LA TRANSCOMUNICACIÓN
En la tradición espiritista y metapsíquica, la modalidad empleada para lograr cualquier forma de comunicación con los espíritus, ha estado sustentada en las aptitudes de los médiums, seres humanos dotados de especial sensibilidad. Sin embargo, a tono con el desarrollo científico y tecnológico conquistado por nuestra civilización, a lo largo de siglo XX se fueron produciendo y perfeccionando mecanismos para contactar con ese “mas allá” o dimensión espiritual por medio de equipos electrónicos. Esto ha llevado a que en la actualidad se haga una diferenciación entre la Transcomunicación Mediúmnica (TCM) aludiendo a la primera modalidad y Transcomunicación Instrumental (TCI) a la segunda, abarcando todo lo concerniente a comunicaciones con aquel plano a través de procedimientos electrónicos, que incluyen grabadores, teléfonos, radiorreceptores, televisores, computadoras, etc.
El interés por construir aparatos que pudiesen contactar con los fallecidos tiene amplios antecedentes, y motivó a celebres figuras de la ingeniería y la física como Tomas Alva Edison,
Guglielmo Marconi, y Nikola Tesla. En una entrevista que Edison concedió en octubre de 1 920 a la revista Scientific American hacía esta sugestiva consideración: “si nuestra personalidad sobrevive, es estrictamente lógico y científico suponer que retiene la memoria, el intelecto y otras facultades y conocimientos que adquirimos en este mundo. Por lo tanto, si la personalidad sigue existiendo después de lo que llamamos muerte, resulta razonable deducir que quienes abandonan la tierra desearían comunicarse con las personas que han dejado aquíV Me inclino a creer que nuestra personalidad podrá afectar a la materia en el futuro. Entonces, si este razonamiento fuera correcto, y si pudiéramos crear un instrumento tan sensible como para ser afectado, o movido, o manipulado por nuestra personalidad – tal como esta sobrevive en la otra vida-, semejante instrumento, cuando dispongamos de él, tendría que registrar algo”. En 1 911 los físicos holandeses J. L. W. P. Masla y G. J. Zaalberg Van Zelst construyeron un curioso equipo que llamaron Dinamistógrafo con la misma finalidad, el cual estaría bajo la dirección de una entidad espiritual. En 1 956, el fotógrafo Atila Von Szalay y el escritor Raimond Bayless informaron haber logrado mensajes de los espíritus empleando grabadores, que fueron gradualmente perfeccionando, según consta en un informe publicado en el Journal of the ASPR en su edición de enero de 1 959. En
junio de1 959, el cineasta de nacionalidad sueca Friedrich Jurgenson nacido en 1 903 en Odessa Rusia. Se encontraba en un campo despoblado colindante con su casa en Molnbo, pequeña ciudad no lejos de Estocolmo, dedicado a obtener efectos sonoros especiales, captando en grabadoras muy sensibles, el trinar de las aves o el suave murmullo de la brisa, cuando, sorpresivamente, al escuchar las cintas, se encontró con voces y acordes musicales allí registrados. Repitió la experiencia varias veces con resultados más completos, pues Ase iban manifestando voces en diversos idiomas, identificándose como personas ya fallecidas. A partir de ahí, efectuó metódicamente sus grabaciones y cuando reunió una amplia documentación la entregó a la Sociedad de Parapsicología de Estocolmo y divulgó su descubrimiento en un libro, cuya traducción sería “Comunicaciones Radiofónicas con los Difuntos”, que interesó al público y a los investigadores. Entre éstos se destacó el doctor Constantin Raudive, filósofo y psicólogo nacido en Asune, Letocia, establecido en Alemania Occidental. Aunque escéptico al principio, su propia experiencia le convenció del hecho. Cuando realizó las primeras grabaciones supuso que eran debidas a conversaciones cruzadas por accidente, tal vez grabaciones anteriores mal borradas o interferencias de emisiones de radio, pero la repetición de los experimentos en condiciones tales que obviaban esas posibilidades, le demostró que las voces misteriosas siempre estaban presentes y se hacían aun más perceptibles.
