempre con asistencia de un profesor experimentado, de moral elevada y reconocido buen sentido. Los jóvenes tienen necesidad de una buena orientación sexual, pues están en la fase de mayor manifestación de estas exigencias y si no son bien orientados podrán caer en lamentables equivocaciones. El joven espírita, aunque esclarecido por la doctrina, n está menos sujeto a los desequilibrios sexuales. Sabemos que esos desequilibrios tienen dos fuente principales: los abusos y vicios del pasado, en encarnaciones desregladas y las influencias de entidades peligrosas, muchas veces ligadas a los jóvenes por un pasado delictivo. Por eso mismo, el problema solo puede ser tratado de manera elevada, con gran sentido de la responsabilidad. Los médicos espíritas pueden ser grandes auxiliares de las Juventudes Espíritas en ese sector.
Cuanto a los espíritas adultos, no .están menos expuestos que los jóvenes. Son víctimas de una educación defectuosa, de un ambiente moral dominado por la hipocresía en materia sexual, y traen a veces agravadas por ese ambiente las herencias del pasado. Precisan acostumbrarse, en el medio espírita, de encarar el problema sexual de una manera seria, evitando actitudes negativas que dan entrada a influencias peligrosas. Encarando el sexo sin malicia como una función natural y una necesidad vital, el espírita, al mismo tiempo se corrige y modifica el ambiente donde vive, alejando del mismo los espíritus viciosos y maliciosos, que no encuentran más pasto para sus abusos. El mejor medio de ahuyentar a esos espíritus y de encaminarlos también a una reforma íntima, es la creación de una actitud personal de respeto por los problemas sexuales y el cultivo de un ambiente de comprensión elevad, en el hogar.
Esa misma actitud debe ser llevada para los ambientes de trabajo, por más contaminados que ellos se encuentren. El espírita no debe huir despavorido ante las conversaciones impropias, pues con eso demostraría incomprensión del problema y provocaría mayor interés en los otros por perturbarlo. Pero no debe, tampoco estimular esas charlas, con su participación activa. Su actitud debe ser de completa naturalidad, de quien conce el problema y no espanta con las conversaciones de mal gusto, pero también de quien no encuentra motivos para alimentarlas y participar de ellas. Siempre que sea posible y con sentido de la oportunidad, él debe procurar cambiar el rumbo de la conversación, para asuntos más provechosos, o mismamente para los aspectos más serios del problema sexual.
La mente viciosa se complace en las conversaciones deletéreas, en las imágenes grotescas, en las expresiones carentes de respeto. Escandalizarse por esas cosas o rechazarlas con violencia, es siempre perjudicial y anticaritativo, pues esas personas son las que más necesitan de amparo y de orientación. Lo más adecuado es procurar un medio de ayudarles a librarse de ese vicio. Lo más eficaz es orientar la conversación viciosa hacia aspectos respetables, como las consecuencias de los vicios, las situaciones dolorosas en que se encuentran personas conocidas y la conveniencia de tratar el sexo con el respeto debido a las fuerzas de la Naturaleza.
En los casos dolorosos de inversión sexual, el espírita se ve generalmente en dificultad. Lo más conveniente es apelar a los conocimientos doctrinarios y al poder de la oración.
Trabajos mediúmnicos pueden favorecer mucho esos casos,cuando son realizados con mediums serios, conscientes de su responsabilidad y de recta conducta. No disponiéndose de elementos así, de absoluta confianza, es mejor abstenerse de esos trabajos, insistiendo a la educación progresiva del hermano afectado, a través de oraciones, lecturas y estudios, conversaciones instructivas y pases espirituales, aplicados de modo metódico en días y horas fijos.
