miércoles, 30 de noviembre de 2016

ACLÁRELE TODO A SU HIJO




     


  LA RUEDA DE LA VIDA


 A lo largo de estos últimos meses hemos estado repasando algunos aspectos relacionados con una ley fundamental: La ley de Renacimientos o ley de la reencarnación; es el momento de hacer estas reflexiones finales que nos permitan extraer consecuencias para nuestra vida diaria. Este es un tema capital, trascendental. Sin él, es prácticamente imposible encontrarle un sentido a la vida, más allá de los anhelos más próximos, de algunos objetivos en la vida que justifiquen nuestras luchas, nuestros esfuerzos; pero que sin el estudio de esta ley fundamental, nos faltará siempre elementos que completen el engranaje espiritual, que nos explique las desigualdades humanas, que le dé un carácter justo y misericordioso a las obras de Dios Padre. La vida está repleta de situaciones complejas, difíciles, sangrantes, que no encuentran acomodo lógico y razonable en una sola vida. Es como si tratáramos de entender una obra literaria fantástica, extraordinaria, con la lectura, estudio y análisis de un solo capítulo de la obra, habiendo perdido el resto. Esto sería una quimera, y aunque en dicho capítulo quedara patente el talento y buen hacer de su autor, siempre nos quedarían preguntas sin respuestas, destellos de genialidad a medias, imposibles de entender en su conjunto sin la lectura del resto de capítulos de tan magnífica obra. Las vidas sucesivas funcionan del mismo modo. Somos la consecuencia del ayer, vivimos actualmente las experiencias y las pruebas necesarias a nuestro actual momento evolutivo, ni más ni menos; ejerciendo la libertad de que se 9 Amor paz y caridad nos dota para escoger el camino que más nos convenga o plazca. “La siembra es voluntaria y la cosecha obligatoria” reza un viejo axioma. Las desigualdades humanas, los cambios de fortuna, las enfermedades así como la salud, la riqueza o la pobreza, etc., no son caprichos divinos, accidentes desgraciados de la providencia para someter caprichosamente a unos, muchas veces en beneficio de otros. Seguramente nos vendrá al pensamiento los egoísmos humanos, el materialismo voraz, las pasiones de los poderosos que no permiten el desarrollo de una sociedad justa y equitativa. Efectivamente, queda un largo camino por recorrer, pero esto por sí sólo no justifica, no explica el que unos nazcan en hogares confortables y otros, como ocurre en muchos puntos de nuestro planeta, vivan y crezcan en ambientes de miseria, guerras y destrucción. El ser humano no sólo busca la supervivencia sino también una posibilidad de vivir con su familia en paz, con un futuro por delante que le permita ser relativamente feliz; dicho con otras palabras: vivir con dignidad. Muchas veces, el espíritu, por negligencias y errores del pasado, se ve con la necesidad de reencarnar con ciertas carencias que le movilicen, le obliguen a buscar, a superarse a sí mismo en las luchas diarias, utilizando sus recursos internos dormidos. Del mismo modo, aquellos que nacen en hogares donde todo les sonríe, con un amplio patrimonio y posibilidades materiales, es una concesión provisoria de la que también tendrán que dar cuentas, una vez queden despojados de todo ello, de vuelta a nuestro verdadero hogar espiritual. La vida humana, con cuerpo físico es un suspiro, es un día corto en la inmensidad de una eternidad que no estamos en condiciones de comprender. En nuestra limitada capacidad de entendimiento, sujetos al espacio y tiempo, se nos nubla la razón cuando echamos una mirada a la inmensidad que nos aguarda; pequeños todavía en evolución y a la percepción de la realidad que nos envuelve, imposible de percibir con nuestros sentidos groseros aún. Necesitamos distintas vidas, que son como los capítulos de una obra maravillosa, como el ejemplo anterior, para reflexionar, experimentar, acertar y equivocarnos. En cada pasaje de la obra, el personaje principal va creciendo, muchas veces de una forma casi imperceptible para el lector-observador; capacitándose para mayores empresas, adquiriendo experiencia, ampliando su conciencia, su visión de la vida, de la realidad. Cada circunstancia importante de la vida encierra una valiosa lección. Debemos aprender a leer sin rebelarnos. Nada ocurre por azar, Dios Padre no se equivoca, puesto que traemos al encarnar un programa de realizaciones, de tareas a desarrollar. Aprendiendo a amar al prójimo como a nosotros mismos. Desarrollando valores, buscando unos objetivos superiores que le den un sentido profundo a la vida. Cuando no es así llega el vacío, la depresión, la búsqueda frenética de placeres que llenen un espacio interior sombrío. Al carecer de un rumbo claro, falto de ideales, muchos se lanzan a la adquisición de bienes materiales, a la búsqueda de una riqueza rápida y sin esfuerzo, para posteriormente con el botín conseguido vivir plácidamente, experimentando y buscando todo tipo de estí- mulos sensoriales, intentando compensar el estrés acumulado. Efectivamente, una vez conseguida la meta propuesta, ahora toca ampliar si cabe la fortuna conseguida a costa del esfuerzo de muchos y al mismo tiempo disfrutar sin escrúpulos del botín…. Estos son los casos de aquellos cuya educación y malos ejemplos encaminaron hacia la búsqueda del éxito egoísta, aislados de la realidad y que forman parte de una sociedad a la que le deben de aportar algo útil, siendo generosos. Por todo ello, necesitamos hacer un alto en el camino, revisar nuestras creencias, ampliando horizontes de comprensión con el estudio de las grandes leyes universales, razonando por nosotros mismos; buscando un sentido de la vida que nos llene de verdad, que nos genere entusiasmo, ganas de luchar y compartir, tornando ese vacío existencial en alegría, en felicidad. Ha sido esa nuestra humilde pretensión, generar con estos artículos una cierta inquietud de búsqueda, de reflexión para plantearse otras posturas, otras formas de ver la vida. Vivimos momentos cruciales para la humanidad. Por una parte, el triste espectáculo de las migraciones masivas hacia el viejo continente buscando paz y prosperidad, convirtiendo el mar con su travesía en pateras, en un gran cementerio de personas, incluidas mujeres, ancianos y niños, huyendo del horror de las guerras. Por otro lado, el cada vez mayor índice de suicidios, en un gran porcentaje por jóvenes y adolescentes. Las crisis económicas, políticas y sociales que complican el futuro y la convivencia, dejándose por el camino, la sensatez y la solidaridad entre los pueblos; levantando muros donde otrora se derrumbaron. Todo ello nos muestra un escenario muy complicado, lleno de sufrimiento, donde muchas veces, la parte emocional, los sentimientos, la sensibilidad humana tiene que hacer un esfuerzo importante para admitir una realidad que es consecuencia de los momentos especiales que nos ha tocado vivir. Aún, incluso, conociendo las leyes espirituales y su mecánica muy justa. Para concluir diremos que, es la hora del amor, de la comprensión, haciendo visible el principio espiritual, la exhortación del Espíritu de la Verdad que nos pide lo siguiente: “AMAROS, esta es la primera enseñanza, INSTRUIROS, esta es la segunda”. Efectivamente, el amor y la instrucción son las palancas esenciales de transformación, son los dos pilares que nos han de aportar el consuelo y la esperanza, la certeza en un futuro mejor, una vez se hayan completado las experiencias y situaciones que los actualmente encarnados en este viejo mundo nos ha tocado vivir. 