En marzo de 1 971 apareció Breakthrough, versión inglesa de su libro en alemán Unhörbares wird hörbar que puede entenderse como “Lo Inaudible se torna Audible”. Allí informó de haber grabado 72.000 mensajes de los cuales unos 30.000 fueron atentamente examinados. El libro fue puesto a la venta con un disco que reproduce algunos mensajes. Raudive contó con la asistencia técnica de un grupo de expertos, como el técnico suizo Alex Schneider, el ingeniero Theodor Rudolph, el ingeniero electrónico Franz Seidl de la Escuela Técnica Superior de Viena y otros.
En los países latinos de Europa se ha popularizado el nombre de Psicofonías, para estas grabaciones de voces.
El parapsicólogo español Germán de Argumosa, quien fuera presidente de la Asociación Española de Investigaciones Parapsicologías, se destacó en su obtención y evaluación. La técnica de la psicofonía se presenta con dos alternativas básicas: Con un magnetófono o grabador, colocado en una velocidad de oscilación que varía entre nueve y diecinueve centímetros por segundo, al máximo de volumen, y los experimentadores concentrados, solicitando mentalmente los mensajes. Se emplea también la grabación de las voces, directamente de un radio receptor, sintonizado en una emisora que no esté transmitiendo en ese momento, así las voces son canalizadas por esas ondas, sobre el característico ruido de fondo o ruido blanco. Desde luego, las interpretaciones de este fenómeno son muy diversas y controvertidas. Franz Seidl está convencido de que se trata de captaciones de mensajes provenientes de los espíritus, coincidiendo así con la hipótesis espírita de ubicar estos hechos de la categoría de mediumnidad de efectos físicos. El sacerdote católico Leo Schmidt párroco de Oeschgen, Suiza, comunicó en una conferencia internacional sobre las voces electrónicas, que después de años de grabaciones, estaba convencido de que las voces eran de naturaleza transcendental y que procedían de entidades situadas en otras dimensiones. Otros admiten el origen paranormal de las voces y las atribuyen a la acción psicocinética del inconsciente. Raudive pensaba que esas voces del espacio representan lo que muchos físicos llaman la “antimateria”. En una grabación, una voz le dijo “existen antimundos” y otra “aquí no existe el tiempo”. Rudolph cree que se trata de una “energía subcuántica” que llena el cosmos, y que todas las manifestaciones materiales, energéticas o vitales proceden de esta energía de la cual son representaciones transitorias. Esta teoría hace recordar la antigua concepción orientalista de los “Registros Akashicos”, llamados también memoria de la naturaleza, donde están registrados de forma permanente las imágenes o recuerdos de todo cuanto ha sucedido o sucederá en el tiempo físico. Hay quienes partiendo de una base física, en extremo, niegan incluso el carácter paranormal de las voces, y las relacionan con una especie de ventriloquía inconsciente. El doctor Walter Uphoff, profesor de parapsicología de la Universidad de Colorado, prudentemente no adelanta ninguna hipótesis y considera que es necesario profundizar en la experimentación.
Otro avance significativo en esta área de investigación parapsicológica, es la invención del
Spiricom (del inglés spirit y communication), un aparato electrónico que graba voces, presuntamente originadas en el más allá. Fue construido por el ingeniero norteamericano George W. Meek, quien es presidente de Metasciencie Foundation, de Franklin, en Carolina del Norte (USA). Contó con el respaldo de varios expertos en electrónica y la orientación técnica de una entidad espiritual que dijo ser el Dr.George J. Mueller, un físico fallecido en 1 91 7.