Nuestro destino está vinculado al modo como encaramos el sexo. Es inútil que queramos huir de este problema. Lo necesario es modificar viejas actitudes y vicios que traemos del pasado y que encontramos de nuevo en la Tierra sometida por sus propias imperfecciones. Encaremos el sexo como una manifestación del poder creador, tratándolo con el debido respeto, y cambiaremos nosotros mismos, a los demás y a la sociedad en general. El espírita debe ser el elemento siempre apto para promover esos cambios y nunca ser un acomodado a situaciones viciosas que dominan a las criaturas y las esclavizan tanto en la Tierra como en el espacio.
En conclusión:
El problema sexual debe ser encarado por el espírita con naturalidad, en vista de la naturalidad de la función creadora; el sexo debe ser considerado como fuente de fuerza, vida y equilibrio, debiendo por eso mismo, ser respetado y no vejado; entre el desreglamento del pagan y el preconcepto del cristiano dogmático, el espírita debe mantenerse en el equilibrioo de la comprensión exacta del valor del sexo. Las fuentes de vida no pueden ser vituperadas sin respeto por la malicia y la impureza de los hombres.
( Extractado del original del autor)
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¿ QUÉ ES LA CARNE?
"si vivimos por el Espíritu,andemos también por el Espíritu"
Pablo;Gálatas:5.25
Casi siempre,cuando se habla de espiritualidad,se presentan muchas personas que se quejan de las exigencias de la carne.
Es verdad que los apóstoles hablaron muchas veces de la concupiscencia de la carne,de sus impulsos criminales,y de sus deseos nocivos.Nosotros mismos,frecuentemente,nos sentimos en la necesidad de aprovechar el símbolo para hacer mas accesibles las lecciones del Evangelio.
El propio Maestro simbolizó que el Espíritu,como elemento divino,es fuerte,pero que la carne,como expresión humana,es débil.
Pero,¿qué es la carne?
Cada personalidad espiritual tiene su cuerpo fluídico, ¿y acaso no percibísteis aún que la carne es un compuesto de fluidos compensados?. Naturalmente,esos fluidos,al reunirse,obedecerán los imperativos de la existencia terrestre,en lo que designáis como ley hereditaria; mas,ese conjunto es pasivo y no determina nada por si mismo.podemos describirlo como una casa terrestre,dentro de la cual el Espíritu es el dirigente,de la habitación esa que tomará las características buenas o malas de su poseedor.
Cuando hablamos de pecados de la carne podemos tomar la expresión como faltas debidas a la condición inferior del hombre espiritual sobre el planeta.
Los deseos depravados,los impulsos deprimentes,la ingratitud,la mala fe,el carácter del traidor,nunca fueron de la carne.
Es preciso que se instale en el hombre la comprensión de su necesidad de autodominio,despertando sus facultades para disciplinarse y renovarse a si mismo en Jesucristo. Uno de los mayores absurdos de algunos discípulos es atribuir al conjunto de células pasivas que sirven al hombre,la paternidad de los crímenes y desvíos de la tierra,cuando sabemos que todo procede del Espíritu.
CAMINO VERDAD Y VIDA
Mi opinión sobre el tema : Los seres humanos somos Espíritus en cuerpos de materia ( carne ), descendientes de nuestra procedencia animal, por la que ya hemos transitado, pero de la que todavía mantenemos los instintos atávicos de nuestro ya lejano pasado, y al igual que ellos utilizan el sexo para procrear, excepto algunas especies de simios que también lo usan como medio de reconocimiento social, así nosotros portamos también los mismos impulsos por la misma energía que en ellos promueve los apareamientos y las relaciones sexuales. La diferencia estriba en que por las facultades intelectivas poco evolucionadas que todavía tenemos, esa inteligencia y su voluntad, propias y naturales de sí mismos como Espíritus que somos, interfieren con los instintos animales que nos acompañan, y a los que trata de controlar sin dejarse vencer por ellos, pero en medio de esa lucha evolutiva, el sexo suele quedar desvirtuado y sometido a los dictámenes del Espíritu más o menos débil o fuerte, que es el que actúa en el cuerpo y a través del cuerpo carnal, tratando de no ser dominado por el mismo.
