INCONVENIENTES Y PELIGROS DE LA MEDIUMNIDAD.
Influencia del ejercicio de la mediumnidad sobre la salud. - Idem sobre el cerebro. - Idem sobre los niños
1. ¿La facultad medianímica es indicio de un estado patológico cualquiera o simplemente anómalo?
"Anómalo algunas veces, pero no patológico; hay médiums de una salud robusta; los que están enfermos lo están por otras causas."
2. ¿El ejercicio de la facultad medianímica puede ocasionar la fatiga?
"El ejercicio demasiado prolongado de cualquiera facultad causa fatiga; la mediumnidad está en el mismo caso principalmente la que se aplica a los efectos físicos; ocasiona necesariamente un gasto de fluido que atrae la fatiga y se repara con el descanso."
3. ¿El ejercicio de la mediumnidad puede tener inconvenientes para sí mismo desde el punto de vista higiénico, abstracción hecha del abuso?
"Hay casos en que es prudente y aun necesario el abstenerse de ese ejercicio, o al menos moderarlo, eso depende del estado físico y moral del médium. Por otra parte el médium lo conoce generalmente, y cuando se fatiga debe abstenerse."
4. ¿Hay personas para las cuales este ejercicio tiene más inconvenientes que para otras?
"He dicho que esto depende del estado físico y moral del médium. Hay personas que deben evitar toda causa de sobreexcitación, y esta es una de ellas."
5. ¿La mediumnidad podría producir la locura?
"Menos que cualquiera otra cosa, cuando no hay predisposición por la debilidad del cerebro. La mediumnidad no producirá a la locura cuando el principio no existe; pero si el principio existe, lo que es fácil reconocer en el estado moral, el buen sentido dice que es menester usar de miramientos bajo todos los aspectos, porque toda causa de conmoción puede ser dañosa."
6. ¿Hay inconveniente en desarrollar la mediumnidad en los niños?
"Ciertamente, y sostengo que es muy peligroso; porque si estas organizaciones tiernas y delicadas se conmovierán demasiado, su joven imaginación se sobreexcitaría; por lo mismo los padres discretos les alejarán de estas ideas o al menos no les hablarán sino desde el punto de vista de las consecuencias morales."
7. Sin embargo, hay niños que son médiums naturalmente, ya sea para los efectos físicos, ya para la escritura y las visiones, ¿tiene esto el mismo inconveniente?
"No; cuando la facultad es espontánea en un niño, es que está en su naturaleza y que su constitución se presta a ella; eso no es lo mismo que cuando es provocado y sobreexcitado. Observad que el niño que tiene visiones, se impresiona generalmente poco por ellas, le parece una cosa muy natural, en la cual no se fija sino débilmente, y a menudo olvida; más tarde el hecho se le presenta en la memoria y se lo explica fácilmente si conoce el Espiritismo."
8. ¿Cuál es la edad en la cual se puede, sin inconveniente, ocuparse de la mediumnidad?
"No hay edad precisa; eso depende enteramente del desarrollo físico y aún más del moral; hay niños de doce años que se afectarán menos que ciertas personas adultas."
"Hablo de la mediumnidad en general, pero la que se aplica a los efectos físicos fatiga más corporalmente; la escritura tiene otro inconveniente que se refiere a la inexperiencia del niño, en el caso que quisiera ocuparse a solas y hacer de ello un juego."
La práctica del Espiritismo, pide mucho tacto para librarse de las astucias de los Espíritus mentirosos; si los hombres son sus juguetes, la infancia y la juventud están aún más expuestos por razón de su inexperiencia.
Se sabe, además, que el recogimiento es una condición sin la cual no se pueden tener relaciones con los Espíritus formales; las evocaciones hechas con aturdimiento y a manera de diversión, son una verdadera profanación que abre fácil acceso a los Espíritus burlones o malévolos; como no se puede esperar de un niño la gravedad necesaria para un acto semejante, seria de temer no hiciese de esto un juego si se entregaba a sí mismo.
