jueves, 30 de junio de 2016

KARDEC, UN ESPÍRITU DE ESCUELA



       LAS PERCEPCIONES DE LA MENTE 

La percepción se ha definido frecuentemente como el conocimiento directo de los objetos y acontecimientos a través de los sentidos. El conocimiento indirecto, sin intervención de los sentidos, como por ejemplo el recuerdo, no es una percepción, sin embargo es muy difícil aislar la percepción de los otros fenómenos psicológicos. 

Ante una mancha roja y algo redonda, por ejemplo, percibimos una manzana; pero es indudable que reconocemos ese objeto gracias a la experiencia que de él hemos tenido anteriormente. De este modo, la percepción está ligada íntimamente a nuestra experiencia que tenemos del mundo externo, de modo que es imposible percibir algo sin relacionarlo con ella. Por ello, mientras no se tenga la experiencia inicial de algo, sólo tendremos sensaciones de las cosas, siendo este elemento el primer contacto con el mundo. Percepción y sensación son un tanto difícil de separar en el proceso de construcción del conocimiento. 

Las escuelas materialistas en el estudio de la percepción se centran en un punto concreto, además de otros que no señalaremos para no salirnos de la exposición sintética, como es la invariable necesidad de los sentidos físicos para recibir las impresiones del mundo y convertirlas en percepción, para lo cuál preguntamos: de donde provienen las percepciones de esos niños “superdotados” que terminan en conocimientos muy profundos dentro de la cultura, del arte y la ciencia? De donde procedieron los conocimientos de algunos grandes pensadores de la historia, que sin tener los elementos que les proporcionaran captar la experiencia por los sentidos físicos, dieron con teorías tan acertadas a cerca la vida y del universo?. 

Pongamos sólo un caso específico: Nicolas Copérnico en el siglo XVI de nuestra era, nos legó su teoría del heliocentrismo en su trabajo “De la revolución de los Cuerpos Celestes”, echando por tierra el sistema Geocéntrico de Ptolomeo y defendido por Aristóteles y Tomás de Aquino; de donde provino ese conocimiento si en esa época no había como experimentarlo por medio de los sentidos físicos a falta de aparatos especializados como el telescopio? O el caso de la Gravitación Universal de Newton? Por cuál sentido captó Isac Newton esa fuerza gravitacional de los astros?, qué decir de la curvatura espacial de Einstein o de los Agujeros Negros de Stephen Hawking? 

Si las percepciones dadas por la experiencia, que proporcionan un conocimiento son inicialmente canalizadas por los sentidos físicos, y de hecho esto es lo aceptado, de dónde procede el lenguaje matemático? De dónde vino la idea del átomo de Demócrito en un momento de la historia en que no habían los aparatos especiales para su captación? En un ambiente más del común de todas las personas; de donde proviene la diferencia conductual de los niños educados bajo los mismos parámetros de comportamiento de los padres? Y sus diferencias de aptitudes e ideas innatas? 

No hay una verdad con dos matices y sólo una consideración es cierta si es capaz de resolver todos los problemas con planteamientos lógicos al entendimiento humano. Existe una explicación a estos fenómenos por medio de las percepciones extrasensoriales, aunque algunos niegan la existencia de algún otro sentido en el hombre; pero cómo podremos reconocer su existencia si quizá no hemos desarrollado ese sentido? Y si alguien lo ha desarrollado por qué negarlo? El ojo de un perro no capta el color, y por eso, si el perro tuviese la condición de razonar, podrá decir que los colores no existen por que él no los ve?. 

Además del sentido extrasensorial de algunos, la doctrina espírita nos habla del fenómeno reencarnatorio, donde el cúmulo de experiencias ya adquiridas en la vivencias anteriores y almacenadas en el inconsciente, son algunas veces sacadas al consciente y manifestadas a través de las llamadas ideas innatas, de las tendencias, más allá de los factores ambientales y genéticos que influyen en el desarrollo de las personas, y cuando ese ser se encuentra aventajado por el tiempo vivido, acumulando experiencia tras experiencia, nacen en la humanidad como esos grandes genios que demuestran una capacidad sorprendente frente al común de las personas. 

