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¿El momento de la muerte, ¿es doloroso, o
causa sufrimiento?
La muerte es un fenómeno natural que dura un instante, por lo que este momento considerado en sí
mismo, ni es doloroso ni causa sufrimiento alguno; por el contrario la separación y el abandono del
cuerpo físico suele provocar al Ser espiritual una gran sensación de alivio y paz , aunque sin embargo
a veces resulta traumatizante en los casos en que esa separación es lenta y costosa debido a accidentes
físicos o a ciertas enfermedades largas y penosas por causas kármicas negativas; además, las
sensaciones de sufrimiento y dolor del cuerpo físico del moribundo las continúa percibiendo el alma
como un eco que queda por un tiempo retenido en el periespíritu, aunque de forma atenuada hasta
cierto punto, mientras se mantengan los lazos de energía vital que unen al organismo físico con el
propio Ser espiritual.
Las sensaciones que anteceden y que siguen al momento de la muerte, son muy variadas según cada
caso, y dependen del carácter, de los méritos y deméritos morales y de la elevación y evolución de cada
espíritu.
En todo caso, la separación del cuerpo casi siempre es lenta y gradual. Comienza a veces antes del
último aliento, y termina cuando ya se han soltado todos los lazos fluídicos y vitales que le mantienen
ligado al organismo físico. La sensación de abandono físico muchas veces es percibida por el moribundo
,cuando han descrito el proceso de un desligamiento progresivo, ascendiendo desde los pies, con una
sensación de algo que se va elevando desde las piernas hasta llegar al resto del cuerpo.
Según lo investigado por la Dra. Kubbler Ross Médico estadounidense, y por los investigadores en
temas paranormales, los franceses Alain Sotto y Varinia Oberto, tras analizar cientos de casos e incluso
de interrogar a enfermos terminales que día a día han aceptado colaborar en este informe, se ha
encontrado una semejanza común en las actitudes presentadas ante la muerte inmediata. Esta unidad
de comportamientos permite, en los procesos comunes de la desencarnación, establecer siete etapas
sucesivas que son como un tiempo de preparación gradual para la desencarnación:
Primera: el Choque Tanático, en la que el enfermo se entera de su próxima muerte, llegando a
obsesionarse con la idea y buscando cualquier salida o distracción para no tener que pensar. Comienza
a sentir la soledad ante la indiferencia o la impotencia de los que le rodean y por poco tiempo la
confusión le paraliza o ralentiza su capacidad de pensar o decidir.
Segunda: la Negativa, en la que toma conciencia clara de su situación y sale del anterior estado de
choque. Lucha y hace los últimos esfuerzos para no ser el protagonista, de modo que actúa, consultando
con otros médicos, curanderos y medicinas, buscando alguna razón de esperanza., pero poco a poco se
va dando cuenta de que no puede escapar a su destino.
Tercera: Llega la etapa de la Ira y la rebeldía, al sentir como se va alejando poco a poco del mundo
de los vivos, sintiendo que es una injusticia que él se tenga que marchar y el mundo siga igual cuando él
ya no esté. Muestra una actitud agresiva que nace de la soledad que siente internamente ante lo que le
llega sin remedio.
Cuarta: La fase de la depresión, en la que ya no se deja engañar por la comedia de los que le rodean
intentando animarle; esta depresión se ve agravada en ocasiones por preocupaciones morales o
materiales.
Es un periodo largo en relación a los demás, en el que decrece su interés por casi todo.
Quinta: La etapa del regateo, en la que interrumpe el estado depresivo con una conciencia clara de
que tiene que luchar con la muerte como sea, e intenta de alguna forma negociar con ella o con Dios,
alguna prorroga en su vida.
Sexta: Etapa de la aceptación, en la que después de haber intentado escabullirse de la muerte por
todos los medios, se enfrenta cara a cara con ella y la acepta finalmente; otros la esperan con curiosidad
por ver lo que hay después. Los vivos y sus problemas, ya no les importan. Esta aceptación no significa
que se hayan rendido en su voluntad de vivir, sino que es la de aceptar que van a pasar un nuevo y
desconocido umbral de percepción .
Esto no significa que todas las personas pasen invariablemente por todas y cada una de estas
etapas; esto es solo un muestreo de las fases que suele experimentar el enfermo Terminal, de modo que
pueden ser todas y cada una de ellas, o bien solo algunas.
La agonía en sus diferentes etapas no es una progresiva decadencia de la conciencia, sino por el
contrario, supone la progresión de la misma, traspasando sucesivos umbrales hacia percepciones nuevas
que no conocía hasta entonces.
Durante las horas o minutos previos a la muerte, el moribundo suele experimentar fenómenos de
apariciones, visiones y manifestaciones auditivas.Se siente rodeado de los que han venido a acompañarle en el tránsito. La esperanza es el factor común que mantiene la mayoría hasta el final en
su conciencia.