José M. Meseguer © 2016, Amor, Paz y Caridad

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          EL TRABAJO EN EL HOMBRE

La vida es la   armonía de   los   movimientos, resultante   de    los cambios incesantes en el seno de la naturaleza visible e invisible. Su manutención depende de la actividad de todos los mundos y de todos los seres.
  Cada individualidad, en la prueba, como en la redención, como en la gloria divina, tiene una función definida de trabajo y elevación de sus propios valores. Los que aprendieron los bienes de la vida y cuantos los enseñan con amor, multiplican en la Tierra y en los Cielos los dones infinitos de Dios.

La civilización y el progreso como la propia vida, dependen de los intercambios incesantes. El Universo en su constitución maravillosa, no creo ni sanciona leyes de aislamiento en la comunidad eterna de los mundos y de los seres. La existencia es una larga escalera, en la cual todas las almas deben darse las manos, en la subida para el conocimiento y para Dios.

El trabajo es una ley natural por lo mismo que es una necesidad, y la civilización obliga al hombre a mayor trabajo, porque aumenta sus necesidades y sus goces.

Las ocupaciones materiales no solo son trabajo, el espíritu trabaja como el cuerpo. Toda ocupación útil es trabajo.

El trabajo es impuesto al hombre porque es consecuencia de su naturaleza corporal; una expiación y al mismo tiempo un medio de perfeccionar su inteligencia; sin el trabajo, el hombre no saldría de la infancia de la inteligencia y por esto solo a su trabajo y actividad debe su subsistencia, su seguridad y bienestar. Al que es débil de cuerpo Dios le da, en cambio, la inteligencia, pero siempre es trabajo.
Todo trabaja en la Naturaleza, los animales trabajan como nosotros, pero su trabajo, como su inteligencia, esta limitado a las atenciones de su conservación y he aquí porque no es progreso para ellos, al paso que en el hombre tiene un doble objeto: la conservación del cuerpo y el desarrollo del pensamiento que también es una necesidad, y que le eleva por encima de si mismo.
Cuando decimos que el trabajo de los animales esta limitado a las atenciones de su conservación, se entiende que se habla del objeto a que se proponen al trabajar, pero a su pesar, y al mismo tiempo que proveen sus necesidades materiales, son agentes que secundan las miras del Creador, y su trabajo no deja de concurrir al objeto final de la Naturaleza, aunque, con mucha frecuencia, no descubra el hombre el resultado inmediato.

La Naturaleza del trabajo es relativa a las necesidades, y cuanto menos materiales son estas, menos lo es también aquel. No creamos, sin embargo, que el hombre permanece inactivo e inútil, la ociosidad seria un suplicio en vez de un beneficio.

El hombre rico, que posee bienes suficientes para asegurarse la existencia no esta libre de la ley de trabajo, del trabajo material quizás; pero no de la obligación de hacerse útil según sus medios, de perfeccionar su inteligencia o la de otros, lo que también es trabajo. Si el hombre a quien Dios ha confiado bienes suficientes para asegurarse la existencia, no esta obligado a mantenerse con el sudor de su frente, la obligación de ser útil a sus semejantes es tanto mayor para el en cuanto la parte que anticipadamente le ha sido asignada, le concede mayor desahogo para hacer el bien. 
Para reparar las fuerzas del cuerpo es necesario el descanso con el dejamos un poco de libertad a la inteligencia con el fin de que se levante por encima de la materia.
El limite del trabajo es el limite de las fuerzas. Por lo demás Dios deja al hombre en libertad.

El imponer a los inferiores un trabajo excesivo es una de las acciones mas malas. Todo hombre que tiene mando res responsable del exceso de trabajo que impone a sus inferiores porque viola la ley de Dios.

En la vejez el hombre tiene derecho al descanso, pues solo esta obligado según las fuerzas.

Si el anciano no tiene recursos y no puede trabajar, su familia y a falta de esta la sociedad ha de hacer sus veces. Esta es la ley de caridad.

No basta decir al hombre que ha de trabajar, sino que también es preciso que el que cifra la existencia en su trabajo encuentre ocupación, lo cual no sucede siempre. Cuando la suspensión del trabajo se generaliza toma las proporciones de una calamidad como la miseria. La ciencia económica busca el remedio en el equilibrio de la producción y el consumo; pero este equilibrio, aun suponiendo que sea posible, tendría siempre intermitencias, durante cuyos intervalos no deja de tener necesidades de vivir el obrero. Hay un elemento, con el cual no se ha contado bastante y sin el, la ciencia económica no pasa de ser una teoría. Este elemento es la educación, no la intelectual, sino la moral, y tampoco la educación moral que enseñan los libros, sino la que consiste en el arte de formar el carácter,  la educación que da hábitos; porque la educación es el conjunto de hábitos adquiridos.