El cuerpo carnal por si solo, no es nada más que materia viva sin las atribuciones propias y exclusivas del Espíritu, que es quien manda y dirige. Aunque es indiscutible que la materia corporal influye sobre el Espíritu en gran medida, porque por ella en sus génes de origen animal, se transmiten las energías que afectan al Ser espiritual que trata de controlarlas y dirigirlas.
Cuando se deja vencer por los instintos e inclinaciones naturales de la materia, finalmente se siente derrotado y humillado , en su conciencia, ante esos instintos y tendencias animales que le dominan, lo cual hace que se rebele finalmente ante su situación y reemprenda la necesaria lucha interior para vencerse a sí mismo, fortaleciéndose en el empeño y desarrollando así, cada vez más sus facultades intelectivas y volitivas.
- Jose Luis Martín -
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Oración para sonreír.
Señor, renueva mi espíritu y dibuja en mi rostro
sonrisas de gozo por la riqueza de tu bendición.
Que mis ojos sonrían diariamente
por el cuidado y compañerismo
de mi familia y de mi comunidad.
Que mi corazón sonría diariamente
por las alegrías y dolores que compartimos.
Que mi boca sonría diariamente
con la alegría y regocijo de tus trabajos.
Que mi rostro dé testimonio diariamente
de la alegría que tú me brindas.
Gracias por este regalo de mi sonrisa, Señor.
Madre Teresa de Calcuta
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Ensayo teórico sobre la sensación en los Espíritus
*. El cuerpo es el instrumento del dolor. Si no su causa primera, constituye al menos su causa inmediata.
El alma tiene la percepción de ese dolor. Dicha percepción es el efecto. El recuerdo que conserve ella podrá ser sobremanera penoso, pero no puede tener una acción física. En efecto, ni el frío ni el calor pueden desorganizar los “tejidos” del alma. Ésta no podrá helarse ni quemarse. ¿No vemos a diario que el recuerdo o la aprensión de un mal físico produce el mismo efecto que la realidad? ¿E inclusive ocasiona la muerte? Todo el mundo sabe que las personas a quienes se ha amputado un miembro sienten dolor en ese miembro inexistente. Seguramente que no es dicho miembro la sede del dolor, ni aun su punto de partida. Es que el cerebro conserva la impresión de él, eso es todo. Se puede creer, pues, que hay algo análogo en los sufrimientos del Espíritu después de la muerte.
Un más profundo estudio del periespíritu, que desempeña un rol tan importante en todos los fenómenos espíritas -las apariciones vaporosas o tangibles, el estado del Espíritu en el instante de la muerte, la idea, tan frecuente en él, de que sigue aún vivo, el cuadro conmovedor de los suicidas y los decapitados, el de las personas que se habían entregado por entero a los goces materiales, y tantos otros hechos-, ha venido a arrojar luz sobre esta cuestión y ha dado lugar a explicaciones cuyo resumen ofrecemos aquí.
El periespíritu es el lazo que une al Espíritu con la materia del cuerpo. Se toma del ambiente circundante, en el fluido universal. Se relaciona a la vez con la electricidad, el fluido magnético y, hasta cierto punto, con la materia inerte. Se podría afirmar que constituye la quintaesencia de la materia. Es el principio de la vida orgánica, pero no el de la vida intelectual. Esta última reside en el Espíritu. Es, además, el agente de las sensaciones exteriores. En el cuerpo, tales sensaciones se hallan localizadas en los órganos que les sirven de canales. Una vez destruido el cuerpo, las sensaciones se generalizan. Ved aquí por qué el Espíritu no manifiesta que le duela la cabeza más que los pies.
