viernes, 3 de junio de 2016

REENCARNACIÓN


                                                     


  ENTREVISTA DE ALLAN KARDEC A UN FALLECIDO

El Dr. Mure
Muerto en El Cairo el 4 de junio de 1857. Evocado a pedido del Sr. Jobard. Éste dice que era un Espíritu muy elevado cuando encarnado; médico homeópata; un verdadero apóstol espírita; debe estar por lo menos en Júpiter.

1. Evocación. – Resp. Estoy aquí.

2. ¿Tendríais la bondad de decirnos dónde estáis?
– Resp. Estoy errante.

3. ¿Habéis muerto el 4 de junio de este año?
– Resp. Del año pasado.

4. ¿Recordáis a vuestro amigo, el Sr. Jobard?
– Resp. Sí, y a menudo estoy cerca de él.

5. Cuando yo le transmita esta respuesta le ha de agradar, porque siempre ha tenido por vos un gran afecto.
– Resp. Lo sé; este Espíritu me es de los más simpáticos.

6. Cuando estabais encarnado, ¿qué pensabais que fuesen los gnomos?
– Resp. Pensaba que eran seres que podían materializarse y tomar formas fantásticas.

7. ¿Aún lo creéis así?
– Resp. Más que nunca: ahora tengo la certeza; pero gnomo es una palabra que parece tener demasiada relación con la magia; por eso prefiero decir ahora Espíritu que gnomo.

Nota – Cuando encarnado él creía en los Espíritus y en sus manifestaciones, únicamente que los designaba con el nombre de gnomos, mientras que ahora se sirve de la expresión más genérica de Espíritu.

8. ¿Todavía creéis que esos Espíritus, a los que en vida llamabais gnomos, puedan tomar formas materiales fantásticas?
– Resp. Sí, pero sé que esto no se hace frecuentemente, porque hay personas que podrían volverse locas si viesen las apariencias que esos Espíritus pueden tomar.

9. ¿Qué apariencias pueden ellos tomar?
– Resp. De animales, de diablos.

10. ¿Es una apariencia material tangible o puramente una apariencia como en los sueños o en las visiones?
– Resp. Un poco más material que en los sueños; las apariciones que podrían asustar mucho no pueden ser tangibles; Dios no lo permite.

11. La aparición del Espíritu de Bergzabern, bajo la forma de hombre o de animal, ¿era de esta naturaleza?
– Resp. Sí, de este género.

Nota – No sabemos si, cuando encarnado, él creía que los Espíritus podían tomar una forma tangible; pero es evidente que ahora quiere referirse a la forma vaporosa e impalpable de las apariciones.

12. ¿Creéis que iréis reencarnar en Júpiter?
– Resp. Iré hacia un mundo que aún no se iguala a Júpiter.

13. ¿Es por vuestra propia opción que iréis a un mundo inferior a Júpiter, o es porque todavía no merecéis ir a este planeta?
– Resp. Creo no merecerlo, prefiriendo cumplir una misión en un mundo menos adelantado. Sé que llegaré a la perfección, y es esto lo que me hace ser modesto.

Nota – Esta respuesta es una prueba de la superioridad de este Espíritu; está de acuerdo con lo que nos ha dicho el Padre Ambrosio: que hay más mérito en pedir una misión en un mundo inferior, que en querer avanzar demasiado rápido en un mundo superior.
14. El Sr. Jobard nos pide preguntaros si estáis satisfecho con el artículo necrológico que él ha escrito sobre vos.
– Resp. Jobard me ha dado una nueva prueba de simpatía al escribir eso; se lo agradezco mucho, y deseo que la descripción – un poco exagerada – que hizo de mis virtudes y talentos pueda servir de ejemplo a aquellos que de entre vosotros siguen las huellas del progreso.

15. Ya que cuando encarnado erais homeópata, ¿qué pensáis ahora de la homeopatía?
– Resp. La homeopatía es el comienzo del descubrimiento de los fluidos latentes. Muchos otros descubrimientos igualmente preciosos se harán y formarán un todo armonioso, que conducirá a vuestro globo a la perfección.