Cuando se piensa en la masa de individuos lanzados diariamente al torrente de la población, sin freno y sin principios y entregados a sus propios instintos, ¡ hay que admirarse de sus desastrosas consecuencias¡. Cuando se conozca, comprenda y practique aquel arte, el hombre llevara a la sociedad hábitos de orden y de previsión para si y los suyos, de respeto hacia lo respetable, hábitos que le permitirán pasar menos penosamente los malos días inevitables. El desorden y la improvisión son dos canceres que solo una educación bien entendida puede curar; este es el punto de partida, el elemento real del bienestar, la prenda de seguridad para todos.
El trabajo es una ley para las humanidades planetarias como para las sociedades del Espacio. Desde el ser mas rudimentario hasta los Espíritus angélicos que velan por los destinos de los mundos, todos toman parte en el gran concierto universal.

Es penoso y grosero para los seres inferiores, el trabajo se suaviza a medida que la vida se refina. Se convierte, en un venero de goces para el Espíritu adelantado, que se hace insensible a las atracciones materiales, exclusivamente ocupado en los estudios mas elevados.

Con el trabajo, el hombre domina a las fuerzas ciegas de la Naturaleza y se pone a salvo de la miseria; por el trabajo es por lo que se fundan las civilizaciones y por lo que se extienden el bienestar y la ciencia.

El trabajo es el honor y la dignidad del ser humano. El ocioso que, sin producir nada, se aprovecha de la labor de los demás, no es mas que un parásito. Mientras el hombre se haya ocupada en su tarea se acallan sus pasiones. La ociosidad, por el contrario, las desencadena y les abre vasto campo de acción. El trabajo constituye también un gran consuelo, un derivativo saludable de nuestras preocupaciones y nuestras tristezas; calma las angustias de nuestro Espíritu  y fecundiza lustra inteligencia. No existe un dolor moral, no existen decepciones ni reveses que no encuentren en el un apaciguamiento; no hay vicisitudes que resistan a su acción prolongada.

El que trabaja tiene asegurado un refugio para su sufrimiento y un verdadero amigo en la atribulación, no puede aceptar la vida con disgusto. En cambio, cuan digna de lastima es la situación de aquel a quien los achaques condenan a la inmovilidad y a la inacción; si este hombre ha sentido la grandeza y la santidad del trabajo, si por encima de su interés propio ve el interés general y el bien de todos y quiere contribuir a él, sufre uno de los padecimientos mas crueles que se han reservado para el ser viviente

Tal es también la situación en el Espacio del Espíritu que falto a sus deberes y disipo la vida. Comprendiendo demasiado tarde la nobleza del trabajo y la villanía de la ociosidad, sufre al no poder realizar lo que su alma concibe y desea.

El trabajo es la comunión de los seres. Por el nos aproximamos los unos a los otros, aprendemos a ayudarnos y a unirnos; de esto a la fraternidad no hay mas que un paso.

La antigüedad romana deshonró el trabajo haciendo de él la condición propia del esclavo. Esto explica su esterilidad moral, su corrupción y sus secas y frías doctrinas. Los tiempos actuales tienen otra concepción completamente distinta de la vida. Buscan plenitud en una labor fecunda y regeneradora.

La filosofía de los Espíritus amplifica más aun esta concepción, indicándonos en la ley de trabajo el principio de todos los progresos y de todas las elevaciones, y demostrándonos que la acción de esta ley se extiende a la universalidad de los seres y de los mundos. Por eso estamos autorizados a decir: Despertad ¡ OH, vosotros, todos los que dejáis adormecidas vuestras facultades, vuestras fuerzas latentes! ¡Manos a la obra! ¡Trabajad, fecundad la tierra; haced resonar en las fabricas el ruido  del vapor!. Agitaos en la colmena inmensa. Vuestra tarea es grande y santa. Nuestro trabajo es la vida, es la gloria y es la paz de la humanidad.

Obreros del pensamiento, escrutad los grandes problemas, propagad la ciencia, distribuid entre las multitudes los escritos y las palabras que reconfortan y fortifican.¡Que de un confín del mundo al otro unidos en la obra gigantesca, cada uno de nosotros emita su esfuerzo, con el fin de contribuir a enriquecer el dominio material, intelectual y moral de la humanidad!.

La glorificación del trabajo es un servicio que ha venido cumpliendo el Evangelio.

Con anterioridad a la influencia del Maestro, la tierra era un vasto latifundio poblado por amos y esclavos. El servicio era considerado deshonra.

Dominadas por el principio de la fuerza, las naciones conservaban enorme semejanza con los agrupamientos de la comunidad primitiva. La notoriedad social provenía de la caza. Los tronos se erguían, casi siempre, sobre oscuros cimientos de pillaje.

Los favores de la vida pertenecían a los más astutos y a los más poderosos. Cualquier revés económico redundaba en cautiverio compulsivo.

El trabajo era sinónimo de envilecimiento.
Los espíritus más nobles, la mayoría de las veces, permanecían en absoluta dependencia, sudando y gimiendo para sostener el carro purpúreo de los opresores. En todas las ciudades pululaban los esclavos de todos los matices, y tan solo a ellos se les confería el deber de servir como severo castigo.
La Roma imperial estaba repleta de cautivos tomados a Egipto, a Grecia, a la Galilea y al Ponto. Tan solo en la revolución de Espartaco, en el año 71 antes de la era cristiana, fueron condenados a muerte en la  Vía Apia, 30.000 esclavos cuya única falta era la de aspirar al trabajo digno en libertad edificante.
Con Jesús, sin embargo, surge una nueva época para el mundo. El ministerio del Señor es, sobre todo, de acción y movimiento. Se levanta el Maestro al Alba y se devoción al bien de los semejantes hasta muy entrada la noche.

Medico _ no descansa en el auxilio efectivo a los enfermos.
Profesor _no se fatiga con la repetición de las lecciones.
Bienhechor _ esparce sin cesar las bendiciones del amor infinito.
Sabio _ coloca a la ciencia del bien al alcance de todos.
Abogado _ defiende los intereses de los débiles y de los humildes.
Trabajador Divino _ sirve a todos sin reclamos y sin esperar recompensa.