La idea del Spiricom partió del deseo de perfeccionar las grabaciones de voces electrónicas paranormales, Meek viajó por Europa hacia los años 70 y observó las pruebas que se hacían y las técnicas empleadas, consideró que ellas presentaban serias dificultades como las siguientes: “las voces eran muy débiles a veces imperceptibles, mucho ruido de fondo, muchas palabras sin ningún significado, casi no había posibilidad de entablar conversación con las fuentes transmisoras, a demás del largo tiempo que debía de ser dispuesta para obtener algunos resultados”. El primer prototipo del Spiricom fue construido en 1 973, entre Meek y el técnico en electrónica Hans Heckmann. Luego vendrían modelos más perfeccionados. Que se han llamado Mark I, Mark II, Mark III y Mark IV. Con este último pudieron grabar hasta veinte horas de conversaciones con Mueller y otras entidades. El ingeniero Meek declaró en una conferencia de prensa en 1 982: “Es la primera vez en la historia humana que se publican los resultados de una colaboración científico-técnica entre vivos encarnados y entidades espirituales, probando que el espíritu, la memoria, la personalidad y el alma, sobreviven al cuerpo físico.” Hans Otto Konig es un técnico en electrónica de nacionalidad alemana que logró construir equipos de TCI que mejoran sustancialmente el sistema
Spiricom. Unos de ellos denominado Ultraschallgenerator (Generador de ultrasonido) emplea el ultrasonido como ruido de fondo y así elimina la estática en la recepción de las voces; otro modelo que llamó Infrarotanlage funciona con rayos infrarrojos y permite obtener voces claramente audibles. Konig ha presentado sus estudios en diversos congresos internacionales y dirige una revista llamada Parastimme, especializada en Transcomunicación.
En 1 985, el alemán Klaus Schreider, mostró en documentales de televisión, las primeras imágenes visuales del mundo espiritual obtenidas por medios electrónicos, concretamente el sistema Vidicom. Allí aparecían rostros de sus familiares fallecidos y de otras personas como la actriz Romy Schneider. Sus trabajos fueron continuados por el ingeniero Martin Wenzel. Otros nombres muy significativos en el estudio y la experimentación en la TCI, son el Dr. Ernst Senkowski, quien se desempeñó como profesor de física en le Bingen Technik Universität de Mainzd; el matrimonio Jules y Maggy Harsch-Fischbach de Hesperange, Luxemburgo, reconocidas autoridades en todo lo concerniente a la Transcomunicación Instrumental y que han puesto en evidencia la existencia de “ puentes” o estaciones trasmisoras que trabajan en la otra dimensión; el economista ingés Kennth Wester que informó haber recibido centenares de mensajes a través de su computadora; el sacerdote y conferencista francés François Brune; los investigadores brasileiros Mario Amaral Machado (presidente de la Federación Brasileira de Parapsicología), Wilson Picles y Clovis Nune, etc. A la fecha hay una amplia bibliografía en donde se informa, con los detalles necesarios, todo lo concerniente a los proyectos Sopiricom, Vidicom y a la TCI en general.
- Jon Aizpúrua Esnal, “Historia de la Parapsicología” Ediciones CIMA.-
*********************
¿ CON QUE MÉDIOS SE COMUNICAN LOS ESPÍRITUS CON LOS ENCARNADOS ?
La existencia de esa envoltura semimaterial, el periespíritu, es ya una clave que explica muchas cosas y demuestra la posibilidad de ciertos fenómenos. En cuanto a los medios, son muy variados, y dependen, ya de la naturaleza más o menos pura del espíritu, ya de las disposiciones particulares de las personas que le sirven de intermediarios. El más vulgar, el que puede llamarse universal, consiste en la intuición, es decir, en las ideas y pensamientos que nos sugieren; pero este medio es muy poco apreciable en la generalidad de los casos, y hay otros más materiales. Ciertos espíritus se comunican por medio de golpes.
Los espíritus se manifiestan también y pueden transmitir sus pensamientos por sonidos articulados que retumban bien en el espacio, bien en el oído; por la voz del médium, por la vista, por el dibujo, por la música y por otros medios que un completo estudio hace conocer. Los médiums tienen para esto diferentes aptitudes especiales procedentes de su organización. Así pues, tenemos médiums para efectos físicos, es decir, aptos para producir fenómenos materiales, como golpes, movimientos de
cuerpos, etcétera; médiums auditivos, parlantes, dibujantes, músicos, escribientes. Esta última facultad es la más común, la que mejor se desarrolla con el ejercicio, y también es la más preciosa, porque permite comunicaciones más seguidas y más rápidas.