Aun en las condiciones más favorables, es de desear que un niño dotado de la facultad medianímica no la ejerza sino a la vista de personas experimentadas que le enseñarán con su ejemplo el respecto que se debe a las almas de aquellos que han vivido. Se ve, según eso, que la cuestión de la edad está subordinada a las circunstancias del temperamento, como del carácter. Sin embargo, lo que resalta claramente de las respuestas arriba hechas, es que no se debe excitar el desenvolvimiento de esta facultad en los niños cuando no es espontánea, y que en todos los casos es preciso usar de esta con gran circunspección; que no se debe tampoco excitarla ni alentarla entre las personas débiles.
Es necesario desviar de esto, por todos los medios posibles, a los que hubiesen dado los menores síntomas de excentricidad en las ideas o debilidad de las facultades mentales, porque hay en ellas predisposición evidente a la locura que cualquiera causa sobreexcitante puede desenvolver.
Las ideas espiritistas no tienen bajo este aspecto una influencia mayor, pero viniendo a declararse la locura, tomaría el carácter de la preocupación dominante, como tomaría un carácter religioso si la persona se daba con exceso a las prácticas de devoción y se haría de esto responsable al Espiritismo.
Lo que mejor puede hacerse con cualquier individuo que muestre una tendencia a la idea fija, es el dirigir sus preocupaciones por otra parte, a fin de procurar el descanso a los órganos debilitados. Llamamos acerca de lo mismo la atención de nuestros lectores sobre el párrafo XII de la introducción del Libro de los Espíritus.
Allan Kardec / (las respuestas de las preguntas por los Espíritus Superiores)
Extraído de: "El Libro de los Médiums" de Allan Kardec
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ENSEÑANZAS DEL DR. BEZERRA (ESPÍRITU)
Nos enseña el Dr. Bezerra de Menezes " La vida, bajo cualquier aspecto considerada, es un regalo de Dios que nadie puede perturbar.
Todos los seres sensibles desarrollan un programa en la escala de la evolución, demandando la plenitud, la perfección que es la meta final.
Preservar la vida, en todas sus expresiones, es deber inalienable que asume la conciencia humana en el propio desarrollo de su evolución.
Cuando alguien levanta la porra para interrumpir a propósito el ciclo de la vida, se convierte en un nuevo Caín, jugando sobre sí mismo la condenación de la conciencia de culpa y experimentando el remordimiento, hoy o más tarde, de la necesidad de depurarse, rehabilitándose, al nadar en ríos de lágrimas".
Adolfo Bezerra de Menezes Cavalcanti
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CONCLUSIONES DEL ESPIRITISMO SOBRE LA MUERTE :
Una de dos: o la muerte es una destrucción absoluta,o es el tránsito del alma a otro paraje. Si todo debe aniquilarse,la muerte será como una de esas noches raras que pasamos sin soñar y sin ninguna conciencia de nosotros mismos. Pero si la muerte sólo es el cambio de morada, el tránsito para un lugar donde los muertos deben reunirse ¡qué felicidad al volver a encontrar a aquellos a quien se conoció! Mi mayor placer sería
el de examinar de cerca a los habitantes de esa morada y distinguir en ellos, como aquí, a los que son sabios, de aquellos que creen serlo y no lo son. Pero ya es hora de separarnos, yo para morir y vosotros para vivir. (Sócrates a sus jueces).
Según Sócrates, los hombres que vivieron en la Tierra, se vuelven a encontrar después de la muerte y se reconocen. El Espiritismo nos lo ofrece continuando las relaciones que tuvieron de tal modo, que la muerte no es ni una interrupción, ni una
cesación de la vida, sino una transformación sin solución de continuidad.*
Si Sócrates y Platón hubiesen conocido las enseñanzas que Cristo daría quinientos años más tarde y las que dan ahora los Espíritus, hubieran dicho lo mismo. No debe sorprendernos esto si consideramos que las grandes verdades son eternas, que los Espíritus avanzados debieron conocerlas antes de venir a la Tierra, a donde los trajeron; que Sócrates, Platón y los grandes filósofos de su tiempo, pudieron ser más tarde del número de aquellos que secundaron a Cristo en su divina misión, siendo elegidos precisamente porque estaban más que los otros en disposición de comprender sus sublimes enseñanzas, y que,finalmente, pueden hoy formar parte de la pléyade de Espíritus encargados de venir a enseñar a los hombres las mismas verdades.