Esto se entiende porque el momento de la creación de los individuos no se hizo al mismo tiempo, Dios está creando constantemente y si un individuo posee más conocimientos que otro, es debido al tiempo que lleva acumulando experiencias a través de las diferentes vidas y su aprovechamiento. No se trata de un acaso de la naturaleza, se trata de construcción individual; Dios da a cada uno las mismas capacidades, las mismas posibilidades de adquirir conocimientos a través de las experiencias, la diferencia está en la forma de su aprovechamiento y del tiempo expresión de cada uno. 

Hoy notamos la tendencia materialista frente a estos hechos con el surgimiento de las Neurociancias, y conceptos más fríos, no por ello dejan de ser fascinantes, realzan a la experiencia por medio de los sentidos físicos y sólo físicos a una posición casi inalcanzable, poniendo incluso al pensamiento como una especie de segregación hormonal. Veamos algo: 

En el libro de Ernesto Bozzano “Cerebro y Pensamiento” (*), demuestra con pruebas fehacientes los casos de individuos que conservan su inteligencia y sus procesos psicológicos normales a pesar de la destrucción parcial o total del cerebro. Bozzano reproduce en su libro un caso observado por el Doctor Geley y publicado en su obra “Del Inconsciente al Consciente”, diciendo que “Un joven, Luis B., jardinero de París, había sufrido la oblación de una parte considerable de su hemisferio cerebral izquierdo (Sustancia cortical, sustancia blanca, núcleos corticales) y, a pesar de ello, continuó intelectualmente normal, no obstante la privación de circunvoluciones consideradas como asiento de las funciones esenciales”. 

En otro aparte reproduce la experiencia del Doctor Robinson, expuesto por el Profesor Edmundo Pierre en la Academia de Ciencias de París: “Se trata de un individuo de 62 años de edad, y que a consecuencia de una ligera herida en la región occipital, presentó algunas perturbaciones visuales que llamaron la atención; sin embargo no se produjo ningún síntoma alarmante, ni parálisis ni convulsiones. Los demás sentidos permanecieron en estado normal...Al cabo de un año, el enfermo falleció bruscamente a causa de un ataque epileptiforme. Al hacerle la necropsia, el Dr. Robinson comprobó que el cerebro de este hombre tenía la forma de una cáscara muy delgada que, al cortarla, dejó brotar una enorme cantidad de pus...Cómo es posible que una destrucción tan completa del órgano cerebral no haya producido ningún síntoma grave y característico? Y qué se hace, ante un hecho de esta índole, la doctrina de las “localizaciones” que atribuye a las distintas zonas o regiones del cerebro funciones bien determinadas? El Dr. Robinson apoyándose en este caso singular y en los sabios estudios de los doctores Van Gehuten y Pedro Marie, llega a la conclusión de que esta teoría debe ser revisada. (Annales des sciences Psychiques, 1914, pag. 29)”. 

El profesor Ernesto Bozzano nos deja este comentario: “...por consiguiente, los casos de esta índole no son literalmente explicables por ninguna hipótesis fisiológica y arrastran a la vasta nada de las teoría erróneas, aquella que afirma que “el pensamiento es una función del cerebro”, y por necesidad nos vemos obligados a reemplazarla por la teoría opuesta, según la cuál el órgano cerebral está invadido y dirigido en sus funciones por algo cualitativamente distinto, donde reside la Consciencia Individual.. .”. o sea, el Espíritu. 