Por lo demás, la cualidad esencial de un médium está en la naturaleza de los espíritus que le asisten y las comunicaciones que recibe, más que en los medios de ejecución.
Los espíritus se manifiestan también y pueden transmitir sus pensamientos por sonidos articulados que retumban bien en el espacio, bien en el oído; por la voz del médium, por la vista, por el dibujo, por la música y por otros medios que un completo estudio hace conocer. Los médiums tienen para esto diferentes aptitudes especiales procedentes de su organización. Así pues, tenemos médiums para efectos físicos, es decir, aptos para producir fenómenos materiales, como golpes, movimientos de
cuerpos, etcétera; médiums auditivos, parlantes, dibujantes, músicos, escribientes. Esta última facultad es la más común, la que mejor se desarrolla con el ejercicio, y también es la más preciosa, porque permite comunicaciones más seguidas y más rápidas.
Por lo demás, la cualidad esencial de un médium está en la naturaleza de los espíritus que le asisten y las comunicaciones que recibe, más que en los medios de ejecución.
QUE ES EL ESPIRITISMO. ALLAN KARDEC
****************************
CELADAS PSICOLÓGICAS
Aunque realidad no hay más que una, la visión de cada cual es subjetiva; es una construcción de cimientos relativamente inestables levantada sobre conjeturas nacidas de una percepción incompleta de la realidad. Ese es el débil edificio en el que se refugia el ego. De vez en cuando, por acción de la conciencia, ese cuadro mental pintado por la subjetividad del ser choca de frente con la una e invariable realidad, creando una marisma de emociones por el hecho de haberla sub o sobreestimado.
Los humanos, en un anhelo de estabilidad, tratamos de construir nuestro camino sobre circunstancias objetivas, pisar sobre suelo firme. Pero esa búsqueda no llega a ningún fin, porque para poseer la objetividad absoluta habría que conocer todos y cada uno de los detalles, todos los ángulos de la coyuntura, y sólo a Dios pertenece un juicio tan exacto, por eso sólo Dios puede juzgar. En cuanto a las criaturas que de Dios emanamos, nuestra existencia será mucho más fácil si no olvidamos nunca que siempre podemos equivocarnos. Es un recordatorio que evita que nuestras opiniones se impregnen de ego, barniz de fatal corrosión.
Desde hace mucho tiempo la humanidad confundió objetividad con invariabilidad, y juzgó objetivo todo aquello que se demuestra reproducible y repetible, como las leyes del mundo físico y sus consecuencias. Congregó así alrededor de esta hipótesis una serie de ciencias, que pasaron a ser las favoritas habida cuenta de su supuesta objetividad, y subestimó otras que, por su abrumante complejidad, dan apariencia de imprevisibilidad y no-repetibilidad, condenándolas al exilio de ciertas comunidades ilustres de muchas épocas.
Es irónico cómo muchas mentes admiradas por el estudio de los complejos sistemas del universo dejan de lado el que quizás sea el sistema más complejo de todos, léase la mente humana, llegando incluso a tener en menos las disciplinas de estudio sociopsicológico de su conducta, como si estas no llevaran a conclusiones firmes como las alcanzadas por las ciencias de la naturaleza. Nada más lejos de la realidad, puesto que en los tiempos recientes, más que nunca, se demuestra la necesidad del conocimiento del alma, ya señalada hace dos mil años por Jesús, en sociedades que sueñan con conquistar el mundo y viven perdiéndose a sí mismas.