EL EVANGELIO SEGÚN EL ESPIRITISMO
ALLAN KARDEC
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VIDAS SUCESIVAS
“No te maravilles de que te haya dicho: Os es necesario nacer de nuevo.” – Jesús. (Juan, 3: 7.)
La palabra de Jesús a Nicodemo fue suficientemente clara.
Desviarla hacia interpretaciones impropias puede ser comprensible en el sacerdocio organizado, atento a las imposiciones de la lucha humana, más nunca en los Espíritus amantes de la verdad legítima.
La reencarnación es una ley universal.
Sin ella, la existencia terrena representaría torbellino de desorden e injusticia; a la luz de sus esclarecimientos, entendemos todos los fenómenos dolorosos del camino.
El hombre aún no percibió toda la extensión de la misericordia divina, en los procesos de rescate y reajuste.
Entre los hombres, el criminal es enviado a penas crueles, sea por la condenación a la muerte o a los sufrimientos prolongados.
La Providencia, entretanto, corrige, amando… no encamina los reos a las prisiones infestadas y húmedas. Determina solamente que los comparsas de dramas nefastos cambien la vestimenta carnal y vuelvan al palco de la actividad humana, de modo que puedan redimirse unos frente a otros.
Para la Sabiduría Magnánima no siempre el que erró es un malvado, como no siempre la víctima es pura y sincera. Dios no ve sólo la maldad que surge a la superficie del escándalo; conoce el mecanismo sombrío de todas las circunstancias que provocaron un crimen.
El verdugo integral como la víctima integral son desconocidos del hombre; El Padre, con todo, identifica las necesidades de sus hijos y los reúne, periódicamente, por los lazos de la sangre o en la red de los compromisos edificantes, a fin de que aprendan la ley de amor, entre las dificultades y los dolores del destino, con la bendición del olvido temporal.
Nada desaparece en el Universo. Si la muerte fuese la última palabra de todas las cosas; si nuestro destino se limitase a esta vida fugitiva, nos faltaría tiempo para llegar a los límites de la ciencia.
La persistencia que ponemos en perseguir, pese a las decepciones, un ideal que no está en este mundo, una felicidad que nos rehúye siempre, es una indicación suficiente de que hay otra cosa distinta de la vida presente. LA naturaleza no podría dar al Ser aspiraciones, esperanzas irrealizables.
Las necesidades limitadas del alma reclaman forzosamente una vida sin límites. No hay nada más grande conforme con la ley del progreso que esa ascensión de las almas operándole por etapas sucesivas, en el transcurso de las cuales se forman por si mismas, se liberan poco a poco de los pesados instintos, rompen su caparazón de egoísmo para despertar a la razón, al amor, a la libertad.
El alma no termina su elevación, cuando a logrado el estado humano y conquistado su autonomía y su responsabilidad moral y ha comprendido el sentido de l deber. Lejos de acabar, su obra real comienza entonces; nuevas tareas le reclaman.
Las luchas del pasado no son más que el preludio de lo que el porvenir le reserva. Sus renacimientos en cuerpo carnales se sucederán sobre el planeta. Todas las veces reanudará con órganos rejuvenecidos la obra de perfeccionamiento interrumpida por la muerte para proseguir y llegar más lejos.
El alma humana es una viajera eterna, que sube de esfera en esfera, hacia el bien, hacia la razón infinita, adquiriendo nuevos grados, creciendo en ciencia, sabiduría y virtud.