*. BOZZANO, Ernesto, Cerebro y Pensamiento y Otras Monografías


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      JESUS ,KARDEC Y NOSOTROS
Si Jesús se considerase tan puro,al punto de no tolerar el contacto con las debilidades humanas,si admitiese que todo debe ser exclusiva obra de Dios.si nos reconociese irremediablemente perdidos en la rebeldía y la delincuencia,si condicionase el desempeño de su apostolado al solo apoyo de los hombres mas cultos,si aguardase el poder del dinero o de las influencias políticas o si retrocediese frente al al sacrificio para el cumplimiento de su misión,con seguridad que no conoceríamos la luz del Evangelio que nos aclara el camino de nuestra emancipación espiritual.
Si Allan Kardec sobrestimase la elevada posición que ocupaba en el círculo de la aristocracia intelectual,colocando sus merecidos títulos y honra por encima de sus propias convicciones,si permaneciese a la expectativa de la adhesión de personalidades ilustres al mensaje de que fue portador,si esperase la ayuda financiera para lanzarse a la tarea,si evaluase sus dificultades de educador,con escaso tiempo para dedicar a otros compromisos que los de su magisterio,o si s detuviese frente a las calumnias e injurias que se le interpusieron en su camino,no tendríamos la codificación de la doctrina espiritista que complementa al evangelio y nos brinda el conocimiento de responsabilidad frente a la vida.
Reflexionando en Jesús y Kardec,quedamos sin comprender nuestra incompetencia cuando nos declaramos demasiado virtuosos,ocupados,instruídos,tímidos,incapaces o decepcionados paa atender nuestras obligaciones para con la Doctrina Espiritista.Tanto es asi que si ellos-el Maestro y el Apóstol-pasaron entre los hombres sufriendo dilaceraciones y ejemplificando el bien por amor a la verdad,mientras nosotros,conciencias endeudadas,eludimos el aprender y el servir en nuestro propio provecho,indiscutiblemente estaremos,sin percibirlo,bajo la hipnósis de una obsesión oculta que se manifiesta con sensatez por fuera y locura por dentro.
EMMANUEL
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                                          LA FELICIDAD
El concepto espírita de la felicidad no siempre concibe a los felices tal como lo hace el común de las gentes. 
Hay personas que se preocupan por ser felices tratando de procurarse el máximo bienestar, y caen en la desdicha provocada por el tedio. 
Hay seres que lidian por destacarse, considerando que ésta sería la manera de ser dichosos, pero cuando consiguen lo que anhelaban se confiesan desafortunados por sentirse incapaces para desempeñar la función que se les encomendó. 
Hay felices en las mesas abundantes que incuban enfermedades con los excesos gastronómicos a los que se aficionaron, y hay desdichados que padecen por la carencia de los más fundamental para la subsistencia, pero sacan provecho de las lecciones que la vida puso en sus caminos y conquistan los tesoros de los valores imperecederos. 
En todo lugar nos encontramos con los felices de la salud que, abusando de su fortaleza física, son sorprendidos por una desencarnación prematura; como también solemos hallar a los desdichados por la enfermedad que, por los cuidados que prestan a sus cuerpos, alcanzan a vivir una larga existencia. 
En todo lugar observamos contrastes que nos aleccionan.... Circunstancias felices generan muchas veces grandes tormentos en el futuro, por no haberse sabido emplear con criterio  tales momentos favorables que nos fueron concedidos. Aquí y allá surgen, innumerables veces, los felices- desdichados que se arrojan en los equívocos y los desdichados-felices que se elevan con las dificultades de las prueba. 
Socrates, considerado un desdichado, es el padre de la filosofía. 
Anitos, imaginando feliz, todavía hoy el mundo lo sigue recordando como un verdugo. 
Jesús, supuesto un desdichado, es el renovador de la Tierra. 
Barrabás, tenido`por feliz, hasta ahora los hombres lo siguen conceptuando como un malhechor.* 
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Apliquemos el entendimiento espirita en los acontencimientos cotidianos y verifiquemos que los felices y los desdichados no están calificados por la riqueza o la indigencia que los rodeó exteriormente. Son y serán siempre aquellos que, en cualquier circunstancia, construyen la felicidad o la desdicha de los demás, puesto que las leyes de la vida determinan que el hombre sea puesto a prueba por el hombre y especifican, además que la felicidad o la desdicha provocadas por alguien en los senderos ajenos, ellas vuelven, matemáticamente, hacia quien las ocasionó. 

Emmanuel 

Médium Francisco Cándido Xavier. 

Comentario .En Memorias del Padre Germán tenemos el relato de un espíritu, que una vez inclinado al bien, dice al Padre Germán, que bueno es ser bueno, ya sentía en su espíritu la dulzura del amor, que la luz nos guíe, para que dominando nuestras imperfecciones, seamos constructores de felicidad.Luz progreso y paz Marco Antuan.
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                  LA MATERIA
       