El ejemplo de Cristo es sublime contagioso. Cada compañero de apostolado se aparta luego de la comodidad, para ayudar en su nombre y abrir horizontes más amplios a la comprensión de la vida, en regiones distantes de la cuna que los viera nacer.
Mas tarde en Roma, el deseo de ayuda mutua entre los cristianos, alcanza realizaciones inconcebibles en el capitulo del trabajo.

Personas convertidas al Evangelio se consagran por entero al servicio, con el objeto de amparar a los compañeros necesitados.
Los aprendices de la Buena Nueva se esparcen en las actividades de la industria y la agricultura, de las artes y las ciencias, de la instrucción y el comercio, dela asistencia y la limpieza publica, disputando medios para el auxilio a los socios del ideal, en la servidumbre o en la indigencia, en el sufrimiento o en las prisiones.

Hay quien ayuna durante dos o tres días seguidos, a fin de economizar dinero para los servicios de asistencia al prójimo, bajo la dirección de un pastor. El trabajo pasa entonces a ser interpretado como bendición Divina.

Paulo de Tarso, cuando se traslada de la dignidad del sanedrín a la ruda labor del telar y confecciona tapices para no ser carga de nadie, a fin de garantizar de esa manera su libertad de palabra y acción, es el símbolo del cristiano que educa y realiza, a la vez que demuestra que a la pureza de la enseñanza debe aliarse la gloria del ejemplo.

Y honrado hasta hoy, en el trabajo digno a su principal norma de acción, el Cristianismo es la fuerza libertadora de la Humanidad, en todos los rincones del mundo.

Muchos negadores de la sobre vivencia del Espíritu, interrogan, acerca de cuestiones que desearían ver solucionadas sin la contribución del esfuerzo, personal, que pertenece a la criatura humana.
Preguntan con inteligencia ¿por qué razón no se materializan los Espíritus, que todo lo pueden, a fin de demostrar sin sombra de duda la inmortalidad?.
¿Por qué los Muertos, que pueden penetrar en el futuro, no traen las formulas eficaces para acabar con las enfermedades, reduciendo así los dolores que sufren los hombres?.
¿Por qué los orientadores de la humanidad, no nos esclarecen sobre la patogénesis de las neoplasias malignas, modificando los panoramas de la salud, en el planeta terrestre?.
¿Por qué los Benefactores de la criatura humana, ya desencarnados, no presentan hábiles soluciones para los graves problemas de la alineación mental?.
¿Por qué los Guías del destino humano, no nos proporcionan, los métodos para combatir la súper población, impidiendo que se corporifiquen nuevas criaturas, mediante lo cual evitarían las colectivas calamidades sociales, económicas y morales, que azotan a decenas de millones de hambrienta y enfermos?.
¿Por qué los Instructores Espirituales no actúan directamente sobre los jefes de Estado, impeliendo que los mismos accionen las armas de guerra, con las cuales dominan naciones y victiman a un incalculable numero de criaturas?.
Son interrogantes, que se caracterizan por el comodísimo mental, en un proceso de transferencia de responsabilidad y acción, se multiplican en innumerables ítem.
No obstante, las respuestas se encuentran en el cuerpo de la Doctrina que se empeñan en
ignorar y que no se permiten conocer por medio del estudio ni de la meditación.

El Espiritismo enseña, a través de su lógica de bronce, que la muerte no modifica intrínsicamente a nadie.
Morir, como reencarnar, significa salir del cuerpo o entrar en el  sin alteración real de los valores morales ni del comportamiento personal.
Asimismo, aclara que no existen formulas mágicas para lograr soluciones de ocasión, lejos del esfuerzo de cada cual y sin la activa contribución de cada uno.
Lo que la Doctrina Espirita pretende es la transformación interior del ser, allí donde se encuentre, prosperando así en beneficio propio y en el de su prójimo, al servicio de la vida.
Lo que  a los hombres corresponde realizar no puede transferirse a los Amigos Espirituales.

Si los Educadores realizan las tareas de sus discípulos, no harían mas que promover en ellos la inutilidad, la ignorancia, la pereza...
Debido a sus conquistas y conforme las necesidades que les son compatibles, periódicamente permite la Divinidad que se corporifiquen, como misioneros de la evolución y del progreso humano Einstein, un Gandhi, un Pasteur, un Flemming, un Francisco de Asis y otros, enseñando la belleza y convocando a la lucha sin cuartel del trabajo y de la renovación personal.
La verdad cambia mucho entre los hombres, a semejanza de una luz filtrada por vidrios de diferentes tonalidades, y tampoco todos pueden afrontar esa verdad mientras viven.
Si millones de criaturas, estando aun en la carne, se toparan frente a frente con la verdad simple y cruda, de la vida mas allá de la tumba, sin diálogos directos con los inmortales corporificados entre ellos, enloquecerían de pavor, arrojándose en suicidios infelices, en desdichados y espectaculares intentos de fuga de la realidad...
Si los Espíritus aportasen rápidas respuestas para los problemas que tiene la función de fomentar el progreso, la parálisis inutilizaría brazos y mentes, que llegarían a atrofiarse, perdida la finalidad que tienen destinada en el mecanismo de la evolución.
Los hombres disfrutan conforme sus merecimientos, reciben de acuerdo con lo que realizan y cosechan la sementera dejada en el pasado.
En su inevitable proceso de desarrollo, el Espíritu es, en el cuerpo, o fuera de el, el autor de su destino.
Los desencarnados no son poseedores de toda la sabiduría. Si eso fuera posible, como consecuencia del puro y simple fenómeno de la muerte ellos se volverían dioses, tal como lo sostiene las concepciones de la ortodoxia mitológica del pasado.
Jesús es el Señor que a todos nos estimula, invitándonos a las conquistas superiores, portador, El si, del conocimiento pleno.
Revelándonos al Padre, en ningún momento tuvo el deseo de igualarlo, en cambio, nos enseño a adorarlo en condición de Entidad máxima, y a El, nuestro Maestro y Benefactor, a seguir imitándolo en todos los caminos , para adquirir la paz.