16. ¿Qué mérito atribuís a vuestro libro intitulado: Le Médecin du Peuple (El Médico del Pueblo)?
– Resp. Es la piedra del obrero que he aportado a la obra.

Nota – La respuesta de este Espíritu sobre la homeopatía viene en apoyo a la idea de los fluidos latentes que ya nos ha sido dada por el Sr. Badet, Espíritu, con respecto a su imagen fotografiada. De esto ha de deducirse que hay fluidos cuyas propiedades nos son desconocidas o pasan desapercibidas porque su acción no es ostensible, pero no por eso menos real; la Humanidad se enriquece de nuevos conocimientos a medida que las circunstancias le hacen conocer sus propiedades.

Allan Kardec
Revista Espirita 1858


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No dejemos un te quiero por decir, no neguemos nuestro agradecimiento a nadie. Dejemos ir al pasado y a todos los que decidieron no seguir caminando a nuestro lado, vivamos el día de hoy de una forma que no nos haga sentir arrepentimiento mañana. Aprendamos las lecciones aunque perdamos la batalla. Todo eso hace que la vida valga la pena vivirla y que la trayectoria no haya sido en vano.....

-Mercy Ingaro-

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            REENCARNACIÓN
Todos los Espíritus tienden a la perfección y Dios les faculta los medios de alcanzarla, proporcionándoles las pruebas de la vida corporal. Su justicia, sin embargo, les concede realizar, en nuevas existencias, lo que no pudieron hacer o concluir en una primera prueba. No obraría Dios con equidad, ni de acuerdo con su bondad, si condenase para siempre los que tal vez hayan encontrado, oriundos del propio medio donde fueron colocados y ajenos a la voluntad que los animaba, obstáculos a su mejoramiento. Si la suerte del hombre se quedase irrevocablemente después de la muerte, no sería una balanza en que Dios pesa las acciones de todas las criaturas y no habría imparcialidad en el trabamiento que a todas dispensa. Allan Kardec, en El Libro de los Espíritus, comentario a la pregunta 171.
EN FAVOR DE LA JUSTICIA
¿Podemos, filosófica mente, demostrar la realidad de la reencarnación?   Si, desde que admitamos que Dios existe y tiene por atributos la justicia y la bondad.
¿Y que tiene que ver la reencarnación con la justicia y la bondad de Dios? Sin la reencarnación es difícil conciliar esos atributos de la divinidad con las injusticias y maldades que preponderan en la Tierra.
Si la filosofía apunta en dirección de la reencarnación, ¿por qué la mayor parte de los filósofos no la admite? Los filósofos están interesados en explicar el Universo estribándose raciocinios materialistas, con abstracción de Dios y del Espíritu inmortal, conceptos básicos para pensar en la reencarnación.
Richard Simonetti   ( Aportación de SUSANA ESPIRITA )
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Reflexión de esta mañana: 
Creo que es la obligación de todo ser Humano, el compartir  su conocimiento con los demás, para ayudarles en su evolución y progreso. Pero también considero indispensable  que al estar cumpliendo esa misión, comprendamos nuestra pequeñez ante la Infinita Sabiduría de Dios. 
Por no hacerlo así, el hombre se llena de vanidad y de orgullo, lo cual lo aleja del Padre y de la Espiritualidad. 
Rey Formoso
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PRIMEROS INSTANTES DE UN MUERTO

En el horario reservado a la instrucción, en la noche del 14 de julio de 1955, nuestro          conjunto recogió  un expresivo mensaje del hermano G., insertado en este capítulo, en que      nos informa sobre sus  primeros instantes en la Vida Espiritual.
Nos cabe esclarecer que el comunicante, político y administrador de méritos indiscutibles,           recientemente desencarnado, estuvo antes en nuestra casa de oraciones, bajo la custodia          de los  amigos espirituales que le amparaban la recuperación necesaria y justa.
Se mostraba, entonces, enfermizo e indispuesto, pero en un breve tiempo, equilibrado y fortalecido,     regresó a nuestro templo, donde nos aportó las valiosas impresiones que    pasamos a transcribir.