Del mismo modo que los fenómenos de incorporación nos inician en las leyes profundas de la psicología, la reconstitución de las formas de espíritus va a familiarizarnos con los estados menos conocidos de la materia. Al mostrarnos la acción que la voluntad puede ejercer sobre los imponderables, nos descubrirá los más íntimos secretos de la creación, o mejor aún, de la eterna renovación del Universo. 
Sabemos que el fluido universal o fluido cósmico etéreo representa el estado más simple de la materia; es tan grande su sutileza que escapa a todo análisis. Y no obstante, de este fluido proceden, mediante condensaciones graduales, todos los cuerpos sólidos y pesados que constituyen el fondo de la materia terrestre. Estos cuerpos no son tan densos ni tan compactos como a primera vista nos parece; son atravesados con la mayor facilidad por toda clase de fluidos, y aun los mismos espíritus los atraviesan sin dificultades. Éstos, por la concentración de su voluntad, ayudados por la fuerza psíquica, pueden disgregarlos, disociar sus elementos, volverlos al estado fluídico, trasladarlos y reconstituirlos luego en su primer estado. Así se explican los fenómenos de traslación de objetos materiales a través de obstáculos materiales también. Recorriendo estos grados sucesivos de rarefacción, vemos a la materia pasar del estado sólido al líquido, de éste al gaseoso y finalmente al fluídico. Los cuerpos más duros pueden de este modo volver al estado invisible y etéreo. En sentido inverso, también el fluido más sutil puede cambiarse, gradualmente, en un cuerpo opaco y tangible . La Naturaleza entera nos demuestra el encadenamiento de las transformaciones que conducen a la materia desde el estado etéreo más puro al más grosero estado físico. 
A medida que se verifica y se hace más sutil, la materia va adquiriendo propiedades nuevas, fuerzas de una intensidad creciente. Los explosivos, las radiaciones de ciertas substancias, la potencia de penetración de los rayos catódicos, la acción a grandes distancias de las ondas Hertz, nos dan de ello abundantisimos ejemplos, llevándonos a considerar el éter cósmico como medio en que la materia y la energía se confunden, constituyendo el gran foco de las actividades dinámicas, la parte de las fuerzas inagotables que la voluntad divina dirige y de donde surgen en ondas incesantes las armonías de la vida y el pensamiento eternales. 
¡Pues bien! y aquí la cuestión va a tomar una no esperada amplitud, la acción ejercida por la potencia creadora sobre el fluido universal para dar vida a sistemas de mundos, vamos a encontrarla en manifestaciones más modestas, aunque sometida a leyes idénticas, en la acción del espíritu reconstituyendo las formas pasajeras que han de establecer, a los ojos de los hombres, su existencia y su identidad. 
Las mismas nebulosas, agregados de materia cósmica condesada, germen de mundos, que nuestro telescopio nos muestra en el fondo de los espacios, van a aparecer también en la primera fase de las materializaciones de espíritus. Por este camino vemos cómo la experimentación espirita nos conduce a las más amplias consecuencias. La acción del espíritu sobre la materia puede hacernos comprender de qué modo se elaboran los astros y se desenvuelve la obra gigantesca del Cosmos. 

LEÓN DENIS 
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KARDEC, UN ESPÍRITU DE ESCUELA

Las reverencias que debemos a Kardec no están moldeadas en el fanatismo; al contrario, el respeto que tenemos estriba en el aprecio sincero, consideración y estima que se granjeó a lo largo de su existencia inmaculada, donde, según los historiadores y escritores serios, jamás se vislumbró falta alguna en su reputación, desde el nacimiento, en la famosa Lyón, hasta su deceso, en la celebrada París.
Fue un genio preparado desde la más temprana edad en todos los ramos del conocimiento, absorbiendo brillantemente los postulados de la pedagogía de Pestalozzi, base para el desempeño eficiente de los trabajos en la codificación del Espiritismo, una empresa ardua que le exigió trabajo interminable, paciencia, abnegación, coraje y perseverancia continua.

El Espiritismo no está personificado en ningún hombre. Es la obra de los Espíritus Superiores, cuya falange, dirigida por el Espíritu de Verdad, encontró en Allan Kardec su más abnegado misionero, el terreno en la Tierra para implementación de la nueva orden prometida por Jesús.

Aunque contó con el concurso de los médiums para la recepción de los mensajes, Kardec fue aquel que ordenó, de forma tal de facilitar el estudio de las verdades espirituales difundidas por el Espiritismo, transformando en Código las decenas de mensajes, que recibió de los amigos que lo invitaron a participar en las sesiones espiritas de París. Esto significa decir que Kardec no se prestó al mero papel de un "office boy" de los espíritus, llevando a la imprenta una obra lista para la publicación.