Cada una de nuestras existencias terrenas solo es un episodio de nuestra vida inmortal. Ningún alma podría, en tan breve lapso, despojarse de sus vicios, de sus errores, de todos los apetitos vulgares que son vestigios de sus vidas desvanecidas y las pruebas de su origen.
Al medir el tiempo que ha necesitado la humanidad desde su aparición en el mundo terreno hasta llegar al estado actual, se comprende que , para subir de claridad a claridad hacia lo absoluto, hacia lo divino, necesita el alma periodos sin limites y vidas siempre renacientes.
Solo la pluralidad de las existencias puede explicar la diversidad de caracteres, la variedad de aptitudes, la disimilitud de las cualidades morales y en una palabra, todas las desigualdades que nos llaman la atención.
El progreso y la elevación de las almas dependen únicamente de sus trabajos, de la energía desplegada por ellas en el combate vital.
El ser se crea a si mismo el desenvolvimiento gradual las fuerzas que están en el.
La ley de las reencarnaciones no está solamente demostrada por la razón; también está probada por los hechos. Como se verifica en los casos de regresión de la memoria.
Con la ley de la reencarnación, la soberana justicia resplandece sobre los mundos.
Las situaciones dolorosas que padecen algunos hombres se explican por la acción de esta Ley, llevando en si grabada el alma su destino. Aprender a deletrear los preceptos, descifrar ese enigma constituye la verdadera ciencia de la Vida.
Larga será la lucha, penosos los esfuerzos necesarios para recobrar el alma conciencia y sus potencias ocultas; pero siempre conservará la intuición, el vago sentimiento de las resoluciones adoptadas antes de renacer; y prosiguiendo el transcurso de sus existencias, se mejorará con el trabajo y el sufrimiento.
La propia Naturaleza presenta preciosas lecciones, en ese particular. Se suceden los años con matemática precisión, mas los días son siempre nuevos. Disponiendo, así, de trescientos sesenta y cinco ocasiones de aprendizaje y recomienzo, anualmente, ¿cuántas oportunidades de renovación moral encontrarán la criatura, en el bendecido período de una existencia?
Conserva del pasado lo que fuere bueno y justo, bello y noble, mas no guardes del pretérito los detritos y las sombras, aun asimismo cuando estén enmascarados de encantador revestimiento.
Haz por ti mismo, en los dominios de tu iniciativa por la aplicación de la fraternidad real, el trabajo que tu negligencia arrojará fatalmente sobre los hombros de tus benefactores y amigos espirituales.
Cada hora que surge puede ser portadora de reajustamiento.
Si es posible, no dejes para después los lazos de amor y paz que puedes crear ahora, en substitución a las pesadas cadenas del desafecto.
Déjate revivir, cada día, en la corriente cristalina e incesante del bien.
No olvides la asertiva del Maestro: - "Aquel que no naciere de nuevo no puede ver el Reino de Dios."
Renace ahora en tus propósitos, deliberaciones y actitudes, trabajando para superar los obstáculos que te cercan, alcanzando la anticipación de la Vitoria sobre ti mismo, en el tempo...
Más vale auxiliar, aun hoy, que ser auxiliado mañana.
Extraído del Libro Después de la Muerte de León Denis y de Chico Xavier
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LO NEGATIVO DEL EGOÍSMO
913. ¿Cuál es, entre todos los vicios, el que puede considerarse como el más pernicioso? - Muchas veces lo dijimos: el egoísmo. De él procede todo el mal. Estudiad cada uno de los vicios y comprobaréis que en el fondo de todos ellos existe el egoísmo. En balde los combatiréis, pues no alcanzaréis a extirparlos en tanto no hayáis atacado el mal en su raíz, destruyendo su causa. Tiendan, pues, todos vuestros esfuerzos hacia ese objetivo, porque allí está la verdadera plaga de la sociedad humana. El que quiera acercarse, ya es esta vida, a la perfección moral, debe arrancar de su corazón todo sentimiento de egoísmo, porque éste es incompatible con la justicia, el amor y la caridad. Él neutraliza todas las demás cualidades.