Amigos:
Recordando aquel rico de la parábola evangélica que no obtuvo permiso para volver al         círculo  doméstico, después de la muerte, comprendo hoy perfectamente lo justo de la    prohibición que le frustró el propósito, porque, sin sombra de dudas, nadie en el mundo
le  daría crédito a la palabra.
La experiencia social en la Tierra vive tan distraída en los juegos de máscara, que la
visita  de la verdad  sin mezcla, a cualquier agrupación humana, durante mucho tiempo
aún será francamente inoportuna.
Hablando así a vuestro mundo afectivo, no nutro el menor interés en romper la cadena
de engaños a   que se aprisionan mis antiguos lazos del corazón.
Profundamente transformado, después de la gran travesía, en que el túmulo es el marco
de nuestro  retorno a la realidad, me dirijo particularmente a vosotros, navegantes de la fe
 en el océano de la vida, para destacar la necesidad de valorización del tiempo en los
cortos días          de nuestra permanencia en el cuerpo.
Para ejemplo, recurro a mi caso, ya que, por el concurso fraterno, os ligasteis al proceso
de mi   renovación.
Como sabéis, como ocurre al árbol enfermo, que cae a los primeros toques del leñador,             caí también, de imprevisto, al primer golpe de la Muerte.
Industrial, administrador y hombre público, con actividad intensa e incesante, no admitía
que   el   sepulcro me llamase tan apresuradamente a la meditación.
La angina, sin embargo, me esperaba, vigilante, y me fulminó sin que pudiese luchar.
Recuerdo haber sido echado a una especie de sueño que me no me quitaba la
conciencia y la lucidez, aunque me aniquilase los movimientos.
Incapaz de hablar, oí los gritos de los míos y sentí que manos amigas me tocaban el
pecho, intentando  en balde restituirme la respiración.
No puedo precisar cuántos minutos gasté en el vértigo que me tomó de asalto, hasta
que, en mi   aflicción por despertar, noté que la forma inerte me retomaba a si, que mi
alma        aturdida regresaba al   cuerpo pesado; sin embargo, una espesa cortina de
sombra parecía interponerse ahora, entre mis  afectos y mi palabra resonante, que
nadie atendía...
Inexplicablemente asombrado, en vano pedía socorro, y acabé por resignarme a la idea
 de   que estaba siendo víctima de una extraña pesadilla, lista para terminar.
Aun así, me asustaba la ausencia de vitalidad y calor a que me veía sentenciado.
Después de algunos minutos de pavoroso conflicto, que la palabra terrestre no consigue determinar, tuve la impresión de que me aplicaban sacos de hielo en los pies.
Por más que gritase contra semejante medicación, el frío me alcanzaba todo el cuerpo,           hasta que no   pude más...
Aquello valía como expulsión en toda regla.
Intenté liberarme y me vi fuera dl lecho, leve y ágil, pensando, oyendo y viendo...
Con todo, buscando apartarme, reparé que un hilo tenue de niebla blanquecina unía
mi  cabeza móvil  a mi cabeza inerte.
Indiscutiblemente deliraba — me decía a mí mismo —, sin embargo aquel sueño me
dividía  en dos personalidades distintas, no obstante guardar la noción perfecta de mi
identidad.
Asustado, no conseguía apartarme más de la cámara íntima, reconociendo, inquieto,
que  me vestían caprichosamente la estatua de carne, a enfriarse.
Me dominaba un indecible recelo.
Sensaciones de terror me neutralizaban el raciocinio.
Incluso así, concentré mis fuerzas en la resistencia.
Retomaría el cuerpo.
Lucharía por recuperarme.
El deliquio inesperado tendría fin.
Aun así, pasaban las horas y, no obstante estar contrariado, me vi expuesto a la visita         pública.
¡Pero oh! ¡Moraleja de mi nuevo camino!...
Yo, que me sentía singularmente repartido, observé que todas las personas con acceso
 al  recinto, delante de  mí, se revelaban divididas en identidad de circunstancias, porque,
 sin     poder explicar el fenómeno, les escuchaba las palabras habladas y las palabras imaginadas.
Muchas decían a mis familiares que lloraban:
— ¡Mi pésame! perdemos a un gran amigo...
Y el pensamiento les brotaba de la cabeza, alcanzándome como un fuerte rayo de
fuerza eléctrica, acentuando: “No tengo pesar alguno, este hombre debería realmente
morir...”
Otras se enlazaban a los amigos, y decían con la boca:
— ¡Mis sentimientos! El doctor G. murió joven, muy joven.
Y añadían, reflexionando: “¡Moriste tarde... Bellaco! dejaste una fortuna considerable...         Debes haber  robado excesivamente...”
Otras, aun, comentaban junto a la carcasa muerta:
— ¡Hombre honrado, hombre justo!...
Y hablaban para consigo: “¡Político ladrón y sin palabra! ¡Que la tierra te sea leve y
que el   infierno te proteja!...”
Me veía asaltado por una interminable proyección de espinos invisibles que me
pinchaban  el corazón.
Torturado de vergüenza, no sabía dónde esconderme.
Aun así, quise protestar sobre los reproches que me parecieron fuera de lugar.
Realmente no fui el hombre que debía haber sido, sin embargo, hasta allí, viví como el    trabajador    interesado en desquitarse de sus compromisos.
¿No sería una falta de caridad atacarme, así, estando plenamente inhabilitado a
cualquier defensa?
Durante mucho tiempo, duraba la turbación, hasta que encontré algún alivio...
Muchos niños de las escuelas, que tanto desearía haber ayudado, oraban ahora junto
 a mí.
Viejos empleados de las empresas en las que transité, y de cuya existencia no le di
mayor   interés, venían a traerme respetuosamente, con lágrimas en los ojos, la oración
 y el cariño   con sincera  emoción.
Antiguos funcionarios, fatigados y humildes, a los cuales estimé mucho, me ofrecían pensamientos de      amor.
Algunos pocos amigos me envolvieron en pensamientos de paz.
Me tranquilicé resignado. 
Un dulce bálsamo de reconocimiento me calmó la aflicción y pude llorar, en fin...
    Con el llanto, conseguí encomendarme a la Bondad Infinita de Dios, respirando
consuelo y  apaciguamiento.
Humillado, aguardé paciente las sorpresas de la nueva situación.
Estaba innegablemente muerto y vivo.
La capilla ardiente no ofrecía ninguna duda.
Tenía dolorosas informaciones, cuando, en un momento dado, me arrebataron el
cuerpo.
Me encontraba libre para pensar, pero preso a los duros despojos por el extraño cordón
 que   no podía comprender y, por ello, acompañe el cortejo triste, cauteloso e sin
 sentido.
No valían ahora el cariño sincero y la devoción afectiva con que muchos brazos amigos
 me  acariciaban el ataúd...
El vecindario del cementerio abalaba la escasa confianza que pasé a tener en mí mismo.
El gran portón abierto, la contemplación de los túmulos a la entrada y la multitud que me     seguía,  compacta, me hacían horrorizar.
Intenté apoyarme en viejos compañeros de ideal y de lucha, pero el ambiente repleto de    palabras  vacías y oraciones pagadas como que me acentuaba la aflicción y el desespero.
Sentí debilitarme.
   Clamé en balde socorro, hasta que, con los primeros puñados de tierra tirados sobre
el  féretro, caí en  la sepultura acogedora, sin ninguna noción de mí mismo.
Se acabó el conflicto.
Ahora todo era letargo, abatimiento, consumición...
Durante varios días reposé, hasta que, con la claridad de la verdad, reconocí que las
tareas  del  industrial y político habían llegado a su fin.
   A pesar de ello, sin embargo, la certeza de que la vida que no muere me levantó la     esperanza.
Surgieron antiguos afectos, amparándome la nueva lucha y, de ese modo, volvió la           condición del   servidor anónimo el hombre que tal vez indebidamente se elevó en el
mundo a    los puestos de directiva .
Y así que, visitándoos, debo estimularos al culto de los valores claros y seguros.
Instalar la felicidad en el propio espíritu, a través de la felicidad que pudimos edificar
para  los demás, es la única forma de encontrar la verdadera felicidad.
Tengo hoy la convicción de que los patrimonios financieros apenas agravan las   responsabilidades del       alma encarnada, y la política, actualmente, para mí se
asemeja a  la tina de agua que agitamos con     esfuerzo constante para ver siempre
la misma, en   trueque apenas del cansancio que nos impone.
Todos los aparatos de la experiencia humana son sombras moviéndose en las telas         pasajeras de la   vida.
Sólo el bien permanece.
Sólo el bien que idealizamos y plasmamos es la luz que queda.
Así, pués, buscando el bien, roguemos a Dios que nos esclarezca y nos bendiga.
G.
Libro: Vozes do Grande Além – Mensajes Psicofónicos de Varios Espíritus, Recibidos en el Grupo Meimei
Francisco Cándido Xavier, por Espíritus Diversos,
Organizado por Arnaldo Rocha
FEB – Federación Espírita Brasileña
Traducción: Johnny M. Moix
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ORIGEN Y CONOCIMIENTO DE LA LEY 
NATURAL.