El enfoque que se da a la realidad, las palabras o imágenes que se escogen para describirla, puede matizar y hasta adulterar la percepción de la misma, como es sabido por algunas disciplinas dedicadas al estudio de técnicas al respecto. El mismo mensaje, emitido en tono de voz diferente, por una persona diferente, en tiempo, lugar o circunstancias distintas, no tiene el mismo resultado. ¿Por qué se empeña la humanidad en la objetividad, siendo su propia realidad altamente subjetiva? Porque la humanidad busca al Creador; quiere verlo y comprenderlo, sin saber que todavía le falta un sentido para ello. Pero antes de emprender esa búsqueda hacia fuera, ¿por qué no hacerla hacia dentro? ¿Qué tiene de más interesante el conocimiento del mundo frente al conocimiento de uno mismo? Si el mundo y todo cuanto hay en él no se lo lleva uno consigo al dejar el cuerpo.
“Mientras está en el mundo, la criatura solo tiene aflicciones, porque todo a cuanto se aferra es efímero. Son pasajeros los placeres, el poder, la fortuna, la salud, el propio cuerpo… Esa ilusión de gozo es la generadora de sufrimientos, debido a su transitoriedad (…)”(1)
Y por el otro lado, todo cuanto se es se lleva siempre con uno mismo.
Por ello el autoconocimiento es tan importante, es la herramienta indispensable para detectar esas trampas, esos autoengaños, esas minas que cada uno coloca dentro de su propio campo mental. De no ser lo bastante cauta para verlas, o por lo menos saber que pueden estar ahí, la persona puede ver su propia psique desgarrada por los ya mencionados choques entre su verdad y la verdad. Son choques de los que surgen decepciones, enfados, conflictos, depresiones y hasta demencias.
El trabajo del autoconocimiento conlleva salir de la zona de confort, implica acercarse de cara a la verdad sobre uno mismo, y descubrir ideas tan antiguas como desconocidas por el ‘yo’ consciente. Ideas que lo dominan a uno, que lo atan a ciertas costumbres, a ciertas personas o a ciertos vicios. Ideas-cadena, en definitiva, que limitan la libertad del espíritu. Por eso muchos retroceden ante el trabajo espírita, porque este les recuerda que no son héroes, y que si aspiran a serlo alguna vez para reparar el mundo, antes tendrán que repararse a sí mismos. ¿Cuántos están dispuestos a este camino hacia lo desconocido, siendo el humano un animal de costumbres, cuyo comportamiento tiende a repetir casi la mitad de su rutina cada día?
Tan importante es el concepto de sí mismo, que suele ser la clave del éxito, o de la resiliencia(2) . Por ejemplo, cuando alguien se cree lo bastante capacitado para una tarea determinada, tiende a pensar: “Esto es fácil”. Detrás de tan solo estas tres palabras, ya se esconde un error de juicio de potencialmente funestas consecuencias. Porque no hay nada fácil. Puede parecer fácil a simple vista, pero examinada con detenimiento toda circunstancia tiene su complejidad, y todo procedimiento tiene su técnica; puede parecer fácil para unos, pero no para otros, incluso en aparente igualdad de circunstancias, por consecuencia del trasfondo, experiencias y vivencias de cada uno; para aquellos para quienes hoy es fácil, hubo un tiempo en que no lo era; incluso aquello que hoy es fácil para toda la humanidad (y sería debatible pensar en algo que sea fácil para todos y cada uno de los seres de este planeta), hubo un tiempo en que no lo era.
Caminar es fácil para algunos, pero ¿y las personas de movimiento impedido? Los que hoy caminan con facilidad, ¿no lo encontraron difícil cuando lo aprendieron hace tiempo? ¿No pueden volver a encontrarlo difícil, si tuvieran un accidente que les obligara a aprender nuevamente a andar? Hoy muchos en el mundo saben sumar, pero ¿todos? Los que hoy saben sumar, ¿no lo encontraban difícil en el momento de aprenderlo? Cuando la humanidad aprendió a sumar, ¿fue fácil? ¿O hizo falta que las mentes más brillantes de aquella época se esforzaran en desentrañar los complejos mecanismos de la suma? Los conocimientos punteros en las ciencias y tecnologías de nuestra época, ¿no llegará un día en que serán cultura general para la humanidad? ¿Hay, pues, algo fácil?