Kardec usó su talento para colocar en orden los mensajes recibidos, elaboró las preguntas cuyas respuestas encontraba en aquellas orientaciones superiores; las cuales rehacía pacientemente hasta que se ajustasen  al comando superior, en fin ..., no pudo ser para cualquiera la misión de codificar una Doctrina como el Espiritismo, lanzando el "Libro de los Espíritus", su obra básica, en apenas dos años (1855-1857), dominando todo su contenido con anticipación, justamente para poder, por el método de codificación, hacer que la obra de los Espíritus se fácil e inteligible para todos aquellos   que buscasen sus veneradas enseñanzas.

El buen sentido es una de las características más apreciadas en Allan Kardec. Siempre ponderado, dijo todo aquello que era necesario y nada de aquello que no debía decir, aunque lo supiese, dejándolo al tiempo o sugiriendo las informaciones adicionales que su madurez le indicaba recomendar.

Fue humilde, usó el seudónimo Allan Kardec para que no quedaran dudas de que el Espiritismo es realmente la obra de los Espíritus y no una concepción humana de Hyppolyte Léon Denizar Rivail, el profesor y hombre de ciencia respetado , honrado y competente, considerado por los amigos de París como el estudioso mejor preparado para el estudio de los fundamentos de esta doctrina que sacudió al mundo, derrotando el materialismo y probando, de forma ineludible e  insofismable: la inmortalidad del alma, la reencarnación, la comunicación de los Espíritus, la sublimidad de la Ley de Causas y Efectos, la inexorable obligatoriedad de transitar por las sendas del progreso, siempre en marcha ascensional y la necesidad de la práctica reiterada de la Ley del Amor y la Caridad, valioso pasaporte a la conquista de la felicidad que nunca se acaba.

En los tiempos actuales, más fuerte que nunca, se desarrolla el Espiritismo como un poderoso árbol cuyas raíces penetran en todas las capas de la sociedad.

No estamos ya en las épocas en que era suficiente la fe para asegurar la certidumbre de la vida futura.

El espíritu moderno necesita algo más que afirmaciones; Allan Kardec comprendió esto, de ahí que toda su enseñanza reposase  en la observación rigurosa de los hechos. El demostró que las relaciones  entre los hombres  y desencarnados constituyen la piedra angular de la filosofía científica del porvenir. En sus obras no hay especulaciones metafísicas vagas sino únicamente deducciones inmediatas y tangibles, al alcance de todas las inteligencias. El estudio de la vida  en lo indivisible se desarrolla con insuperable rigor. La responsabilidad de las acciones queda comprobada en todas las comunicaciones mediúmnicas. Se asiste al mañana de la muerte con todas las  consecuencias  que la vida terrenal origina, conforme el empleo que de ella se haya hecho en pro del bien o del mal.

Abarca la demostración de las leyes de amor y fraternidad, que no son vanas formulas sentimentales sino realidades efectivas.  Se concibe, entonces,  que la gran ley de la evolución, por la que deben todos los seres pasar, es una necesidad que se impone a la razón con tanto o más rigor cuanto la experiencia  lo comprueba.  Cuando exista una sociedad más equitativa cuando, lleguen estas verdades al corazón de los hombres, se abrirán las flores de su alma aun embrionaria.

La pureza de estas enseñanzas es una garantía de su segura autenticidad, basándose en la Justicia y Bondad de Dios, Kardec restableció la verdadera doctrina de Cristo, alterada por tantos siglos de interesadas interpretaciones.

Las voces de lo invisible, llaman a la Humanidad a sus destinos superiores, para que marche hacia un porvenir de concordia y amor.

Es necesario conocer a este Hombre, gran misionero, hombre sencillo, justo y bueno, que fue Allan Kardec. Hay que divulgar su hermosa labor, su incesante preocupación por llevar a buen termino  la obra que emprendió en medio de las emboscadas  que le tendió la envidia, de las perfidias  y odios levantados por la doctrina superior que el sembraba en el campo de las ideas.

Kardec contó con la gratitud  de todos aquellos a quienes proporcionó el medio de comunicarse con sus seres amados, siendo recompensado por la alegría que experimenta cuando conseguía disminuir el sufrimiento de los desheredados de este mundo, al abrir la puerta del ideal a los que sucumbían entre las garras del dolor y de la miseria.

Por eso Allan Kardec vivirá en el corazón de los pueblos cuando estos comprendan y practiquen la sublime doctrina de la que ha sido el apóstol fervoroso e infatigable propagador.

TRABAJO REALIZADO POR MERCHITA

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