619 – ¿Dios ha dado a todos los hombres medios de conocer su ley?
– Todos pueden conocerla; pero no todos la comprenden. Los que mejor
 la comprenden  son los hombres de bien  y los que quieren buscarla. 
Entre tanto, todos la conocerán un día, porque es preciso que el progreso
 se realice.                                                                                        
 La justicia de las diversas encarnaciones del hombre es consecuencia de este  principio; 
porque a cada nueva existencia su inteligencia está más desarrollada y comprende mejor 
lo que es bueno y lo que es malo. Si todo para él debiese efectuarse en  una sola 
existencia, ¿cuál sería la suerte de tantos millones de seres que mueren cada día  en el embrutecimiento del estado salvaje o en las tinieblas de la ignorancia, sin que hubiese  
dependido de ellos el ilustrarse.
620 – Antes de su unión con el cuerpo, ¿comprende el alma    mejor la ley de Dios que      después de su encarnación?                                                                                                  – La comprende según el grado de perfección que alcanzó, y conserva intuitivamente, el recuerdo, después de su unión con el cuerpo. Pero los malos instintos del hombre la hacen  olvidar.
621 – ¿Dónde está escrita la ley de Dios?
– En la conciencia.
– Puesto que el hombre lleva en la conciencia la ley de Dios,¿qué necesidad habría de   revelársela?
– La había olvidado y menospreciado, y Dios quiso que le fuese recordada.  
622 – ¿Dios ha dado a ciertos hombres la misión de revelar su ley?                                           – Ciertamente que sí. En todos los tiempos, algunos hombres recibieron esa misión. Son       Espíritus superiores encarnados con el objetivo de hacer avanzar a la Humanidad.
623 – Los que han pretendido instruir a los hombres en la ley de Dios, ¿no se han 
engañado a veces y no los han extraviado frecuentemente con principios falsos?
– Los que no estaban inspirados por Dios y que por ambición se han atribuido una misión          que no tenían, pudieron ciertamente extraviarlos. No obstante, como eran en definitiva    hombres de genio, en medio de los mismos errores que han enseñado, se encuentran 
con frecuencia grandes verdades.
624 – ¿Cuál es el carácter del verdadero profeta?
– El verdadero profeta es un hombre de bien inspirado por Dios. Puede reconocérsele por          sus palabras y por sus hechos. Dios no puede servirse de los labios del mentiroso para      enseñar la verdad.
625 – ¿Cuál es el tipo más perfecto que Dios ha ofrecido al hombre para que le sirviese de          guía y modelo?                                                                                                                     – Contemplad a Jesús.