¿A qué conclusión llegará alguien que toma algo por fácil, si se encuentra que no es capaz de llevarlo a cabo? La conclusión lógica sería “no sirvo ni para lo fácil”. De ahí el peligro de usar con ligereza ciertas palabras o ciertos conceptos, sobre todo en las reflexiones respecto a uno mismo. ¿Y en lugar de pensar que algo es fácil, no sería preferible pensar “Estoy preparado para esto”? De fallar en el intento, el choque con la realidad sería menor, sería un desengaño mucho menor. Porque la conclusión ya no sería “no sirvo para nada”, sino “no estaba preparado para esto”, o “había pasado un detalle por alto”, o en cualquier caso, una reflexión menos destructiva y que deja espacio para levantarse el ánimo.
Estas diferencias, sutiles y que hasta pueden parecer triviales, no solo tienen consecuencias para con uno mismo, sino que además influyen a nuestro alrededor, de maneras casi imperceptibles, y como cualquier idea transmitida, suele tener más impacto en las mentes más impresionables y menos consolidadas, como son las de los niños. Un ejemplo interesante es el estudio llevado a cabo por la psicóloga Carol Dweck con más de 400 estudiantes de varias escuelas de primaria de Estados Unidos(3). Se les pedía que resolvieran un puzle asequible para su edad, y cuando lo resolvían, se les daba reconocimiento de dos formas distintas: a la mitad de los niños se les elogiaba por su inteligencia, y a la otra mitad, por sus esfuerzos.
Estas diferencias, sutiles y que hasta pueden parecer triviales, no solo tienen consecuencias para con uno mismo, sino que además influyen a nuestro alrededor, de maneras casi imperceptibles, y como cualquier idea transmitida, suele tener más impacto en las mentes más impresionables y menos consolidadas, como son las de los niños. Un ejemplo interesante es el estudio llevado a cabo por la psicóloga Carol Dweck con más de 400 estudiantes de varias escuelas de primaria de Estados Unidos(3). Se les pedía que resolvieran un puzle asequible para su edad, y cuando lo resolvían, se les daba reconocimiento de dos formas distintas: a la mitad de los niños se les elogiaba por su inteligencia, y a la otra mitad, por sus esfuerzos.
Entonces, se les permitía elegir entre dos pruebas diferentes: una de ellas se les describía como una serie de puzles más difíciles, pero se les decía que si lo intentaban, aprenderían mucho; la otra opción era un test fácil, similar al que habían acabado de resolver. Los resultados del experimento fueron sorprendentes: mientras que la mayoría de los niños que habían sido loados por su esfuerzo intentaron los puzles difíciles, la mayoría de niños que habían sido elogiados por su inteligencia eligieron el rompecabezas fácil.
Muchos de los niños que al resolver el primer rompecabezas fueron alabados por su inteligencia asociaron inconscientemente la causa de su éxito a un talento que llevaban dentro y que no podían cambiar, que permanece estático y sólo puede ser demostrado. De manera que si no eran capaces de resolver la serie de rompecabezas difíciles, su inteligencia se vería en entredicho y su ego malherido; es por ello que elegían sus nuevos retos buscando rendimiento por encima de aprendizaje. En cambio, los niños que fueron elogiados por sus esfuerzos atribuyeron su éxito a su empeño, a una habilidad en ellos que es dinámica y puede ser incrementada, mejorada con voluntad y persistencia; de manera que elegían sus nuevos desafíos priorizando su aprendizaje por encima del rendimiento, y no tuvieron miedo de encarar un reto más difícil, es más, lo buscaban; no habían implicado su autoestima en su desempeño tanto como el otro grupo de estudiantes.