Séptima: la Decatexis, en donde el cuerpo que aún vive, permanece con la consciencia apagada
progresivamente con respecto al entorno, pareciendo absorta en lo que percibe de la otra dimensión.
Al llegar a esta fase se corta definitivamente la comunicación con los vivos, cesa cualquier dolor físico
que tuviesen, y se sumen en un estado de conciencia lejano. En esta fase es cuando más ayuda necesita
el moribundo; ya no se le puede ayudar físicamente, pero es una ayuda no dejarle solo, hablándole hasta
el último suspiro; a partir de aquí es el momento de guardar con él una terapia de respetuoso silencio, y
de ponerse a disposición de los familiares para lo que requieran.
Así, para unos la muerte es un proceso lento y doloroso, como sucede frecuentemente a los espíritus
rebeldes que se niegan a dejar este mundo y que se aferran a la vida porque no creen en nada
más que en el horror de la nada y en un vacío de vértigo, mientras que para otros no es nada más que
como un dulce sueño con un agradable despertar. En este caso el desprendimiento suele ser rápido, y el
tránsito fácil , y más aún si el Ser se ha despegado ya con antelación de las cosas de este mundo. Por el
contrario para el espíritu apegado a las cosas materiales, la lucha y la agonía se suelen prolongar
angustiosamente, porque no se han preparado para afrontar este obligado trance.
Los últimos instantes de la vida pertenecen totalmente al que se va. Se puede observar al llegar este
final, como sus percepciones y sensaciones, las ha transferido a otro lugar o espacio impenetrable a
nuestros ojos. Solamente para quienes le acompañan, queda la actitud de un respetuoso silencio y de
una oración sincera.
- Jose Luis Martín-
“La Tanatofobia es un trastorno neurótico bastante común en Occidente y que representa un
gran temor a la muerte, incluso obsesivo y no de fácil superación”
Ramiro Calle -
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Mensaje de Amalia Domingo Soler
11 de Octubre del 2008 Recibido por Divaldo Franco Clausura de la 3ra Reunión CEI Sudamérica Lima-Perú
Queridas Hermanas del alma, Queridos Hermanos del corazón: Que permanezca con nosotros la magnífica Luz de Jesucristo. El venerado apóstol
doctor Bezerra de Menezes me confió la tarea de clausurar este encuentro, en nombre
de los Espíritus Espíritas de América, homenajeando de esa manera la mujer espiritista.
Me acuerdo de los días luminosos en Gracia y en Barcelona, de los momentos de júbilo
con Colávida y Solanot, con Miguel Vives y Vives cantando el Evangelio de Luz, bajo la
sabiduría e interpretación del Espiritismo, desde aquel entonces, desde las cárceles
barcelonesas, donde yo iba a llevar la Doctrina libertadora, hasta este momento
grandioso de divulgación internacional, hubo un crecimiento ponderable al respecto de
la verdad. ¡Espiritistas! Resultad, cantad la gloria de la inmortalidad recordándoos del
pensamiento de Jesucristo al respecto del Amor, primero sería necesario que no nos
olvidásemos del apoyo que Allan Kardec tuvo de su devota esposa Amelie Gabrielle
Boudet, la dulce Gaby. A la mujer espiritista cabe la misión maternal de divulgar la
Doctrina como si la humanidad naciera en sus entrañas y ella tuviera que conducir
todos los seres humanos al abrigo de Jesucristo, el buen pastor.A la mujer espiritista
cabe el honor de dignificar la mujer que se hizo de objeto sexual y se olvida de la
maternidad triunfante para dejarse consumirse con el aborto trágico y funesto, con los
desvaríos del sexo desequilibrado buscando negociar la vida por el momento de
ilusión, a vosotras como a todos los seres humanos conscientes de la verdad cumple
luchar por el establecimiento de la gran transición regenerativa facultando al ser que
piensa su encuentro con Dios. No más tinieblas de indolencia, no más persecuciones
de la intolerancia religiosa, sino, la música sublime de la fraternidad envolviendo los
pueblos en una sola familia bajo la protección paternal del Señor de la Vida.
Amados, agradecemos con lágrimas de justa emoción estos dos días de iluminación
y de hosannas brindados por los Guías Espirituales en nombre del Maestro Jesús,
fortaleciéndonos para la lucha de redención a aquellos nos dedicamos mirando hacia
el porvenir.
Que Dios nos propicie la paz, la alegría permanente y la labor dignificante, son los votos de vuestra hermanita del ramito de violetas. Amalia Domingo Soler.
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EL EGOÍSMO DE LOS QUE GOBIERNAN (Visiòn espiritual No partidaria)
Observando esta sociedad nuestra, sin necesidad de ser espíritas, podemos darnos cuenta
del egoísmo e intransigencia de los que gobiernan.
En estos momentos, en que estamos en el tercer milenio, las dificultades cada vez son
mayores. Hay conflictos en muchos rincones del planeta y, como consecuencia: la guerra.