Jesús es para el hombre el prototipo de la perfección moral a que puede aspirar la         Humanidad en la Tierra. Dios nos lo ofrece como el modelo más perfecto y la doctrina 
que   enseñó es la más pura expresión de su ley, porque estaba animado del espíritu 
divino y es   el ser más puro que ha venido a la Tierra.
Si algunos de los que han pretendido instruir al hombre en la ley de Dios lo han 
extraviado  a veces con principios falsos, es porque ellos mismos se han dejado dominar 
por sentimientos demasiado terrestres, y por haber confundido las leyes que rigen las 
condiciones de la vida del alma con las que rigen la vida del cuerpo. Muchos han dado 
como leyes divinas las que solo eran leyes humanas, creadas para servir a las pasiones y 
dominar a los hombres.
626 – ¿Las leyes divinas y naturales no han sido reveladas a los hombres sino por Jesús y      antes de él no las habían conocido más que por intuición?
– ¿No dijimos que están escritas por todas partes? Los hombres que meditaron sobre la    sabiduría pudieron comprenderlas y las enseñaron desde los siglos más remotos. Por su enseñanza, aunque incompleta, prepararon el terreno para recibir la semilla. Estando
escritas las leyes divinas en el libro de la Naturaleza, el hombre ha podido conocerlas,         cuando ha querido buscarlas y por esto los preceptos que ellas consagran fueron         proclamados en todos los tiempos por los hombres de bien y por esto también se 
encuentran sus elementos en la doctrina moral de todos los pueblos que han salido de la
 barbarie,        aunque incompletos o alterados por la ignorancia y la superstición.

