ALERGIA Y OBSESIÓN
La noche del 15 de julio de 1954 nos trajo alegría el primer contacto con el Espíritu del Dr. Francisco de Meneses Díaz de la Cruz, distinto médico y denotado trabajador del Espiritismo, que fue Presidente de la Federación Espirita Brasileña, en el periodo de 1889 a 1895, desencarnado en 1937.
Tomando las facultades psicofónicas del médium, pronunció la palestra aquí transcrita, que consideramos precioso estudio en torno a la obsesión.
Subordinando el asunto al tema “alergia y obsesión”, nos elucida sobre la manera por la cual facilitamos la influenciación de las entidades infelices o inferiores en nuestro campo físico, desde las más simples perturbaciones epidérmicas a los casos dolorosos de avasallamiento psíquico.
Quien se consagra a los trabajos de socorro espiritual ha de convenir, por ciento, en que la obsesión es un proceso alérgico, interesando el equilibrio de la mente.
Sabemos que la palabra “alergia” fue creada, en este siglo, por el médico vienense Von Pirquet, significando la reacción modificada en las ocurrencias de la hipersensibilidad humana.
Semejante alteración puede ser provocada en el campo orgánico por los agentes más diversos, cuales sean los alimentos, el polvo doméstico, el polen de las plantas, los parásitos de la piel, del intestino y del aire, tanto como las bacterias que se multiplican en núcleos infecciosos.
Las drogas largamente usadas, cuando en asociación con factores proteicos, pueden suscitar igualmente la constitución de alérgenos alarmantes.
Como vemos, los elementos de ese orden son exógenos o endógenos, esto es, proceden del medio externo o interno, reportándonos al mundo complejo del organismo.
La medicina moderna, analizando el engranaje del fenómeno, admite que la acción del anticuerpo sobre el antígeno, en la intimidad de la célula, libera una sustancia semejante a la histamina, vulgarmente llamada sustancia “H”, que actuando sobre los vasos capilares, sobre las fibras y sobre la sangre, actúa desastrosamente, ocasionando variados desequilibrios, presentándose, de modo articular, en la dermatitis atípica, en la dermatitis de contacto, en la coriza espasmódica, en el asma, en el edema, en la urticaria y en la energía sérica, digestiva, nerviosa o cardiovascular.
Evitando, sin embargo, cualquier preciosismo de la técnica científica y relegando a la medicina habitual el deber de asegurar los procesos inmunológicos de la integridad física, recordemos que las radiaciones mentales, que podemos clasificar por agentes “R” , en la mayoría de las veces se presentan, en la base de formación de la sustancia “H” desempeñando importante papel en casi todas las perturbaciones neuropsíquicas y usando el cerebro como órgano de choque.
Todos nuestros pensamientos definidos por vibraciones palabras y actos, arrojan de nosotros rayos específicos.
Siendo así, es indispensable curar de nuestras propias actitudes, en la autodefensa y en el amparo a los semejantes, por cuanto la cólera y la irritación, la liviandad y la maledicencia, la crueldad y la calumnia, la irreflexión y la crueldad, la tristeza y el desanimo, producen elevado porcentaje de agentes “R”, de naturaleza destructiva, en nosotros y alrededor de nosotros, exógenos y endógenos, susceptibles de envolvernos, por tiempo indeterminado, en deplorable laberinto de desarmonía mental.
En muchas ocasiones, nuestra conducta puede ser nuestra enfermedad, tanto como nuestro comportamiento puede representar nuestra restauración y nuestra cura.
Para sanar la obsesión en los otros o en nosotros mismos, es preciso pensar en los agentes “R” que estamos emitiendo.
El pensamiento es fuerza que determina, establece, transforma, edifica, destruye y reconstruye.
En el, al influjo divino, reside la génesis de toda la Creación.
Respetemos, así, la dieta del Evangelio, procurando erguir un santuario de principios morales respetables para nuestras manifestaciones de cada día.
Y, resguardándonos contra la alergia y obsesión de cualquier procedencia, atendamos al sabio consejo de Pablo, el gran convertido, cuando advierte a los cristianos de la Iglesia de Filipos:
-“Todo lo que es verdadero, todo lo que es honesto, todo lo que es noble, todo lo que es puro, todo lo que es santo, sea, en cada hora de la vida, la luz de vuestros pensamientos”
Por el Espíritu Díaz de la Cruz – Del Libro: Instrucciones Psicofónicas, Médium: Francisco Cándido Xavier - por Diversos Espíritus
TRADUCIDO AL ESPAÑOL POR: M. C. R.
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