914. Visto que el egoísmo está basado en el interés personal, pareciera muy difícil desarraigarlo por entero del corazón del hombre. ¿Se llegará a eso? - Conforme los hombres se van instruyendo en lo concerniente a las cosas espirituales, atribuyen menos valor a las de la materia. Además, es preciso reformar las instituciones humanas, que mantienen el egoísmo y lo fomentan. Esto corresponde a la educación.
915. Siendo el egoísmo inherente a la especie humana, ¿no constituirá siempre un obstáculo para que reine el bien absoluto en la Tierra? - Bien es verdad que el egoísmo es el mayor de vuestros males, pero proviene de la inferioridad de los Espíritus encarnados en la Tierra, y no de la humanidad en sí. Ahora bien, los Espíritus, al ir depurándose mediante sucesivas encarnaciones se van despojando del egoísmo, así como pierden sus otras impurezas. ¿No habéis visto en vuestro mundo a ningún hombre que no tenga egoísmo y que practique la caridad? Hay más de los que vosotros creéis, pero les conocéis poco, pues la virtud no busca el brillo de la plena luz. Si existe uno de ellos, ¿por qué no podría haber diez? Si hay diez, ¿por qué no podría haber mil? Y así por el estilo.
916. Muy al contrario de disminuir, el egoísmo crece con la civilización, que parece alimentarlo y promoverlo. ¿Cómo, pues, la causa podrá destruir al efecto? - Cuanto mayor es el mal, tanto más aborrecible se torna. Era menester que el egoísmo hiciera mucho mal para que se comprendiese la necesidad de extirparlo. Cuando los hombres se hayan desembarazado del egoísmo que los domina, vivirán como hermanos, sin hacerse mal, ayudándose mutuamente por el sentimiento recíproco
Libro tercero LEYES MORALES CAP. XII Del egoísmo
Actualidad Espiritista 5 de la solidaridad.
Entonces, el fuerte será el apoyo y no el opresor del débil, y ya no se verán hombres que carezcan de lo necesario, porque todos practicarán la ley de justicia. Será el reino del bien, que los Espíritus están encargados de preparar. (Ver p. 784 de El Libro de los Espíritus)
917. ¿Cuál es el medio de terminar con el egoísmo? - De todas las imperfecciones humanas, la más difícil de arrancar de raíz es el egoísmo, porque procede de la influencia de la materia, de la cual el hombre –todavía demasiado cerca de su origen no ha podido liberarse. Y todo contribuye a mantener ese influjo: sus leyes, su organización social, su educación. El egoísmo irá debilitándose a medida que prevalezca más la vida moral que la material. Y, sobre todo, con la comprensión, que el Espiritismo os da, de vuestro estado futuro real y no desnaturalizado por ficciones alegóricas. El Espiritismo bien entendido, cuando se haya identificado con las costumbres y creencias, transformará los hábitos, usos y relaciones sociales. El egoísmo se funda sobre la importancia de la personalidad. Pero el Espiritismo bien entendido – lo repito- hace que veamos las cosas desde tan alto que el sentimiento de la personalidad desaparece en cierto modo ante la inmensidad. Al destruir esa importancia de la personalidad, o al menos hacerla ver como lo que de veras es, el Espiritismo combate necesariamente al egoísmo. El conflicto que el hombre tiene con el egoísmo de los demás es el que con frecuencia lo torna egoísta a él también, porque siente la necesidad de mantenerse a la defensiva. Al ver que los otros piensan en sí mismos y no en él, es impulsado a ocuparse de él más que de sus semejantes. Sea el principio de la caridad y de la fraternidad la base de las instituciones sociales, de las relaciones legales de pueblo a pueblo y de hombre a hombre, y el ser humano pensará menos en su persona cuando vea que otros ya han pensado en ella. Experimentará el influjo moralizador del ejemplo y del contacto. En presencia de tal desbordamiento de egoísmo, se necesita verdadera virtud para hacer renuncia de la propia personalidad en beneficio del prójimo, que a menudo no lo agradece de ninguna manera. Para los que poseen esa virtud es, sobre todo, para quienes se halla abierto el reino de los cielos. A ellos principalmente se reserva la felicidad de los elegidos: porque en verdad os digo que en el día de la justicia, el que sólo haya pensado en sí mismo será puesto a un lado y sufrirá por causa de su desamparo. (Ver p. 785 L. E.). FÉNELON