627 – Puesto que Jesús enseñó las verdaderas leyes de Dios,¿cuál es la utilidad de la     enseñanza dada por los Espíritus? ¿Tendrán algo más que enseñarnos?
– La palabra de Jesús era a veces alegórica y en forma de parábolas, porque hablaba con    arreglo a los tiempos y lugares.
Ahora es necesario que la verdad sea inteligible para todo el mundo.
Es preciso explicar bien y desarrollar esas leyes, puesto que hay tan poca gente que las comprende y menos aún que las practica.
Nuestra misión es la de impresionar los ojos y los oídos para confundir a los orgullosos y desenmascarar a los hipócritas: los que toman las apariencias de la virtud y de la religión         para ocultar sus torpezas. La enseñanza de los Espíritus debe ser clara e inequívoca, a fin          de que nadie pueda pretextar ignorancia y que cada uno pueda juzgarla y apreciarla con
 su razón. Estamos encargados de preparar el reino del bien anunciado por Jesús; por 
esto, no  es preciso que cada uno interprete la ley de Dios al capricho de sus pasiones, ni
 falsee el  sentido de una ley que es todo amor y caridad.

628 – ¿Por qué la verdad no ha sido puesta siempre al alcance de todo el mundo?
– Es preciso que cada cosa llegue a su tiempo. La verdad es como la luz: es necesario 
habituarnos a ella poco a poco, pues de otra forma nos deslumbra.
Jamás ocurrió que Dios permitiese al hombre recibir comunicaciones tan completas y tan instructivas como las que le son dadas recibir hoy. Como sabéis, había en la antigüedad 
algunos individuos poseedores de lo que consideraban una ciencia sacra, y de la cual 
hacía misterio para los que reputaban profanos. Debéis comprender, con lo que conocéis 
de las leyes que rigen esos fenómenos,que ellos no recibían sino algunas verdades 
esparcidas en medio de un conjunto equívoco y la mayor parte del tiempo simbólico. Sin 
embargo, para el hombre estudioso, no hay ningún sistema filosófico antiguo, ninguna 
tradición, ni ninguna religión que deba despreciarse,porque todo contiene los gérmenes 
de grandes verdades que, aunque parezcan contradictorias unas con las otras, aunque 
estén esparcidas en medio de infundados accesorios, son muy fáciles de coordinar,gracias 
a la clave que nos da el Espiritismo para una multitud de cosas que hasta ahora pudieron pareceros irracionales, y cuya realidad os es demostrada actualmente de un modo 
irrecusable.

EL LIBRO DE LOS ESPÍRITUS. ALLAN KARDEC.
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