Por otra parte, hay que cuidar de no confundir las sensaciones del periespíritu, que se ha emancipado, con las del cuerpo. Sólo podemos tomar estas últimas como término de comparación, no como analogía. Cuando se ha desprendido del cuerpo, puede el Espíritu sufrir, pero ese padecimiento no es el del cuerpo. Tampoco se trata de un dolor exclusivamente moral, como el remordimiento, puesto que se queja del frío y del calor. No sufre más en invierno que en verano. Los hemos visto pasar a través de las llamas sin experimentar ninguna sensación penosa. Por tanto, la temperatura no les hace la menor impresión. El dolor que experimentan no es, pues, un dolor físico propiamente dicho. Se trata de un vago sentimiento íntimo, del que el Espíritu mismo no se da siempre perfecta cuenta, precisamente porque el dolor que siente no está localizado y no es producido por agentes exteriores. Constituye más bien un recuerdo que una realidad, pero un recuerdo por demás, penoso. Sin embargo a veces hay algo más que un recuerdo, conforme lo veremos.
Nos enseña la experiencia que en el instante de la muerte el periespíritu se desprende del cuerpo con mayor o menor lentitud. En los primeros momentos el Espíritu no se explica su situación. No cree estar muerto, sino que se siente vivir. Ve a un lado su cuerpo, sabe que es el suyo, y no comprende que se haya separado de él. Tal estado se prolonga en tanto siga existiendo una unión entre el cuerpo y el periespíritu. Nos decía un suicida: “No, no estoy muerto”. Añadiendo: “Y, sin embargo, siento que los gusanos me devoran”. Seguramente que los gusanos no devoraban el periespíritu, y aún menos el Espíritu, sino el cuerpo. Pero, como la separación del cuerpo y el periespíritu no era completa, de ello resultaba una especie de repercusión moral que le transmitía la sensación de lo que en el cuerpo estaba sucediendo. Quizá “repercusión” no sea la palabra adecuada, porque podría inducir a creer en un efecto demasiado material. Era más bien la vista de lo que ocurría en su cuerpo –al cual lo ligaba su periespíritu- lo que producía en él una ilusión que tomaba por realidad. Así pues, no se trataba de un recuerdo, puesto que en vida no había sido nunca devorado por gusanos. Era un sentimiento actual. Vemos, pues, las deducciones que de los hechos puede extraerse cuando se los observa con atención.
El LIBRO DE LOS ESPIRITUS
ALLAN KARDEC.
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INFLUENCIA Y PROTECCIÓN DE LOS ESPÍRITUS IGNORANTES
Mercedes cruz Reyes
En todas las circunstancias de la vida en que las expresiones antagónicas del desorden íntimo provocan tormentos, vínculos psíquicos con los desencarnados, conscientes o turbados por el trance de la muerte, generalmente, promueven largos procesos obsesivos y causan infelices estados de perturbación que son capaces de llevar a la delincuencia a la locura. La esfera de los llamados muertos siempre ha influido poderosamente en la actividad mental de los llamados vivos. Al penetrarse recíprocamente los dos continentes de la vida: el físico y el espiritual, es muy difícil establecer el marco divisorio, capaz de definir con precisión donde uno empieza y otro termina. Por eso, muerte es vida, y vida en el cuerpo no deja de ser muerte…
Los malos espíritus, pululan en la Tierra, por la inferioridad moral de sus habitantes. La acción maléfica de esos Espíritus es parte integrante de los flagelos con que la Humanidad se ve abrazada en este mundo. La obsesión que es uno de los efectos de semejante acción, así como las enfermedades y todas las tribulaciones de la vida, debe ser considerada como probación o expiación, y aceptada como tal.
Allan Kardec con los elocuentes testimonios de la inmortalidad del alma, de la comunicabilidad de los Espíritus, de la reencarnación y de las obsesiones, fue el que presento una terapéutica conveniente para ser aplicada en las influencias malignas de los espíritus ignorantes. A partir de la publicación de “El Libro de los Médiums” en enero de 1861, en Paris, se presenta todo un conjunto de reglas un notable esquema de las facultades mediúmnicos, y un seguro estudio del Espíritu en sus diversas facetas, que culmina con el examen de las manifestaciones espiritas, de la organización de Sociedades y de conferencias de los Espíritus Elevados, que trazaron rutas de seguridad para los que ingresen en la investigación racional de los fenómenos mediúmnicos.