Honrando al trabajo, como ley que fomenta la evolución afirmo También  “El Padre hasta hoy trabaja”, legándonos la honra del Servicio intransferible como un apoyo resistente para la victoria sobre las dificultades personales y para la liberación de todas las circunstancias afligentes y dolorosas, por nosotros mismos engendradas.

¡AMAD EL TRABAJO Y ENGRANDECERLO!

Es por el  que la civilización se levanta, que la educación se realiza y que nuestra felicidad se perpetúa. En la Patria de las Almas llora amargamente el espíritu que desprecio su riqueza oculta, por haberse olvidado que solamente por medio del trabajo podemos desarrollar nuestras posibilidades de crecimiento hacia la inmortalidad.

Jesús decía: ¡ Aquel que quiera venir en pos de Mi, que tome su cruz y me siga !.

Con estas palabras invitaba a los hombres a trabajar llevando  sus aflicciones hasta el fin con resignación y paciencia. Nunca debemos estar de brazos cruzados, una labor de la que nos podemos sentir orgullosos es la de nuestra reforma intima, porque ella ara que la lucha exterior sea fructífera, beneficiando nuestro entorno , facilitando la labor de todos los que nos rodean, sin crear impedimentos  seremos allanadores del camino de la redención, muchas veces sin nosotros querer y sin apenas darnos cuenta ofrecemos obstáculos e impedimentos a labores que beneficiarían la paz del mundo y que los holgazanes y los refractarios del bien entorpecen.

Merchita- En base a obrasde la Codificación. de Divaldo y de Chico Xavier

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El cristiano es como el roquedo que ni los vientos alisios ni los tornados derriban; se muestra invulnerable a la lisonja y a la calumnia. El cristiano se doma para hacerse vencedor....de sí mismo. Para quien se venció, nadie ni persona alguna le transforma la victoria en derrota. Venciéndose se liberó de las flechas de la indolencia y de las garras de la enfermedad, lavándose de toda suciedad.-
 ( Aportación de Eugenia Somenzini)
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EN EL MOMENTO DE LA MUERTE

En el momento de la muerte, todo es al principio confuso. El alma necesita algún tiempo para reconocerse, pues está como aturdida y en el mismo estado de un hombre que, despertándose de un sueño profundo, procura explicarse su situación. La lucidez de las ideas y la memoria del pasado le vuelven, a medida que se extingue la influencia de la materia de la que se liberó y se disipe la especie de neblina que obscurece sus pensamientos.

La duración de la turbación que sigue a la muerte del cuerpo varía mucho;puede ser de algunas horas, de muchos meses y hasta de muchos años. Es menos larga en las personas que desde su vida terrena se identificaron con su estado futuro, porque entonces comprenden inmediatamente su posición.

Esta turbación presenta circunstancias particulares, según el carácter de los individuos y sobre todo, de acuerdo con el género de muerte. En las muertes violentas, por suicidio, suplicio, apoplejía, accidentes, etc., el Espíritu está sorprendido, se asombra y no cree estar muerto y sostiene esa idea con obstinación.
Sin embargo, ve su cuerpo, sabe que es el suyo y no comprende por qué está separado de él; se acerca a las personas que estima, les habla y no comprende por qué no le oyen. Esta ilusión perdura hasta que se logra la completa liberación del periespíritu y solo entonces, el Espíritu se reconoce y comprende que no pertenece ya al número de los vivos. Este fenómeno se explica fácilmente. Sorprendido de improviso por la muerte, el Espíritu queda aturdido con el cambio brusco que se operó en él. Para él la muerte continúa siendo sinónimo de destrucción y aniquilamiento. Pues bien, como piensa, ve y escucha no se considera muerto.
     
Lo que aumenta su ilusión es el hecho de verse con un cuerpo de forma semejante al precedente, pero cuya naturaleza etérea no tuvo tiempo aún de estudiar; él lo cree sólido y compacto como el primero y cuando llaman su atención sobre este punto, se sorprende de no poder palparlo. Este fenómeno es análogo al de los sonámbulos novicios que creen no dormir. Para ellos el sueño es sinónimo de suspensión de las facultades, pues, como piensan y ven, juzgan que no duermen.
     Ciertos Espíritus presentan esta particularidad, aunque la muerte no les haya llegado repentinamente; sin embargo, es siempre más general, en los que, aunque estaban enfermos, no pensaban en morir. Se ve entonces el singular espectáculo de un Espíritu asistiendo a su propio funeral, como si fuera al de un extraño y hablando de ello como si fuese una cosa que no le concierne, hasta el momento que comprende la verdad.
    La turbación que sigue a la muerte no es nada penosa para el hombre de bien; es serena y en todo caso semejante a la que  acompaña un despertar tranquilo.
   Para los que no tienen la conciencia pura, está llena de ansiedad y angustias, que aumentan a medida que se reconoce.
   En los casos de muerte colectiva, se ha observado que todos los que mueren al mismo tiempo, no se vuelven a ver inmediatamente. En la turbación que sigue a la muerte, cada uno toma por su lado, o no se preocupa más que por aquellos que le interesan.

EL LIBRO DE LOS ESPÍRITUS – ALLAN KARDEC
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         PACTO DE AMOR UNIVERSAL 

Pida a la evolución que usted se haga veterano de la experiencia terrestre. No se amedrante ante el error, pero no camine desprevenido.

La estancia humana conserva en su camino, trampas a cada paso, cogiendo almas desprevenidas, con todo solo en la costra planetaria obtendrá usted las conquistas que le mejoren el ser a la luz de la inmortalidad.

Hay espíritus que, por muchas veces, parten de la carne a través de la muerte y a la carne vuelven a través de la cuna, cuales estatuas inermes que, después de enterradas durante siglos, vuelven al examen de otros, sin ningún aspecto nuevo que les altere las muecas fijas. 
Domine las propias tendencias inferiores que le parezcan insubyugables.

Usted es soberanamente libre en la intimidad del propio espíritu.

Apenas usted descifrará los enigmas que transporta en la conciencia.

Solamente usted desenredará las madejas de sombra que le surjan en el pensamiento.

No intente sofocar su sed de infinito, pero, no se rinda a las ilusiones de la mayoría.
 Si la taza de espectaculares victorias humanas, casi siempre se destaca repleta de lágrimas ajenas, la taza de las legítimas victorias del espíritu, trasborda el sudor individual.