Este estudio ilustró, entre otras interesantes consideraciones, el contraste entre la mentalidad fija y la mentalidad incrementable. Existe todavía en la sociedad el preconcepto de que la inteligencia es innata y no se puede aprender ni mejorar. Esta hipótesis difiere completamente de los postulados espíritas, de donde se sabe que todo lo que el espíritu aprende, no lo olvida, y lo lleva consigo incluso durante el periplo carnal, donde se manifiesta en forma de sabiduría, o de facilidad de aprendizaje en ciertos campos de la vida. De hecho, la hipótesis de la inteligencia innata ya fue desmentida por la ciencia, al descubrir que ciertas capacidades del cerebro, pese a ser este un órgano, pueden desarrollarse con esfuerzo gracias a que su comportamiento es muy parecido al de un músculo.
Hasta tal punto puede cambiar las circunstancias y las decisiones una sola frase, e incluso una sola palabra. ¿Cuántos padres y madres hay que, cuando sus vástagos les traen las notas a casa, los premian o los reprenden por su capacidad y no por sus esfuerzos? ¿Cuántos niños de los que se dice que son muy listos crecen acostumbrados al éxito académico fácil, sin desarrollar tolerancia a la frustración, sólo para llevarse un disgusto el día en que el nivel de exigencia sobrepasa su capacidad y les demanda un mayor esfuerzo? Y este ejemplo ilustra solamente un concepto; ¿cuántos casos como este existen en el universo mental, cuántos recovecos de autoengaño y posterior decepción?
El espírita no está libre de tales pruebas, es más, las encuentra en mayor número. Porque el estudio de la doctrina espírita eleva paulatinamente el nivel de conciencia, de manera que esta ve mejor y más lejos, reconociendo cada vez más y más oportunidades de ayudar. Y cuando la conciencia ve algo, inmediatamente llama a hacerlo. Las trampas que se tiende el espírita, sus preconceptos, pueden hacerle esquivar las pruebas, como el niño que evita un rompecabezas más difícil y quiere limitarse a lo que ya sabe resolver. ¿Qué sería de su ego si aprovechara una conversación para defender un postulado espírita, y descubriera que no logra convencer por su falta de fe, de conocimientos, o de pericia argumentativa? ¿Qué sería de su ego si intentara ayudar, y descubriera que no sabe escuchar con el corazón? Esos son precisamente los retos a los que no puede rehuir el espírita, por ser las oportunidades de consolidación de lo aprendido, el examen práctico de la vida diaria.
Si la psicología es importante ya en el día a día, más aún lo es cuando se trata de ayudar al prójimo. Porque la ayuda material es importante y es básica, sí, pero incompleta o incluso inerte es la caridad material si no se corona y bendice con la caridad moral, que es la más potente de ambas. De nada sirve poseer todas las herramientas de auxilio si no se tiene la caridad y la voluntad de usarlas para ayudar; de nada sirve proporcionar las herramientas si no se enseña a usarlas con moral, o la ayuda material si no se acompaña del auxilio psicológico y moral.
La doctrina ya avisa de todos estos escollos, e incluso insinúa cuál es la mentalidad que se debe adoptar al respecto, cuando anuncia que “Se reconoce al verdadero espírita por su transformación moral y por los esfuerzos que hace para dominar sus malas inclinaciones”(4) . Sus esfuerzos. El espírita no es aquel que ya ha llegado a esa lejana perfección moral, sino el que se esfuerza por llegar. En cualquier caso, ¿quién se atrevería a proclamarse de la misma altura moral que Jesús? Nos falta a todos un trabajo continuo que no se termina en esta vida.
El trabajo de autoconocimiento espírita refuerza las defensas morales de la persona; no solamente le ayuda a darse cuenta de que no es tan buena, ni tan altruista como piensa, sino que además le da el buen ánimo de aceptarlo y querer superarse a sí misma, le proporciona las herramientas para limar esas asperezas día tras día, y le enseña a ponerlas en práctica. El altruismo, la moral, y los valores cristianos son como la inteligencia y la sabiduría: se aprenden, y en cada nueva reencarnación se trae consigo el fruto del esfuerzo, y solamente del esfuerzo, que se haya hecho en las reencarnaciones anteriores.
Érigos (Artículo publicado en Actualidad Espiritista Nº 27 Octubre 2016 Autor: Erigos)
**************************
No hay comentarios:
Publicar un comentario