La misión primordial de la Doctrina Espirita es el despertar al hombre para su naturaleza especialmente espiritual, ayudándolo a convivir con su mundo de apariencias y el de los seres del mundo invisible, que ejercen sobre nosotros una acción muy fuerte capaz de influir profundamente en nuestra vitalidad, en nuestro libre albedrio y hasta en nuestro destino, próximo o remoto.
El Espiritismo está destinado a liberar al hombre encarnado de la acción del medio que lo rodea, de modo que pueda determinarse, concientizarse de sí mismo y actuar bajo el comando de su libre albedrio. En una palabra, a mejorarse interiormente.
En el plano físico, el hombre se mueve oprimido por los intereses de sus semejantes, desde el núcleo familiar, que le exige renuncias constantes de sí mismo para que pueda convivir razonablemente con las personas que lo rodean.
Aquí en el plano físico el hombre domina la situación, pudiendo aceptar o no hacer las cosas. El proceso es abierto, las personas pueden ser analizadas, detectadas, incluso sentidas en su acción y puede decirse que nada ocurre, con su desconocimiento cuando se trata de una acción directa sobre su persona.
Sin embargo en el plano invisible o espiritual la cosa es bien diferente, nuestros sentidos no penetran en ese mundo esencial, y todo lo que pasa en él, no pasa por nuestro conocimiento. La acción de los Espíritus sobre los encarnados, en el diario vivir del ser humano, es desconocido por este, porque no puede ver, ni oír, ni sentir a los seres despojados del envoltorio carnal que nos aísla del mundo normal y primitivo.
Los malos espíritus explotan a los encarnados, pues tienen acceso, en todos los sentidos. Es muy importante la organización de una defensa para impedir la acción de esas mentes ocultas y perversas, para no caer bajo su dominio, lo cual es mucho más fácil de lo que se piensa.
Allan Kardec, en la cuestión 459 de El Libro de los Espíritus pregunto: ¿Influyen los Espíritus en los pensamientos y acciones de los encarnados? Y los Espíritus contestaron que su influencia es mayor de lo que pensamos, pues la mayoría de las veces son ellos los que nos dirigen.
El interés que mueve a los Espíritus inferiores a dominar la mente de los encarnados y conducirlos por los caminos que ellos desean llevarlos es a semejanza de la de los hombres, su interés es la satisfacción de sus instintos y de su orgullo.
Los espíritus ignorantes, situados en los planos inferiores de la otra vida, en cavernas, absorben las energías de los encarnados y les vampirizan la vida como si fuesen lampreas insaciables en el océano del oxigeno terrestre. Suspiran por el retorno al cuerpo físico, y persiguen las emociones del campo carnal con el desvarío de los sedientos en el desierto, absorbiendo reservas de fuerza de los seres encarnados que les dan calor, desprevenidos del conocimiento superior. Pues en el fondo, las bases económicas de toda esa gente, residen, aun, en la esfera de los hombres comunes, y por esto, defienden apasionadamente, el sistema de robo psíquico dentro del cual se sustenta, junto a las comunidades en la Tierra.
Es conveniente tomar conciencia de ese flagelo que atormenta a la humanidad, para encontrar métodos adecuados con el fin de despertarlas sobre el peligro que corren cuando tienen la mente desprevenida y el corazón cerrado dentro de sí mismos, cuando se dejan atrapar en esas trampas de las sombras.
Sin asustar a las personas, es necesario mostrar con las tintas de la realidad, cuantas y cuantas vampirizaciones y agresiones brutales son usadas en esas acciones nefastas de las sombras.