Usted será siempre el principal sobreviviente de sus días.

 La sepultura es el nivel de las medidas terrenas, pero la vida es multifacética en el Más Allá: a la vista de eso, en la realidad sustancial a sus actitudes y acciones meritorias  estas constituyen la base de su felicidad y de su discurso irresistible.

Calle gemidos y suspiros frustrados, decidiéndose a servir realmente.

El amor puro es la síntesis de todas las armonías conocidas.

La fraternidad es el pacto de Amor Universal entre todas las criaturas ante el Creador.

Nuestra alegría solamente florece junto a la alegría de muchos. ¿ De qué vale a nadie el título de héroe en una tragedia ?. ¿ ¿ Donde está el beneficio de una santidad que estará brillando en el desierto, sin ser útil a nadie?.
Con el Espiritismo nació en la Tierra la fe razonada.

Usted, por tanto, interiormente está libre para ayudarse a usted mismo, consciente como se encuentra de que auxiliar con desinterés a los otros es interpretar vivamente la filosofía de Cristo y consolidar la seguridad del propio bien.Por el Espíritu André Luiz 

XAVIER, Francisco Cândido. Ideal Espírita. Espíritus Diversos. 

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   "Cada buena acción que usted hace, es como una luz que usted enciende junto a sus propios pasos"
- Chico Xavier -

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                ACLÁRELE  TODO A SU HIJO 

“Los Espíritus que son llevados a reunirse por la semejanza de sus gustos, la igualdad de su nivel moral y el afecto forman familias. (...)Pero, como quiera que no sólo para sí mismos han de trabajar, Dios permite que otros Espíritus menos adelantados encarnen entre ellos, para recibir consejos y buenos ejemplos, en bien de su progreso. Éstos ocasionan a veces perturbaciones a los otros, pero en ello consiste precisamente la prueba, ahí está la tarea” (ESE) 
En 1983, promovimos el debate sobre la enseñanza, a nivel universitario. En biología y en biomedicina la deserción de los alumnos incentivó el estudio de las causas (3,4). ¿ Será la deserción el reflejo de un estado social, de una mala conducción administrativa que, además de ser abortiva, favorece las circunstancias que pueden ser consideradas precipitantes? Investigaciones análogas podrían explicar por qué algunos Centros Espíritas tienen jóvenes conscientes, activos y otras no. 

¡De un día para otro, el joven, no quiere ir al Centro! 

¿Qué hacen los padres frente a la resistencia religiosa? 

Comportamientos polares 

Hay comportamientos polares. El autoritarismo se puso de manifiesto en la decisión de J. cuando le advirtió a su hijo que perdería su mensualidad y el uso del coche los fines de semana. Pero el hijo se consiguió un trabajo como “ayudante de servicios generales” y sus amigos pasaron a llevarlo en coche como acompañante. 

La aceptación pacífica, sin mayores discusiones es lo que encontramos en F. quien dijo “más tarde volverá”. El padre desconocía la necesidad que los jóvenes tienen de discutir. En esta fase ellos necesitan contradecir. 

“En nuestra época no había discusión, los padres mandaban, los hijos iban y punto final”, declara la madre de R., de 16 años, quien vive buscando razones para no ir a la Casa Espírita. Este es un hecho que aflige a los padres. Aunque nacidos en familias espíritas, los jóvenes se sienten atraídos por las ideas nihilistas. Esto hace surgir la falsa idea de que el ángel de la guarda a veces se distrae. 

Oímos una explicación sobre del respeto que se debe tener en relación con el libre albedrío: “si estuviéramos avanzando en la dirección de algo que nos enseñará una lección valiosa pero difícil, ellos podrán mostrarnos maneras más alegres de aprender la misma cosa. Si resolviéramos persistir en el camino original, ellos no intentarán impedírnoslo. Es incumbencia de nosotros, los padres, elegir la alegría. Pero, tal vez aprendamos mejor a través del dolor y del esfuerzo, que los guías espirituales no alejarán a los niños de nosotros”. 

¿Qué hacer? 
Vacunar la mente infantil y juvenil con el fin de prevenir la enfermedad causada por el microbio de la alienación (2). 

¿Cuáles son las causas de la resistencia que encontramos en el momento de ir al puesto de vacunación? 

Las Causas Naturales 
Hay causas naturales y legítimas. Durante el período de crecimiento aparecen momentos naturalmente tumultuosos como el de la “expansión subjetiva” conocido como “descubrimiento de la realidad exterior”. Sobreviene el dolor “por la pérdida de los padres ideales”, cuando la imagen idealizada y mágica se choca con la realidad. Volviendo a la deserción del joven de la casa espírita no podemos olvidarnos que la rebelión contra la autoridad constituida, es natural, en este período de la vida. Durante esta fase los jóvenes son constantemente evaluados y aprenden a evaluar la fe de la familia. Cuando encuentran padres espíritas de fachada se sienten frustrados. El niño pasa a ser un adolescente cuando percibe que todos los adultos son imperfectos. Más tarde, cuando pueda perdonar a sus padres se convertirá en adulto. 

Las causas legítimas 

Por otro lado existen otras causas para la deserción. 
1. Con mucha frecuencia, los jóvenes encuentran que las reuniones son poco atractivas y que las exposiciones están muy lejos de sus intereses; 
2. Cuando encuentran temas que estimulan su curiosidad perciben que esos estudios son mal administrados e impartidos por los evangelizadores que, aunque bien intencionados, son incompetentes. Algunos son incapaces de formular objetivos y de seleccionar estrategias adecuadas. 
3. Otra causa legítima es el hallazgo de contradicciones. Lo que se dice no es lo que se vive en el Centro. Esto último, es más fácil de observar en el comportamiento de los padres. Muchas veces los jóvenes aprenden que deben amar al prójimo aunque los padres no vivan conforme a este precepto. Y esto hace que los hijos se sientan traicionados. 
4. Examinando las condiciones socio-familiares vamos encontrar la luz en el fondo del túnel, especialmente cuando intentamos comprender el impulso homosexual. En ese caso hay que considerar varias cuestiones y mirar a través de las diferentes ventanas del edificio del holismo espiritualista. 