¡Qué aberración matarnos unos a otros! Ni siquiera en los animales vemos este
comportamiento sin sentido, primitivo y contraria a la Ley Divina.
Como consecuencia de esta conducta nuestra, los que más sufren, son los más indefensos:
¡los niños! Están muriendo miles de niños, ancianos, enfermos, por falta de alimentos, medicamentos,
falta de higiene etc., Y, como no, como consecuencia del armamento que los hombres
fabrican y utilizan, los hombres, para defender en la mayoría de las veces, causas absurdas
e intereses propios.
Ya que no hay forma de detener esta barbarie, ¿por qué el hombre pone por encima de los sentimientos, los intereses materiales? Deberían al menos, ya que ellos no lo hacen, dejar
que otros ayuden, especialmente, a los niños, por aquellos que no quieren sumarse a esta
locura.
Puesto que los niños son la población más indefensa, ¿por qué dejarles morir, si eso se
puede evitar? No caigamos en el error de hacernos indiferentes acogiéndonos a la ley de
causa y efecto, que lo que tiene que pasar, pasará. Eso no es así, porque Dios nos da muchas
oportunidades de alterar el curso de nuestras vidas, ya sea para bien o para mal, si es así
como nosotros lo decidimos. Hay muchas personas solidarias, dispuestas a ayudar en estos casos, de forma desinteresada y, en muchas ocasiones, arriesgando sus vidas. ¿Por qué no nos mentalizamos y nos ponemos en el lugar del que sufre, y hacemos algo?
Los niños están muriendo en las guerras, en proporciones exageradas y, los que no mueren,
se quedan huérfanos, que es otra como otra forma de morir, ya que no se les puede atender
en su mayoría.
¿Y por qué ocurre esto? Por dos razones:
La primera que no hay personal suficiente para esta tarea inmensa, ni medios, ya que se
emplean en armamentos muchos recursos innecesarios. Estas catástrofes ocurren en lugares
remotos, muy pobres y, casi olvidados de todos.
La segunda razón, es que los gobiernos no se ponen de acuerdo en sus tratados, pactos,
leyes etc., y, por eso, por mucho que haya personas dispuestas a ayudar, resulta imposible,
por la burocracia y egoísmo de los que gobiernan.
La solución a muchos problemas que tienen actualmente muchos niños en el mundo, sería la
posibilidad de la adopción. Hay muchos matrimonios sin hijos y, otros, que aún teniéndolos,
desean ser solidarios, pero los que mandan lo impiden con su burocracia, sus demoras, sus
leyes negando la adopción por motivos absurdos etc. Qué diferente sería todo, si a los que gobiernan y a los que no lo hacemos, se nos removiera
el corazón, al ponernos en el lugar de los que sufren. Cuantos hay que mentalizados ya,
están dispuestos a trabajar con solidaridad, acogiendo a niños en su casa, apadrinando a los
más desvalidos, visitando enfermos, ayudando incluso, a enfermos terminales, que viven sin
esperanza y algunos están solos. Todos los gobernantes traen la misión de rectificar errores
del pasado, haciendo el mayor bien posible, en la situación en que ellos están, pero, sin
embargo, en muchos aumenta su egoísmo, sus inclinaciones de poder y ambición y, en vez
de rectificar, se endeudan más, por su materialismo e indiferencia hacia sus semejantes.
No imitemos ese ejemplo de indiferencia y hagámosno solidarios, no hace falta que nos
desprendamos de nuestros bienes, sino que compartamos algunas de las cosas que
tenemos, que tal como está nuestra sociedad, cada día somos más consumistas y materialistas.
Damos de todo a nuestros hijos, para tenerles contentos, pero ¿sabemos lo que estamos
haciendo con eso? Seres egoístas, que no saben apreciar lo que tienen, ya que ven a su
alrededor ese ejemplo.
Gracias a Dios, nadie escapa a su justicia y, estos que hoy son los que gobiernan, causando
tanto daño, en tantísimas ocasiones, un día vivirán ellos las mismas experiencias de las que
hoy se hacen indiferentes y duros, por su irresponsabilidad, egoísmo y crueldad con su
semejante, un día sufrirán por no haber aprovechado esta posibilidad de hacer un bien muy
grande a la sociedad, actuando con justicia y equilibrio.
Veremos en el futuro, sí así Dios lo permite, a muchos sufriendo lo que ahora sufren, los que
ellos no quieren ayudar.
La Ley de Causa y Efecto es muy justa, demos gracias por haberla conocido y sigamos
nuestro camino de hacer el máximo bien posible, sin preocuparnos qué será de estos
gobernantesen el futuro, seamos caritativos y pidamos por ellos, que mucha falta les hace
una buena vibración. Tengamos la esperanza de que algún bien les harán, y aprovechemos
todas las posibilidades que asoman en nuestras vidas, de hacer algo por los demás, que son
los que Jesús dijo que debíamos amar como a nosotros mismos.
Artículo de: Isabel Porras González
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