No cabe duda de que se realizan esfuerzos loables para lograr que la humanidad progrese. Más que en ninguna otra época alentamos, estimulamos y honramos los buenos sentimientos y, sin embargo, el gusano devorador del egoísmo sigue siendo aún la plaga social. Se trata de un mal real, que redunda en perjuicio de todos y del que cada cual es víctima en mayor o menor grado. Hay que combatirlo, pues, del modo que se combate una enfermedad epidémica. Y para ello debemos proceder como hacen los médicos: remontarnos al origen de la dolencia. Busquemos, pues, en todos los sectores de la social – desde el núcleo familiar hasta los pueblos, desde la choza hasta el palacio-, todas las causas, todas las influencias evidentes u ocultas que mantienen, fomentan y desarrollan el egoísmo. Una vez que hayamos sabido cuáles son sus causas, el remedio será obvio. Sólo se tratará de combatir esas causas, si no todas a la vez, al menos por partes. Así, poco a poco se extirpará el veneno. Larga podrá resultar la curación, porque las causas del mal son numerosas, pero no es imposible obtenerla. Por otra parte, sólo se logrará si se arranca el mal de raíz, esto es, por medio de la educación. Pero no esa clase de educación que sólo tiene a formar hombres instruidos, sino la otra, la que mira a hacer hombres de bien. La educación, si se la entiende como es debido, constituye la clave del progreso moral. Cuando se conozca el arte de manejar los caracteres, así como se conoce e de manejas las inteligencias, se podrá enderezarlos, del modo que se enderezan las plantas jóvenes. Pero ese arte requiere mucho tacto, gran experiencia y observación profunda. Grave error es creer que baste tener ciencia para ejercerlo con provecho. Cualquiera que siga al hijo del rico, o al del pobre, desde el instante de su nacimiento, y observe todas las influencias dañosas que actúan sobre él de resultas de la debilidad, la incuria y la ignorancia de aquellos que lo dirigen, y con cuánta frecuencia fracasan los medios que se usan para moralizarlo, no podrá extrañarse de encontrar en el mundo tantos errores. Hágase por la moral lo que se está haciendo por la inteligencia y se verá que, si hay naturalezas humanas refractarias, existen también, en mayor número del que se cree, aquellas otras que sólo requieren un buen cultivo para dar buenos frutos. (Ver p. 872 L. E.).
El hombre anhela ser feliz, y es éste un sentimiento natural. De ahí que trabaje sin pausa por mejorar su situación en el mundo. Busca las causas de los males que le aquejan a fin de ponerles remedio. Cuando llegue a comprender bien que el egoísmo es una de esas causas, la que engendra el orgullo y la ambición, la codicia y la envidia, el odio y los celos, de los cuales es víctima el hombre en todo momento; que perturba todas las relaciones sociales, provoca disensiones, mina la confianza, le obliga a mantenerse continuamente a la defensiva para con el vecino; que, por último, hace del amigo un enemigo; cuando llegue a comprender todo esto –repetimos- entenderá también que el vicio del egoísmo es incompatible con su propia ventura y diremos incluso: con su propia seguridad. Cuanto más lo haya sufrido, tanto más sentirá la necesidad de batallar contra él, así como lucha contra la peste, los animales destructores y todas las otras calamidades. Será inducido a ello por su propio interés. (Véase p. 784 L. E.).
El egoísmo es la fuente de todos los vicios, así como la caridad lo es de todas las virtudes. Eliminar aquél y desarrollar ésta, tal debe ser la meta de todos los esfuerzos del hombre, si desea afianzar su dicha en la Tierra tanto como en el porvenir.
Allan Kardec
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