El hombre es un ser de carácter polifacético. Para su análisis, se necesita emplear distintas formas de abordaje, como los criterios estadístico, biológico, psicológico, antropológico (psicoanalítico), familiar, político y espiritual; los que están separados sólo por una razón didáctica. 
Cuando examinamos detenidamente las condiciones socio-familiares de la homosexualidad encontramos un grupo familiar con problemas, donde hay relaciones patológicas, entre padres e hijos. Es posible encontrar progenitores confundidos, ausentes, sumisos, alcoholizados, machistas, violentos, autócratas y dominantes. 

El 22% de las mujeres transexuales sufrieron abuso sexual por parte de los padres, y en el 37% de los casos, la relación entre los padres fue muy conflictiva, dolorosa, distante (*). Un grupo semejante fue encontrado en niños con tentativas de suicidio (**). 

Abandonar las reuniones del Centro puede indicar la necesidad de romper las amarras con un padre posesivo.

 La solución 
Podemos sugerir, pedagógicamente, la lucha en favor de una causa justa. En la lucha contra el estigma de la lepra; el aborto, las condiciones inadecuadas del Hospital Psiquiátrico Espírita y el uso de las drogas hemos obtenido ayuda valiosa de los estudiantes que participan de los grupos espíritas en las universidades (***). 
Dirigentes espíritas; padres y profesores pueden dificultar 

Con frecuencia, los profesores y los padres no comprenden el verdadero alcance de las iniciativas anteriormente citadas. Piensan que se trata de un trabajo muy puntual. Creen que estamos empleando mucha energía en una actividad propia de los representantes del poder público. 

Muchos no perciben que en estas actividades de “lucha contra”, en favor de una causa justa, nuestros jóvenes, en realidad, se están protegiendo contra diversos argumentos, que podrían atraerlos, si no fuera el caso de estar con la atención concentrada en un acto de heroísmo, ejerciendo su ciudadanía. Emplean tiempo y energía, es verdad, pero también se inmunizan contra las enfermedades causadas por el microbio de la alineación o de la desesperanza. 

Cuando el mayor de edad participa en el apoyo logístico, el choque generacional desaparece, y todos ganan. La Casa Espírita que vive en el ensimismamiento, que no tienen niños ni tampoco jóvenes, no estimula el surgimiento de nuevos colaboradores y, en consecuencia, no tiene futuro. 

Muchos dirigentes “desconfiados” son incapaces de delegar responsabilidades. Son personas responsables que creen que el joven aún no se encuentra, como ellos, apto para asumir determinadas funciones. La falta de fe en el joven y en los orientadores espirituales y el miedo al fracaso, llevan a la centralización de todo y terminan por dañar a quienes tanto les gustaría beneficiar. Esto es una causa de deserción. 

Hay un cuento popular que trata de un científico que quería estudiar sobre la vida del mayor comandante después de su muerte. El investigador fue hasta el Cielo y le pidió a San Pedro que le concediera una cita con el desencarnado, para obtener así valiosas informaciones. Cuando estuvo frente al comandante, el científico reaccionó diciendo que él no era la persona con quien deseaba hablar: “A usted, yo lo conocí, durante muchos años. Fue un simple zapatero en la ciudad donde viví”. San Pedro aclaró: “Habría sido el mejor de todos si hubiera tenido oportunidades y condiciones ambientales adecuadas para su desarrollo”. 

Aunque debemos caminar sin temor no seamos imprudentes. La excusa de cultivar el coraje -cuando el arrojo no es necesario- es comparable a una liviandad peligrosa”. Emmanuel aún nos dice que “el equilibrio es fundamental, pues un corazón temerario incendia cualquier servicio, arrasándolo. Pero un corazón miedoso hiela el trabajo”. 

A propósito de esta cuestión sobre el congelamiento, el artículo “En la Universidad – ¿Indiferencia o Miedo?” publicado en la Revista Internacional de Espiritismo año LXXV(2): 77-79, marzo de 2000, dice que en algunas universidades hay espíritas que temen ser identificados como adeptos de la Doctrina Consoladora. 

Jesús, el Guía y Modelo 
En educación, los modelos de excelencia, son de gran valor. Sin embargo, en la actualidad hay una tendencia en favor de la desmitificación de los héroes. A causa de eso, los jóvenes carecen de imágenes concretas de personas admirables, que los ayuden en el esfuerzo por su evolución personal. Es natural en la juventud desear ser o tener un héroe. Cuando el joven perciba que, en su propuesta pedagógica, hay una concepción revolucionaria con respecto a los dolores, tabúes y prejuicios, Jesús será su guía y modelo. 

Jesús propone una escala de valores que solamente héroes, incluso los pequeños y anónimos, pueden poseer.

Habrá identificación con el Evangelio y desaparecerá la crisis de identidad, frecuente en la homosexualidad, y oriunda de un grupo familiar con problemas. 

¿ Estoy exagerando? 

Si al final, el joven, ¡sólo desea afirmar su independencia! 

Recordemos que la rebeldía sin lucha, es decir, cuando no encuentra la resistencia paterna, puede ser un fracaso para el joven . Es ahí, entonces, que el joven puede buscar un nuevo campo de batalla. Y la droga puede ser la opción. Todos los drogadependientes dicen: “cuando yo quiera la dejo”. La aceptación pacífica, sin resistencia alguna, es un comportamiento peligroso. 

La aceptación, con el comienzo de algunas “batallas”, utilizando estrategias apropiadas, es la mejor opción. 

No estamos practicando el ejercicio ilegal de la psicología, sino estimulando el intercambio de experiencias en el ejercicio legal de la paternidad responsable. 

Como padres y/o cónyuges aprendemos con el error y el acierto. El error forma parte del proceso y debe transformarse en estímulo para el crecimiento. Fue así con la mujer adúltera y no lanzamos la primer piedra. Fue también, de esa forma, con el paralítico, que el maestro hizo el refuerzo pedagógico: “-Vete y no vuelvas a errar” (Juan, 8:11). 