Pero, si el conocimiento de la materia está con nosotros, si el Espiritismo desde el inicio, se confiesa consciente de ese intercambio indeseable, si tenemos más de 150 años de estudios e investigaciones ¿Qué nos falta para enseñar a las personas, como analizar su pensamiento para identificarlo, y como defenderse de cualquier intromisión indebida de los seres desencarnados?
Sabemos que todos los viciados, toxicómanos, alcohólatras, etc., etc., son víctimas de ese asedio, sin excepción. Si tuviesen conocimiento anterior de ese intercambio, tal vez resistiesen y usasen la razón para rechazar una profundidad mayor de la dependencia, la subyugación impuesta por los Espíritus viciosos que comparten sus emociones y sensaciones groseras.
¡Cuántos hogares se desintegran bajo la intriga mental de Espíritus malhechores entre los familiares incautos!
Cuantas persona enferman e incluso desencarnan, bajo la acción magnética de mentes perversas, que ejecutan venganzas, o actúan para su propia satisfacción!
Ha llegado la hora de una cruzada esclarecedora en cuanto al intercambio entre los mundos visible e invisible, y son los espiritas los que pueden hacerla.
La Doctrina Espirita posee antídotos, terapias especiales para tan calamitoso mal de la obsesión. Repitiendo las enseñanzas de Jesús, distiende lecciones y rumbos para aquellos que se acercan a sus fuentes vitales.
El mundo de los encarnados y desencarnados se interpenetran, ya que entre ambos no hay barreras que los separen ni fronteras reales definidas.
Las orientaciones y socorros en su gran mayoría proceden del Mundo espiritual, obtenidos en sesiones realizadas con la participación de diversos miembros de la Unión Espírita Bahiana, presidida por José Petitinga, el amigo incondicional de Cristo. Es gracias a él que en el plano físico, se consiguió en cierto modo, acompañar las disposiciones socorristas dedicadas a miembros envueltos en tramas de la obsesión, y es estudiando esta laboriosa tarea, que intentaremos extraer los conocimientos, para desarrollar el tema de esta conferencia, que no es otra, que desarrollar la protección que podemos utilizar para preservarnos de las influencias negativas.
Todos los apuntes necesarios, se obtuvieron, con la valiosa cooperación de Petitinga y de las Entidades Superiores que ayudaron en aquel intento, que fue un coronado éxito merced a la Divina Misericordia.
Los nobles luchadores de la mediúmnidad, los infatigables servidores de las tareas de desobsesión, se dedican a los trabajos de socorro a los hermanos atribulados de ambos lados de la vida, cooperando con Cristo en la implantación de un Mundo Mejor al que todos aspiramos.
Incesantemente los Espíritus ejercen su acción sobre el mundo moral y físico, actúan sobre la materia y sobre el pensamiento y constituyen una de las potencias de la naturaleza, con ello una multitud de fenómenos se efectúan que son explicados racionalmente por el Espiritismo. Constantemente los hombres nos relacionan con los espíritus, los buenos nos impulsan hacia el bien, nos sustentan en las pruebas de la vida y nos ayudan a soportarlas con coraje y resignación. Los malos nos incentivan al mal: les produce gozo vernos sucumbir y asemejarnos a ellos.
Allan Kardec invitado a participar en la lid de la cultura y de la información, empuñando el bisturí de la investigación, esclareció, con una Filosofía Científica – El Espiritismo -, extraída de hechos debidamente comprobados, los misterios del oscurantismo, ofreciendo una terapéutica segura para las alineaciones torturantes, repitiendo las experiencias de Jesucristo junto a los endemoniados y enfermos de todo orden.
Clasificó como obsesión, a la gran mayoría de los disturbios psíquicos y elaboró procesos de recuperación del obsesado, estudiando a la luz de las reencarnaciones las causas anteriores de las aflicciones, valiéndose de un lenguaje condicente con la razón y experimentalmente demostrable.