Somos Espíritus imperfectos. Si erramos debemos reparar el error y recuperarnos, demostrando madurez emocional y salud mental. 

Decirle a nuestro hijo que continuamos con nuestra creencia, pero que respetamos su derecho de decidir por sí mismo, es fundamental. 

Trabajar en el sentido de la maduración y de la fortificación de la personalidad de los hijos, sabiendo oír en un diálogo franco, coherente y seguro, es tan importante como incentivar el compañerismo, el empeño y la responsabilidad en sus actividades que deben ser variadas, desde el trabajo hasta los deportes, desde los estudios hasta las diversiones. 

La vacuna atrayente 
La postura “intermedia”, adoptada por el padre de S., quien decidió no asistir más a las reuniones en la Juventud Espírita, nos pareció satisfactoria cuando dijo que ella “era afable con la familia y con los amigos, se esforzaba por ayudar a los otros y era voluntaria en una escuela para niños con educación especial”. En verdad, ella no iba al centro pero vivía espiritualmente. 
El mejoramiento del hombre y la sociedad son los sectores que reclaman mayor atención (5) incluso dentro del Movimiento Espiritista. 

Frente a la rebeldía religiosa necesitamos hacer un alto y reflexionar. La angustia vivida en la adolescencia es muy grande. La pérdida del mundo infantil y la incorporación al de los adultos es un período tan difícil, que la experiencia clínica sostiene, que las hechos son tan intensos como los vividos por el adulto ante la pérdida de un ser querido. 

M., de 15 años, empezó a presentar síntomas de la rebeldía religiosa. Los padres se detuvieron para analizar la cuestión y finalmente concluyeron que también debían evaluar el papel de la Casa Espirita. Hicieron un diagnóstico. La mayoría de los asistentes era de mediana edad o más. Las actividades para los jóvenes eran poco atractivas. Aplicaban vacunas muy dolorosas. Decidieron buscar una casa más "joven" en la que hubiera un programa completo de actividades para adolescentes. Poco tiempo después comprobaron que su hijo no faltaba más. 

Con la vacuna Sabin inmunizamos contra la enfermedad, incluso a los niños que no habían concurrido a la asistencia pública. La vacuna viva, indolora, es contagiosa. También buscamos alcanzar el dominio afectivo a través de la vacuna triple. Aplicamos sólo una inyección intramuscular y prevenimos tres enfermedades. Al decirle esto a las madres, ellas se sienten sensibilizadas, y se adhieren más fácilmente a la campaña de vacunación aceptando mejor el dolor de los hijos por el pinchazo de la aguja. 

El estudio Espírita no es sólo para los niños 

El joven en cuestión, se contaminó con el estudio bien elaborado, y terminó contagiando a sus amigos que pasaron a frecuentar las reuniones. Padres actualizados y activos son evangelizadores directos e indirectos en la vacunación de las mentes en formación. Existe el contagio del idealismo en familia. Adoptando una posición firme, sin fundamentalismos, deben estar preparados para una derrota eventual. 

Inmortalidad y reencarnación. Allan Kardec es la base fundamental. 

El debate sobre los valores fue propuesto durante la celebración del Día Mundial de Prevención del Uso de Drogas. Cuando los jóvenes tienen y comprenden su propia escala de valores y son capaces de explicársela a otros, pasa a ser más fácil para ellos, expresar y justificar la decisión de abstenerse de las drogas. 

Los padres deben demostrarle a los jóvenes que para ellos la religión no es una simple formalidad. 

Si nos oponemos a determinados comportamientos debemos estar dispuestos a aclarar las razones de nuestra posición. Para eso necesitamos acompañar el palpitar de nuestro tiempo y tener nuestros argumentos basados en las informaciones disponibles en los libros de la Codificación Espírita. 

Los jóvenes necesitan un nuevo orden de ideas que pueda traer también una nueva ética de comportamiento. Es imprescindible la noción de Inmortalidad, base de la doctrina del Cristo, tales como se demostró en innumerables oportunidades.

Sin el conocimiento de las diversas evidencias científicas que sugieren la inmortalidad del alma, no tiene sentido que se hable de escala de valores, de reglas directivas de la conducta y del libre albedrío. Pero demostrada la Inmortalidad y examinadas las consecuencias futuras que se derivan de ella, la vida ganará otro sentido. 

Sabiendo que retornamos con las mismas almas pero en diferentes relaciones estaremos atentos al plano emocional y veremos con mayor nitidez que la libertad tiene sus límites y compromisos. La educación será un proceso de formación de valores y de liberación espiritual. Desaparecerán las familias patógenas dónde la educación es dirigida para el egoísmo y la comodidad, familias que buscan el confort antes que el deber. 

¡Eso es prejuicio! 
En la sociedad actual todo es normal, todo está permitido y sin culpa. Los padres deben prepararse para oír: “- ¡Eso es prejuicio!”. 

Sabemos que no debemos violentar las conciencias pero podemos señalar otros caminos como alternativas menos dolorosas. Podemos y debemos trabajar en el sentido de aumentar el nivel de conciencia de la sociedad donde estamos insertos y a la que debemos servir. No hay duda que deberemos buscar tener una vida moralmente sana, pero recordando siempre que en la pedagogía de Jesús el error forma parte del proceso. No nos quedemos encadenados a los errores del pasado, ni dejemos encerrados nuestros amores, que fueron sorprendidos por el engaño. 

Con “El Libro de los Espíritus” recordemos que los valores enseñados en la infancia probablemente perdurarán el resto de la vida. El ejemplo sigue siendo el de la joven voluntaria en una escuela para niños carentes. 

La educación da mucho trabajo pero, la criatura humana, es la mayor inversión divina. Como la esencia de cualquier religión es el amor, aclárele a su hijo rebelde que si a pesar que él decida alejarse de la Doctrina Espiritista “el afecto que usted tiene por él permanecerá incólume”. 

( Autoría desconcida)-Remitido por el Sr. Mariani
Agradecimientos 

Agradezco la colaboración de Jacqueline M.F. Martins y Janaína Nascimento por la traducción del original, y de Daniel E. Gómes Montanelli y Pablo Rodrigo Fica Piras por la revisión del presente artículo. 
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