La Codificación Kardeciano, monumento granítico levantado por los siglos venideros no resolvió el “problema del hombre”, puesto que solo al hombre le corresponde hacerlo. Sin embargo si ofrece las bases y direcciones seguras para que tenga una vida feliz, ética y socialmente armoniosa en la familia, en la comunidad donde fue llamado a vivir.
Con el advenimiento de la moderna Parapsicología, nuevos sucedáneos han sido creados para el espíritu inmortal y mientras los investigadores se demoran ante el problema de la designación nominativa que inspira debates y controversias, la Doctrina Espirita, aleccionando el amor y la fraternidad, el estudio y el conocimiento de la vida bajo la inspiración de los Inmortales, dilata los brazos y libera de los tejidos vigorosos de la obsesión, a aquellos que por imprevisión o probación, se dejaron arrastrar a los oscuros precipicios de la anarquía mental, perturbados o subyugados por fuerzas vengativas de la Erraticidad, prescribiendo las mismas directrices morales insertas en el Evangelio de Jesucristo, vivido en espíritu y Verdad.
EL Codificador afirmó que “el conocimiento del Espiritismo”, lejos de facilitar el predominio de los malos Espíritus, tendrá como resultado, a más corto u largo tiempo, cuando sea conocido por toda la Humanidad, el destruimiento de ese predominio, el de la obsesión, dando los medios de ponerse en guardia de las sugestiones de ellos. El se valió en innumerables veces, pese a ser un conocedor del Magnetismo, de diversos métodos de la Doctrina espirita para liberarlos con seguridad, a través de la moralización del Espíritu perturbador y del sensitivo perturbado.
La Obsesión según Allan Kardec, es el dominio que algunos Espíritus logran adquirir sobre ciertas personas. Es practicado siempre por espíritus inferiores que tratan de dominar, pues los buenos espíritus no infligen ningún constreñimiento, estos aconsejan, combaten las influencias de los malos espíritus y si no son escuchados, se retiran.
Los Espíritus son las almas de los hombres, y desde todos los tiempos ellos ejercieron influencia saludable o perniciosa sobre la Humanidad. La facultad mediúmnica no es más que el medio para manifestarse. A falta de esa facultad, lo hacen por otras mil maneras más o menos ocultas”.
“Los medios de combatir la obsesión, aclara Allan Kardec, varían de acuerdo con el carácter que ella reviste”. Y elucida: “Las imperfecciones morales del obsesado constituyen frecuentemente, un obstáculo para su liberación”.
Aun hoy en día, la obsesión continúa siendo un escollo terrible para la paz y serenidad de la criatura humana. Los orígenes de la obsesión están en los pliegues del espíritu encarnado, hay obsesiones en escala infinita, y los obsesados consecuentemente, son de variedad infinita. La etiopatogenia de tales disturbios mentales, es más amplia que la clásicamente presentada, mereciéndose destacarse la denominación de causa carmica.
Viajero de la Eternidad, el espíritu conduce los gérmenes cármicos que posibilitan la convivencia con los desafectos del pasado, ofreciendo una nefasta comunión.
El odio no es solo el factor causante de la obsesión, ni tampoco es solo en la Tierra donde se localiza la obsesión, más allá de la sepultura, en las regiones dolorosas y aflictivas de imperioso reajustes , de impostergables despertar de conciencias, se enfrentan muchos verdugos y víctimas, donde comienzan las prosecuciones y subyugaciones psíquicas.
La obsesión bajo cualquier modalidad que se presente, es una enfermedad de largo curso que exige una terapia especializada de segura aplicación y de resultados que no es posible lograr apresuradamente.
Por tanto, los tratamientos de la obsesión son complejos, imponiendo una elevada dosis de renuncia y abnegación por parte de aquellos que se ofrecen o se dedican a tal menester.
Conferencia de Merchita
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